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El pulso y la lengua: claves del diagnóstico en medicina tradicional china (página 2)



Partes: 1, 2

La medicina
china, la
medicina ayurvédica, la medicina mexicana, difieren entre
sí aunque tienen en común el apelativo de
tradicionales (cada una basada en su tradición). Y todas
ellas difieren de la medicina occidental-convencional. El
sistema
científico no es mejor ni superior que los sistemas
tradicionales; solo distinto. Todos, aquél y éstos,
son, o pueden ser, válidos y útiles en sus
contextos originarios respectivos. Algunos ya han trascendido los
límites
de sus sociedades
como es el caso de la medicina occidental, pero también el
de la medicina tradicional china, objeto de nuestro estudio. El
encuentro de la teoría
médica china con el pensamiento de
otras sociedades ha dado lugar a un sistema intercultural e
híbrido, como decíamos al principio, resultante de
la necesidad de acomodación de principios
originales a culturas diferentes (Aparicio, 2004). La medicina
china tiene su propio método de
trabajo, su
forma de indagación y su manera de diagnosticar y atender.
La interrogación, la palpación, la palpación
especial de los pulsos chinos, la observación, la audición, la
olfacción y hasta la obtención de información por el sentido del gusto, son
los procedimientos
tradicionales para conocer los rasgos individuales del problema
que tenemos delante. De entre todos, vamos a ver y analizar,
utilizando la intermediación de la antropología para aproximarnos a su
comprensión, el pulso y la observación de la
lengua como
procedimientos clave en la elaboración del juicio
clínico y de la opinión especializada sobre el
problema que estemos estudiando.

Palabras clave:

Etnomedicina. Medicina tradicional china. Cultura
tradicional de salud. Antropología
médica.

Los pulsos
chinos

Existen numerosas y diferentes fuentes a las
que podemos acudir para estudiar el significado y el uso
profesional de la pulsología china (fuentes en lengua
china y fuentes en otras lenguas). Mi
explicación aquí sigue la línea
académica oficial-convencional de la enseñanza de la medicina china en la
actualidad, aunque se presenta de forma muy resumida. Sin
embargo, el hecho de exponerlo en una lengua diferente al chino
implica que hablemos de una medicina intercultural.

La medicina china (en adelante MTC) es una medicina
sociobiopsicoecocultural, como la mayoría de las medicinas
tradicionales del planeta (Aparicio, 2007). Esto quiere decir que
entiende al ser humano desde un modelo
complejo, no desde el modelo biologista propio y
característico de la medicina convencional occidental. Los
males en MTC son situaciones de desequilibrio
(desarmonías, así llamadas por T. J. Kaptchuck,
1995) que atañen a la persona al
completo. Los problemas de
salud no son vistos como hechos aislados con una causa
específica que se expresan de forma unidireccional sino
como vivencias en las que intervienen las expresiones de
alteración relacionadas con otros hechos
simultáneos en la persona y fuera de ella. Para
entendernos, diríamos que cuando lanzamos una piedra a un
estanque, el choque produce ondas que, aunque
atenuadas, llegan a todos los puntos de la superficie, hasta
tocar la orilla. De igual forma, un mal no afecta sólo a
la parte o función
del cuerpo implicadas, o más implicadas, sino que, de
manera atenuada, también llega al resto del cuerpo y, a
través de la vivencia, a toda la persona. La MTC es
creativa. Esto quiere decir que las soluciones a
los problemas pueden componerse como puzzles diferentes teniendo
en cuenta el acercamiento comprensivo y la elección
terapéutica de cada profesional. Ejemplo: ante un problema
de estreñimiento bien diferenciado y ubicado (hay varias
clases de estreñimiento según la MTC que hay que
entender y singularizar en cada persona), distintos profesionales
podrán optar por propuestas y soluciones
terapéuticas diferentes, basados cada uno en su ruta de
aproximación comprensiva a la alteración. Se
podrá hacer una propuesta según el diagnóstico Zangfu
(órganos y vísceras entendidos: a) como
imágenes discursivas que atañen a
estructuras y
funciones del
cuerpo, y b) como expresiones simbólicas que tienen que
ver con la integridad y complejidad de la persona humana en
relación con su entorno social, natural y cultural). Se
podrá hacer otra propuesta según el
diagnóstico meridiano (visión de la
circulación bioeléctrica
expresión que usamos para
entendernos a su paso por la piel. Y se
podrán hacer propuestas desde otras perspectivas, incluso
mixtas.

Los pulsos chinos nos proporcionan informaciones que
obtenemos tocando tres puntos próximos a la muñeca
sobre la arteria radial (pulsos radiales) y otros puntos del
cuerpo (pulsos distales). Pese a que la percepción
es sensorial, la interpretación es cuantitativa-cualitativa.
Aquí nos ocuparemos de explicar sucintamente los
radiales.

