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Efectos de la televisión en la sociedad (página 2)




Enviado por Eduardo Haiek



Partes: 1, 2

La televisión analizada en términos
marxistas, es una mercancía audiovisual que se rige por la
financiación publicitaria mediante el audímetro,
que es el valor de
cambio. Por
ejemplo, en los anuncios, algunos valores
axiológicos son asociados con mercancías: se
obtiene X si compras (O
votas) A:

  • Maternidad —–una marca de leche

  • Masculinidad —un automóvil

  • Cultura ———una enciclopedia en fascículos

  • Buena Conciencia —– un cupón de la O.N.C.E.

  • Dignidad Ciudadana — un político convincente

ROBERT W. KUBEY, profesor de
universidad de
Nueva Jersey, hizo un estudio entre espectadores de
Norteamérica y llegó a la conclusión de que
la
televisión es el recurso más cómodo y
barato porque no presenta ideas complejas, es como si se diera el
mensaje digerido y lo que quiere el público es ver cosas
fáciles de entender, como las telenovelas.

Las telenovelas tienen una fuerte carga moral, imponen
valores de amor eterno,
recompensa de la virtud y castigo del pecado, son
como una guía para el público, les dice lo que se
debe hacer y lo que no y esto les da seguridad a la
hora de afrontar los problemas
porque tienen un modelo a
seguir.

Así, la televisión
en general carece de documentales o programas
culturales (Salvo La2 o Canal Plus). La competencia
televisiva no se basa en ofrecer programas serios no hay
preocupación por la calidad ni por el
contenido de la programación.

Volviendo a JESÚS GONZÁLEZ REQUENA, que
afirma que lo importante en la televisión es el esfuerzo
por ofrecer un espectáculo hueco para el espectador. Los
programas televisivos invitan al espectador a viajar por otros
países, a asistir a conciertos, a ver diariamente la
intimidad de una familia, etc. El
espectador sabe que no puede acceder a todo esto pero lo acepta
porque lo importante es que parezca que sí.

En muchos programas se intenta crear naturalidad mediante la
"Falsa sorpresa", el presentador finge que sucede algo imprevisto
en el guión y se sorprende. Pero es sólo un truco,
de hecho, el presentador no pretende que sea verosímil,
hay fingimiento del fingimiento de la sorpresa. El espectador lo
sabe, no se pretende que lo crea, por eso lo importante es el
esfuerzo por ofrecer un mero espectáculo al
espectador.

La televisión construye un mundo aparentemente neutro y
que supuestamente representa al mundo real. La televisión
da una visión de la vida más agradable y con menos
problemas de los que hay en la realidad, para conquistarnos. Al
estar basada en la imagen, la
televisión da demasiada importancia al físico, y
las personas que aparecen en el mundo televisivo se ajustan
siempre al canon de belleza vigente, lo cual no ocurre en la
realidad y esto crea inseguridad en
los ciudadanos de a pie. Un buen ejemplo de ello son las series
norteamericanas, que más que representar a la juventud, la
vulgarizan y simplifican, pero a pesar de ello los jóvenes
necesitan sentirse identificados con ellas.

La televisión hace que la gente se cree falsas
necesidades y esto afecta a los menos dotados
económicamente, con lo cual se frustran, porque la
televisión postula que la felicidad se consigue con el
éxito,
y el éxito significa bienestar económico y social,
y los mayores deseos de las personas son a cambio de dinero (Los
bienes
materiales).
Esto se muestra en las
series y también en la publicidad.

JESÚS GONZÁLEZ REQUENA nos habla de lo
que él llama "Irrealización del mundo". Cuando la
información del mundo exterior llega a las
casas toma un carácter imaginario, y esto es la
irrealización de los universos referenciales de la
información televisiva. Lo que pasa dentro de la casa
donde el espectador ve las noticias para
él es más real que lo que aparece en las noticias,
aunque no duda de la realidad de lo que se muestra en la
televisión. Además, al mezclarse las imágenes
del mundo real con imágenes de mundos ficticios (Las
películas), se desdibujan las fronteras entre lo real y lo
ficticio y todo queda en el imaginario.

