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Análisis literario de la novela: Gringo viejo, de Carlos Fuentes (página 2)




Enviado por Carolina Daher



Partes: 1, 2

Cuando el gringo viejo se dirigía hacia la
búsqueda de su muerte
preguntó: ¿Por aquí se va a
Chihuahua
?, la respuesta nos sitúa inmediatamente en
el contexto espacio-temporal en que transcurren los hechos:
"– La lucha está duro por allí;
ése es el territorio de Pancho Villa".

Las primeras ideologías que escuchó
el gringo cuando preguntó por Villa fueron las voces de los
soldados diciendo: "- ¡Todos somos Villa!"; dando
a entender así que aquél hombre era la
figura andante de todos los sueños, aspiraciones,
creencias, dolores e intereses de los campesinos, del pueblo. Era
el abogado, el portavoz de los que no podían expresarse,
por eso declaran "-¡Todos somos Villa!".

Pero para unirse a las tropas de Villa
debían tener en claro de qué se trataba la revolución:

"No queremos más un mundo dominado por
los caciques, la sacristía, y las aristocracias
ridículas que aquí siempre hemos tenido".

Otros, sin embargo, no aceptaban unirse a las
tropas: "La inmensa mayoría de los soldados se
arrancaron en silencio las insignias federales y se formaron con
los villistas.

Pero los otros se resistieron [.]
tenían caras orgullosas o locas o de plano nomás
cansadas"; y eran castigados: "se alinearon contra el muro de
adobes y el viejo los vio allí, una colección de
humanidad".

La figura de Tomás Arroyo tampoco es la
excepción, también es fusilado al desobedecer las
órdenes de Villa, pretendiendo quedarse en la hacienda de
Los Miranda:

"- Pancho Villa detesta a cualquiera que
quiera regresarse a su casa. Eso él lo ve casi como
traición. Seguro que me he
expuesto al tomar la hacienda de los Miranda y quedarme
aquí".

Aún así, éste declara antes
de morir, que sus ideales están intactos: "Sin
embargo, alcanzó a gritar: – ¡Viva Villa!".

A medida que avancemos en este análisis, se detallará cómo
afecta la revolución a cada personaje.

La
identidad

De este tema tan complejo se desprenden otros
como la patria, los orígenes, la religión, la otredad,
etc. Se describe con énfasis cada aspecto que caracteriza
a la cultura
mexicana y a la americana (nos referiremos a los EE.UU. como
americanos por asociación con el nombre oficial de dicho
país, no por otra cosa).

Harriet Winslow representa a quienes se
atemorizan ante lo desconocido, incluso procura "civilizar", dada
su condición de maestra, a los campesinos del pueblo:

"Mírelos, lo que esta gente necesita
es educación,
no rifles. Una buena lavada seguida de unas cuantas lecciones
sobre cómo hacemos las cosas en los Estados Unidos, y
se acabó este desorden".

Los hombres y las mujeres de la tropa son gente
de escasos recursos
económicos, pero con convicciones, ideas de libertad, que
a su vez, suponen un precio muy
alto.

Éstos ven a la maestra como una mujer
inteligente, pero ignorante de la vida en medio de tanta muerte y
desolación; creen que los proyectos de "la
gringa" son imposibles de realizar:

"– Pobrecita – dijo una mujer- ,
es muy buena gente pero no sabe qué día es
mañana. Se sintieron apenados por ella y se rieron como
pajarillos juguetones".

 

El gringo, en cambio,
representa la experiencia de la vida y la guerra, viene
a México
buscando la muerte, sin
embargo, intenta comprender a sus "extraños vecinos", en
lugar de cambiarlos como lo desea su compatriota Winslow, se
coloca en el lugar del otro:

"- Usted no se va a quedar a educar a nadie.
De repente la educan a usted primero miss Winslow, y de una
manera poco agradable".

"-Ricos o pobres, los mexicanos siempre se
desquitan de nosotros. Nos odian. Somos los gringos. Sus enemigos
eternos".

La identidad
propia de cada personaje instituye la otredad; cuando el gringo
viejo cruza la frontera no
sólo atraviesa un límite territorial: "La frontera
secreta existe dentro de cada uno y ésta es la más
difícil de cruzar porque cada uno espera encontrarse
allí, solitario dentro de sí, y solo descubre,
más que nunca, que está en compañía
de los demás".

"Se sintió liberado al cruzar la
frontera, como si de verdad hubiera entrado a otro
mundo
".

Cuando chocan ambas culturas, es cuando realmente
cada uno de ellos comienza a conocerse a sí mismos
"Cada uno llevaba dentro su México y sus Estados
Unidos
", comienzan a recrearse, y eso lo dice hacia el
último capítulo, Harriet Winslow: "– He
estado
aquí. Esta tierra ya
nunca me dejará".

Con respecto a la idea "cada cual tiene dentro
sus fronteras secretas", surge al respecto en esta novela una escena
que podríamos llamar "fotográfica" y que
tendrá repercusión a lo largo de toda la obra y que
fusiona el concepto de
"identidad" con el de "tiempo".

Nos referimos a "la escena de los espejos":
"Los hombres y mujeres de la tropa de Arroyo se miraban a si
mismos. Paralizados por sus propias imágenes,
por el reflejo corpóreo de su ser, por la integridad de
sus cuerpos. Giraron lentamente, como para cerciorarse de que
ésta no era una ilusión más. Fueron
capturados por el laberinto de espejos".

Este sector de la casa de Los Miranda fue el
único que "sobrevivió", no sin una buena
razón, a la destrucción colérica por parte
del general Arroyo.

En el capítulo VIII encontramos la
razón por la cual Arroyo no quemó este
salón:

"miren lo que salvé para ustedes, el
salón, los lugares bonitos que antes sólo eran para
ellos, eso no lo toqué, quemé todo lo demás,
la imagen de la
servidumbre [.], los establos donde los caballos comían
mejor que nosotros[.] todo esto lo destruí en nombre de
ustedes, menos esto que será para ustedes si logramos
sobrevivir. Un salón de espejos".

El salón de espejos supone el lugar en el
que todos pueden verse no solo desde afuera, sino también
desde adentro, creando una atmósfera similar a la de un
sueño, donde el tiempo se detiene como un instante
eterno.

Al principio, Harriet Winslow rechaza su reflejo
y le dice a los niños
que tal salón representa la presunción, la vanidad,
el pecado. En esa
escena, Arroyo le pregunta:

"¿- Vio usted algo distinto de lo que
veía en Washington, o siempre la misma imagen
?".

Pero poco a poco la
personalidad de Harriet va cambiando, superándose y
completándose, de tal modo, que logra darse cuenta de que
en realidad estaba negando

Su reflejo porque la soledad y la tristeza la
hacían verse incompleta, vacía:

"Ella se sentó todas las
mañanas frente a un espejo en su pequeña alcoba de
la Calle Catorce y llegó un día en el que
admitió que su rostro estaba contando una historia que a ella no le
agradaba.

Sólo tenía treinta y un
años, pero su rostro en el espejo mientras lo dibujaba
suavemente con un dedo sobre el cristal, [.] parecía no
más viejo, sino más vacío, menos legible que
diez o incluso dos años antes: como la página de un
libro que
palidece cuando sus palabras lo abandonan".

"Ver algo diferente", es notar un cambio interno
¿Qué aprendió Harriet Winslow de
México y de su gente?

La escena fotográfica de la que hablamos
podría definirla el vals "Sobre las olas" que
bailan Harriet y Arroyo, los dos solos en el salón,
girando y girando, viéndose ambos reflejados en el
círculo de espejos, descubriendo cada uno su
existencia.

Un tema relacionado con la identidad es el
sentimiento de Soledad que experimentan los personajes. En primer
lugar, el gringo viejo que como hemos dicho se encuentra solo y
viene buscando la muerte, luego está Harriet Winslow, "la
gringa" que padece un drama existencial inacabable, siendo el
personaje que encarna este sentimiento. Por último
está el general Arroyo, al cual caracterizaremos luego ya
que el sentimiento de soledad de éste viene
acompañado por otros, conformando una "retroalimentación sentimental" que es
preciso abordar en detalle.

