Situación del desarrollo de la Expresión Oral en la Sede Universitaria de Morón. Ciego de Ávila. Cuba
La escuela, en su
misión
de preparar al hombre para la
vida debe velar, continuamente, por el desarrollo de
la expresión oral en los escolares. Su incidencia, tanto
en el orden social como en el individual, tiene una amplia
repercusión en la formación integral del individuo. Sin
embargo, todavía existen grandes dificultades para
instrumentar esto de manera efectiva en la práctica
pedagógica.
En Cuba, la
preocupación por el desarrollo de la expresión oral
de niños,
adolescentes y
jóvenes, desde el plano pedagógico, atraviesa por
diferentes etapas, las cuales se corresponden con el contexto
histórico, social y cultural del país en un momento
dado. Su atención y enseñanza marchan en forma paralela con el
proceso de
surgimiento y desarrollo de la nacionalidad
en la Isla, de conjunto, con la formación del idioma como
variante del español
peninsular.
Con el de cursar de la historia muchos han sido los
especialistas interesados en la temática del lenguaje. La
enorme complejidad que supone entenderlo, así como, el
papel principal que juega en la formación y desarrollo de
la
personalidad, le otorga un fuerte componente motivacional que
incita a los investigadores a profundizar en su estudio.
El lenguaje, tan vinculado al hombre desde siempre, aparece
como una de las interrogantes que ha despertado interés
constante en los científicos. Desde los primeros filósofos hasta los actuales
investigadores, donde se incluyen sociólogos,
psicólogos, lingüistas y pedagogos, han existido
personas, disciplinas y escuelas que se han encargado de estudiar
y entender la enorme complejidad del lenguaje.
Saber expresarse oralmente entonces ha sido desde la
antigüedad una de las actividades centrales de la vida en
sociedad. En
los regímenes democráticos, sobre todo, hablar en
público es primordial para dar a conocer nuestras ideas y
opiniones. Gran parte de la efectividad de la democracia
radica en que grandes masas de la población tengan las destrezas necesarias
para comunicarse. Por eso, es necesario aprender, algo tan
esencial como el hecho de expresarse con propiedad en
público.
Se necesita pues en la actualidad estudiantes que sepan
expresarse con fluidez y claridad, con óptima
pronunciación y entonación, que empleen con
pertinencia y naturalidad los recursos no
verbales (mímica, gestos, movimientos del cuerpo), que se
hagan escuchar pero que también escuchen a los
demás. Es necesario entonces que se enriquezca la
enseñanza de la comunicación oral, en situaciones formales
e informales, por eso es que se propone desarrollar capacidades
para la conversación, el diálogo,
el debate, el
relato, la presentación de informes
orales, entre otras formas de la
comunicación oral. Estos eventos
serán útiles para que los estudiantes posean
herramientas
que les posibiliten interactuar con los demás en los
estudios superiores, en el mundo del trabajo o en
la vida ciudadana.
La sociedad de hoy exige una eficiente capacidad comunicativa.
Las posibilidades de trabajo, estudio, relaciones sociales y
superación dependen, en buena parte, de la capacidad
humana para interactuar con los demás, teniendo como
herramienta fundamental la expresión oral. Es necesario
entonces que la escuela contribuya a fortalecerla, especialmente
a través de una articulación correcta, de modo que
la pronunciación de los sonidos sea clara, de la
entonación adecuada a la naturaleza del
discurso, de
una expresión y voz audible para todos los oyentes, con
fluidez en la presentación de las ideas, con un adecuado
uso de los gestos y la mímica, con una
participación pertinente y oportuna, y que tenga capacidad
de persuasión.
El término comunicación proviene de la palabra de
origen latino communicare, que quiere decir compartir o hacer en
común, de ahí que el acto comunicativo implique un
esfuerzo por compartir con nuestros semejantes, para hacer algo
en común. Como necesidad vital del ser humano,
señala su surgimiento de conjunto con el origen del
hombre. Este desde sus inicios necesitó relacionarse e
intercambiar con sus semejantes como vía de subsistencia
ante el medio hostil que le rodeaba, factores decisivos que
condicionaron la aparición del lenguaje como
fenómeno social.
Al complejizarse las relaciones del hombre primitivo con la
naturaleza se hicieron también más complejas las
relaciones entre los propios hombres. El comprender las ventajas
del trabajo en común le exigía un perfeccionamiento
en su sistema de
comunicación que durante todo el período
paleolítico sufrió grandes transformaciones.
Los sonidos articulados, las señas y los gestos que
antes servían para expresarse comenzaron a ser
insuficientes y empezaron a emplear palabras para designar o
representar las ideas que la realidad exterior hacía
surgir en su mente, al combinar las palabras para expresar las
relaciones entre estas representaciones. Así adquirieron
la capacidad de hablar y surgió el lenguaje
articulado, que se fue enriqueciendo en la medida en que el
cerebro se
desarrollaba. (F. Engels, 1979:145)
Las categorías comunicación y lenguaje poseen
una estrecha relación dialéctica, en cambio,
ninguna constituye un subconjunto de la otra. La
comunicación, a diferencia del lenguaje, incluye en su
concepción los múltiples tipos de interrelaciones
humanas, el contenido y la forma de lo comunicado, así
como, los diferentes actos e instancias comunicativas. (L. Sales,
2004) Señalada como unidad funcional básica del
lenguaje, la comunicación es la encargada de difundir todo
el
conocimiento acumulado durante el desarrollo de las Ciencias y de
la Sociedad en general.
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