Para Eric Marié la formación de los
pulsos depende de varios parámetros, principalmente: la
actividad funcional de los Órganos y de las
Entrañas, que imprime a los pulsos características
identificables; la Energía fundamental (Zong Qi) que
controla el impulso y la regularidad del ritmo cardiaco; la
Energía del Estómago (Wei Qi) que representa la
parte constitutiva más importante, porque el
Estómago es la fuente de alimentación para el
conjunto de los Órganos, Entrañas y tejidos del
cuerpo; el Qi y la Sangre, porque
los pulsos se forman mediante el encuentro de dos fuerzas
complementarias: el Qi y los Vasos (Mai Qi), naturaleza
Yang y masa de Sangre, de naturaleza Yin
(Marié,
1998: 253).

La terminología china en Pi Jin
(fonética china y alfabeto latino) traslada a nuestra
mente los modos de pensasmiento y organización del estudio y del análisis de las cosas (y de los problemas
de salud) propios de los chinos. Las ideas cobran forma a
través de la palabra, de las palabras. La
traslación de un idioma a otro no lleva consigo el
trasvase de experiencias sino la interpretación de las
mismas. En castellano, en
portugués, en francés o en inglés
hablamos de la medicina china que nosotros entendemos y que
comunicamos en nuestras lenguas. Las palabras originarias que
mantenemos en la
comunicación médica fuera de China son claves
lingüísticas con las que nos referimos a determinadas
representaciones discursivas sobre salud y enfermedad; o sobre
aspectos específicos de ambas. Del simbolismo originario
de las expresiones gráficas chinas pasamos a una
interpretación que nosotros hacemos adaptada y acomodada a
nuestras realidades sociobioecoculturales respectivas.
Según todo esto, entenderíamos los pulsos chinos
como la expresión de la dinámica compleja del individuo en
puntos determinados de su cuerpo. Esa dinámica
tendría que ver con la circulación de la sangre,
con lo que los chinos llaman Qi (que aquí
interpretaríamos como energía vital ligada a la
sangre) y con la actividad de los órganos internos; pero
advirtiendo que nuestros órganos y nuestra sangre física (lo que
significan en nuestras lenguas y culturas) son, además, en
el pensamiento tradicional chino: órganos y sangre
simbólicos (dotados de más asociaciones
conceptuales que las que define la biología y la ciencia
occidental).

Palpando obtenemos información sobre la
naturaleza y la localización de las enfermedades. Pero no
olvidemos que no hablamos de enfermedades desde la óptica
biologista sino desde la visión amplia, compleja e
interrelacionada del ser humano (enfermedad como desequilibrio y
como vivencia, no únicamente como expresión aislada
de un problema concreto con
una causa diferenciada). Como los pulsos son una expresión
del dinamismo vital, se producen variaciones de matiz
constantemente. El profesional o estudioso, deben conocer
estándares generales que permitan determinar las
características del problema que tenemos delante,
ubicándolo en "espacios de alteración" que irán
perfilándose y definiéndose con otros
procedimientos del examen clínico (por ejemplo: la
observación de la lengua).

En cada muñeca se palpa sobre tres emplazamientos
a lo largo de la arteria radial. Estos lugares se denominan:
cun, guan, chi (que se han traducido por: pulgar,
barrera y pie
). Delante de la apófisis estiloide del
radio tenemos
el cun; detrás, el guan; e
inmediatamente después del guan (hacia el codo),
está el chi. La obra didáctica: "Fundamentos de Acupuntura y
Moxibustión de China" (1997: 50), publicada por el centro
de ediciones en lenguas extranjeras de Beijing señala:
Las tres regiones, cun, guan y chi de la mano izquierda
reflejan respectivamente la condición del corazón,
hígado y riñón y las de la mano derecha, la
condición del pulmón, bazo y
riñón.

Como ya hemos dicho, y usando la antropología
como puente de acercamiento entre culturas, cuando se habla de
órganos, o cuando se hace referencia expresa a alguno de
ellos, en MTC no sólo nos estamos refiriendo a la estructura
orgánica que se nombra (es decir, a sus
características físicas, constructivas y de
funcionamiento) sino también a rasgos simbólicos
que la acompañan y a aspectos estructurales y funcionales
más amplios e interrelacionados que, según la
comprensión del cuerpo y de la persona en MTC se
relacionan directamente con el órgano mencionado. En los
pulsos, pues, detectamos aspectos cuantitativos relacionados con
el bienestar y los desequilibrios, perceptibles a través
del tacto; y aspectos cualitativos (calidades) que se organizan
alrededor de la expresión Inn/Iang
(Yin/Yang) como procedimiento
dialéctico de ordenamiento y clasificación
(Aparicio, 2004). Así, cuando hablamos, por ejemplo, de
pulmón nos estamos refiriendo a hechos
biológicos amplios relacionados con ese órgano y/o
con sus funciones. Pero además, con otras partes del
cuerpo y otros hechos de la persona al completo que tienen
relación directa/indirecta con la estructura mencionada y
sus funciones. A ello hay que sumarle las características
y rasgos simbólicos asociados a dicho sistema y definidos
en la tradición médica china.