Como decíamos, el personaje que más
padece la soledad es Harriet; la frase que da comienzo a la
narración es referente a ella: "Ella se sienta sola y
recuerda";
esta frase se repetirá hasta el final de
la obra, alternando la última vocal en del primer verbo
(SIENTE / SIENTA) para dar cuenta de cómo puede ser
observada en la soledad, ya sea por un espectador (o interpretado
por el lector) – se sienta sola- o en cambio, cómo
está anímicamente en ese momento de la
narración – se siente sola-.

El motivo de la soledad de Harriet es,
principalmente el abandono de su padre, luego, la infidelidad de
su novio y, por último, "el amor a
medias" que le brinda Arroyo.

Sin embargo, esa soledad que experimenta es la
que le da fuerzas, la hace una mujer dura: "Se preguntaba a
veces: -¿Cuándo fui más feliz?.
Conocía la respuesta: cuando su adorado padre se fue y
ella se sintió responsable; ahora ella era
responsable".

Los hombres que conoció la han
decepcionado, como consuelo solo le queda su "nuevo padre", su
fiel amigo, el gringo viejo.

Otro tema relacionado con el de la identidad, es
el de los ORÍGENES y las tradiciones.

Se observa mayor descripción en lo referente a las
costumbres del pueblo mexicano:

"-¿Qué tienen los
tacos?

Testículos de toro y sangre. Las dos
cosas las vas a necesitar si entras al ejército
de

Pancho Villa

  • ¿Qué tiene el
    alcohol?

  • No te preocupes general indiano. El
    gusanito no está vivo. Nomás le alarga la vida
    al mezcalito".

Llama la atención, en el capítulo XIII, la
celebración religiosa del pueblo en la que participan los
indios: "Los danzantes indios del norte bailaban
monótonamente en frente de la capilla, sus tobillos
enlazados con cascabeles
"; de este modo se describe otro
aspecto que hace a la identidad de un pueblo: LA
RELIGIÓN.

Podemos analizar lo religioso desde dos
perspectivas: la americana y la mexicana, a pesar de que ambos
pueblos poseen la misma religión, el catolicismo, es tal
la diferencia entre los símbolos religiosos que pareciera tratarse
de dos religiones
antagónicas, opuestas.

"El Cristo muerto estaba en la jaula de
vidrio. El Rey de
Reyes desnudo, cubierto apenas por su capa de terciopelo rojo.
Continuaba sangrando después de muerto
".(Cristo
mexicano).

En el capítulo XIII, el gringo viejo hace
una interpretación de los símbolos
cristianos de sus prójimos y los compara con los que
comparte con su compatriota Harriet Winslow:

"El gringo viejo vio una complicidad
fría y no declarada en los ojos de miss Harriet cuando los
dos se reunieron en las religiones sin altar del
norte, donde Jesús el redentor vivía liberado para
siempre de la carne, de la escultura, de la pintura, un
espíritu impalpable volando en aras de la música: un Dios de
verdad que nunca podría sangrar, comer, fornicar, o
evacuar, no como el Cristo mexicano".
(Cristo
americano).

Y en el capítulo X hace una parodia de los
Diez Mandamientos, en parte relacionado con el dinero y la
muerte: ">> No adoréis más
imágenes que las que aparecen en las monedas de vuestro
país; no matéis, pues la muerte libera a tu enemigo
de su constante penar; no robéis, es más
fácil dejarse sobornar; honra a tu padre y a tu madre, a
ver si te heredan su fortuna<<".

Harriet Winslow, por su parte, también
hace una lectura de los
símbolos religiosos de este pueblo: "Un pueblo
prácticamente idólatra moviéndose de hinojos
hacia un Cristo sangriento envuelto en terciopelos y coronado de
espinas".

Este último punto tiene que con los
SENTIMIENTOS PATRIOS.

En esta obra no falta la alusión al
país, ya sea desde un punto de vista nostálgico o
de rechazo al lugar de origen: "-¿Y el país?
– se levantó ahora con enojo Harriet [.]
¿quería ella saber si él también
había asesinado el sentido del honor nacional, del deber
patriótico, de la lealtad a la bandera? Pues sí;
hasta eso, por eso le temió su familia,
él se rió de Dios, de la Patria, del Dinero, por
Dios".

También Harriet tiene presente el
sentimiento de vergüenza por la propia patria,
sabiéndola injusta al enfrentarse con los más
débiles: "[.] cargando sueño y mugre y muerte y
miedo desde que descendí en Veracruz, Cuba y
Veracruz, siempre los patios traseros de mi país, ocupado
por nuestro país porque nuestro destino es ser fuertes con
los débiles".

Es interesante observar cómo Estados
Unidos es caracterizado como el país déspota, que
exprime la sangre de los inocentes, mientras que México en
cambio es el pueblo débil pero valiente: "[.] diciendo
nos gusta pelear nos sentimos como muertos si no peleamos,
ojalá que esta revolución nunca se acabe y si se
acaba nos iremos a pelear en una nueva revolución, hasta
caernos muertos de puritito cansancio en nuestras
tumbas".

Se introduce, dentro de este tema, el concepto de
LOS DOS MUNDOS: "una tierra tan lejana y extraña como
los Estados Unidos, el otro mundo, el mundo que no es
México, el mundo distante y curioso, excéntrico y
marginal de los yanquis que no disfrutaban de la buena cocina o
de las revoluciones violentas o de las mujeres sujetas o las
iglesias hermosas y rompían todas las tradiciones nada
más porque sí
".

Las diferencias son evidentes, pero no
sólo se encuentran en personas de distintos países,
costumbres, religiones o clases
sociales; basta con observar las DIFERENCIAS DE GÉNERO
para darse cuenta.

La figura del HOMBRE, más bien del hombre
joven, -ya que el gringo viejo será analizado desde otra
perspectiva más compleja- está encarnada en el
personaje de Tomás Arroyo; simboliza el prototipo de
mexicano machista, rudo, ambicioso, insaciable en los asuntos de
la muerte (de cobrar muertes) y, por sobre todo, soberbio:
"Mi destino es mío".

Su corazón
está dividido, lo mueve la sed de venganza contra "los
Miranda", desea quedarse en la hacienda abandonada por
éstos; tomar posesión de ella. Pero, por otra
parte, desea servir a su país y a Villa; sabe que su deber
es marcharse: "[.] en el camino Arroyo se aisló como
una tortuga,[.] realmente buscaba el anhelo colectivo de moverse
con decisión de la hacienda arruinada a la próxima
meta, acercarse al grueso del ejército de Villa[.]. Pero
también deseaba, oscuramente, ensoñado, prolongar
la estancia en la hacienda donde nació y fue
criado".

En medio de esta dicotomía, se encuentra
con una mujer diferente a las que conoce: Harriet Winslow, "una
gringa alta –en comparación con el general-, treinta
y un años, de cabello castaño, teca como una mula y
poco realista": "- He recibido mi pago y permaneceré
aquí hasta que la familia
regrese y yo pueda instruir a los niños en la lengua inglesa
y merecer mi sueldo. So!".

Arroyo no tarda en encontrarle el punto
débil a Harriet. Su corazón compasivo y su
cariño hacia el gringo viejo, quien es como su padre
(mejor que su padre).

En el capítulo XV la descripción de
este personaje es lo bastante clara para reafirmar lo dicho sobre
el mismo: "El gringo viejo regresó caminando al carro
del ferrocarril y vio a Arroyo solo, riéndose y
contoneándose, con paso fanfarrón, por el
campamento polvoso, sin saber lo que su enemigo hacía o
decía. Pero el gringo imaginó y temió
que

el general se paseaba como un gallito para
dar a entender que la gringa era suya, se había desquitado
así de los chingados gringos".

