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La trascendencia humana y la sociedad perfecta (página 5)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

La inefabilidad es un rasgo característico del
éxtasis místico. El psicólogo Abraham
Maslow
describió una categoría de experiencias
místicas caracterizadas por la disolución de las
fronteras personales y la sensación de ser uno con otras
personas, con la naturaleza,
con todo el universo y con
Dios; acuñó para ellas el término
"experiencias cumbre". Maslow demostró sin lugar a dudas
que las experiencias cumbre ocurren en personas normales y bien
adaptadas. También observó que si se les permite
completarse natural mente es común que resulten en un
mejor funcionamiento en el mundo y que conduzcan a lo que
él llama "la autorrealización": una mayor capacidad
para expresar el propio potencial creativo. Un individuo que
vive una experiencia cumbre tiene la sensación de
sobreponerse a la fragmentación y división
cuerpo/mente, y alcanza un estado de
unidad y completud interna total que usualmente resulta muy
curativo y benéfico. Trasciende también la
distinción normal entre sujeto y objeto, y vive un estado
extático de unión con la humanidad, la naturaleza,
el cosmos y Dios. Está asociado a una fuerte
alegría, felicidad, serenidad y paz. Las personas que
experimentan el éxtasis místico tienen la
sensación de dejar la realidad ordinaria, en donde el
espacio es tridimensional y el tiempo lineal
para entrar en una zona mítica y sin tiempo donde ya no
caben esas categorías.

En este estadío, la eternidad e infinitud pueden
experimentarse en segundos del tiempo del reloj. Otra cualidad
vivencial de la conciencia de la
unidad es el sentido de numinosidad, un término que C. G.
Jung utilizaba para describir un profundo sentido de lo sagrado
que está asociado a ciertos procesos
profundos de la psiquis. La experiencia de lo numinoso nada tiene
que ver con creencias religiosas previas: es una percepción
directa e inmediata del mundo espiritual. Es usual tener una
comprensión instantánea del mundo espiritual, como
los Upanishads lo exponen: "conocer Eso, el
conocimiento que brinda el conocimiento
de todo lo demás".
Aunque las descripciones de estas
experiencias están llenas de afirmaciones paradojales que
violan las reglas básicas de la lógica,
es posible referirse al éxtasis místico diciendo
que es como estar vacío de contenidos pero contenerlo
todo. Ya que no presenta nada concreto, nada
parece faltar, porque contiene a toda la existencia en potencia. La
persona que lo
describa hablará de una completa ausencia del ego y
dirá que su sentido de identidad
estaba tan infinitamente expandido que contenía al
universo
entero. Durante una experiencia mística tal vez se sienta
que se accede al más alto conocimiento y sabiduría
en cuestiones espirituales importantísimas. Este
conocimiento de la verdadera naturaleza de la existencia se
percibe en última instancia como mucho más real e
importante que todas las teorías
científicas o percepciones y conceptos de la vida
cotidiana. Es un intercambio de cortesías entre el
alma y Dios;
como los yogis claman en el BrihadArankaya Upanishad:
De lo irreal llevadme a lo real. De la oscuridad a la
luz. De
la muerte a la
inmortalidad.

Mucha gente que experimenta estas dimensiones interiores
las reconoce corno parte de la esencia expansiva e ilimitada de
cada ser humano, que queda en la sombra a causa de los problemas y
preocupaciones cotidianas. Por su claridad y vividez, los
estadíos trascendentales con frecuencia se perciben como
más reales que la realidad "común"; la gente suele
comparar el descubrimiento de estas regiones con el despertar
luego de un sueño, el corrimiento de velos opacos o la
apertura de las puertas de la percepción. En ocasiones se
adquieren nuevas ideas y un conocimiento complejo de los procesos
vitales de fuentes que se
encuentran en el interior de la persona a las que normalmente no
se accede. Así como uno puede encontrarse en la zona
desolada de la muerte del ego
durante la noche oscura del alma, también puede
encontrarse con un tipo de muerte del ego positiva en las
regiones trascendentales. Aquí, las fronteras personales
se disuelven temporalmente, y uno puede sentir la unión
con el mundo exterior o el cosmos. Uno de los tipos más
positivos de desintegración es aquel en el que uno se
pierde en lo Divino inmanente, que se revela en lo que nos rodea.
Quizás se sienta que la definición de
individualidad se desvanece al fundirse con el mundo conocido de
personas, árboles, animales o
elementos inorgánicos. Durante otra forma que toma esta
experiencia, es común sentirse unido a reinos divinos
que trascienden la realidad de todos los días. Encontrarse
con lo Divino en el curso de una emergencia espiritual es
sumamente curativo. Al llegar a estos estados, uno siente
emociones
positivas tales como el éxtasis, el arrobamiento, el gozo,
la gratitud, el amor y la
dicha, que alivian o disuelven con rapidez estados negativos como
la depresión
y la ira. Sentirse dentro de una red cósmica que
todo lo abarca le da a una persona que tiene problemas con su
autoestima una
imagen de
sí expandida y fresca. Quienes tienen estas experiencias
en su proceso suelen
sentirse afortunados; desarrollan una visión optimista de
las cosas que los acompaña en futuros desafíos.
Sienten que aunque las cosas se pongan difíciles, al menos
tienen una idea de adónde se dirigen. Es como vislumbrar
la cumbre de la montaña: aunque se tenga que volver a la
base para escalarla, se sabe que hay una recompensa que espera al
final del viaje. Esto es preferible a pasarse meses atravesando
emociones y sensaciones difíciles sin tener idea de
cuál es la meta. Las
experiencias positivas no necesariamente se dan como premio al
final de una búsqueda difícil. Mucha gente descubre
que debe limpiar problemas personales o bloqueos emocionales
antes de que se abran estas zonas; pero otras personas se
conectan espontáneamente con zonas trascendentales
interiores a pesar de no haber trabajado duramente en los
aspectos difíciles.

A pesar de las cualidades en general benévolas de
los estados positivos, hay dos puntos en donde pueden surgir
problemas cuando una persona tiene una experiencia
mística: el conflicto de
aceptar o manejar las regiones trascendentales y el dolor que
causan las experiencias. Mucha gente no se siente preparada para
el alcance de las regiones de lo sagrado. Estas son realidades y
estadíos de la mente desconocidos. Permitirles la entrada
en la propia conciencia suele significar suspender los conceptos
conocidos de lo que es real. Tales personas pueden sentir
también que no son lo suficientemente fuertes para
soportar el profundo impacto de las manifestaciones sensoriales y
físicas de las experiencias místicas y que no
están lo suficientemente abiertas como para manejar su
poder. La
enorme carga, emocional, mental y espiritual resultará
avasalladora, y retroceder será una reacción
natural. Una respuesta similar puede darse durante una poderosa
experiencia de luminosidad. Si bien el sufrimiento que se da en
un encuentro místico puede sentirse como destructivo y
violento al principio, con el tiempo la gente lo reconoce como el
dolor de la apertura y del crecimiento espiritual. Quizás
hasta lleguen a darle la bienvenida como un signo de su
conexión con lo Divino, tal como lo describe Santa Teresa
de Ávila: El dolor era tan agudo que me hacía
emitir quejidos, pero el deleite de este enorme dolor es tan
arrasador que a uno le es imposible desear que se vaya, ni ya
nada satisface al alma más que Dios.
Es un dolor
espiritual, no físico, aunque el cuerpo torna parte de
él, hasta una parte considerable: "En ese estado
luminoso, se siente uno completamente libre, sin límites,
rodeado y lleno de una luz brillante, inundado por una profunda
paz. Cuando se comienza a volver al mundo ordinario, se siente
que nuestro ser expandido se constriñe de vuelta en
nuestro ser físico de todos los días. Se siente que
nuestro cuerpo físico es una trampa de acero, que
encarcela todas nuestras posibilidades. Comprendemos que el drama
y el sufrimiento de la vida cotidiana nos comienza a penetrar, y
lloramos ansiando volver a la libertad que
hemos descubierto
."

Realmente, algunas personas en esta situación
desearán quedarse en un estado agradable de
expansión, excluyendo sus responsabilidades diarias, o
querrán repetir la experiencia con tal intensidad que se
cerrarán a las otras etapas de su viaje espiritual, si
bien no tan hermosas o extraordinarias, igualmente importantes.
Como consecuencia, dejarán de cooperar con su posterior
desarrollo, al
resistirse y aun dejar todo lo que no sea tan placentero como un
estado místico. Así podemos inferir que el proceso
de morir puede estar relacionado con un viaje interno
extraordinario a las regiones transpersonales de la psique.
Aunque hay variaciones de persona en persona, las experiencias de
la gente que estuvo muy cerca de la muerte parecen seguir un
patrón general. La vida entera hasta ese punto se puede
ver pasar ante nuestros ojos como una película
increíblemente condensada y vívida en
cuestión de segundos. La conciencia es capaz de separarse
del cuerpo y moverse con gran independencia
y libertad. En algunas ocasiones flota sobre la escena del
accidente y observa con curiosidad y un desapego entretenido, y
en otras viaja a lugares muy distantes. Mucha gente experimenta
el paso por un túnel o embudo oscuro hacia una fuente de
luz cuya radiancia y brillo están más allá
de la imaginación humana. Esta luz es de una belleza
exquisita y sobrenatural y está dotada de
características personales definidas. Irradia un amor infinito
que todo lo abraza, el perdón y la aceptación.
Raymon Moody utiliza el término Ser de Luz para describir
la naturaleza de esta experiencia; mucha gente se refiere a ella
explícitamente como Dios. Este encuentro es un intercambio
personal e
íntimo que entraña profundas lecciones sobre la
vida y las leyes
universales; se provee así un contexto en el que es
posible observar la propia vida que ha pasado y evaluarla de
acuerdo a estos patrones cósmicos. A la luz de esta nueva
información, uno toma la decisión de
volver o no a la realidad ordinaria. La gente que ha tenido esta
experiencia y ha vuelto a la vida generalmente lo ha hecho con
una profunda de terminación de vivir en una forma
congruente con las vivencias que ha experimentado.