Las condiciones ideales para la toma de pulsos chinos,
según el libro:
"Fundamentos de Acupuntura y Moxibustión de China" (1997),
son las siguientes: la persona, cómodamente sentada,
extiende el brazo y lo apoya sobre una almohadilla con la palma
de la mano hacia arriba. El médico localiza el pulso
guan con la yema del dedo medio. Los pulsos cun
y chi se localizan respectivamente de forma natural con
los dedos índice y anular. La técnica consiste en
presionar ligeramente hasta percibir el latido o salto. A la
presión
inicial suave sigue una presión media y otra profunda
(relativa). Los dedos del profesional entrenado suben y bajan
hasta localizar la onda de latido que se percibe de forma
unitaria. No obstante, también se puede hablar de cada
pulso individualmente. Como en MTC cada órgano,
Zang (en realidad, sistema complejo) está
asociado a una víscera, Fu, podemos precisar
más los pulsos diciendo que la percepción
superficial corresponde a los Zang (pulmón,
bazo
, riñón, corazón,
hígado, riñón
) y la profunda a los
Fu (intestino grueso –asociado al
pulmón-, estómago, asociado a
bazo-, vejiga –asociada a
riñón-, intestino delgado
–asociado a corazón-, vesícula
biliar
–asociada a hígado– y San
Jiao
–asociado a pericardio o a
riñón según escuelas-). El momento
ideal para tomar los pulsos es la mañana, al despertar.
Pero, como eso no siempre es posible, es mejor tomarlos cuando no
se haya hecho un esfuerzo físico, no se haya fumado, no se
haya bebido, no se haya tenido una relación sexual, no se
haya transpirado, no se haya comido, no se haya experimentado una
emoción, no se haya tenido una discusión o no se
haya tomado algún medicamento importante. La
palpación de los pulsos debe durar entre medio y un minuto
en cada muñeca.

Para valorar la variabilidad de los pulsos hay que tener
una referencia de normalidad estándar que se
ajustará a la persona que tenemos delante. La normalidad
de una persona no tiene que coincidir exactamente con la
normalidad de otra; si bien ambas deben encontrarse dentro de la
franja relativa de la normalidad estándar. Por regla
general, una persona sana tiene 4-5 pulsaciones por ciclo
respiratorio completo. Hemos de tener en cuenta la edad, la
constitución y la dedicación y
estilo de vida
de las personas que tenemos delante para entender mejor sus
pulsos. En cuanto a la frecuencia, por ejemplo, el pulso
de un bebé es mucho más rápido que el de un
adulto. El pulso de un niño de 6 años es más
rápido (que el de un adulto). El pulso de alguien cuyos
padres lo tienen rápido, tenderá a ser
rápido. El pulso de un deportista suele ser más
lento que el del común de la gente. Las mujeres suelen
tener el pulso más rápido que los hombres, etc. Si
nos fijamos en la regularidad, el pulso normal
estándar no debe tener interrupciones ni alteraciones o
disminuciones de ritmo. Debe ser un pulso tranquilo. En unas 50
pulsaciones no debe haber pausas. En MTC, los pulsos radiales
deber percibirse como una onda que llega a los tres dedos del
profesional. Sin embargo, la repartición justa no
significa la misma percepción de golpe en todos los
sitios. El punto chi de ambas muñecas suele ser
menos perceptible que el resto en superficie. Los pulsos de la
mano izquierda generalmente son más fuertes que los de la
mano derecha. El pulso varía dependiendo de las estaciones
y de la hora del día (clima y
cronobiología). A nivel de emplazamientos
específicos, el pulso de cada órgano o
víscera tendrá las
características particulares del matiz del pulso
general correspondiente a cada estación; tengamos en
cuenta que en MTC la relación e interacción con el medio climático
es muy valorada, entendiendo que el ambiente
afecta de forma diferente según el momento del año.
Además, cada
órganovíscera tiene una
relación propia con las distintas estaciones del
año. Así, por ejemplo, pulmón
depende más de otoño; corazón, de
verano; riñón, de invierno, etc. Hay otras
características de influencia a tener en cuenta cuya
complejidad hace que no las expongamos aquí.

