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La sociedad humana ante la globalidad (página 6)



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Participación ciudadana. Se puede inducir mediante figuras como referéndum, plebiscito e iniciativa popular, que permitan a electores opinar en temas de trascendencia social que les conciernan directamente.

La reforma del Estado es proceso delicado, arduo y tardado. Debe realizarse de manera programada y sostenida, aunque en forma gradual para evitar desequilibrios, como acto soberano, fincada en principios, valores y normas que moldean la conciencia nacional.

Cabe recordar otra enseñanza de Maquiavelo: "para que los gobiernos y las instituciones tengan una vida prolongada, deben organizarse en tal forma que sean capaces de volver a sus principios fundamentales."[361]

Esta recomendación es medular en México, donde existen grupos excluidos que deben incorporarse a la civilización nacional sin renunciar a sus culturas, en los términos expuestos en Capítulo 36.

53. El Estado inductor

El pasado colonial lega a México feudalismo económico, manifesté. Va paralelo a feudalismo político, que para Maquet es "modo de definir las funciones de gobernante y gobernado. […] Las instituciones feudales promueven, entre dos personas desiguales en poder, relaciones de protección por una parte y, por otra parte, de fidelidad y de servicio. Ligan el señor al vasallo, […] el dueño al cliente (desde un nivel superior a un nivel inferior de la estratificación)."[362]

México mantiene feudalismo político, materializado en gobierno central autoritario, que se encarga de todo e impone decisiones a los ciudadanos. Lo recomienda Maquiavelo en siglo 16°, quien asevera que la política es manejo del poder e instrumento para establecer orden.[363] Lo reitera Hobbes 138 años después.[364] Las enseñanzas de ambos han inspirado actividades políticas del mundo durante cinco centurias.

Ejerce paternalismo y con él incurre en arbitrariedad, corrupción, impunidad e injusticia. Al mismo tiempo patrocina hijismo, cultura de dependencia, al proteger, mimar y subsidiar a los ciudadanos, quienes no saben tomar decisiones y son indolentes: se manifiesta en falta de espíritu cívico, sentido de solidaridad y responsabilidad compartida; desacato a formas de convivencia; indisposición para trabajar en labores de bien común.

Comulga con la filosofía maquiaveliana plasmada en el apotegma "el único fin del Príncipe debe ser conservar su vida y su dominio. Todos los medios de los que se sirva a este respecto, estarán justificados."[365]

El Estado mexicano ha demostrado habilidades y recursos estrechos para cumplir sus obligaciones como debiera. Es indispensable reformarlo, con fundamento en taxonomía profunda y diagnóstico realista completo y veraz.

No puede dejar de actuar como Estado benefactor, ante la gravedad de la miseria y multitud de necesidades, sostuve al tratar el tema educativo. Lo repito con acento en lo político. Pero ha de responder a plan sistemático, razonado, que especifique prioridades y asignación de recursos y no conceda ayuda social como benevolencia caritativa o con fines demagógicos, sino como sustento en tanto se encuentran oportunidades de obtener ingreso, salvo en casos justificables como incapacidad física, mental o por edad.

Es preciso que asuma papel de Estado inductor e induzca desarrollo: promueva fuentes de empleos; motive al trabajo; despierte espíritu de solidaridad; imponga cumplimiento de actividades cívicas como contrapartida de los beneficios aportados por las políticas sociales, y destierre la cultura de dependencia, como recomiendan Kymlicka et. al.[366]

54. La vía viable[367]

Los filósofos clásicos centran el ideal de democracia en la justicia, como disfrute de garantías políticas iguales y de valores de la vida pública. Constant las llama libertades de los antiguos. Se les contraponen las de los modernos: de pensamiento, conciencia, derechos básicos de la persona y de la propiedad e imperio de la ley.[368] Lo deseable es conjugar ambas nociones e implantar justicia en una sociedad plural, mediante arreglo adecuado de instituciones políticas y sociales básicas en el marco de una democracia constitucional, arguye Rawls.[369]

Para Touraine "la igualdad política, sin la cual no puede existir la democracia, no es únicamente la atribución a todos los ciudadanos de los mismos derechos; es un medio de compensar las desigualdades sociales."[370]

Valadés apunta: "la democracia sin compromiso y sin contenido, considerada como mero criterio instrumental para dirimir las luchas por el poder, representa una vuelta atrás que niega el carácter social y democrático del Estado de Derecho moderno, y se sabe que el Estado Liberal de Derecho no fue capaz de impedir que accedieran al poder incluso opciones totalitarias."[371]

Palacios Alcocer dice: "para avanzar en el camino de la democratización es preciso transformar radicalmente no sólo las estructuras del Estado, sino también su cultura de poder, lo que significa desaparecer el Estado burocrático ajeno a los ciudadanos, impenetrable, desalentador de la participación para dar lugar a otro abierto, corresponsable y plenamente representativo."[372]

Teorías contemporáneas consideran que "un régimen democrático no requiere que el pueblo ejerza un control efectivo sobre el gobierno, ni que existan virtudes cívicas que promuevan la participación de la ciudadanía en el ejercicio del poder político," enuncia Velasco Gómez. "Requiere más bien de un sistema político estable que, gracias al arreglo institucional y a las características del electorado (pluralismo moderado), permita una renovación pacífica del gobierno y, al mismo tiempo, asegure a éste autonomía en el ejercicio del poder."[373]

"La reivindicación de la libertad —la ausencia de dominio; la vida en un — unificaría, sintéticamente, a las distintas visiones republicanas. Es ese estado libre el que va a permitir la grandeza y el crecimiento de la comunidad y, sobre todo, el que va a posibilitar que los ciudadanos puedan perseguir libremente sus propios fines," afirma Gargaella.[374]

Estos criterios son útiles para alumbrar la sustitución de presidencialismo autoritario por versión moderna de republicanismo, que permita a México hacer frente a los retos que imponen liberalismo, globalidad, democracia y sociedad civil renovada. El avance tomará tiempo y ha de ser paulatino, pues existen estructuras y hábitos que respaldan el autoritarismo.

La coexistencia de presidente de la república (o gobernador estatal, en su caso) de un partido, con el congreso dominado por otro(s) partido(s) origina parálisis legislativa y obstruye el ejercicio del poder gubernamental, como se observa desde 1997. Es costo de aprendizaje. Por salud democrática ha de consentirse, para impedir nueva edición de autoritarismo, o neopresidencialismo.

Atenuar la parálisis conlleva que el presidente se despoje de su capa de soberbia; que comprenda en qué consiste el cambio, se democratice, cabildee, dialogue, convenza, ceda y logre consenso con senadores y diputados, gobiernos estatales, ONGs, ETNs y empresas; esto es, con sociedad civil, grupos de poder y ciudadanos.

Culminar la transición impone abolir la mentalidad presidencialista, descentralizar el mando, establecer nuevo equilibrio de fuerzas, ambiente de colaboración, autonomía de protagonistas, por acuerdo plural y acuerdo social de manera ordenada, estable y pacífica, sin crear turbulencia inconveniente.

La actualización política de México es parte de la metamorfosis cultural y requiere de ella. No se genera en forma súbita, drástica ni proviene del exterior, si bien recibe su influencia. Se finca en principios, valores, reglas y experiencias fraguados en la conciencia social desde antes de la conquista. Es cuestión que debe resolverse desde los ángulos teórico, histórico, ideológico y práctico acorde a la realidad nacional actual.

Empero, México está atrapado en el círculo vicioso descrito por Mac Pherson: "no podemos lograr más participación democrática sin un cambio previo de la desigualdad social y la conciencia, pero no podemos lograr los cambios de la desigualdad social y la conciencia si antes no aumenta la participación democrática."[375]

Es importante elegir la ruta más conveniente asequible: la vía viable.[376] Seguir la línea del eclecticismo y tomar lo mejor de los patrones disponibles para adaptar el Estado a las circunstancias reales, con un paradigma funcional y efectivo. Acoplar el sistema de gobierno a las condiciones cambiantes de economía y sociedad con suavidad, sin ocasionar fluctuaciones ni trastornos. Reconstruir el aparato estatal con el propósito de hacer consistente el desarrollo cultural con el de la economía y el de la sociedad; conciliar el dinamismo vertiginoso de los mercados con la situación de las familias; buscar armonía entre producción —hecho social— y consumo —hecho individual— con criterio humanístico y realista, en el contexto de la globalidad.

