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La trascendencia humana y la sociedad perfecta (página 3)



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Un milenio más tarde (siglo XI al XV), después de un largo periodo neo platonista de fuerte oposición religiosa al cambio de ideas sobre la creación expuesta en el Génesis, los estudiosos del alto medioevo (Alberto Magnus) convencidos de la armonía fundamental entre razón y revelación propusieron un filosofía que se conoce por el nombre de escolasticismo o escolástica que pretendía amalgamar la visión racional Aristotélica del universo con la visión bíblica del Génesis, a fin de integrar un sistema ordenado del saber sapiencial de Grecia y Roma y el saber religioso del cristianismo, y aunque intuían que cualesquier oposición entre revelación y razón podía deberse al uso incorrecto de la razón o a una errónea interpretación de las palabras de la revelación, intentaron determinar el ámbito preciso de las competencias de cada una de estas herramientas del saber sin conseguirlo (San Anselmo). Santo Tomas de Aquino: (Summa Theologiae) convencido de que la razón podía probar algunas doctrinas procedentes de la revelación divina, abordo la filosofía aristotélica supeditando la razón a la fe, así usó la razón para defender la fe, sin exponer la teología a la luz de la razón. Los escolásticos posteriores (Juan Duns Escoto), limitaron cada vez más el campo de las verdades capaces de ser probadas a través de la razón e insistieron en que muchas doctrinas anteriores que se pensaba habían sido probadas por la filosofía tenían que ser aceptadas sobre la base única de la fe. Una de las razones de esta limitación fue que los escolásticos aplicaron los principios para la demostración científica expuestos en el Organon de Aristóteles, de una manera mucho más rigurosa que cualesquiera de los filósofos anteriores. Esos requisitos eran tan estrictos que el propio Aristóteles rara vez fue capaz de aplicarlos en detalle más allá del campo de las matemáticas. Esta tendencia propició la pérdida de confianza en la razón natural humana y en la filosofía, supeditando el pensamiento de los escolásticos al de las autoridades prestigiosas como San Pablo, San Agustin, San Anselmo, San Buenaventura, Enrique de Gante, Guillermo de Ocklam, Juan Duns de Escoto, Pedro Lombardo (Cuatro Libros de Sentencias), Pedro Abelardo, Roscelino de Compiègne, Roger Bacon, etc. En el intermedio hubo otros pensadores singulares, Giovanni Pico della Mirandola (1463-1494) redactó novecientas tesis a favor de la razón y la realidad, ofreciendo defenderlas en foro público, posteriormente basado en el Génesis y el Timaeus escribió: (Hominis Dignitate Olatio) en donde exalta la dignidad humana: "Cuando Dios después de haber finalizado la creación del universo pensó en la posibilidad de crear al hombre, pero al buscar un modelo apropiado con el fin de que percibiera, admirara y amara la creación, dirigiéndose a su primer prototipo humano, reflexionó: La naturaleza, limites, forma y función especifica de las demás criaturas, la he dado de acuerdo a Mi deseo, pero tú tendrás la naturaleza, forma y función especifica que desees. No te haré mortal ni inmortal, ni de la tierra ni del cielo, de tal forma que podrás transformarte a ti mismo en lo que desees. Te colocaré en el centro del universo a fin de que tengas un panorama completo de la creación, para que puedas definir tus límites de acuerdo a tu libre albedrío, de modo que puedas descender a la forma más baja de las bestias o puedas remontar mas allá del juicio de tu propia alma, entre los más altos espíritus que son divinos". El alto clero al percatarse del peligro que para la moral ortodoxa representaban las tesis y pensamiento humanista de Mirandola, lo hicieron retractarse de sus tesis humanistas, abortando la tesis de la trascendencia humana antes de convertirse en ciencia.

El término humanismo se usa con gran frecuencia para describir el movimiento literario y cultural que se extendió por Europa durante los siglos XIV y XV. Este renacimiento de los estudios griegos y romanos subrayaba el valor que tiene lo clásico por sí mismo, más que por su importancia en el marco del cristianismo. Las academias más notables de la antigüedad fueron la fundada por Platón hacia el año 187 a C., la Academia Media fundada por Arcesilao y la Academia nueva fundada por Carneades. Los romanos fundaron academias a principios del siglo I, y en 872 Carlo Magno utilizó este término para designar a un grupo de eruditos en su corte. En la Edad Media los musulmanes radicados en España, fundaron asociaciones artísticas y literarias en Córdoba y Granada, en las que Averroes, Avicena, Alfarabí y Al-Kindi tradujeron al latín y al hebreo las obras clásicas grecolatinas que ejercieron una gran influencia en las letras y las artes españolas, sentado las bases del Renacimiento. El renacimiento fue un periodo en el que el estudio de las matemáticas y los clásicos llegó a extenderse, como consecuencia del interés por la cultura clásica griega y romana que aumentó con el descubrimiento de manuscritos guardados en los monasterios. Muchos profesores de la lengua y literatura griegas emigraron desde Constantinopla a Italia, caso del estudioso de la cultura griega Manuel Chrysoloras en 1397. Entre los interesados en sacar a la luz los manuscritos clásicos destacaron los humanistas italianos Francisco Petrarca y Poggio Bracciolini. Los educadores italianos Vittorino da Feltre y Guarino Veronese en Mantua (1425); en sus escuelas introdujeron temas como las ciencias, la historia, la geografía, la música y la formación física. El éxito de estas iniciativas influyó en el trabajo de otros educadores y sirvió como modelo para los educadores durante más de 400 años.

Tras la toma de Constantinopla por los turcos otomanos en 1453, en Italia con la llegada de los estudiosos bizantinos, se generalizó entre el alto clero y la nobleza la recopilación y la traducción de los clásicos, fundándose en 1490 la Academia de Bellas Artes en Florencia, y en 1558 la Academia della Fama en Venecia, dedicada a la música, y en 1603 la Accademia Nazionale dei Lincei en Roma a la que asistía Galileo. En 1575 Felipe II fundó la Academia de las Ciencias Matemáticas, y en 1713 se fundó la Real Academia Española, posteriormente se fundaron la Academias de Medicina, Ciencias Exactas, Física, Ciencias Naturales, Farmacia, Jurisprudencia y legislación, sobre saliendo el humanista y filósofo Luis Vives. De esta época datan las primeras universidades americanas fundadas en Santo Domingo (1538), en México y en Lima (1551). En Francia los clásicos fueron divulgados por Erasmo, Fisher, Grocyn, Linacre y Montaigne y en 1635 se fundó la Academia Francesa de la Lengua, en 1648 la Academia de de las Bellas Artes, en 1666 la Academia de las Ciencias y en 1795 el Instituto de Francia. Entidades culturales, educativas y de investigación que retomaron el pensamiento grecolatino sobre las últimas causas que explicaban racionalmente los fenómenos naturales; lo cual propició la investigación científica y el desarrollo tecnológico En Inglaterra la Sociedad Real de Londres, fundada en 1662, tuvo una gran incidencia en el desarrollo de la ciencia, gracias a su apoyo a la investigación y a la publicación de sus resultados. Progreso y desarrollo que no alcanzó la filosofía y la teología medieval; es decir, la teología permaneció inamovible no obstante, la filosofía hizo escasos progresos durante el periodo renacentista, que normalmente es considerado como un interregno entre la filosofía medieval y la filosofía moderna.

El pensamiento expuesto en las obras de Francis y Roger Bacon, Nicolás Copérnico, Galileo Galilei, Tomás Hobbes, Nicolás Maquiavelo, Paracelso, Miguel Server, Erasmo de Rotterdam, Versalio, etc., se caracterizó por el desplazamiento del pensamiento medieval fideísta hacia el pensamiento humanista. En el siglo XVIII, en Alemania y en el noreste de Europa el humanismo greco latino divulgado por Erasmo, Melanchthon, Reuchlin y Sturm compenetró la educación y la teología, y la invención de la imprenta por Johann Gutenberg hizo posible editar bíblias, otros libros y panfletos en gran cantidad y a bajo coste, y en consecuencia los nuevos conocimientos podían llegar a más gente; lo cual preparó el terreno intelectual para la Reforma. En 1520, Lutero redactó tres panfletos exponiendo noventa y cinco tesis que declaraban su creencia en la libertad de la conciencia cristiana, formada sólo por la Biblia (fincando la disidencia luterana en el fideísmo al descalificar la razón para alcanzar la verdad Teológica; contraviniendo la libertad de conciencia), el sacerdocio de todos los creyentes y una Iglesia mantenida por el Estado. Lo cual, convirtió la Reforma en una lucha de intereses materiales, en lugar de una lucha de interés espiritual, a causa de que las tesis de Lutero atacaban de raíz la autoridad eclesiástica, y los príncipes sajones que ambicionaban el poder y los bienes de la Iglesia, vieron en la Reforma la oportunidad de arrebatar a la Iglesia lo que ambicionaban, por eso apoyaron la Reforma. La Iglesia antepuso a la Reforma, el humanismo de la Contra Reforma amordazado por el fideísmo. Y Calvino para dar significado al fideísmo, visualizó el poder y la respetabilidad como premio a la virtud revestida de puritanismo, por ello los magnates y potentados lo siguieron; lo cual ha propiciado que los cristianos católicos y protestantes, permanezcamos en el oscurantismo espiritual.