Los problemas y alteraciones del bienestar varían
la normalidad de cada cual pudiendo modificar la frecuencia, la
dimensión, la forma, el ritmo, la posición, la
intensidad de sus pulsos, llegándose a ver hasta 28 pulsos
patológicos. Los pulsos anormales más frecuentes, o
más frecuentemente detectados, son: superficial
(pequeña percepción al tocar, que desaparece al
presionar; propio de procesos de
desgaste, enfermedades crónicas, debilidad y
cansancio…); profundo (se percibe presionando
fuerte. Es propio de problemas internos); lento
(frecuencia inferior a 4 golpes por respiración completa; típico de
síndromes y alteraciones en terreno de deficiencia,
debilidad, agotamiento, frío); rápido (al
contrario que el anterior: más de 4-5 golpes por
respiración completa. Síndromes y problemas de
exceso, calor,
plenitud, agitación…); resbaladizo o
deslizante
(se aprecia un pulso como de pequeños
granos de guisante. Suele coincidir con síndromes de
acumulación y bloqueo: líquidos, flemas, embarazo…); tenso o cuerda (como si
se apreciase una cuerda que tira. Propio de males de deficiencia
de Inn e hiperactividad de Iang de
hígado; es decir: pérdida de
líquidos o masa acompañada de calor
metabólico); pleno o fuerte (puede ser normal en
determinados momentos de la vida y de la juventud;
puede ser anormal en alteraciones de tipo exceso, calor
hiperactividad, hipermetabolismo, gran dinamismo biológico
por alteraciones…Es fuerte en superficie y en profundidad,
demasiado vital); débil (sin fuerza, poco
perceptible en superficie y perdido al presionar, propio de
síndromes de deficiencia); filiforme (pulso como un
hilo, generalmente poco perceptible, pero puede percibirse
más cuando hay infecciones y pérdida de
líquidos); corto (rápido con pausas
irregulares; síndromes de hiperactividad de calor y
retención de alimentos);
intermitente (con pausas irregulares; síndromes con
pérdida de energía, sangre…).

Los pulsos pueden ir asociados en superficie y/o en
profundidad. De esta manera, podemos detectar un pulso filiforme
y rápido en superficie y diferente en profundidad, o un
pulso resbaladizo y lento en profundidad y diferente en
superficie, etc. En todo caso, no olvidaremos las
características individuales de la persona que tenemos
delante, el momento del día, la época del
año y otros factores y elementos internos y externos de
ella que condicionen la expresión de su pulso. Tampoco
hemos de olvidar que los pulsos son una aportación de
información que hay que incluir dentro de una
percepción global e interrelacionada de la persona
enferma. Será el todo, la información completa,
analizada y estudiada, la que nos proporcionará la
aproximación mayor al estado de
alteración sufrido, observado y narrado.

Todos los pulsos se pueden clasificar en: pulsos
Inn y pulsos Iang. Este procedimiento nos
orienta y guía en el camino a seguir en la
aproximación comprensiva del problema.
Antropológicamente hablando, entendemos pulsos
Inn los pulsos poco perceptibles, lentos,
débiles, perdidos, poco manifestados; y pulsos
Iang los fuertes, acentuados, sostenidos, intensos,
inquietos, rápidos. El profesional experimentado
diferenciará individualmente (cada pulso) si es necesario;
y precisará si la alteración está en
órganos (Zang) o vísceras
(Fu), sin olvidar que ningún desequilibrio es un
hecho aislado en la persona; es decir, que todo tiene que ver con
las interacciones y con la dinámica y gestión
de las experiencias que ella haga.

Los pulsos se complementan muy bien con la
información que proporciona la lengua, ayudando a precisar
y concretar el síndrome o alteración troncal;
así como el desequilibrio específico llegado el
caso.

La
lengua

La observación de la lengua se completa con la
información de experiencia y percepción local que
la persona enferma nos da. Constituye un procedimiento muy eficaz
para acercarnos en el camino hacia la comprensión del
problema. La información visual, de entrada, aporta
elementos de conocimiento
aparentemente más claros y rápidos que la
palpación de los pulsos. Pero la complementación de
ambos procedimientos, como hemos dicho, dibuja con mucha
más nitidez el mal que el enfermo sufre y cuya experiencia
comunica.

Expone la obra: "Fundamentos de Acupuntura y
Moxibustión de China" (1997: 42): La lengua se
relaciona estrechamente con los órganos Zang Fu, los
canales y colaterales, qi, xue (sangre) y los líquidos
corporales. Cualquier desorden de éstos se refleja en la
lengua. Se puede diagnosticar por la observación del
color, forma y
condición de la sequedad o humedad tanto de la lengua como
de su saburra y su movilidad.

Bien, vamos a explicar el párrafo
anterior. Como cuando hablamos de órganos y
vísceras en la exposición
de los pulsos, diremos también aquí que la
expresión Xue no equivale exactamente a la sangre
como simple líquido físico; en este caso
orgánico, sino como fluido vital (entendiendo el
término vital como algo relacionado con la vida en el
sentido biológico y simbólico). A esa sangre le
mueve, le anima, le da vida, le constituye, le calienta, le
impregna la energía fundamental que los chinos llaman
Qi. La característica de lo vital, precisamente,
no la da la sangre sino el Qi que contiene. Los
términos: canales y colaterales hacen referencia a
vías y circuitos
vitales que recorren y entretejen el cuerpo como una red tupida de naturaleza
biológica, bioeléctrica y simbólica paralela
y asociada a veces a los circuitos neuronales a la
circulación sanguínea y a la linfa. Para entender
el Qi del que hemos hablado, diremos que se
parecería al Quantum físico; es decir, a
algo que es a la vez materia y
energía. Por los canales y colaterales también
circula el Qi. Los líquidos corporales, como
cualquier otro elemento constitutivo del organismo, se entienden
en MTC como fluidos biológicos con muy variada densidad y
composición completados también por energía
(qi).