Subrayo realista, porque muchos corazones abrigan la ilusión de que la democracia política se complemente con democracia económica. Sartori hace notar que esta dificultad no se resuelve, porque el adjetivo económica sólo puede ser referido a la economía. "No hay ninguna respuesta fácil a la forma en que la toma de decisiones democrática se ajusta a los costos, a la productividad, a las utilidades, y a la sobrevivencia en los mercados mundiales competitivos."[377]

Es ilusorio que la economía opere con equidad absoluta para todos los seres humanos y que los sistemas sociales trabajen con perfección. No sucede en la naturaleza ni en el mundo de verdad, en particular en naciones subdesarrolladas. Marx y Engels lo suponen y cometen el magno error a que aludo en varios pasajes, objetivado en el fracaso de URSS. La realidad derrota a la utopía.

Schmidt opina: "es notable que Marx, que justamente coincide con Hegel en el rechazo de todo utopismo abstracto, se trasforme en quizás el utopista máximo de la historia de la filosofía."[378] Para sustentarlo cita al propio Marx: el comunismo es "la verdadera solución del conflicto del hombre con la naturaleza y con el hombre," así como a Engels: el socialismo es "la conciliación de la humanidad con la naturaleza y consigo misma."[379] Ambos se dejaron llevar por pasión, fantasía y soberbia.

Ergo, es estéril proponer utopías: hay que ser juicioso y determinar la vía viable: la que ofrece posibilidad de conducir al país a un destino predeterminado según capacidades, obstáculos, relaciones de poder, leyes de mercado, individualismo y contextos cultural, político, institucional, económico y social existentes, no imaginarios ni ideales.

El desafío es organizar todo y fundirlo en el sistema integral de planificación que propongo, apegado a lo que razonablemente puede ser, jamás lo que sería deseable.

Maquiavelo prescribe: lo importante no es determinar qué tipo de gobierno desea una nación, sino cuál puede tener. Su consejo se sintetiza en que gobernar es detentar poder para mantener orden y perseguir los objetivos de interés nacional que es factible alcanzar según las circunstancias y recursos disponibles.[380]

Es provechoso atender a Habermas y exigir que en los gobernantes concurran ética; teoría científica???habilidades prácticas?? y prudencia o buen juicio, que cito en Capítulo 47.[381]

Buen gobierno es el que se apega a las cuatro, de manera que actúa con sabiduría, experiencia, racionalidad y rectitud para adaptar la nación-Estado a las circunstancias internas y exteriores reales; comprender cada uno de los fenómenos que le afectan; hacer un manejo inteligente de los recursos disponibles; anticiparse a problemas; aprovechar las oportunidades; tomar decisiones apropiadas, y lograr que mejoren las condiciones de vida de la sociedad con equidad y justicia.

Para lograrlo es imprescindible disponer del sistema de planificación apropiado; utilizar con habilidad la información; sacar el mayor provecho a los conocimientos y experiencia, y mantener ambiente social de confianza, entusiasmo, colaboración y esfuerzo común y solidario.

Cuando el país se desarrolle satisfactoriamente significará que se ha elegido la vía viable.

Sexta parte

Reto demográfico

55. Dinámica de población

Antes de tratar el dilema económico es pertinente exponer el reto planteado por el incremento demográfico en el ámbito subdesarrollado, que "ha dislocado el equilibrio tradicional entre población, recursos naturales y tecnología," compendia Myint.[382]

A fines de siglo 18º Malthus advierte que la población crece en forma exponencial y amenaza a la humanidad, pues la producción de alimentos avanza a ritmo aritmético.[383]

La explosión demográfica es reciente: la Tierra albergaba 10 millones de personas hace 12,000 años. La revolución agrícola la eleva a 250 millones al iniciarse la era cristiana. Alcanza 1,000 millones alrededor de 1750, con la revolución industrial. En 1930 supera 1,500 millones y en 1960 es de 3,000 millones. Luego, por avances en ciencia y tecnología, desciende la mortalidad, se dispara la producción de alimentos, se invalida el augurio de Malthus y se anatemiza su teoría.

Pasada la última guerra mundial se registra estampida de bebés (baby boom) en EUA y Europa y la cifra se eleva a 4,000 millones en 1974,[384] con lo que revive la inquietud malthusiana.

En 1972 Meadows et. al. definen el predicamento de la humanidad: el planeta llegaría al límite de crecimiento en 100 años, de mantenerse las tendencias de población, producción de alimentos, contaminación ambiental y agotamiento de recursos.[385] Dos años después Mesarovic y Pestel lo ratifican y sugieren atacar el problema en un contexto global, por medio de acción concertada y enfoque de largo plazo.[386]

En 1975 ONU presenta tres escenarios de población para el año 2000: bajo, 6,000 millones; medio, 6,500 millones, y alto, 7,100 millones.[387] El 12 de octubre de 2000 alcanza 6,000 millones: sigue la hipótesis baja.

En los pasados tres siglos el orbe presencia transición demográfica caracterizada por cuatro estadios:[388]

Crecimiento estable: tasas de natalidad y mortalidad altas que se neutralizan, en siglos 18° y 19°.

Crecimiento acelerado: tasa veloz de natalidad, con mortalidad descendente. Ocurre en el mundo avanzado a partir de segunda mitad de siglo 19º y un siglo después en áreas subdesarrolladas.

Crecimiento moderado: ambos coeficientes se suavizan y con ellos la tasa general, gracias a programas oficiales y concienciación de estratos medios y superiores. Se observa a comienzos de siglo 20º en regiones prósperas y hacia el último cuarto del mismo en economías emergentes.

Crecimiento lento: disminuyen ambas tasas y el ascenso demográfico se estaciona cerca de cero. Es la situación de naciones ricas desde el último tercio de siglo 20º.

En el quinquenio 1995-2000 la población mundial avanza 2.9% al año, con tasa de natalidad de 4.7% y mortalidad de 1.8%.[389] En regiones prósperas la tasa general es 0.4% anual; natalidad de 2.4%, y mortalidad de 2.0%. Preocupa la lentitud. Los mayores de 65 años representan 22%: significa pesada carga en pensiones, servicios asistenciales y médicos. Escasea mano de obra, que se suple con inmigrantes, con sus complicaciones políticas y sociales.[390]

En áreas subdesarrolladas la población se eleva 3.6%, con natalidad de 5.3% y mortalidad de 1.7%. Más de la mitad es menor de 15 años. La prolijidad es rémora del desarrollo: invertir 20% del producto interno bruto (PIB) en un país cuya población crece 3% anual se traduce en aumento de sólo 1% del PIB por habitante (PIB/H), porque lo producido se destina a alimentar bocas, en vez de crear excedente.

Se calcula que habrá 8,300 millones de personas en 2025: 1,200 millones en la porción opulenta y 7,100 millones en la pobre. En la primera quizá crezca 4%; en la otra diez veces más: 40%.

México registra 14 millones de habitantes en 1900, con incremento de 1.4% anual.11 En 1950 hay 26 millones y crecen 3.1%. Se duplican en 1970 al alcanzar 48 millones. En 2000 se duplican de nuevo, para sumar 100 millones, en tanto la tasa se reduce a 1.8%. Hoy el ritmo es menor a 1%; pero cada año nace un millón de bebés.

El ascenso es efecto de: mejores servicios médicos, salud pública y asistencia social, que abaten tasas de mortalidad; mejor calidad de vida y alimentos más nutritivos elevan longevidad; desarrollo económico estimula la natalidad, e instinto de supervivencia, pues en comunidades pobres, sobre todo rurales, necesitan niños que ayuden a conseguir ingreso. Además, está influido por tabúes, mito e ignorancia.

El tabú relevante es religioso, ya que 90% de la población declara ser católica y este dogma prohíbe el control natal por medios mecánicos. Ningún Papa ha hecho frente al tema, tal vez porque en Europa no existen miseria, desnutrición, enfermedad, ignorancia, venta de doncellas, explotación infantil y niños de la calle que se prostituyen, drogan y engrosan grupos lumpen y delincuencia. Además, se cree que concebir es designio divino y debe aceptarse, "porque así lo quiere Dios."

El mito es que este país está subpoblado y sus casi 2 millones de kilómetros cuadrados son cuerno de abundancia. Adelante demuestro que está sobrepoblado y que se trata de territorio montañoso, desértico, árido y selvático, impropio para labores agropecuarias, aun cuando cuenta con otros recursos mal aprovechados, que también examino luego.

La ignorancia es mal congénito (la trato en Capítulo 43). Quienes la sufren desconocen elementos de biología, higiene y procreación; rigen su vida sexual por instinto animal y ejercen cautiverio machista de la mujer; no discurren que tienen responsabilidades en la sociedad; no comprenden por qué deben planificar la familia ni les interesa.