Para LORENZO VILCHES la información política manipula el
comportamiento
cuanto menos implicado se sienta el espectador y hace que no se
dé cuenta de ello. Según las investigaciones
de MC COMBS y SHAW (1976), las personas más
activas políticamente son las que menos televisión
ven porque al verla mucho, esa actividad es sustituida por la
televisión.

Los niños y
la televisión, según las investigaciones de
SCHRAMM, LYLE, PARK (1960). Los efectos de la
televisión en los niños se empezaron a estudiar
cuando los hábitos de los niños cambiaron con la
llegada de la televisión. De las conclusiones que sacaron
en su investigación se puede decir que el
niño es un usuario precoz y que ve más horas de
televisión conforme aumenta su edad. El niño usa la
televisión según la edad, el sexo y su
capacidad intelectual. Sus gustos son: Según el sexo, los
niños ven dibujos
animados, películas de aventuras y del oeste; y las
niñas ven programas con temas amorosos y familiares y les
interesan más los problemas de los adultos. Según
la clase social,
los niños de clase obrera ven más programas de
entretenimiento y relacionados con la fantasía.
Según el nivel intelectual, los que lo tienen más
alto ven menos la televisión y son más selectivos
que los de nivel bajo y también usan otros medios.
La familia es
también un factor determinante para la selección
de los gustos televisivos infantiles.

Los niños encienden el televisor para divertirse, la
fantasía les produce placer porque se identifican con los
personajes y héroes. Los fines didácticos se
incluyen en los programas de diferentes tipos y están
encubiertos para evitar el rechazo del niño.

Para SCHRAMM la televisión también tiene
su lado positivo, porque a través de ella, los
niños conocen personajes y acontecimientos del mundo a los
que no tendrían acceso de otro modo.

La comprensión de los mensajes aumenta con la edad, van
aprendiendo a ver la televisión cuanto más la
ven.

Los niños suelen realizar otras actividades mientras
ven la televisión, como comer o vestirse y lo que mantiene
su atención es el uso de voces
infantiles, los efectos de música y sonido, el cambio
de narrador tema o escena, y los efectos especiales.

Los niños que más aprovechan los conocimientos
de la televisión y los aplican a sus juegos y su
vida, son los de clase social baja, los que viven en el campo, y
las niñas más que los niños.

PATRICIA GREENFIELD no sólo analiza los efectos
negativos de la televisión en los niños,
también ve los efectos positivos que tiene. La
televisión puede servir para el aprendizaje y
el desarrollo del
niño y a veces puede cumplir ciertas funciones mejor
que los textos escritos. Hay que enseñar a los
niños a diferenciar entre realidad y fantasía,
porque ellos no saben, piensan que todo es verdad por lo que les
influye tanto.

Los niños tienen que aprender a ver la
televisión y a descifrar los mensajes con el tiempo y la
experiencia, y esto supone un desafío mental.

Hay programas como Barrio Sésamo que son muy
beneficiosos. Por una parte, atrae la atención porque hay
muñecos y dibujos animados, y por otra parte, utiliza un
método que
hace que los niños aprendan mucho mejor, que es relacionar
el concepto que se
quiere enseñar con algo que el niño ya conoce.

Por supuesto, la televisión también tiene
efectos nocivos. Puede provocar una actitud
pasiva, pues al ser una actividad meramente receptiva no supone
ningún esfuerzo y anula la iniciativa del niño.

La televisión presenta estereotipos como los de los
diferentes papeles sexuales del hombre y
la mujer porque
limitan la percepción
de la realidad y restringe los puntos de vista.

La publicidad puede ser muy nociva para los niños
porque les manipula, las imágenes y la forma de presentar
los productos les
hace desearlos pero ellos no saben que se losa están
intentando vender y los niños exigen a sus padres que se
los compren.

En el libro "La
televisión y los españoles" de FRANCISCO JAVIER
RODRÍGUEZ
, se señalan estas cuestiones.