Planteamientos Trascendentales de la Filosofía Moderna

El comienzo de la filosofía moderna suele ser delimitado a partir de la obra de René Descartes: "Discurso del Método". El método se basa en la objetividad y persigue la certeza en las conclusiones a las que llega la razón en sus juicios; dando inicio a la ciencia empírica.. La investigación científica parte del supuesto que el mundo es objetivo, es decir que existe independientemente de su conciencia y conocimiento, y que además es cognoscible, y por lo tanto se pueden inferir o descubrir las leyes de causa-efecto que originan y gobiernan los fenómenos que se dan en él. Es por ello, que método científico implica recorrer un largo camino en el que se vinculan diferentes niveles de abstracción __se siguen determinados principios, procedimientos y protocolos__ y se utilizan diversos instrumentos, herramientas y técnicas requeridas para obtener evidencias y datos empíricos significativos que nos permitan en primera instancia conocer y evaluar objetivamente el asunto, fenómeno o problemática en estudio. En segunda instancia se requiere compilar, ordenar y sistematizar la información recolectada, para mediante un proceso de abstracción, analizarla y sintetizarla, tratando de encontrar un sentido que nos permita comprender la problemática y formular las hipótesis, modelos o tesis que relacionando causas y efectos nos lleven a dilucidar o resolver las incógnitas del asunto que persigue la investigación. En tercera instancia, se procede a confrontar la veracidad de las hipótesis, modelos y tesis con la realidad, para comprobar si es cierto que resuelve la problemática planteada. Si los resultados de la experimentación revelan que la hipótesis no es correcta; entonces ajustamos los modelos, formulamos nuevas hipótesis y procedemos a experimentarlas hasta tener la certeza de haber llegado a la hipótesis correcta que resuelve o explique la verdadera relación existente entre las causas y los efectos de la problemática o fenómeno en estudio; lo cual equivale a haber encontrado las leyes o principios de referencia indubitables que gobiernan el fenómeno estudiado. Es decir, el método científico parte de: lo objetivo (los fenómenos, los hechos, etc.), hacia lo subjetivo (las leyes o normas, los principios, los procedimientos)__ y de los subjetivo (los análisis, las síntesis, las conclusiones, las hipótesis, los modelos), hacia lo objetivo (la comprobación empírica de la realidad de nuestras conclusiones, hipótesis y modelos).

Entre los precursores de la filosofía moderna destacan las obras de George Berkeley, Gottfried Leibnis: "Teoría del Ama", John Locke, Nicolás Malembrache, Baruch Spinoza, etc. Emmanuel Kant: "Critica de la razón pura", plantea el problema crítico de la filosofía. Tratándose de cuestiones existenciales, el planteamiento critico de la filosofía nos lleva a inquirir.¿que limitaciones tienen nuestras facultades para conocer?, ¿cuándo podemos estar seguros de conocer la verdad?, ¿cuál es el criterio de verdad o modo seguro de diferenciar lo verdadero de lo falso o erróneo?,¿cómo podemos trascender nuestros sentidos, mente, conciencia y capacidad cognoscitiva mas allá de lo evidente ?. Sintetizando en una sola las repuestas de las diferentes escuelas filosóficas, podemos decir que todo conocimiento está basado en la experiencia cognitiva captada mediante los sentidos, la razón o la conciencia; lo cual nos permite percatarnos "si un determinado evento tuvo lugar, que de poder verificarse nos da la evidencia de que si ocurrió". Nuestra capacidad cognitiva en toda su estructura, a través de los sentidos, la razón o la conciencia, capta los objetos, las ideas o las esencias, de los fenómenos o cambios que acontecen en el mundo físico, mental y espiritual, nos ofrece datos capaces de ser validados científicamente, de la realidad sustente en los tres mundos o planos paralelos en los que existimos a un mismo tiempo, que constituyen los elementos de juicio o información que son la base del conocimiento del universo físico, mental y espiritual en que existimos. Y aunque algunas veces para captar la realidad sustente sea necesaria una instrucción y un adiestramiento previo, una técnica o instrumento; como lo son el misticismo, la inducción sugestiva, y la meditación trascendental. No por eso vamos a dejar de lado los datos que así se obtienen, aunque no haya testigos que hubieran visto las vivencias de los místicos, ni testigos de la fenomenología observada en la atmósfera circundante en el momento de la experiencia, y tengamos que conformarnos con la narración y descripción de estas; este o no documentada. Y cuando hubiere testigos idóneos, que hayan captado las vivencias, imágenes, las trasfiguraciones, y los prodigios o fenómenos que se dieron en la atmósfera circundante; tampoco por ello vamos a dejar de analizarlas para comprenderlas

Basados en la confianza de la capacidad de la razón para llegar a la verdad, las ideas racionalistas y empiristas de los filósofos del siglo XVIII, dieron como fruto las obras de los autores de la Ilustración: Augusto Comte, Montesquieu, Juan Jacobo Russeau, y Francisco María Voltaire, etc. En Alemania destacaron los filósofos Johan Gottlieb Fichte, Goethe Friederich Wilhelm Schelling, Arthur Shopenhauer. Wilhelm Friederich Hegel: concibió la historia de la filosofía como un sistema cambiante de ideas. En su magistral obra: "La Fenomenología del espíritu", concibe al ser como razón o mente individual integral relacionada con sus contenidos, y su continente. La mente universal, es el origen de la realidad integrada por sub continentes que son una creación de la actividad mental universal; esto hace que todo lo Real sea racional. La mente colectiva es el subcontinente, integrado por mentes o seres individuales interrelacionados pero independientes que funcionan como una totalidad; o sea que el hombre es un ser social, producto de la sociedad a la que pertenecen, pero independiente; por ello, los individuos no pueden comprenderse como seres aislados, ni encontrar su propio sentido hasta que se relacionan con el universo al que pertenecen. Para Hegel, el motor del universo es el cambio perpetuo o dinámica evolutiva del ser que experimenta al mundo y así mismo, y afirma: (tesis)__ después encuentra las contradicciones o deficiencias de su nuevo arreglo pasajero: (contratésis) __ y confirma experimentando su nueva forma de ser y reaccionar ante nuevos desafíos: (síntesis), iniciando así un nuevo ciclo evolutivo que se repite eternamente. Cada generación es la conformadora, destructora y superadora de la cultura que le antecede; proceso dialéctico que se retroalimenta con las experiencias del devenir. Teoría hegeliana que origino la corriente evolucionista representada por Charles Darwin: "El origen de las especies por medio de la selección natural", Teoría que al igual que la heliocéntrica dejo en entredicho la cosmogonía del Génesis. A esta corriente perteneció Herber Spencer: Las bases de la moral evolucionista, y Pierre Theilhad de Chardin

En las últimas décadas del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX surgió un conjunto de corrientes filosóficas denominado neoescolasticismo. Uno de sus orígenes se encuentra en la polémica que vivieron algunos países europeos en el último tercio del siglo XIX, que enfrentaba a los "tradicionalistas ortodoxos" con los "modernistas". El Papa León XIII intentó dirimir esta polémica en la encíclica Aeterni Patris (1879), planteando la necesidad de construir una nueva filosofía cristiana que exigía volver a los valores de la antigua filosofía escolástica en un intento por rescatar el valor de la metafísica frente a las críticas del positivismo, recuperar el valor de la objetividad frente al relativismo, destacar el valor del realismo frente al idealismo y promover el valor del personalismo. Sobresaliendo dos corrientes principales: El primer afluente es nutrido por una investigación historiográfica en un intento de revitalizar (mediante el análisis histórico y doctrinal) la antigua tradición de la escolástica medieval y de sus conceptos fundamentales. El segundo afluente es nutrido por los intentos de la Iglesia católica para realizar nuevas síntesis doctrinales de la fe cristiana congruentes con la racionalidad del pensamiento moderno, otorgando una gran importancia a la revitalización las tesis de la filosofía de santo Tomás de Aquino. En la primera mitad del siglo XX se crearon importantes escuelas neotomistas, entre las cuales destacan las de Lovaina (Bélgica), Laval (Canadá) y Washington (Estados Unidos), destacando el cardenal Désiré Joseph Mercier, Jacques Maritain y Étienne Wilson, Jaime Balmes y Clarence Finlayson