El 60% de los habitantes se aglutinan en 14 Estados del centro, un quinto de la superficie. "Se manifiesta una tendencia histórica a la concentración de la población en reducidos espacios dispersos […] del territorio nacional. Esto ha generado diversas contradicciones en la organización económica y social del país en distintos órdenes, lo que se manifiesta en el desigual bienestar de los mexicanos," señalan Urbina Fuentes et. al.[391]

Un tercio de la población sostiene al resto. En 2000 los menores de 15 años representan 36%, los inactivos 25% y los ancianos 4%.

La estructura productiva es vasta, diversa y sólida, mas insuficiente para emplear a la gente que se adiciona y el ascenso demográfico neutraliza el crecimiento económico. El PIB real se triplica de 1970 a 2000, a pesar de larga crisis en los ochentas, en tanto la población se duplica y engulle dos tercios del avance. En esa proporción se recrudece la pobreza y se debilita la estructura social.[392]

Dar ocupación, vivienda y servicios a cuatro veces la población de 1950 ha sido labor colosal, que no se evalúa en su dimensión real. El volumen de bienes y servicios producidos debe crecer más que la población. Lewis considera que un país está sobrepoblado cuando su población es tan grande que el PIB/H desciende, aunque se eleve el PIB total. En caso extremo éste disminuye.[393]

Entre 1950 y 1970 el PIB/H de México se eleva 3.5% anual. En los siguientes doce años, 2.9%. De 1982 a 1995 disminuye 1.2% anual. En el último quinquenio de siglo asciende 3.6% anual, para estancarse de 2000 a 2005.[394] El exceso de población coarta la viabilidad de progresar y multiplica la miseria.

Se calcula que habrá de 130 a 140 millones de mexicanos en 2030 y entre 135 y 150 en 2045, en el supuesto de que la natalidad decrece con suavidad y la mortalidad asciende con lentitud. Corresponde al cuarto estadio de transición demográfica.

Es importante preguntar, con Herskovits: ¿con qué volumen de población y dentro de qué límites de productividad aparece excedente económico?[395] Toca al sistema de planificación responder, no a la intuición. De allí el empeño que pongo en instaurarlo.

56. Encrucijada de pobreza

Las regiones subdesarrolladas se caracterizan por alto ritmo demográfico, condiciones geográficas y climatológicas adversas y atraso cultural. Lo anterior dificulta ganarse la vida. Thompson et. al. lo nombran presión demográfica, en dos modalidades: absoluta y relativa.[396]

Presión demográfica absoluta deriva de no disponer del volumen de bienes y servicios básicos requeridos por habitante para sobrevivir.

Presión demográfica relativa proviene del "grado de privación que siente un pueblo cuando llega a conocer la pobreza de su manera de vivir comparada con la que disfrutan otros pueblos u otras clases de la misma sociedad."[397] Se acentúa hoy con la abundancia de información.

Ambas presiones exhiben los darwinismos descritos en Capítulo 5 y desatan tensión política y social dentro de las naciones y entre ellas. Un frente para prevenirlo es contener la presión absoluta, mediante programas de control natal y planificación familiar. Es función estatal 4. Regular fenómenos demográficos. Otro frente es modernizar y racionalizar la economía, que analizo adelante. Es indispensable atenderlos asociados, con base en el plan.

México está sobrepoblado según criterio de Lewis y padece presión demográfica en términos de Thompson. Se materializa en pobreza, que Hernández Laos mide con ayuda de los conceptos canasta submínima, que marca la frontera de penuria extrema, y canasta de satisfactores esenciales, para la moderada. La primera equivale a 2.80 dólares; la segunda a 7.30 dólares.[398]

Canasta submínima cubre necesidades apremiantes de alimentación, vivienda, salud, higiene y material educativo.

Canasta de satisfactores esenciales: alimentación, vivienda, cuidados básicos de salud e higiene, cultura, recreación, trasporte, comunicaciones, vestido, calzado y presentación personal.

El cuadro muestra que la extrema asuela a casi 70% de la población en 1963. Se contrae a 34% en 1977 con el desarrollo estabilizador, descrito en Capítulo 27, para subir a 38% en 1996 por estancamiento con inflación de 1982 a 1996. La moderada asciende de 8% a 42% en el periodo. El estrato superior crece a 42% en 1977, pero se encoge luego a 20%, indicio de que se concentra el ingreso, con la globalidad.

La miseria agobia a 35 millones de mexicanos en 2000 (población total de Argentina) y 45 millones viven en penuria moderada. Suman 80 millones, evidencia de que México se encuentra en una encrucijada de pobreza, aguijoneada por presión demográfica absoluta y relativa. Es rémora del avance y muestra el impacto de que la población se cuadruplicara en medio siglo.

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Junto a deficiencias estructurales y tecnológicas que impiden
dar empleo y generar ingreso, tres circunstancias acentúan la inopia:

Abundancia de mano de obra: determina que su costo sea bajo, por mecánica de las leyes del mercado. Aspecto demográfico.

Baja calificación de la fuerza de trabajo: incide en que sea barata. Aspecto cultural.

Inflación: se come el poder de compra del ingreso. Aspecto económico.

"Lo que caracteriza fundamentalmente a la pobreza en América Latina no es tanto el aumento relativo del número de pobres, sino la evolución de las desigualdades entre ellos," explica Salama.[399] "Donde su número aumenta, las disparidades entre ellos crecen en igual manera. No sólo los pobres se vuelven un poco más pobres, sino que los pobres se empobrecen más aprisa que los otros pobres. Este comportamiento se atribuye básicamente a la inflación y la crisis, aunque esos factores no son responsables de la pobreza, sino de su evolución."[400]

Es irrefutable y vigente la validez de tales asertos. Destacan la urgencia de combatir el terrible mal, con programas efectivos de carácter demográfico, asociados al educativo y al económico, insertos en el plan global tantas veces referido.

57. Programa de población

En vista de que México se consideraba subpoblado, en 1936 se emite Ley general de población, que ordena fomentar fecundidad, abatir mortalidad y estimular migración interna, "para salir del atraso," se adujo.[401]

En cuatro decenios se triplica el número de pobladores y aquélla se sustituye por Ley general de población de 1974, que establece normas para regular el crecimiento demográfico.[402]

Las realizaciones en materia demográfica no descuellan por sí mismas, sino por su efecto en la sociedad, que se aprecia tiempo después. Explica que los políticos sean renuentes a ellas, por no brindarles prestigio, y además para no enemistarse con el clero y grupos oscurantistas.

Existe Programa nacional de población 2001-2006 enfocado a regular el crecimiento natural y ordenar su ubicación territorial. Su defecto es que al no existir sistema de planificación al cual eslabonarlo, opera aislado y con visión estrecha, sexenal.

Un programa de población debe brindar orientación familiar; instrucción elemental de higiene y civismo; principios de paternidad responsable; convencer acerca de las bondades familiares y sociales de limitar el número de hijos; dotar de anticonceptivos, enseñar a utilizarlos y en general inducir prácticas responsables de natalidad que se adopten por convicción y con absoluta comprensión, pues es inaceptable imponerlas sin consentimiento.

Cada región y comunidad tiene rasgos socioculturales propios. La efectividad de los proyectos estriba en respetar usos, costumbres, hábitos, creencias, intereses, motivaciones y prácticas de cada lugar.

Es tarea titánica administrar tal programa en un territorio de las dimensiones y características del mexicano. Los logros están sujetos a la eficacia de todas las autoridades: federal, estatales, municipales y comunales.

El tema ha de verse como asunto de Estado, con enfoque integral y de largo alcance, lo que implica evadir escollos políticos, administrativos y financieros, sacrificar proyectos lucidores y dar a la cuestión demográfica la atención que merece, por ser de trascendencia universal y compromiso de la humanidad.

58. Movimiento migratorio

Otro signo de presión demográfica es la migración, interna o al exterior. A fines de siglo 20° había 120 millones de migrantes en 152 naciones (incluye refugiados), consigna Stakler.[403] Se registra flujo de 1.5 millones de inmigrantes definitivos al año, cifra trascendente para territorios expulsores y receptores.

El desplazamiento del hombre es tan antiguo como él: los grupos nómadas arcaicos van de uno a otro lado en busca de medios para satisfacer necesidades. El Éxodo del pueblo judío a la Tierra Prometida simboliza la esperanza de encontrar mejores condiciones de vida. De siglo 16º en adelante América es la tierra promisoria y desde el 19º EUA, que alcanza su apogeo entre 1880 y 1910, cuando 28 millones de europeos van en pos del sueño americano (American dream): 900,000 al año en promedio.[404] Ahora todo territorio rico atrae gente, en particular de zonas rezagadas.

