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Ecosofía, Cultura, Transdisciplinariedad (página 2)



Partes: 1, 2

La ecosofía es una corriente que, dentro de la
ecología y
a fines del siglo XX, rebasa la posición
antropocéntrica del movimiento
ecológico, involucrando su dimensión espiritual y
global. Ve también la necesidad de tomar medidas, no
sólo para la protección del medio
ambiente, sino de impulsar un cambio
profundo de la visión del mundo, que retorne a los
principios
universales[2]

La
ecosofía como puente unitivo

"La ecosofía puede cumplir la función de
puente. Dentro de la ecosofía existen muchos puntos de
acceso, pero lo decisivo es que en ella no existe ninguna
ideología especial o
limitada[3]La ecosofía es un modelo en el
cual, distintos grupos con
ideologías diferentes, pueden trabajar conjuntamente por
el bien del medio ambiente, y
podría llegar a ser la base de una nueva filosofía en el siglo XXI.

Es interesante que la ecosofía haya reconocido
que la crisis
postmoderna es una crisis de los valores y
de las ideologías fracasadas del siglo XX, es decir, de la
visión positivista. La ecosofía se encuentra a la
búsqueda de una visión del mundo más amplia,
más profunda y más
global"[4].

La Ecosofía posee cuatro campos, bien
perceptibles

I) El campo científico: Lo cognitivo, es
decir, los conocimientos de la ciencia que
nos dirigen hacia una nueva visión del mundo: la teoría
general de los sistemas, la
visión del mundo holística, la teoría de
Gea, el principio de la
organización propia. Esos conocimientos deben llevar a
una comprensión más profunda de las leyes de la vida.
Hay que seguir a Marx, sobre la
necesidad de asumir la realidad subjetivamente, para
cambiarla.

II) El campo emocional: Este campo se ocupa del desarrollo de
un nuevo acceso hacia el mundo, para poder
confrontar emocionalmente la crisis global, sin tener que
reprimirla. Se trata de encontrar la forma de poder transformar
la tensión que resulta de la conciencia y del
sentir de la crisis global, en energías y sentimientos
fecundos, que nos dirijan hacia un cambio de estilo de vida
y hacia una acción
global. La compasión debe ser utilizada como fuente
positiva de energía.

III) El campo práctico: Se encuentran por
desarrollar alternativas que posibiliten a la sociedad y al
individuo
vivir en mejor resonancia con la naturaleza. Se
trata de desarrollar un estilo de vida y un sistema de
valores
duraderos y capaces para el futuro, y no a costa de las
generaciones venideras. Es importante también la
conexión de todas las iniciativas y organizaciones
que se esfuerzan por desarrollos capaces para el futuro, para
promover a través de ello el nacimiento de efectos
sinergéticos[5]

IV) El campo espiritual: Tiene como finalidad el
desarrollar de nuevo un acceso vivo hacia la naturaleza, el
abrirse a una mística natural y descubrir lo común
de lo sagrado. Considerarse a sí mismo como parte de la
red de vida, y en
razón de ello, desarrollar una responsabilidad más amplia que sea
más global, menos antropocéntrica y
oportunista.

La frase el desarrollo del Ser ecológico, indica
el objetivo. La
idea del Ser ecológico es una de las claves de la
ecosofía[6]

a) El concepto del "Ser
ecológico"

"El concepto del Ser ecológico amplía el
concepto antropocéntrico del Ser a una dimensión
ecológica. Gregory Bateson, cibernético y uno de
los precursores de la nueva teoría de
sistemas, y con ello de la ecosofía, explica que las
fronteras entre Hombre y
Naturaleza son de origen artificial.

Define el Ser de un individuo no sólo por su
cuerpo físico, sino a través de las informaciones
que un individuo recibe de su entorno. El Ser es ampliado a
través de ello y se conforma de Hombre y entorno.
Según la conciencia, cambian las fronteras del
individuo"[7]. Pero sin olvidar a Marx, que la
conciencia es el ser consciente, y el ser de los hombres, un
producto de su
vida real y práctica.