El interés por abordar problemas específicos de la condición humana, originó el vitalismo, representado por Henri Bergson, Wilhelm Dilthey, David Hume, Sören Kikergaad, Fridrich Nietzsche, etc., corriente que dio lugar a la escuela fenomenológica representada por Edmund Hursserl. Max Scheler: La naturaleza de la simpatía: Partiendo del método de Hursserl de la descripción fenomenológica, distinguió las esencias, de lo intangible; lo cual lo llevo a afirmar la independencia de los valores eternos detallar las emociones que relacionan a los seres humanos, en especial el odio y el amor. En su obra: "El Formalismo en la Ética y la Teoría Material de los Valores" critica el enfoque formal de Kant y lo sustituye por un estudio de valores específicos tal como se presentan de un modo directo a la conciencia. A efecto de restaurar la dignidad de la persona, se propuso quebrantar los prejuicios naturistas del siglo XIX, planteando la necesidad de distinguir: "el animal, el hombre natural (niño salvaje de Avayron), y el ser humano". En los tres casos existe una estructura psicosomática, conformada por órganos somáticos en los que se dan reacciones químicas específicas provocadas por estímulos sensoriales al sistema nervioso central, que se expresa en sentimientos, emociones tensiones y reacciones, generados por una estructura psíquica. En el animal la estructura psicosomática es un circuito cerrado que responde a los estímulos de los sentidos mediante un mecanismo automático de respuesta llamado instinto. En cambio en el ser humano la estructura psicosomática es un circuito abierto que responde a los estímulos de los sentidos, pero no automáticamente, sino que los instintos son regulados por una estructura psíquica, que es un arreglo pasajero, que al devenir __se ajusta y desarrolla __o desajusta__pues esta conformada por la conciencia reforzada por la experiencia, la información y el pensamiento; es decir, si la conciencia no es reforzada con el conocimiento y la inteligencia, estamos hablando de hombre natural. La experiencia nos ha demostrado que a mayor refuerzo de la conciencia, mas fuerte será, y más humanos seremos; por ello, es importante educar transmitiendo cada día más conocimientos, experiencia, información humanista y valores trascendentales a los hombres, a efecto de que sean cada vez, más humanos. Para la conciencia, los valores son como los colores para los ojos, un modo de apreciar, diferenciar y resaltar, que embellece a quien los posee; es decir que no son meramente subjetivos, sino que radican en el sujeto observado y/o en el observador, y por ello es atraído o repelido. Es decir que puedo ser atractivo, para una persona; pero repelido por la diferencia de valores; de allí, la química o magnetismo empático de las almas gemelas, y el antagonismo de las almas antípodas, que nace cuando los sentidos impulsan pero los valores atraen o repelen. Lo cual, deja al descubierto el error freudiano que considera al placer erótico o libido como el impulso primordial del hombre, ya que son los valores los que anulan o acrecientan dicho impulso. Y cuando el hombre persigue solo el placer o su realización sin tomar en cuenta los valores, degrada al otro o se degrada a si mismo, asemejándose a bestias pervertidas.

Nikolai Hartman: Sostuvo que la realidad es anterior al proceso reflexivo, y adoptó el método crítico de considerar los problemas desde puntos de vista divergentes e incompatibles antes de intentar una solución. En su "Ontología dimensional", distingue diferentes estratos en la estructura interior: físico, orgánico, anímico y espiritual, y señala la potencialidad del espíritu para proyectarse y plasmar en los estratos inferiores las directrices del pensamiento. Lo cual finca la existencia en la realización de las potencialidades inherentes, o gozo de querer vivir para experimentar nuevas formas de ser, relacionarme y sentir nuevas emociones. Esto nos ayuda a comprender la angustia existencial del hombre moderno en su afán de tener para ser, en lugar de ser para merecer o tener. Problema que aborda magistralmente Martín Heidegger: "El ser y el tiempo", haciendo una clara distinción entre el ser y los entes, el ser humano y ser cosa. Las cosas son, el ser humano existe. Existir significa lanzarse fuera de una situación degradante, esclavizante o indigna. Este arrojo libertario, convierte al animal en hombre común, al hombre común en humano, y al humano en supra humano; por ello, opina, que "el hombre es una posibilidad arrojada al mundo". La posibilidad de llegar a ser humano, comienza al lanzarse fuera de la situación contraría a la dignidad humana; lo cual sucede cuando el hombre saliéndose de si mismo, se solidariza con los que sufren; por lo tanto, ser uno con los demás, es el modo especifico del humano. Por lo contrario el que encierra en si mismo, ve a las personas que lo rodean como cosas que pueden ser utilizadas o desechadas a su arbitrio, y como a toda acción corresponde una reacción en sentido contrario y de igual magnitud, se convierte en victima de su propio egoísmo, o proceder impropio. Como ser y proceder son una misma cosa, el ser impropio experimenta la angustia existencial que abre un abismo sin fondo en su alma, donde no tiene sustento su existencia, y pide a gritos la muerte; entonces su poder, riquezas y personas que consideraba cosas suyas, van perdiendo su importancia, sentido y valor, demostrando la crudeza de su absurdo proceder.

Jean Paul Sartre: El Ser y la nada: Ontología fenomenológica que se articula alrededor de la interrogación del fenómeno conciencia y el fenómeno mundo, replanteando la pregunta del Ser formulada por Heidegger: "Que Es el ser y como dar sentido al concepto de la nada" utilizando el método de Husserl para desechar la idea del Ser como opuesto a la apariencia, centrando su análisis en el ser humano concebido como existencia y compromiso con el mundo, lo cual permite distinguir dos modos del Ser: La conciencia de algo que constituye el Ser para si, cuya cualidad fundamental es la intencionalidad. El otro es el mundo que es lo que es, y se define por su plenitud perfecta que constituye el Ser en si; pero la conciencia puede negar el Ser en si, esta otra cualidad característica es la libertad que al ser absoluta lleva al Ser para si a experimentar la angustia existencial ante la responsabilidad de Ser el fundamento de sus actos. Angustia de la que deviene la contingencia del Ser para si; la cual de define su facticidad de Ser arrojado al mundo, pero también define su carencia cuya expresión más inmediata es el deseo que impulsa la posibilidad de llegar, sin llegar nunca a coincidir consigo mismo como el Ser en si, de lo cual deviene la Temporalidad característica de lo que el Ser para si ha sido y lo que es posible del En SI para SI, que es la trascendencia que deviene de la relación del En SI para SI con el mundo, donde encuentra la necesidad de Ser para otro, ante cuya mirada se siente impulsado a: hacer, tener y ser, dando origen a la disyuntiva: ser para tener-o- tener para ser. Decisión me avergüenza y cosifica –o- me lleva a ser libre y responsable no solo de mí mismo, sino del mundo.

Al ser tratados como cosas, sentimos que no somos nada. Si se quiere comprender que es la nada, no hay que partir del Ser en si, pues la nada no puede concebirse a partir de un Ser que es plenitud, sino solo en el estadío del desaliento a través de los sentidos, es presentada a la mente la inexistencia o inconciencia del ser para si; pues la existencia del ser en si se caracteriza por la capacidad espiritual de trascender cualesquier situación, de allí la ineludible responsabilidad de los hombres concientes de adoptar sus propias decisiones, reconociendo la absoluta libertad, cómo generadora de la autentica existencia humana;. En La Critica a la Razón Dialéctica: Sastre afirma que la influencia de la sociedad de consumo sobre el individuo que produce la estandarización, también produce el conformismo, la enajenación, la mediocridad, pérdida de identidad, la superficialidad; pero también produce la frustración y el resentimiento, generadores de actos delictivos. Y cuando esta energía negativa se generaliza, conviene encausarla correctamente a recuperar la capacidad de auto realización de los pueblos, avocándose a la acción revolucionaria que reivindique los derechos humanos de las mayorías abrogados por las potencias y los potentados supremacistas; ya que si no hay cambio revolucionario mundial a favor de la justicia social y distributiva entre los pueblos del orbe, el panorama futuro será el imperio del caos; tal como lo demuestra la segunda ley de la termodinámica aplicada a la sinergia social, y las teoría matemáticas del juego y del caos. Lo cual, abroga el determinismo físico, filosófico y psicológico, al demostrar que el hombre no esta determinado por su problemática psíco física y social, cuando hay voluntad de cambio, como lo confirma: "el principio de indeterminación de la materia" que descubrió el físico Werner Heissenberg, "el principio de la autodeterminación propia del existente" formulado por Heidegger, "el principio de la sinergia social generado por el altruismo" que sostienen los biólogos Darwin, Hamilton, Osborne, Smith, y "el principio de la auto trascendencia" que formuló Victor Frankl.

