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Utilización de Medicina Homeopática en el manejo de la fiebre infantil




Enviado por celia.diaz



Partes: 1, 2

    1. Objetivos
    2. Desarrollo
    3. ¿Qué
      es lo que no debemos hacer?

    4. Remedios más utilizados

    5. Conclusiones

    6. Bibliografía

    Introducción

    Uno de los mayores y polémicos problemas a
    los que se enfrenta a diario el pediatra es la evaluación
    y el manejo de los niños
    menores de 3 años con fiebre sin foco
    aparente, con la posibilidad de que desarrollen una bacteriemia
    oculta o infección bacteriana grave.

    La mayoría de profesionales mantiene una
    posición conservadora y prefiere hospitalizar a los
    lactantes febriles, sobre todo a los menores de 3 meses,
    prescribiéndoles antibióticos de manera
    empírica, aunque las investigaciones
    actuales han demostrado que para lactantes seleccionados, el
    seguimiento y tratamiento ambulatorio, si es necesario, es
    seguro siempre
    que se efectúe una valoración para enfermedad
    bacteriana y pueda asegurarse una vigilancia continuada.

    Salvo muy raras excepciones, la fiebre es la respuesta del
    organismo a una infección. La causa más frecuente
    de fiebre en la infancia la
    constituyen las infecciones virales leves.

    En ocasiones, la aparición de fiebre puede significar
    que un proceso viral
    previo se está complicando.

    Puede ser el caso del niño que lleva varios días
    con una infección respiratoria de vías altas y que
    comienza con fiebre. Ésta puede deberse al proceso inicial
    sin más, pero, a veces, puede significar la
    aparición de alguna de sus complicaciones (otitis,
    neumonía…).

    En muy raras ocasiones, la fiebre significa el inicio de
    enfermedades
    más graves.

    Se define como fiebre la temperatura
    rectal mayor de 38ºC. La fiebre sin foco evidente es la
    aparición aguda de fiebre en un niño previamente
    sano en el que después de una historia y
    exploración cuidadosa, no es evidente la causa probable de
    la fiebre.

    El grado de fiebre no es criterio de gravedad para los
    lactantes menores de 3 meses, sin embargo, en los lactantes
    mayores de 3 meses, la fiebre elevada (39-40º C) es criterio
    de riesgo.

    La fiebre suele acompañarse de una sensación de
    frío, malestar, cansancio, disminución del apetito,
    etc., que un niño mayor refiere sin dificultad. Muchas
    veces, el padre de un niño mayor ya sabe que éste
    tiene fiebre antes de tomarle la temperatura. Los días
    previos, es posible que el niño tenga molestias como dolor
    de cabeza, cansancio, dolor de piernas o que se encuentre "algo
    raro".

    Objetivos

    Objetivo Final:

    Recalcar el Uso de la medicina
    Homeopática en la Fiebre Infantil.

    Objetivos Específicos:

    Caracterizar la fiebre según la Semiología
    Homeopática.

    Describir los remedios febriles y sus cuadros clínicos
    acompañantes.

    Desarrollo

    Al enfrentarse a un Síndrome Febril, el médico
    familiar debe observar y hacer observar a padres y familiares,
    una serie de medidas generales para manejar al niño con
    fiebre:

    Antitérmicos

    El antitérmico es más eficaz y actúa
    más rápido si se da por boca y en forma de
    suspensión ("gotas" o "jarabe"). En ocasiones, los
    niños pueden rechazar la medicación por su sabor,
    por lo que se puede administrar con un poco de agua
    azucarada, zumo, etc. La vía rectal ("supositorios") es
    menos útil. La absorción es más irregular y,
    en ocasiones, los niños expulsan el supositorio una vez
    administrado, así que, salvo que el niño vomite o
    rechace persistentemente el tomar el antitérmico por boca,
    siempre administraremos el antitérmico por vía
    oral.

    Medidas físicas

    En caso de aplicarlas, lo haremos siempre acompañando
    la
    administración de antitérmicos. Las medidas
    físicas más extendidas son el baño de agua
    tibia (jamás fría) o el uso de paños
    húmedos (humedecidos en agua y alcohol).

    Administración de líquidos abundantes

    El niño con fiebre tiene unas necesidades de
    líquidos superiores a un niño sin fiebre. Esto se
    debe a varios motivos: la elevación de la temperatura de
    la piel
    incrementa las pérdidas de agua del niño y la misma
    fiebre hace que la ingesta de líquidos esté
    disminuida. Es bueno administrar líquidos (agua, zumos,
    leche…) a un
    niño con fiebre, y el mejor momento para hacerlo es cuando
    ésta ceda parcialmente o siempre que el niño lo
    desee.

    Aunque nos parezca que "bebe mucho" y "no come nada" no
    debemos limitar la ingestión de líquidos

    ¿Qué es lo que no debemos
    hacer?

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