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Análisis de 2 Sonetos de Garcilaso de la Vega




Enviado por Maikol Chocho



Partes: 1, 2

  1. Soneto
    XIII
  2. Soneto
    XXIII
  3. Bibliografía

Uno de los escritores más
representativos del Renacimiento español fue Garcilaso de
la Vega (1503 – 1536). Aunque su obra fue breve (compuso tres
églogas, cinco canciones y treinta y ocho sonetos) trajo a
España la riqueza del petrarquismo y ayudo a revivir en
sus poesías la cultura greco-latina.

En el presente trabajo nos proponemos
analizar el Soneto XIII y luego el Soneto XXIII, extrayendo
elementos característicos (como, por ejemplo, rimas, temas
y figuras literarias) de la poesía renacentista y
garcilasiana para luego intentar elaborar
conclusiones.

Soneto
XIII

A Dafne ya los brazos le
crecían

y en luengos ramos vueltos se
mostraban;

en verdes hojas vi que se
tornaban

los cabellos que el oro
escurecían;

de áspera corteza se
cubrían

los tiernos miembros que aun bullendo
'estaban;

los blancos pies en tierra se
hincaban

y en torcidas raíces se
volvían.

Aquel que fue la causa de tal
daño,

a fuerza de llorar, crecer
hacía

este árbol, que con lágrimas
regaba.

¡Oh miserable estado, oh mal
tamaño,

que con llorarla crezca cada
día

la causa y la razón por que
lloraba!

Este soneto hace referencia a un mito
griego. Según el mito: Apolo y Eros discuten sobre
quién es el mejor arquero. Esa discusión los lleva
hasta ofenderse mutuamente, y Eros, como venganza, decide flechar
a Apolo con las flechas del amor hacia Dafne, ninfa del Bosque.
Con ella hace otro tanto, pero en vez de hacerlo con flechas de
plata lo hace con las de plomo, que provocan en la victima el
rechazo y desprecio del ser que la ama. Así Apolo asedia a
Dafne, y ella huye de él hasta que, finalmente, cansada de
esa persecución, pide ayuda a la diosa Gea, que la
transforma en laurel.

En este caso vemos como el yo lirico gira
en torno a la transformación de Dafne y al dolor de Apolo,
aunque no detalla el rechazo de la ninfa hacia el dios. Pero
debido a la falta de dicha mención podemos centrar como
tema del soneto al dolor de un amor imposible. Este amor se torna
tan imposible como es la unión entre un ser con la forma
humana y otro como laurel. Pero vemos aun más crueldad en
el castigo cuando son las lágrimas del mismo Apolo las que
ayudan a la transformación de Dafne y aumentando la
separación. Así que mientras más sufre el
enamorado más crece el motivo del sufrimiento según
la mirada del yo lirico. Garcilaso también trata el mismo
tema en el verso 154 de la Égloga tercera.

En la estructura externa notamos que este
poema es un soneto (poema de catorce versos endecasílabos
con rima consonante y estructurado en dos cuartetos y dos
tercetos).

El esquema de la rima de este poema es ABBA
en los cuartetos y CDE-CDE en los tercetos.

A Dafne ya los brazos le
crecían,

y en luengos ramos vueltos se
mostraban;

en verdes hojas vi que se
tornaban

los cabellos que el oro
obscurecían

El soneto comienza mostrando como el yo
lirico narra la descripción de la transformación
desde arriba hacia abajo.

La mención de Dafne nos ubica como
lectores en el mito griego siendo ella el objeto
amado.

Mediante el hipérbaton cambia el
orden gramatical lógico de la oración con fines
estéticos. Las primeras imágenes podrían ser
ordenadas así; "los brazos ya se mostraban vueltos en
luengos ramos y le crecían a Dafne". Analizando orden
lógico vemos como el yo lirico deja en primera instancia
el nombre que ubica al mito. Luego deduciremos el
entrecruzamiento que hay entre los verbos y sus sujetos. Los
brazos no crecían, sino que se muestran; las ramas no se
muestran, sino que crecían. A través de una
enálage el yo lirico cambia los verbos y los asocia al
sustantivo contrario. Así logra transmitir la
transformación de ella lenta pero a la vez inevitable.
Debido a la transición es que vemos como los brazos se
comienzan a confundir con las ramas, a tal punto que ya no queda
diferencia entre uno y otro. Aquellos brazos que servían
para abrazar ahora se conviertirán en ramas largas sin
ninguna movilidad ni posibilidad de expresar afecto.

En Dafne no aparece la voluntad del cambio
sino que menciona "…los brazos le crecían…"
más allá de lo que ella quisiera. Y esta
transformación dada por verbos en tiempos imperfectos
queda sellada por el adverbio "ya". Dafne no se transformo sino
que todavía sigue en ese proceso y esto logra dejar
atrapado al yo lirico, porque mientras la transformación
siga, este amante está impedido de perder las esperanzas y
por lo tanto continua preso tanto de su amor y el dolor que este
le causa.

Partes: 1, 2

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