Respuestas de la Psicología a los planteamientos trascendentales

El pensamiento freudiano expuesto en el "Estudio sobre la histeria", " Esquema del psicoanálisis", "Algunas observaciones sobre el concepto de lo inconsciente", "Las pulsaciones y sus destinos","Mas allá del principio del placer", "El Ello y el Yo" sostiene que dado que todos los fenómenos naturales son explicables en función de procesos físicos y químicos, y que la conciencia depende de una base física [el cerebro, el sistema nervioso y los sentidos]; entonces cualesquier pensamiento tiene lugar en la mente, surge a consecuencia de cambios químicos o reacciones somáticas cerebrales que ante el estimulo exterior se transforman posteriormente en dos principios o impulsos interiores: deseo de placer (asociado al libido) o de agresividad (asociado a la represión). El deseo de placer se enfrenta con la realidad, y cuando la realidad es desagradable; entonces el deseo de placer se convierte en impuso agresivo. Por ello es que para los freudianos las neurosis y las psicosis tienen su origen en lo reprimido o rechazado inconscientemente en el Ello. Es decir el estudio de nuestra vida anímica tiene como punto de partida el fenómeno de la conciencia. Lo psíquico es lo inconsciente que se infiere o extrae de la experiencia de uno mismo por introspección, e identifica la realidad con el mundo ante el cual se enfrenta el Yo. Como el deseo de placer y la agresividad son inmanentes al Ello que se enfrenta a la realidad, entonces el inconsciente dirige esa represión hacia sí mismo, vía el "Super Yo". En resumen: Sigmund Freud, fundador del psicoanálisis, fue quien presentó por primera vez evidencia convincente de que nuestra psique no se limita a los procesos que nosotros percibimos, sino que existen vastas regiones que permanecen detrás del umbral de la con ciencia la mayor parte del tiempo. Freud llamó a esta dimensión de la psique "el inconsciente". Descubrió que los recuerdos reprimidos y olvidados de la infancia y períodos posteriores a ésta pueden salir a la superficie en pesadillas perturbadoras. También son una fuente importante de distintos desórdenes emocionales y psicosomáticos y pueden causar diversas formas de comportamiento irracional e interferir con el desarrollo satisfactorio de nuestra vida. Durante el proceso terapéutico —al que Freud llamó psicoanálisis—, las asociaciones libres del paciente y las interpretaciones brindadas por el psiquiatra ayudan a traer este material inconsciente a la conciencia y a reducir su influencia perturbadora en la vida cotidiana. La contribución de Freud a la psicología y a la psicoterapia fue revolucionaria y precursora. Sin embargo, su modelo teórico quedó limitado a la biografía postnatal: él intentó basar la explicación de todos los procesos psicológicos en la vida después del nacimiento. De la misma manera, su técnica terapéutica de intercambio verbal era una herramienta relativa mente débil para penetrar en el inconsciente, y un método lento que in sumía una gran cantidad de tiempo para curar y transformar.

Carl Gustav Jung en sus investigaciones cosechó conclusiones tan asombrosas y revolucionarias que aún no han sido completamente asimiladas y aceptadas en los círculos académicos. Jung llegó a la conclusión de que el inconsciente humano contiene más que lo derivado de la historia individual. Además del "inconsciente individual" freudiano, también hay un "inconsciente colectivo", que contiene los recuerdos y la herencia cultural de toda la humanidad. De acuerdo con Jung, los patrones universales y primordiales del inconsciente colectivo o "arquetipos" son de naturaleza mitológica. Las experiencias que tienen que ver con esta dimensión arquetípica de la psique imparten un sentido de lo sagrado o "numinoso", en los términos de Jung. Cuando se permite que los contenidos altamente cargados emocionalmente del inconsciente salgan a la superficie, se experimenten en plenitud y se asimilen a lo consciente, pierden el poder de influir sobre nosotros en forma negativa. Este proceso es la meta principal de las psicoterapias profundas. Algunas de las escuelas más antiguas obtienen este logro a través de un diálogo terapéutico; las innovaciones más recientes incluyen acercamientos que facilitan la experiencia física y emocional del material previamente inconsciente. Algo similar ocurre durante las emergencias espirituales, pero en forma espontánea y a menudo por causas desconocidas. En ocasiones, la cantidad de material inconsciente que emerge de los niveles más profundos de la psique es tan grande que una persona puede llegar a tener dificultad para manejarse eficazmente en su vida diaria, a pesar de sus manifestaciones dramáticas, este acontecimiento tormentoso es esencialmente un intento del organismo de simplificar su funcionamiento, dejar de lado viejas fijaciones y programas negativos y curarse a si mismo. Una persona que comprende esto y cuenta con un buen sistema de apoyo es capaz de cooperar con el proceso y beneficiarse con el.

En sus numerosas obras aborda desde los métodos analíticos y las relaciones entre psicoterapia y creencias religiosas, hasta el paralelismo entre la evolución psicológica de los individuos y la evolución social de las tribus, pueblos y naciones donde se ha desarrollado el individuo. La tendencia de Jung hacia el misticismo lo llevó a profundizar la estructura interna distinguiendo diferentes estratos: la mente consciente, el inconsciente individual, el inconsciente colectivo, y el meta consciente. El inconsciente contiene además de los recuerdos, las cuestiones normativas como la costumbre, la cultura, la religión. El inconsciente individual, contiene traumas pasados que no han cicatrizado, por que no han sido explicados, ni satisfecho las necesidades pasadas; por ello, la conciencia herida nos impulsa desde adentro sin darnos cuenta. El inconsciente colectivo contiene las experiencias históricas de la humanidad en su lucha por sobrevivir y superar las enfermedades, las epidemias, los desastres naturales, las hambrunas, las guerras, etc. Memoria genética que nos impulsa a través de los instintos para satisfacer nuestras necesidades primarias. El meta conciente contiene las esencias de todos los seres y cosa del universo existencial, y nos impulsa inconscientemente hacia el bien y el discernimiento. Jung utilizaba el termino numinoso para describir una experiencia de lo sagrado, lo santo o lo extraordinario, que es idéntico al término iluminación que emplean las religiones orientales. El enfoque terapéutico de Jung, trata de hacernos conscientes de esos impulsos interiores para reconciliar los distintos estados de la personalidad. Profundizando los diferentes estratos de nuestra estructura interior, mediante el relajamiento, la meditación, la sugestión y el cuestionamiento existencial, accedemos a la información vivencial que allí se aloja; lo cual nos ayuda comprender que es lo que pasa en nuestro interior e impulsa sin darnos cuenta; lo cual ayuda al terapeuta, diagnosticar y prescribir la terapia curativa que nos armonice de alma, mente y cuerpo.

La psicología individual de Adler, sostiene que: debido a que siendo la representación el punto medio que oscila entre el recuerdo de la imagen pasada y la imagen presente, es en menor o mayor grado inconsciente, dependiendo de la carga afectiva o emocional con la que se vivió cierto hecho doloroso y que no fue adecuadamente descargada. Por lo tanto, la gran mayoría de los procesos neuróticos deben de tratarse psíco analíticamente antes de recurrir al psiquiatra. En su obra "La inferioridad orgánica y la compensación", expone que la lucha por la sobre vivencia consiste en la adaptación al ambiente, y que la búsqueda por satisfacer los instintos primarios (auto estima, preservación y seguridad), junto con la de los instintos sociales (aceptación, reconocimiento y supremacía), impulsa al hombre al compararse con los integrantes de su grupo, a sobreponerse a sus carencias intrínsecas o extrínsecas, fijando sus propias metas y orientándose a su logro. Fundamentando en la búsqueda de poder de logro, el sentido de la vida. Es decir, que lo psíquico no comienza a partir de lo orgánico: (somático), sino de lo social. El proceso neurótico comienza cuando el individuo siente que su deseo de logro se ve frustrado por un medio hostil conformado por sus propias limitaciones y las personas que lo rodean. Cuando este sentimiento de frustración se repite, fija y agudiza, se trasforma en un complejo de inferioridad, que puede ser causante de impotencia física y mental, o de hostilidad disfrazada de personalidad egocéntrica, desadaptada o antisocial. O sea que la hostilidad en cualquiera de sus modalidades y la minusvalía funcional, son una mascarada o simulación producto del proceso neurótico derivado del complejo de inferioridad. Lo cual da lugar a que haya enfermos que sanan milagrosamente, y personas aparentemente sanas que logran el éxito, prestigio y auto estima, mezcladas con ambición, desconfianza, envidia y falta de escrúpulos para conseguir sus metas a cualquier precio; lo cual los convierte en psicópatas peligrosos, que de un momento a otro pierden el juicio, sin que se explique por que. Luego entonces la terapia de la psicología individual, trata de que los individuos se quiten las mascaras, acepten sus carencias y potencialidades, sean auténticos y establezcan sus propias metas realistas y se avoquen al proceso creativo de su propia adaptación y desarrollo; ya que el hombre, no es un ser pasivo que dependa de poderes o fuerzas externas; sino que es un ser autónomo e independiente que acepta o rechaza ciertas experiencias desarrollando así un patrón único de percepción en relación con el mundo; o sea que para Adler cada individuo representa tanto una unidad de personalidad, como personalidad individual de esa unidad que escoge representar sus propios papeles.