Del modelo mostrado, se deriva un nuevo concepto del
espíritu.

"Así obtenemos una imagen del
espíritu, según la cual éste tiene la misma
función que un sistema cibernético, es decir, que
actúa como unidad total relevante, que asimila la información atravesando las fases de
intento y error. Y nosotros sabemos que dentro del
espíritu, en el sentido más amplio, se encuentra
una jerarquía de subsistemas, cada uno de los cuales
podríamos definir individualmente como
espíritu… Algo que yo describo como
"espíritu", lo enmarco dentro del gran sistema
ecológico, el ecosistema. O
cuando desplazo los límites
del sistema a otro nivel, el espíritu de toda la estructura
evolutiva se encuentra inmanente.

La ciencia del
siglo XXI tiene que dar todavía un gran paso para concebir
la idea del espíritu no como un fenómeno humano,
sino como algo que se extiende a toda la naturaleza. Bateson
aboga por la superación del pensamiento
egocéntrico y por la identificación con el medio
ambiente en el que vivimos. El relacionar el nivel intelectual
con el nivel del pensar y actuar cotidianos, no es fácil,
como Beteson observa. Requiere de un camino en el pensar, que
debe identificarse con el entorno o bien integrar el medio
ambiente en la propia conciencia. Esa conciencia es denominada en
la ecosofía como el Ser
ecológico"[8].

b) La idea del Holon.

"Esta idea introducida por Arthur Koestler es una de las
más importantes en las discusiones científicas
más recientes y es utilizada muchas veces en
relación con la ecosofía. Joanna Macy,
psicóloga americana y pionera de la ecología
profunda, escribe: Todos los sistemas vivos, ya sean éstos
orgánicos, como en el caso de una célula, o
superorgánicos como en el caso de una sociedad, un sistema
ecológico, son holones. Esto quiere decir que poseen un
tipo de Ser dual. Son en sí mismos un todo y al mismo
tiempo parte
de otro todo superior. El escritor Arthur Koestler
acuñó esta idea, tomando como base la palabra
griega para "todo", junto con el sufijo "on", el que significa
"parte".

Fenómenos vivos aparecen por ello como sistemas
dentro de otros sistemas, como campos dentro de otros campos,
como un juego de
muñecas rusas.

Esta idea muestra que todos
los niveles se encuentran conectados entre sí y
actúan en conjunto. Una totalidad de holones que
actúan en conjunto se llama holonarquía,
término muy parecido al de jerarquía, el sentido de
un orden más grande. En todo caso este término
indica que los subsistemas particulares actúan como
unidades independientes, y a pesar de ello están ligados
al orden de la "holonarquía". Por consiguiente, cada
holón cumple en forma independiente con el orden de la
holonarquía"[9].

c) La teoría de Gea

"Lovelock, juntamente con la bióloga molecular
Lynn Margulis, investigó los procesos que
se desarrollan sobre nuestro planeta, y mostró que estos
procesos corresponden más a un organismo vivo capaz de
regularse a sí mismo, que al producto de la casualidad
sobre un planeta muerto. La idea central es "Autopoiese"
(regulación propia). Esta idea fue desarrollada por
Humberto Maturana y Francisco Varela para la explicación
de modelos de
organización de sistemas vivos, y
ésta representa hoy en día para muchos
científicos el criterio central de la vida. Dice que un
sistema frente al medio ambiente puede regularse a sí
mismo; así por ejemplo, puede mantener su temperatura a
un mismo nivel, a pesar de los enormes cambios que pueda sufrir
la temperatura del entorno. La tierra
también se encuentra en condiciones de mantener la
temperatura a un determinado nivel, el porcentaje de sal en las
aguas de los mares, la composición de la atmósfera.
Estos son sólo algunos indicios que pueden ser mencionados
a favor de la teoría de Gea. La tierra,
durante su evolución, ha vivido ya muchas veces
situaciones dramáticas, logrando siempre alcanzar de nuevo
un equilibrio
dinámico. Evidentemente, a largo plazo, este cambio no es
problemático para Gea, pero sí lo es para la
humanidad, que está haciendo desaparecer las condiciones
para su propia vida y para la de otros seres
vivientes.

