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Atención, atención (página 2)




Enviado por Loly



Partes: 1, 2

  • Organización estructural.
    Los estímulos que se presentan deben estar organizados
    y jerarquizados, de manera que posibiliten recibir
    correctamente la información

Determinantes internos

Los determinantes internos o propios de la
persona, son
los que dependen del individuo, son
propios de él y condicionan aún más, no
sólo la capacidad y desarrollo de
la atención, sino también su
rendimiento.

  • Estado orgánico ó
    Estadiorgánico
    . Este factor se relaciona con las
    pulsiones que experimenta el individuo al momento de recibir
    la estimulación. (p.e. si una persona se encuentra
    sedienta, es seguro que le atraerán más
    intensamente los estímulos relacionados con la
    satisfacción de su necesidad.)

  • Intereses. Esto se refiere a
    aquello que atrae la atención en función de los
    intereses que se tengan. (Por ejemplo,. un aficionado al
    alpinismo se sentirá fuertemente atraído por
    una vista de montañas nevadas, mientras que un
    biólogo será atrapado por la imagen de una
    especie en peligro de extinción.)

  • Sugestión social. Puede
    llegar a atraer la atención de otras personas por
    invitación, que es más que por simple
    imitación.

  • Curso del pensamiento.
    Independientemente de las pulsiones o de los intereses del
    individuo, si el curso de su pensamiento se encuentra
    siguiendo ciertas ideas y el estímulo relacionado se
    presenta entre si en ese momento, este último
    captará su atención en forma
    inmediata.

Fenómenos
atencionales

Existen tres tipos de Fenómenos
atencionales:

  • La atención como mecanismo de
    selección de información
    : Los mecanismos de
    atención permiten seleccionar una fracción
    relevante de todos los mensajes concurrentes, y procesarla
    intensamente, mientras que el resto de la información
    (eventualmente irrelevante) quedará amortiguada y
    recibirá un procesamiento mínimo o nulo. El
    procesador humano no es un mero receptor pasivo de
    información, si no que gracias a su atención
    selecciona y decide a cada instante que aspectos del entorno
    son relevantes y requieren una elaboración
    cognitiva.

  • La atención como mecanismo de
    capacidad limitada:
    esto resulta obvio en nuestra
    experiencia cotidiana. Si intentamos realizar
    simultáneamente dos tareas complejas como por ejemplo
    la lectura de este trabajo y escuchar un noticiario en la
    radio, probablemente encontraremos serias dificultades.
    Naturalmente podemos emplear una estrategia bastante eficaz
    consistente en cambiar el foco de nuestra atención
    alternativamente de uno a otro mensaje, de modo que
    escucharemos algunos fragmentos del mensaje de radio
    intercalados con algunos fragmentos del texto leído.
    Si ambos mensajes son sencillos (Ej: familiares y
    predecibles), el resultado será una comprensión
    aceptable de ellos. Sin embargo, el hecho que nos interesa
    destacar es que no podemos procesar el significado de dos
    mensajes verbales simultáneamente aunque queramos
    hacerlo. En general, no podemos realizar eficazmente dos
    tareas complejas al mismo tiempo, y cuando lo hacemos,
    nuestros recursos atencionales limitados deben distribuirse
    entre ellas, produciéndose interferencias y bajo
    rendimiento. Hay una excepción aparente en esta regla:
    a veces podemos realizar correctamente dos tareas complejas,
    tales como conducir un automóvil y llevar una
    conversación coherente; o bien, comprender el
    contenido de una conferencia al tiempo que se toman notas
    escritas. La explicación usual de estos
    fenómenos no es incompatible con la hipótesis
    de una capacidad atencional limitada. En los ejemplos
    anteriores una de las tareas se realiza
    automáticamente, es decir, sin utilizar la
    atención (Ej.: conducir, escribir) y la
    atención queda así disponible para emplearse en
    la otra tarea concurrente (conversar o comprender la
    conferencia).

  • La atención como mecanismo de
    alerta
    : La alerta es una disposición general del
    organismo para procesar información. Para comprender
    la importancia del estado de alerta en el procesamiento de
    los estímulos basta comparar las diferencias
    dramáticas en capacidad de procesamiento que existen
    entre un sujeto dormido (bajo nivel de alerta) y un sujeto
    despierto. El sujeto en estado de vigilia es capaz de
    responder a gran variedad de mensajes y ejecutar multitud de
    tareas que requieren habilidades, mientras que un sujeto con
    un nivel bajo de alerta (dormido) presenta una conducta
    desorganizada y poco eficaz o bien no responde en absoluto.
    Los estados de alerta se caracterizan por fluctuar
    considerablemente, presentando oscilaciones rápidas
    (alerta fásica) o lentas (alerta tónica). La
    alerta fásica es un estado transitorio de
    preparación para procesar un estímulo en una
    situación específica. La alerta tónica
    supone cambios muchos más lentos en la disponibilidad
    del organismo para procesar estímulos.

Atención y
conciencia

El estudio de la atención, pese a
que la metodología empleada no es
instrospeccionista, esta muy relacionada con los fenómenos
de la conciencia. Dicha
relación probablemente no es de identidad sino
de concurrencia. La atención sería el
fenómeno subyacente a una serie de rasgos conductuales
cuantificables y al fenómeno experiencial de la
conciencia.

Atención y
memoria activa (Memoria a Corto Plazo)

La memoria a corto
plazo se consideraba como un espacio de trabajo de
capacidad limitada en donde se ejecutan procesos de
control y
coordinación propios del pensamiento,
tales como la resolución de problemas
aritméticos, razonamiento verbal, etc. En este
sentido, la memoria
activa resulta indistinguible de los procesos atencionales
controlados.

Baddeley y Hitch utilizan la técnica
experimental consistente en cargar la memoria activa del sujeto
durante un período de tiempo en el
que este realiza otra tarea concurrente de razonamiento
abstracto. El grado de interferencia entre la tarea de
retención y la de razonamiento se consideraba como un
índice de que ambas tareas demandan recursos del
mismo sistema de
capacidad limitada, es decir la memoria activa u operativa. El
paradigma de
atención dividida es esencialmente igual a lo que acabamos
de describir, con la única diferencia de que los
resultados se interpretan en términos de recursos
atencionales limitados.

MODELOS DE FILTROS

Las primitivas investigaciones
sobre la atención, se basaron generalmente en experimentos con
mensajes Sicóticos. Las personas recibían
simultáneamente dos mensajes verbales (uno en cada
oído) y
el experimentador tomaba ciertas medidas para que el sujeto
atendiese a uno solo de los dos mensajes. Los resultados
habituales en estos experimentos muestran un recuerdo bueno del
mensaje atendido, y una ausencia total de memorización del
mensaje no atendido. Para interpretar este fenómeno se
elaboraros algunos modelos
teóricos que enfatizan el carácter selectivo de la atención,
uno de los cuyos mecanismos básicos sería el
filtro. Dicho filtro seleccionaría uno solo de los
mensajes que alcanzan los receptores y rechazaría todos
los demás. La metáfora del filtro aparentemente
simple y autosuficiente, sin embargo no es más que el
punto de partida para la elaboración de modelos.