La lengua puede informarnos de todas las
características de los fluidos orgánicos, desde los
comprensibles desde el punto de vista de la física hasta
los más sutiles y sin aparente soporte material (canales o
meridianos que definen la anatomía
acupuntural). Una lengua normal (normalidad estándar,
convencional) tiene un cuerpo que cabe entre los dientes, un
color rosado, una movilidad escasa o nula, una humedad relativa y
una capa de saburra ligeramente perceptible, limpia y brillante.
No tiene marcas y no
está ni fláccida ni tensa.

Al examinar la lengua hemos de fijarnos, pues: en su
forma, su tamaño, su tensión, sus marcas, su color,
su humedad/sequedad y su saburra. Sin embargo, como hicimos con
los pulsos, tenemos que entender lo que observamos dentro de la
normalidad específica de la persona que tenemos delante.
Ello nos debe llevar a no generalizar y a no pensar en
lenguas-tipo estrictas a las que aproximar las observadas. Cada
persona tiene una anatomía propia y otras
características que hacen que su lengua difiera de las de
otros mostrando rasgos que debemos entender dentro de la
observación global e interrelacionada de toda la persona.
Hecha esta salvedad, nos centraremos en la normalidad
estándar diciendo que cuando el cuerpo de la lengua es
grande y grueso, pálido y con marcas de los dientes, nos
informa de deficiencia de qi (energía) y de
retención de flema (humedad, líquidos, más
metabolismo de
eliminación). Si el mismo cuerpo grande es de color rojo
oscuro, la información nos habla de calor patógeno
en el interior pudiendo estar afectado-implicado el
corazón. Una lengua delgada puede ser una
característica anatómica de la persona o puede
indicarnos una pérdida de Inn (masa,
líquidos, fluidos…). Si la lengua se mueve como un
látigo o si se desvía con tensión hacia los
lados, hablamos de un problema de viento
(alteración que implica al metabolismo y desequilibrios en
el funcionamiento de hígado, vesícula
biliar y/o corazón
, entendidos como sistemas
complejos). Una lengua que se mueve sin motivo muestra
nerviosismo, agitación, mal sueño, tensión,
tensión muscular…Las marcas de dientes
también se suelen asociar a situaciones o personas
hiperactivas y nerviosas. Cuando la lengua muestra un color
pálido, ya hemos dicho, indica deficiencia, cansancio,
problemas crónicos, frío, decadencia o
convalecencia de una larga enfermedad (desequilibrio
Inn). Cuando el color es rojo fuerte, indica calor e
hiperactividad (desequilibrio Iang). Cuando el color que
se percibe es negruzco pensamos que están, o pueden estar,
afectadas las "vías de agua", los
riñones, la vejiga. Cuando la lengua aparece con
petequias, hablamos de estancamiento de xue. Si la lengua
está reseca tenemos un problema con los líquidos
corporales y con las digestiones. Tal vez se trate de calor que
deshidrata. Si la capa de saburra es blanca y gruesa, pero
hidratada, el problema es de frío o deficiencia, mal
metabolismo, mal funcionamiento gástrico, retención
de elementos de la alimentación o mal transporte de
los mismos a través de los intestinos. Cuando la capa de
saburra es cortezosa y con coloración amarillenta, tenemos
calor patógeno que consume los líquidos corporales.
Cuando la capa es fina y amarilla tenemos deficiencia de
Inn (otro tipo de calor). Cuando la lengua está
agrietada (no de nacimiento) hablamos de consumo de
líquidos corporales por calor excesivo y pérdida de
las esencias del riñón (con esta
expresión, la MTC se refiere a fuerte desgaste vital por
actividades diversas, por enfermedad o por una situación
aguda e imprevista que la persona sufre y vive). Se llama lengua
de espejo a aquélla en que la capa de saburra ha
desaparecido por completo. Manifiesta un problema de larga
duración donde el factor antipatógeno ha sido
gravemente lesionado y el Inn está consumido
(deficiencia de líquidos corporales, deficiencia de
masa…).

El cuerpo de la lengua nos informa sobre la naturaleza
de la enfermedad (por exceso, Iang; o deficiencia,
Inn). La saburra nos indica el estado y
las características de los factores: patógeno y
antipatógeno. Lo primero que tenemos que hacer cuando
miramos una lengua es determinar si el problema es Inn o
es Iang. Luego, con la "lectura" de
los signos
completaremos el
conocimiento de la situación.

