- El origen
del ser humano - La
especificidad del ser humano - La
génesis social del ser humano - El
dinamismo de la socialización - La
tradición - Ante la
diversidad cultural - La
acción - Trabajo
e interacción - Individuo y
sociedad - La
organización de la sociedad - El
Estado liberal - El
Estado socialista - El fin
de la democracia - El
triunfo de la igualdad - Revolución
comunista
El origen del ser
humano
Al ser humano siempre le ha interesado conocer de donde viene,
entre otras cosas porque para saber qué es y a
dónde puede ir es importante conocer cuáles son sus
orígenes.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, surgió la idea
de que el ser humano procede evolutivamente de especies animales
antropoides; los más parecidos al ser humano son los
clasificados en la familia de
los póngidos (gibón, siamán,
orangután, chimpancé, gorila.) quienes, junto con
los homínidos, forman la superfamilia de los hominoides o
antropoides. Y de los homínidos, la única especie
viviente es la del ser humano, Homo sapiens.
Aunque no se ha determinado cuál fue el último
antepasado del Homo, sí se han encontrado abundantes
restos fósiles del denominado eslabón perdido, que
permiten reconstruir el proceso
evolutivo hasta llegar a la forma actual de ser humano. En este
proceso, denominado hominización, se han identificado
distintas especies, de modo que el Homo sapiens surgió
hace unos 100.000 años en África y
Oriente medio y hace unos 40.000 en Europa. Era
nómada y vivía de la caza, pero comenzó a
practicar también la ganadería
y la agricultura;
fabricaba armas e
instrumentos, como hachas y cuchillos de piedra; utilizaba ropa
cosida y se adornaba, enterraba y trataba a los muertos con
reverencia, y produjo diversas obras de arte (Altamira,
Lascaux.)
En un nuevo proceso denominado humanización, el hombre se
independiza progresivamente de la presión
natural del medio porque se adapta a él no sólo
biológicamente, esto es, actuando condicionado por su
estructura
fisiológica, sino también a través de un
mundo de cultura que
él mismo crea y le hace ser como es.
La especificidad
del ser humano
Una manera útil de descubrir la especificidad del ser
humano consiste en comenzar comparándolo con los animales
y determinar las semejanzas y las diferencias que existen entre
ellos.
Desde un punto de vista genético y bioquímico,
no hay grandes diferencias entre el ser humano y los antropoides,
incluso el numero de cromosomas es muy
parecido. No obstante, las diferencias anatómicas son muy
significativas y probablemente fueron favorecidas por la selección
natural (reducción tamaño dientes, habilidad
precisa en manos, posición erguida, desarrollo
cerebral.)
Respecto al comportamiento, el ser humano tiene los rasgos
propios de la vida animal puesto que goza de independencia
respecto al medio y de control
especifico sobre sí, pero además goza de capacidad
de simbolización, lo que supone una comunicación mediante símbolos y no solo mediante signos
naturales (el animal simbólico de Cassier); de vivir en la
realidad, puesto que nuestra inteligencia
nos permite captar las cosas como realidades, como algo distinto
a nosotros pero en relación con nosotros (el animal de
realidades de Zubirri); del sentimiento del propio cuerpo, desde
donde obtenemos noticia de mi existencia, situación,
impulsos, pretensiones, limitaciones y poder,
conocimiento
que, irremediablemente, conlleva un sentimiento, una toma de
conciencia, de
ahí que al hacernos cargo de la realidad a la vez que
percibimos por los sentidos
quedamos sentimentalmente afectados adquiriendo un tono vital
determinado y nos sentimos impelidos a actual voluntariamente de
una forma y no de otra; de la apertura al mundo, ya que el ser
humano por su inteligencia es capaz de entender cosas que
están más allá de la situación en que
se encuentra en el espacio y en el tiempo, y por
su voluntad es capaz de quererlas, y es por eso que no
está encerrado en su medio vital como en animal, sino que
se halla abierto al mundo, entendiendo por mundo el medio que
transformamos mediante la acción,
dotador de sentido al conocimiento, que a su vez nos modifica;
del libre albedrío, puesto que el ser humano es el
único animal capaz de decir no a la satisfacción de
sus apetencias instintivas y de elegir el futuro; de la
inconclusión, puesto que el ser humano nunca está
concluso sino que, al contrario, siempre siente el deseo del
más (animal de promesas de Nietzsche);
del ensimismamiento, porque el ser humano tiene un sí
mismo desde el que es capaz de orientarse y regir sus acciones
forjando sus ideas y proyectos, de
ahí que las personas que no planean la vida desde
sí mismas sino que son dirigidas por contextos
circunstanciales externos o por los demás en realidad han
abandonado su ser personas; y de la capacidad de imaginar y
razonar, puesto que la fantasía es la capacidad innovadora
que nos permite proyectar ordenadamente a través de la
razón (animal fantástico de Ortega y
Gasset).
Página siguiente |