La teoría de Gea pone en movimiento un gran
proceso de
cambio en el pensar, porque concibe la tierra y todos los seres
vivientes que en ella se encuentran como un gran sistema vivo u
organismo, y no como sistemas que compiten entre sí, como
sustenta la vieja ciencia darwinista y
positivista
.

Fridjof Capra, un pionero del "nuevo pensar",
acuñó, a este respecto, la idea de "red de vida".
En su libro Red de
vida- un nuevo entendimiento del mundo viviente, ofrece una
síntesis del desarrollo que conduce a la
ciencia moderna. Muchas de estas investigaciones
son la confirmación"[10]

Necesidad de un
humanismo ecosófico

La situación mundial impide, por ética,
refugiarse en la neutralidad. Desde la entraña de la
ecología, la ecosofía propone trabajar a escala
planetaria; propagar orientaciones disidentes que creen rupturas
significativas en la vida actual; aceptar nuevos contextos
históricos; inventar nuevas realidades; desechar la
repetición mortífera; adoptar paradigmas de
inspiración ético-política; reconstruir
relaciones
humanas a todo nivel; integrar antropocentrismo y naturaleza;
practicar acciones que
incluyan ecología social, mental y medioambiental; luchar
contra el hambre; frenar la deforestación. El modelo ecosófico
recibe grupos de pensamiento diferente. Única
condición, que trabajen en bien de la humanidad, el
respeto al medio
ambiente y con sentido de responsabilidad en las
decisiones.

La
responsabilidad en la toma de decisiones

La responsabilidad en la toma de
decisiones, debe partir de premisas reales:

1ro. Tomar conciencia que la racionalidad moderna y los
paradigmas que la sustentan han quebrado.

2do. Que urge una reforma del pensamiento y las
mentalidades para transformar en su esencia el saber educativo,
médico, político, etc.

3ro.Revelar los vacíos existentes en la educación y la
cultura en
general para plantear soluciones
reales, congruentes con las exigencias del mundo de la vida, el
mundo del trabajo y el
mundo de la escuela.

4to. Concebir la
comunicación y la educación como
medios para
preparar a la persona humana
para el trabajo
creador y la vida con sentido.

5to. Asumir la axiología como cauce para el desarrollo de
una cultura del ser.

6to. Abordar el tema: Sociedad, Ciencia, Tecnología y sus
múltiples mediaciones, en su complejidad real, sin perder
de vista las razones holística, cultural y
humana.

7mo. Convertir las profesiones en entidades culturales
que no separen naturaleza – sociedad- cultura, conocimiento y
valor, oficio
y misión, y
ciencia y conciencia.

Criterios para una toma de decisión
responsable[11]

En la decisión responsable se tiene en
cuenta:

1. El respeto de ciertos valores predeterminados que la
decisión no podrá violar.

2. La determinación de ciertos fines particulares
que nos proponemos alcanzar tomando un curso de acción
adecuado.

Por tanto, una decisión responsable implica una
determinación clara del marco de los valores que se deben
respetar y un conocimiento objetivo de las condiciones de
realización de los fines y de las consecuencias
previsibles de haberlos logrado.

Cultura.
Transdisciplinariedad. Idea Rectora. Premisas. Principios
integradores para la transdisciplinariedad[12]El
pensamiento complejo

Idea Rectora para la transdisciplinariedad:
La cultura como ser esencial del hombre y medida de su
ascensión, como sensibilidad humana y humanidad concreta
que vincula en su compleja unidad lo físico, lo
biológico y lo social del hombre.

El fin del pensamiento complejo será
el de religar los conocimientos humanos fragmentados, mediante la
aplicación de los siete principios. Lo anterior en un
contexto de planetarización, en el cual se define la
aventura humana como un proceso de simbiosis gradual entre el
destino de la especie y el devenir del planeta y el
cosmos.

