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El Yoga y sus orígenes (página 2)




Enviado por Edgardo Caramella



Partes: 1, 2

Al trascender la noticia de ese irresponsable saqueo al
patrimonio de
la humanidad, el mundo empezó a ser consciente de la
existencia de otra cultura
fundacional en la historia de la
civilización, muy anterior a lo conocido hasta el momento
en la llamada India Antigua.
Algunos arqueólogos tomaron parte activa en la
situación y constituyeron comisiones de investigación arqueológica.

En 1920, John Marshall, R. D. Banerji y otros
arqueólogos, dieron comienzo a las excavaciones, que en
poco tiempo
permitieron la exhumación parcial de dos grandes ciudades
de época muy remota, Harappa y Mohenjo Daro,
caracterizadas por poseer una prodigiosa planificación urbana, sin
comparación con otras poblaciones de la época.

En 1946, otro investigador arqueológico, sir Mortimer
Wheeler, confirmaba los hallazgos realizados por los
investigadores que lo precedieron y revelaba que, de acuerdo con
los esqueletos encontrados en los cementerios, se puede deducir
que el tipo racial de los habitantes del Indo permaneció
estable durante unos 2.000 años.

Ya en Lothal, encontrada en 1953, se puede observar en uno de
los cementerios, al exhumar tumbas que corresponden a
épocas más modernas, una modificación en las
formas de los cráneos, con respecto a los de las tumbas
más antiguas.

La estatura de los adultos variaba entre 1,60 y 1,70 m y lo
que es de interés es
que la edad de muerte era
entre 20 y 40 años, con un promedio de treinta años
para la mayoría. Esto nos indica que, a pesar del confort
y las buenas condiciones de vida, la muerte se
producía a edades muy tempranas.

En las tumbas se han encontrado gran cantidad de sellos de
esteatita, del mismo tipo de los que también fueron
descubiertos en ciudades de la Mesopotamia,
lo cual indica una importante actividad comercial de la
época. En su mayor parte son cóncavos y de una
variedad de piedra blanda que permite ser tallada. Reproducen
imágenes de búfalos, toros, tigres,
rinocerontes y serpientes, denotando una fuerte presencia de la
naturaleza
selvática en la vida y las costumbres de aquellos
pobladores.

Hasta la actualidad no se ha podido establecer con total
seguridad para
qué se utilizaban esos sellos, pero la opinión
más aceptada es que se colocaban en las bolsas con las
cuales se transportaba la mercadería a otras regiones.

Otros datos fueron
aportados por figuras talladas en piedra o construidas en bronce,
que ilustran sobre cómo era la sociedad de la
época y sus formas de expresión. Se destacan las
tallas con forma de mujer,
representada por ejemplo a través de la opulencia de la
madre, típica de las civilizaciones agrarias, o bien de
mujeres embarazadas.

Una figura muy representativa del arte de la
época es la danzarina de bronce. Una bailarina en actitud
provocativa y que da muestras de gran seguridad, totalmente
desnuda y adornada con collares y brazaletes.

A diferencia de la estatuilla de la bailarina realizada en
bronce, las imágenes de terracota muestran mujeres menos
esbeltas, con grandes y pesadas joyas y el cuerpo cubierto por
pequeñas faldas.

Todos esos hallazgos son prueba de una sociedad matriarcal que
rendía culto diario a la Shaktí (energía,
fuerza, y por
extensión, compañera o esposa).

Ese estilo de vida
o forma de comportamiento
de característica matriarcal, sensorial y no represora es
la filosofía comportamental denominada
tántrika o tantrismo. Se la conoce más
popularmente como Tantra, pero si bien este nombre es aceptado,
Tantra designa, en realidad, los textos que exponen el
tantrismo.

Sin duda alguna, nos encontramos ante una civilización
muy evolucionada, sensible y principalmente inclinada a las
artes.

Entre los restos de imágenes y estatuillas se puede
apreciar la imagen de un
personaje arquetípico que representa a Shiva, el creador
del Yôga. "No hay duda de que tenemos aquí al
prototipo de Shiva, en su tarea de señor de los animales salvajes
y príncipe de los yogis." nos dice Stuart Piggot en su
libro
Prehistoric India.

También se encontraron reproducciones de seres humanos
sentados con las piernas cruzadas, en la clásica
posición de estar practicando Yôga.

Estos y muchos otros elementos permiten comprobar
fehacientemente la antigüedad del Yôga, y que esta
filosofía era uno de los conocimientos que formaban parte
del patrimonio
cultural de la antigua Civilización Harappiana.