No siente remordimientos ni culpa por sus actos
egoístas, deja fluir – como su apellido, Arroyo- los
impulsos del momento: "Esa fue la primera cosa que me dije
[…]

La segunda fue: Arroyo, si matas al gringo
viejo, nunca va a ser tuya la gringuita.

Entonces un diablito se me metió en la
cabeza y me dijo: Arroyo, puede que las dos razones sean la
misma. Ni tú ni el gringo quieren perder a esta linda
mujer.

Y los dos saben que ella nunca amaría
a un asesino".

Tampoco se conforma con la compañía
de una sola mujer, tiene a su disposición a "La
Garduña" y "La Luna", a quienes describiremos en otro
apartado.

La posible justificación de su
contradictoria personalidad
es el resentimiento hacia su padre, quien abusó de su
madre: "-Yo soy el hijo de la parranda, el hijo de la
desgracia y el azar, señorita. Nadie defendió a mi
madre. Era una muchachita. No estaba casada ni tenía quien
la defen-diera. Yo nací para defenderla. Mire, miss. Nadie
defendía a nadie aquí".

Como consecuencia de su condición de
bastardo, debió crecer solo, carente de afectos, de
educación (es totalmente analfabeto) y, si con eso no
bastara, debió soportar el rechazo de Los Miranda (su
padre y la esposa legítima de éste).

Las cualidades de Tomás Arroyo conforman
una mixtura tan compleja (odio, venganza, amor, celos,
compromiso con su patria, etc.) que hacen del mismo, el personaje
unificador de los sentimientos de su pueblo en el contexto de la
revolución.

También se mencionan otros personajes
masculinos como Inocencio Mansalvo y el coronel Frutos
García, que en realidad representan a un par de los tantos
hombres subordinados a Arroyo; si bien no desempañan roles
fundamentales en la narración, dan cuenta de las
características de los hombres campesinos de clase baja,
aliados incondicionales de su querido general y víctimas
de las familias de clase alta como éste: " Ellos
sufrieron como los indios; ellos también perdieron sus
pequeñas propiedades en beneficio de las haciendas
invasoras, las grandes propiedades pagadas desde el extranjero o
desde la ciudad de México, convirtiendo en
señorones de la noche a la mañana a los que
tenían el dinero para pagar las tierras en subasta cuando
las tierras dejaron de pertenecer a los curas".

Cuando caracterizamos al HOMBRE en "Gringo
viejo", habíamos dejado de lado al gringo, porque como
protagonista de la historia supone un análisis más
complejo, que puede orientarse hacia dos puntos de vista sobre el
mismo: como HOMBRE desde luego, pero también como
PADRE.

¿Por qué como padre?: El gringo
viejo trae consigo varias penas: sus hijos se han suicidado, su
mujer murió y su única hija lo abandonó.
¿Qué más podría hacer un hombre
viejo, solo y con culpa?¿De qué manera
podría reivindicarse y, al mismo tiempo, pagar el daño
que le ha hecho a su familia? Seguramente la muerte
acabaría con esos sentimientos de culpa y dolor, pero el
gringo no es capaz de suicidarse:

"- Yo no me mataré nunca a mí
mismo, porque así murió mi hijo y no quiero repetir
su dolor".

En cuanto a su hija, refiere: "– Mi
hija juró nunca volverme a ver [.]. – Me dijo que no me
perdonaría nunca su dolor mortal ante los cadáveres
de sus hermanos. Tú los mataste a los dos, me dijo, a los
dos".

La insistencia de Harriet al preguntarle al
gringo reiteradas veces: ¿Y la hija? no es
casual. Su padre la abandonó a ella y a su madre para irse
"con una negra a Cuba".

Si bien la relación entre Harriet y el
gringo satisface las necesidades de un padre para ella y una hija
para él, podemos observar una suerte de "INCESTO",
metafórico, desde luego.

¿Por qué incesto?, Harriet necesita
un padre heroico, digno, que la comprenda; el gringo desea
purificarse, redimirse ante su hija que es lo único que le
queda en el mundo, experimentar, en otras palabras, una "CATARSIS".

Pero paradójicamente, el gringo no
sólo ve a su hija en Harriet, sino también a su
mujer: "al verla, reconoció a muchísimas
muchachas comparables, que él había conocido en su
vida, incluyendo a su esposa cuando era joven, y a su hermosa
hija
".

Harriet, sin embargo, prioriza la necesidad de un
padre y procura hacérselo entender al gringo:

"Pensé mucho en ti anoche. Estuviste
muy vívida en mis pensamientos. Me sentí tan cerca
de ti como un.

-¿Como un padre? – esta vez lo
interrumpió ella, compensándose-.
¿Así de cerca? Dijo sin ninguna clase de
emoción".

Sin otra alternativa, el gringo se resigna al
amor de hija que le ofrece Harriet: "él supo que su
tiempo con esta muchacha había llegado y se había
ido, aunque ella todavía tuviera tiempo de anidarse en
brazos de él y quererlo como mujer o como hija, no
importaba, ya era demasiado tarde: vio la cara de Arroyo, el
cuerpo de Arroyo, la mano de Arroyo y se dio por vencido. Su hijo
y su hija.".
Ésta lo acompañará hasta
el final de su vida: "Harriet Winslow sólo le dijo al
cadáver del gringo viejo: -Te espera una tumba
vacía en el cementerio militar, papá".

 

A pesar de que ya no quería afectos en su
vida, el gringo encuentra en Arroyo un lazo con ciertas
contrariedades a lo largo de la historia. Como hijo, como
oponente y el más inesperado, como reflejo de sí
mismo (ya sea por el amor que sienten por Harriet, el parricidio,
o los enfrentamientos bélicos de las que
participaron):

"Lo raro es que entonces sintió, desde
el principio, que debía meterle rienda a otro sentimiento,
y éste era el de afecto paternal hacia Arroyo".

Pero Arroyo no ve al gringo como un padre; los
celos que el viejo le produce trazan una línea divisoria
entre ambos.

La valentía del hombre que sabe que va a
morir tarde o temprano, contrasta con la del general, quien solo
busca venganza. Arroyo no soporta ser menos que nadie, eso
él ya lo vivió y no permitiría que se
volviese a repetir la historia, su actitud
egoísta y posesiva lejos de engrandecerlo, lo minimiza
ante la figura heroica del gringo: "El gringo viejo vino
buscando la muerte, nada más. En cambio, lo que estaba
encontrando era la gloria y los frutos amargos de la gloria, que
se llaman la envidia".

La ENVIDIA es el tema clave dentro de esta
perspectiva – cómo ve Arroyo al gringo viejo-
retomemos el ejemplo del capítulo XV, el general juega con
los sentimientos de Harriet hacia "su padre", más
precisamente con la muerte de éste. Utiliza la figura del
padre de ambos para "chanta-jearla", para "tomarla cuando quiera"
como si ésta fuera un objeto.

Finalmente, Arroyo se cobra la vida del viejo,
pero no precisamente por Harriet, sino por algo aún
más preciado para él: "LOS PAPELES".

Como él los llamaba, los papeles, eran las
escrituras de la hacienda de Los Miranda, que éste
había tomado y que no sabía leer: "el hombre que
vino a que lo mataran, el viejo oficial de mapas de los
Voluntarios de Indiana que conocía el valor de los
papeles, los papeles que legitimaban la búsqueda del pobre
general Arroyo: riqueza y venganza y sensualidad y orgullo y
simple aceptación por parte de sus semejantes".

Pese a los gritos de Harriet, Arroyo no tuvo
piedad ante el hombre que quemó, con los papeles, parte de
la vida del general. Finalmente, con este acto encontramos uno de
los tantos PARALELISMOS entre el general mexicano y el gringo
viejo: ambos habían matado a su padre.

Teniendo en cuenta lo dicho, podemos deducir una
carga simbólica muy poderosa contenida en esos "papeles";
papeles al cabo, diría el gringo viejo.

 

Hasta ahora, hemos observado una serie de
dualismos en el análisis macroestructural de esta obra, y
el presente, no es la excepción. Tenemos dos temas
totalmente complementarios, como un matrimonio
indisoluble: LA TIERRA Y LA
PALABRA.