Paradigma de
atención dividida

La atención se concibe como un
proceso
asociado a la recepción de información. Sin embargo, en indudable que
la atención interviene también activamente cuando
realizamos tareas, no únicamente cuando recibimos mensajes
verbales.

Básicamente, en este nuevo enfoque
experimental se pide a los sujetos que realicen dos tareas
más o menos simultáneamente, y el grado de
deterioro en el rendimiento de una de ellas se considera como un
indicio de la demanda de
atención de la otra tarea. Es interesante destacar que la
atención en este tipo de habilidades ejecutivas no impone
una selección
rígida como en los procesos receptivos; es decir, que de
hecho podemos realizar frecuentemente dos tareas al mismo
tiempo.

En la vida cotidiana es frecuente la
realización simultanea de ambas tareas, por ejemplo
caminar y hablar al mismo tiempo. Sin embargo, es en estas
situaciones de doble tarea concurrente en las que se ponen de
manifiesto las limitaciones de la atención. Hay que
reconocer que hacer dos tareas al mismo tiempo es más
difícil habitualmente que hacerlas por separado. Incluso,
cuando una de las tareas es muy compleja el rendimiento en la
otra tarea se deteriora considerablemente (se cometen mucho
errores). Si vamos por la calle caminando y hablando al mismo
tiempo, normalmente realizamos ambas tareas con fluidez (no nos
tropezamos al andar ni nos trabamos en nuestra
conversación); pero si le pedimos a nuestro amigo que haga
una multiplicación mental, probablemente se
detendrá. La tarea propuesta de cálculo
exige tal esfuerzo de atención que interfiere con la tarea
secundaria de caminar. Se puede concebir igualmente otro ejemplo
hipotético en el que la tarea de caminar requiera tal
esfuerzo de atención que interfiera con la tarea de
hablar. Supongamos que le pedimos a nuestro amigo que camine
sobre una barra haciendo equilibrios al mismo tiempo que nos
responde a una serie de preguntas. Si nuestro amigo acepta,
seguramente la latencia de sus respuestas verbales se
incrementará, e incluso es posible que se quede
completamente callado. Se puede concluir de estos ejemplos que la
realización simultánea de dos tareas es posible
cuando ambas tienen una baja demanda de atención, pero
cuando se incrementan las demandas atencionales de una de ellas,
se produce un deterioro en la realización de la otra. Ello
indica claramente que las dos tareas hacen uso de los mismos
recursos.

Procesos
automáticos y procesos controlados

Según KAHNEMAN disponemos de
recursos atencionales que deben distribuirse entre los procesos o
tareas que realizamos en un instante dado. Puesto que los
recursos son limitados, las demandas de los procesos o tareas
concurrentes pueden muy bien exceder nuestra capacidad atencional
con el consiguiente deterioro del rendimiento. Sin embargo, el
propio sistema cognitivo dispone de medios para
contrarrestar en alguna medida las limitaciones de
atención. Concretamente, algunas tareas o procesos llegan
finalmente a volverse automáticos. Los procesos
automáticos, al contrario que los controlados, no consumen
atención y por tanto pueden realizarse de modo
simultáneo a otros procesos sin apreciarse apenas
interferencias.

En esta sección analizaremos
detalladamente la dicotomía conceptual procesos
automáticos vs. procesos controlados. Las diferencias
básicas entre ambos se esbozan en la tabla 3.1 y se
desarrollan de modo más exhaustivo en las próximas
páginas.

TABLA 3.1. Principales rasgos diferenciales
entre los procesos automáticos y controlados.

Automáticos

Controlados

  • Escaso consumo
    atencional

  • Se adquieren mediante el
    aprendizaje

  • Una ves adquiridos son
    difíciles de modificar

  • No requieren esfuerzo
    consciente

  • Se realizan eficazmente en
    situaciones de arousal elevado y disminución de
    recursos atencionales

  • Producen relativamente poca
    interferencia en situaciones de doble tarea

  • Suponen economía cognitiva
    en tareas rutinarias

Consumen atención

No son rutinas aprendidas

Son flexibles y se adaptan a
situaciones novedosas

Son concientes y van
acompañados de la impresión subjetiva de
esfuerzo

Pierden eficacia en situaciones de
arousal elevado

Gran interferencia en situaciones de
doble tarea

  • A. Características de
    los procesos automáticos.

Son procesos relativamente libres de
demandas atencionales. Sin embargo, este hecho tiene como
contrapartida el que las rutinas automáticas se realicen
sin conciencia ni intencionalidad por parte del sujeto. Por otra
parte, los automatismos son el resultado de un aprendizaje
bastante laborioso (a excepción de algunos automatismos
innatos.). En la mayoría de los casos se adquieren como
consecuencia de la repetición frecuente de una tarea o
proceso que inicialmente requería atención
controlada. Por ejemplo, las primeras prácticas de
conducción de automóviles requieren por parte del
aprendiz un procesamiento controlado de cada secuencia de
movimientos. Solo al cabo de muchas horas de entrenamiento el
conductor automatiza su conducta quedando
su atención relativamente libre y disponible para otras
tareas simultaneas ( vg.: llevar una
conversación).

Una vez adquiridos, los procesos
automáticos son difíciles de modificar. Por
ejemplo, una mecanógrafa profesional que ha alcanzado un
gran nivel de automatismo tendría enorme dificultades para
escribir con fluidez en una maquina cuya disposición de
las letras fuese diferente de la habitual. Los viejos
automatismos adquiridos interferían, más que
facilitar, el aprendizaje
del nuevo teclado. Por
otra parte, el rendimiento en una tarea automática alcanza
un nivel asintótico, de modo que la práctica a
partir de cierto momento no produce ya mejoras sustanciales. Es
obvio, por ejemplo, que una mecanógrafa experimentada no
mejora su rendimiento (velocidad y
precisión de la escritura) por
mucha practica que añada a su experiencia
anterior.

Los procesos automáticos implican
una considerable economía para el procesador.

En efecto, un sistema cognitivo de recursos
limitados trabaja de modo mas eficiente cursos atencionales ,
quedando estos disponibles para operaciones menos
frecuentes, mas complejas o mas relevantes. Es indudable la
enorme liberación que supone la realización
automática de decenas de rutinas que llevamos a cabo
durante el día, desplazando al mismo tiempo el foco de
nuestra atención hacia tareas mas
problemáticas.

W. JAMES fue el primero en destacar la
importancia de los procesos automáticos que el denomino
<>, y que en sus propios términos no requieren
<<nuestra voluntad consciente>>. Imaginemos,
decía lo intolerable que resultaría nuestra vida si
nos vestimos, lavamos, abrimos una puerta, etc. En algunos
cuadros psicopatológicos el paciente se enfrenta a una
perdida de automatismos, con el consiguiente deterioro de todos
los procesos mentales. Por ejemplo, algunos
esquizofrénicos manifiestan un procesamiento controlado o
con esfuerzo de tareas cotidianas tan elementales como levantarse
de una silla, coger objetos, comer etc. ( McGhie, 1969).Todas
estas habilidades habían dejado de ser automáticas,
de modo que los sujetos se veían forzados a planificar de
antemano y decidir conscientemente cada movimiento,
con el consiguiente detrimento de otra tareas cognitivas mas
complejas que no recibían así el suministro
atencional necesario.