Viktor Frankl desarrolló los conceptos expuestos en la logoterapia, conjuntado su experiencia médica a la observación de las transformaciones que se dieron entre sus compañeros recluidos en los campos de concentración, unida a la reflexión filosófica moderna; por ello, para seguirlo en su pensamiento hay que leer entre líneas los aportes de la antropología de de Max Scheler, la ontología de Nikolai Hartmann, la angustia existencial expuesta por Martin Heidegger, la trascendencia y el existencialismo según Sastre, y Kart Jarpers: Filosofía, aclara la relación que se da entre la filosofía trascendental y la psicología para sentar las bases de la psicología existencial que tiene por objeto dar un sentido trascendente a la vida y la existencia que de solidez a nuestra decisión ante el mundo que nos permita ser nosotros mismos, y, orientados por la ética derivada de la antropología médica. En su obra "El Psicoanálisis y existencialismo", Frankl ejemplifica tres modos distintos de reaccionar ante el infortunio de ser despojados de toda pertenencia hasta quedar con la existencia desnuda de toda dignidad y derecho, entre la población recluida en los campos de concentración, tratando de demostrar, que: lo que las teorías reduccionistas llaman el "destino biológico", el "destino psicológico" y el destino "sociológico", es superado cuando las personas están orientas por valores espirituales que dan esperanza de un futuro mejor y un sentido al devenir, ayudándoles a sobrevivir y soportar la furia de las calamidades que escaparon de la caja de Pandora en ese momento crítico de su vida, acrecentando su dignidad, entereza y espíritu de lucha que los lleva a olvidarse de sus propios problemas, consolando y sirviendo a los desvalidos y enfermos. En contraste con la conducta derrotista, observada por la gran mayoría de la población, y la conducta agresiva, criminal y opresiva de otra parte de la población, debido , o ante el infortunio. Lo cual nos permite comprender que el hombre se auto despoja de toda dignidad ante el infortunio transformándose en cosa, si no tiene un norte que lo oriente existencialmente en el devenir, hacia un futuro prometedor; ya que en el infortunio, sentir que la vida carece de futuro, hace insoportable la existencia del desdichado.

Teoría de la Trascendencia Humana

Para definir el significado de la palabra trascendencia, es necesario distinguir entre y , así podemos definir el concepto "trascendencia" oponiéndolo siempre a "inmanencia", , . Algunos investigadores, entienden la trascendencia como lo absolutamente coincidente consigo mismo, la pura no-dualidad, sin que ello suponga ningún tipo de panteísmo __no es que la Realidad verdadera se identifique con todos y cada uno de los entes del mundo, sino que, en rigor, sólo hay la ecuación "Realidad =Realidad" o "Dios = Dios", de manera que las demás cosas no poseen sino un ser ilusorio__ Otros, sin embargo, sostienen que la trascendencia "primordial" no establece un abismo insalvable con el mundo. Semejante idea de la trascendencia no va ligada a ningún tipo de emanacionismo, sino que está en el origen del mundo en virtud de un "dejar ser" que hace posible el surgimiento de aquél a través de un acto que posibilita la génesis del mundo. No se trata de una simple alteridad, sino de su positiva "vocación al ser". Es decir, el reino de la inmanencia no está simplemente llamado a un "saber" acerca de la Trascendencia, sino a una efectiva "participación" o "comunión" con ella. "Comunión" que adquiere su más perfecta expresión en el cristianismo, basado en la unión trascendencia-inmanencia que se hace presente en Cristo y que no se limita a ser una "coniunctio oppositorum", en la que uno de los opuestos anularía al otro o sería absorbido por él, sino una conjunción en la que el ámbito divino interpela a la humanidad y hace posible una relación dialogal.

En el pensamiento griego, el concepto de trascendencia va ligado a la
pregunta por la realidad última, ya se trate del Bien platónico
(fuente del conocimiento y del ser), ya se formule como el "ser en cuanto
ser", al modo de Aristóteles. Así, la trascendencia rebasa
al ente y constituye la plena identidad del ser, a la vez que se manifiesta
en tres esferas ónticas: el cosmos, la polis y el ámbito
de lo divino. No nos encontramos ya con una trascendencia sólo accesible
en la revelación, como ocurría en el hebraísmo, sino con
una integración de la Totalidad, con una "unificación"
de la multiplicidad y una superación de la diferencia en la identidad.
Una doctrina en la que se perciben reminiscencias de las concepciones "primordiales",
pero que se distingue de ellas en un punto fundamental: la trascendencia aparece
como accesible al "logos", quedando así disminuida
respecto de su absolutez. Nos las habemos, pues, con una trascendencia que se
predica unívocamente del "Theós" y del mundo,
de manera que ya no cabe señalar un hiato radical entre ellos, como el
que exigía la noción de "creación". La concepción
medieval de la trascendencia nace del encuentro del hebreo-cristianismo con
la filosofía griega. Dos fases lo caracterizan: en un primer momento,
la irrupción de la trascendencia auto revelada produce un desplazamiento
de los esquemas filosóficos en las mentes de los creyentes y una desconfianza
hacia ellos. Semejante actitud, anunciada ya en el discurso de Pablo en el Areópago,
pone de manifiesto la distancia entre el "logos" griego y
la "pistis" cristiana, a la vez que subraya la diferencia
entre la divinidad "de cuyo linaje somos" y el Dios encarnado en Cristo.
Por otra parte, la figura de S. Ireneo señala un hito importante en el
modo de concebir la trascendencia cristiana, deslindándola fundamentalmente
de los excesos de la "sofía" gnóstica y de
todo intento de hacerla accesible únicamente a través del conocimiento.
Posteriormente, San. Agustín, en la confluencia de las intuiciones más
válidas del platonismo con la concepción paulina del "hombre
interior", desarrolla la noción de trascendencia en un nuevo horizonte.
Con todo, continúa predominando el polo cristiano sobre el griego, lo
que confirma la teología negativa de Dionisio. Sólo el fides
quaerens intellectum
inaugura una nueva etapa, que culmina en el equilibrio
tomista entre fe y razón. A partir de aquí, el ser como identidad
del mundo, característico del pensamiento griego, viene integrado desde
la óptica cristiana, transformándose en el ser análogo,
que hace posible la concepción de la trascendencia como Ipsum esse
per se subsistens
. Equilibrio que no puede ser sino momentáneo,
habida cuenta de la heterogeneidad de "logos" y "pistis",
que sólo pueden confluir a partir de la analogía del ser cuando
ésta es capaz de superar la mera identidad entre inmanencia y trascendencia
no sólo del lado de ésta última (en el sentido de un "dejar
ser" a la inmanencia), sino también del lado de aquélla (a
través de un reconocimiento de la distancia). De ahí que la confluencia
entre fe y razón sólo se mantenga durante un tiempo, y se rompa
definitivamente en la época moderna. Acontecimiento que ocurre gradualmente
y que es desencadenado por el bifronte proceso de "emancipación"
de la razón: como racionalismo recibe su impulso primordial en Descartes
y abre la puerta a una disolución de la trascendencia en la inmanencia;
en tanto que empirismo, renuncia a cualquier racionalización de la realidad
concreta, lo que concluye en una inmanencia depauperada, para la que la cuestión
de la trascendencia apenas si se plantea.

El intento kantiano de mediar entre ambas concepciones trata de "poner
límites a la razón para hacer posible la fe", pero la crítica
de Fichte inaugura el idealismo y desemboca en la definitiva disolución
de la trascendencia en la inmanencia, no obstante la apariencia contraria, es
decir la supuesta absorción de la inmanencia en el "Absoluto"
del que "emana". Tras el idealismo absoluto de Hegel, tentativa verdaderamente
gnóstica de fusionar inmanencia y trascendencia, la reacción no
puede ser otra que una reivindicación paroxística de la inmanencia.
La cual es abordada desde varios frentes, situados bajo la rúbrica del
llamado "pensamiento negativo". Así Kierkegaard, que subraya
el escándalo vinculado a la revelación de la trascendencia en
Cristo y anticipa el existencialismo en el que se distinguen varias nociones
de trascendencia irreductibles entre sí: la sartriana (inmanentizada,
en virtud de su actitud atea), la heideggeriana (centrada en la espera de la
auto revelación del ser) y el trascender como un movimiento infinito
hacia un ser más, característica de los existencialismos cristiano
y personalista. Otro frente lo constituye Nietzsche, su lucha contra el cristianismo
por el cristianismo no tenía por objeto destruirlo sino trascenderlo
a causa de que el dogma judeo cristiano ha convertido en una "fábula",
el precepto moral de Cristo de amar a nuestro prójimo como a nosotros
mismos, requisito sine qua non para alcanzar la trascendencia humana
y la sociedad perfecta. Su célebre "Dios ha muerto" quiere
ser la constatación del hundimiento de la doctrina y la teoría
de la trascendencia humana, no porque habiéndose seguido se haya constatado
que es imposible alcanzar la trascendencia humana y la sociedad perfecta sino
porque al ensayarse se desecharon antes de haberse comprobado su realidad. El
tercer frente del pensamiento negativo lo constituye Marx, que otorga a la trascendencia
un sentido inmanente, centrado en la construcción de la "nueva humanidad",
en la que solo los judíos son humanos y los no judíos son bestias
serviles. Más allá de las corrientes neopositivista y cientifista,
el pensamiento postmoderno, se empantana, por lo general, en un agnosticismo
nivelador, en tanto que la "new age" pugna por una visión neopagana
de la trascendencia.

