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Análisis de la novela Travesuras de la niña mala (página 2)




Enviado por choque reyes luis



Partes: 1, 2

Siempre me había preguntado por
qué no volvió a cultivar la narración breve
y sospechaba que, mientras se estructurasen según el
patrón, sus historias no podrían configurarse sino
como novelas, preferentemente con macizas proporciones
épicas. Como eso ha desaparecido en esta última
obra, la naturaleza tan episódica de cada capítulo
(subrayada por el hecho de que llevan títulos) genera una
soberanía que bordea con el cuento o sugiere una novela
escrita a partir de secuencias concebidas casi
independientemente. El perfil propio que cada ciudad otorga a lo
que allí ocurre da un carácter singular a cada uno
de ellos: son como cápsulas que contienen la clave del
desarrollo de la novela y del destino de sus protagonistas,
marcados por la errancia, el encuentro y el
desencuentro.

Otra consecuencia importante de ese
diseño otro reto que asumió el narrador– es
que, siendo las cuitas amorosas de la pareja el asunto dominante
o único en la composición narrativa, ésta
depende, exclusivamente, de que su contextura y su
evolución psicológicas tengan plena verosimilitud y
lógica, aunque sus aventuras (o desventuras) sean
disparatadas; es, sin duda, una novela de personajes y no de
acción. Creo que ésta debe ser también la
primera vez que el autor trabaja una novela dentro de marcos
más propios de las convenciones del relato tradicional,
sin el efecto intensificador de los contactos entre dos o
más madejas narrativas simultáneas: aquí
todo marcha hacia adelante y viaja, acompañando a los
protagonistas, pero sin cambiar de nivel; contemplamos los hechos
siempre desde el mismo ángulo.

Esta especie de "educación
sentimental" comienza de modo promisorio: estamos en el
Miraflores de 1950 (una época y un territorio varias veces
explorados por el autor), en medio de un verano que el
adolescente Ricardo Somocurcio, en la primera línea de la
novela, califica de "fabuloso". Llega la orquesta de Pérez
Prado, el mambo se convierte en la moda del momento, pero sobre
todo aparecen "las chilenitas", un par de hermanas llamadas Lily
y Lucy que, con su gracioso acento y sus costumbres más
liberales, causan sensación entre los muchachos del
barrio. Muy poco después, Ricardo y Lily comienzan una
historia de amor que, en vez de durar lo que duran los amores a
esa edad, se convertirá, al menos para él, el
"niño bueno", en el amor u obsesión de toda su vida
por ella (sólo comparable a la fascinación que
él siente por París), la "niña
mala".

En el mismo capítulo inicial tenemos
la primera sorpresa: la presunta "chilenita" en verdad no lo es,
pero el misterio de su identidad (pues tampoco se llama Lily) se
mantendrá casi hasta el final. Antes de alcanzar ese
punto, será muchas personas sin ser ninguna de ellas. A
pesar de ésas y otras intrigas, leyendo los primeros dos
tercios de la novela, me pareció que no siempre los
personajes y sus peripecias cobraban la vida necesaria para creer
cabalmente en ellos y así poder sumergirme sin reservas en
la acción. Trataré de explicar por
qué.

El relato presenta un caso
característico de amor imposible (pese a un matrimonio de
conveniencia) o desdichado por la enorme diferencia que hay entre
los sentimientos y las aspiraciones de los dos, lo que
está bien señalado por esos apelativos de
"niña mala" y "niño bueno" que ellos mismos se
aplican. Pero tales designaciones apuntan también a
estereotipos que los esquematizan, los adelgazan o trivializan;
están tratados como superficies planas, sin mucho volumen
o densidad: sentimos su artificio, algo folletinesco, no su
realidad. Afortunadamente, hay un notorio salto cualitativo a
partir del capítulo cinco ("El niño sin voz"),
cuando la vida de ella toma un dramático giro, que la
redime de su propia frivolidad y de sus calculadas
manipulaciones, lo que produce en él reacciones cuyo fondo
humano va más allá de su simple empecinamiento en
seguir amando "como un becerro" (p. 329) a una mujer que no lo
ama, ni lo respeta ni le interesa. En verdad, ella ha sido, hasta
ese momento, un paradigma del egoísmo y sobre todo del
arribismo, cuya causa sólo nos será revelada en ese
último tramo, junto con otras grandes sorpresas que animan
el texto. (De paso, hay que observar otra novedad dentro del
universo ficcional de Vargas Llosa: la "niña mala"
significa una clara inversión del código machista
dentro del mundo social que retratan sus novelas, pues vemos a un
hombre completamente sometido a la voluntad de una mujer). Los
personajes secundarios y sus conflictos laterales –por
ejemplo, el niño mudo, sus padres adoptivos, la
simpática Marcella del último capítulo son
mucho más interesantes que todos los
anteriores.