Otra ventaja de los automatismos ya ha sido
mencionada anteriormente. En las situaciones de gran estrés o
arousal se da una disminución de los re cursos
atencionales, y los sujetos solo pueden realizar eficazmente
procesos muy automatizados.

B. Características de los
procesos controlados

Los procesos controlados, también
denominados procesos conscientes o procesos con esfuerzos, son
operaciones que consumen atención. Por tanto son sensibles
a las limitaciones de los recursos disponibles. Esto se puede
apreciar empíricamente en los estudios de atención
dividida en los que el sujeto debe realizar dos tareas
simultaneas; cuando se produce interferencia entre ellas, se
puede inferir que ambas tareas son controladas y demandan
atención de la misma fuente de re cursos
limitados.

Los procesos y controlados son
especialmente adecuados para enfrentarse a situaciones novedosas
y relativamente problemáticas para las que no existen
rutinas automáticas establecidas. Pero, a cambio, el
sujeto tiene un acceso más directo a ello, en el sentido
que entran de lleno en el foco de la conciencia, y el individuo
percibe las sucesivas decisiones, estrategias e
intencionalidad. Los procesos controlados generan aprendizaje y
almacenamiento de
nueva información en los dispositivos de memoria. Por otra
parte, intervienen en las operaciones cognitivas de alto nivel,
tales como los mecanismos de control (repetición,
recodificación, imágenes
mentales, etc.) y, en general todas esas estrategias
"inteligentes" que desarrollamos de forma consciente y con una
impresión subjetiva de esfuerzo.

El coste atencional de los procesos
controlados se ve compensado por su flexibilidad y adaptabilidad.
En efecto, si solo tuviésemos procesos automáticos
nuestra conducta seria sumamente esteriotipada y solo seria
adecuada para adaptarse a un número limitado de
situaciones problema. Por el contrario, los procesos controlados
nos permiten encarar con posibilidades de éxito
situaciones muy novedosas, ya que no se tratan de repertorios
conductuales o cognitivos rígidos, sino sumamente
modificables.

Conviene señalar que la
distinción entre procesos controlados y automáticos
no siempre se puede perfilar con precisión. Las
dificultades se derivan de que ambos tipos de procesos pueden
operar conjuntamente en la resolución de una determinada
tarea. Por ejemplo, se puede concebir perfectamente que ante un
determinado flujo de inputs el sujeto utiliza un secuencia de
rutinas automáticas que en si mismas no requieren
atención. Pero la selección y ordenación de
dichos procesos automáticos puede a su ver requerir una
operación controlada. Así, en la resolución
de un problema matemático pueden requerirse
cálculos numéricos muy automatizados, pero su
realización puede estar guiada por estrategias de
razonamiento abstracto controlada. Por otra parte los limites
entre un proceso automático y uno controlado son a veces
difusos. Téngase en cuenta que los procesos
automáticos adquiridos en alguna etapa inicial del
aprendizaje han sido operaciones controladas. Entre el estado
final de automatismo y el inicial de operación controlada
existen estados intermedios en que la realización de una
tarea podría exigir muy poca atención, y en este
sentido nos sentiríamos inclinados a considerarla
automática. Pero al mismo tiempo el rendimiento puede no
haber alcanzado su nivel asintótico, y por tanto ser
susceptible de ulteriores mejoras con más entrenamiento,
lo cual sugiere una ausencia de automatismo.

En general tal como veremos en la
próxima sección se intenta determinar la
automaticidad o control de los procesos y/o tareas en función de
criterios empíricos.

La psicología cognitiva
es fundamentalmente una ciencia
empírica y debo por tanto intentar justificar sus
constructos basándose en criterios experimentales que
hayan sido empleados para catalogar una determinada tarea como
controlada o automática (LOGAN, 1978, 1979).
Concretamente: a) criterio de sensibilidad al numero de
alternativas, b) criterio de interferencia sobre nuevos
aprendizajes, y c) criterio de interferencia entre dos tareas
concurrentes.

Criterio de sensibilidad al
número de alternativas

Imaginemos una tarea en la que se pide a un
sujeto que detecte lo mas rápidamente posible una letra
(por ejemplo la V) entre una seria de letras situadas en una
hoja. Si repetimos esta experiencia cierto número de
veces, variando cada vez el número de letras de la
página, y midiendo el TR de las respuestas del sujeto,
podrían obtenerse dos pautas de resultado. El tiempo de
reacción se alarga a medida que se incrementa el
número de letras de la página; o bien, la latencia
de respuestas es relativamente estable e independiente del
número de letras alternativas presentadas en la
página. La primera pauta de resultados sugiere que el
sujeto detecta que la letra crítica
explorando secuencialmente toda la pagina, y se interpreta como
un indicio de un proceso controlado. La segunda pauta de
resultados indica un procesamiento simultáneo de toda la
página, y como el número de alternativas no tiene
consecuencias sobre el rendimiento se considera que el proceso de
explotación subyacente debe ser
automático.

Criterio de interferencia sobre nuevos
aprendizajes

Como consecuencia de la rigidez y escasa
susceptibilidad al cambio de los procesos automáticos se
puede hacer la siguiente predicción: cuando existe un
proceso automático asociado a un determinado input,
será muy difícil adquirir un nuevo aprendizaje ante
dicho input, ya que el proceso automático inicial genera
interferencia.

Existe un fenómeno conocido hace
mucho tiempo, que nos puede servir para ilustrar la interferencia
de los automatismos sobre nuevas respuestas. Se trata del efecto
Stroop (STROOP, 1935; DYER, 1973). Cuando un sujeto se le pide
que nombre un color escrito en
letras negras, su respuesta tendrá una latencia muy breve;
de igual modo la respuesta es rápida si le pedimos al
sujeto que diga el nombre del color de un campo visual uniforme.
Sin embargo, una combinación de ambas tareas produce
resultados muy curiosos. Por ejemplo si se le presenta al sujeto
la palabra ROJO escrita con tinta azul y previamente se le pide
que nombre el color de la tinta, la latencia de respuesta
será sorprendentemente alta, y las probabilidades de error
se incrementaran. Una interpretación del efecto de STROOP
adecuada a nuestro contexto seria la siguiente. La lectura de
una palabra cuando se presentan al sujeto caracteres escritos en
una respuesta automática. En la situación
diseñada por STROOP se le pide al sujeto una respuesta no
usual ante la palabra escrita, y que además es
incompatible; consecuentemente el automatismo lector interfiere
sobre la nueva respuesta.

En suma, la interferencia con nuevos
aprendizajes o respuestas es una de las características
definitorias de los procesos automáticos, y de ahí
que su observación empírica sea un criterio
óptimo para decidir si una tarea es o no
automática.