Derribando
mitos

Una de las mayores contribuciones

de la civilización del Indo es la del
Yôga.

S. R. Rao, Lothal and the Indus
Civilization

Si hoy hiciéramos una encuesta entre
grupos
diversos de personas, descubriríamos que existe un gran
desconocimiento y muchos prejuicios con respecto al
Yôga.

Ante la pregunta ¿qué es el
Yôga
?, encontraremos diversas y descabelladas
opiniones: una gimnasia suave
para ancianos, una práctica para relajarse, un método
terapéutico, una religión, un grupo que
ostenta frívola felicidad, y otras variadas e inefables
opiniones.

Trataré de comenzar explicando que esta
filosofía no es nada de lo que se enumera en el párrafo
anterior, para después exponer más detalladamente
de qué se trata en verdad.

No podemos catalogar al Yôga Antiguo como
gimnasia, dado que nació hace más de 5.000
años, mientras que la gimnasia empezó a ser
practicada por los griegos siete siglos antes de Cristo. La
palabra gimnasia procede del vocablo griego
??µ?as?a (gymnasía), que alude a la acción
de ejercitar el cuerpo físico al desnudo. Su
práctica sigue otra metodología y contiene otra propuesta.

No podemos pensar que fue un método concebido para
ancianos, porque en aquellos tiempos el promedio de vida
de los pobladores no superaba los treinta años de edad.
Esto ha sido confirmado por los restos humanos encontrados en las
exhumaciones de tumbas de Harappa y Mohenjo Daro realizadas por
los arqueólogos. En consecuencia, no podría haberse
creado un sistema para una
edad que no existía.

No se trata de una práctica para relajarse,
sino todo lo contrario. Las técnicas
que esta filosofía utiliza están concebidas para
producir un gran incremento de energía y vitalidad en el
practicante. El Yôga Antiguo siempre estuvo asociado a tres
conceptos principales: fuerza, poder y
energía, y nunca a calma, paz y tranquilidad, como es la
creencia en Occidente. Es el incremento de energía el
motor que
generará la evolución.

No es una terapia. Sin desconocer que se trata de una
metodología que mejora la salud en un todo, debemos
aclarar que originalmente no fue concebida como terapia sino como
filosofía de autoconocimiento.

El propio Pátañjali, codificador del Yôga
clásico, en su obra Yôga Sútra, nos
indica la enfermedad como uno de los principales
obstáculos para alcanzar la meta propuesta
por el Yôga. (Los nueve obstáculos son las
dispersiones de la conciencia
causadas por: enfermedad, apatía, duda,
negligencia, indolencia, nociones erradas, apego excesivo al
placer, volubilidad y fracaso en una etapa).

La buena salud es condición necesaria para obtener la
estructura que
permita al practicante avanzar hacia estados superiores de
conciencia. Esto no justifica que se indique practicar Yôga
como terapia. La natación y
otras disciplinas también mejoran la salud, y sin embargo
no por ello son calificadas como actividades
terapéuticas.

No es una religión, ya que no tiene dogmas de
fe; es filosofía totalmente práctica, sin teoría.
Los conceptos teóricos surgen de otras filosofías
con las cuales forma el llamado linaje o estirpe. Esta antigua
tradición surgió en un período en que no
había religiones
institucionalizadas. El 1946, el arqueólogo Sir Mortimer
Wheeler confirmaba: ".mientras en otras civilizaciones las
riquezas eran utilizadas para construir templos magníficos
para los dioses, palacios y tumbas para sus reyes, y el resto de
los pobladores debía vivir en condiciones muy precarias y
poco confortables, en el Valle del Indo el cuadro es totalmente
diferente y se puede observar que las más bellas estructuras
son las que fueron construidas para el uso de los
pobladores."

En aquel tiempo el hombre era
naturalista y entendía la vida como un fenómeno de
la propia naturaleza. Su interpretación estaba totalmente
desprovista de misticismo.

Y qué decir de la felicidad. A pesar de que
parecería tratarse del fin supremo del hombre, como
afirma Aristóteles en su libro
Ética, las personas que manifiestan ser felices a
menudo son consideradas fútiles o frívolas. Me
resulta agradable observar en los grupos de practicantes una
clara manifestación de estar contentos con la
vida
., y no por ello desconectados de la realidad
circundante. Por el contrario, recordemos que la meta del
Yôga es la hiperconciencia, la megalucidez.