Muchas veces los padres usan la televisión como medio
para tener a los hijos entretenidos y así no ocuparse de
ellos, por lo que muchos niños ven la televisión
solos, lo cual es perjudicial ya que nadie les restringe la
programación. Otro error que cometen los padres es
utilizar la televisión como premio cuando el niño
obedece y prohibirle verla en caso contrario.

Se ha comprobado que la televisión es una de las causas
del fracaso escolar porque en lugar de estudiar, ven la
televisión.

El lenguaje
utilizado en los programas infantiles es pobre y tópico y
no enriquece el vocabulario del niño lo cual le perjudica
enormemente porque está en una etapa importante de
aprendizaje
del lenguaje. Además el uso de palabras malsonantes en la
televisión ha aumentado considerablemente en los
últimos años.

Hace unos años se realizó un estudio preguntando
a un grupo de
niños qué harían si se estropease su
televisor, y se obtuvieron unos resultados bastante curiosos:
aproximadamente la mitad de los niños encuestados la
arreglarían, comprarían otra, o irían a
verla al domicilio de un amigo, vecino o familiar; y la otra
mitad jugaría.

Los dibujos animados son de mala calidad y demasiados y no
contemplan aspectos de la vida como desnudos, sangre, ni
crítica
social, exceptuando Los SIMPSONS, que se emite dirigida a
los adultos. Los dibujos animados son muy rentables porque su
audiencia es muy estable y tienen un factor comercial muy
importante porque se crean productos relacionados con ellos que
se comercializan (Llaveros, muñecos, camisetas…) que dan
amplios márgenes de beneficios.

LORENZO VILCHES alude a diferentes estudios sobre el
tema, algunos de los cuales sacaban como conclusión que
los niños son violentos porque imitan lo que ven en
televisión, ya que se muestran constantemente modelos de
comportamiento y estereotipos a seguir. Así, los
niños que veían programas violentos de la
televisión e iban a acostarse inmediatamente
después de verlos, resolvían sus problemas con
agresividad.

Se llegaron a conclusiones tales como que el impacto de la
televisión debe evaluarse en el contexto de otros medios y
en el contexto de la vida del niño tanto en su casa como
en el colegio. Una hipótesis no muy apoyada dice que la
violencia que
se muestra no es real, ni por la cantidad ni por el tipo de
violencia, lo que explica el efecto catártico de la
violencia.

En estudios de los años sesenta y setenta se afirma que
puede haber una relación entre la violencia televisiva y
la violencia en la sociedad pero
esta influencia siempre depende de factores tan importantes como
el sexo, la edad, el nivel económico, la agresividad de la
persona, y la
situación social.

La publicidad.

La publicidad se analiza como necesaria y propia de una empresa para
financiarla, y por tanto también de la televisión
como empresa que es,
en el libro "La televisión y los españoles".

La publicidad puede ser positiva cuando es de calidad y se
realiza con rigor. Según algunos experimentos, la
influencia de la publicidad es menor de lo que se cree porque las
reacciones de los espectadores cuando hay anuncios son, en un 60%
dejar de prestar atención a la televisión, en un
20% salir de la sala, y en un 10% hacer zapping.

Según una agencia francesa, los países donde hay
más publicidad son Italia Reino
Unido y España. La
media de exposición
diaria a la televisión en los países europeos es de
3 horas y 20 minutos, lo que contrasta con la hora y 40 minutos
de televisión que ven los finlandeses al día. Por
tanto la exposición a la publicidad es proporcional al
tiempo dedicado a ver la televisión.

La publicidad hace que compremos bienes materiales y con eso
creemos superar nuestras frustraciones, problemas e
insatisfacciones. La publicidad hace que creamos que necesitamos
adquirir algún objeto y que vamos a conseguir elevar
nuestro nivel de vida y ser más felices.

La mujer se utiliza
en la publicidad como objeto sexual y es muy rentable para los
intereses publicitarios, degradando habitualmente la imagen
femenina.

La perspectiva de
Gerbner

La comunicación de masas tiene una gran
influencia porque tiene un carácter normativo, crea un
marco referencial común y la publicación es
homogénea con lo que hay una transmisión de
ideología al conjunto de la sociedad con
las ventajas y peligros que ello implica.