Desde la perspectiva del pensamiento complejo, el hombre se
convierte en un viajero del conocimiento a la búsqueda del
sentido de su existencia, éste último ligado
irremediablemente a una compresión del destino del planeta
en el que habita y el cosmos del que es
parte"[13].

Esto significa que los Siete saberes son determinaciones
concretas de la cultura, y al mismo tiempo, principios
integradores del quehacer humano, tanto en su singularidad, como
en su universalidad.

Los Siete saberes
como cauces transdiciplinarios

I. Las cegueras del conocimiento.

Desarrollar una cultura crítica, de la sospecha, a partir de la
comprensión de las cegueras del conocimiento, es preparar
al hombre para la vida con sentido cósmico –
cultural.

Cuando los docentes toman
conciencia de esto, en todas las materias, ya sea matemática, economía, derecho, literatura, lógica,
historia,
política, etc. en sus contenidos dicho principio adviene,
deviene, integra y transdiciplina. Emerge espontáneamente,
porque se ha integrado a la cultura y procede como una forma de
comportamiento
real y natural. Sencillamente advierte que todo conocimiento es
susceptible de errores, que la ceguera del conocimiento es tan
real como la certeza de exactitud y de verdad.

II. Los principios de un conocimiento
pertinente.

Constituye la apertura a una racionalidad con enfoque
complejo, en los marcos del contexto, lo global y lo
multidimensional, en el
conocimiento del mundo y su aprehensión cultural. Esto
permite a los docentes concebir su materia como
parte de una totalidad compleja interconectada con varias
mediaciones, sin cuya relación su objeto resulta
abstracto. La pertinencia del conocimiento, se funda en el hecho
real que sin desechar la especialización disciplinaria,
está en condiciones de enriquecerla con la
revelación de nuevas conexiones e interconexiones que le
otorgan mayor nivel de concreción y nuevas posibilidades
de asunción integradora de conocimiento, valores, praxis y
comunicación. De este modo se renuncia a la
falsa racionalidad objetivizante heredada de la modernidad.

III. Enseñar la condición
humana.

Se trata de un principio transdisciplinador de todas las
ciencias,
incluyendo, por supuesto, las ciencias
sociales y humanistas, a partir de la comprensión de
la complejidad humana, en tanto síntesis concreta de lo
físico, lo biológico y lo sociocultural. Por eso en
la aprehensión del devenir humano, en relación con
el mundo, vincula o religa todos los conocimientos y saberes en
su expresión discursiva plural, es decir, la literatura,
el arte, la poesía,
etc., en tanto distintas formas de construir el mundo del hombre,
en una aventura común, donde orden, desorden, caos,
organización, son momentos de nuestra relación con
la biosfera y el
espacio – cosmos. Esto posibilita la internalización
de lo humano de lo humano, el sentido de pertenencia y de
participación comunitaria, así como la tolerancia
necesaria para comprender la diversidad cultural y la pluralidad
de individuos, como base del diálogo
cultural a nivel planetario que debe reinar.

Enseñar la condición humana, en todas sus
mediaciones complejas: la libertad, la
dignidad de la
persona, el decoro, la responsabilidad en sus decisiones, sus
derechos, y las
vulnerabilidad y desafíos que le son inmanentes como
sujeto que piensa, siente, actúa, valora y se comunica, es
una tarea imprescindible en la empresa magna
de educar para la era planetaria . Los docentes pueden hacer
mucho desde sus disciplinas concretas. No es difícil, en
tan capital
problema, encontrar los hilos integradores conducentes a la
transdisciplinariedad. Adviene y deviene si se planifica con la
racionalidad debida. Cada materia aporta sus contenidos. Todas
refieren de una forma u otra a la persona en relación con
el mundo y en contextos reales.