Las experiencias cercanas a la muerte pueden resultar,
entonces, poderosos catalizadores del despertar espiritual y de
la evolución de la con ciencia. Un
encuentro con esta fuente transpersonal bajo la forma de este Ser
de Luz produce profundos cambios en la
personalidad, un aumento en la autoestima y la confianza en
uno mismo, y un menor interés en
el status, el poder y los bienes
materiales. Se
asocian a menudo una alta apreciación de la naturaleza y
la vida, una gran preocupación por lo ecológico y
un acrecentamiento del amor por el resto de los seres humanos.
Sin embargo, la consecuencia más notoria es el surgimiento
de una espiritualidad de cualidad universal, ya que trasciende
los intereses separatistas del sectarismo religioso y se asemeja
a lo mejor de las tradiciones místicas y las grandes
filosofías espirituales de Oriente, en lo que hace a su
cualidad abarcadora y a la trascendencia de las fronteras
comunes. Las experiencias de este tipo les ocurren a un tercio de
las personas que corren el peligro de perder la vida. Se dan
independientemente del sexo, edad,
inteligencia,
nivel de educación, creencias
religiosas, afiliación a una religión u otras
características similares. Tampoco parece importar si hay
daño
biológico o no; muchas veces, sólo el estar
expuesto a una situación en la que uno podría
perder la vida es suficiente. La razón por la cual este
tipo de vivencia frecuentemente produce una emergencia
espiritual, es porque implica un cambio abrupto
y un vuelco profundo en la experiencia de la realidad en personas
que no están preparadas. Experiencia significativa que
permite a los pacientes curar el cuerpo curando la mente
librándose milagrosamente de enfermedades terminales,
traumas, paranoia, disfunciones psicosomáticas
crónicas y su sintomatología, como ataques de
pánico
y fobias especificas, adicciones
perniciosas, ataques neuróticos, conductas antisociales y
relaciones destructivas, migrañas, etc. Fenómeno
documentado por prestigiados médicos: Brian Weiss:
Muchas vidas, muchos Maestros, Cristin & Stanilav
Grov: La Tormentosa Búsqueda del Ser. Kenneth
Ring: Vida y Muerte, Melvin Morse:
Acercándose a la Luz; Raymon Moddy: Vida
después de la Vida,
y otros reseñados en
Journal of Critical Care Medicine; es decir que podemos
aprovechar los estados alterados de la mente, que nos permiten
acceder a los recuerdos meta conscientes, experimentar el Yo
virtual, desdoblamiento o cuerpo eterico para traspasar las
fronteras físicas peligrosas o inaccesibles (vg. interior
de un reactor nuclear, un planeta distante; lo cual, ya lo
logró la
ciencia).

Un tipo de fenómeno transpersonal merece una
especial atención, dada su importancia
práctica y el papel clave que ha tenido en las religiones de
muchas culturas son las vivencias y recuerdos de vidas pasadas, o
experiencias kármicas (Stanislav Grof Stanislav Grof:
The Adventure of Self Discovery). Son una de las
manifestaciones más vívidas y dramáticas de
los estados alterados de conciencia. Consisten en secuencias de
vivencias que ocurren en otros períodos históricos
y/u otros países. A menudo se trata de acontecimientos de
una fuerte emoción y que retratan con sorprendente detalle
a sus protagonistas, sus escenarios y sus circunstancias
históricas. Una característica importante de las
experiencias kármicas es la convicción de que estos
acontecimientos son recuerdos personales de una vida anterior.
Experiencias de es te tipo han sido las que inspiraron los
conceptos de renacimiento y de
la ley del karma en la
India. De
acuerdo con estas enseñanzas, nuestra existencia no se
limita a una vida sino que consiste en una larga cadena de
re-encarnaciones sucesivas. En general no se recuerdan las
reencarnaciones previas, excepto en ocasiones especiales en las
que recuerdos aislados de acontecimientos importantes de nuestras
vidas pasadas emergen a nuestra conciencia. Sin embargo, somos
responsables de nuestros actos en todas ellas: por los efectos
inexorables de la ley del karma, nuestra vida actual se forma de
acuerdo a los méritos y deudas de las precedentes y, a su
vez, nuestras acciones
actuales influyen en nuestras futuras reencarnaciones. Ya sea que
consideremos a estas experiencias como evidencia en favor de la
reencarnación o no, son fenómenos
psicológicos importantes, con un potencial curativo de
transformación muy grande confirmado en reiteradas
ocasiones por psicoterapeutas e investigadores de la conciencia
que estudian estados alterados. Cuando el contenido de la
experiencia kármica termina de hacerse consciente, es
capaz de explicar muchos aspectos de otra manera incomprensibles
de la vida cotidiana de una persona. Dificultades para
relacionarse con ciertas personas, miedos inexplicables, de
sagrados y atracciones particulares, así como oscuros
problemas emocionales y psicosomáticos parecen adquirir
sentido como cargas kármicas de una vida anterior, y
suelen desaparecer cuando la experiencia se completa. Se han
observado repetidamente el alivio o la total eliminación
de graves dolores psicosomáticos, depresiones, fobias,
asma
psicogénica, jaquecas y otros problemas que anteriormente
resistían a una variedad de tratamientos convencionales,
luego de que una persona ha revivido una "vida
anterior".

Los recuerdos de vidas pasadas también pueden
convertirse en una fuente de considerables problemas. Cuando
están cerca de lo consciente, pero no lo suficiente como
para manifestarse por completo, suelen tener un profundo impacto
en la psique y causar dificultades emocionales y físicas
serias. La persona en cuestión experimentará, en
diferentes partes del cuerpo, sensaciones raras que no tienen una
base en la realidad cotidiana. Puede notar temores infundados
hacia cierta gente, lugares, o, por el contrario, irresistibles
atracciones. Se puede llegar a sentir dolores agudos en el cuerpo
o sensaciones de ahogo para las que no hay causa médica, y
la imagen de una cara, un lugar o un objeto desconocidos
emergerá recurrentemente a la conciencia. Todos estos
elementos son partes significativas de un patrón
kármico que no ha salido a la superficie por completo, y
que, experimentadas fuera de contexto, parecerán
incomprensibles y completamente irracionales. Se pueden dar otros
problemas cuando una experiencia kármica fuerte empieza a
emerger a la conciencia en medio de la vida cotidiana y perturba
profundamente su funcionamiento normal. Quizás se sienta
el impulso de llevar a cabo ciertos papeles del drama
kármico a fondo, antes de que se hagan conscientes por
completo, sean comprendidos y "completados". La vivencia completa
de una fuerte experiencia kármica no significa el fin de
los problemas. Aun cuando el proceso interno llegue a su fin y se
hayan aceptado sus implicancias, existe la posibilidad de que
algunas Personas se encuentren ante un desafío adicional.
Han experimentado profundas e importantes realidades
extrañas a nuestra cultura y
tienen la tarea de reconciliarlas con la visión del mundo
tradicional de la civilización occidental.

Muchas tradiciones espirituales y escuelas
místicas describen el surgimiento de varias habilidades
paranormales como un estadio natural pero potencialmente
peligroso en el desarrollo de la conciencia (Robert Monroe:
Journeys Out of the Body). La fascinación y la
obsesión con los fenómenos psíquicos son
consideradas como trampas peligrosas para el ego del buscador, y
una distracción desafortunada de las metas espirituales
genuinas. En los estadios más avanzados que le siguen a
sobreponerse a este obstáculo, un aumento de la
intuición y las habilidades psíquicas tal vez se
conviertan en una parte integral de la vida. En ese momento, ya
están integradas a la nueva cosmovisión
mística y no presentan problemas. Por lo tanto, no debe
sorprendernos que un aumento considerable en la capacidad
intuitiva y en los sucesos de tipo paranormal suelan resultar
concomitantes a varios tipos de emergencia espiritual.
Prácticamente cualquier tipo de experiencia transpersonal
puede, bajo ciertas circunstancias, proveer de sorprendente
información, que seguramente el individuo no podría
haber adquirido de forma convencional y que parece poseer un
origen paranormal. Además de esto, muchas personas en
crisis de
transformación cuentan acerca de instancias
específicas de percepción extrasensorial, como la
visión de lugares remotos, la precognición, la
telepatía y otros fenómenos paranormales. Sin
embargo, en ocasiones la cantidad de información de
fuentes no ordinarias se vuelve tan arrolladora y confunde tanto
que se convierte en un problema. Las formas más extremas y
dramáticas de manifestación de la apertura
psíquica son las experiencias extracorporales. Como
veremos más adelante, tales estados son especialmente
frecuentes en situaciones de cercanía con la muerte, donde
su autenticidad ha sido confirmada por muchos estudios
clínicos sistemáticos.