Cuatro fenómenos estimulan la migración. Dos son económicos, que se acentúan con la globalización: uno, reacomodo de la división del trabajo, al relocalizarse redes de producción (tratado en Primera parte, supra). Otro, ensanchamiento de la brecha ricos/pobres. El tercero es demográfico: escasez relativa de población en áreas prósperas, frente a abundancia en postergadas. El cuarto tiene raíz política: refugiados que escapan de guerras, conflictos étnicos, religiosos o ideológicos.

Las corrientes se amplían al abrirse el margen entre economías opulentas y rezagadas; disolverse URSS y quedar en el desamparo regiones débiles, que expelen población; crecer la demanda de trabajadores de baja calificación en economías adelantadas; presión demográfica en el ámbito subdesarrollado; magnetismo de naciones opulentas por sus condiciones de vida, y diferencias de salarios.

"La emigración de trabajadores es un elemento estructural del desarrollo de las sociedades, que si bien se activa como producto de las contradicciones y de las graves desigualdades que genera el sistema, también es resultado de las tensiones entre los factores de expulsión/atracción, vinculados a las necesidades de acumulación capitalista," opina Ana María Aragonés.[405]

La corriente de personas rebasa por mucho la cuota deseada de recepción de los países elegidos y origina entrada clandestina permanente, que suscita industria de la migración, la cual ofrece empleo, medios de traslado, visas y documentos de ingreso, que no siempre proporciona o son falsos los últimos. El tráfico de ilegales representa negocio de entre 5.000 y 7.000 millones de dólares, informa Stakler.[406]

Los trasmigrados despiertan xenofobia, desconfianza, discriminación e inquietud en países receptores, reacciones inherentes a la naturaleza humana, exacerbadas por organismos racistas y neonazis. Las presiones sociales y políticas inducen a los gobiernos a emprender acciones contra indocumentados, que crean conflictos entre Estados.

La globalidad estimula movimiento de trabajadores, pero no aporta mecanismos para integrarlos culturalmente ni para preparar a los nacionales a recibirlos. La comunidad de naciones es quien debe imprimirle sentido humanista, mediante programa que regule, administre y concilie puntos de vista e intereses de zonas receptoras y proveedoras, en clima de concordia, solidaridad y respeto a los derechos de los involucrados.

59. Norteñización creciente

El tránsito humano entre EUA y México es ancestral, por vecindad, ancha frontera y discordancia cultural, social y económica. En la remota antigüedad las tribus nahuatlacas emigran al sur en busca de condiciones adecuadas para asentarse. La corriente actual es inversa: los mexicanos se norteñizan,[407] se dirigen al norte, donde existe demanda insaciable de mano de obra y calidad de vida atractiva.

EUA impone restricciones a la migración. Las intensifica cuando padece crisis económica. Las suaviza en sus auges. Las fluctuaciones hacen inestable la solicitud de trabajadores y ocasiona que la relación sea volátil y conflictiva. Bustamante lo llama subdesarrollo dependiente.[408]

Nunca se ha dado cierre total de frontera, por las dificultades implícitas y porque EUA requiere fuerza de trabajo de bajo costo, accesible, diestra y de fácil adaptación cultural. Su política "ha sido asegurar a los sectores empresariales interesados, el aprovisionamiento de la mano de obra mexicana al menor costo posible, independientemente de las condiciones coyunturales de la política interna," consistente con la responsabilidad del gobierno de asegurar eficiencia del sistema económico.[409]

A inicios de siglo 20° EUA celebra Convenio braceros con México para cubrir su escasez de mano de obra durante las guerras mundiales, donde se fijan cuotas de ingreso temporal de trabajadores. Hay dos: de 1917 a 1920 y de 1942 a 1964.[410] Robert Smith apunta: durante la vigencia del convenio ingresaron 4.6 millones de mexicanos, que "establecieron una infraestructura social para la futura migración de indocumentados," consistente en redes de inmigrantes que trasmiten "información y referencias para la obtención de trabajo, el apoyo al momento de llegada y otros beneficios."[411]

Durante mucho tiempo a los patronos americanos se les eximía de responsabilidad por contratar indocumentados, aunque se sancionaba a éstos. El Decreto de reforma y control migratorio de 1986 (Immigration Reform and Control Act) o Ley Simpson-Rodino, establece castigo a quienes empleen ilegales y amnistía para quienes llenen requisitos de estancia y experiencia laboral.[412] El Decreto de inmigración de 1990 (Immigration Act of 1990) endurece los requisitos de entrada.

En septiembre de 2001 el gobierno de EUA emprende feroz lucha contra el terrorismo, por el atentado a las torres gemelas de Nueva York, que hace más estrictos los controles migratorios y a partir de 2005 se aprueba construir muro fronterizo, tipificar como delito la inmigración ilegal y enviar a la Guardia Nacional a proteger la frontera. Con esto el panorama se complica y se ve lejana una solución.

El censo de 2001 consigna que en EUA viven 20.6 millones de personas de origen mexicano (7.3% del total de la población). Unos 11 millones son ilegales. Según el Servicio de Inmigración y Naturalización cada año 130,000 ingresan legalmente, 3.4 millones con visas de no-inmigrante,y 150,000 en forma irregular. El Centro Latinoamericano de Demografía estima que en 2000-2005 ingresan 300,000 ilegales.[413] La Oficina del Censo señala que en ese lapso entraron unos 2 millones.[414]

Los inmigrantes desempeñan faenas agrícolas en entidades limítrofes por tradición. Con el tiempo se esparcen y se les encuentra en múltiples actividades, por todo EUA.

La relación de salarios mínimos legales de aquí respecto a los de EUA es 13/1-14/1, informa Smith. En 90 años se reduciría a la mitad. La propensión a emigrar se revertiría cuando la relación fuera 4/1-5/1.[415]

La salida de gente responde en pequeño grado a la presión demográfica absoluta. Resulta más bien de presión demográfica relativa, concretada en realizar el sueño americano. Quienes cruzan la frontera no pertenecen al segmento de pobreza extrema: tienen instrucción suficiente para desempeñar tareas urbanas, comunicarse, viajar al extranjero, disponen de dinero para pagar a polleros (traficantes) y costos de traslado. No huyen de la indigencia: aspiran a mejor empleo, mayor ingreso, ambiente agradable y oportunidad de aprender. Comparan la calidad de vida de uno y otro lado.

Se pensaba que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) reduciría la corriente migratoria, al estimular la creación de empleos. No hay razones para que se dé en forma lineal e inmediata, opina Alba: "las condiciones del mercado laboral constituyen un legado muy pesado y […] el tiempo previsto para que las disparidades puedan reducirse es bastante largo."[416]

Las maquiladoras fronterizas —examinadas en Capítulo 77— sirven de escala en la marcha a EUA. Según encuesta de 1995 en esas plantas, la mitad de trabajadores manifestaron anhelo de cruzar la línea.[417]

Pueblos y regiones enteras tienen tradición de norteñizarse: irse al norte (EUA). Es intensa en nueve Estados que aportan más de la mitad de emigrantes: Aguascalientes, Colima, Durango, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nayarit, San Luis Potosí y Zacatecas. Sería sensato crear allí polos que retengan a la gente.

El tránsito humano origina ingreso en ambos países: en EUA por gasto en vivienda y manutención de inmigrantes. En México por sus remesas: 20,000 millones de dólares en 2005.

En EUA se arguye que los mexicanos roban puestos a ciudadanos de allá. Bernard les contradice: "las oportunidades de empleo en cualquier sociedad no se fijan en un nivel particular, sino que se expanden con el crecimiento de la población." Un fenómeno semejante se produce cuando "los inmigrantes como consumidores causan una expansión del mercado. También estimulan gastos crecientes de inversión, con lo cual a su vez contribuyen a incrementar la demanda agregada. Es más, los inmigrantes contribuyen de manera importante al progreso tecnológico y la actividad empresarial."[418]

Huntington teme que el flujo de inmigrantes hispanos divida a EUA en dos pueblos, con dos culturas y dos lenguas, pues aquéllos forman sus propios enclaves y no se integran a la cultura dominante. Advierte que EUA corre un riesgo si ignora el desafío.[419]

Comoquiera, acoger extranjeros es tradición de EUA, mosaico de razas, fundidas en nación pluricultural sui generis, de corte republicano, que antepone el respeto a la ley y a las instituciones y el amor a la patria a toda consideración. Actúa con celo contra quien invade su territorio, sin importar su procedencia. Combate a infractores en general, no a mexicanos en particular. Ciertos grupos discriminan a inmigrantes por instinto, egoísmo y temor a ser desplazados, que originan xenofobia, fenómeno distinto, normal, que Durkheim llama sociopsicológico.[420]

El gobierno mexicano no considera el problema migratorio "tan esencial," opina Bustamante. Más bien lo concibe como "cuestión de respecto de la cual se reclama acción gubernamental. […] No se cuestiona la emigración de trabajadores sino su recepción en aquel país."[421] Pregunto si el motivo principal —falta de oportunidades de trabajo en su patria— no atenta contra esa pretendida dignidad.