IV. Enseñar la identidad
terrenal.

Enseñar la identidad terrenal, está
estrechamente vinculada a la comprensión de la
condición humana, y las fuentes
inagotables del amor humano
para desarrollar una cultura del ser, en detrimento de la cultura
del egoísmo y del tener desmedido que enajena las
verdaderas fuerzas esenciales del hombre. Permite asumir una
nueva visión del desarrollo
humano, como ascensión del hombre sobre la base de una
eticidad concreta (ética de la comprensión
planetaria) que haga "resistencia a la
vida prosaica, al consumismo, a la tiranía del dinero y a la
violencia" que
trae consigo, para de este modo lograr la plena
comprensión de la unidad y diversidad humana, sustentada
en una cultura del diálogo, que permita ser, compartir y
convivir juntos en la tierra – patria, en tanto puede
desarrollarse una ciudadanía terrestre con pensamiento
policéntrico, libre de comportamientos racistas,
prepotencia y segregación.

La identidad terrenal hay que construirla y la
educación universitaria puede contribuir a ello, como bien
argumenta Morin.

Enseñar la identidad terrenal no es un problema
disciplinar, sino transdisciplinar. Las distintas materias poseen
contenidos ricos en determinaciones que cada docente puede
aprovechar convenientemente, en función del desarrollo del
sentido de pertenencia identitaria terrenal y de comunión,
que se quiere lograr.

V. Enfrentar las incertidumbres.

Hay que desarrollar una reforma de las mentalidades para
vivir y convivir en la era planetaria. Una era permeada de
incertidumbres en todos los órdenes del devenir humano.
¿Cómo enfrentar las incertidumbres? A través
de la comprensión, como "medio y fin de la
comunicación humana", capaz de asumir la trama de la vida
en sus contradicciones reales. Crear espacios comunicativos para
construir conocimientos en medio de las incertidumbres, y revelar
valores, cultivando la sensibilidad que todo ser humano lleva
dentro como semilla dormida que espera la ocasión para
despertar.

La mundialización de la comprensión es un
cauce insoslayable para lograr tales fines. Comprensión
que no se da por generación espontánea a
través del consenso, sino mediante la comprensión
de la propia comprensión, si pensamos sintiendo, y
sentimos pensando, al margen de las teleologías abstractas
que solapan las incertidumbres, para presentar un devenir
rectilíneo y simplista, pleno de "certezas y verdades"
apriorísticas.

El pensamiento complejo, contrariamente al pensamiento
único y simplificador, concibe la vida como un horizonte
de opciones inciertas y ciertas, que espera, desespera y se
construye a cada instante.

Enseñar enfrentar las incertidumbres, es posible
hacerlo desde la disciplinariedad con vocación
transdisciplinaria, en la medida que cada docente presente su
materia y los temas que trabaja, en sus contradicciones reales, y
la comprensión del hombre se haga con perspectiva
compleja, que es al mismo tiempo, comprenderlo en su trama
polidimensional de retos , opciones y posibles
elecciones.

VI. Enseñar la
comprensión.

La comprensión es la llave maestra de la
transdisciplinariedad. Comprender, herméuticamente, es
vincular, establecer nexos entre significante y significado.
Significar, contextualizadamente, las conexiones e
interconexiones que dan sentido al discurso para
la comunicación intersubjetiva. Esto puede vehicularse
transdisciplinariamente, desde las disciplinas, si
conscientemente los maestros entienden la necesidad de la
comprensión humana en la compleja trama de la
vida.

Se requiere de una cultura de la comprensión,
fundada en la educación comprensiva de la tolerancia para
asumir con eficacia los
obstáculos de la incomprensión y la
comprensión misma, los autoritarismos infecundos, la
ignorancia de los retos que presenta la trama de la vida, tanto a
nivel de conocimiento como a nivel de los valores, fundados en
ideas, argumentos, visiones diferentes, de carácter egocéntrico,
etnocéntrico, sociocéntrico, en detrimento de la
individualidad, la socialidad o la cultura de grupos.

Es necesario, entonces, en función de la
comprensión productiva con todos y para todos, asumir una
conciencia de la complejidad humana que presida las acciones con
apertura subjetiva incluyente, para comprender las incertidumbres
de lo real, del conocimiento, de los valores, en fin, la
incertidumbre de la ecología y de la acción, en pos
de la humanidad planetaria que requiere el futuro de la
supervivencia de nuestro planeta: La humanidad como destino
planetario, es decir, la sensibilidad de la comprensión
para ponerse en el lugar del otro, sin dejar de ser, y sin
atomización ni homogeneidad estériles, por
ineficaces e inviables, humana y culturalmente.