Otro fenómeno extrasensorial que a menudo se da
en las personas que experimentan una dramática apertura
psíquica es la capacidad de sintonizar tan profundamente
con los estados internos de otros de tal manera que se siente en
carne propia las problemáticas intensas y las crisis por
las que atraviesa el Yo anfitrión sin que nada quede
oculto, con lo que se puede inferir cual puede ser la posible
solución de sus problemas. Las percepciones del gran
empático resultarán llamativamente exactas y puede
que inclusive toquen puntos ciegos de la conciencia del paciente
o recuerdos traumaticos que el paciente trata de ocultar, y con
amor y ternura infundir al paciente el valor
necesario para hacerlos concientes y enfrentarlos. Los grandes
empáticos, los canalizadores y los curadores espirituales
son capaces de entrar en tales estados a voluntad y utilizarlos
para adquirir un conocimiento sobre los problemas de otras
personas, diagnosticar y curar varias enfermedades. Pero quienes
no están preparados son tomados por sorpresa cuando estos
fenómenos ocurren de manera súbita y sin haberlos
buscado__En otros casos, las personas que atraviesan una
emergencia espiritual tienen varias formas y grados de
percepción del futuro. A veces se ven acontecimientos que
están prontos a ocurrir; otras, se trata de lo que
ocurrirá en un futuro remoto. Puede que también
sepan lo que está ocurriendo en otros lugares del mundo,
en particular si se trata de sitios donde hay seres queridos__
Otra experiencia que suele provocar serios problemas es la
pérdida ocasional de la propia identidad y la
identificación canalizadora con otras personas,
transferencia de identidades o posesión. Tal ves asuman la
imagen corporal de la persona anfitriona, sus posturas, sus
gestos, la expresión de su cara, pero sus recuerdos, sus
emociones y hasta sus procesos de
pensamiento pertenecen al huésped. Es probable que
emerjan alternadamente el anfitrión y el huésped,
ocasionando estados de amnesia total y perplejidad al recordar
personas, lugares y acontecimientos que no corresponden a la
realidad externa del anfitrión sino al huésped, en
esas circunstancias la pérdida del control y de la
personalidad
que traen aparejados, es terrible. A menudo esta gente cuenta que
unas veces sus vidas están llenas de extraordinarias
coincidencias que conectan los elementos de su realidad interna,
como recuerdos, sueños y visiones, con acontecimientos de
la vida cotidiana, pero otros son totalmente incompatibles la
realidad externa con lo interno.

El primero en reconocer esta fenomenología fue C. G. Jung, quien lo
llamó fenómeno de sincronicidad y asincronicidad. Y
lo definió como un principio a causal de conexión y
desconexión con la realidad, que explica coincidencias
significativas que relacionan a individuos y a situaciones
distantes en el tiempo o en el espacio. Un cuadro de
conexión y desconexión acompaña a varias
formas de emergencia espiritual, pero ésta parece ser
especialmente común en las crisis de apertura
psíquica. La psiquiatría convencional insiste en
explicaciones estrictamente causales, y aún no ha aceptado
el fenómeno de transferencia o posesión. Los
psiquíatras a menudo desestiman cualquier alusión a
coincidencias significativas como una percepción
distorsionada y una mala interpretación de los hechos a causa de un
proceso patológico. El término técnico
utilizado en este contexto es "la ilusión de la
referencia", lo que significa que la persona ve conexiones
allí donde no las hay, o no ve conexiones donde la hay.
La
investigación transpersonal ha demostrado que, en el
proceso de la apertura espiritual, es muy común
experimentar sincronías y asincronías genuinas en
el sentido que Jung les daba. Todos aquellos que tienen acceso a
los hechos (tanto sobre las experiencias internas como sobre los
hechos correspondientes en el mundo externo) reconocen la
naturaleza extraordinaria de estas situaciones. Las conexiones
son muy específicas, profundamente significativas.
Considerando todo esto, es altamente improbable que tales
coincidencias puedan entenderse en términos causales o
sean únicamente producto del
azar. En la actualidad, el concepto de
conexión y desconexión con la realidad, no
está limitado a la psicología. Muchos
científicos de avanzada, incluso los físicos que
estudian el quantum y la relatividad, han abrazado el principio
de la dualidad alternativa entre la partícula y la onda
como una importante relación causal entre materia y
energía que interactúa con el tiempo el entorno y
el espacio.

En estados alterados de conciencia, es posible asumir
roles diferentes de acuerdo con las distintas entidades y
situaciones que se encuentren en el mundo interno. Se puede ser
un observador desvinculado, participar activamente en las
secuencias o identificarse directamente con varios elementos de
la "estenografía". Sin embargo, a veces se entra en
contacto con una entidad que aparentemente está separada y
es independiente de los propios procesos internos. Esta entidad
brinda una relación personal y continua, ya que juega el
rol de guía, protector o fuente superior de
información. En la literatura sobre
fenómenos paranormales, a tales figuras se las llama
guías espirituales. En algunos casos, el sujeto es capaz
de reconocer la naturaleza de es tos seres; en otros, los
guías espirituales se presentan a sí mismos y
explican de dónde vienen y cuál es su misión.
Con frecuencia parecen ser seres descarnados, entidades
sobrehumanas o deidades que habitan en planos más altos de
conciencia y poseen una sabiduría extraordinaria. En
ocasiones se parecen a los seres humanos, pero en otras se ven
como fuentes de una luz radiante. También hay casos en los
que no aparecen con una forma detectable, pero se siente su
presencia. Se comunican con sus protegidos de forma directa a
través del pensamiento u
otros medios
extrasensoriales. Ocasionalmente, tienen voz humana y
envían mensajes verbales. Un ejemplo especial de las
experiencias de este tipo es la canalización
("channeling"). Fenómeno por el cual una persona se
convierte en el medio, el canal por el cual los mensajes de una
fuente supuestamente fuera de su conciencia individual se
transmiten hablando en trance, por escritura
automática o transmisión telepática (Sanchez
Perez: Engrammes of the Universe). La calidad del
material que se transmite varía, y la cuestión de
cuál es en última instancia el origen de la
información ha dado pie a muchas especulaciones y
conjeturas. Como ejemplo de mensajes muy incoherentes son:
Los Evangelios Gnósticos, El Libro de
Mormón,.
Y ejemplo de mensajes algo incoherentes
El Curso de los Milagros, etc. No obstante, la
canalización puede ser una experiencia curativa y
transformadora para el que la recibe, y la información
transmitida por este medio con frecuencia ha sido valiosa para
otros como una guía para el crecimiento personal y la
evolución de la conciencia. Como ejemplo de mensajes
valiosos es Luz en el Camino. La canalización ha
jugado un papel importante en la historia de la humanidad.
Entre las enseñanzas transmitidas por este medio se
cuentan muchos textos de enorme influencia cultural, como los
antiguos Vedas de la India. Muchos pasajes en el texto sagrado
del Zoroastrismo, el Zend-Avesta y en la Biblia se originaron por
experiencias de este tipo.

Entre las fuentes importantes de canalización del
siglo XX existe una entidad que se llamó a sí misma
"El Tibetano"; tanto Alice Bailey como Madame Blavatsky lo
reconocieron como la fuente de sus escritos espirituales. El
psiquiatra italiano Roberto Assagioli le acreditaba a la misma
entidad la real autoría del sistema
psicológico llamado psicosíntesis. Durante su vida,
C. G. Jung tuvo varias experiencias transpersonales. La
más importante se produjo cuando "recibió" su
famoso texto Siete sermones para los muertos; Sus
experiencias con esta entidad lo convencieron de que distintos
aspectos de la psíque pueden asumir funciones
completamente autónomas. Jane Roberts: Seth
Speaks
este libro es la forma que utiliza Seth para
demostrar que la personalidad humana es multidimensional, que
existimos en muchas realidades a la vez, que el alma o ser
interno no es algo separado de nosotros, sino el mismo medio por
el cual existimos).