Criterios de interferencia entre dos
tareas concurrentes

Dadas dos tareas simultáneas (tarea
primaria y tarea secundaria), tal como se presenta en el
paradigma de atención dividida pueden ocurrir varias
pautas empíricas de interferencia entre ellas, que
proporcionan una valiosa información sobre el
carácter automático o controlado de la tarea
primaria. Supongamos una tarea secundaria con tres niveles de
dificultad (alto, medio y bajo) que se presenta aisladamente o
bien de forma simultanea a la tarea primaria. Los análisis empíricos se
ajustarían a tres tipos posibles de fenómenos de
interferencia. A) aditividad estadística, que se
manifiesta en el hecho de que la tarea secundaria produce un
deterioro constante en la tarea primaria, cualquiera que sea el
nivel de dificultad de esta ultima; B) interacción
divergente
, cuando el efecto de la tarea secundaria aumenta
a medida que se incrementa el grado de dificultad de la tarea
primaria; y C) interacción convergente cuando el
efecto de interferencia de la tarea secundaria disminuye a medida
que se incrementa el grado de dificultad de la tarea
primaria.

Los tres tipos de interferencia han sido
hallados empíricamente utilizando diversas tareas, aun
cuando la última pauta (interacción convergente) es muy rara. Sin
embargo, la interpretación difiere considerablemente
según el tipo de resultados. La primera pauta es muy
frecuente, y no siempre se considera como un indicio claro de
proceso controlado. De hecho, por muy automatizada que este la
tarea, siempre se observa un cierto deterioro en la
realización cuando se hace de forma paralela a otra tarea.
Por tanto, la aditividad estadística puede interpretarse como un
efecto de automatismo de la tarea primaria. Solo la
interacción divergente permite concluir una demanda
atencional y por tanto un proceso controlado asociado a la tarea
primaria. El tercer tipo de interacción es poco frecuente
y su interpretación no es clara.

Consumo de
recursos en los estadios de procesamiento

Hasta ahora los términos
"automático" y "controlado" han sido utilizados como
calificativos propios de las tareas cognitivas. Sin embargo hemos
de llamar la atención sobre un hecho importante; la
realización de una tarea implica en realidad un conjunto
de procesos y operaciones elementales, tales como la codificación del estimulo. Los proceso de
búsqueda, comparación, selección de
respuestas, etc. (vg: STERBERG, 1969). Asumiendo esta
disposición, secuencial o no, de procesos subyacentes a
una tarea, cabe preguntarse si todos ellos son igualmente
controlados o automáticos, o, por el contrario, en la
realización de una tarea pueden concurrir determinadas
operaciones o estadios automáticos y otros controlados.
Alo largo de esta sección veremos algunas investigaciones
que tratan de dar respuesta a esta cuestión. Trataremos,
en primer lugar, estudios analíticos globales, que
intentan descubrir las demandas atencionales de varios estadios
(codificación, comparación, selección de
respuestas, etc.). Posteriormente, nos detendremos en
investigaciones mas minuciosas que estudian en profundidad el
gasto atencional de la codificación y la percepción.

Consideraciones
finales

El estudio de la atención es un tema
prioritario de la psicología cognitiva. No obstante,
aquí se ha visto la transitoriedad de muchos modelos
inicialmente prometedores. Resulta patente desde la privilegiada
perspectiva actual, que los modelos de filtro incurrirían
en errores de bulto, al atribuir los fenómenos
empíricos de la selección de información a
un mecanismo atencional de filtro. Naturalmente, en la
década de los 60 los "errores" no eran tan obvios, y los
programas de
investigación se guiaban por el heuristico
del "filtro". Los autores mas revolucionarios del momento no
cuestionaban el carácter estructural de la atención
y únicamente desarrollaban variaciones teóricas
sobre el mismo tema.

¿Que opinión deben merecernos
los modelos y teorías
de recursos limitados? La proximidad temporal de su desarrollo y
la ausencia de alternativas impiden seguramente un
análisis crítico tan desapasionado y certero como
los que se han dirigido a los modelos de la etapa anterior. No
obstante, hay algunas cuestiones que requieren alguna
reflexión.

  • Problemas de la
    operacionalización.
    Cuando KAHNEMAN postula la
    noción de recursos atencionales, les atribuye una
    triple caracterización, fenomenologica,
    fisiológica y conductual. En primer lugar, los
    recursos administrados a una tarea están asociados a
    manifestaciones fenomenológicas de "esfuerzo". En
    segundo lugar, los recursos tiene cierto grado de
    correspondencia con las manifestaciones autonómicas
    del arousal (vg: ritmo cardiaco, tamaño pupilar). Por
    ultimo, la medida de los recursos empleados en una tarea o
    proceso se establece registrando el grado de interferencia
    producido por otra tarea simultánea.

Las manifestaciones fenomenológicas
constituyen un terreno resbaladizo en el que no es factible un
análisis científico. En cuanto a las relaciones
entre arousal y recursos atencionales, KAHNEMAN les dedica un
amplio capitulo de su obra, pero al final no queda muy clara la
relación entre ambos constructos. Los patrones
empíricos son complejos; así, el incremento ene l
nivel de arousal incrementa los recursos disponibles, pero solo
hasta cierto nivel en que la relación se invierte. Por
otra parte, los índices de arousal no siempre coinciden.
Después de todo, ¿puede identificarse el arousal
con los recursos atencionales o el esfuerzo?; ¿se trata de
dos sistemas que
interactúan? La caracterización fisiológica
de la atención plantea más problemas de
los que resuelve.

Consideremos ahora las medidas conductuales
de la atención. El único procedimiento
existente se basa en el paradigma de doble tarea. Una de ellas es
fija (la secundaria) mientras que la otra se hace variar en grado
de dificultad. Los patrones de interferencia, se dicen, indican
de modo indirecto si las tareas comparten recursos y en que
medida. ¿Pero se trata de una verdadera medida atencional?
Los datos
empíricos obtenidos consisten en modificaciones en las
asas de error producidas por el grado de dificultad de la tarea
primaria y la concurrencia de la secundaria. ¿Cómo
transformar estos índices en unidades de recursos
atencionales? (ALLPORT, 1980).

  • En torno a los límites de la
    atención.
    Las investigaciones atencionales de los
    últimos 25 años coinciden en señalar que
    la atención es limitada. Inicialmente se hablaba de un
    canal central de capacidad limitada, en la actualidad se
    sostiene la existencia de recursos limitados de uso general.
    Las limitaciones de capacidad constituyen una creencia
    fácil de aceptar intuitivamente. Al fin y al cabo
    todos tenemos la experiencia subjetiva de no poder atender a
    2 conversaciones simultáneas o hacer dos tareas al
    mismo tiempo. Sin embargo, los límites en el
    rendimiento no significan necesariamente unas estructuras o
    recursos limitados. Ya hemos visto que la selección de
    información no exige un mecanismo selector (NEISSER y
    BLECKLEN, 1975; NEISSER, 1976; BAHRICK et al., 1981). Algunos
    investigadores se sienten también inclinados a
    rechazar la idea de recursos limitados (ALLPORT, 1980;
    NEISSER, 1976; SPELKE et al., 1976; HIRTS et al., 1980;
    NEISSER et al., 1981).