Casualmente, son los móviles del asesinato
del gringo viejo los que conforman la fusión
poderosa que el anciano escritor quería como punto final a
su vida.

Cuando nos referimos a la TIERRA, aludimos a la
posesión invaluable que tenía este pueblo: "Una
cosa era tener algo tomado, aunque no fuera nuestro, como la
familia Miranda tenía estas tierras ganaderas del norte,
[.] y otra cosa era ser realmente dueños de algo porque
trabajamos para obtenerlo
". Lo que garantizaba la
legitimidad de sus posesiones eran "los papeles": "-
¿Ves, general gringo? ¿Ves lo que está
escrito? ¿Ves la letra? ¿Ves ese hermoso sello
colorado? Estas tierras siempre fueron nuestras, de los escasos
labriegos que recibimos protección lo mismo que contra la
encomienda que contra los asaltos de indios tobosos. Hasta el rey
de España
lo dijo. Hasta él lo reconoció. Aquí
está. Escrito con su puño y letra. Ésta es
su firma. Yo guardo los papeles. Los papeles prueban que nadie
más tiene derecho a estas tierras".

Irónicamente, el general Arroyo no
sabía leer aquellos códigos en los que se
sustentaban él y su gente. Sin embargo, creía que
eso no era importante; el solo hecho de tenerlos era suficiente,
aunque él bien sabía que "los papeles" no
resumían la historia de aquellas tierras ni lo que les
había costado conseguirlas: "El general se pegó
repetidas veces con el dedo índice en la sien: todas las
historias están en mi cabeza, toda una biblioteca de
palabras; la historia de mi pueblo, mi aldea, nuestro dolor:
aquí en mi cabeza, viejo.¿Lo sabes
tú?".

Las voces de los campesinos se dirigen a Harriet
Winslow a fin de mostrarle cuánto debieron luchar por lo
que tienen y qué es lo que se proponen: "Le dijo el bravo
Inocencio Mansalvo: – No me gusta la tierra, señorita.
Le mentiría si le dijera esto. No quiero pasarme la vida
aga-chado. Quiero que se destruyan las haciendas y se deje libre
a los campesinos, para que puédamos ir a trabajar a donde
quiéramos, en la cuidad o en el norte, en su país,
señorita. Y si no, yo no me cansaré nunca de
pelear. Agachado así, nomás no: quiero que me miren
la cara".

La historia de este pueblo vale más de lo
que pueda decirse en "los papeles": "–el viejo-
Entendió, sin embargo, que Arroyo le estaba demostrando de
lejos << lo que traía en la cabeza en vez de un
alfabeto
>>".

Cuando nos referimos a las penas y dificultades
de éstos, estamos hablando de las injusticias que debieron
afrontar por parte de Los Miranda –propietarios de esas
tierras-:

" Se aburrían: los señoritos de
la hacienda solo venían aquí de vez en cuando, de
vacaciones.[.] salían galopando por los campos de labranza
humilde para espantar a los peones doblados sobre los humildes
cultivos chihuahuenses, de lechuguilla, y el trigo débil,
los frijoles, y los más canijos le pegaban con los
machetes planos en las espaldas a los hombres y se lazaban a las
mujeres[.]las madres de los jóvenes caballeros
fingían no oír los gritos de nuestras madres y los
padres de los jóvenes caballeros bebían
coñac en la biblioteca y decían son jóvenes,
es la edad de la parranda, más vale ahora que
después. Ya sentarán cabeza. Nosotros hicimos lo
mismo".

Por último, refiriéndonos
nuevamente a Tomás Arroyo se observa su ideología con respecto a la posesión
de la tierra: "no que no importaba poseer nada sino la
tierra, lo demás lo posee a uno y es malo pasarse la vida
pensando en lo que se tiene y temiendo perderlo en vez de
portarse como hombre y morir con honor y dignidad".

Cuando no hay posesiones, el general se resigna a
decir: "Al menos mi destino es mío".

Con respecto a la PALABRA, hemos dicho ya que los
documentos que
guardaba Tomás Arroyo suponen un importante simbolismo:
"Tomás Arroyo es hijo del silencio.

Su verdadera palabra son sus papeles que
él entiende mejor que nadie, aunque no los sepa
leer".

Observemos cómo describe el narrador la
escena en que el gringo destruye los papeles de Arroyo:

"cayó el gringo viejo y las palabras
se convirtieron en ceniza; cayó muerto el gringo viejo y
los compañeros hablaron porque ahora los papeles con su
historia ya no hablarían más por ellos[.]
cayó muerto el gringo viejo y las palabras quemadas se
fueron volando lejos de la hacienda".

En el capítulo XVII, el narrador define a
la palabra: "Ella quizá sabía que nada es visto
hasta que el escritor lo nombra. El lenguaje
permite ver. Sin la palabra todos somos ciegos".

La palabra les permitía ver a esta gente,
entre otras cosas, el PODER que
tenían sobre esas tierras.

Sin embargo, cuando hablamos del poder,
éste no siempre está legitimado como en el caso de
los papeles, un ejemplo de ello es el diálogo
entre Arroyo y Harriet Winslow:

 

"-¿Por qué no me llama general,
general Arroyo?

-¡Suélteme!

– Conteste, por favor.

– Porque usted no es general. Nadie lo
nombró. Estoy segura de que se nombró
solito"

"-¿Que quién me nombró
general? Te lo voy a decir. La desgracia me nombró
general."

El general confiaba en el PODER de sus papeles
porque eran válidos, según la LEY, pero
según sus actos demostraba apegarse a ésta
según su conveniencia: "- Usted sabe que es un crimen
asesinar a oficiales de tropa capturada – dijo el coronel".
Un ejemplo más concreto es el
del capítulo XI: "El general Arroyo dijo que el
ejército federal, cuyos oficiales habían estudiado
en la academia militar francesa, [.] donde ellos conocían
todas las reglas y los guerrilleros no.

  • Son como la señorita- dijo el
    joven mexicano, moreno, duro, casi barnizado-; ella quiere
    seguir las reglas; yo quiero hacerlas.

Por último, quien da un ejemplo de lo
LEGAL, a pesar de cometer actos injustos, es la figura de Pancho
Villa, quien fusila a Tomás Arroyo y, nuevamente, al
gringo viejo para hacer todo según la ley, como se lo
recordó un periodista refiriéndose al difunto
escritor:

"– Con todo respeto, general,
le recordamos que los cuerpos de los ciudadanos de los Estados
Unidos matados en México o en cualquier parte del mundo
tienen que ser regresados a solicitud de sus familiares para
recibir un entierro cristiano y decente.

-¿Eso dice la ley?-
gruñó Villa

-Exactamente, general

– Muéstreme dónde está
escrito.

– Muchas de las leyes no
están escritas, general Villa.

– ¿Una ley que no está escrita?
¿Entonces para qué demonios aprender a
leer?".

Con respecto al fusilamiento del gringo: "Se
escucharon los disparos y el gringo viejo cayó por segunda
vez en los brazos de su vieja amiga la muerte.

  • Ahora está legalmente fusilado de
    frente y de acuerdo con la ley- dijo Pancho Villa.

  • ¿Qué hacemos con el cuerpo,
    mi general? – preguntó el comandante del
    pelotón.

  • Lo vamos a mandar a que lo reclamen en
    los Estados Unidos. Diremos que murió en una batalla
    contra los federales, lo capturaron y lo fusilaron.

Como hemos observado, pareciera ser que esta obra
está compuesta (en su estructura
temática) por dualismos: PODER-LEY; TIERRA-PALABRA;
PADRE-HIJO/A; HOMBRE-MUJER, etc. Surge, sin embargo, en lo
referente a la figura de la mujer, una
suerte de "TRINIDAD".

Esta trinidad está compuesta por: Harriet
Winslow, La Garduña y La Luna.

