Arte y cultura en la colonia – Monografias.com
Arte y cultura en la
colonia
Ricardo Ayala –
Con la llegada de los españoles al
territorio peruano la activa producción de elementos
simbólicos-representativos andinos (al que hoy en
día llamamos arte prehispánico) sufrió un
revés sin precedentes. La incompatibilidad entre las
percepciones españolas (basadas principalmente en el
realismo) y las tradiciones andinas (basadas en el simbolismo)
hizo que, ante la incomprensión del mensaje, los
españoles destruyeran casi todas las formas de
representación local. Las quilcas o tablillas pintadas,
los quipus, los tocapus o los dibujos simbólicos de los
incas no fueron entendidos por los peninsulares, pues no
encontraban ningún elemento cercano a sus tradiciones
visuales.Con este bagaje visual, los españoles utilizaron
las imágenes de Cristo, la virgen María, Santos,
etc. para llevar a cabo las primeras evangelizaciones en el vasto
territorio peruano, ante la estupefacta mirada de los
indígenas. Lo que probó ser una medida muy
efectiva, pues logró facilitar el entendimiento de la fe
cristiana a los vernaculares.El arte durante los primeros
años virreinales fue exclusividad de los religiosos y su
uso tuvo un fin práctico principalmente en el
adoctrinamiento. No sólo pinturas o imágenes
estuvieron presentes en esta tarea. Esculturas de diversos
tamaños y retablos fueron herramientas imprescindibles
para los misioneros católicos.
La ciudad de Lima jugó un rol
preponderante en el desarrollo del arte en el virreinato del
Perú. Su rápido crecimiento urbano, la
acumulación de riqueza por parte de los encomenderos y la
construcción de templos e iglesias fueron motivos para la
demanda de pinturas y esculturas de las principales ciudades de
los reinos españoles. Especial preferencia se tuvo por las
obras provenientes de Flandes e Italia, aunque las obras
sevillanas y andaluzas tuvieron igualmente gran demanda.Lima como
centro político del más importante virreinato
durante el siglo XVI fue plaza importante para destacados
artistas que no dudaron en venir y ofrecer su arte a la
iglesia.
Destacan Angelino Medoro, Bernardo Bitti,
Mateo Perez de Alesio, entre otros.Otro rasgo importante en la
evolución de las artes durante la colonia lo constituye la
exquisitez de la arquitectura religiosa. Los templos fueron
encomendados a alarifes que dominaban las técnicas de la
edificación en piedra y barro, por lo que erigieron obras
de buena factura, muy superior a las realizadas en otras partes
del continente. Tan solo mencionar a los conventos e iglesias de
Santo Domingo, San Francisco el viejo, San Pedro, Las Trinitarias
o La Merced para dar cuenta del refinado gusto estético de
los alarifes limeños. En el interior del virreinato la
situación no fue diferente. En Cuzco, Arequipa, Cajamarca,
Huamanga, Puno y Trujillo hubo una clara tendencia hacia la
búsqueda de lenguajes propios, basados en la
utilización de elementos locales.
La utilización del sillar en
Arequipa o la Piedra en Cuzco es muestra clara de la
adaptación del arte europeo y su transformación
para el uso local.Otro punto a resaltar en el derrotero de las
artes en el virreinato peruano es la llegada del barroco. Como
parte de la contrarreforma de la iglesia, el barroco buscó
sensibilizar al espectador a través de los sentidos antes
que por la razón. Es por ello que este estilo se
caracterizó por la gran concentración de elementos
y ornamentos (mayormente vinculados a temas religiosos) y
también por la meticulosidad que tuvieron los artistas en
colocarlos de tal manera que crearan una atmósfera
mística y ascética. El barroco dominó casi
por 200 años las artes en el Perú e impuso su sello
en la pintura, escultura, arquitectura, música y
literatura. Hubo una gran influencia externa, aunque la respuesta
peruana fue a todas luces autóctona. El barroco se
reinterpretó, y el resultado fueron obras de excelente
calidad, que no dejaron de plasmar los elementos
simbólicos y realistas que el barroco exigía.El
siglo XVIII se caracterizó por la llegada de nuevas
tendencias procedentes de Francia, Austria y Alemania.
Las artes ya no fueron exclusividad de los
religiosos, por el contrario, fueron los civiles y la corte los
principales compradores de estas tendencias. Uno de estos estilos
fue el rococó. Impulsado por los reyes borbónicos,
este estilo manifiesta un gusto exquisito y refinado,
mostrándose principalmente en la pintura y la
arquitectura. Destaca la torre de la catedral de Santo Domingo,
bello ejemplo de rococó en el Perú y atribuida al
diseño del mismo virrey Manuel Amat y Juniet.Los moldes
neoclásicos llegaron a finales del siglo XVIII, producto
de las corrientes ilustradas. Los mejores receptores para esta
tendencia fueron los criollos, no obstante en la política
virreinal también tuvo acogida. Matías Maestro fue
el introductor de esta corriente y manifestó su arte no
solo en la pintura sino también en la arquitectura, de la
cual fue su máximo exponente.
Fuente: Museo de Arte de Lima.
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