Las autoridades vigilan la salida de nacionales según normas migratorias regulares. Colaboran con las americanas, sin concederle atención especial. Más empeño ponen en perseguir y extorsionar a repatriados, sobre todo en temporada invernal, cuando visitan a sus familiares. Es redituable y encaja en la cultura de corrupción.

El país no retiene a sus ciudadanos con fuentes de empleo digno y bien remunerado. En cambio, critica y reclama acciones de EUA para combatir el acceso ilegal de personas y aboga porque se les acepte y legalice, manera fácil de deshacerse de ellas.

El problema se complica porque México es vía de paso de aspirantes de otros países, no sólo latinoamericanos. Tiene que vigilar que no se internen en su territorio e impedir que traspasen las fronteras.

Llegar a acuerdos bilaterales para ordenar movimientos de humanos es asunto complejo. Bustamante recomienda: "para entender tanto la dimensión perceptual como la estructura del fenómeno de la migración México a Estados Unidos es necesario partir de la premisa de que el fenómeno responde a la interacción de factores situados en ambos lados de la frontera. No se trata de un fenómeno denominado en sus causas por lo que sucede en un país, sino por lo que pasa en ambos, en el complejo espectro de las relaciones bilaterales tanto económicas como sociales y culturales"[422] —y políticas, cabe añadir.

Hace falta programa formulado con enfoque sistémico y metodología de planificación, bien fundamentado, completo, que consigne datos de oferta, demanda y propuesta concreta. Estimar el número de personas que desean emigrar y su taxonomía; cuantificar demanda potencial y efectiva de trabajadores en EUA; definir sus características; adecuar la oferta a la demanda, y pasos para regular y administrar los flujos, con base en cuotas de trabajadores clasificados por habilidades, determinadas bilateralmente y formalizado en convenio bilateral.

Para EUA el problema tiene tres aristas: elevada cantidad de residentes ilegales; influjo continuo, creciente de migrantes clandestinos, y necesidad insaciable de mano de obra. Sus dilemas son: ¿Qué hacer con los primeros: perseguirlos y deportarlos o regularizarlos, según características y años de residencia? ¿Cómo contener el tránsito ilegal: con más policías, Guardia Nacional, barda? ¿Cómo disponer de la fuerza de trabajo que requiere para cubrir las necesidades de su economía: conceder más visas, firmar convenio y fijar cuotas? Corresponde a sus autoridades resolverlo, en coordinación con las de acá. Remedio indirecto es invertir en polos de desarrollo en zonas de fuerte emigración.

La taxonomía y el diagnóstico permiten definir el asunto en su verdadera dimensión en ambos lados. Lo recomendable es que a partir de ellos los dos gobiernos solidariamente, de común acuerdo, establezcan objetivos, estrategias, políticas, metas y tácticas de carácter integral, de largo plazo, en los términos reiterados.

60. Programa de empleo

Los factores productivos —tierra, trabajo, capital y tecnología— son los únicos creadores de valor. Su volumen, calidad y proporciones en que se reparten en una comunidad determinan el tamaño del ingreso y su distribución. Diferencias educativas y de riqueza hacen que el común de la gente disponga sólo de mano de obra; de allí que el empleo de ésta es indicador de condiciones sociales.

Desempleo e inflación son los azotes económicos más temidos, ya que repercuten en el ingreso de las personas y encarnan las preocupaciones esenciales de familias, economistas, antropólogos, sociólogos, empresarios y políticos, desde siempre.

Desempleo es fenómeno complejo; se presenta en tres versiones:[423] Friccional, por movimientos y ajustes (fricciones) en el mercado de trabajo. Se advierte en el plazo corto. Es normal en el capitalismo: "un mercado de trabajo libre no podría funcionar sin cierta cantidad de desempleo friccional," considera Mansfield.[424]

Estructural, resulta de modificaciones en la estructura productiva, gustos de los consumidores, innovación tecnológica, crecimiento de población y políticas gubernamentales. Su efecto es de plazo largo.

Cíclico: se presenta en la etapa descendente del ciclo económico, cuando muchos trabajadores son despedidos. Su duración e intensidad son variables, pero temporales.

La población económicamente activa (PEA) de México es 43 millones de personas en 2004.[425] El empleo formal significa 42% de esa cifra, coincidente con 18 millones de afiliados a IMSS e ISSSTE. El desempleo abierto es irrelevante: alrededor de un millón ó 2%.

Ante la estrechez del mercado de trabajo los solicitantes emprenden actividades no registradas sin cubrir impuestos ni recibir beneficios y prestaciones de ley, que constituyen la economía informal. Son simples, de bajísima productividad, no aportan valor ni excedente. Muchas son ilícitas. Sus percepciones son trasferencia del ingreso de quienes tienen ocupación productiva. Constituyen desempleo encubierto o subempleo, donde se refugian 24 millones de personas.

La expansión de la oferta de mano de obra, aunada a baja calificación y productividad ínfima establecen patrón general de remuneraciones pobres. El fenómeno se contagia al sector moderno, pues los trabajadores aceptan emolumentos menores a los de mercado, lo cual ocasiona inercia que deprime los tabuladores. Los sueldos inferiores (marginales) determinan su nivel general. Responde a ley económica.

Con el salario mínimo obligatorio se pretende romper esa inercia. En México fue útil hasta 1973, al menos en el sector formal. Se revisaba bienalmente. De ese año a 1976 se decretan cinco aumentos que provocan espiral inflacionaria, distorsionan los tabuladores y el mínimo deja de reflejar las condiciones del mercado. Ahora se usa como referencia para negociaciones contractuales y cobro de multas.

Aunque con tales aumentos los sueldos ascienden nominalmente, su poder adquisitivo se abate 75% en términos reales en el resto del siglo; provoca sustitución de obreros por maquinaria, y desalienta la contratación de trabajadores de planta.

El régimen salarial tiene que basarse en tiempo, cantidad, calidad y productividad de trabajo y adecuarse a las relaciones patrono-trabajador, sindicatos-empresas, sindicatos-trabajador. Los sueldos no deben subir por decreto, sino por aumento de la demanda de brazos, creación de fuentes de empleo y mayor capacitación y adiestramiento.

En México se aprecian problemas laborales observados en países desarrollados, descritos en Capítulo 20: abismo salarial entre personal calificado e impreparado; remuneración castigada en plazas permanentes y seguras, que se sustituyen por turnos cortos, puestos de tiempo parcial, contratación externa, tareas por cuenta propia, microempresas y jubilación forzada. Esto complica el cuadro y confirma la urgencia de planificar el mercado de trabajo.

La tarea exige formular su taxonomía y diagnóstico, a escalas local, regional, nacional y global, con base en los censos, que describen características de recursos humanos y empleos disponibles, por sectores y ramas, en cada dimensión territorial.

Es preciso atacar el problema en conjunto, mediante estrategias que creen oportunidades para el mayor número posible de demandantes, según tamaño y estructura de la población, disponibilidad de recursos naturales e infraestructura, capacidad del aparato productivo, condiciones de comercio exterior y disponibilidad de excedente para invertir. Se han de detallar objetivos, políticas, estrategias, programas, tácticas, proyectos e instrumentos que conduzcan al mejor aprovechamiento posible de la oferta de mano de obra.

Hace falta crear condiciones propicias para proporcionar ocupación e ingreso estables a subempleados; establecer mecanismos para ocupar cesantes por fluctuaciones estacionales, cíclicas y eventuales; absorber empleo emergente por ascenso demográfico, y sustituir labores improductivas por dinámicas y remunerativas.

Es indispensable emitir nueva ley laboral, congruente a las circunstancias actuales, dentro del enfoque integral y humanístico de la planificación que propongo.

Si se logra que el máximo posible de trabajadores tenga puesto
productivo remunerado se cumplen dos objetivos: se fortalece el aparato económico
y mejora la calidad de vida de la comunidad. Es elemento esencial del plan integral
de desarrollo.

Séptima parte

Dilema económico

61. Promover el bienestar-bienser

El dilema económico de México y países semejantes se compendia en ¿cómo elevar el nivel de vida de la población?, lo cual lleva a plantear: ¿cómo desarrollar la economía? Es el alma de los programas gubernamentales, porque lo que más inquieta a los votantes es tener medios para satisfacer sus necesidades y alcanzar su bienestar-bienser, amén de que las estrategias económicas son accesibles, dúctiles y efectivas.

