"Tiene el leopardo un
abrigo
En su monte Seco y
pardo
Yo tengo más que un
leopardo
Porque tengo un buen
amigo"
José
Martí
Introducción
Se entiende por amistad aquel
afecto desinteresado y personal,
generalmente recíproco, que nace y se fortalece con el
trato, además de las personas con las que se tiene
éste; sentimiento de mucho valor para
José Martí:
hombre de
vastísima cultura,
estudioso sin cesar, poseía una capacidad asombrosa para
el trabajo,
era sincero, de ahí la fuerza
irresistible de su avasalladora palabra, sus convicciones
surgían del corazón,
pasando por su cerebro poderoso,
tenía modales corteses. La agudeza de sus apreciaciones
artísticas, sus delicados y magníficos versos lo
colocan en un medio ultrarrefinado; su origen era humilde, de
familia
modestísima; no existe ningún problema serio de la
humanidad en el cual no pensara y sobre el cual no
escribiera.
Amó a Cuba y la
independencia
de la patria fue la luz que lo
guió e iluminó su vida, tuvo necesidad de unirse,
para lograr sus propósitos a otro servidor leal de
su patria, un militar que reúne todas las cualidades
bellas de soldado: el valor la inteligencia,
el tesón, la autoridad,
acompañadas de las virtudes cívicas más
resplandecientes: la dedicación al trabajo, la
modestia, la constancia, la pureza de las costumbres y la
rectitud envidiable de carácter: Serafín Gualberto
Sánchez Valdivia.
Este trabajo recoge el surgimiento de la amistad,
desarrollo y
significación recíprocas entre estas dos grandes
figuras de nuestro proceso
revolucionario; temática poco divulgada entre las
jóvenes generaciones y de extraordinaria importancia para
la formación de valores en
adolescentes.
Desarrollo
José Julián Martí
Pérez fue un niño de gustos raros, bravura
desmedida, muy diferente a los de su edad, más que
integrador de grupos, lo vemos
seleccionador de ellos; su infancia, cual
toda su existencia, fue de responsabilidad y servicio. En
marzo de 1865 se abre, en La Habana, la Escuela Superior
y municipal de varones, dirigida por don Rafael María de
Mendive y él logra entrar a ella. Este gran maestro fue
considerado el mentor y padre de nuestro Apóstol,
además de su entrañable amigo.
La amistad para Martí tenía un significado
excepcional, se le han conocido pocos amigos íntimos,
tales privilegiados fueron: Fermín Valdés
Domínguez, Manuel Mercado y
Serafín Gualberto Sánchez Valdivia. Este
último mereció la amistad plena de él y
quebró la parquedad del viejo Gómez, a quien se
unió cada vez más desde finales de la década
del 80. Existe una anécdota histórica que cuenta
por qué Máximo Gómez dejó de
fumar:
De 1880- 1890 Serafín Sánchez vivió
en la República
Dominicana, sus condiciones de vida no eran las mejores,
quedó desempleado, se alojó junto al General
Francisco Carrillo en un cuartucho de mala muerte, ambos
tenían un solo par de zapatos, para ir a comer un
día a la casa de un matrimonio amigo,
iba uno y el otro esperaba a que volviera para poder ir a
ingerir el apetitoso alimento después; en esa época
( 1889) sale Gómez a comprar comida para su casa, una vez
que termina le queda un peso en el bolsillo, lo tenía
destinado para comprar cigarros, rumbo al lugar donde se ofertaba
la droga se
tropieza con su amigo Serafín, lo ve muy mal vestido, lo
lleva a una tienda donde vendían ropa barata y le compra
un saco de mala calidad, pero
nuevo, al que llevaba puesto lo dejaron en la basura.
Gómez se sintió muy satisfecho con este gesto y
desde ese día no volvió a fumar nunca
más.
El primer encuentro entre Martí y Serafín
se produjo en New York, Estados Unidos,
en julio 1891, desde ese momento, el apóstol
calibró su grandeza de espíritu y su magnitud
moral. La
amistad entre ambos no fue solo por simpatías personales.
Martí vio en Serafín el hombre que
lo podía acercar a los veteranos de las guerras
pasadas, ya que estos lo rechazaban, no confiaban en él;
el segundo, puso su prestigio de General, al servicio de las
nuevas ideas revolucionarias. Así quedó sellada
esta amistad para siempre. Los momentos que pudieron compartir en
esos días fueron inolvidables para ambos.
El 23 de enero de 1892 salió el General
serafín Sánchez de New York hacia Cayo Hueso
–según informa " El porvenir" del día 22
–donde fijó su residencia.
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