El final es conmovedor: cuatro
décadas después, muy cerca ya de la muerte, ella
hace su único acto generoso con su amante y luego le
propone, sabiendo que en su vida él sólo fue un
intérprete y traductor: "Ahora que te vas a quedar solo,
confiesa que te he dado tema para una novela" (p. 375). Al
volverse más reales, el tono liviano y juguetón de
comedia sentimental adquiere tintes trágicos. Dejo de lado
otras cuestiones de interés, como el tratamiento de lo
sexual y del amor en la edad madura (asunto análogo al que
encontramos en El amor en los tiempos del cólera, de
García Márquez); el de asumir la vida como
ficción, una tentación de realizar algo imposible
que el autor examinó en su reciente ensayo sobre
Víctor Hugo; el lenguaje cronístico o de testimonio
autobiográfico con varios personajes reales que se mezcla
con el novelístico en las minuciosas descripciones de los
escenarios o del trasfondo político (aquí hay una
asombrosa predicción). Pero sí consideraré
las consecuencias estilísticas del último punto: la
visible abundancia de frases-cliché como "me dejó
hecho una noche por muchos días", "se dedicó a
mí en cuerpo y alma" (p. 56), "ya se habría mandado
mudar con la música a otra parte" (p. 167); "jugando de
tú a tú con Yilal" (p. 232), "Se me quedó
mirando con una carita de mosquita muerta" (p. 368). Varias
forman parte del vocabulario erótico de Ricardo, que ella,
apropiadamente, llama "huachaferías". Irreemplazable
peruanismo que denota lo cursi, de mal gusto, ridículo por
pretencioso. Caben, por lo tanto, dentro de diálogos; pero
menos cuando Ricardo, el exclusivo narrador de la novela, cuenta
otras situaciones o describe ambientes cosmopolitas: contradicen
el hecho de que es un hombre con claros intereses intelectuales y
estéticos, nada "huachafos". José Miguel Oviedo La
creación de un personaje paradigmático Se
podría decir que toda la obra narrativa del escritor
peruano Mario Vargas Llosa, incluida su obra ensayística,
ofrece caras distintas, desafíos resueltos con mecanismos
diferentes de representación y exposición. Nada que
ver un libro como La orgía perpetua, insuperable ensayo
sobre Madame Bovary, con el celebrado La verdad de las mentiras o
el más reciente dedicado a Los miserables de Víctor
Hugo. Red de conexiones literarias casi insospechadas trufan este
último texto, pero, sobre todo, trufado por ese entusiasmo
contagioso por el auténtico conocimiento de la
ficción. Con la obra de imaginación, otro tanto.
Nada más alejado de Conversaciones en la Catedral que La
guerra del fin del mundo. O nada que ver La fiesta del Chivo con
esa ofrenda al género erótico que es Elogio de la
madrastra. No obstante, estas diferencias de registros y
estructuras narrativas que tan magistralmente sabe el autor de La
casa verde alternar entre obra y obra, no esconden nunca dos
constantes: la pasión de contar y un compromiso
inexcusable con la única realidad que autoriza la novela
verdadera: la realidad verbal, o la verdad de las mentiras, que
diría el mismo autor.

Nada sería más apropiado para
aquellos lectores que se incorporan por primera vez a la
literatura de Vargas Llosa, que tener como referencia
paradigmática su penúltima novela, El
paraíso en la otra esquina. Esta novela enseña
mucho sobre el mundo ficcional de su autor. Aquí convergen
algunos amores literarios: la novela decimonónica, el
trazo naturalista, el esbozo melodramático. También
convergen la pasión histórica y la trascendencia
moral. Y sobre todo, la maestría en la
reconstrucción de un personaje real (una maestría
que sólo se puede dar si lo que se logra en el fondo es un
personaje de ficción), Flora Tristán. Incluso para
aquellos lectores habituales del escritor peruano, El
paraíso en la otra esquina puede servir para calibrar y
entender la hechura de la heroína de su nueva novela,
Travesuras de la niña mala. No tiene la dimensión
documental de la anterior. Ni su estructura
contrapuntística. Pero aprovecha de aquélla su
carpintería para la definición de un
carácter inolvidable.