Resolverlo corresponde a cinco de las diez funciones estatales enumeradas en Capítulo 31: 6. Fomentar desarrollo económico y mantener estabilidad monetaria; 7. Corregir fallas de mercado; 8. Favorecer equidad distributiva; 9. Proveer bienes públicos y servicios básicos, y 10. Coordinar relaciones internacionales.

En Tercera parte, supra, analizo el tema desarrollo económico. Es objeto de la función 6, a la cual atañe corregir desequilibrios estructurales del aparato productivo y desigualdades de ingreso que configuran el síndrome de subdesarrollo.

La función 7 estriba en detectar y enmendar fallas de mercado con el propósito de elevar la eficiencia del sistema económico y unidades que lo integran. Las responsabilidades del gobierno son: fijar normas que rijan el funcionamiento de mercados; auspiciar competencia sana y equitativa; instaurar ventajas externas (externalidades positivas); combatir elementos externos perjudiciales (externalidades negativas), y en suma favorecer competitividad sistémica, que detallo en Capítulo 65. En el 67 defino externalidades. Son prácticas imprescindibles en el liberalismo, el cual favorece condiciones monopolísticas que realzan las fallas, afectan a empresas y consumidores y agravan injusticias sociales.

Algunas actividades requieren atención preferencial, por su importancia estratégica o porque de ellas dependen muchas familias, como agricultura y empresas pequeñas, a las que el Estado debe prestarles orientación, apoyo técnico, protección y financiamiento.

La función 8. Favorecer equidad distributiva es inseparable de fomentar el desarrollo, pues el bienestar-bienser general implica desvanecer diferencias de ingreso causadas por desigualdades culturales e incapacidad del aparato productivo para dar empleo suficiente.

Medidas directas para procurarlo son: redistribuir el ingreso por medios fiscales (impuestos progresivos, que gravan más a quien más tiene) y asistencia social.

Lo primero es efectivo donde el ingreso es alto y la autoridad tributaria eficiente. En zonas subdesarrolladas su alcance es limitado por deficiencias administrativas, alta evasión y aplicación arbitraria, que causa injusticia, despierta inconformidad y resentimiento, recorta el ingreso familiar y coarta la inversión.

Lo segundo consiste en subsidios, que no solucionan el problema, lo encubren, pero son apreciados por políticos porque les abonan popularidad y acallan su conciencia. Asignar donativos es limosna encubierta. Lo efectivo es echar a andar proyectos de superación personal y empleo productivo, no indulgencia ni caridad asistencial.

"La pobreza tiene profundas raíces sociales y el sistema político se ve restringido. […] Por ser así, la cura de la pobreza más prometedora —aunque también la más difícil— consiste en proveer oportunidades crecientes de obtener ingresos adecuados, mejor que en recapturar y redistribuir ingresos después de ser percibidos," escribe Johnson.[426]

Esta recomendación encaja en arcaico adagio chino: es más humanitario enseñar a pescar al hambriento, que regalarle pescado. No significa que se cancele el gasto social, pero proporcionarlo en casos justificables, a cambio de contraprestaciones y de manera temporal: mientras se capacita a la gente y ésta consigue trabajo.

Las medidas indirectas consisten en crear fuentes de empleo, contener inflación y elevar productividad, asociadas a los puntos 6 y 7.

La función 9. Proveer bienes públicos y servicios básicos involucra rubros que el Estado ha de operar por su magnitud, importancia estratégica o seguridad nacional, como infraestructura, servicios comunitarios e industrias básicas, que trato en Décima parte.

La función 10. Coordinar relaciones internacionales se aboca a establecer ambiente idóneo para entablar contactos con otras naciones, defender y hacer respetar independencia y soberanía.

En el esquema proteccionista los gobiernos restringen el intercambio mediante barreras aduanales y arancelarias, devaluación monetaria y control de cambio de divisas. En el liberal la actividad estatal se concentra en allanar camino a las operaciones con el exterior; vigilar y procurar que los socios comerciales cumplan compromisos adquiridos; concertar políticas coordinadas o integradas; convenir ayuda mutua, y buscar congruencia entre políticas internas y las aplicadas a operaciones entre países.

Estos deberes han de instrumentarse con programas correspondientes a las tres fases de planificación consignadas en Capítulo 16: estructural, estratégica y táctica, eslabonadas en forma sistémica integral.

¿Qué tamaño debe tener el Estado para cumplir sus tareas? Es cuestión en que jamás habrá acuerdo.

En sociedades con marco cultural vasto, estructura económica robusta y alto bienestar-bienser son pocas las atribuciones directas del gobierno en economía. Su papel central es vigilar, orientar y brindar apoyo, salvo en situaciones críticas.

Las áreas subdesarrolladas tienen demasiadas carencias, cuya solución no corresponde a particulares, quienes no pueden o no desean buscarla. Por ende, el Estado debe participar en el grado que sea preciso, según necesidades y disponibilidad de recursos. Se debe definir su tamaño según necesidades y evaluar sus acciones con la razón costo/beneficio para la colectividad.

Los gobernantes procuran desempeñar su misión lo mejor que pueden. Su deseo se frustra cuando carecen de política de Estado apropiada, de aptitudes personales, de instituciones adecuadas y de sistema nacional de planificación. Para cumplir sus responsabilidades tienen que corregir esas deficiencias y esmerarse en que el Estado sea inductor de progreso económico, que cristalice en bienestar-bienser colectivo, más que actuar como benefactor.

62. Generación de excedente

Lo primero que se antoja para impulsar una economía es inyectarle capital. Va de la mano de voluntad de economizar y acumulación de conocimientos. Son las tres causas inmediatas del crecimiento, según Lewis, examinadas en Capítulo 26.[427]

La fuente más sana de financiamiento es el ahorro interno, convertido en capital. Baran condiciona: la "inversión neta puede efectuarse únicamente si la producción total de la sociedad excede a lo que usa en su consumo corriente y en reparar el uso y el desgaste causados en las instalaciones productivas empleadas. […] El volumen y la naturaleza de la inversión neta que se efectúa en una sociedad en un tiempo dado, depende del tamaño y del modo de utilización del excedente económico generado." [428]

Una economía subdesarrollada tiene escasa capacidad para crear excedente; además, no lo aprovecha de manera cabal, pues se merma por consumo excesivo de clases opulentas; trabajadores improductivos; organización dispendiosa e irracional del aparato productivo, y desempleo, especifica.[429] Añado costo excesivo de administración pública, ineficacia gubernamental, corrupción y criminalidad.

Todos son congénitos en México, tonificados por las prácticas desarrollistas que incubaron ambiente propicio al derroche y engrandecidos por el desorden de la adaptación a la globalidad.

El avance de este país, como todo subdesarrollado, está supeditado a acumular excedente económico y canalizarlo a sectores dinámicos, con cobertura y fuerza suficientes para modernizar actividades tradicionales, reconvertir las obsoletas e informales, dar empleo a la creciente fuerza de trabajo y diluir incongruencias regionales y sectoriales. No se da de manera espontánea: hay que inducirlo con acciones predeterminadas, especificadas en el plan y sus programas, según características, motivaciones y capacidades de cada región y sector. Tampoco se consigue de manera equilibrada ni en poco tiempo. Los adelantos son graduales, apenas perceptibles. Hacen falta voluntad, paciencia y empeño para superar obstáculos, retrasos e interrupciones.

En el proteccionismo el paradigma es crecer hacia dentro: producir para el mercado local e impedir la competencia externa. En el globalismo se busca crecer hacia fuera: hacia el mercado mundial y aprovechar los beneficios de integrarse a él. Lo racional es conjugar ambas alternativas, según capacidades y posibilidades, como lo hacen China, naciones del sudeste asiático e India, cuyo avance es notable.

Los países poderosos generan vasto excedente, por tener infraestructura robusta y capital abundante, sumados a cultura, vocación y talento empresarial, ingredientes de la voluntad de economizar, que impulsa su aparato productivo. Las dos manos que conducen la economía son eficaces y la conducen por la ruta del progreso.

Los segmentos modernos de México y naciones emergentes esbozan tendencia parecida, embrionaria, liderados por corporaciones trasnacionales. Pero una economía subdesarrollada opera de manera anárquica y deshilvanada, con pesado lastre de los sectores tradicional, obsoleto y subterráneo, oneroso en términos de productividad, ingreso nacional, excedente económico y bienestar-bienser. La globalización acentúa desequilibrios estructurales y regionales y ensancha la brecha riqueza/pobreza, por razones expresadas en varios pasajes.

Para engordar el excedente Baran recomienda utilizar recursos no aprovechados; organizar la economía para elevar productividad; reemplazar plantas y equipo obsoletos o desgastados, y ampliar instalaciones productivas.[430] Aconseja que el gobierno lo instrumente. Empero, las experiencias desarrollistas y socialistas demuestran que el estatismo es ineficaz, auspicia burocratismo y aniquila la iniciativa personal.