En una investigación clásica,
SOLOMONS y STEIN (1896) lograron tras largos entrenamientos una
forma de "escritura automática". Concretamente, los
autores eran capaces de escribir al dictado un texto mientras
leían en voz alta otro texto. La realización
simultánea de dos tareas complejas no es incompatible con
las nociones de KAHNEMAN y sus sucesores. Basta con que una de
las tareas de automatice, es decir deje de demandar recursos,
para resultar compatible con la otra tarea. En el viejo
experimento de SOLOMONS y STEIN, la escritura se convertía
en una rutina automática, hasta el punto de que el sujeto
no era consciente de lo que escribía. Recientemente
NEISSER y sus colaboradores (SPELKE, HIRTS y NEISSER, 1976),
repitieron el experimento con dos sujetos. Al cabo de dos semanas
estos fueron capaces de leer textos a velocidad normal al tiempo
que escribían al dictado palabras aisladas. Llegado este
punto en que se alcanzo la escritura automática, los
investigadores exigieron a los sujetos una interpretación
semántica de las palabras escritas.
Concretamente, debían escribir en lugar de la palabra
escuchada (vg: mesa) su categoría semántica (vg:
mueble). Con entrenamiento adicional los sujetos mantuvieron su
velocidad y comprensión
lectora mientras categorizaban las palabras del dictado. En
un experimento posterior, realizado con 8 sujetos, HIRST et al.
(1980), consiguieron que los individuos escribiesen al dictado
frases de 5 palabras mientras leian a velocidad normal,
comprendiendo el texto. Cuando posteriormente se les
sometió a una prueba de memoria sobre las palabras del
dictado, el recuerdo fue superior para las frases que para las
palabras aisladas, al como cabria esperar de un procesamiento
semántico activo.

La interpretación de estos
resultados (NEISSER, 1976) plantea ciertas dificultades a las
teorías de recursos. Las tareas concurrentes de lectura y
escritura son ambas complejas y demandan un procesamiento
semántico. Los sujetos, efectivamente "entienden" ambos
textos; ellos contradicen la idea de proceso automático de
la escritura. ¿Qué ocurre por tanto? Quizás
el entrenamiento incrementa los recursos atencionales
disponibles. Sin embargo, esto no se confirma
fenomenologicamente, pues los sujetos a medida que progresan en
la doble tarea manifiestan menos esfuerzo subjetivo (uno de los
correlatos de la atención). Otra posibilidad es que los
sujetos alternan rápidamente sui atención entre
ambas tareas, y "reconstruyan" el significado de ambos mensajes,
basándose en las redundancias y predictibilidad de la
narración. Sin embrago, esta explicación es poco
plausible, pues los individuos aprenden con igual eficiencia la
doble tarea cuando el texto es familiar y redundante que cuando
es difícil.

Naturalmente, siempre existe la posibilidad
de aferrarse a la idea de que una de las tareas se ejecuta
automáticamente. Por ejemplo, la categorización
semántica en el dictado podría considerarse una
rutina automática sin recurso atencional (LUCAS y BUB,
1981).

En cualquier caso los trabajadores de
NEISSER y sus colabores cuestionan la idea de un conjunto de
recursos atencionales de propósitos general. Los límites en
el rendimiento podrían basarse en actores periféricos (mecanismos efectores, agudeza
visual, articulaciones,
masas de las partes del cuerpo) y en los planes y esquemas de
acción
que ejecuta el sujeto dirigidos a las metas ambientales (HIRST,
et al., 1980).

Trastorno por
déficit de atención e hiperactividad (TDAH):
descripción y diagnóstico

ÚLTIMA REVISIÓN VIERNES 11
MAYO DE 2007

Dr. César Soutullo
EsperónEspecialista en PsiquiatríaConsultor
Clínico. Departamento de Psiquiatría y
Psicología MédicaCLINICA UNIVERSITARIA DE
NAVARRA

INTRODUCCIÓN

El trastorno por déficit de
atención e hiperactividad (TDAH) es uno de los problemas
psiquiátricos más frecuentes en niños
en edad escolar y
también es frecuente en adolescentes. Es una de las principales
razones por las que los niños son evaluados por
profesionales de la salud mental. Se
ha descrito desde 1865 por Hoffman y 1902 por Still. Inicialmente
se llamó disfunción (o daño)
cerebral mínima, y desde 1950 síndrome
hipercinético. Desde los años 1960 se describe el
síndrome del niño hiperactivo, y más
recientemente se detectó el aspecto del déficit de
atención. En el 1980 se cambia el nombre de
reacción hipercinética de la infancia a
trastorno por déficit de atención (con o sin
hiperactividad) (TDA con h, TDA sin h), poniendo más
énfasis en la inatención y la impulsividad. Desde
el 1994 se llama TDAH, y hay tres tipos (combinado, inatento e
hiperactivo-impulsivo), según los síntomas
predominantes que presente el niño. Los estudios de
prevalencia (frecuencia) no coinciden debido principalmente
a diferencias importantes en terminología,
definición del síndrome, y metodología; por
éste motivo las prevalencias oscilan entre 2% y el 12%,
aunque la cifra más aceptada entre los expertos es una
prevalencia de entre el 2 y el 5%. Estudios en ee.uu. Indican que
la prevalencia máxima (8%) ocurre entre los 6 a 9
años de edad.

El TDAH está presente en
todas las zonas y culturas del mundo y es más
frecuente en varones (9%) que en niñas (3,3%). El ratio
niño/niña es de 4:1 para el tipo
hiperactivo-impulsivo y 2:1 para el tipo
inatento. Los niños con TDAH  tienen
problemas de atención, impulsividad (cognitiva y del
comportamiento) y exceso de actividad y, debido a
éstos síntomas, tienen dificultades de
interacción social, problemas de comportamiento y
relación en la
familia y mal rendimiento escolar. Muchos de
éstos niños además presentan otros problemas
psiquiátricos como trastorno oposicional o
negativista desafiante, trastorno de conducta (hasta el
40%), y también depresión
y ansiedad. Aún está en estudio la posible
relación entre algunas formas de tdah y enfermedades del humor como
la enfermedad bipolar (maniaco-depresiva).

ORIGEN Y CAUSAS DEL TDAH

El origen del TDAH es todavía
desconocido, pero se sabe que no se produce por problemas
ambientales, problemas familiares o sociales ni por alergias
alimentarias.

El TDAH es un trastorno altamente
genético (75% de la causa es genética)
y que se origina por un problema de algunos neurotransmisores (o
mensajeros) cerebrales como la dopamina y la noradrenalina. Estos
neurotransmisores no funcionan correctamente en la parte frontal
del cerebro que es la
encargada de la llamada función ejecutiva. Gracias al
sistema ejecutivo frontal podemos empezar una acción y
continuar haciéndola a pesar de las distracciones.
Además podemos enfocar nuestra atención en algo
concreto
inhibiendo otras respuestas o ideas. También el sistema
ejecutivo ayuda a hacer dos cosas a la vez sin perder el
hilo. Finalmente, el sistema ejecutivo gobierna el control de la
impulsividad y nos permite pensar mentalmente una acción
antes de hacerla y decidir con antelación si nos interesa
realizarla. Los niños con TDAH tienen dificultades en la
atención mantenida y no terminan las cosas,
distrayéndose frecuentemente. También tienen
problemas en concentrarse en una cosa mientras hay otras posibles
distracciones. Además, son muy impulsivos y actúan
antes de pensar las consecuencias de sus actos. Esto se debe al
fallo en los neurotransmisores del área frontal que
gobierna el sistema ejecutivo.