Si bien hemos analizado a la primera
(descripción física y espiritual),
ya que es fundamental como figura de la MUJER, no es suficiente
ya que ésta da cuenta de una mujer extranjera, que no
conoce la violencia de
la guerra ni la historia del pueblo mexicano.

 

Para ello están las figuras de La
Garduña y La Luna; estas mujeres llaman la atención
del lector desde el primer momento por la rareza de sus nombres:
la garduña hace referencia a una especie de
mamífero parecido a la marta, que, como el personaje,
posee, entre otras características, unos dientes
filosos:

"La cara brutal y pintarrajeada de La
Garduña con sus dientecillos limados lloraba a su
lado
".

La Garduña es una prostituta al servicio de
Tomás Arroyo, quien la cobijó cuando ésta
perdió a su familia; la nueva condición que
adquirió esta mujer supone una ruptura de lo
canónico, que sería, en ese contexto
histórico-social: la sumisión y la devoción
religiosa principalmente.

Su aspecto es desagradable: "– No,
qué va- se rió La Garduña, una horrenda puta
de Durango que vino a unirse a la tropa siendo la única
profesional entre las soldaderas decentes que seguían a
las fuerzas de mi general Arroyo.[.] Hundió las narices en
un ramillete de rosas muertas que
siempre traía prendidas al pecho".

Las rosas muertas también tienen un
simbolismo: representan la decadencia de la vida, consecuencia de
los grandes pesares de esta mujer, como ella misma lo
refiere:

"-Mi padre era bien terco. Se plantó
de guardia en nuestra pobre tierra de temporal.

Vino la guardia blanca de la hacienda y
mató a mi papá y a mi mamá, que esperaba un
hermanito o hermanita, vaya a saber. Yo era chiquita y me pude
esconder debajo de una cazuela. Unos vecinos me mandaron a
Durango a vivir con mi tía soltera doña Josefa
Arreola [.]cuando pasó el primer destacamento
revolucionario y ella salió a la calle, alborotada,
miró a un muchacho joven y guapo pero con la muerte
escrita en los ojos [.] y ya no regresó más a su
casa, acompañando a ese muchacho que fue el padre de su
hija hasta que una bala lo mató en el encuentro en La
Asensión. Así dicen que se hizo puta".

Su pasado la hizo fuerte, en todo momento expresa
exactamente lo que siente, no se preocupa por aparentar, todo lo
contrario.

La cara pintada, sus carcajadas burlonas, sus
ademanes para llamar la atención de los hombres son las
características perfectas para el rol que cumple este
personaje, casi carnavalesco.

 

Sin embargo, La Garduña no ignora que al
igual que ella, otras personas han sufrido mucho en la vida; un
ejemplo de ello es su modo de entender al gringo viejo:

"–Trae un dolor en la mirada- dijo de
repente La Garduña, y ya lo respetó para
siempre".

 

Como todo ser humano, tiene sentimientos; el
más importante para ella es el amor hacia su
pequeña hija de la que se habla en el capítulo XX:
"sálvela miss, ya nosotras no sabemos qué
hacer, le vino esto de repente a la hijita de La Garduña,
dos años apenas, no se nos vaya a morir, se nos ahoga, le
agarró un aire,
mírele el color,[.] La
Garduña le besó las manos a Harriet: – ¡Dios
la bendiga, señorita!".

En este capítulo, Harriet Winslow salva la
vida de la niña en quien se ve reflejada.

La Garduña y su hijita le recordaban a
ella misma de niña y a su MADRE en la época en que
su padre estaba en campaña militar.

Esto da cuenta de la relación entre estas
mujeres, ya sea por compasión, reconocimiento o
proyección.

Por otra parte, encontramos a La Luna, de
apariencia joven, menor que Harriet y La Garduña.

Como lo habíamos referido, los nombres de
estas mujeres son extraños; La Luna como es sabido se
relaciona con el satélite natural de la Tierra, pero
también con la deidad femenina Selene o Afrodita; con lo
referente a la luz, la
armonía, quien contrasta con la figura grotesca de La
Garduña y con la personalidad altanera de Harriet. Es un
nombre, como los que hemos visto hasta ahora, CONNOTATIVO.

La Luna representa a la mujer de clase alta,
alfabetizada y delicada:

–Tú no eres campesina

Tomó las manos de la mujer y las
miró.

-No. Yo sé leer y escribir"

"El trabajo
desacostumbrado rasgó mi largo vestido negro, y
arañó las manos [.] Estaba sudando y el baño
de mis jugos despedía un olor que yo no sabía que
existía en mí, miss Winslow"

Pero también debió sufrir las
consecuencias de una vida monótona: "todos
éramos espectros desplazándonos por turnos,
desayuno, lecciones de lo que se llamaba economía doméstica, cocina,
repostería, oraciones, merienda, un poco de piano,
desvestirse en la oscuridad y a la cama: una vida de niña
[.] y yo que pronto comprobé mi esterilidad para darle
hijos era peor".

Como si con eso no bastara, debió soportar
los maltratos de su marido, quien la trataba como una
niña, debido a su corta edad: "Eres indecente –
me interrumpió-, dices cosas indecentes en la mesa, haces
cosas indecentes en la calle, te detienes a hablarte con hombres
desconocidos, hombres bajos, ¿cómo te atreves,
putilla ridícula?

Me derribó de un golpe y me dijo que
me mandaría castigada al sótano si volvía a
portarme mal".

Los malos tratos de su esposo, las restricciones
del pueblo, "el qué dirán" y el tema de la edad
perturbaban la identidad de esta joven, creándole
confusión: "¿cómo iba yo a distinguir el
verdadero origen de los rumores a través de
tantísimas capas de ser y no ser y rencor y desesperanza y
miedo de quedarme con nada sino mi niñez, miedo de no ser
jamás una mujer verdadera, miedo de morir, como dije,
reseca y humillada, consentida para nada, como una pera dejada a
pudrirse en un camposanto?".

Como producto de
ello, La Luna pensó en cambiar su vida afrontando los
riesgos que
esto implicaba. Mantener una relación con Doroteo Arango,
uno de los tantos hombres que le debía dinero a su cruel
marido (quien en realidad no era otro que Pancho Villa, solo que
ésta no lo sabía).

Pero frustrado su romance con "Arango-Villa" y
asesinado su marido, La Luna se acercó, por curiosidad, al
sótano con el que la amenazaba su marido (con encerrarla
allí); fue allí en donde conoció al fugitivo
Tomás Arroyo, salvándolo de los Federales:

"Arranqué los tablones con mis manos,
supe que debía liberar a quienquiera que disparó
esos balazos. Supe que debía abrir las puertas del
sótano y ver a los perros muertos
allí: sólo perros, nada más.

Y verlo al salir con los labios
limpios.

– Eran sólo perros. –
Éstas fueron sus primeras palabras, señorita, mi
amiga".

De este modo, La Luna se convirtió en la
primera mujer que tuvo Arroyo, en una de sus tantas amantes
luego; y, en la que lo acompañó a éste
– así como Harriet acompañó al gringo-
hasta el último momento de su vida:

"- ¿A dónde vas a enterrar a mi
general Arroyo? – le preguntó Inocencio Mansalvo a
la mujer con la cara de luna.

Ella contestó sin lágrimas que
lo iba a enterrar en el desierto, donde nadie supiera nunca
más de él."

Encontramos, de este modo, un paralelismo entre
el accionar de La Luna y Harriet, notando una ves mas la
semejanza entre estas mujeres de orígenes opuestos.

Concluido el análisis macroestructural de
esta obra, debemos establecer otra perspectiva de
análisis: LA ENUNCIACIÓN DEL DISCURSO;
teniendo en cuenta como elementos principales la
MODALIZACIÓN del enunciado, el uso de los TIEMPOS
VERBALES, DEÍCTICOS, SUBJETIVEMAS, y los elementos que
hacen a un TEXTO
LITERARIO: PLURIVOCIDAD, INTERTEXTUALIDAD, AUTORREFERENCIA,
CONNOTACIÓN, POLISEMIA, etc.