Bien, ya hemos hablado de características que no
pertenecen a esta tradición. Veamos más
detenidamente, entonces, qué es el Yoga.

Finalmente,
¿qué es el Yoga?

El Yoga es una filosofía
perfecta.

ejercida por personas imperfectas.

DeRose

Yoga es un término sánscrito y, como la
mayoría de las palabras que forman parte de esa antigua
lengua, tiene
muchos significados.

Recurriendo a una de las fuentes
más respetables, el diccionario de
Monier-Williams Sanskrit-English Dictionary, vemos que
Yôga significa integridad, integración, unión. Tiene
también otras acepciones: equipo, vehículo,
transmisión, equipamiento de un soldado, uso,
aplicación, remedio, medio, expediente, manera,
método, medios
paranormales, etcétera.

Un estado de auto
integración del hombre, consigo mismo y con las
demás formas de existencia y fuerzas de la naturaleza.

Basándonos en el Léxico de Yôga
Antiguo
, de Lucila Silva, vemos que existen definiciones
diversas de acuerdo con el enfoque utilizado:

Definición erudita: Yôga es la supresión
de la inestabilidad de la conciencia (yôgash chitta
vritti nirôdhah
). Pátañjali,
Yôga Sútra, I, 2.

Definición popular: Yôga es una filosofía
de vida, filosofía práctica que busca el
autoconocimiento y la calidad de
vida.

Definición técnica: Yôga es cualquier
metodología estrictamente práctica que conduzca al
samádhi, estado de hiperconciencia y meta del Yôga
(DeRose, Tratado de Yôga).

Esta última, perteneciente al sistematizador del
Yôga Antiguo, es la que nos informa con mayor claridad
acerca de esta filosofía.

Analizando la definición, encontramos al inicio
"Yôga es cualquier metodología." Esto significa que
puede ser cualquier cosa, siempre y cuando sea un método y
siga una metodología determinada. Luego continúa
"estrictamente práctica.", lo cual ya comienza a
establecer un concepto menos
abierto, dado que tiene que ser práctica. No es una
filosofía teórica como las que conocemos de la
antigua Grecia; se
trata de una metodología totalmente práctica. Sobre
el final, esta acertada definición se cierra aún
más, determinando claramente que esa metodología
práctica debe conducir al samádhi. Es
decir que tiene una meta y todo lo que se haga es para alcanzar
ese estado de hiperconciencia y megalucidez, típico y
exclusivo de esta filosofía.

Y con esta aseveración, que establece que para que algo
sea calificado como Yôga debe tener la propuesta de
conquistar el samádhi, están de acuerdo
las máximas autoridades en el tema. Cito nuevamente a
Pátañjali, codificador del Yôga
clásico, que en su obra Yôga Sútra
nos dice: la meta del Yôga es el
samádhi.

Mircea Eliade, uno de los más relevantes historiadores
y estudioso del hinduismo, en El Yôga, inmortalidad y
libertad,

expresa que "samádhi es el resultado final y la
coronación de todos los esfuerzos del
practicante."

Otra opinión que refuerza lo mencionado la encontramos
en el libro Yôga, Sámkhya y Tantra, del
Maestro Sérgio Santos: "El Yôga es un conjunto
de prácticas que trabaja la concentración, para que
sirva como plataforma de lanzamiento para la meditación,
por medio de la cual se pueda obtener un estado de
hiperconciencia o megalucidez denominado
samádhi".

A partir de estos testimonios podemos corroborar que cualquier
cosa que se indique como Yôga y que incluso contenga
técnicas tomadas de esa disciplina, no
puede recibir ese nombre si no tiene claramente establecida la
meta de alcanzar el estado de
samádhi.

En la actualidad son muy pocas las corrientes y escuelas que
mencionan la meta del Yôga; gran parte de ellas se dedica a
la oferta de
beneficios y efectos, que si bien se obtienen por medio de la
práctica, son meras consecuencias colaterales.

Esos resultados no deberían empañar la
visión. Es importante mantener en alto la finalidad mayor,
que es conducir al practicante a un estado de
hiperconciencia.

 

 

 

 

Autor:

Edgardo Caramella

Maestro de SwáSthya Yôga

Presidente de la Federación de Yôga
de Buenos Aires
(FIPPYBA)

Autor de los libros:

Yôga, guía básica,
Deva´s. / La dieta del Yôga, Kier / Yôga y
energía sexual, Kier / Bienvenido Yôga,
Sudamericana.

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