Además del riesgo
genético, otros riesgos son,
el uso de tabaco o alcohol por la
madre durante el embarazo, gran
adversidad psicosocial (pobreza,
abandono, abuso…) Y los problemas peri natales como bajo peso
del niño al nacer o hipoxia (falta de oxigeno) en el
parto.

En familias donde uno de los niños
tiene TDAH el riesgo para los hermanos sube del 5 % de la
población general hasta un 30al 40 %.
También se eleva el riesgo si uno de los padres tiene
TDAH( multiplica el riesgo por 8).

DESCRIPCIÓN CLÍNICA

El dsm-iv define tres subtipos de TDAH: 1)
tipo combinado (cumple criterios de inatención y
además criterios de hiperactividad-impulsividad), 2) tipo
predominantemente inatento, y 3) tipo predominantemente
hiperactivo-impulsivo. El tipo combinado es el que más se
parece a las descripciones clásicas del niño
hiperactivo. En niños el tipo combinado es el mas
frecuente (80%) y luego el tipo inatento (17 %). En niñas
también el tipo combinado es más frecuente, aunque
menos que en niños (60%) y el tipo inatento es mas
frecuente que en niños (30%). Las niñas son menos
frecuentemente enviadas al médico para que las
evalúe porque al se r menos hiperactivas crean menos
problemas de manejo y de conducta en casa y en el colegio, por
ello hay que estar atento a los síntomas en las
niñas.  A continuación se revisan los
criterios diagnósticos (dsm-iv) del TDAH. Las
características clínicas centrales del TDAH son
siete:

  • Actividad excesiva e inapropiada sin
    relación a la tarea. Es una actividad molesta, sin
    objetivo, y fuera de su asiento, que dificulta el trabajo del
    niño y de otros niños en el colegio e
    interrumpe al profesor/a. El niño enreda mucho, es
    ruidoso y habla en exceso, produciendo consecuencias sociales
    negativas. Con el desarrollo del niño tiende a
    disminuir, pero queda una intranquilidad interna. Éste
    síntoma responde bien a medicación
    estimulante.

  •   poca atención mantenida.
    Esto produce un trabajo escolar pobre y un mal rendimiento
    escolar y en los juegos (produciendo impopularidad con otros
    niños). La atención es variable y depende de la
    motivación, es peor para tareas aburridas, pero
    también está por debajo de lo normal en juegos.
    El niño se distrae fácilmente por
    estímulos irrelevantes. También responde a
    medicación estimulante.

  •   dificultad para inhibir
    impulsos. Dificultad para retrasar la respuesta a una
    señal. Es el síntoma más duradero, y
    puede durar hasta la edad adulta, con rendimientos
    académicos y sociales por debajo de su potencial
    debido a acciones y decisiones impulsivas. En el niño
    se traduce en no esperar su turno, interrumpir a otros,
    responder sin pensar, y tener mayor propensión a
    accidentes, heridas, etc. Éste síntoma mejora
    con estimulantes.

  •   dificultad en llevarse bien.
    Suelen ser impopulares con los padres, hermanos y profesores.
    Tienen pocas amistades duraderas. Estos niños suelen
    meterse en líos y meter a otros en líos, y les
    es difícil ajustar su respuesta a la situación
    (por ejemplo: pasar de los juegos y bromas del recreo al
    trabajo de clase). Este síntoma también mejora
    con la medicación.

  •   bajo rendimiento escolar. Tienen
    problemas de aprendizaje por mala organización, mala
    memoria secuencial, déficit en actividades
    psicomotrices finas y gruesas, y habilidades cognitivas
    improductivas.

  •   baja autoestima. Debido a su
    impopularidad, a tener pocos amigos, a meterse siempre en
    problemas con padres, hermanos, profesores, y al mal
    rendimiento escolar, estos niños tienen una
    sensación crónica de fallar en todo y no hacer
    nada bien, a pesar de intentarlo.

  •   comorbilidad ( tener otros
    problemas además del TDAH). Es la norma y no la
    excepción. Trastornos frecuentemente comórbidos
    con el TDAH son: trastorno oposicional-desafiante, trastorno
    de la conducta, trastornos de aprendizaje (verbal y no
    verbal), ansiedad y depresión.

Para hacer un diagnóstico no solamente se requiere la
presencia de suficientes síntomas de forma persistente,
sino que tienen que estar presentes en más de un ambiente de la
vida del niño (casa, colegio, con amigos…) Y
además crear problemas importantes. Los síntomas
deben estar presentes por encima de lo normal para la edad del
niño. Un niño con con tdah no detectado a tiempo
puede tener considerables problemas académicos, de
relación familiar, de relación social, de conducta
en el colegio y riesgo elevado de abuso de sustancias. En
niños correctamente diagnosticados y tratados, se
pueden prevenir y reconducir las complicaciones. Entre un 40 a un
60% de los niños con TDAH seguirán teniendo
síntomas en la edad adulta.

Diagnóstico diferencial

Hay una gran variedad de problemas
médicos y psiquiátricos que pueden parecerse al
TDAH. Causas médicas o físicas de problemas de
atención incluyen problemas de visión o
audición, epilepsia, secuelas de traumatismo craneal,
enfermedad médica aguda o crónica,
malnutrición, o sueño insuficiente por trastorno
del sueño o problemas
ambientales. Trastorno de ansiedad, o miedo real,
depresión (produciendo falta de interés),
o las secuelas de abuso o abandono de las necesidades del
niño pueden interferir con la atención.
Medicaciones como fenobarbital o carbamacepina, y drogas,
como alcohol, marihuana
(porros), cocaina, inhalantes volátiles, etc. Pueden
disminuir la atención. No está claro aún si
la medicación antiasmática teofilina puede inducir
síntomas de TDAH. Además, niños con
distintos grados de retraso mental leve, capacidad intelectual en
el límite con el retraso mental, y trastornos de
aprendizaje pueden ser confundidos con el TDAH. Respecto a la
hiperactividad, algunos niños en la parte alta del
espectro normal de actividad pueden parecerse a niños con
TDAH, o niños con un temperamento difícil.
También la enfermedad bipolar de comienzo temprano se
puede parecer al TDAH.