La lengua, como estructura completa y unitaria es
llamada en MTC el "ápice del corazón". Observada
desde este punto de vista nos puede informar de rasgos
específicos del corazón como órgano y/o de
su sistema energético (significación amplia y
compleja), así como de sus problemas respectivos. La
lengua también tiene que ver con todo el sistema complejo
de bazo y de estómago (recepción
de alimentos, transporte, transformación, absorción
y distribución de nutrientes y
eliminación de residuos). Por partes, el ápice
tiene relación con el sistema corazón/intestino
delgado
. Así, si la punta de la lengua se ve muy
colorada, hablaríamos de calor relativo en
corazón, calor en sangre y/o calor en
intestino delgado. La parte opuesta, el fondo, la
raíz, se relaciona con riñón/vejiga
y se le pueden aplicar las mismas características que
hemos explicado para la lengua en general (ejemplo, si hay
saburra blanca, mala o deficiente termorregulación,
problemas en las vías de agua, alteración en el
funcionamiento renal…). Toda la parte central tiene que
ver con bazo/estómago. Las dos partes laterales
inmediatamente posteriores al ápice tienen que ver con
pulmón/intestino grueso. Y los bordes laterales
restantes (mayor espacio) se relacionan con
hígado/vesícula biliar. Cada una de estas
partes, según la teoría clásica de la MTC
percibe mejor un sabor. El ápice, el amargo; el
área de riñón (fondo), el salado;
la zona de hígado/vesícula biliar lo
agrio; el centro (bazo/estómago), el dulce; y el
área de pulmón/intestino grueso, lo
picante.

Podemos, pues, interrogar a la persona sobre su
percepción de sabores o hacer pruebas para
ver si hay alteraciones en las zonas descritas antes. Ello
también nos proporcionará información para
completar el puzzle sobre el conocimiento del problema que
estudiamos (de ese problema en la persona concreta que
vemos).

Diferentes escuelas tradicionales de MTC y distintos
autores pueden presentar variaciones en la exposición de
los contenidos teóricos. Escribe Eric Marié: El
examen de la lengua es rápido, fácil de realizar
(aunque su interpretación pueda ser compleja no exige
material sofisticado ni técnicas
elaboradoras) y aporta una gran riqueza de informaciones. En la
semiología de la Medicina china, cualquiera que sea el
sistema dialéctico utilizado, la lengua y la saburra
forman parte de la descripción de prácticamente todos
los cuadros clínicos o síndromes (Zheng) que
determinan el diagnóstico diferencial de una
afección
(Marié, 1997: 220).

En cuanto al método de observación, se
prefiere examinar la lengua a la luz natural o con
luz de neón o halógena. La persona debe evitar
comer, beber, chupar o masticar alimentos y sustancias cuya
coloración local interfiera e impida un examen correcto.
Se le pide que saque la lengua de forma normal y natural
dirigiendo el ápice hacia abajo. Inmediatamente, la lengua
debe volver a su sitio. El profesional repetirá la
observación las veces necesarias teniendo en cuenta que al
estirarse la lengua, pueden variar la coloración y las
condiciones rápidamente. Conviene informarse sobre los
hábitos respiratorios del paciente, si respira por la
nariz o lo hace por la boca; si respira por la boca durante la
noche, y sobre sus costumbres alimenticias o la toma de
medicamentos. Todo ello puede influir en la forma, en la
coloración del cuerpo y la saburra, y en la
humedad-sequedad.

Comentario final
y aclaraciones

Lo primero que hemos de decir es que lo expuesto
anteriormente constituye un resumen en el que hemos querido
trasladar al lector occidental (especialista en salud o no)
formas de trabajar y procedimientos para recoger
información sobre salud/enfermedad de profesionales y
expertos de culturas distintas a la nuestra, occidental (formados
en el contexto originario de la MTC) y de profesionales y
expertos pertenecientes nuestra cultura (recibiendo una
formación en MTC como medicina intercultural). Caminamos
hacia la mezcla de culturas, de ideas, de realizaciones,
etc.

Otro objetivo que
nos planteamos a la hora de realizar este trabajo fue mostrar que
existen maneras distintas a la occidental convencional, de
entender y atender la salud; procedimientos de indagación
no tecnológicos con los que se pueden obtener altos
niveles de precisión a la hora de determinar problemas,
características de los mismos, ubicación e
importancia para la salud de la persona que los padece. Las
etnomedicinas, incluida la
occidental-convencional-tecnológica, responden a la
necesidad que tienen los individuos en las sociedades de atención en salud. Están insertas en
las culturas de sus grupos
respectivos y se enseñan siguiendo los mecanismos de
trasmisión de conocimientos propios de cada sociedad. En
unas, será la Universidad la
encargada de formar; en otras, la escuela de la
vida a través de la línea: maestro-aprendiz. Si nos
vamos a las comunidades indígenas de Oaxaca, conoceremos a
los curadores y, casi siempre, a alguien próximo
ayudándoles y aprendiendo para seguir trabajando por los
suyos cuando el viejo médico tradicional desaparezca. En
la actualidad, las instituciones
oficiales mexicanas ofertan muchos cursos de formación
que, como complemento al aprendizaje
tradicional y de experiencia, mejoran la operatividad de los
médicos tradicionales indígenas (MIT). En China,
como dijimos al principio, hay muchas escuelas de medicina
tradicional. Oficialmente, la universidad forma a los futuros
médicos chinos a través de un currículo amplio y complejo, llamemos,
oficial-académico (pero basado absolutamente en la
tradición). Otras universidades de países
asiáticos ofrecen también estudios de medicina
tradicional china con matices interculturales locales. Existen
universidades occidentales que disponen de estudios de medicina
china en sus facultades de ciencias de la
salud y ciencias
naturales de la salud. De igual manera, los estudios de
medicina convencional occidental, estandarizados, se
enseñan en casi todas las universidades del mundo junto
con sus especialidades.