Y, por último, la estructura de la obra,
estableciendo el TIEMPO DE LA ENUNCIACIÓN.

La
enunciación en Gringo Viejo

"Gringo Viejo" está compuesta por veinte y
tres capítulos. Es, estructuralmente, una novela CIRCULAR,
comienza y termina con la misma frase: "Ella se sienta sola y
recuerda".

En el capítulo II se narra el desentierro
del gringo, siendo que éste es asesinado hacia el final de
la obra. Es en el capítulo II en donde puede situarse el
inicio de la historia de modo lineal.

Sin embargo, ya sea por estilísticas, en
el capítulo VII se interrumpe la linealidad

De la historia y vuelve a retomarse en el
capítulo VIII hasta el final de la misma.

Con respecto a la MODALIZACIÓN DEL
ENUNCIADO, debemos considerar el punto de vista del NARRADOR para
dar lugar al análisis del discurso.

El narrador es, en este caso, OMNISCIENTE; conoce
todo acerca de los personajes, el espacio y el tiempo en que
transcurren los hechos. Reproduce las VOCES de los personajes
– ya que estamos en presencia de un texto
PLURÍVOCO-, pero también describe minuciosamente
las escenas. Ambas voces – la del narrador y la de los
personajes- se alternan constantemente, dando cuenta del estilo
narrativo.

El narrador, en sus descripciones, es muy
versátil; es decir, puede describir las secuencias de un
modo sutil o poético – "el gringo viejo al que
él les pidió respetar estaba muerto bajo el arco
iris desparramado sobre el crepúsculo después de la
lluvia
"- o, de un modo grotesco o vulgar – "se
rió La Garduña, una horrenda puta de Durango"
ó "nunca han de regresar, gritó La Garduña
meneando las tetas muy oronda con su ramillete de flores
muertas".

El léxico empleado es, por lo tanto, muy
variado, ateniéndose al lenguaje
poético o, si los personajes TOMAN LA PALABRA, formal,
vulgar o marginal:

"chingada seas gringa y chingada sea La Luna
y chingadas sean todas las viejas que no se parecen a mi
madre"
o "-Usted dedíquese a cuidar a las
muchachas pa que no les suceda nada".

En términos morfológicos,
observamos una ruptura de la ISOTOPÍA ESTILÍSTICA
es el uso del tipo de letra bastardilla: "tú no lo
sabes pero yo voy a ser dueña de todo el tiempo que
gané aquí.".

En términos fonéticos, tenemos la
variable de la letra "a" por "e" en la frase "ella se sienta
–o siente- sola y recuerda".

Por otra parte, para analizar la
modelización del enunciado, debemos tener en cuenta
también, el uso de los TIEMPOS VERBALES como
deícticos, indicadores
del tiempo de la enunciación.

El tiempo base que opera a lo largo de la obra es
el pretérito perfecto simple: "Las palas pegaron contra
las maderas y los soldados se detuvieron un instante"(MUNDO
NARRADO); el uso del futuro simple para las prospecciones: "La
niña va a vivir porque la tomé de los pies y le
azoté las nalgas"(MUNDO COMENTADO); y el pretérito
pluscuamperfecto para las retrospecciones(MUNDO NARRADO), lo cual
no significa que sean los únicos, sino los
predominantes.

Otros DEÍCTICOS que se observan son los
adverbios temporales: "Eso después. Pero hoy mismo el
general se encontraría con la gente";
espaciales:
"-¿Por aquí se va a Chihuahua?";
"–La lucha está dura por allí; ése
es territorio de Pancho Villa"; "Allí estaban los
cadáveres de Tomás Arroyo y del gringo viejo";

los pronombres demostrativos: "Allí estaba ella" "Este
hombre vino a morirse – dijo Mansalvo;
los apelativos:
"-Ayúdeme-murmuró"; "-Oye gringo idiota,
¿no oíste la orden? ¡Regresa aquí,
viejo idiota!
; y los subjetivemas: "el Mansalvo ese era
un león en el combate",

"Y sin embargo allí estaba ella, sin
duda terca como una mula y poco realista" "ella alta y esbelta,
él bajo para ser hombre pero musculoso, compensando en
fuerza viril
lo que la gringa le quitaba en altura", "era un hombre flaco [.]
Tenía una hermosa barba partida también".

Por otra parte, debemos entender esta obra como
un texto FICCIONAL, es verosímil, es decir que es posible
de ser verdadera en el mundo creado, en el que se mueve la
acción.
La relación entre el texto y el lector es el conocido
PACTO FICCIONAL, en el que el receptor recibe a éste como
no real.

 

Es un texto CONNOTATIVO, ya que alberga infinitas
interpretaciones, sugerencias que vienen dadas, como lo hemos
visto, por los planos del lenguaje (fónico,
gráfico, etc.) y por lo semántico, ya sea el
sentido de una frase como el de un capítulo entero (o
incluso la obra completa) puesto que la connotación
interviene en todo en ámbito del texto, ya que es
imprescindible para agregar el PLUS de SIGNIFI-CACIÓN a lo
dicho.

Es un texto AUTORREFERENCIAL, es decir, se cita a
sí mismo para recuperar partes ya referidas, pero
también para ampliar su significación, un claro
ejemplo de ello es la relación entre el capítulo XV
de esta obra con el capítulo XIX.

En este último, se retoma una historia que
había quedado inconclusa en los capítulos
anteriores (en donde La Luna contaba cómo salvó al
general Arroyo): Se narran las circunstancias en que se
encontraba un personaje, La Luna, cuando conoció al
general Arroyo.

También se cita constantemente la ya
mencionada frase "Ella se sienta sola y recuerda" o
"El gringo viejo vino a México a morirse".

Con respecto a la PLURIVOCIDAD, como hemos dicho,
el capítulo VII interrumpe la linealidad de la historia,
es en este mismo en donde se observa mayor alternancia de VOCES
que TOMAN LA PALABRA:

"-¿Qué hace ella
ahora?

  • Ahora se sienta sola y recuerda

  • No. Ahora ella duerme.

  • Ella sueña y ya no tiene
    edad.

  • Ella cree cuando sueña que su
    sueño será su destino."

Algo similar ocurre en el capítulo
XII:

"- ¿Tuvo usted dificultades al
desembarcar, señorita Winslow?

  • ¿Fueron muy fisgonas las
    autoridades de ocupación, señorita
    Winslow?

  • ¿Le preguntaron sin muchas
    cortesías a dónde iba usted y cuál era
    el motivo de su viaje, señorita Winslow?"

El narrador utiliza el DISCURSO REFERIDO para
introducir otros enunciados dentro del mismo.

Se emplea el estilo directo:

"-¿Qué quieres decir?
–preguntó ella, sorprendida una vez más por
este hombre cuyas palabras eran su sorpresa.

-¿Por qué regresaste
aquí? – dijo ella tratando de ser
comprensiva."

El estilo indirecto:

"Él dijo que durante treinta
años había estado detenido sin moverse mirando la
hacienda"; "Villa no miró a Arroyo, pero dijo que no
quería andar cargando cadáveres de
gringos"

Y, con menor frecuencia, el estilo indirecto
libre, es decir aquella CONTAMINACIÓN DE VOCES dentro de la misma
secuencia discursiva:

"(Ahora ella se está sola y recuerda:
Así no es la vida como yo la entiendo. Ah, ¿ahora
ella entendía la vida al fin, después de ser amada
por él?)"

"Pegó duro con el puño sobre el
arzón y sintió y sintió el movimiento de
su imaginación literaria venciéndolo de nuevo,
nerviosamente subiendo en cosquillas desde sus estribos a lo
largo de las piernas largas y flacas, hasta el nudo de las
emociones en
el centro solar del pecho.¿Estaba aquí para morir o
para escribir una novela sobre un general mexicano y un gringo
viejo y una maestra de escuela de
Washington perdida en los desiertos del norte de
México?".

Si estamos en presencia de un texto
plurívoco, estamos también en presencia de un texto
polisémico, que, como hemos mencionado, supone diversas
lecturas, interpretaciones.