Se puede decir que la televisión sustituye con
éxito a la función
antes realizada por la religión en otros
tiempos, cumple la tarea de homogeneización porque sus
representaciones del mundo son fáciles de entender y la
exposición a ella es ritual, incluso mayor que en otros
tiempos a la misa.

Las funciones de los medios son: constituir y mantener
públicos; construir perspectivas comunes de pensamiento y
acción;
organizar y extender conocimientos compartidos; crear bases para
la interacción entre grupos cuyas
acciones
aisladas y distintos intereses no sean disfuncionales para
mantener el statu quo.

GERBNER ha analizado principalmente la violencia en la
televisión y otros temas importantes como los roles
masculino y femenino y las minorías, el mundo de las
ocupaciones, la familia, la ancianidad y la muerte.

En cuanto a la demografía, la representación de la
sociedad no corresponde con la realidad, está
estereotipada y contiene una ideología específica.
La acción suele ser desempeñada por hombres
solteros blancos de clase media-alta de mediana edad. En cuanto a
las ocupaciones, casi todos son profesionales (Médicos,
abogados, hombres de negocios), o
agentes de la ley.

El protagonismo del hombre, entonces, es tres veces mayor al
de la mujer y el número de jóvenes y ancianos que
aparecen no se corresponde con el número real.

En cuanto a las clases
sociales aparecen mucho más representadas que las
bajas y la clase media está sub representada. La
mayoría de los personajes tiene cargos profesionales
directivos o de alto estatus.

En cuanto los roles masculino y femenino la visión de
las características que se les asocian es totalmente
convencional y muy degradante respecto a la mujer.

La mayoría de las mujeres aparece por un interés
romántico o familiar. Los hombres tienen papeles
profesionales y las mujeres son amas de casa o tienen un papel
subordinado al del hombre, y cuando la mujer se apropia del papel
profesional del hombre tiene problemas emocionales o se deteriora
éticamente. Un tercio de los hombres ha estado casado
o va a hacerlo, mientras que dos tercios de las mujeres
está casada, a punto de hacerlo o involucrada en
algún tipo de relación sentimental.

Las ocupaciones normales de la mujer son: enfermera,
secretaria, presentadora, criada o modelo, lo que confirma su
carácter secundario de actividad en la sociedad. La
personalidad que se le atribuye a la mujer es ser atractiva,
sociable, tierna y pasiva, mientras que el hombre
está relacionado con el poder, el
talento, la racionalidad, y la estabilidad.

La violencia: la mitad de los protagonistas se ven implicados
en episodios de violencia y el 10% en muertes. Más del 90%
de los programas infantiles incluye violencia. Los representantes
de la ley y el orden son un 20% en la televisión, mientras
que en el mundo real es un 1%, y aparecen en los programas de
mayor audiencia.

El ejercicio de la violencia no es indiscriminado, y tanto los
agresores como las víctimas responden a un estereotipo.
Los grupos sobre los que se cierne la violencia son las mujeres,
los extranjeros y personas de razas diferentes a la blanca y las
personas de clase alta o baja, en los extremos de la escala social.
Todo esto constituye un subsistema de valores de la
televisión, es una forma implícita de propaganda que
nos influye sin que nos demos cuenta.

GERBNER estudia el tema de la victimización y
analiza la influencia de las percepciones del público
según los hábitos de exposición. Aunque es
consciente de que la influencia puede variar dependiendo de
variables
personales, sociales y culturales, si se controlan esas
diferencias el efecto de exposición a la televisión
es el mismo. La tesis de
GERBNER es que el resultado de la exposición a la
violencia televisiva es el aumento de la impresión de que
se vive en un entorno social mezquino y peligroso (Y no el
aumento de las conductas agresivas en los individuos). Las
consecuencias a la exposición a la violencia reiterada son
las siguientes:

Sensación exagerada en el individuo de
peligro y vulnerabilidad. Esto aumenta si se es un consumidor "Duro"
(Más de cuatro horas diarias) en comparación con el
consumidor "Ligero" (Menos de dos horas diarias).

