- Justificación y
Alcance - La Persona
humana - La
Ética - La
crisis - El bien
común y las definiciones de justicia - Los
Principios - Cómo
se consigue la ética - A manera de
conclusión - Referencias
Bibliográficas
"Era la mejor época y la peor
época, el siglo de las luces y la razón. Un
período de luz y tinieblas,
el horizonte más esplendente y la noche más
profunda, en el que se iba en línea recta al cielo y por
el camino más corto al infierno…" Un Cuento de dos
Ciudades.
Charles Dickens. (1859)
Justificación y
Alcance
Este escrito tiene la finalidad de aportar
textos con ideas que sirvan al diálogo
universitario, y genere la posibilidad de argumentar, para tratar
de aproximarnos a un consenso en cuestiones de difícil
convención. La finalidad última –del escrito-
es lograr un ambiente de
trabajo
efectivo para la promoción de un ambiente en el
campus y la posibilidad de construcción de currículo, en base a unos valores, y
así recuperar algunos estadios éticos para el trabajo de
enseñanza en la Universidad.
Nos limitaremos a esas definiciones
básicas para la discusión como son Persona Humana,
Disposiciones, Hábitos, Ética,
Valores, Valoración, Crisis, Bien
común.
La Persona
humana
Allí donde conviven personas hay
problemas,
surgiendo entonces, como imperiosa la necesidad de solucionar
dichos problemas para ordenar esa convivencia humana. La
ética parte de un hecho simple: en todo conglomerado
social, siempre existen divergencias de distinta causa, que a
veces "obligan" a sus integrantes a pensar en torno a la
problemática sufrida, y a buscar vías de
solución, fijando "a posteriori" pautas de
comportamiento.
El primer punto para la discusión es
tener una base firme de trabajo intelectual. La
consideración de que un ser dotado de inteligencia,
con posibilidad de elegir sus fines y de escoger sus medios para
lograr sus proyectos
personales en una sociedad, con
posibilidad de trascendencia, es decir de cultivar su intelecto y
su espíritu, receptor de derechos y poseedor de
deberes, es lo que podríamos definir como persona
humana.
La consecución de niveles cada vez
más altos en comportamientos intelectuales
y de tipo social, dependen de las disposiciones que posea esa
persona. Una disposición es lo que algunos autores
han considerado como unidad de vida, es la posibilidad por la
acción
educativa, de conseguir estadios personales de mejoramiento del
ser que William Frankena[1]llamaba
excelencias.
Surge la pregunta: ¿cómo
lograr en los componentes de la Universidad esas disposiciones
que quisiéramos para elevar el nivel de convivencia
social? La puesta en marcha de diversas campañas y
proyectos educativos que ha conocido la historia, tienen en su punto
de apoyo la consecución de ciertas disposiciones, que al
convertirse en acciones
repetidas, se transforman en hábitos de conducta.
John Dewey[2]consideraba que el cultivo y el
mantenimiento
de hábitos sociales, es lo vital para la sociedad y para
un modo de vida como es la democracia.
Estos hábitos no son unos actos rutinarios, sino la
acción facilitada por la disposición racional y
generada en cualquier momento en que la voluntad decida
realizarla.
El tema del cultivo de hábitos es el
tema de la educación. Cuando
se plantea desde la perspectiva del conocimiento,
se torna difícil la ida social, puesto que la
sabiduría no da el comportamiento adecuado. Un autor
contemporáneo define los hábitos desde el punto de
partida de las opciones fundamentales del ser humano, es decir
desde la elección ética para su vida. "Los
hábitos, ya sean positivos o negativos, son esas
disposiciones innatas o adquiridas que nos llevan a obrar pronta,
fácil y placenteramente, y sin hacer grandes esfuerzos
para conseguir esas metas y encarnar esos valores que
consideramos vitales para la consecución de ese gran
objetivo: la
felicidad. A esos modos de actuar ya asumidos, que nos
predisponen a obrar en el sentido deseado y que hemos ido
incorporando en el curso de la vida y que configuran nuestra
personalidad
ética (somos honrados, veraces, justos, leales, etc. o,
todo lo contrario), tradicionalmente se les ha llamado
hábitos"[3]
La
Ética
Los conceptos de la ética a lo largo
de la historia, más que solo un conocimiento de tipo
abstracto, en realidad son derivados intelectuales, de
comportamientos humanos con juicios morales implícitos en
esa acción, es decir con criterios de bien. Y esto tiene
como basamento que no podemos formular juicios, ni elaborar
razonamientos, sino tomamos de la realidad material,
–captada por los sentidos
externos- el contenido de nuestro pensamiento.
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