La nueva obra está narrada en
primera persona. Sus escenarios son Lima, París, Londres y
Madrid. Esto nos pone en la siguiente tesitura. Mario Vargas
Llosa juega con lo autobiográfico. Todo el mundo sabe de
su estadía en París. También en Londres. El
que narra, Ricardo Somocurcio, podría responder como lo
hizo el mismo Flaubert: "La chilenita soy yo" (en referencia a
Otilia, la protagonista de la novela). ¿No había
afirmado en La orgía perpetua Vargas Llosa que sólo
se puede inventar historias a partir de historias personales?
Esto por un lado. Por otro, y sin dejar su ensayo sobre Flaubert,
en Travesuras de la niña mala convergen cuatro conceptos
que Mario Vargas Llosa subraya como capitales del novelista
francés: violencia, rebeldía, sexo y melodrama.
Siete capítulos componen la novela. Otilia y sus
múltiples máscaras son la columna vertebral de la
historia. A su vez cada capítulo es una historia de
destinos y azares que van jalonando el relato de Ricardo. Y que
le van larvando en su subconsciente la novela que estamos
leyendo. Todo comienza en el barrio elegante y pituco de
Miraflores. Allí comienzan las andanzas de la chilenita.
Luego viene el viaje a París del narrador, Ricardo. Y el
encuentro casual con la chilenita, que ahora se llama (aunque ya
se nos ha develado que la chilenita no era menos peruana que los
peruanos convertida en la camarada Arlette una revolucionaria del
comunismo la cual es dejada ir por el niño bueno Ricardo
renunciando a ella al no poder ser capaz de enfrentar el amor que
decía tener el cual lo sumiría en una ida y venida
a lo largo de la historia, luego aparece como una dama de la alta
burguesía que quería emular) Madame Arnoux (por
cierto, una inequívoca alusión a la Madame Arnoux
de La educación sentimental de Flaubert). Ricardo inicia
una tórrida relación entre clandestina y espaciada
por los incontables abandonos de la chilenita, o la niña
mala. Para Ricardo, la pequeña y agraciada mujer de sus
días es como una maldición necesaria. Una
enfermedad que no se debe extirpar a condición de que nos
pague con una felicidad tan inconstante y doliente como
luminosa.

Travesuras de la niña mala nos
cuenta una historia de amor. Podría agregarse que a la
novela no le faltan los ingredientes políticos e
históricos. Un cierto aire de desilusión
generacional, a la manera en que Balzac y Flaubert trataron este
tema. Pero para mí esta historia es fundamentalmente la de
una heroína operística. Su condimento
melodramático nos remite a un personaje que bien
podrían haber dibujado su admirado y estudiado
Víctor Hugo o Zola. Y en este contexto narrativo, el autor
peruano insufla a su figura central esa naturaleza
decimonónica de heroína arribista. En la
construcción de esta protagonista, Vargas Llosa puso toda
su sabiduría ficcional. El oficio y el arte. La
ambición de la niña mala, su necesidad de escala
social se va fraguando con la misma hechura de una personalidad
enormemente magnética. Sus patológicas relaciones
con algunos hombres, sus renuncios éticos, no disimulan
ante Ricardo su afán de redención mediante el
ambiguo y casi indescifrable amor que le profesa. En un momento
determinado de la novela, Ricardo visiona en un cine parisino La
diligencia, el célebre film de John Ford. Pero el lector
debe recordar que esa película se hizo en base al relato
de Maupassant, "Bola de sebo". La heroína de ese relato
despierta en sus congéneres un calculado desprecio. En
cierta manera, la heroína de esta sublime historia debe
defenderse de igual sentimiento en la novela. Mario Vargas Llosa
ha creado con esta mujer un personaje de galería. Le ha
insuflado toda la soledad posible y toda la difícil
rebeldía para hacerla un ser humano verdadero,
además de verdaderamente novelístico. No es casual
que la novela termine en el lugar desde donde Paul Valéry
escribió "El cementerio marino". Travesuras de la
niña mala está escrita con el mismo rigor formal y
estilístico que el poeta francés exigía para
sus libros. Esa precisión quirúrgica que exigen los
retratos humanos más audaces y huidizos.

Como la pasión del escritor se
encamina por el sendero del deseo más que por el amor,
dejando claro la tendencia de dejarse arrastrar por una
obsesión por una mujer a través del desprecio y la
humillación juega con el personaje.

