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Desarrollo Sociocultural para un Canal Territorial. Un modelo de integración a la comunidad. (página 2)



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Los primeros pasos en esta materia surgen en 1966 cuando
la Conferencia General de la UNESCO, aprobó la
"Declaración Solemne sobre los Principios de la
Cooperación Cultural Internacional", cuyo Artículo
1 dice que toda cultura tiene una dignidad y n valor que deben
ser respetados y protegidos; y que todo pueblo tiene el derecho y
el deber d desarrollar su cultura.

"La cultura puede considerarse como el conjunto de
rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y
afectivos que caracterizan una sociedad o grupo social. Ella
engloba además, de las artes y las letras, los modos de
vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de
valores, las tradiciones y creencias". (UNESCO, 2008).

La cultura juega un papel importante en el desarrollo de
un territorio, a tal punto que permite la revalorización
de lo cultural, de lo identitario (recreando incluso nuevas
identidades culturales) y lo patrimonial como eje de su propio
desarrollo.

El concepto cultura encierra muchos aspectos
del desarrollo humano, que se manifiestan en lo inmaterial (como
el conocimiento, las tradiciones, forma de ver la vida, valores,
etc.) y lo material (diseños, arte, monumentos, etc.) de
una colectividad. Algunas manifestaciones culturales plasmadas en
bienes, productos y servicios pueden generar un sentimiento de
pertenencia a un grupo, a un territorio, a una comunidad y
además, fomentar una visión de desarrollo del
territorio que implica la mejora de calidad de vida de su
población. Pareciera difícil pensar en el
desarrollo sociocultural sin incorporar centralmente los activos
culturales de la población de un territorio.

Los Congresos de Cultura y Desarrollo tuvieron su
primera edición en 1999 y siempre han tenido cada dos
años como eje central, el papel de la cultura en la
sociedad, así lo reafirma Armando Hart en su
intervención especial en el primero de estos Congresos
cuando expresa que "la cultura siempre ocupó un lugar
destacado en los procesos productivos y en la economía. En
el pasado, tanto como en el presente, ha estado muy relacionada
con los conocimientos tecnológicos y científicos y
con el crecimiento de la riqueza". (Hart Dávalos, A. 2001)
Así mismo habla del desarrollo de toda la humanidad y no
solamente de una parte de ella, porque este problema del
desarrollo implica su propia existencia.

El Desarrollo y
la Cultura

Tomando como punto de partida lo anteriormente
planteado, tener en cuenta la dimensión cultural de la
vida social, es de vital importancia para el y desarrollo social
y humano. Lo que nos hace pensar que el contenido tradicional de
ambos términos debe ser replanteado, asumiéndolos
como parte inseparable de un proceso único.

"Un desarrollo disociado de su contexto humano y
cultural es un crecimiento sin alma….la cultura, por
importante que sea como instrumento del desarrollo, no puede ser
relegada a una función subsidiaria de simple promotora del
crecimiento económico. El papel de la cultura no se reduce
a ser un medio para alcanzar fines, sino que constituye la base
de los fines mismos. El desarrollo y la economía forman
parte de la cultura de los pueblos". (II Encuentro Iberoamericano
y Caribeño Cultura y Desarrollo, 1997).

Es por ello que debe admitirse que la cultura "no es un
medio para alcanzar el progreso material; es el fin y el objetivo
del desarrollo considerado como el florecimiento de la existencia
humana en todas sus formas y en su conjunto".(Pérez
Cuellar, 1996). Y además, que "una sociedad se considera
desarrollada en la medida en que sus miembros puedan satisfacer
sus necesidades, expresar sus aspiraciones y ejercitar su genio
creativo". (Furtado, C. 2003).

En general existen diferentes niveles de cultura en el
desarrollo, entre ellos, el local y el nacional referidos a
cultura, tradiciones, políticas, objetivos, recursos y
procedimientos característicos de cada nación. La
acción cultural en pro del desarrollo social debe hacerse
entonces respetando los valores y principios culturales que
identifican y diferencian a los grupos humanos.

En relación con el desarrollo, la década
de los años ochenta estuvo marcada por las conclusiones
que aportó la Conferencia de México, los
años noventa estuvieron signados por la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (Cumbre
Mundial de la CNUMAD) celebrada en Río de Janeiro en 1992,
que representó un punto de quiebre en el modo de concebir
y entender el medio ambiente y el desarrollo. Los líderes
mundiales adoptaron el Programa 21, un plan para alcanzar el
desarrollo sostenible del siglo XXI. El Programa 21
ofrecía un plan de acción integral para lograr un
desarrollo de una manera integral a niveles local, nacional y
mundial. Resumiendo así lo expresado en el informe
Brundtland de 1987, fruto de los trabajos de la Comisión
de Medio Ambiente y Desarrollo de las Naciones Unidas.

