- Valores
morales - Lo
Moral y lo ético - La
degradación de la sociedad - Los
anti valores de la sociedad - La
corrupción pública - La
razón de ser del hombre en la
sociedad - Objetividad
de los valores - El
mundo de los valores - La
axiología educativa - Conclusiones
- Bibliografía
Introducción
El análisis del texto Axiología educación y crisis
contemporánea del autor Prof. Alexander Torres Mega,
asignado por la profesora de la materia
Lenguaje y
Comunicación, es hoy un tema de gran actualidad porque
en las nuevas generaciones se muestran los primeros frutos de
todo lo que nuestra civilización planta y cultiva.
La lectura nos
remite a los factores múltiples que contribuyen a la
formación de los valores
morales y al desarrollo del
comportamiento
humano. De esta forma, analizar la crisis de los valores
morales de la juventud
será, en gran parte, analizar la crisis de los valores
morales de nuestra sociedad en
general.
El solo hecho de mencionar los valores
remite a la idea de una crisis no superada en el tiempo y
vivida en el presente. Se sostiene, de manera conclusiva, que los
tiempos de crisis obligan a revisar nuestras creencias, valores y
representaciones habituales. Esta conclusión, sin premisas
establecidas, adquiere relevancia en la expresión "crisis
de valores", síntesis
conceptual que da lugar a dos interpretaciones aparentemente
distintas. La primera tiene carácter cuantitativo y se refiere a la
"escasez" de
valores enla sociedad; la segunda implica un concepto de orden
y señala una "inversión de valores" en el comportamiento
humano y en nuestras apreciaciones del entorno en que vivimos. No
obstante las diferencias que tienen ambas interpretaciones, sus
significados confluyen en el reconocimiento de que la crisis, por
su extensión y profundidad, amenaza la vigencia de valores
que todavía se mantienen e induce a establecer un nuevo
orden axiológico
La fuerza de la
crisis se generaliza con rapidez imprevista y sus efectos se
manifiestan tanto en el desquiciamiento del andamiaje material de
la sociedad como en los sistemas de
ideas, creencias y costumbres que otorgan sentido a la realidad y
que la sociedad los afirma en su permanencia y desarrollo. Con el
desarrollo de la revolución
industrial y la expansión planetaria del sistema
capitalista, el liberalismo
–producto del
racionalismo e
ideología de una época
"orgánica"– cosificó las virtudes de la educación,
insertándolas en el esquema positivista de la evolución social y derivando de ellas
posibilidades ilimitadas de perfeccionamiento para el género
humano.
Valores
morales
La moralidad
constituye un vasto mundo del cual el reino del deber es
sólo la capa que lo reviste. La mayoría de los
hombres conoce únicamente esta superficie, y no sospecha
el extenso volumen que ocupa
todo el orbe moral.
Kant fue el
primero en definir la moralidad como un mandato, que es, en
efecto, la forma en que la conciencia nos
exige actuar éticamente. Puede ese mandato ser
desoído, pero entonces incurrimos en una culpa. La
cuestión filosófica suscitada por este
fenómeno consiste en fundar la validez del mandato.
¿De dónde viene la autoridad del
deber, del «imperativo categórico,?» como le
llama Kant. Este pensador considera al deber como una ley dictada por
la razón, en cuya autoridad se apoya en última
instancia la validez moral. Es en el sujeto mismo donde radica el
origen de la ley ética, y
por más que ésta se traslade a un plano
trascendental, el sujeto aparece como creador de la ley. Si el
sujeto para Kant es el legislador de la naturaleza,
con mayor razón lo es del mundo moral. Esta
posición central del sujeto en el mundo del conocimiento y
de la acción,
es lo que llamaba Kant su «revolución
copernicana.»
Una de las actitudes
peculiares del espíritu contemporáneo es la de no
querer ser un legislador del Universo. Esta ha
sido una ilusión romántica del hombre
propenso a la megalomanía. El hombre de
hoy se arranca ya de la concha subjetiva, y vuelve a mirar en
torno suyo,
buscando, en el mundo externo, las normas de su
pensamiento y
su acción. La teoría
de los valores suministra a las normas éticas un nuevo
fundamento que nos libra del subjetivismo kantiano. La
noción del deber no ha adquirido su plena
significación hasta el momento de relacionarla con el
concepto de valor. El
sentimiento de los valores es el dato primordial de la conciencia
moral, que luego incita a nuestra voluntad para obrar en el
sentido del valor. Esa incitación es lo que llamamos
deber. El deber es una dimensión del valor, en cuanto que
éste atrae la voluntad para ser realizado. Kant considera
a la moral como
un fenómeno racional e impone al deber un sello
lógico. Nosotros consideramos la moralidad como un hecho
sentimental en donde el deber sólo tiene sentido como
referencia a un fin reconocido como valioso.
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