Resumen
La cría de aves en
cautiverio, capturadas en los paisajes costeros, llanos y
montañosos que rodean la ciudad, se remonta a los propios
orígenes de Trinidad, tercera de las villas fundadas por
los colonizadores españoles en Cuba. El
negrito (Melopyrra nigra nigra), subespecie endémica de
Cuba y muy abundante en la subregión centro sur del
país, ha sido durante muchos años el ave preferida
de los trinitarios, los cuales la exhiben con orgullo en vistosas
jaulas que cuelgan en los lugares más insospechados con el
objetivo de
deleitarse con su melodioso y potente canto. Sin embargo, esta
costumbre practicada por generaciones sucesivas de trinitarios,
no ha sido considerada nunca como parte del arte tradicional
local y son verdaderamente escasas las referencias al respecto en
la bibliografía local,
quizás por parecer tal costumbre "cruel e inhumana" a los
ojos de algunos puritanos, quizás por el carácter peyorativo que se le ha dado
asociándola a determinadas formas de conducta social,
quizás por el propio carácter espontáneo y
sin sujeción a reglamento u organización alguna con que se desarrolla o
por el peligro que supone tal práctica para la
supervivencia de la especie… El testimonio ofrecido sobre
las características de esta actividad por personas del
pueblo, aboga porque se considere la cría de negritos en
cautiverio como una de las tantas actividades que caracterizan el
acervo cultural de los trinitarios.
Palabras claves:
Tradición Aves en cautiverio
Acervo cultural
Negrito Testimonios
Protección
Introducción
Trinidad la tercera de las villas fundadas por los
conquistadores españoles en Cuba (1514), tiene un acervo
cultural que va mucho más allá de lo que a primera
vista se refleja como su imagen más
conocida: el invaluable conjunto arquitectónico de su
trama urbana. Más allá de las suntuosas
edificaciones de enormes patios interiores horadados de
refrescantes aljibes, de las altas torres miradores, de las
plazas y plazuelas, de los arabescos enrejados y las
zigzagueantes calles tapizadas de chinas pelonas, subyace,
vigoroso y pujante, el intelecto y el espíritu de un
pueblo cuyo patrimonio
inmaterial aún está lejos de haber sido estudiado
en toda su extensión.
Uno de los rasgos peculiares de la tercera de las villas
fundacionales, que ha llamado desde otrora la atención de sus visitantes, es la costumbre
de numerosos vecinos de mantener en cautiverio y exhibir
orgullosamente diversas aves de compañía,
capturadas en los paisajes costeros, llanos y de montaña
que rodean la ciudad. Sobre tal costumbre, el testimonio
literario más antiguo del que hasta el momento tengamos
referencia, lo brindó a mediados del siglo XIX el sabio
naturalista cubano Dn. Ramón de la Sagra, que
participó en los festejos del 24 de diciembre de 1859 por
la llegada a la ciudad del General Serrano acompañado de
su esposa trinitaria la Sra. Domínguez de Borrell, Condesa
de San Antonio.
Escribía el famoso sabio un año después:
"No puedo menos que sonreírme recordando, al cabo de
un año justo transcurrido desde entonces, mi
ocupación en la quinta del Sr. Don Justo Germán
Cantero, adornando con mis manos, de flores y graciosas jaulas de
pájaros , la pieza destinada para tocador de la
condesa".(1).
Tal afirmación nos lleva a plantear rotundamente
que la captura y cría de aves de compañía se
practica en Trinidad para beneplácito de sus habitantes,
desde hace por lo menos un siglo y medio –quizás
mucho antes-, y que la misma se extendía incluso hasta las
más altas capas de la sociedad.
Desarrollo
Aunque La Sagra no especifica las especies contenidas en
las "graciosas jaulas" citadas por él, dentro de las aves
que siempre han preferido los trinitarios mantener en cautiverio,
ya sea por lo melodioso de su canto o por lo vistoso de su
plumaje, se destacan entre otras, el sinsonte, el tomeguín
(del pinar y de la tierra), la
mariposa, el azulejo…, pero es "el negrito" el que sin
lugar a dudas se lleva el palmarés en este
sentido.
El "negrito", cuyo nombre científico es
"Melopyrra nigra nigra", es un ave pequeña que
pertenece a la familia Fringillidae y al orden
Paseriformes. Es una subespecie endémica de
Cuba, pero muy abundante en las premontañas del sur de
Guamuhaya fundamentalmente a alturas inferiores a los 600 mts, y
en la llanura costera del sur, incluyendo la península de
Ancón, entre los montes semicaducifolios y la manigua
costera. Se alimenta de granos y semillas de los cuales encuentra
gran variedad entre los árboles, los arbustos espinosos y la
vegetación herbácea donde vive. Su
pico es robusto y su plumaje totalmente negro, con una lista
blanca en el ala, que es más opaca en el cuerpo de las
hembras. Anida comúnmente entre abril y agosto, en las
partes bajas de los arbustos espinosos, en una especie de globo
hecho de ramas secas y paja, con una abertura. Su canto,
melodioso y variado, lo emite con gran fuerza y
frecuencia sobre todo en la época de reproducción.
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