En la imagen newtoniana-cartesiana del universo, no hay
lugar para las coincidencias significativas; toda coincidencia
improbable es, o bien un acontecimiento casual, o bien real,
solamente en la mente del que la percibe. El modelo
freudiano del psicoanálisis al ser incapaz de
diagnosticar las verdaderas causas de este fenómeno
natural, en lugar de ayudarnos a comprender la verdadera causa de
nuestros conflictos
viene a agravar la situación al mantenernos sedados
durante periodos cruciales de nuestra vida que se nos escapa de
las manos como la arena de un reloj sin que podamos atajarla
(Hans J. Eysenck: Decadencia y caída de imperio
freudiano
). En el modelo místico los médicos
de almas han prescrito desde hace siglos las jornadas a recorrer
y las metas a alcanzar, y ante el inicio involuntario de esta
emergencia espiritual sugieren el peregrinaje místico que
emprenden los locos de Dios, comenzando por resignarse a dejar
las cosas de este mundo para dedicarse a aprender y a ejercitar
la disciplina
mística a fin de alcanzar la quietud de la mente en medio
de las aguas turbulentas de la vida. Una vez alcanzada la paz y
la tranquilidad puede uno reiniciar su vida con lo restos que han
sobrevivido a la tormenta. Este desentendimiento o
desprendimiento de las cosas de este mundo que tanto nos
esforzamos por alcanzar podría parecer una locura, pero
más locuras se cometen en la vida sin provecho alguno como
alistarse en el ejercito para ir a la guerra en
tiempos de paz, las adicciones perniciosas, los crimines u
homicidios, o
delitos por
los que perdemos la libertad, el prestigio, la familia o
el empleo; u
otras maculas como la infidelidad conyugal o el abandono de
nuestras responsabilidades familiares que nos llevan a perder la
patria
potestad y el patrimonio
familiar. Y en este caso el desprendimiento aunque
dolorosísimo es el costo que debemos
de pagar por nuestra naturaleza
humana; es decir por ser hombres y no cosas, y todo ser vivo
pasa por este proceso inexorable y natural; ya que tan
insólito es que un dentista inhibiera la muda de los
dientes de leche, o que
un nutriólogo inhibiera los esfinters o un
dermatólogo inhibiera la descamación de la
epidermis __como un psiquiatra inhiba la emergencia o surgimiento
espiritual por doloroso y conflictivo que sea; o un religioso
prescriba un exorcismo, actos piadosos, juramentos, rezos o
mandas inútiles o lectura devota
de la Biblia, utilizando el lenguaje
mojigato sin comprometerse a ayudarnos realmente__ por ello el
modelo místico prescribe la introspección
rutinaria, induciendo la experiencia mística para conocer
los contenidos ocultos de nuestra naturaleza interior dejando que
afloren poco a poco para poder curarlos antes de que estallen y
se desaten las fuerzas interiores reprimidas.

Afortunadamente la medicina
alternativa a comenzado a inducir las experiencias
místicas en sujetos en los que se presentan las
emergencias espirituales recurriendo a diferentes técnicas
clínicas. La posibilidad de experimentar con un estado
"psicótico" reversible induciendo las experiencias
místicas en pacientes conflictuados por una emergencia
espiritual, provee de una oportunidad única a los
terapístas profesionales y a sus pacientes, al obtener un
conocimiento íntimo de su mundo interno, para comprenderlo
mejor y tratar los conflictos con una mayor eficacia. En
circunstancias adecuadas, la inducción clínica de las
experiencias místicas —mucho más que los
sueños, que juegan un papel tan crucial en el
psicoanálisis— son, en verdad, "un regio camino
hacia el inconsciente". Este poderoso catalizador podía
ayudar a subsanar la falta de eficacia del psicoanálisis
como herramienta terapéutica (Ken Wilber: Psicoterapia
y Espiritualidad
). Esto hace que la disciplina
mística sea congruente con la ciencia, y la fe con la
razón; y si hay hipótesis de la ciencia o dogmas de la
religión en los que no se da esta congruencia, es porque
hay un error, ya sea en la ciencia o en la religión, o en
ambas. Pero no todo es color de rosa, ya
que existen pozos obscuros de inmenso poder de atracción
que atrapan a las almas y la experiencia aterradora de sus
contenidos pueden provocar la muerte súbita, catatonia o
locura por seguir atados a estas experiencias que afectan no solo
al que las experimenta sino a los presentes; por ello la
importancia de los exorcistas místicos experimentados para
sacar de tales estados a los pacientes, donde lo importante no es
el rito sino la empatía y espiritualidad de los exorcistas
fruto de la práctica intensa del altruismo y el misticismo
durante toda una vida. Paradójicamente la disciplina
mística intensa ha sido suprimida en sociedad
cristiana de hoy en día, debido a la intransigencia
radical y fundamentalista de los fideístas, que enajenados
a causa del error fundamental de nuestras creencias, han separado
la fe de la razón y expulsado a las ordenes contemplativas
de la Iglesia,
porque es inútil y desesperante la contemplación
cuando no se cuenta con las técnicas del conocimiento
interior necesarias para alcanzar el éxtasis. Por otra
parte, los científicos incrédulos han expulsado el
conocimiento espiritual del objeto de la ciencia, lo cual ha
impedido el avance de la humanidad cristiana en cuestiones
espirituales, tanto por omisiones de la ciencia como de la
religión.

Tratándose de fenómenos espirituales
relacionados cuestiones existenciales y religiosas, además
de las respuestas formuladas por las representantes de las
diferentes escuelas filosóficas o corrientes del
pensamiento crítico. Los psicólogos y los
místicos tratando de esclarecer lo que esta mas
allá de lo evidente, valiéndose de técnicas
científicas o mediante practicas de relajamiento y
sugestión, han sondeado diferentes niveles de conciencia
en busca de las vivencias que revelen los contenidos ocultos
necesarios para descifrar las incógnitas de los
cuestionamientos y problemáticas existenciales, religiosas
o psicológicas, que nos planteamos o nos atormentan. Para
los psicólogos el método
implica la inducción de vivencias mediante
sugestión, el análisis racional de la
fenomenología observada para despejar incógnitas y
confirmar hipótesis mediante la investigación clínica, y no con
suposiciones, ni enunciados sin confirmar. Y para los
místicos, el método implica la practica voluntaria
y fervorosa de las disciplinas, doctrinas y enseñazas
espirituales que les han prescrito sus maestros o guías__
Los métodos
clínico y místico, incluyen: la preparación
remota, el relajamiento previo, la auscultación profunda,
la inducción de las vivencias místicas o
psíquicas __la descripción neutra de la
fenomenología observada en el sujeto de estudio__ la
descripción neutra de las visiones y vivencias que se dan
en estado extático o sueño hipnótico __la
inducción del regreso al estado de vigilia, el
análisis, la síntesis y
la explicación o interpretación de las vivencias
extáticas__ y la implementación de su
aplicación practica a efecto de revertir disfunciones o
trastornos emocionales y mentales, o inducir transformaciones
buenas y convenientes en los pacientes. Es decir,
tratándose de una fenomenología espiritual, para
los psicólogos el método, implica: la
descripción neutra de la sintomatología observada
en el paciente, la inducción clínica, la
auscultación profunda, el diagnostico, el pronostico, la
prescripción y aplicación de la terapia a seguir, y
el seguimiento de la evolución del padecimiento en el
paciente. Y para los místicos el sendero implica la
auscultación profunda y sistemática de los
síntomas y los rasgos de la personalidad del
discípulo, para percatarnos de los estadíos
alterados de la mente y la conciencia. (v.g.:meditación
vipassana), e intuir las causas que los provocan; y así
contar con los elementos necesarios de juicio para prescribir las
virtudes a desarrollar, a efecto de atenuarlos y alcanzar el
perfil de humanidad perfecta, que de lugar a la sociedad perfecta
que han profetizado o idealizado los grandes maestros o
guías espirituales de la humanidad.

Podemos complementar la meditación trascendental
(vipassana) que persigue la iluminación mediante: 1): La
compenetración de la realidad
exterior e interior de
nuestro entorno para darnos cuenta de la naturaleza del
sufrimiento con el análisis MLM (marxista, leninista,
maoísta) de la naturaleza opresiva de los imperios a fin
de motivarnos actuar a favor de los desprotegidos y oprimidos, 2)
La quietud de la mente que se logra mediante la
introspección profunda, el diagnostico y la terapia
sistemática utilizando las técnicas especificas
más convenientes en cada caso: Análisis
Conciliatorio, Bioenergética, Colaborativa, Conductual,
Confesión de los Pecados, Constelaciones Familiares,
Control Mental, Coro Griego, Co-terápia, Equipo Reflexivo,
Estratégica, Existencial, Imágenes
Creativas, Inteligencia
Emocional, Interventiva, Hipnosis, Narrativa, Ocupacional,
Programación Neuro Lenguistica,
Psicoanálisis, Psicodramatica, Psiquiatría,
Reflexiva, Regresión, Rituales Terapéuticos,
Rogeriana, Uso clínico de drogas
psicoactivas LSD- 25 para inducir las experiencias
psicodélicas, etc., 3) Hasta adquirir las
habilidades
de advertencia, consecución,
resolución y los poderes de: audición de los
engramas del universo, telepatía, telequinesis,
proyección astral: (cordón de plata o cuerpo
astral), proyección espiritual: (viaje a través del
espíritu, común unión, o empatia), etc. Y
son precisamente los efectos benéficos o transformaciones
buenas y convenientes que experimentan los pacientes o
discípulos que siguen la disciplina mística o la
terapia clínica prescrita, lo que nos permite confirmar la
bondad y realidad que hay en la experiencia de si mismos en el
mundo de la mente y del espíritu, a fin de conocer los
contenidos meta concientes que allí se encuentran,
experiencia verificable a través de sus efectos que nos
dan la certeza que no son fantasías ni alucinaciones sino
que son reales__ ya que aún los contenidos meta-concientes
que se encuentran en la superficie tienen poder
terapéutico como la vivencia de la vivencia del bardo o
vida entre vidas que se consigue induciendo clínicamente
la regresión sugestiva o el éxtasis provocado
mediante la disciplina mística, o los experimentan la
muerte y resucitan: donde se reviven imágenes o recuerdos
de vidas pasadas unidas a las emociones experimentadas, la muerte
y reencarnaciones anteriores. También podemos aprovechar
las potencialidades del viaje de la mente a través de
espíritu, para conocer mediante la experiencia de la
común unión de todos los seres y todas las cosas,
los contenidos escondidos en el alma de los pacientes; y
así conocer los procesos mentales y espirituales que no
hemos desarrollado o activado, y así resolver el problema
del alma truncada, debido a que:

La dimensión espiritual es el continente
universal
que contiene las causas últimas de los
fenómenos y leyes que gobiernan los seres y las cosas; por
ello las trasciende y determina (Ken Wilber: Conciencia sin
fronteras
); lo cual, nos permite concluir que el camino de
la auto-liberación se encuentra en los valores
trascendentales que humanizan al hombre
(altruismo, empatía, entereza, solidaridad); o
sea que la trascendencia es la cualidad espiritual más
alta con que Dios ha revestido la dignidad
humana; y siendo el espíritu "la última causa
que no es causada, y su cualidad característica la
trascendencia", "el estadío de la trascendencia humana, es
el estadío que alcanza el espíritu cuando ha
desarrollado todas sus potencialidades inherentes que lo hacen
imbatible y eterno", "estadío al que pueden aspirar todos
los hijos del hombre, pero solo ha sido alcanzado por Buda y
Cristo
"; "de allí la importancia de la enseñanza impartida por ambos Maestros que
exponen la existencia de este estadío, en que consiste y
como alcanzarlo; a efecto de que el hombre
enfrente con éxito,
no solo los infortunios, sino los cataclismos
cósmicos
". La coincidencia de la Teoría
de los estudiosos con la Doctrina Trascendente de los
místicos, da contestación a la pregunta que ha
mantenido perpleja a la humanidad cristiana durante dos mil
años, en espera de la respuesta; pero no obstante de haber
sido contestada, aún sigue inmovilizada en el
Areópago porque hay atavismos condicionantes que la
mantienen atada:

1) Los condicionantes naturales de la vida en su
dimensión biológica, psíquica y social,
norman la conducta del
individuo. En las condiciones naturales podemos encontrar las
causas de lo que nos sucede
en el cuerpo, en la mente, o en
nuestro ambiente
social; pero no es lo mismo condición que
determinación
, ya que ante mi condición, puedo
decidir que actitud tomar,
y mi determinación cambiará los efectos de la
causalidad
fruto de las condiciones que me impuso el destino.
O sea: "la condición engendra la posibilidad de que algo
pueda darse", "la acción
hace que la posibilidad sea un hecho", "la determinación
da forma o moldea los efectos de la causalidad". La
dimensión biológica es la condición
necesaria para la vida humana pero no determina que el organismo
que la posee sea un ser humano. Hay organismos de seres que
tienen un sistema nervioso
en todo semejante a los humanos, pero no todos los organismos que
tienen cerebro son
humanos; lo cual es confirmado por los estudiosos de la
neurología y la neurofisiología, que han reconocido
que la diferencia entre el cerebro del hombre y el cerebro de un
chimpancé, es meramente cuantitativa en cuanto al
tamaño, ya que comparando las diferencias entre
volúmenes cerebrales, las diferencias entre los hombres de
mayor y menor volumen cerebral
(mas de 2000cm3 –VS- 850 cm3) son mayores que la de los
hombres de menor volumen y los simios (685cm3 máx.);
además de que no existen diferencias cualitativas entre
las neuronas y las conexiones cerebrales entre los hombres y los
gorilas; lo cual hace evidente que la diferencia entre simios y
humanos es cualitativa en cuanto que las funciones u operaciones
mentales que de dan en el cerebro humano y no los procesos
somáticos son los que nos permiten diferenciar lo humano
del primero, de lo animal del primero y del segundo; lo cual nos
permite inferir que en un cerebro sano las disfunciones de los
procesos mentales, no son de origen patógeno sino
ideógeno, es decir que no se dan en lo biológico
sino en la dimensión psicológica o mundo virtual de
nuestra mente; en términos cibernéticos,
equiparando a lo que sucede en los procesadores,
hablaríamos de que los defectos no están en
hardware si no en
el software, y si la
información que introducimos en nuestro procesador es
basura el
resultado que se obtiene después procesarla sigue siendo
basura por muy
avanzada o potente que sea nuestra computadora.

2) Los condicionantes normativos: En todos los
tiempos el interrogante del futuro ha preocupado a los hombres,
pero no siempre con la misma intensidad (C.G. JUNG: presente
y futuro
). Históricamente hablando, son
principalmente las épocas de apremio físico,
político, económico y espiritual las que mueven a
dirigir la mirada tanto al pasado como al futuro con ansiosa
esperanza del cambio y generan anticipaciones, utopías y
visiones apocalípticas. Como al comienzo de la era
cristiana, vuelve a plantearse hoy el problema del general atraso
moral que
contrasta penosamente con la evolución científica,
técnica y social de nuestra época. Vivimos en el
kairos de la "metamorfosis de los dioses", esto es, de
los principios y
símbolos fundamentales, esto explica la
agitación religiosa que esta aconteciendo en el interior y
al exterior de la Iglesia. Esta tendencia de nuestra
época, es expresión de la transformación que
se opera en la interioridad y el inconsciente del hombre. De esta
transformación grávida de consecuencias
deberán ser concientes las generaciones actuales venideras
si la humanidad ha de salvarse del materialismo y la
auto-aniquilación por el poder de su técnica y su
ciencia. Es tanto lo que está en juego y, tanto
lo que hoy depende evidentemente de la condición
psíquica del hombre, toda vez que hombre común
tiene un conocimiento muy limitado de simismo y solo
despojándose de los conceptos ya caducos podrá
revestirse del hombre nuevo.
¿Podrán los imperios y potentados resistir la
tentación de hacer mal uso de la ciencia del conocimiento
humano y del poder económico, político o
tecnológico para manipular y someter a las masas poniendo
en escena el ocaso del mundo y del humanismo?, o
tendrá el hombre conciente de sus propias imperfecciones
la disposición para renacer con otras concepciones y
visiones de si mismo dejando atrás sus viejos modos de
percibir, sentir y reaccionar a la realidad, renovando los
conceptos caducos que nos definen que son la causa de las
distorsiones con que percibe la realidad y los automatismos que
nos impulsan inconscientemente.

Por desgracia nuestros conceptos tienden inevitablemente
a rezagarse con respecto a los cambios de la situación de
conjunto. Y no puede ser de otro modo porque, mientras no se
produzcan cambios en el mundo, ellos están más o
menos ajustados y por ende funcionan satisfactoriamente, no
habiendo motivos para proceder a su revisión y reajuste.
Cuando las cosas han cambiado tanto que entre la situación
exterior y las formas de representación ya anticuadas
llega a existir un divorcio
intolerable, es que se presentan las crisis de conciencia y se
plantea el problema general de la concepción básica
del mundo, esto es, la cuestión de cómo debe
reorientarse, vale decir, como deben reajustarse las formas de
representación para asegurar el continuado flujo de
energía instintiva. No se las puede reemplazar simplemente
por una transformación racional, ajustada en
demasía a la situación exterior y demasiado poco en
los condicionamientos naturales del hombre, pues tal procedimiento no
sólo no tiende un puente al nombre instintivo sino que
bloquea el acceso a él; pero sino se puede impedir la
exigencia natural al reajuste, mucho menos un retroceso tan
significativo como el cambio del cristianismo
por en noaquismo como pretenden hacerlo los esbirros de la
sinagoga, porque las fuerzas interiores se desbordarían.
Es común que se confunda el "conocimiento de sí
mismo" con el conocimiento que tiene uno de su Yo consciente; que
por cierto, en las crisis de conciencia se revela como un Yo
caduco muy limitado o mediocre, incapaz de resolver las
problemáticas que nos aquejan. Quien tiene conciencia de
su Yo conciente, da por sobre-entendido que medio se conoce,
porque hay una parte importante de su alma que no conoce; por
ello se siente con el alma truncada; es decir mediocre. Esto se
debe a que el Yo sólo conoce los contenidos e impulsos
concientes, ignorando en cambio los contenidos e impulsos
inconscientes que al emerger nos impulsan sin darnos cuenta; es
decir lo que comúnmente se llama "conocimiento de
sí mismo", no es más que la percepción
meridiana de los contenidos de nuestra conciencia que captamos a
través nuestros sentidos y razón, y los contenidos
de la penumbra o sombra que vislumbramos subliminalmente, aunque
intuimos que estamos ciegos a lo que pasa en las profundidades de
nuestro ser y presentimos que continua más allá de
los individual y lo colectivo.