Monografias.comTrastorno de Déficit de
Atención en Adultos

El TDAH ha sido reconocido y tratado en
niños por casi un siglo, pero la comprensión de que
el TDAH con frecuencia perdura hasta la edad adulta se ha dado en
las últimas décadas. La creencia que
prevaleció entre los profesionales durante muchos
años era que los niños y adolescentes podían
superar los síntomas del TDAH en la pubertad y con
certeza en la adultez. Sin embargo, investigaciones
contemporáneas nos muestran que cerca del 67% de los
niños diagnosticados con TDAH continúan presentando
los síntomas del Trastorno que interfieren
significativamente con su vida académica, vocacional o
social en su vida adulta. Los síntomas principales del
TDAH como inatención, impulsividad e hiperactividad
aparecen en la infancia (usualmente alrededor de los siete
años) y resultan en un patrón crónico que
deteriora su desempeño. El TDAH en adultos es visto como
un "trastorno escondido" porque los síntomas del TDAH
frecuentemente se ocultan con frecuencia detrás de
problemas en las relaciones
interpersonales, organización, cambios de humor, abuso de
sustancias, dificultades en el trabajo y
otras dificultades psicológicas. El TDAH es muy complejo y
sólo debe ser diagnosticado por profesionales calificados
y con experiencia. El TDAH es identificado en algunos adultos
porque tienen problemas de depresión, ansiedad, abuso de
sustancias o impulsividad. Otros identifican que pueden tener
TDAH después de que sus hijos son diagnosticados. A pesar
de que se ha incrementado la conciencia y la
identificación del Trastorno en adultos, muchos permanecen
sin diagnóstico y sin tratamiento.

Características de los Adultos
con TDAH

El crecimiento de niños y adultos
con TDAH y el renovado interés en las investigaciones han
contribuido en el incremento en la identificación del
desorden en niños y adultos. Muchos adultos crecieron en
una época en que los doctores, educadores, padres y
público en general conocían muy poco acerca del
TDAH, su diagnóstico y su tratamiento. En consecuencia, el
que haya una mayor conciencia en la gente ha aumentado el
número de adultos que buscan evaluación
y tratamiento para el TDAH y sus síntomas asociados. Los
actuales criterios de diagnósticos para el TDAH (adaptados
ligeramente para ser más apropiados para adultos)  de
acuerdo al más reciente Manual de
Diagnóstico y Estadístico de Desórdenes
Mentales (DSM-IV) son:

  • No lograr mantener la atención a
    detalles o cometer errores por descuido en el
    trabajo.

  • Realizar movimientos nerviosos con
    manos o pies, o retorcerse en el asiento

  • Tener dificultad para mantener la
    atención en tareas o actividades de
    diversión

  • Pararse en situaciones en las que se
    espera que permanezca sentado

  • No escuchar cuando le hablan
    directamente

  • Sentirse intranquilo e
    inquieto

  • No seguir instrucciones y no terminar
    el trabajo exitosamente

  • Dificultad para involucrarse en
    actividades calmadas en sus ratos de ocio

  • Dificultad para organizar tareas y
    actividades

  • Sentirse "en marcha" o "empujado por un
    motor"

  • Evita y le disgustan los trabajos que
    requieren un esfuerzo mental sostenido

  • Hablar excesivamente

  • Perder cosas necesarias para tareas y
    actividades

  • Contestar abruptamente antes de que
    terminen de preguntarte algo

  • Se distrae con facilidad

  • Tiene dificultad para esperar su turno
    (impaciente)

  • Olvida sus deberes diarios

  • Interrumpir o entrometerse en lo que
    otros están haciendo.

A pesar de que se utilizan otra lista de
síntomas para el diagnóstico de adultos con TDAH,
los criterios del DSM-IV son considerados los más
válidos empíricamente. Los síntomas
principales del TDAH con frecuencia están asociados a
problemas y consecuencias que coexisten en los adultos con TDAH.
Estos pueden incluir:

  • Problemas con el autocontrol y
    regulación del comportamiento.

  • Memoria de trabajo
    deficiente

  • Deficiencia en la persistencia de los
    esfuerzos para realizar tareas

  • Dificultades con la regulación
    de emociones y motivación

  • Variabilidad mayor a lo normal en el
    desempeño en el trabajo

  • Tardanza crónica, tiene baja
    percepción del paso del tiempo

  • Se aburre con facilidad

  • Baja autoestima

  • Ansiedad

  • Depresión

  • Cambios de humor repentinos

  • Dificultades en su trabajo

  • Problemas con sus relaciones
    interpersonales

  • Abuso de sustancias

  • Comportamientos riesgosos

  • Mala administración del
    tiempo

El impedimento que surge tanto de los
síntomas principales como de las características
asociadas al TDAH puede variar de leve a severo en su impacto en
la vida académica, social y vocacional, así como en
su funcionamiento en la vida diaria. Aunque los síntomas
del TDAH son comunes a otras condiciones médicas y
psiquiátricas y a algunos factores de estrés
situacionales o de medio
ambiente, los adultos no deben auto diagnosticarse y deben
buscar un diagnóstico de profesionales
calificados.

Las investigaciones indican que el TDAH se
presenta en un 3 a 5% de la población de niños en
edad escolar, y aproximadamente de un 2 a un 4% en adultos. En la
infancia, se presenta en una relación de 3 niños
por cada niña con TDAH. En los adultos, es una
relación de 2 a 1 o menor. El trastorno existe en todos
los países en los cuales ha sido estudiado, incluyendo
Norte América, Sudamérica, Gran
Bretaña, Escandinava, Europa, Japón,
China,
Turquía y Oriente medio. No recibe el mismo nombre en
todos los países, y puede ser tratado de manera diferente,
pero no hay duda de que el trastorno es universal.

¿Qué causa
TDAH?

No hay respuestas definitivas
todavía. A la fecha, no hay indicadores
biológicos, psicológicos o genéticos que
puedan con certeza identificar el trastorno. Las investigaciones
han demostrado que el TDAH tiene fuertes bases biológicas.
A pesar de que las causas no han sido bien identificadas, existe
poca duda de que la herencia hace la
mayor aportación a la expresión del trastorno en la
población. En casos en los que la herencia no se
identifica como factor, las dificultades en el embarazo, el
consumo de
alcohol y tabaco en la madre embarazada, los partos prematuros
que implican bajo peso al nacer, niveles de plomo altos en el
cuerpo y lesiones postnatales en las regiones frontales del
cerebro pueden contribuir al riesgo de tener TDAH en diferentes
grados. Las investigaciones no apoyan el popular punto de vista
de que el TDAH es originado por el excesivo consumo de azúcar,
aditivos en las comidas, exceso de ver televisión, un mal manejo de los padres, o
factores sociales o ambientales como el caos familiar o la
pobreza.

Diagnóstico de TDAH en
Adultos.