VII. La ética del género
humano.

La ética de género humano, compendia en
síntesis concreta toda la cosmovisión humanista de
la obra de Edgar Morin,
particularmente el contenido de "Los Siete saberes necesarios
para la Educación de futuro". Su idea pedagógica
rectora se generaliza teóricamente en: Una Cultura del ser
existencial para la convivencia humana, sin autoritarismo e
intolerancias estériles, como prerrequisito para el
advenimiento de una humanidad como ciudadanía planetaria,
donde la relación individuo – sociedad –
especie, se aborde en toda su complejidad de mediaciones,
determinaciones y condicionamientos contextuales
planetarios.

Una ética que propicie la democracia
participativa y se construya en espacio comunicativos, sobre la
base de la razón y la sensibilidad
dialógicas[14]

Conclusiones

La filosofía, la educación, u otra
ciencia, pensadas desde la complejidad, resultan imposibles sin
una reforma del pensamiento, que haga de ellas un verdadero
proceso de aprehensión del hombre como sujeto complejo que
piensa, siente, conoce, valora, actúa y se comunica. Y
para revelar la complejidad del hombre hay que asumirlo con
sentido cultural, es decir, en su actividad real y en la praxis
que lo integra a la cultura. La cultura como ser esencial del
hombre y medida de ascensión humana no sólo
concreta la actividad del hombre en sus momentos cualificadores
(conocimiento, praxis, valores, comunicación), sino que da
cuenta del proceso mismo en que tiene lugar el devenir del hombre
como sistema complejo: la necesidad, los intereses, los objetivos y
fines, los medios y condiciones, en tanto mediaciones del proceso
y el resultado mismo. He ahí el por qué de la
necesidad de pensar al hombre y a la subjetividad humana con
sentido cultural, que es al mismo tiempo, pensarlo desde una
perspectiva, ecosófica, bioética,
y de complejidad. Un hombre culto, sensible, con riqueza
espiritual es capaz de aprehender la verdad, la bondad y la
belleza en su expresión unitaria. No importa la
profesión que ejerza. Está en condiciones de mirar
su entorno con ojos humanos, ya sea, ante un teorema
matemático, una fórmula química, una bella
flor, una pieza musical, la salida y puesta del Sol, contemplar
la Luna y el cielo estrellado y asumir el drama del hombre con
compromiso social y ansias de humanidad.

En fin, puede crear con arreglo a la belleza, a la
bondad y a la verdad, como decía Marx, en tanto
está vinculado estrechamente con la naturaleza.

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———"Didáctica y Evaluación
en los procesos educativos complejos. Inédito.

 

 

 

 

 

 

Autor:

Dr. Sc. Rigoberto Pupo

[1] Ver Ecosofía: Nueva ciencia/
htm.

[2] Ver Ecosofía. Portal de
Filosofía Nueva Acrópolis, / htm.
España.

[3] Por supuesto, esto es discutible, y puede
ser manipulado.

[4] Ibídem.

[5] Acción combinada que resulta
más poderosa que la suma de sus efectos cuando se asumen
por separado.

[6] Ibídem

[7] Ibídem.

[8] Ibídem.

[9] Ibídem.

[10] Ibídem

[11] Este acápite se ha hecho sobre la
base de Conferencia dictada por M. Agazzi, en La Universidad de
La Habana, Cuba, 2004.)

[12] Este acápite se ha desarrollado
sobre la base de mi ensayo "Didáctica y Evaluación en los
procesos educativos complejos.

[13] Abelardo Mancinas, Joaquín
Enríquez Flores. Elementos para la
transdisciplinariedad. Material de Multiversidad…

[14] En nuestro criterio, si somos
consecuentes con la concepción de Morin, no se debe
separar nunca la sensibilidad de la razón como hizo el
paradigma de
la Modernidad.

Partes: 1, 2
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