En el ámbito abarcado por el pensamiento occidental y su zona
de influencia, el "eclipse" de la trascendencia esta por terminar,
dando paso a una nuevo redescubrimiento de la misma, y todo parece augurar que
una nueva manifestación de la trascendencia se cierne sobre nosotros
dando principio a la "era del Espíritu". Ya las tentativas
de "retorno al origen" que afloran en la fenomenología trascendental,
la hermenéutica, las filosofías personalistas proporcionan pistas
válidas para un nuevo acceso al umbral de la trascendencia: puesto que
el "eclipse" de ésta implicó, sobre todo en Occidente,
una degradación progresiva del ideal de conocimiento, de acuerdo con
la sucesión sabiduría-filosofía-ciencia-técnica,
se impone la necesidad de invertir la marcha, a fin de preparar el "lugar"
adecuado para su reaparición. Por otra parte, la doble dimensión
"fascinante" y "tremenda" del misterio, subrayada por R.
Otto, pone de relieve la doble dirección en la que ha de ser buscado.
De un lado, en su presencia inmanente, y aquí el pensamiento personalista
puede servirnos de guía en la medida en que ha reconstituido motivos
que pertenecen a la esencia misma del cristianismo, como son la iluminación
del espíritu en la mismidad (el tema cristiano y agustiniano del "intimior
intimo meo
", con frecuencia olvidado y que hoy despierta con nuevos
bríos con ocasión del encuentro con Oriente), y en la alteridad,
en el diálogo y el compromiso con el prójimo, en la búsqueda
de su verdadero rostro. De otro, en su insalvable distancia, que vuelve vano
todo intento de reducir la trascendencia a cualquier forma de identidad con
el mundo, tanto desde la vertiente cósmica y humana __(una cuestión
de especial actualidad en el encuentro con las filosofías y religiones
orientales y también con el esoterismo y que, en último extremo,
se reduce a ésta:¿Puede un cristiano aceptar la experiencia de
Dios como "Suprema Identidad
"?)__ como desde la divina, que quedaría
así limitada en su relación con la creación, como si la
trascendencia implicase obligatoriamente la aniquilación del hombre y
no más bien la solicitud amorosa hacia él, que lo convierte en
interlocutor asociado a su eterno misterio. Y, en este punto, los esfuerzos
por ajustarse al nuevo horizonte teológico, no marcado ya primordialmente
por el diálogo y el conflicto entre -creencia VS incredulidad- o -cristianismo
VS materialismo– sino por la confrontación entre fe cristiana y corrientes
espiritualistas, han de moverse en la línea de una redescubrimiento de
la trascendencia y de los símbolos en que se manifiesta.¿Cómo
abrirse a semejante simbólica?

La gradación kierkegaardiana entre el hombre estético,
el ético y el religioso adquiere aquí una recurrencia inesperada:
caracterizada la "postmodernidad" por el primer estadío, marcado
por el agnosticismo, las mentes más lúcidas se aprestan a abordar
el segundo, estableciendo las bases para una mostración ética
de la trascendencia. Pero queda el tercer estadio, en el que la aproximación
a la trascendencia, de índole religiosa, se enfrentará a una opción
final: acceder a una trascendencia que disuelve al hombre en pura ilusión
o abrirse al misterio de un Dios "cuya gloria es el hombre viviente",
para hablar con San Ireneo. Pero, para realizar esto último, hemos de
comenzar por incorporar lo más válido del "ensimismamiento"
oriental" y su aguda comprensión de la inmanencia. Sólo así
dejará de ser mero tópico la afirmación según la
cual "el cristianismo es más que una religión" y estaremos
en libertad para experimentar la trascendencia de Dios como la distancia creadora
que posibilita la existencia humana. Una existencia que se realiza en la indisolubilidad
de mismidad y projimidad, y en la que la afirmación de la dualidad y
de la diferencia no es más que la condición previa para el amor
que todo lo reúne. No en vano el "circuito" amoroso en que
Dios consiste necesita de un "bipolo" a través del cual va
y viene la corriente del Espíritu para, a partir de aquí, insertar
a la humanidad (como dicen tantos místicos) en el seno de la Trinidad.

8,1: La objetividad científica y las ideas religiosas

Gracias a que los filósofos griegos se avocaron a la búsqueda y estudio de los principios universales que sirven de normas de referencia indubitables en las indagaciones de la verdad (v.g. el principio de certidumbre fincado por Platón en la objetividad, la racionalidad y la no contradicción de todos los objetos auténticos de conocimiento, que los juristas utilizan como: Principios Generales de Prueba). Y los rigurosos requisitos o restricciones de la demostración científica expuestas por Aristones: (Organon); es posible llegar a conclusiones ciertas producto de una deducción objetiva: (objetividad científica), _y no a meras: conjeturas, especulaciones, interpretaciones u opiniones personales, sobre los asuntos en cuestión. La objetivad científica se usa para dictaminar técnicamente, y por lo mismo no se basa en interpretaciones, ni en conjeturas, ni opiniones, sino que deja de lado la subjetividad y utiliza los procedimientos de prueba generalmente aceptados, y las especificaciones, estándares, leyes, normas, o principios universales que gobiernan el fenómeno estudiado, anteriormente encontrados por el método científico, para que al comparar los planteamientos teóricos __v.s.__ los hechos, nos permita discriminar y dictaminar de manera incontrovertible, cuales de esos elementos de juicio de un asunto o problemática, concuerdan o violan dichos estándares, leyes, normas, principios o procedimientos generalmente aceptados. Y una vez de emitido un dictamen o conclusión, su veracidad se comprueba objetivamente confrontándolo con la realidad.

La búsqueda de los principios y procedimientos universales, que gobiernan un fenómeno y su aplicación practica, constituye el objeto de la ciencia; pero tratándose de cuestiones existenciales, la ciencia deja el fenómeno espiritual en manos de la religión, lo cual es un error gravísimo que hay que corregir; porque en el espíritu se encuentran mas de el noventa por ciento de nuestras potencialidades a desarrollar. Y la religión organizada, titular responsable del conocimiento espiritual, no se ha avocado a estudiar el fenómeno espiritual, ya que sobretodo le interesa el triunfo de la iglesia sobre individuos y sociedad, y solo se ha limitado a difundir y resguardar como sagrado, los hechos que protagonizaron los ancestros del pueblo de Israel que son sagrados para Israel sin ser cuestiones genéricas espirituales. Perpetuando las explicaciones y creencias que de ellas se derivaron, elevándolas a dogmas o verdades incuestionables de la fe, debido al fundamentalismo de San Pablo que tuvo como propósito unir la religión de Israel-con la vida, ejemplo y enseñanzas de Cristo, con la intención de que los judíos convertidos al cristianismo siguieran siendo Israel, y los gentiles cristianos ayudaran a Israel sin darse cuenta. Es decir, que la tríada pre teológica origen de la religión, integrada por la descripción neutra de experiencia extática, la explicación, y la aplicación de la experiencia, nunca ha sido expuesta a la luz de la razón; y por ello, nunca se han discernido los relatos teológicos del Antiguo Testamento y averiguado la verdad que hay al tenerlos como cuestiones espirituales que sirven para educar a los creyentes a fin de que lleguen a ser hombres de bien, sin ser cierto; lo cual nos lleva a señalar las semillas del mal que hay en los hechos del Antiguo Testamento que engendran el mal en el corazón de los seguidores del libro de Israel, en contraposición de las semillas del bien contenidas en la doctrina de la trascendencia humana instruida por Buda e ilustrada por Cristo, cuya certidumbre, utilidad y vigencia, ha sido ratificada por los planteamientos de la filosofía griega, la filosofía moderna y las conclusiones comparables de la ciencia para efecto de transformarnos en seres de humanidad perfecta y así alcanzar la sociedad perfecta.

8,2: El mundo virtual de nuestra mente y las vivencias extáticas.