Aumento de la demanda de
protección colectiva. Si la gente teme por su seguridad le
parece bien que se implanten medidas legales duras y que aumenten
las atribuciones de los agentes del orden en su represión
de los delincuentes.

Los resultados de las encuestas
confirman estas suposiciones ya que los consumidores "duros"
piensan que hay más personas en el mundo real con trabajos
relacionados con la justicia;
piensan que hay que tener cuidado con los desconocidos; y se
consideran víctimas potenciales de los delitos.

En otra encuesta
realizada a adolescentes
se obtuvieron estos resultados:

  • Los consumidores "Duros" sobrestiman el número de
    personas implicado en episodios violentos y el número
    de delitos graves que se cometen, más que los
    consumidores "Ligeros".

  • Los consumidores "duros" piensan que es más
    peligroso salir de noche que los "Ligeros", especialmente las
    mujeres. Más consumidores "Duros" que "Ligeros"
    piensan que los agentes del orden usan habitualmente la
    violencia en su trabajo

  • Los consumidores "Duros" tienden más que los
    "Ligeros" a desconfiar de los demás y a pensar que la
    gente es egoísta por naturaleza.

En definitiva, las pruebas
empíricas parecen demostrar las hipótesis de
GERBNER y su grupo.

La televisión y las actitudes
políticas: los valores
que se presentan en la televisión son claramente
conservadores, y no se representan todas las ideologías
por igual. Por ejemplo, se suele representar gente de clase
media, con lo que los espectadores tienden a identificarse con lo
que hacen y lo que piensan, las minorías y los marginados
como las mujeres, los jóvenes, los ancianos, y la personas
de otras razas apenas si están representados, a diferencia
de los hombres de mediana edad con poder adquisitivo; y tampoco
aparecen tendencias de pensamiento o conductas no convencionales.
Al ser discriminados por no aparecer, las minorías y
marginados, también son discriminados en la conciencia de la
gente en cuanto a sus derechos. La
representación reiterada de la violencia hace que la gente
desconfíe del medio social y se crean reacciones de
ansiedad o tendencias represivas.

GERBNER se centra en tres cuestiones:

  • La falsa conciencia: la dominación de unas clases
    por otras se ve facilitada porque las clases dominadas
    interiorizan las normas y valores ajenos a su vida real
    gracias a los medios, lo que favorece la dominación.
    La televisión facilita la expansión de las
    posiciones de clase media.

  • La televisión no usa un tono neutro en realidad hay
    una renuncia a la utopía y un regreso a los valores
    retrógrados, disfrazados de realismo.

  • La televisión hace que en la sociedad haya un
    proceso de reestructuración de la conciencia de clase
    que hace que se limen los conflictos entre grupos con
    intereses enfrentados. Las personas de clase trabajadora, si
    son consumidores "Duros", se identifican más con la
    clase media.

La moderación de los mensajes de la televisión
es engañosa porque se espera que la gente tenga posiciones
más tolerantes con esta supuesta moderación, pero
en realidad es todo lo contrario. GERBNER estudia el
racismo en grupos
de consumidores "Duros" y de consumidores "Ligeros" según
su tendencia política (Liberales, moderados y
conservadores). Llegó a comprobar que la alta
exposición a la televisión no aumenta la tolerancia de los
conservadores y sí aumenta el conservadurismo de los
liberales.

Analiza las actitudes hacia la integración
escolar de los individuos de otras razas y de las residencias
y matrimonios mixtos y demuestra que entre los liberales, los
consumidores "Duros" son más racistas que los "Ligeros"; y
que todos los consumidores "Duros" se oponen a esta integración, mientras que los liberales
llegan a igualarse a los conservadores.

Lo mismo ocurre al estudiar las actitudes hacia temas sociales
importantes como el aborto, la
homosexualidad
y el uso de drogas
blandas. Ver mucha televisión endurece las posiciones
hacia estos temas, en general y no suaviza las posturas de los
conservadores.