Actualmente nuestro enfoque básico es en
creciente medida racionalista, pero
paradójicamente nuestra filosofía ya no es un modo de vida, como lo
fue la de la antigüedad, sino un asunto puramente
intelectual. Nuestros credos religiosos, con sus ritos y formas
de representación primitivos, expresan una
concepción del mundo que al Medioevo no le causó
mayores dificultades pero que se ha vuelto incomprensible para el
hombre del presente; aun cuando provoque un conflicto con la
concepción moderna del mundo, un hondo instinto le mueve a
mantenerse aferrado a nociones que, tomadas literalmente, ya no
responden a la evolución que han experimentado las ideas
en el transcurso de los cinco últimos siglos. Él
creyente procede así, evidentemente, para no hundirse en
el abismo de la desesperación nihilista. Mas aunque el
racionalista crea su deber impugnar una fe meramente
convencional, no debe pasarse por alto que los credos predican
una doctrina cuyos símbolos, no obstante la
interpretación objetable, en razón de su carácter arquetípico tienen su
razón de ser. Es así que, en general, la
aprehensión intelectiva no es en absoluto indispensable,
imponiéndose sólo allí donde no basten la
valoración emocional y la captación intuitiva, o
sea en el caso de las personas para quienes la fuerza de
persuasión reside primordialmente en el intelecto. En este
respecto, nada hay tan característico y sintomático
como el abismo que en los tiempos modernos se ha abierto entre
la fe y la razón. Hasta tal punto se ha ahondado
ya, el antagonismo que las dos categorías cognoscitivas y
sus respectivas concepciones del mundo no pueden cotejarse. Sin
embargo, se trata de un mismo mundo empírico del hombre,
pues también la teología sostiene que su fe se basa
en hechos históricos acaecidos en este mundo material
fe-datados por apóstoles en sus Evangelios: atestiguando
que Jesucristo nació en todo igual a los hombres, excepto
en el pecado,
pasó por la vida obrando muchos milagros y, murió
asesinado en la cruz, y después de su muerte
resucitó al tercer día. {"¿Te parece a ti
que entiendes lo que vas leyendo? ¿Cómo lo he de
entender, respondió él, si nadie me lo explica?"
(Hechos, VIII, 30)}

Lo que queremos que nos expliquen son las fuerzas
interiores capaces de obrar milagros o potencialidades que hacen
divino a Cristo. El testimonio de los cuatro evangelistas repudia
toda tendencia a entender los contenidos bíblicos como
mito, esto es,
simbólicamente, aun cuando en tiempos recientes
precisamente en el campo de la teología, como una suerte
de concesión al punto de vista de la razón, se ha
intentado "desmitologizar" el contenido del credo, claro
está que deteniéndose arbitrariamente ante los
mitos
decisivos que fundamentan el presente y futuro de la humanidad en
la Alianza del Sinaí que es un montaje escénico que
santifica la constitución de Israel como
nación,
santificando no solo el pueblo de Israel, los ancestros de
Israel, los hechos ancestrales, las directivas y tradiciones
ancestrales, el territorio de Israel, la ciudad y el templo de
Jerusalén y todo texto escrito en Libro por perverso e
irracional que sea. Plataforma de una mitología sagrada
que falsifica la realidad inefable del mundo espiritual que
sustenta la dignidad humana, exaltando antivalores como si fueran
valores
dictados por Dios
como lo evidencian las leyes de la guerra
dictadas por Dios al patriarca Moisés, ordenando el
sometimiento, despojo y exterminio de los pueblos gentiles (es
decir todos los que no son judíos), que junto con los textos
bíblicos del Libro de Israel para sin escrúpulo
alguno hacer de Israel la principal de las naciones, falacia que
nos hiere y conflictua en lo profundo de nuestra conciencia.
Estas heridas de nuestra conciencia, no sanan en lo profundo y
por ello emergen incontenibles las fuerzas del inconsciente
transformadas en identidades múltiples que nos conflictuan
e impulsan ciegamente (Teodor Reik : Dogma y
Compulsión
:).

Para la razón crítica, empero, es evidente que el mito es
parte integrante de todas las religiones y, por lo tanto,
en principio no puede ser desechado sin menoscabo del contenido
del credo que profesamos, pero por principio los textos
talmúdicos que santifican el mal no pueden ser ignorados
sino expuestos, rechazados y combatidos; aunque estas semillas
del mal sean celosamente venerados en secreto en la intimidad de
la sinagoga y sus frutos malignos alimenten los planes y acciones
judío masónicos, judío comunistas y del
lobby
internacional judío, a fin de someter a cristianos y
musulmanes al
imperio supremaciíta de Israel, y por consiguiente toda
denuncia del complot internacional judío sea considerada
como antisemitismo;
aunque concientemente fuera ignorada por estar tipificada como
delito cualquier
denuncia en contra de los planes supremaciítas de Israel,
y los judíos a opinión de nuestro sumo
pontífice sean nuestros hermanos mayores en la fe, el
inconsciente rechaza enérgicamente esta falacias; aunque
traten de esconder el asesinato de Cristo, con la falacia de que
pagó con su vida al Dios de Israel (bestia del mal) para
rescatarnos del pecado.

El hombre religioso, ciertamente, está hecho a la
idea de que en su interior reside Dios o el demonio, y que
nuestros pensamientos y actos determinan quien es el
huésped, así nuestra intimidad puede se morada del
bien o del mal, aunque definitivamente en nuestra interioridad,
reina y moldea nuestros impulsos inconscientes nuestro
huésped y dueño. ¿Pero cuántos osan
todavía, efectiva y verdaderamente, dejar que decida la
voluntad de Dios o la de Satanás?, ¿y quién
no se vería en serias dificultades para explicar
cómo proviene la decisión de Dios mismo, o de
Satanás?, en que se transformo nuestro Yo interior. Nadie
explica científicamente el satanismo, las
histerias colectivas, la plasmación de las imágenes
mentales u hologramas piadosos, ni las sanciones
milagrosas.

El creyente común —a juzgar por la
aceptación acrílica de los dogmas de la fe
incongruentes con la razón — se halla bajo la
influencia inmediata de una reacción del inconsciente, es
decir personificando el niño, el padre o al ello. Por lo
común, a esto lo denomina religiosidad, fervor,
etc.
Mas el ello puede generar también reacciones de
otra naturaleza y orden moral, que no pueden explicarse si el
creyente aplica a su "conciencia" el criterio moral tradicional,
o sea una pauta colectiva, en cuya actitud es alentado
enfáticamente por su Iglesia. Esto puede pasar mientras el
individuo pueda seguir aferrado a su credo tradicional y las
circunstancias no exijan un mayor hincapié en la
autonomía individual; pero en cuanto el hombre ha
madurado, y se ve forzado a defender su fe, tiene que comenzar
por criticar sus creencias y religión, para percatarse de
las incongruencias religiosas, pues ya no está sustentado
por el inmenso poder de sugestión del consenso general y
percibe el peligro que acecha a su Iglesia y el debilitamiento de
sus dogmas. Ante esta situación, la Iglesia le recomienda
intensificar su fe en los dogmas en razón de que los
contenidos de la dimensión espiritual del hombre ya fueron
revelados a los patriarcas y profetas de Israel; y por ello es
imprudente e innecesario esforzarse en conocer lo que pasa en su
interioridad pues esta hecho a imagen y semejanza del Creador.
Confiando en la Divina Providencia, que todo resolverá,
como si la dadiva divina o donum gratiae estuviese
librada al arbitrio del hombre. Pero la fe verdadera no proviene
de la Biblia, sino de la espontánea experiencia religiosa
que pone el sentimiento enfervorizado en conexión
inmediata con su esencia espiritual que identifica con Dios o
común-unión con las esencias de todos los seres y
las cosas de la creación. Queda, así, planteada la
cuestión: ¿tengo experiencia religiosa y
relación inmediata con Dios y, en razón de ello, la
certeza que me salva, como individuo, de fundirme en la masa
inconsciente?

A la cuestión de la experiencia religiosa
sólo hay respuesta positiva si el hombre está
dispuesto a satisfacer el requisito de riguroso auto examen y
auto conocimiento. Si cumple este propósito, que
está al alcance de su voluntad, además de descubrir
muchas verdades sobre sí mismo ganará una ventaja
psicológica: logrará poner seria atención y
tomar un vivo interés en sí mismo. Con lo que, en
cierto modo, firmará ante sí propio una
declaración de la dignidad humana y dará al menos
el primer paso hacia la aproximación al fundamento de su
conciencia, el inconsciente, que es la fuente de experiencia
religiosa que por lo pronto se nos ofrece. Esto no significa en
absoluto que el llamado inconsciente sea cuasi idéntico
con Dios o tome su lugar; es el medio en el cual, para nosotros,
parece originarse la experiencia religiosa. La causa remota de
tal experiencia está fuera del alcance de la capacidad
cognoscitiva del ser humano. El conocimiento de Dios es un
problema trascendental. El hombre religioso tiene una ventaja en
lo que respecta a la respuesta al interrogante suspendido sobre
el hombre presente: tiene al menos una clara idea de que el
fundamento de su existencia subjetiva es la relación con
"Dios". Escribo la palabra "Dios" así, entre comillas,
para indicar que se trata de una representación
antropomorfa, cuya dinámica y simbolismo se dan por conducto
de la psiquis inconsciente. Cada cual puede siquiera aproximarse
al lugar de origen de tal experiencia, crea o no en Dios. Sin
esta aproximación, sólo en muy contados casos
sobreviene la conversión milagrosa. La existencia de
experiencias religiosas ya no necesita ser probada. Más
será siempre dudoso si lo que la metafísica
y la teología humanas llaman Dios, o dioses, es
efectivamente la raíz de tales experiencias. En rigor,
esta pregunta está de más, quedando contestada por
la numinosidad subjetivamente sobrecogedora de la experiencia; la
persona que la tiene está exaltada, anonadada, y por lo
tanto no está en condiciones de hacerse ociosas
reflexiones metafísicas o gnoseológicas al
respecto. Ante la plena certeza que está en la evidencia
de la experiencia, huelgan las pruebas
antropomorfas