La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible (CMDS),
celebrada en Johannesburgo en el 2002, sirvió para revisar
los avances y las carencias a diez años de Río. Uno
de los resultados fundamentales de la CMDS fue el llamado que se
hizo para plantear iniciativas en asociación que aspiran a
ejecutar un desarrollo sostenible para complementar los diversos
compromisos intergubernamentales. Fue en la CMDS donde se
lanzó la Iniciativa Agricultura y Desarrollo Rural
Sostenible (ADRS) como una acción liderada por la sociedad
civil.

Lo que resume a nuestra consideración el
desarrollo entendido como "un complejo, omnicomprensivo y
multidimensional proceso que va más allá del mero
crecimiento económico e incorpora todas las esferas de la
vida y todas las energías de la comunidad; los miembros de
esta, a cambio de la contribución que aportan, esperan
compartir los beneficios". (Revista Honda, 1993).

En ese sentido se utilizaron luego por dos importantes
iniciativas: el Programa del Decenio para el Desarrollo Cultural
(1988-1997) y la Comisión Mundial sobre Cultura y
Desarrollo.

Durante este decenio, dicha institución
movilizó a la comunidad internacional en pro de cuatro
objetivos fundamentales, el primero de los cuales fue la
cristalización de su programa sobre cultura y desarrollo
que planteaba concretamente, reconocer la dimensión
cultural del desarrollo. Asó lo reafirmó el Dr.
Maté Kovács, Jefe de la Sección de
Dimensión Cultural del Desarrollo de la UNESCO, en el II
Encuentro Iberoamericano y Caribeño "Cultura y Desarrollo.
Retos y Estrategias", celebrado en La Habana en mayo de 1997,
cuando expresa:

Todo este proceso realizado durante el Decenio
provocó el trabajo llevado a cabo por la comisión
Mundial de Cultura y Desarrollo que concluyó en 1995. Ya
en 1996 se publica el Informe Mundial de Cultura y Desarrollo:
"Nuestra Diversidad Creativa", el cual planteaba un cambio
general en las visiones sobre el desarrollo.

"El desarrollo se centra directamente en el progreso de
la vida y el bienestar humanos, es decir, en una
valoración de la vida y se vincula con el fortalecimiento
de determinadas capacidades relacionadas con toda la gama de
cosas que una persona puede ser y hacer en su vida; en la
posibilidad de que todas las personas aumenten su capacidad
humana en forma plena y den a esa capacidad el mejor uso en todos
los terrenos, ya sea el cultural, el económico y el
político, es decir, en un fortalecimiento de capacidades y
a que todos los individuos sean sujetos y beneficiarios del
desarrollo." (Bell, 2005).

Estos caracteres perfilan la comprensión del
desarrollo: la valoración de la vida, la insistencia en la
puesta en marcha de las capacidades humanas, el bienestar. Todo
en el contexto de la vivencia de las libertades civiles y
además asumiendo a los individuos como sujetos del
desarrollo.

Los proyectos de desarrollo empiezan a encontrar caminos
de autogestión y participación
comunitaria.

"La dimensión cultural del desarrollo
–escribió Jesús Martín Barbero (1987)
– se ha convertido últimamente en un tema central
tanto en el ámbito político como académico.
Pero ese interés disfraza en muchos casos un profundo
malentendido: el que reduce la cultura a dimensión del
desarrollo sin el menor cuestionamiento de la cultura del
desarrollo que sigue aún legitimando un desarrollo
identificado con el crecimiento sin límites de la
producción, que hace del crecimiento material la
dimensión prioritaria del sistema social de vida y que
convierte al mundo en un mero objeto de explotación.
Pensar ahí la cultura como dimensión se ha limitado
a significar el añadido de una cierta humanización
del desarrollo, un parche con el que encubrir la dinámica
radicalmente invasiva (en lo económico y en lo
ecológico) de los modelos aún hegemónicos de
desarrollo".

La irrupción de la sociedad del conocimiento, la
expansión de la información, el fortalecimiento de
industrias culturales – globales y con una infraestructura de
producción y de consumo inimaginables en el pasado-,
así como la importancia de una política de
reconocimiento y la aparición de importantes movimientos
socioculturales le han dado otro peso y otra significación
a la presencia de la cultura en el desarrollo.