Opinión
personal

Después de leer, reflexionar y elaborar este trabajo, he
llegado a la conclusión de que la televisión,
debido a su influencia y a su capacidad para llegar a todos los
públicos, es un medio de comunicación cuya
manipulación entraña no pocos peligros. En primer
lugar, todas las ventajas que hipotéticamente se le
podrían atribuir son claramente infrautilizadas en las
emisiones reales. Su papel educativo es casi inexistente, y los
creativos lo confunden en demasiadas ocasiones con una
función moralizante o unificadora (En el sentido de anular
las características individuales del pensamiento de cada
uno).

Por otro lado, me niego a creer que estos creativos no sean
conscientes de la influencia y la capacidad que tienen para crear
o modificar la reacción de la opinión
pública. Siendo completamente conscientes de ello,
insisten en presentar parcialmente la realidad, empobreciendo los
contenidos y desinformando, más que informando, al no
exponer los hechos o conceptos desde un prisma más amplio
o unas referencias más completas e imparciales.

Sin ir más lejos, con la excusa de representar la
realidad, se reproducen estereotipos en algunos casos sangrantes,
como es el grave perjuicio que se infiere a la imagen de la
mujer. La fémina es constantemente degradada, tanto en la
publicidad como en las emisiones en que se reduce su presencia a
mero objeto ornamental, salvo honrosas excepciones. Dado el
carácter visual del medio, parece que es la belleza
física el
único criterio aplicable a la hora de representar mujeres
válidas, relegando la valía personal a un
plano secundario por no decir irrelevante. Se produce entonces un
conflicto,
pues la excusa de representar la realidad sumada a la influencia
y a la capacidad moralizante, es difícil discernir si esta
degradación es origen del trato que la mujer recibe en la
televisión o en la vida real, pero en cualquier caso, no
se puede negar que la emisión de estos roles
estereotipados favorece la perpetuación de los mismos, y
que éstos se consideren como normales a los ojos del
espectador poco crítico.

Otro aspecto preocupante es el mal uso del lenguaje en este
controvertido medio. Los errores habitualmente cometidos por
individuos supuestamente cualificados, hace que el espectador
caiga en las hiper correcciones, agravándose el problema y
llegando al punto en que el espectador se sume en la
confusión, sintiéndose incapaz de discernir si un
uso es correcto o no. Un ejemplo de ello sería el
"Queísmo", originado al querer evitar a toda costa el
"Dequeísmo".

Respecto al BOOM de violencia de que estamos siendo testigos,
me resulta difícil culpar a la omnipresente
televisión de forma exclusiva. Es cierto que vivimos en
una sociedad violenta, la violencia como uso inadecuado de la
agresividad natural del ser humano se transmite de padres a hijos
de forma similar al lenguaje, los hábitos alimenticios o
de aseo, así como otros muchos recursos con que
enfrentarse a la vida. Cuando se culpabiliza ingenuamente a la
televisión de ser causante de la violencia infantil, se
están subestimando factores familiares, propios del
individuo y de la comunidad en
la que vive. Pero esto no me impide acusar a la televisión
de utilizar la violencia gratuita como forma de crear
interés, dar acción a una trama o proporcionar
lucimiento a ciertos individuos y a sus musculosas
anatomías. La violencia, como realidad cierta y presente,
debe ser representada, pero no gratuitamente ni con las
intenciones con que actualmente se hace. Estas mismas pautas
deberían aplicarse a temas conflictivos como las drogas o
aparentemente triviales como las inquietudes juveniles, tan
habitualmente estereotipadas.

Bibliografía

Vilches, Lorenzo. La televisión. Los efectos del bien y
del mal. Paidós. Barcelona, 1993

Roda Fernández, R. Medios de
comunicación de masas. Su influencia en la sociedad y
en la cultura
contemporánea. C.I.S. Madrid,
1989

Rodríguez, Francisco Javier. La televisión y los
españoles. Paraninfo, 1992

Greenfield, Patricia. El niño y los medios de
comunicación. Morata. Madrid, 1984

González Requena, Jesús. El discurso
televisivo: espectáculo de la posmodernidad.
Cátedra. Madrid, 1988.

 

 

 

 

Autor:

Eduardo Haiek

ELHAIEK®2009 – UNLaR –

LA RIOJA – ARGENTINA

Partes: 1, 2
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