El anhelo de explicación nace del fondo del alma por la necesidad fundamental que tenemos de comprendernos a nosotros mismos en relación al universo que nos rodea; y esto, es lo que impulsa nuestra mente a hacer una abstracción primaría de la realidad objetiva circundante, mediante la información que captan nuestros sentidos. Y el hombre en su afán de explicar lo inefable, partiendo de la esfera objetiva a su alcance, se eleva lo mas alto posible en la esfera subjetiva, tratando de vislumbrar la causa última que hace que las cosas sean lo que son. Y conjuntado la idea del Absoluto con la idea de lo que son las esencias, las aterriza en las imágenes mentales que no son en si mismas la Realidad Absoluta, solo la representan, para unirlas a las emociones, sentimientos y expectativas asociados; porque en los contenidos de nuestra mente nada puede quedarse sin representatividad, ni aún el Absoluto. La idea que tenemos de Dios, no solo es una abstracción de nuestra mente plasmada en una imagen, que trata de expresar la inconmensurable grandeza, orden y belleza del universo manifestado e in-manifestado; sino el origen y sustento de nuestro pensamiento existencial y religioso. Y no obstante, que en nuestro fuero interno intuimos que esta abstracción es imperfecta, ansiosos de encontrar el significado de la vida y la existencia, la hacemos el centro de todas nuestras ideas. Es por ello, que en el mundo de imágenes virtuales de nuestra mente, la Imagen de nuestra idea de Dios, ocupa el centro de nosotros mismos; lugar íntimo y oculto a nuestros ojos donde reside nuestro propio espíritu, que lleva en sí mismo la imagen refleja de Dios. Y ante la necesidad de conocer y reflexionar sobre Dios y lo divino, nos cuestionamos y argüimos a nosotros mismos, auto-convencidos de la verdad de nuestras creencias. Estableciendo un dialogo entre nuestro ego y nuestro espíritu, con la finalidad de satisfacer la necesidad que tenemos de Dios y encontrar las respuestas a nuestros interrogantes existenciales. Para establecer este dialogo hay dos caminos: uno interior que nos lleva a practicar la disciplina mística, y otro exterior que nos lleva a la práctica del culto, los ritos y la lectura de los libros sagrados. Es decir, que tanto el misticismo como la religiosidad nacen del impulso inconsciente que nos mueve a satisfacer la necesidad de explicarnos para dar respuesta a nuestros interrogantes existenciales y entender el sentido de nuestra vida, y así poder proyectarnos.

El problema radica en que aparentemente, estamos impedidos a dar respuesta a nuestros interrogantes existenciales, no solo debido a nuestras propias limitaciones sensoriales y cognitivas, sino también debido a que nuestra capacidad de profundizar en lo más hondo de nuestra conciencia, y traspasar hasta supra conciencia, está bloqueada por resistencias externas y externas al hombre que nacen de la imposibilidad de abordar y dialogar de tú a TÚ con Dios, porque no venimos a este mundo a conocer a Dios, sino a vivir en EL (semejando una célula humana, que quisiera establecer un dialogo de tú a tú con el hombre que la contiene). Este problema no solo nos preocupa, sino que nos atormenta, porque lo que esta discusión no es Dios que es irreducible, sino la naturaleza intima del hombre, fuente de todos los valores morales y humanos; lo cual, no solo nos ha llevado a concepciones y puntos de vista diferentes, sino también a posiciones radicales e intransigentes que nos separan en diferentes religiones. Es precisamente el fundamentalismo radical e intransigente sobre cuestiones de fe, lo que lleva a las autoridades prestigiosas y dominantes de nuestro núcleo familiar, escolar y religioso, a ejercer presiones desde nuestra infancia para efecto de imponernos las creencias ancestrales sin discernirlas ni discutirlas, sin que importe el daño que nos hace la falta de lógica y veracidad de la fe que nos inculcaron; y cualesquier intento de discernimiento es calificado de irreverente, amoral, ateo o demencial. Sin embargo cuando crecemos y nos emancipamos, tenemos la responsabilidad de perfeccionar las creencias que nos inculcaron sobre Dios y lo divino __discerniendo la teología, base de nuestra fe__ para desechar lo que nos hace daño o es irrelevante, y aplicarnos a practicar lo que predican las semillas de verdad, a efecto de romper las resistencias tanto exteriores como interiores que nos impiden interiorizar profundamente dentro de sí mismos en busca de los datos de la vertiente espiritual del conocimiento humano. Y una vez liberados de las resistencias que nos impiden profundizar hondamente, podremos avocarnos a inducir la experiencia de la Realidad subyacente de la que formamos parte, accediendo a la red espiritual existente entre todos los todos los seres y todas las cosas que integran el Continente Universal. Y mediante este enlace con la red espiritual, podemos ser uno con lo Real de todos los seres y cosas que nos interesa conocer para comprenderlas, al mismo tiempo que nos permite conocer nuestras propias potencialidades y dar respuesta a los interrogantes existenciales que nos preocupan. Y con la experiencia de la común unión de la realidad existente en el mundo de las esencias, perfeccionamos la imagen que tenemos de Dios y lo divino.

8,3: Procesos mentales que dan lugar a las explicaciones

Cuando nuestros sentidos son estimulados por algún agente externo, captamos solo lo aparente, más no su realidad; ya que los agentes causantes de los estímulos, no se presentan directamente ante nuestra mente, sino a través de la sensación e impresión de los sentidos. Así, si no hubiera más que sensaciones, jamás llegaríamos al conocimiento de la realidad, porque nuestros sentidos son imperfectos y limitados, y muchas veces presentan alteraciones orgánicas y disfuncionales que los afectan. Sin la facultad de pensar, el mundo que captaría nuestra mente seria una serie de impresiones desconectadas entre si; pero nuestra mente al captar las impresiones trata de comprenderlas, ordenándolas y relacionándolas con los contenidos de su memoria. Porque característicamente los humanos tenemos una necesidad apremiante de explicación; y por ello, sentimos el impulso natural de encontrar identidades y diferencias entre unos hechos y otros, para poder reducir su diversidad y comprender cual es la relación existente entre unos y otros. Del impulso que orienta nuestra mente a buscar identidades detrás de la diversidad, nace la tendencia a atribuir a los hechos más generalidad de la que en realidad tienen. Esta simplificación excesiva, lleva la mente a hacer conjeturas, atribuyendo a una parte del fenómeno espiritual la representación del Todo, dando origen a las concepciones de Dios y lo divino de las diferentes religiones. Y del impulso que orienta la mente a buscar diferencias detrás de la diversidad, nace la tendencia a la exploración y profundización de los hechos para comprenderlos. Es decir, que de la necesidad de explicación y de los impulsos que nos mueven a explicar, han nacido los diferentes cuestionamientos existenciales que se ha plateado el hombre para poder explicarse a sí mismo, los cuales han dado lugar a las diferentes conjeturas de la religión organizada que tratan de explicarnos existencialmente, y a las diferentes hipótesis que son la base de las ciencias humanas que tratan de descifrar al hombre mediante la investigación científica; pero también dichos impulsos inconscientes han llevado al hombre a indagar en los contenidos del inconsciente individual, colectivo, y meta consciente en busca de las respuestas a sus interrogantes existenciales.

Esto nos permite distinguir tres vertientes del conocimiento humano:
el mundo de los sentidos, el mundo de la mente y el mundo del espíritu;
vertientes que se unen en el punto en que concurre la explicación con
la realidad. Es decir, que cuando hay incongruencia entre los datos y explicaciones
de la ciencia y de la religión, es porque alguna de ellas dejo de lado
los datos aportados por la tercer vertiente; y es entonces cuando ante la discrepancia
es necesario avocarse a conseguir los datos faltantes, para caer en cuenta,
cual es el error. Porque en los procesos mentales, el interés que despiertan
en el lector las Escrituras Sagradas, da lugar a conjeturas que tienen el fin
de ayudarnos a encontrar una gama infinita de significados paralelos, y ofrecernos
nuevos puntos de vista; y al escuchar los relatos cada quien extrae de ellos
una nueva interpretación aplicable a las circunstancias del momento.
Y no es que los relatos puedan significar cualesquier cosa, sino que las conjeturas
son las que expresan una realidad cambiante basadas en las expectativas del
momento y en la propia experiencia. Es decir, que la mente utiliza la analogía
para enfrentar la incertidumbre, basándose en las pasadas experiencias
y en los viejos modelos que originaron los viejos puntos de vista, para cambiarlos
por nuevos modelos que originan nuevos puntos de vista acordes a los nuevos
hechos y circunstancias.

Las conjeturas y las interpretaciones, no solo representan una forma
de expresión entre otras muchas, sino que son parte fundamental del proceso
del pensamiento humano para encontrar explicaciones a sus interrogantes; por
ello, es que desde la infancia adquirimos la destreza necesaria para hacer comparaciones,
conjeturas e hipótesis. Lo común es que en los momentos difíciles
o significativos de nuestra vida, leamos Las Escrituras para disponer de conjeturas
a cerca de Dios y lo sagrado, y al leerlas automáticamente pensamos sobre
el paralelismo o semejanza existente entre un hecho presente y un hecho pasado,
y a la vez ser diferente. Integrando dicho paralelismo dentro de la comprensión
del devenir afectada por los contenidos de nuestra mente, unidos a los sentimientos
y emociones que los hechos nos provocan. Es por ello, que siempre encontraremos
textos o pasajes, citas o narraciones bíblicas, que evoquen las imágenes
del repertorio común de referencia, paralelas a las experiencias, expectativas,
sentimientos y emociones que tratamos de evocar; es decir que utilizamos los
textos sagrados como repertorio común de imágenes. Y aunque ese
repertorio es común a cristianos y judíos, no es patrimonio universal,
sino que es privativo a la comunidad que comparte nuestras creencias y tradiciones;
por ello, es que cada pueblo, ve y siente las cosas desde su propio contexto
y cultura, y así fe datamos las creencias y visión del mundo prevaleciente
en nuestra propia religión y cultura, y descalificamos la visión
y la fe de los pueblos ajenos. Y ocasionalmente, cuando la mente se encuentra
empantanada en la resolución de una problemática intensa, y es
conciente de sus limitaciones cognitivas que le impiden resolver los cuestionamientos
existenciales que se plantea; es cuando de improviso la mente cae en la tercera
vertiente, y experimenta las vivencias relacionadas con sus cuestionamientos.
Estas vivencias fruto de la casualidad, puede ser que no encajan con la visión
y explicación prevaleciente en nuestra sociedad, y no alcanzamos a comprender
su significado; y es entonces cuando intuimos que la visión del mundo
prevaleciente en nuestra comunidad, no concuerda con la realidad, porque no
se tomó en cuenta los datos aportados por los místicos de otras
religiones en sus experiencias.