Desarrollo
Sociocultural

El desarrollo sociocultural ha sido tratado en la
literatura especializada como proceso, como metodología y
también como técnica. Identificado en muchas
ocasiones con el nivel de desarrollo material que la comunidad es
capaz de proporcionarles a sus individuos y las cualidades como
sujeto social, es decir, sus posibilidades de ejercer una
acción conjunta, organizada, consciente y transformadora
de su propio desarrollo, que incluye:

  • La acción sobre las condiciones materiales de
    vida, mejorándolas y
    desarrollándolas.

  • La acción sobre las condiciones espirituales,
    el perfeccionamiento de la educación de sus miembros,
    principalmente los más jóvenes, la
    creación de un clima positivo entre sus habitantes,
    etc.

En sentido general, el tipo de interacciones que son
capaces de mantener los integrantes de una comunidad- como
individuos aislados, familia o grupo, organización o
institución laboral o social, etc.- es el elemento
más importante que define sus características como
sujeto social, de lo cual dependen sus capacidades de
interacción sobre la realidad comunitaria.

No podemos hablar de un desarrollo social verdadero y
perdurable si no está dimensionado culturalmente. El
desarrollo sociocultural implica que por una parte no se impongan
patrones que respondan a intereses específicos o
preconcebidos, que son ajenos a los grupos, sino que se conozca
primero por qué la gente hace, piensa y actúa de un
modo determinado. Como plantea el economista cubano Julio
Carranza, "el hombre es lo que es y de él hay que partir
porque desconocerlo sería caer en el idealismo". (Carranza
Valdés) Por la otra y al mismo tiempo, que al descubrir
las especificidades y potencialidades de cada hombre o grupo
social, tracemos estrategias, que promuevan lo nuevo y le
devuelvan vitalidad como actores de los procesos de cambio donde
ellos mismos sean los que decidan qué transformar y
cómo hacerlo.

¿Cómo pueden los estudios
socioculturales constituir parte esencial y determinarte en toda
esta dinámica de
trabajo?

El término sociocultural invita precisamente a
pensar en dos realidades objeto de estudio científico: la
sociedad y la cultura, lo social y lo cultural. En palabras del
Dr. Eduardo Freyre "si tomamos en cuenta la división entre
las ciencias sociales, y sobre todo, la diferencia ancestral que
se hace entre la Sociología como ciencia de la cultura,
entonces lo sociocultural en calidad de realidad o enfoque,
apunta al entronque entre ambas ciencias a la hora de estudias
los diferentes fenómenos".(Freire Roach, E.
2002)

Si el desarrollo debe ser comprendido en tanto que
fenómeno sociocultural, las intervenciones a través
de programas o acciones concretas deben ser legítimas
culturalmente hablando, y gestarse en la comunidad. Como afirma
el Dr. Dávalos "la comunidad es un fenómeno
multidimensional donde intervienen elementos geográficos,
sociológicos, naturales, territoriales, políticos,
culturales y sociales que deben ser conocidos, respetados e
integrados para hacer de la localidad un organismo social
eficiente y efectivo en lo material y espiritual. Grupos de
personas que comparten un territorio, con rasgos culturales
comunes, de comportamientos, sentimientos y niveles de
organización que les permita interactuar como un entramado
de relaciones sociales donde el sentido de pertenencia,
identificación y arraigo adquieren una validez
importantísima".(Dávalos, 1998).

Esta legitimidad se logra introduciendo una
dimensión más participativa y más respetuosa
con las culturas locales y también acentuando el debate
sobre la necesidad de incorporar el conocimiento local como base
de un desarrollo más sostenible.

Por lo que resulta necesario entender que el
vínculo cultura-hombre-comunidad tiene un carácter
histórico y ha ido evolucionando desde la comunidad
primitiva hasta la actualidad. Varias han sido sus etapas de
desarrollo; pero en nuestro país se agudizó con la
conquista y colonización de América, donde fueron
prácticamente exterminadas la mayoría de las
comunidades y ello implicó una pérdida
irreparable.

En la actualidad la relación hombre- comunidad se
encuentra en una nueva fase de reconstrucción, de
interacción y acercamiento positivo, que se manifiesta en
tres niveles de desarrollo:

  • El desarrollo sociocultural: existe una
    tendencia en los últimos años de rechazo a lo
    artificial, a lo sofisticado y lo pre-elaborado y de
    re-encuentro con lo natural, las antiguas culturas, ritos y
    tradiciones; con lo sencillo y lo simple, se manifiesta
    también en la reorientación hacia la comunidad,
    la pequeña población, el barrio, el hogar, la
    familia.

