- Ética y
educación - Objetivos valores y
virtudes en busca de la perfección
moral - Conclusión
- Bibliografía
- Anexos
Introducción
En la época de hoy nos encontramos con estructuras
que se encuentran sumergidas en una crisis que
esta planteada a todo nivel: Económico, Político,
Educativo, (Sector al cual se le endosa una alta cuota de
responsabilidad), Religioso, Militar, Gremial, e
incluso de orden Moral. Muchas personas manifiestan que la
solución a esta diversidad de crisis se puede abordar
desde un punto de vista educativo fundamentalmente.
La ética y
la
educación son conceptos que se unen entorno al ser
humano, ya que este es esencialmente personal y
comunitario. Podríamos decir que el ser humano satisface a
su naturaleza
cuando establece relaciones de sentido con la humanidad por medio
de las comunicaciones, puesto que, esta en su esencia.
Educación
proviene del vocablo educere, que significa conducir, guiar y
también sacar hacia fuera, desarrollar lo que está
implícito, además también consiste en lograr
que una persona haga, por
sí misma, lo que debe hacer lo que constituye a los valores
educativos que se nos entrega desde infantes siendo estos muy
fundamentales. Es decir, la educación muestra el modo
en que podemos lograr lo propuesto en la normativa, en tanto, la
ética dicta que es lo que hay que hacer. Tanto la
ética como la educación se combinan de forma
viceversa.
Este conjunto de educación y
ética juega un papel fundamental en lo que es la construcción de un cambio para
nuestra sociedad ya
que ciertamente la ética regula necesariamente la
actividad educacional, convirtiendo a la educación en la
dimensión perfeccionadora de todas las otras estructuras
de la sociedad en la que vivimos.
Ética y
educación
La educación y la educación
ética son partes imprescindibles de cualquier
formación humana. No se puede formar solamente a las
personas desde el punto de vista laboral;
formarles para que sepan apretar botones o para que cumplan
funciones
más o menos gestoras, sin haberles formado la capacidad de
convivencia y ciudadanía, que no surge naturalmente de
las personas.
Por eso partiremos explicando textualmente
lo que es ética y lo que es educación para luego
definirlos en conjunto .La ética es la ciencia
que, al estudiar la conducta humana
en cuanto al deber ser, traduce sus principios a
exigencias prácticas que deben regular cualquier
actividad, incluyendo el estudio de la misma. Esta exigencia, es
tan importante que, al normar desde un comienzo de las
actividades se genera una paradoja que implica, por un lado, una
responsabilidad inmediata práctica, traducida a la buena o
correcta voluntad de actuar bien y, por otro, la posibilidad
teórica de descubrir principios éticos que pudieran
contradecir la conducta eventual
relacionada con tal estudio. En otras palabras, la conciencia
moralmente recta puede, eventualmente, contraponerse a una
conciencia éticamente errónea.
De la ética surge el fundamento teórico de
la moralidad de
los actos humanos. Sin embargo, la moralidad es una exigencia que
ha derivado de las costumbres de los pueblos y se impone por la
conciencia moral nacida
de esas costumbres. Esto suele llevar a erróneas
conclusiones en torno a la
universalidad de los principios éticos, al confundirse los
ethos culturales con principios subyacentes que implican
necesariamente una conciencia recta aunque, jamás,
absolutamente verdadera; pero, tampoco, plenamente falsa, como
puede apreciarse en las diferentes culturas. Es esa conciencia
moral la que obliga a actuar responsablemente con el
conocimiento ético de que se dispone en un determinada
cultura y
tiempo
histórico. De esta forma, si la ética en cuanto
ciencia se
atiene a los principios de neutralidad objetiva, la eticidad de
los actos humanos obliga a actuar responsablemente
siempre.
Históricamente, las investigaciones
éticas han generado dos importantes concepciones con
vigencia contemporánea: Teleólogica y
deontológica. La primera, busca las consecuencias
benéficas de los actos humanos y, sobre la base utilitaria
de mayores bienes
fundamenta las decisiones éticas y conductas
correspondientes; el sacrificio de pocos por el beneficio de
muchos es un criterio utilitarista básico. La segunda
concepción, mira la consistencia del acto humano sobre la
base de lo que debe ser correcto y no del beneficio obtenible.
Manuel Kant
consideró, en su "Crítica
de la Razón Práctica", que no era éticamente
aceptable establecer una condición para actuar sobre la
base de ella. La posición de los utilitaristas como Jeremy
Bentham (3) y John Stuart Mill (4) (el segundo más
moderado que el primero) se traduciría, en lenguaje
kantiano, a juicios condicionales o hipotéticos: "Si
actúo bien, obtengo un beneficio". Kant, planteó
que no puede comprometerse un acto moral a consecuencias
pragmáticas por muy buenas que ellas sean. A los
"imperativos hipotéticos" (o también condicionales
en cuanto algo es bueno para otra cosa y no en sí), que
responden a "meros preceptos de la habilidad" antepuso los
"imperativos categóricos", los que "serían leyes
prácticas" (Kant, 1961). Un seguidor contemporáneo
de este pensamiento es
John Rowls. En su libro "A
Theory of Justice" afirma la incomprometibilidad de la verdad y
de la justicia
("justice as fairness") sobre cualquier beneficio. (5) Establece
así, una prelación de la rectitud del acto por
sobre el bien esperado de tal acto. De tal manera, que una
injusticia es tolerable sólo para oponerse a una
injusticia mayor y no para lograr un bien mayor (Rowls,
1971).
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