Estas diversas maneras de recibir una misma obra
provienen de una de las características del discurso
literario, la de ser un TEXTO ABIERTO.

Otra de las características del texto
literario es la INTERTEX-TUALIDAD, en donde se introducen, en el
presente texto, rasgos de otros discursos que,
como la connotación propiamente dicha, agrega un plus
extra de significación al enunciado.

Encontramos, en esta obra, varias formas de
intertextualidad, una de ella es, en el capítulo X, la
PARODIA de Los Diez Mandamientos, en la cual, desde luego, la
obra aludida es "La Biblia" y, por otra parte (podría ser
desde el ESTILO narrativo), "El Diccionario
del diablo", ya que posee el sarcasmo de la obra del escritor
Ambroise Beirce, a quien representa el Gringo viejo:

"No adoréis más imágenes
que las que aparecen en las monedas de vuestro país; no
matéis, pues la muerte libera a tu enemigo de su constante
penar; no robéis, es más fácil dejarse
sobornar; honra a tu padre y a tu madre, a ver si te heredan su
fortuna".

También se menciona esta última
obra en reiteradas ocasiones:

"-No las lea – dijo el viejo,
limpiándose el bigote del sabor pungente del
tequila-.

Son obras muy amargas, diccionarios
del diablo."

Por otro lado, se alude a la obra de Cervantes: "El
Quijote", el cual el gringo quería leer antes de
morir.

También se mencionan fragmentos de
la carta que
A. Beirce dejó a sus amigos antes de marcharse a
México: "Ser un gringo en México. Eso es
eutanasia".

La descripción del espacio
geográfico y el momento histórico también
dan cuenta de la intertextualidad; se mencionan ciudades
-Chihuahua, Washington DC-, países –México,
EE.UU., Cuba- y personajes históricos reales como Pancho
Villa, el presidente Díaz, Carranza, el director de la
cadena periodística: Hearst y, desde luego, Ambroise
Beirce, el escritor.

También se mencionan acontecimientos
históricos como la Revolución
mexicana y la Guerra de Secesión – de la que
participó, en la vida real, Beirce-.

Un último aspecto que hemos encontrado a
modo de homenaje o recordatorio, y, que por otra parte
podríamos encuadrar en el plano de lo intertextual, es el
tema del FUEGO.

Aunque parezca superfluo, el fuego ha
representado, en esta obra, el elemento destructor de lo vital
para los personajes de esta historia (la destrucción, por
el fuego,

De la hacienda de Los Miranda, así como
los papeles que legitimaban la propiedad de
las tierras), lo cual podría relacionarse con la suerte
que corrieron los indios cuando los conquistadores quemaban sus
libros
–que como los papeles de Arroyo, representaban, en forma
escrita, la historia del pueblo- o sus casas – en este
caso, es el general Arroyo quien quema la hacienda de los
patrones, pero los fines siguen siendo los mismo: la
destrucción.

Dicha comparación no es tomada al azar,
puesto que en la narración, como hemos visto, se tiene en
cuenta la figura del indio como parte de la comunidad, del
pueblo:

"cuando enterramos a Graciano, todos nuestros
antepasados se llegaron a la reunión, los apaches y los
tobosos y los laguneros errantes que cazaron y mataron en la
tierra cuando la tierra no era de nadie".

Este paralelismo entre los símbolos
mencionados se observa en pocos fragmentos, sin embargo, no
podíamos obviarlos.

Concluidos los análisis, presentamos a
continuación una reseña sobre la vida y obra del
autor, junto con la corriente literaria a la que pertenece para
terminar de comprender algunos conceptos.

Carlos Fuentes:
Vida

Monografias.com

Nace el 11 de noviembre de 1928 en Panamá
en donde su padre comenzaba su carrera diplomática como
representante de México.En los años treinta su
padre fue asignado como embajador de México en Washington
D.C. creciendo en medio del vibrante mundo americano de esa
década. Ahí, al lado de su padre, estudió la
Historia y Geografía de
México. En su imaginación fabricaría un
México similar a la tierra de Oz. Al menos así
parecía a la vista de un joven mexicano, hijo de un
diplomático y viviendo en un hotel de lujo en la 16th street de Washington
con una vista majestuosa del Meridian Hill Park. En aquella
época Fuentes encontró en la lectura de
Mark Tawin, en las imágenes de las películas y los
diarios la capacidad de mezclar ilusiones con un corazón
que latía verdad, autocelebración de triunfos. En
su escuela, una escuela
pública, se reflejaban estas realidades en las que
había que creer. Creyó entonces en una democracia que
se iniciaba en su salón de clases, mundo en el cual, por
supuesto, él participaba con una parte
democráticamente importante. "En E.U.A. es importante, a
cualquier edad y en cualquier ocupación, el ser "popular".
No he conocido otra sociedad en la
que la disciplina
mantenga una alta estima. Yo era popular. Yo era "normal".
Pasarían varios años para que Fuentes lograra
descubrir la realidad de la tierra mexicana. Mientras tanto
vivió en Chile y Buenos Aires en
donde tuvo un acercamiento importante con grandes personalidades
de la esfera cultural, como Pablo Neruda y
David Alfaro Siqueiros entre otros.

Llega a México a la edad de 16 años
donde estudió la Preparatoria. Se inició en el
periodismo
como colaborador de la revista "Hoy"
y obtuvo el primer lugar del concurso literario del Colegio
Francés Morelos. Posteriormente obtiene el titulo de
Licenciado en Derecho por la UNAM. En 1950
viaja a Europa y realiza
estudios de Derecho
Internacional en la Universidad de
Ginebra. Aquí logró complementar su perspectiva
literaria: La épica moderna había sido la
épica de la primera persona del
singular, del Yo de San
Agustín a Abelard, a Dante, Rosseau, Stendhal, Proust,
Joyce. A su regreso a México, Fuentes descubría en
sí mismo que su verdadero bautismo se lograba en la idea
de que no importaba a dónde fuera, el español
debía ser la lengua de su obra y Latinoamérica la cultura de su lengua. Para
entonces Octavio Paz
había escrito dos libros que daban un nuevo perfil a la
literatura
mexicana: "Libertad bajo palabra" y "El laberinto de la Soledad"
obras que influyeron notablemente las perspectivas de Fuentes. De
su amistad con Paz
aprendió que no existían culturas, razas, ni
políticas privilegiadas; que nada
debía apartarse de la literatura porque nuestro tiempo
vivía el momento de las mortales reducciones. Para la
generación de Fuentes, el problema no consistía en
descubrir la modernidad de
México sino su tradición. El pasado se encontraba
brutalmente dañado por la enseñanza petrificada que se
impartía en las escuelas secundarias; predominaban formas
grotescas de nacionalismo.
Un maestro marxista le dijo en una ocasión que leer a
Kafka era antinacionalista; un crítico fascista le dijo lo
mismo y un autor mexicano que daba una pomposa lectura en
Bellas Artes
juzgaba a los lectores de Proust como prostituidos. En 1959
publica sus primeros cuentos
titulados "Los días enmascarados", reunidos en la
Colección Los Presentes. Al lado de Emmanuel Carballo
dirige la "Revista Mexicana de Literatura", y "El Espectador" con
Víctor González Olea y Enrique González
Pedrero. El México de los años cuarenta y cincuenta
que Carlos Fuentes describió en "La región
más transparente", es un México imaginario, tal
como escribiera sobre el México de los años ochenta
y noventa en "Cristóbal Nonato". Pensaba que el Londres de
Dickens y el París de Balzac no podían haberse
conocido si ellos no los hubieran primero imaginado. Su obra
recibe en este momento una importante influencia: el pensamiento y
la obra de Balzac. Durante los años sesenta vivió
en París, Venecia, Londres y México. En 1962
escribe "Aura" novela en la que nunca quiso resolver un enigma.
Lo importante era reconocer que ahí existía un
enigma. En los setenta estuvo en el Instituto Woodrow Willson de
Washington. Fue embajador de México en Francia
(1972-1978) cargo al que renuncia en el momento en el que Gustavo
Díaz Ordaz es nombrado embajador de México en
España. El Ex-Presidente era el asesino del movimiento
estudiantil del 68 en Tlatelolco. En 1984 recibe el Premio
Nacional de Ciencias y en
1987 se le otorga el Premio Cervantes.