  • El desarrollo político: Muchos
    estados han dado pasos hacia una reorientación hacia
    las comunidades: en algunos casos de manera
    espontánea; en otros, como consecuencia del reclamo de
    grupos étnicos y sectores populares.

En el primer caso, el interés por la comunidad se
ha producido como resultado del desarrollo del estado y de las
ideas políticas relacionadas con el funcionamiento de la
sociedad, las cuales han identificado en las comunidades y en su
funcionamiento, más o menos autónomo, posibilidades
de solución a numerosos problemas que ocupan al estado, e
incluso, perspectivas de mayor eficiencia y mejores
potencialidades para el desarrollo humano, cuando tales problemas
son solucionados por la comunidad con la participación
activa de sus habitantes.

En el segundo caso la atención a las comunidades
surge por la propia acción de éstas exigiendo que
se les permita mantener su lengua materna, sus costumbres,
tradiciones, su religión, su espacio sin ser rechazados o
discriminados por el resto de la sociedad.

  • El desarrollo científico: Los
    científicos también se han volcado hacia la
    comunidad. Este tema ha comenzado a ser tratado por varias
    disciplinas como la Psicología, la Sociología y
    la Medicina.

Se debe destacar aún más, desde el punto
de vista funcional, el aspecto afectivo de las relaciones
sociales: los sentimientos, los valores, las convicciones que se
forman en ellas y que participan en la autorregulación del
comportamiento. En las comunidades resulta esencial el desarrollo
de los sentimientos de pertenencia, la identificación del
individuo con su barrio, su zona de residencia, sus habitantes,
sus normas, sus costumbres, sus tradiciones, sus formas de
relacionarse y su estilo de vida en general. Este es un factor
poderoso para movilizar a los pobladores, para plantearse metas
comunes y trabajar de conjunto por el alcance de estas, la
solución de los problemas y el desarrollo de la comunidad:
es la base de la cohesión y la cooperación entre
los habitantes.

La dimensión cultural del desarrollo es una
variable crucial para el éxito de cualquier proyecto. La
cultura es constitutiva de todas las prácticas
comunitarias y es social porque es el resultado y la premisa de
las interacciones y de los mutuos lazos de dependencia en los que
participamos. No se debe emprender ningún proyecto de
desarrollo social sin tener en cuenta las costumbres, las
tradiciones, los valores, las normas, los símbolos y los
significados compartidos por los individuos de la comunidad en la
que se va a trabajar.

Desarrollo
Sociocultural Comunitario y
televisión
territorial

La televisión territorial que hace justicia a
este nombre es fácilmente reconocida por el trabajo que
desarrolla. O sea, transmite una programación de
interés social vinculada a la realidad local, no tiene
fines lucrativos, contribuye a ampliar la ciudadanía, a
democratizar la información, a mejorar la educación
informal y el nivel cultural de los receptores sobre temas
directamente relacionados con sus vidas.

Un canal de televisión comunitario permite
también la participación activa y autónoma
de las personas residentes en la localidad y de representantes de
movimientos sociales y de otras formas de organización
colectiva en la programación, en los procesos de
creación, en el planeamiento y en la gestión; Ella
inculca, perfecciona y recrea el conocimiento generado por la
comunicación popular, comunitaria y alternativa en el
contexto de los movimientos sociales.

Medios de
Comunicación Comunitario

Los Medios de Comunicación
Comunitarios se definen por su finalidad social y su
programación altamente participativa; son emprendimientos
sociales no lucrativos. Organizados de formas diversas,
reinvierten sus ganancias en los mismos y en sus proyectos de
desarrollo social en el cumplimiento de deberes con el objetivo
de mejorar la calidad de vida de la población;representan
los intereses de su comunidad, sea ésta una pequeña
localidad o un amplio sector social. Pueden ser intereses
barriales, urbanos o rurales, sindicales o gremiales,
étnicos, de género o degeneración, intereses
de una comunidad universitaria o de un grupo de ecologistas,
artísticos o deportivos, intereses de los niños y
niñas, entre otros. Lo comunitario no se contrapone a la
producción de calidad ni a la solidez económica del
proyecto; la promoción del desarrollo humano, la equidad
de género, el respeto a las identidades étnicas, la
preservación del medio ambiente, el protagonismo de los
jóvenes, la protección de la niñez y de las
personas de edad avanzada, la educación y la salud,
así como la integración nacional y regional,
constituyen prioridades para los medios de comunicación
comunitarios. Los medios de comunicación comunitarios
proporcionan una alternativa vital, orientada por objetivos
sociales en vez del lucro privado, hacia arriba en vez de hacia
abajo, empoderando a las personas en vez de tratarlas como
consumidores pasivos, nutriendo el conocimiento local en vez de
reemplazarlo por soluciones estándares; proporcionan a las
comunidades medios de expresión cultural, noticias e
información y diálogo local.