Siempre siendo las novelas de Mario Vargas
Llosa una crónica de la clase media Peruana, los cuales
son los personajes de todas sus novelas, aquellos que tienen
cierto camino andado por sus estrato social no pudiendo meterse
en personajes de una condición humilde dejando entrever la
poca capacidad del escritor de sufrir una metamorfosis de su vida
el la infancia y juventud.

La niña mala a de ser capaz de todo
con la finalidad de poder estar por encima de todos aquellos que
la conocieron y tratando de desaparecer todo su pasado, llegando
ha extremos en los cuales no era necesario llegar durante su
permanecía en Japón como Kuriko dominada por un
japonés (Fukuda) enfermo cual las novelas del Poeta
personaje de la novela la Ciudad y los Perros donde el poeta
venida pequeñas ediciones de libritos pornográficos
a sus compañeros del cuartel Leoncio Prado, el escritor
deja entrever sus avenencias por los temas eróticos
dejando su imaginación u obsesión por las historias
entrelazadas con el erotismo.

Es de total desagrado que tantas veces se
separan y sin querer las noticias llegan como colocadas por el
escritor para su reencuentro, además del extremo de no
solo serlo con la niña mala si no también hasta con
el padre de la misma en su único viaje de retorno al
Perú Arquímedes el rompeolero (p. 256). Cual
telenovela Mexicana siempre de mala calidad todo sucede para
entrelazar la novela con excesos, descubriendo el verdadero
nombre de la niña mala "Otilia" intentando justificar la
eliminación de todo rastro con su pasado como la hija de
la cocinera de una familia de clase media.

RESUMEN

Ricardo ve cumplido, a una edad muy temprana, el
sueño que en su Lima natal alimentó desde que
tenía uso de razón: vivir en París. Pero el
rencuentro con un amor de adolescencia lo cambiará
todo.

La joven, inconformista, aventurera, pragmática e
inquieta, lo arrastrará fuera del pequeño mundo de
sus ambiciones.

Testigos de épocas convulsas y florecientes en
ciudades como Londres, París, Tokio o Madrid, que
aquí son mucho más que escenarios, ambos personajes
verán sus vidas entrelazarse sin llegar a coincidir del
todo.

Sin embargo, esta danza de encuentros y desencuentros
hará crecer la intensidad del relato página a
página hasta propiciar una verdadera fusión del
lector con el universo emocional de los protagonistas.

Creando una admirable tensión entre lo
cómico y lo trágico, Mario Vargas Llosa juega con
la realidad y la ficción para liberar una historia en la
que el amor se nos muestra indefinible, dueño de mil
caras, como la niña mala. Pasión y distancia, azar
y destino, dolor y disfrute…

COMENTARIOS

Creo que en efecto hay varios pasajes de la novela que no son
creíbles, me cuesta trabajo entender las casualidades por
las que los niños (mala y bueno) se reencuentran en un
mundo globalizado. En conclusión la trama me parece poco
fundamentada, en cuanto a la presentación de los
sentimientos de los protagonistas me parecen más
lógicos, aun cuando raros, dado que son llevados a
límites que atentan contra la normalidad. Entiendo que
ella percibe el amor como algo innecesario y hasta el fin de su
vida reacciona en forma diferente, pero la muestra débil
Vargas sometida totalmente por el japonés, deja de ser
cerebral. Mientras él se queda clavado en la
percepción del amor con aquello de "solamente una vez" o
es acaso que "no hay nada más bello.

Por Héctor Mendizábal. Escrito el 02 de
septiembre de 2009

A mi también me pareció un auténtico
"churro"… De hecho no entiendo.. La vida de un personaje
"Ricardito Somucio", a quien le gusta que lo lastimen tantas
veces, por otra parte "la niña mala" una auténtica
oportunista, que todo lo manejó siempre a sus intereses.
Donde está el verdadero rostro del amor? Sigo sin entender
realmente el mensaje….