3) Los condicionantes sociales. La
situación individual es fundamentalmente idéntica a
la colectiva. La estructura
mental esta constituida por un sistema pensante que experimenta,
y aprende a reaccionar ante los estímulos en base a la
información de experiencias pasadas unidas a los
sentimientos y emociones asociadas a lo que se experimentó
anteriormente, acotada por los parámetros normativos. La
dimensión psicológica condiciona la forma de
reaccionar ante los estímulos, activando los procesos
somáticos relacionados al estimulo, pero no los determina
si la voluntad del hombre está en estado de vigilia; es
decir, si la voluntad esta en vigilia, nosotros determinamos la
forma de reaccionar ante los estímulos, en cambio, si nos
encontramos enajenados o ausentes, los automatismos condicionan
la forma de reaccionar ante los estímulos; así
aunque el instinto siempre este alerta para preservar la vida, en
estados alterados de conciencia o bajo el influjo de
narcóticos o del alcohol, puede
ser que la paranoia nos lleve a atentar con nuestra propia vida o
contra la vida de los que supuestamente nos amenazan, sin darnos
cuenta. Por otro lado, los procesos somáticos producen
determinadas hormonas que
activan incrementan o inhiben la sensibilidad y la velocidad de
reaccionar ante los estímulos, además se ha logrado
identificar a los cambios vasculares y hormonales que
acompañan al placer extremo y los que acompañan a
la agresividad, y se ha encontrado que son idénticos; lo
cual nos permite inferir que tanto en los humanos como en las
bestias la agresividad resulta placentera. Lo sorprendente es que
la interacción entre la dimensión
biológica y psíquica que se da en los humanos y en
las bestias tiene por objeto conocerse experimentando, para poder
ser y permanecer.

Individuo significa indivisible, individuo es el
continente de todas las potencialidades manifiestas o in
manifiestas inherentes a lo humano y lo no humano de nuestra
constitución interna y externa, tanto concientes como
inconscientes. La inteligencia es una facultad, una potencia, una
posibilidad; ya que en un primer momento es inconsciente, y al
actualizarse se hace conciente. Para que se actualice, se
requiere una interpelación conciente, que haga que el
individuo piense bien las cosas que esta sintiendo, diciendo o
haciendo. El pensar bien las cosas, tiene que ver con las
consecuencias de los propios actos en relación a los
demás; de esta manera podemos establecer, que "todo ser
humano, es un ser en relación
"; pero no se trata de la
relación natural entre individuos, sino de la
relación conciente. De esta manera el individuo se hace
humano, ejercitando "la conciencia y la responsabilidad";
por ello, la conciencia y la responsabilidad, son indivisibles y no pueden
desligarse del otro; es decir: el momento en que nos humanizamos,
actualizamos nuestra inteligencia, y comenzamos a ser concientes
y responsables de los actos y existencia de si mismo, y ser
concientes y responsables del otro; por que solamente el ego que
tiende hacia algo distinto, puede auto trascenderse a si mismo,
así el Yo sale de la subjetividad opaca, hacia la
diáfana objetividad. Esto eleva: el activismo social,
el altruismo, la empatía, la entereza, la responsabilidad
y solidaridad social, y la auto trascendencia, a la
cúspide de los valores
humanos;
ya que el lanzamiento solidario e intencional
de si mismo, hacia el otro
, humaniza al hombre ejercitando el
sentido de unión: (espíritu) generando la auto
trascendencia, al actualizar las potencialidades ocultas en el
fondo del alma que arrancan los procesos mentales supra
conscientes que nos permiten acceder a la dimensión
espiritual__ conclusión idéntica a lo expuesto
por Cristo en su doctrina
; es decir: las conclusiones
comparables de la ciencia,
son el elemento objetivo de
juicio que además de método ofrece la ciencia para
ayudarnos a dictaminar con toda certeza "si o no" el fondo de una
doctrina, una ideología o una teoría, son
idénticos o son cuestiones diferentes, además la
coincidencia en las conclusiones, nos aseguran que las tesis o
esperanza en las que se basan las doctrinas, ideología, y
teoría son correctas y ciertas. Para la ciencia las
virtudes de bondad, humildad, mansedumbre y misericordia, junto
con la sabiduría son pre-requisitos para acercarse al
otro; ya que es dificilísimo ejercitar el altruismo, si
antes no se ha disuelto el egocentrismo __y por lo consiguiente
para la ciencia (Existencialismo: Filosofía,
Logoterápia: Psicología, Altruismo:
Sociobióloga), la prescripción de Cristo a sus
seguidores del ejercicio intensivo del sentido de unión
practicando el amor misericordioso, para disolver el egocentrismo
y así alcanzar el reino de Dios en la tierra,
es correcta y cierta como lo comprobó la
transformación protagonizada por los apóstoles, y
lo han comprobado las transformaciones de la personalidad que han
sido inducidas en los individuos que han seguido las indicaciones
y las terapias prescritas por los especialistas para fortalecer
los rasgos ideales y disolver los rasgos indeseables, practicas
que son la base de la educación de la
sociedad moderna que asegura la convivencia pacífica y
civilizada entre los individuos, los pueblos y las naciones.
Así como el perfil de humanidad perfecta, expuestas en las
características y potencialidades del espíritu
reflejas en la bondad plena, la empatía y sabiduría
Cristo, que tenían como resultado la sanación
súbita de los males y el sufrimiento observados en los
dolientes que le fueron presentados, son para la ciencia,
prueba de la plena trascendencia humana de Cristo
,
característica de un embajador del Reino de la
común unión o mundo del espíritu.

Para las ciencias
sociales, es preciso describir al hombre como unidad estadística; de lo contrario, nada general
podría enunciarse acerca de él. Para tal fin hay
que considerarlo cómo una unidad comparable; lo cual da
origen a una antropología, psicología y sociología de validez general, que
describen un hombre medio, abstracto, carente de rasgos
individuales. Sin embargo, precisamente estos últimos son
de capital
importancia para la comprensión del individuo.
Téngase presente, de un lado, que para el juicio
científico el individuo no es sino una unidad que se
repite infinidad de veces y por lo tanto podría lo mismo
designarse en forma abstracta con una letra, y del otro, que para
la comprensión es precisamente el individuo único
el objeto primordial, el único objeto real, de la
investigación, al margen de todas las leyes y
regularidades en que se concentra el interés de la
ciencia. Esta contradicción será un problema sobre
todo para el terapeuta, quien de un lado está equipado con
las verdades de orden estadístico de su formación
científica, y del otro, afronta la tarea de tratar a un
enfermo que, particularmente en caso de algún mal
psíquico, requiere comprensión individual.
Cuanto más el tratamiento se ajuste a un esquema general,
en tanto mayor grado provocará resistencias
justificadas de parte del enfermo y conspirará contra su
curación. Es así que el psicoterapista se ve
obligado a tomar en cuenta la individualidad del paciente como
hecho esencial y de ajustar a ella su método de
tratamiento. En el campo de la medicina
está hoy generalizado el concepto de que la tarea del
médico consiste en tratar al hombre enfermo, y no una
enfermedad abstracta que cualquiera puede padecer.

Es innegable que el concepto "comunidad" es
un recurso indispensable para la
organización de masas y, por lo tanto, una espada de
dos filos. Cuando el individuo se convierte en hombre-masa,
pasando a ser una unidad social de tantas, y el Estado se
erige en principio supremo, como lógica consecuencia
también la función
religiosa del hombre es arrastrada a esta vorágine. La
religión, en cuanto cuidadosa observación y consideración de
ciertos factores invisibles e incontrolables, es una actitud
instintiva
privativa del hombre, cuyas manifestaciones se
comprueban a través de toda la historia del
espíritu humano. Atiende ella evidentemente a la finalidad
de mantener el equilibrio
psíquico, pues el hombre natural sabe de manera natural
que su función consciente en cualquier momento puede ser
interferida por factores incontrolables, tanto de fuera como de
dentro. Por eso, desde siempre él se ha preocupado por
salvaguardar sus resoluciones mayormente importantes por medidas
adecuadas de índole religiosa. Se sacrifica a las
potencias invisibles, se pronuncian fórmulas
mágicas y se ejecutan otros actos rituales. Es evidente
que el individuo esta condicionado por el ambiente familiar,
social, y las ideas prevalecientes; lo que nos interesa es saber
"si o no" estos parámetros son determinantes de la
deshumanización reinante; o es la voluntad del individuo
la que decide acatar sin chistar lo establecido, o decide
propiciar el cambio de las ideas prevalecientes que inducen
transformaciones no deseables en los individuos y la
sociedad.