No es necesario tener formación de médico
occidental para acceder a la formación en MTC. En ambos
casos, el objetivo es el ser humano y la salvaguarda de su salud
y bienestar; pero las representaciones mentales y discursivas de
ese ser humano y de su devenir que se manejan y con las que se
trabaja en el estudio son diferentes. Los métodos de
indagación y de análisis son también
diferentes; así como la puesta en práctica de
soluciones.

Todos los conocimientos etnomédicos (incluidos
los occidentales convencionales) sirven a los miembros de sus
grupos respectivos, pero además, muchos se han extendido
por todo el planeta. Es el caso de la medicina occidental
convencional; y es el caso creciente de la medicina tradicional
china cuyo cuerpo teórico se basa no sólo en los
contenidos tradicionales chinos, diferentes de la ciencia
occidental como hemos dicho, sino también en aportaciones
desde la ciencia (principalmente naturalista) al considerarse
medicina intercultural.

Nuestra sucinta exposición sobre el pulso y la
lengua como elementos fundamentales para el diagnóstico en
MTC pretende acercar otra visión del examen del enfermo,
limar asperezas, formar la mente occidental en la tolerancia y la
apertura a lo diverso, alejar del etnocentrismo asociado a muchas
actitudes y
programas de
estudios científicos que aún se siguen
desarrollando en nuestras universidades occidentales. Nosotros,
los europeos, no somos los mejores ni los únicos capaces
de alumbrar el progreso de la humanidad. Aprendí de mis
propios clientes
(enfermos) en Colombo (Sri Lanka) y de los médicos
tradicionales indígenas del Estado de Oaxaca cuando estuve
observando su trabajo para mi tesis
doctoral. Ellos incluso me atendieron de problemas de salud
que otros no me hubiesen solucionado. La ciencia tiene su
método, y está bien. La medicina tradicional china
tiene el suyo, y también está bien. 4.000
años de desarrollo
hacen a ésta merecedora del respeto total. El
pensamiento chino es eminentemente pragmático,
utilitarista. Los profesionales buscan soluciones a los problemas
de salud consultados. En la sociedad europea, fuera de los
tópicos, no se conoce bien ese pensamiento, que nada tiene
que ver con el misticismo occidental asociado a la religión o a la
concepción dicotómica del ser humano como cuerpo y
alma. Para los
chinos y para la mayoría de asiáticos, el qi, del
que hemos hablado, es el "ladrillo básico" que todo lo
constituye. En determinados círculos culturales se cambia
la imagen
discursiva y se utilizan otras representaciones en la comunicación (energías, incluso
fuerzas aglutinadoras espirituales o de muy diversa naturaleza).
La mayoría de pueblos amerindios y siberianos hablan desde
antiguo de "esencias divinas" circulando por todo lo creado; es
decir, de animismo. Hemos de desprender las asociaciones
peyorativas que en la cultura occidental se han adherido con
malas intenciones contra las culturas y las expresiones
discursivas de los pueblos tradicionales. Hemos de ser honestos y
justos reconociendo que nuestra ciencia es un logro cultural que
se puede ofrecer pero no imponer sustituyendo las tradiciones de
otros seres humanos, y que es uno más de tantos aportes
como todas las culturas del planeta han hecho y hacen al progreso
del género
humano.