Por Alejandro Duran C.. Escrito el 23 de abril de 2009

No deja de sorprenderme, ahora con esta nueva novela siempre
con la misma temática q sus otras novelas (Elogio a la
madrastra, La tía Julia y el escribidor, Los cuadernos de
Rigoberto,..); pero a la vez distinta cada una con un mundo
mágico diferente. Lleno mis expectativas. Y el final de la
obra, q te deja pensando, en como acabara los personajes…
aunque ya se sabe como acaba. Grande Mario

Por Davis David. Escrito el 10 de julio de 2008

Yo he terminado de leer la novela apenas ayer, y debo admitir
que me hizo lagrimear el final. Es el primer libro que consigo de
MV, como se le abrevió más abajo jeje, y me
gustó. Aunque dicen que básicamente no ofrece nada
nuevo, a mi me gustó mucho y espero leer otra novela de
estas, si saben de alguna, por favor díganme:
Babyrecam14@yahoo.com.mx Si, de cierta manera, no me gusta hablar
de política y, en ese aspecto si flaqueó el libro,
a mi gusto. No sé si el ambiente político sea
verídico, o lo fuere en su momento, pero algún
día lo averiguaré, simplemente para no quedarme con
la duda. El final es muy inesperado y hasta un poco realista,
pues no termina con "y vivieron felices para siempre" sino que
sólo la felicidad les fue espora.

Por Diego Zuzunaga. Escrito el 14 de abril de 2008

Yo he terminado de leer la novela apenas ayer, y debo
admitir que me hizo lagrimear el final. Es el primer libro que
consigo de MV, como se le abrevió más abajo jeje, y
me gustó. Aunque dicen que básicamente no ofrece
nada nuevo, a mi me gustó mucho y espero leer otra novela
de estas, si saben de alguna, por favor díganme:
Babyrecam14@yahoo.com.mx Si, de cierta manera, no me gusta hablar
de política y, en ese aspecto si flaqueó el libro,
a mi gusto. No sé si el ambiente político sea
verídico, o lo fuere en su momento, pero algún
día lo averiguaré, simplemente para no quedarme con
la duda.

El final es muy inesperado y hasta un poco
realista, pues no termina con "y vivieron felices para siempre"
sino que sólo la felicidad les fue esporádica, como
siempre lo había sido para uno, o ambos. En particular, no
me gustan aquellas novelas -de hecho me frustran- que el final te
lo dejan a la imaginación, simplemente que lo construyas
de la forma en que a TI mismo te gustaría terminarlo. Me
parecen un tanto mediocres los autores que no le dan un final
claro y preciso -como este- a su obra, pues siento que por una
especie de temor, por no arriesgarse a defraudar a sus leyentes,
les dan un abanico de alternativas, incluso a veces un tanto
binarias -dado que en algunos casos, el tema cambia brutalmente
con una sola decisión-. No toman el riesgo de ser
criticados por la manera en que escojan darle fin a tal o cual
obra, eso me molesta. Pero felizmente, este no fue el
caso.

Yo no he leído de García
Márquez mas que "Memoria de mis putas tristes" y recuerdo
que ha sido una de las decepciones literarias más grandes
que he tenido, pues no me parece que sea ese escritor el digno de
alabarse, como tanto he oído; por supuesto quisiera leer
otra obra de GM, y así comprobar o refutar mi disgusto
hacia sus escritos.Perla, Edo. de Mex., 18
años.

CONCLUSIONES

Podemos concluir que no es una de las
más grandes novelas de Mario Vargas Llosa pero se ajusta a
su característica de no tener finales felices ni a gusto
de sus lectores dejando entre paréntesis el destino de su
personaje.

Podemos apreciar el deleite del escritor en
cuanto al erotismo se refiere al contar con lujo de detalles los
momentos de pasión entre sus personajes.

No convence las idas y venidas de los
encuentros entre Ricardo y la Niña Mala además del
descubrimiento de su pasado al hallar al padre de la misma el
cual le da la razón del porque actúa Lily tratando
de olvidar su pasado al ser la hija de la cocinera de una familia
de clase media.

En mi parecer el pobre fin de la novela,
cuando se busco detallar hasta el mas mínimo espacio de
diferentes continentes, hechos y acontecimientos y terminar como
una novela Mexicana todo melodramática en lugar de un
final tan convulsionado y sorpresivo como toda la
novela.

BIBLIOGRAFÍA

Novela travesuras de la niña
Mala.

Escritor: Mario Vargas Llosa

Edision 2006.

Comentarios fuente Internet.

DEDICATORIA

A mis compañeros de clase por el
esfuerzo y las amanecidas en el cumplimiento de los trabajos de
los cursos. Los cuales se juntaron al cierre de los cursos y por
el poco tiempo para poder cumplirlos.

 

 

Autor:

Luis Choque Reyes

Monografias.com

Partes: 1, 2
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