8,4: La necesidad del conocimiento interior

En cuestiones formativas religiosas o seculares, es necesario desarrollar en los jóvenes el espíritu crítico y valores fincados en la trascendencia humana, a efecto de inducirlos a aplicar su inteligencia a la consideración de su propia existencia proporcionándoles las herramientas del conocimiento interior, de modo que sean ellos mismos los arquitectos de su propio desarrollo espiritual y humano. El conocimiento interior es necesario, porque nadie puede proceder inteligentemente respecto a aquello que se ignora. Y para dejar de ser ignorantes de lo que sucede en nuestro interior, primero deberemos proceder a liberarnos de los atavismos del pasado heredados a través de la religión, porque son parámetros internos que no condicionan y hacen reaccionar superficialmente sin haber profundizado lo suficiente en la estructura de nuestro pensamiento, para allí conocer el origen y naturaleza de las fuerzas que nos impulsan desde adentro sin darnos cuenta. Es importantísimo la introspección del fundamento donde se desplanta la estructura de nuestro pensamiento existencial y religioso, porque de allí proceden las conclusiones y expectativas sobre el sentido de la vida y nuestra existencia; y al estar desplantado sobre el error o la ignorancia, nos adentrarnos en el proceso fantástico del pensamiento, donde somos gobernados por automatismos e impulsos inconscientes, que nos impiden percatamos de lo que acontece; porque al no concordar nuestras conclusiones con la realidad, la rechazamos debido a que nos confunde, conflictua, enajena y mantiene atados al proceso fantástico del pensamiento.

El proceso fantástico se inicia o arranca, cuando estando inmersos en una problemática intensa que nos afecta, al tratar de explicar y encontrar un sentido a lo que nos acontece, partimos de datos erróneos que llevan a la mente a generar un sin fin de conjeturas que sin darnos cuenta mantiene a la mente todo el tiempo ocupada, siguiendo automáticamente todas y cada una de las conjeturas generadas; mientras tanto somos gobernados por automatismos inconscientes, hasta en tanto no se encuentre la respuesta a nuestros cuestionamientos. Esto quiere decir, que no podemos liberarnos de nuestros automatismos, ni alucinaciones, ni aplicar la mente a encontrar las respuestas correctas a nuestros cuestionamientos existenciales; mientras tanto la mente se mantenga ocupada en el proceso fantástico, porque la mente no puede efectuar dos procesos diferentes al mismo tiempo. Una vez que arranca el proceso fantástico, la mente continua en ese modo, hasta terminar de procesar lo encomendado; o sea que la mente "no" puede aplicarse al proceso racional, si esta ocupada en el proceso fantástico __y arrancado el proceso racional, continua en ese modo hasta terminar de procesar lo encomendado, así no puede pasar al modo supra racional, si está ocupada con el proceso racional__ y terminado el modo supra racional, la mente puede regresar al modo racional: por ello; es necesario discernir primero la teología para eliminar los errores alojados en la base de la estructura de nuestro pensamiento a cerca de si mismos, de Dios y lo divino, que cuando estamos en medio de una grave crisis personal arrancan el proceso fantástico del pensamiento y dan lugar a las conjeturas y alucinaciones que nos enajenan. Las crisis graves pueden deberse a traumas olvidados que ante una tensión emocional se hacen presentes y pueden ser tratados clínicamente por los psiquiatras mediante el psicoanálisis; pero las crisis causadas por el surgimiento del fenómeno espiritual de la trasformación humana, deben ser tratadas por métodos alternativos que no interrumpan el ciclo natural de una trasformación espiritual, proporcionando a los pacientes la descripción neutra y la explicación racional de la fenomenología que presentan; lo cual ayuda no solo a mitigar las crisis durante el tiempo que dure la trasformación sino atravesarlas rápidamente, y ya que la mente al partir de datos ciertos, sin temor alguno arranca el proceso supra racional en busca de las vivencias de mundo interior de la mente y el espíritu, necesarias para ayudarnos a resolver los cuestionamientos existenciales planteados, iluminando la penumbra de la oscuridad que nos rodea lo suficiente para dar el próximo paso en la dirección correcta hacia el desarrollo espiritual, y al concluir el ciclo de la transformación espiritual, la mente se aquieta, armoniza y sincroniza, en un todo coherente ordenado y relacionado que eleva su nivel de energía sutil.

La parte densa (Yo enterico o ego) de lo que aparece como "sombra" en el interior de la psiquis humana contiene el instinto animal, y la parte sutil contiene las potencialidades del espíritu. El hecho de que el conocimiento intimo de sí mismo, pueda darse mediante la exploración de las imágenes de nuestra mente, la experiencia de nuestro Yo virtual o ego, o la experiencia virtual de nuestra esencia o espíritu, podría arrojar luz sobre las fuerzas latentes del alma, las cuales se perciben rara vez, es verdad, mientras todo vaya bien, a menos que se induzca clínicamente la experiencia profunda mediante la retrogresión sugestiva o mediante la disciplina mística. Se trata de posibilidades de máxima potencialidad dinámica, y sólo de la preparación remota y la disciplina de la mente depende el que la irrupción de tales fuerzas y de las correspondientes emociones tenga lugar por cauces constructivos y no por erupciones violentas y destructivas. El medico de almas parece ser el único que sabe por experiencia lo precaria que es la preparación psíquica del hombre actual, por ser también el único que se ve obligado a buscar en la naturaleza del individuo las fuerzas y simbología que desde siempre a éste le han permitido encontrar la senda justa en medio de la oscuridad y el peligro. Para esta labor, que requiere ante todo paciencia, no puede limitarse a generalizaciones en las que uno deja el esfuerzo a los demás y se contenta con el cómodo papel de espectador impasible.

En lo general, la transformación espiritual de la humanidad se opera casi imperceptiblemente, al paso lento de los milenios, y no puede ser ni acelerada ni detenida por procesos de consideración racional, ni menos llevada a cabo en el lapso de una generación; pero en lo particular, el fenómeno espiritual de la trasformación humana puede emerger inesperada e inconteniblemente por exigencias individuales del espíritu que hacen contraproducente inhibirlo mediante sedantes. Error que comenten los psiquiatras al confundir el surgimiento de la fenomenología de la trasformación espiritual con un caso de histeria; lo que sí está a su al alcance es el seguimiento de las crisis emocionales que provoca la emergencia del fenómeno espiritual de la trasformación. En lo particular los educadores los educadores y los médicos de almas pueden transformar a algunos individuos que puedan influir en una comunidad, como lo hizo Cristo con sus apóstoles. No me refiero a persuasión ni a predicación, sino a la experiencia empírica del que mediante el ejercicio del altruismo y misticismo intenso prescrito por Cristo para transformar los hombres en hombres de humanidad perfecta, haya alcanzado a comprender su propio desenvolvimiento interior, reflejo en su imagen exterior, ejerciendo sin proponérselo un influjo sobre cuantos tienen trato con el renacido o transformado. Se trata de un influjo involuntario sobre el inconsciente ajeno, algo así como un prestigio inconsciente, el cual sólo es operante, es verdad, mientras no venga a interferir con el la intención. La profundización y el ensanchamiento de la conciencia mediante la inducción de la experiencia mística, producen el efecto que los primitivos denominan "mana". El esfuerzo tendente al conocimiento profundo de sí mismo vale la pena, por otra parte, porque existe un factor hasta ahora totalmente pasado por alto que es propicio al logro de nuestro propósito: el darse cuenta del espíritu inconsciente de la época que permanece ciego a lo que acontece en nuestro espíritu, nihilismo que fue señalado por Nietsche como la mayor calamidad de nuestro tiempo, porque propicia los automatismos inconscientes que causan la histeria y la paranoia, y en el mejor de los casos el surgimiento del fenómeno espiritual de la transformación humana, anticipado intuitivamente los cambios venideros.

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