Los pulsos chinos proporcionan al experto y formado en
MTC información privilegiada que, bien ubicada en el
contexto del problema que estudiamos puede hacer que se elija la
terapéutica acertada a la primera con el consiguiente
beneficio para el sufriente. El discurso de
éste, su narración de experiencia, su
opinión y punto de vista también ayudan al
profesional ya que le permiten individualizar rasgos que pueden
tener su atención específica. Cuando nosotros
hablamos desde nuestra formación occidental del
corazón, por ejemplo, nos atenemos a la definición
de una ciencia muy concreta que entiende dicho órgano como
una estructura con unas funciones, relacionada con otras
estructuras y funciones del cuerpo. En MTC, además de lo
que hemos explicado sobre el significado amplio de
corazón, pulmón, etc. (como
sistemas complejos), existen ópticas diferentes a la
occidental desde las que también hablamos de
"órganos multiórganos o multiestructuras" como el
San Jiao cuya composición o formación
dependen de criterios de asociación orgánica
diferentes a los de la ciencia biológica convencional. El
San Jiao se compone de: Jiao Superior, Jiao Medio y
Jiao Inferior
, abarcando el espacio desde el tórax,
con pulmón y corazón, hasta el bajo vientre, con el
resto de estructuras vitales que hay entre medias. En general,
San Jiao se ve en relación a la dinámica
de fluidos circulando entre unos y otros. No se trata de una
estructura cerrada que responda a un cuerpo tridimensional
compacto y diferenciado. Éstas son ópticas de
acercamiento al estudio del cuerpo convencionales, occidentales.
En nuestra cultura se ha establecido que diferenciemos
pulmón de corazón, y éstos de hígado
y estómago según unos criterios concretos. Pues
bien, el San Jiao se entiende desde otra visión,
aunque respondiendo a criterios bien precisos. Hablamos de brazos
y piernas en nuestras enseñanzas occidentales, pero
podríamos hablar de "bocaestointestinos", por ejemplo. Si
desde otras ópticas se hubiese desarrollado el estudio de
partes mixtas o complejas del organismo, más o menos
relacionadas por algo, formando un todo; si se hubiera
estructurado el cuerpo en partes diferentes a las que conocemos
convencionalmente, lo veríamos normal. Bien, pues los
asiáticos ven absolutamente normal su San Jiao,
compuesto no sólo por partes biológicas sino
también por componentes simbólicos y asociaciones
discursivas que forman el San Jiao comunicado, el
San Jiao cultural. En nuestra cultura occidental,
nosotros diferenciamos y parcelamos los objetos de estudio
siguiendo las orientaciones de nuestras ciencias. Podemos
estudiar el corazón como una unidad incluida en el cuerpo
o la manzana y la pera como frutos de determinados árboles. Podemos pensar en ellos como
elementos naturales, pero también fabricamos corazones,
manzanas y peras culturales cuando los convertimos en
imágenes lingüísticas, comunicables,
asociándoles matices y características que los
hacen variar respecto a cómo son vistos desde la ciencia
positiva.

Cuando, a través de la preparación previa
que introduce al occidental en un mundo de pensamiento diferente,
éste va recibiendo las enseñanzas que se dan en
MTC, en poco tiempo se
adapta y se hace a manejar conceptos nuevos de manera que los
contenidos recibidos de culturas ajenas no sólo no suponen
un obstáculo a su entendimiento sino que además le
proporcionan recursos que
puede trasladar a otros ámbitos de análisis para
tratar de comprender hechos muy diversos.

Mirando la lengua, el etnomédico de MTC
pensará en las partes del cuerpo afectadas como se
entienden en el pensamiento occidental y en sus asociaciones
sutiles que, aunque no tangibles y sensoriales en principio,
sí existen a nivel de conceptos y de imágenes
discursivas, por lo que se puede trabajar perfectamente con ellas
(a nivel mental) razonando.

Mi conclusión es que el dominio de los
procedimientos de indagación de la MTC convierte al
profesional trabajando en ese terreno en un aventajado observador
cuya opinión sobre los males de las personas puede ser muy
valiosa y compaginable con los métodos de otros sistemas
terapéuticos; entre ellos, el occidental y ahora
universal. El trabajo de
indagación del etnomédico chino (y no chino,
trabajando en MTC) le convierte en un orfebre de la
curación; o mejor, del reequilibrio
(expresión más acorde con los modos y sistemas
tradicionales). La práctica de los procedimientos
naturalistas y relacionadores chinos hace trabajar la mente del
profesional manteniendo a punto su capacidad de
observación, de relación y de análisis,
permitiéndole realizar procesos mentales ágiles y
económicos llegando a propuestas de solución
viables, aceptadas generalmente por los pacientes y exitosas en
un tanto por ciento relativamente alto.

Hay mucha aproximación entre la MTC y la
antropología, sin conocerse antes diríamos. En
ambas se entiende la persona como un ser complejo relacionado con
su medio (cultural, social y físico); y sus problemas,
también. Desde ambas se pueden aportar soluciones
integradas, variadas y dirigidas a la persona y a los problemas
específicos vividos por cada cual (entendidos
siempre en un contexto de relación amplio). En ambas se
tienen en cuenta los discursos y
narraciones vivenciales de los sufrientes. En las dos se habla
más de enfermos que de enfermedades. Considero necesaria
la formación antropológica para los profesionales
de la salud, y más, para aquéllos que desean
formarse en disciplinas y ciencias provenientes de contextos
socioculturales diferentes. A veces ocurre que los profesionales
mal formados, sin entender aquello que reciben, tampoco van a
saber poner en funcionamiento los métodos de
indagación de la MTC, proporcionando atenciones y servicios
mermados, pobres, tal vez incorrectos y, sobre todo, poco
eficaces y útiles.

La antropología puede servir muy bien de puente
en el acercamiento comprensivo a lo diverso. Y, sobre todo,
enseña a respetar lo que otros hacen y crean; más,
cuando ello se hace para beneficiar a todos.

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Autor:

Dr. Alfonso J. Aparicio Mena

Doctor en Antropología

Ph. D. en Medicina Tradicional China.

Partes: 1, 2
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