"…aprender para
conocer,
conocer para
transformar,
transformar como
práctica
de libertad…"
Paulo
Freire
¿Por qué elegimos este título?
Hasta la mitad del siglo XX la escuela era el
lugar destinado a "enseñar y aprender", "para forjar el
inicio de un futuro…" "estímulo para el ascenso
social".Expresiones que escuchábamos de nuestros padres,
maestros y especialistas en educación.
Las palabras de los padres y maestros se legitimaban
entre sí construyendo un discurso
homogéneo. Pero la función
alfabetizadora e integradora de la escuela produjo también
exclusiones culturales; la escuela homogeneizó y
disciplinó (Duschatzky, Silvia – 2002)
Los cambios políticos, económicos,
sociales y culturales produjeron la caída de la etapa de
la historia conocida
como Modernidad y sus
paradigmas de
pensamiento.
Hemos leído en diversos autores expresiones como "el fin
de la historia", "la desaparición de las
ideologías" "el ocaso del deber" que llevaron a definir
los cambios epocales como:
Post-modernidad
Era de la red informacional
– Era de la globalización
¿Continuó la escuela cumpliendo los
primeros objetivos
señalados: enseñar, socializar? Podemos decir que
sí, pero también se le adicionaron otras
configuraciones institucionales: comedores escolares, dobles
jornadas, actividades extra-curriculares, equipos de
orientación escolar, acceso a la
tecnología
Las profundas y aceleradas transformaciones
socio-económicas-culturales golpeó la puerta de los
establecimientos educativos, en sus diferentes niveles: jardines
de infantes, escuelas primarias, secundarias y hasta
incluiríamos el nivel terciario y
universitario.
Cuando decimos que la escuela se encuentra en un
proceso de
crisis o
destitución simbólica, no expresamos que
enseña mal, que no está a la altura de las demandas
competitivas o que como suele escucharse: "….hace
asistencialismo en vez de pedagogía…".Decimos que en nuestro
país, en el interior y en la ciudad, la escuela se ha
convertido no sólo en un ámbito pedagógico,
sino también asistencial, de contención de alumnos,
padres y docentes y que
pese a la crisis que atraviesa, todavía, no ha perdido la
capacidad para interpelar e interpelarse acerca de su objetivo
fundacional: educar.
La era del consumo, el
acceso a la tecnología y al
marketing hace
que niños/as, adolescentes y
padres estén caracterizados por nuevos dispositivos de
subjetivación, que por consiguiente, generan nuevas
maneras de convivencialidad en el hogar y en la
escuela.
Enrique Pichón Riviere decía en el
Congreso de Psicología
Social en 1972: "….lo que ocurre en lo macro-social,
ya sean cuestiones políticas,
económicas, culturales, repercute en las instituciones
intermedias, es decir, la familia, la
escuela, los espacios de recreación, los cultos religiosos y por lo
tanto impactan en cada persona; cada una
de ellas y de acuerdo a su historia personal lo
vivenciará en distintas formas
conductuales…."
Por consiguiente para comprender lo que sucede en la
institución escuela, es necesario prestar atención a lo que ocurre en el
ámbito de la sociedad en
general.
Asistimos a una "metamorfosis de la cuestión
social" tal cual denomina Robert Castel (1997) a las
transformaciones históricas; el concepto de
metamorfosis debe entenderse desde la dialéctica pues hace
temblar las certidumbres, es decir, las formas permanentes y
recompone todo el paisaje social.
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