Obras de Carlos
Fuentes

– Los días enmascarados (1954) – La
región más transparente (1958) – Las buenas
conciencias (1959) – Aura (1962)- La muerte de Artemio Cruz
(1962) – Cantar de ciegos (1964) – Zona Sagrada (1967)- Cambio de
piel (1967)-
Cumpleaños (1969) – La nueva novela hispanoamericana
(1969)- El mundo de José Luis Cuevas (1969) – Todos los
gatos son pardos (1970)- El tuerto es rey (1970)- Casa con dos
puertas (1970)- Tiempo mexicano (1971)- Los reinos originario
teatro
hispano-mexicano (1971) – Cuerpos y ofrendas
(1972) – Terra Nostra (1975) – Cervantes o la crítica
de la lectura (1976)- La cabeza de la hidra (1978) – Una familia
lejana (1980) – Agua quemada
(1981) – Orquídeas a la luz de la luna (1982)- Gringo
Viejo (1985) – Cristóbal Nonato (1987)

– Constancia y otras novelas para
vírgenes (1990) – Valiente mundo nuevo (1990) -La
campaña (1990) -Ceremonias del alba (1990)
-El espejo enterrado (1992) -El naranjo o los círculos del
tiempo (1993) -Diana o la Cazadora Solitaria (1996)

El Boom
Hispanoamericano

Concepto

Difusión exitosa y simultánea de un reducido
grupo de
escritores, en los años sesenta del siglo XX, que no
configuraron ningún grupo, tendencia o escuela
artística, y cuya única seña de identidad en
común era el uso de la lengua española y el hecho
no ser nativos de España sino de diversos países
del bloque hispanoamericano.

La mayoría de los especialistas suele situar el inicio
de este fenómeno centrado en el género
novelístico, con obras que estuvieron no sólo un
gran reconocimiento crítico sino también un elevado
número de lectores en junio de 1963, con la
publicación de la mítica y revolucionaria rayuela,
del argentino J. Cortázar, que fue contemporánea de
los primeros títulos significativos del peruano M. Vargas
Llosa (La ciudad de los perros, 1963; La casa verde, 1966), del
mexicano C. Fuentes( la muerte de Artemio Cruz, 1962; cambio de
piel, 1967) y sobre todo el colombiano G. García
Márquez, cuya novela Cien Años
de Soledad ( 1967), consolidó el boom hasta el punto
de convertirse en la obra más famosa, vendida y traducida
de la lengua española, entre todas las posteriores del
quijote.

Estos cuatro autores constituyeron el indiscutible grupo
protagónico del acontecimiento editorial que se comenta, y
que tuvo como principal virtud la de ayudar a difundir y apreciar
en el ámbito internacional el hombre y la obra de otros
autores hispanoamericanos que les habían precedido o que
eran sus contemporáneos, e incluso de muchos otros que
surgieron en los años inmediatamente posteriores, hasta
finales de la década de los sesenta; fecha en la que puede
situarse el final de este periodo expansivo de las literaturas
hispánicas transatlánticas, en una Europa y unos
Estados Unidos hasta entonces más bien indiferentes ante
ellas.

En el primer grupo configurado por autores de la obra ya
consolidada que el boom ayudó a poner en
circulación a partir de la segunda mitad de los
años sesenta, cabe mencionar a los argentinos J. L.
Borges, E
.Sábato,
A. Bioy Casares; y M. Mujica Láinez, al uruguayo J. C.
Onetti, al chileno J. Donoso, al peruano J. R. Ribeyro, al
colombiano A. Mutis, al venezolano A. Uslar Pietri, al paraguayo
A. R. Bastos; a los cubanos Infante, al guatemalteco M. A.
Austrias y a los mexicanos J. Rulfo y J. J. Arreola.

Origen

Muchos dicen que surge como una caricaturización de la
realidad. Pero otros afirman que el escritor busca manifestar su
punto de vista de la realidad. También se dice que
surgió por la misma necesidad de los escritores de mostrar
algo innovador, algo que rompiera con todas las facetas, algo que
le dejara crear su propio estilo, algo que le permitiera liberar
y dar rienda suelta a su imaginación, alguna cosa que
invitara a los lectores a retomar el gusto por la literatura.

Al hablar del boom nos referimos a un grupo de narradores que
se da a conocer con una proyección internacional a partir
de la publicación de sus obras en España, donde se
instalaron, huyendo de los regímenes autoritarios.

Características

Realismo
mágico

Los maravillados escritos de los Cronistas de
Indias y su sentido de estar en otro mundo conquistando tierras
que sólo en su fantasía poblada de libros de
caballerías podían hallar paralelo se
convirtió de hecho en los pueblos hispanoamericanos en una
señal de identidad cultural de la que derivó una
nueva corriente estética como el Realismo
Mágico o, según concibe Alejo
Carpentier, lo Real Maravilloso.

La narrativa describe cosas irreales como si
fueran reales y cotidianas y las cosas cotidianas como si fuesen
irreales; se renueva el lenguaje y las técnicas
narrativas y las historias, que pueden estar basadas en sucesos
de la vida real, incorporan elementos extraños,
fantásticos o legendarios, pueblos mitificados, espacios y
lugares fruto de la especulación y personajes que, como
pueden existir, también pueden ser irreales o fruto
híbrido y mestizo entre lo verdadero, lo imaginario y lo
inexistente, que hace difícil separarlos.

Al comparar una novela que fue escrita antes del periodo del
boom, con otra que fue hecha durante esta transición
literaria, se repara en que la historia que fue escrita antes del
Boom Latinoamericano nos muestra una
realidad plana y sombría, una realidad normal y verdadera,
una realidad existente, mientras que la novela escrita
después del Boom Latinoamericano muestra muchas facetas de
un mismo lugar, de un mismo personaje o del tiempo que recrean la
realidad, es decir, se rompe todas las barreras entre lo
fantástico y lo habitual y convierte esta mezcla en una
nueva realidad, que es perfecta para poder dejar que su
inspiración fluya, circule y deje salir las mejores
ideas.

Muchas novelas que corresponden a la época del Boom
latinoamericano, no tienen orden cronológico de los
sucesos que ocurren en él, por ejemplo, normalmente una
novela comenzaría en aquel momento en que los
protagonistas se conocen, y terminaría cuando
después de muchos problemas y
ajetreos, se casan; en este tipo de novelas no, puede empezar
cuando contrajeron matrimonio y terminar, cuando la novia,
después de enterarse de la infidelidad de su prometido con
su mejor amiga, intenta suicidarse y él la salva, con lo
cual ella quedó nuevamente enamorada de él y
acondicionan todo para el día de su matrimonio.

Bibliografía

  • Gringo Viejo, Carlos Fuentes, editorial Seix
    Barral.

  • Apuntes de cátedra: capítulo 3:
    El texto literario; capítulo 4: La narrativa, Entre
    libros y lectores.

  • Apuntes de cátedra: Nociones
    básicas y herramientas para el análisis del
    discurso, A. Atorresi.

  • Apuntes de cátedra: La
    enunciación del discurso.

  • Internet Explored: Boom latinoamericano, La
    coctelera.

  • Internet Explored: La Revolución
    mexicana, Wikipedia, la enciclopedia libre.

  • Internet Explored: La Guerra de
    Secesión, Wikipedia, la enciclopedia libre.

  • Internet Explored: Biografías Premios
    Cervantes, Portal-local.com.

 

 

 

 

Autor:

Carolina Daher

2009

INSTITUTO SUPERIOR DE FORMACIÓN
DOCENTE Nº 174: ROSARIO VERA PEÑALOZA

Partes: 1, 2
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