Un médico o un equipo de
clínicos que tengan experiencia en el TDAH y sus factores
asociados pueden asegurar una evaluación comprensiva. Este
equipo puede incluir un neurólogo o psiquiatra, un
psicólogo clínico o un psicólogo
educacional. La evaluación del TDAH debe incluir una
entrevista
clínica sobre la sintomatología pasada y presente
del TDAH, historial médico, historia escolar, historia
laboral,
historia psiquiátrica incluyendo cualquier medicamento que
le hayan recetado, ajustes sociales y problemáticas de
adaptación en el día a día. (Por ejemplo,
habilidad para conocer las demandas de la vida diaria). La entrevista,
es primero con la intención de identificar los
síntomas principales del TDAH (hiperactividad,
inatención, impulsividad) y después para asegurar
que la historia de esos síntomas es crónica y
generalizada. Esto no se puede saber con un examen simple y
breve. Usualmente requiere de una a dos horas como mínimo.
Idealmente, la entrevista puede hacerse con varios informantes
(un padre o alguien cercano) y en cuestionario
de comportamiento para múltiples situaciones (escuela, trabajo,
casa). También es importante que el doctor intente
averiguar en otros diagnósticos psiquiátricos que
puedan explicar la presencia de los síntomas. La
evaluación del adulto puede también utilizar el la
medición de escalas de los síntomas
del TDAH en el DSM-IV, revisar cualquier registro pasado
como informes de
calificaciones, evaluaciones previas, , y en algunos casos
utilizar un examen psicológico para determinar cualquier
debilidad de aprendizaje que pudiese subyacer al impedimento
funcional. Una evaluación amplia se requiere por tres
motivos: establecimiento de un adecuado diagnóstico,
evaluación de la presencia de condiciones médicas
coexistentes y para descartar las explicaciones alternativas para
las dificultades presentadas en la vida personal,
ocupacional o académica.

¿Por qué identificar el
TDAH en adultos?

Crecer sin un diagnóstico de TDAH
puede tener efectos devastadores en el adulto. Para algunos, el
diagnóstico y educación que siguen
después de una evaluación pueden ser una
experiencia profundamente curativa. El diagnóstico
apropiado puede ayudar a los adultos a poner las dificultades en
perspectiva y entender las razones para muchos síntomas a
lo largo de la vida. Los adultos con TDAH frecuentemente
desarrollan percepciones negativas sobre sí mismos, como
"flojo", "estúpido" o incluso "loco". Un
diagnóstico adecuado y un tratamiento efectivo pueden
ayudar a mejorar la autoestima, el
desempeño en el trabajo y habilidades de estudio y
aptitudes sociales. Muchos adultos con TDAH son protegidos por el
Acta Americana de Discapacidades de 1990, la cual prohíbe
la discriminación en el empleo a
cualquier individuo que tenga un impedimento físico o
mental que limite una o más actividades de su vida
incluyendo el aprendizaje y el trabajo.

¿Qué sigue después
del diagnóstico?

Aunque no hay una cura para el TDAH, muchos
tratamientos pueden ayudar eficazmente a manejar los
síntomas. Lo principal de estos tratamientos es la educación de los
adultos con el TDAH y los miembros de su familia acerca de
la naturaleza del
trastorno y su tratamiento. Las investigaciones comparativas de
diferentes tipos de tratamiento coinciden que lo mejor para
mejorar los síntomas del TDAH es el tratamiento que
incluye medicamento combinado con terapia. Las evidencias
muestran que algunos antidepresivos tricíclicos pueden ser
efectivos en el manejo de los síntomas del TDAH así
como condiciones coexistentes como cambios de humor y ansiedad.
Así como no hay un solo examen para diagnosticar el TDAH,
no hay un solo enfoque de tratamiento que sea adecuado para
todos. Los tratamientos necesitan ser confeccionados para un
individuo y dirigidos a sus áreas de necesidad
específicas. Hay una variedad de aspectos de
comportamiento social, académico, vocacional o de
relaciones interpersonales para el adulto que tiene TDAH. Para
algunos, solamente tener el diagnóstico y entender
cuáles eran las razones para muchas dificultades pasadas
puede ser extremadamente útil. Los adultos con TDAH
también pueden beneficiarse con terapias sobre su
condición, asesoría vocacional y guía para
encontrar el más adecuado ambiente de trabajo, administración del tiempo y asistencia
organizacional, coaching, buscar
trabajo y estrategias de administración de conocimiento.

En resumen, algunos componentes comunes en
los planes de tratamiento para adultos con TDAH
incluyen:

1.      Consulta
con profesionales médicos

2.     
Educación acerca del TDAH

3.     
Medicamentos

4.      Grupos de
apoyo

5.      Desarrollo
de destrezas conductuales tales como hacer listas,
plantación diaria, elaboración de
rutinas.

6.      Terapias
individuales o de pareja

7.      Liderazgo
(Coaching)

8.     
Orientación vocacional

9.      Asistencia
para elegir las mejores opciones educacionales y
vocacionales

10.  Perseverancia y trabajo
arduo

11.  Buscar la mejor opción
académica

12.  Perseverancia y trabajo
duro

13.  Buscar trabajos y escuelas
apropiados

Se considera que un plan de
tratamiento multimodal, que combine la medicación, la
educación y los tratamientos de comportamiento y
psicosociales, es el enfoque más efectivo. A pesar de que
falta más  investigación en tratamiento
psicosocial del adulto con TDAH, algunos estudios sugieren que la
terapia y la educación pueden resultar efectivos en el
tratamiento de adultos con TDAH. Un tratamiento combinado, que se
mantenga durante un largo período, puede ayudar a
administrar los efectos del desorden y ayudar a estos adultos a
tener vidas más satisfactorias y productivas.

This article first appeared as CHADD
Fact Sheet No. 7, Spring 2000

FUMAR DURANTE EL EMBARAZO MULTIPLICA POR
NUEVE EL RIESGO DE DÉFICIT DE ATENCIÓN CON
HIPERACTIVIDAD EN LOS HIJOS

MADRID, 27-MAY-2007 Fumar durante el
embarazo puede multiplicar por nueve el riesgo de los hijos de
sufrir déficit de atención con hiperactividad,
según una investigación realizada en Estados Unidos,
de la que se hace eco el diario "The Guardian. El trabajo de la
Universidad
Washington de Saint Louis (Missouri) señala que el tabaco
dispara el riesgo cuando los niños ya tienen una
predisposición genética a este trastorno.
Según Rosalind Neuman, que ha dirigido la
investigación, los peligros para la salud de fumar durante el
embarazo ya se conocían, sin embargo el vínculo
entre el tabaquismo y este
trastorno no se había probado hasta ahora. En el estudio
participaron 5.000 familias del Estado de
Missouri, con hijos gemelos de edades comprendidas entre los 7 y
los 18 años. Sus padres rellenaron cuestionarios sobre el
comportamiento de sus hijos y sobre los hábitos de la
madre durante el embarazo. Más del 24% de las encuestadas
afirmó que había fumado durante el embarazo, y de
ellas, el 75% lo había hecho durante toda la
gestación. Los síntomas del déficit eran
más frecuentes en los hijos de las que habían
fumado durante el embarazo, y aún más en los
niños que tenían predisposición
genética a esta dolencia. El consumo de alcohol, sin
embargo, no parecía influir en las posibilidades de los
niños de desarrollar el trastorno. Según estadísticas recientes, en Estados Unidos,
en torno al 3,3% de
los niños menores de 10 años tienen diagnosticado
el déficit de atención con hiperactividad, cuyos
síntomas comienzan a edad temprana. Las personas que lo
sufren tienen más posibilidades de desarrollar otras
adicciones, a lo
largo de su vida según los expertos.

Bibliografía

 

 

 

 

 

 

 

Autor:

Yanina Cardillo

Yanina García

Ezequiel Pérez

Titular: Rosario Graciela
Urquiza.

Carrera: Lic. Psicomotricidad.

Materia: Psicología
Cognitiva.

Año: 2009.

Partes: 1, 2
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