Lo recomendable es que la mano visible del gobierno establezca condiciones idóneas y proporcione orientación y lineamientos, para que la otra mano, la del mercado, consiga los resultados más beneficiosos posibles con el monto dado de medios. El funcionamiento libre de mercados genera inercia que las autoridades deben inducir y encauzar en beneficio de sus pueblos.

El liberalismo otorga a sociedades rezagadas flexibilidad de acción que no tenían hace medio siglo. Al abrir sus fronteras alientan la iniciativa individual; aprovechan la movilidad internacional de factores: crean o expanden ventajas comparativas y utilizan sus recursos con más racionalidad —o menos insensatez. Les brinda capacidad para generar excedente y cerrar fisuras. Con ello les facilita lograr resultados satisfactorios. Atención: digo facilita, no asegura ni garantiza, pues no es varita mágica. Lo crucial es prever, organizar y trabajar con ahínco.

Lo dicho es impensable en un intervencionismo autoritario, donde el Estado monopoliza todo, requiere cuerpo gubernamental gigantesco que entorpece administración y control; las empresas son dirigidas por políticos incompetentes; se soslayan eficiencia y eficacia, y se dilapidan recursos. La economía se opera sin enfocarse al mercado, por lo que se ofrecen bienes y servicios de pésima calidad, a precios altos, en volumen insuficiente o excesivo y con distribución defectuosa. Se observó en México varios años, como describo en Capítulos 27-28, supra.

En el esquema liberal las empresas tienen que organizarse conscientemente para sobrevivir, acicateadas por feroz competencia, que las impele a ubicar los factores donde son más redituables, en sectores de mayor dinamismo y relocalizar actividades conforme a ventajas comparativas. El inconveniente es que si no se planifica ocasiona desempleo, desplaza factores y concentra el ingreso.

Los gobiernos son impotentes para romper círculos perversos de miseria en zonas paupérrimas, porque prevalecen leyes, normas, instituciones, hábitos, intereses y circunstancias que entorpecen la modernización y por actuar en forma instintiva, anárquica e imprevista.

No pueden mantenerse igual: tienen que ordenarse a partir de reformas estructurales y sistemas de planificación, formulados desde dentro, de acuerdo a sus potencialidades, tan estrictos como lo dicten necesidades y recursos, para después liberar gradualmente, a medida que haya avances significativos, fundados en plan que permita crear excedente, localizarlo y dé lineamientos para su uso racional y equitativo.

Todo gobernante está obligado a administrar bien a la nación que se le confía y a coordinar las fuerzas de ambas manos. En eso consiste el buen gobierno del dilema político. Es el anhelo lo mismo con espíritu intervencionista que liberal. La adaptación debe obedecer a la realidad cultural, política, económica, social y tecnológica de cada país y región, de modo que el Estado ejerza su papel de inductor del desarrollo.

63. Fuentes de financiamiento

Una nación-Estado es incapaz de satisfacer por sí misma todas sus necesidades financieras, por lo que se ve forzada a solicitar recursos fuera y destinarlos a proyectos generadores de empleo, ingreso y divisas. Lo imprescindible es no rebasar su capacidad de pago: 20% a 30% del saldo de la cuenta corriente de balanza de pagos, ya que "el progresivo endeudamiento exterior de un país que será incapaz de generar en períodos venideros superávit exteriores suficientes para hacer frente al servicio de su deuda, derivará en una cadena de problemas muy perniciosos para su economía. En general, una deuda exterior muy elevada desalentará todas las acciones del país deudor que tengan como objetivo favorecer el crecimiento económico y las exportaciones," advierten Ostos Rey et. al.[431]

Personas con alma subsidiaria porfían en que las naciones ricas deben ayudar a las pobres con dinero y condonación de deudas. Son ilusas. Un país ayuda a otro si obtiene algún provecho. EUA destina partidas generosas a naciones para que salgan de dificultades o estabilicen sus economías, por evitar que le signifiquen peligro. Terminada la segunda guerra mundial emprende Plan Marshall para reconstruir Europa, porque sería provechoso para su propio avance. En 1995 EUA otorga a México línea de crédito por 20,000 millones de dólares para que salga de su crisis financiera, porque la vecindad le da carácter prioritario.

De cualquier modo, canalizar dinero a una comunidad no garantiza su progreso. Una sociedad miserable no se renueva por recibir limosna. Una economía en ruinas no se repone porque reciba dólares o euros, que se destinan a pagar deudas, atender urgencias o abultar ahorros de políticos. Por si fuere poco, acarrea deuda externa y costos.

Baran previene: "cualesquiera incrementos pequeños en la producción nacional que pudieran lograrse con la ayuda de […] inversión occidental y con la caridad que se les otorgara, serían absorbidos por el rápido crecimiento de la población, por la corrupción de los gobiernos locales, por el despilfarro de recursos que hacen las clases dirigentes de los países subdesarrollados y por el retiro de ganancias que llevan a cabo los inversionistas extranjeros."[432] Es tan cierto hoy como hace medio siglo, cuando se escribió.

Nevin opina: "no basta con el capital, como no basta con el patriotismo. El desarrollo económico requiere mucho más que la mera aportación de capital; exige un mínimo de cualidades naturales, una fuerza de trabajo bien preparada, sana y móvil, un número adecuado de gente de empresa, ingenieros, maestros y administradores; exige también la modificación de las actitudes y de la organización social. […] En una palabra, requiere el acondicionamiento del ambiente general."[433] Es decir, requiere talento, ingrediente esencial de la competitividad.

Los Estados ricos alcanzaron su posición después de largo proceso, durante el que adaptaron gradualmente su cultura y tecnología, acumularon capital y aprovecharon las ventajas de su territorio original más el colonizado. Entre 1948 y 1951 el Plan Marshall concede 11,400 millones de dólares a Europa, donde pronto se reconstruyen las economías devastadas por la guerra, en parte gracias al auxilio, pero más que nada por su riqueza cultural, empeño y esfuerzo.

Para que la inversión rinda frutos en un área atrasada
son indispensables metamorfosis cultural, reforma de Estado y regeneración
institucional, implantados de manera científica, no espontánea
ni precipitada. Al planificador corresponde determinar objetivos, políticas,
estrategias de financiamiento y demás elementos requeridos para desarrollar
la economía, incluido el patriotismo mencionado por Nevin.

64. Adaptación a globalidad

Liberar una economía e insertarla en la globalidad no es dogma de fe que se acata por convicción. Es asunto de sensatez y conveniencia. Tampoco es bálsamo milagroso que activa el desarrollo y aleja la miseria de manera inmediata e infalible. Por lo contrario: provoca desajustes y complicaciones que exacerban el atraso.

La dialéctica histórica, de la que es imposible sustraerse, modificó la naturaleza de la actividad productiva a escala planetaria y las reglas de competencia internacional. Gobiernos, empresas y sociedades civiles han de adecuar las economías al marco real, conscientes de que rige "hipercompetencia global en los mercados internacionales y nacionales, en que los países han tenido que abrir sus economías para participar en los mercados internacionales, al tiempo que defienden sus mercados internos," afirman Villarreal et. al. [434]No se trata de doblegarse, sino de aceptar leyes naturales, respetarlas y aprovecharlas, en vez de luchar contra ellas y provocar situaciones insostenibles.

México emprende su adaptación en 1983 de modo reactivo, súbito y desordenado, impelido por grave crisis interna. El acondicionamiento es arduo y doloroso, pues al faltar el plan las fuerzas del mercado despliegan movimiento libertino —más que liberal— que patrocina confusión, desconcierto, caos, abusos, desequilibrios agudos e iniquidad social.

El impacto de acceder a la globalidad se liga a la resaca del desarrollismo. El mercado selecciona: aprueba a las empresas capaces; es implacable con las ineficientes; empuja a las eficientes y concibe nuevas, que sobreviven y crecen si se apegan a las normas. La apertura alienta importación, pues los bienes foráneos son mejores, vistosos y de menor precio, que se adicionan a malinchismo: convencimiento de que lo extranjero es mejor y brinda prestigio. Numerosas unidades incapaces de competir cierran y despiden gente.

Aún así, la planta productiva se fortalece y se incrementan producción, productividad y exportaciones, en provecho de empresas competitivas, gracias al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que abordo en Capítulo 78, infra.