La diferencia de peso entre la educación
tecnócrata y utilitarista –VS- la educación
humanista, el trabajo social y
el altruismo obligatorio, generada por la lucha entre:
tecnocracia supremacista alimentada por la religión
chatarra-VS- la espiritualidad; inclinan el futuro del hombre
hacia la bestialidad o la supra humanidad; por ello, Buda
luchó por suprimir la división de castas impuestas
por estratos los privilegiados, y Cristo enseñó:
"bien aventurados los que luchan por la paz y la justicia, a
pesar de ser perseguidos por ello
" (versión del
redactor), directriz cuya secularización dio origen a la
teología de la liberación que formularon los
modernistas equiparando el comunismo al
cristianismo fomentando la revolución
y la lucha armada contra las democracias para implantar la
tiranía del proletariado acriticamente; es decir que no
comprobaron los ideales marxistas objetivamente, si en el Estado
soviético imperaba la tiranía del proletariado o se
tiranizaba al pueblo; la afiliación acrítica al
comunismo demuestra que no solo la religión sino
también la propaganda y
los eslogan políticos que falsifican la realidad
idealizando paraísos que no existen, enajenan a sus
seguidores; lo cual confirma la tesis de Erasmo de
Rótterdam expuesta en el Elogio a la Locura,
confirmando que la estulticia reina aún entre los intelectuales
ateos de izquierda que no creen en la común unión o
mundo del espíritu.

Tanto el Estado totalitario como el democrático
subrayan enfáticamente la idea de comunidad, como
un recurso indispensable para la organización de masas y, por lo tanto, de
amoldamiento. El ideal de comunidad pasa por alto lo fundamental,
la individualidad, así es como el promedio intelectual y
moral de los individuos agrupados en ella, que sirve de norma al
plan nacional
educativo, es fabrica de individuos mediocres que aceptan
someterse acríticamente a las disposiciones e imposiciones
de sus representantes, o es fabrica de asociales, inadaptados,
psicópatas, resentidos, subversivos que delinquen o se
revelan en contra del Sistema debido a que los mutilaron
intelectualmente. Por lo general, los mutilados por el sistema
son evidencia de la enajenación generalizada que cercena las
mentes de los jóvenes que tienen un coeficiente
intelectual más alto que el promedio que sirvió
como norma de su educación; así es como los
mediocres ocupan posiciones destacadas en el gobierno, la
política,
las empresas y la
sociedad, que convierten sus feudos y ámbitos laborales en
corte de aduladores que no resuelven las problemáticas que
les encomiendan pues solo saben agacharse ante los poderosos y
menospreciar a sus subordinados y a sus rivales, son los que se
adaptan mejor al sistema mediocre ideado para ellos. Es
así como el consenso solo es efecto de la
imitación, persuasión o sugestión colectiva,
no un acto de conciencia. Tal acto solo puede provenir de la
información, entendimiento y comprensión de los
asuntos, pero no de bautismos colectivos, ya sean de
carácter político o religioso, que no tocan a la
interioridad del individuo y las cuestiones medulares. La
superficialidad y la manipulación de las masas se consigue
con la desinformación y la propaganda tendenciosa masiva a
través de los medios que utilizan comunicadores sin
escrúpulos, efecto evidente en el populismo y la
demagogia que utilizan los políticos de nuestro tiempo
manipulando encuestas para
falsear logros y meritos, utilizando slogan en las
campañas con promesas que nunca cumplen, parodiando las
campañas mercado-lógicas de los publicistas que
inventan cualidades a los productos que
anuncian para promover el consumismo. La propaganda intensa, la
superficialidad y la manipulación de los creyentes,
también esta presente en el lenguaje
mojigato del discurso
religioso que habla de cristianismo y de valores espirituales, y
lo que promueve es el judaísmo y los convencionalismos
sagrados para Israel.

4) Los condicionamientos históricos: En
nuestra época, pese al auge de irreligiosidad y a la
enajenación reinante, no puede pasar por desapercibida la
conquista
judía de los pueblos cristianos efectuada por los propios
cristianos convertidos en traidores colaboracionistas que ayudan
a que el imperialismo supremaciíta judío,
constituya la figura central del credo cristiano. De esta manera,
el pueblo judío prácticamente ha llegado a ser el
dios y dueño de los pueblos cristianos, y sigue ordenando
el sometimiento o exterminio de todos los pueblos gentiles
cristianos y musulmanes, por boca de sacerdotes, pastores y
rabinos, que Biblia en mano, día y noche, utilizando la
palabrería religiosa desde el púlpito, los medios o
la red, reclutan a
millones de tontos útiles para promover la
superchería y enajenación individual y colectiva en
todos los foros, las escuelas, los hogares, los hospitales,
centros recreativos o penitenciarios, de puerta en puerta, en la
vía pública y el transporte
colectivo, imponiendo el pensamiento único de Israel
aunque ya no conozcamos al cristianismo más que de
oídas. Al mismo tiempo que promueven la discordia entre
las Iglesias y entre las mezquitas, promueven la guerra fraticida
civil o religiosa en la sociedad cristiana o musulmana, o nos
convierten en mercenarios gratuitos de los Judíos para
ayudarlos a despojar, someter y exterminar a los pueblos
cristianos y musulmanes que no se dejan someter
pacíficamente. De esta manera, la superchería
teológica en que se basa la fe chatarra
(judeo-cristianismo) y la palabrería mojigata de sus:
catequistas, sacerdotes, pastores y rabinos, no solo los
convierte en los mayores enemigos de Cristo, la Iglesia, el
Estado y la sociedad cristiana al promoverle supremacismo
imperial judío, sino del espíritu individual y
colectivo al promover la inestabilidad emocional, la
enajenación y la paranoia. La palabrería religiosa
de los apóstoles de la fe chatarra judeo-cristiana, junto
con la demagogia de políticos vende patrias sin
escrúpulos, embaucan a los ciudadanos y fieles; de esta
manera la mentira adquiere
proporciones gigantescas, y sin que nadie se oponga ni diga nada,
se llevan a cabo maniobras y contubernios para hacer de Israel la
principal de las naciones. De esta manera, el cristianismo que
originariamente fue mensaje de unidad o común-unión
de todos los hombres, pueblos, naciones, culturas,
ideologías y religiones, convertido en judeo-cristianismo
se ha tornado en fuente de de discordia, corrupción y desintegración social y
moral, no solo de personas, familias, pueblos, naciones, sino de
los entes supra-nacionales como la democracia, la
Comunidad Económica Europea, la ONU y los
organismo internacionales dominados por diplomáticos
judíos.

5) La nefasta separación de la fe y la
razón

La alienación de los pueblos cristianos ha
crecido a expensas de la separación entre la fe y la
razón impidiendo a la sabiduría interna emerger
para suplir las limitaciones de los sentidos y la
mente al enfrentar los peligros de la selva de asfalto,
reduciendo la propia iniciativa a lo establecido y al pensamiento
único promovido por las organizaciones
religiosas tendenciosas y los prestadores de servicios
educativos dedicados a proveer inteligencia servil carente de
compromiso social y patriotismo a las trasnacionales patrocinados
por el Consejo de Comercio de
Servicios de la OCDE para abrir fronteras, abolir restricciones
normativas y privilegiar a los mercaderes de la educación
elitista exentándolos de cargas impositivas sin importar
que opriman a los familiares con altísimas colegiaturas,
ni lo cuantioso de sus ingresos
mercantiles y exageradas utilidades que obtienen al comercializar
el know how como mercancía de lujo al alcance exclusivo de
la elite que puede pagarla, quitando recursos
públicos a la educación gratuita que imparte el
Estado como instrumento de redención y progreso de las
mayorías oprimidas, e imponiendo restricciones al ingreso
a los cuadros directivos de las trasnacionales a los
profesionistas educados por el Estado.

En la actualidad nuestros jóvenes pervertidos y
enajenados por el Libro de Israel, no solo han dejado de lado las
cuestiones existenciales, las enseñanzas
filosóficas y los valores universales contenidos en los
clásicos griegos y latinos, sino las abordadas desde
la
ilustración hasta las teorías humanistas
contemporáneas y modernas; lo cual ha conducido a la gran
mayoría de la población, a interesarse solo por lo
material y lo trivial; y aparte de la Biblia solo leen y ven los
tabloides amarillistas o deportivos, las comedias, los pasquines,
los filmes y vodeviles cómico pornográficos
pueriles, propios para retrasados mentales, que son semilleros de
lesbianas, pedófilos, prostitutas, y proxenetas. Y a causa
de ello, nuestros jóvenes pervertidos y enajenados por el
Libro de Israel, son arrastrados, condicionados e indoctrinados
desde que nacen hasta que mueren por sus padres, maestros y
sociedad, atrofiando su sentido común, creatividad y
propia iniciativa, y no actúan si no son arrastrados o
arriados. Y por lo mismo, la cultura, las ideas, los valores, el
vocabulario y la educación de la gran mayoría es
paupérrimo, muy rezagado respecto al de nuestros ancestros
ibéricos; lo cual, es la causa de actualmente desde el
río Bravo hasta la Patagonia los
latinoamericanos seamos un pueblo carente de civismo, moralidad y
espiritualidad, porque antes fundar ciudades los pueblos
nómadas que llevan sus crios pegados al pecho los educaban
en entera libertad y en comunión con su entorno, a fin de
que suplieran con la sabiduría interna o gran
espíritu sus propias carencias y limitaciones para poder
sobre-vivir en las soledades del alta montaña, los
bosques, las estepas, las selvas desarrollando su propia
iniciativa y creatividad; lo cual los hacia más creativos,
felices y seguros, no
psicópatas desequilibrados producto del jaloneo, como
nuestros jóvenes cristianos que solo avanzan si son
empujados por que están enajenados con el libro de
Israel.

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