González lo describe así: "el incremento del producto, la inversión, las exportaciones y la productividad responde al inusitado crecimiento de unas cuantas grandes empresas que ante la contracción del mercado interno fueron capaces de llevar adelante un proceso de reconversión productiva que les ha permitido ingresar a los mercados foráneos en condiciones competitivas. Sin embargo, ese dinamismo aún no se ha traducido en impulsos modernizadores hacia el resto de la planta productiva."[435]

Ortiz Cruz piensa que el proceso "ha tenido éxito en promover las exportaciones manufactureras, mas no necesariamente en producir un cambio profundo en la estructura productiva del sector industrial. Al menos no el cambio que tantas veces se ha manifestado."[436]

Los trastornos resaltan por haber improvisado sobre la marcha y de prisa, en vez de sustentar la reconversión en un plan premeditado y gradual, con enfoque sistémico y proyectado a plazo largo.

65. Competitividad sistémica

La especialización económica de un país se define por sus ventajas comparativas y la posibilidad de obtener economías de escala.[437]

Las ventajas comparativas derivan de la provisión de factores productivos —naturales, trabajo, capital y tecnología— comparada con la de otros países: indican qué se puede producir económicamente.

El concepto —introducido por David Ricardo[438]en siglo 18° y ampliado por Heckscher y Ohlin[439]en el 20°— resulta estrecho: se ciñe a productividad de los factores y no atiende a acontecimientos que moldean el ambiente humano.

Conviene enriquecer la teoría ricardiana con la noción ventajas competitivas, de mercadotecnia, que trasladada a la economía significa fortalezas fincadas en herencia cultural, marco político, ambiente social, modos de organización, gestión gubernamental, instituciones y forma de ser y actuar de la sociedad,[440] que proporcionan capacidades para atraer y retener inversión y mercados.

Porter las sintetiza en cuatro, expresadas en una gráfica con forma de diamante.[441]

Monografias.com

Factores productivos. Disponibilidad, monto, calidad y condición de recursos naturales; clase y estado de infraestructura; educación, destreza y actitudes de trabajadores; características del capital; tipo y aplicación de tecnología.

Planta productiva. Estructura sectorial, localización regional, especialización, capacidad, integración, condición, antigüedad de instalaciones, canales de comercialización, eslabonamientos horizontales y verticales, fortalezas, debilidades, grado de tecnificación, capacidad exportadora.

Mercado interno. Cultura, hábitos, poder adquisitivo, gustos, preferencias, disponibilidad de información, características de consumidores.

Talento empresarial. Desarrollo científico y tecnológico, gasto en investigación y desarrollo (I&D), capacidad innovadora, acumulación de conocimientos, capacidades de organización, administración, planeación, mercadotecnia y de gestión.

El núcleo del diamante es el Estado, que gobierna, planifica, coordina, orienta, vigila, supervisa y guía el destino nacional.

Los cuatro módulos y su núcleo están entrelazados en un sistema, por lo que su funcionamiento es retroalimentado por su conducta anterior y presenta retrasos, desfases, multiplicaciones y aceleraciones.[442]

La gobernabilidad y eficacia estatal son esenciales en la competitividad, la cual auspicia círculos virtuosos de desarrollo. Sus deficiencias la deterioran, por repercutir en costos; restan a las unidades productivas y al país capacidad de concurrir ventajosamente en los mercados, y deviene en círculos viciosos de estancamiento o retroceso.

La finalidad del paradigma desarrollista es promover industrias, protegerlas y asegurar su supervivencia en el mercado interno, cerrado a la competencia foránea. Se guía por ventajas comparativas e ignora productividad y competitividad.

En nuestros días "el objetivo de una estrategia de desarrollo no puede limitarse simplemente a asegurar la supervivencia de una planta productiva. […] Para que dicha supervivencia adquiera sentido histórico y social es preciso que esté fundamentada en un proceso sostenido de incremento de la capacidad competitiva del país. [Su elevación] se traducirá, en el contexto de la globalización, en una mayor fortaleza política del país y en mayores expectativas de bienestar para sus habitantes," opina González.[443]

La diferencia entre política de promoción y de generación de ventajas competitivas estriba en que la segunda se finca en "capacidad de autosustentación innovadora del aparato productivo."[444]

De Maria y Campos et. al. recomiendan "distinguir entre la política industrial a secas, concebida como política redistributiva de corto plazo por medio de subsidios, exenciones, controles a la importación y privilegios financieros y fiscales […] y la política de desarrollo industrial, orientada hacia el crecimiento de la productividad, la movilización sostenible de recursos, la formación de capacidades, el progreso científico y tecnológico y el fortalecimiento institucional."[445]

Tales asertos implican que las acciones de fomento constituyan un proceso permanente, autosostenido de introducción y fortalecimiento de ventajas competitivas, enmarcados en el sistema de planificación, para aprovechar con eficiencia los recursos disponibles, bajo el concepto de competitividad sistémica, que sustituya la corta visión de ventajas comparativas centradas en factores.

Esta noción, competitividad sistémica, sirve como modelo suplementario del diamante de Porter. Cubre el universo de elementos involucrados en la actividad productiva, cuya eficacia depende de las condiciones del sistema a que pertenece —por eso es sistémica. Se representa en una matriz que contiene escalas del sistema económico en un eje y dimensiones territoriales en el otro.[446] Cada escala se entrecruza con cada dimensión, de manera que la planificación atraviesa el sistema en su integridad, en forma lateral y trasversal. Es útil para determinar objetivos, políticas, estrategias, programas y tácticas recomendables específicas en cada combinación.

Monografias.com

Las recomendaciones contenidas en cada escala buscan precisar el esquema de gestión adecuado para hacer frente a la hipercompetencia global —así le llaman Villarrreal et. al.— con organización inteligente, producción flexible y comercialización ágil,[447] que confieran fortaleza competitiva.

Las líneas de acción en cada dimensión territorial deben definirse con participación de organizaciones civiles y empresas. En la global se especifican acuerdos intergubernamentales, coordinación y colaboración de organismos intergubernamentales (OIGs), no gubernamentales (ONGs) y corporaciones trasnacionales (CTNs).

Es trascendental la proyección supranacional. Los ejemplos de China, India y sureste asiático son ilustrativos. Viven impresionante avance porque se insertan en la economía global. "Asignaron a la política industrial la función de guiar al mercado para alcanzar en forma deliberada ventajas competitivas en aquellas áreas de especialización que tenían interés en desarrollar a largo plazo," opinan Bekerman et. al.[448] Es ejemplo que se debe imitar.

66. Economías de escala

Otro factor de especialización es economías de escala, que obedecen a la ley de rendimientos decrecientes, la cual dice: el producto medio que se obtiene al combinar montos sucesivos de factores tiende a crecer primero más que proporcionalmente a la aplicación de los mismos; luego, menos que proporcionalmente; alcanza un máximo, y a partir de allí desciende. En una gráfica su tendencia asume forma de campana.[449]

A medida que aumenta el volumen producido —escala de producción— se eleva el rendimiento cada vez en menor proporción —de allí el nombre de la ley— y se reduce el costo unitario: en esto consisten las economías.

El costo por unidad sigue tendencia opuesta: baja hasta un mínimo, a partir del cual asciende. Su curva traza una U chata.

Después del valor máximo de producción disminuye el rendimiento y sube el costo: se incurre en deseconomías de escala.

Bajo el proteccionismo las corporaciones integran procesos verticales para obtener dichas economías. Las supeditan al tamaño de la planta. En el esquema liberal se combinan relaciones verticales —de arriba abajo— con horizontales —en el mismo nivel— y diagonales —servicios a terceros— que crean vasta constelación de arreglos.

"Por un lado, las grandes empresas se han reorganizado alrededor del mundo mediante redes de actividades interconectadas; por otro, las pequeñas empresas exitosas han agregado redes con las que las agrupaciones locales se pueden comunicar," señalan Bianchi et. al.[450] Las unidades agrupadas obtienen economías de escala por aglomeración de procesos y ampliación de mercados, no por tamaño. Aprovechan ventajas de las que carecerían de manera individual y consiguen eficiencia colectiva.

"La transformación radical de las reglas de la competencia internacional no sólo modificó las relaciones de fuerza entre las unidades productivas de diferentes tamaños, sino que alteró profundamente las tendencias estructurales," comenta Casalet.[451]

En el globalismo las corporaciones no buscan crecer en tamaño, sino lograr eficiencia óptima. Para lograrlo ceden fases del proceso productivo a empresas y regiones con condiciones propicias y forman redes, formales o informales, intra e intersectoriales. Es el mecanismo actual de coordinación interempresarial, materializado como control de compañías, subcontratación y proyectos compartidos, así como licencias, franquicias y otras figuras que conceden a una o varias empresas el derecho de vender el producto o servicio de la compañía matriz, utilizar marcas, técnicas de producción o comercialización o el enfoque general de negocio, bajo normas que garanticen eficiencia y calidad uniformes.[452]

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