La radio y televisión comunitarias tienen sus
raíces en la vida cotidiana, ofrecen medios concretos para
la participación en los asuntos locales y para la defensa
de la diversidad cultural. La programación incluye
mensajes comunitarios y personales programas educativos para el
desarrollo (salud, medio ambiente, género), programas
informativos y entretenimiento cultural relevante.

La actividad comunicacional en las televisoras
comunitarias o de menor alcance se ha convertido en objeto de
interés para la sociedad en constante evolución.
Este interés viene dado no sólo por la forma de
hacer televisión, sino por la trascendencia que generen
las distintas actividades o alternativas realizadas por los
canales existentes en la comunidad.

Tras cumplir con un papel significativo en las
comunidades que las cobijan, las televisoras comunitarias
representan un instrumento productor de espacios para fomentar la
cultura, la identidad y la participación ciudadana Las
televisoras comunitarias juegan un papel de suma importancia en
los modelos comunicacionales de menor alcance y en los que el
ciudadano común tiene mayor posibilidad de verse reflejado
y representan un modelo de desarrollo social autogestionado por
sus propios usuarios. El desarrollo visto desde esta perspectiva
indica la importancia que poseen los medios comunitarios en el
contexto territorial.

Desde el punto de vista social estos medios hacen
posible la integración ciudadana de acuerdo a sus propias
necesidades, ya que de acuerdo a su desempeño reviste el
significado de sus existencia que vinculada a la comunidad se
traduce en bienestar y mejorías para las zonas
populares.

La
Televisión Territorial y el Desarrollo
Social

La televisión territorial en su relación
directa con el desarrollo social puede ser a la vez objeto de
estudio como espacio de encuentro y divulgación de las
manifestaciones culturales representativas de la nueva cultura de
masas (paradigma de las artes populares). Y ahora, más
recientemente, cuando el medio televisivo concentra, en el marco
de la teoría crítica de la recepción, los
nuevos proyectos, que cifran en el medio audiovisual las
expectativas de autonomía cultural del público, por
medio del desarrollo de la educación para la
recepción.

Las exigencias económicas y culturales de la
globalización demandan hoy de modelos centrados en el
desarrollo local y regional y al servicio de la cultura. La
televisión necesita, en este contexto, una
redefinición de sus señas de identidad como
servicio público capaz de:

– Dar respuesta a las prioridades sociales,
económicas, educativas y culturales de la población
a través de su programación y de la
articulación de acciones generadas a partir de proyectos
basados en sus capacidades tecnológicas y
culturales.

– Promover una mejora del bienestar social (mejora de la
calidad de vida).

– Fomentar la reflexión sobre valores amparados
en un amplio consenso social.

– Crear una conciencia social y movilizar la capacidad
crítica de la población.

– Crear acontecimientos que promuevan la más
amplia participación social.

– Generar en la población un consenso sobre la
utilidad de lo que se programa permitiendo la comprensión
por parte de la audiencia, de la rentabilidad social y el valor
que en sí mismo supone el acceso al saber y al
conocimiento científico.

– Compensar, con la producción de programas y
espacios culturales específicos, las carencias existentes
en la programación, especialmente en lo que se refiere a
la población infantil y juvenil, ancianos y
minorías marginales.

– No verse condicionado exclusivamente por los estudios
cuantitativos de audiencia.

– Derivar desde la fase de diseño cómo van
a ser explotados y aprovechados socioculturalmente los programas,
antes, durante y después de su emisión, así
como las potencialidades del centro.

– Incorporar la participación de los mejores
autores, creadores y productores, dando oportunidades a los
más jóvenes.

– Promover la experimentación de programas
innovadores a los que se les dote de los más adecuados
recursos, capaces de promover más ricas y variadas formas
de participación e interacción.

La creación de los Canales Televisivos
Territoriales, como plataforma de coordinación de
iniciativas y recursos al servicio de la comunidad para el
desarrollo local, permitiría de este modo poner en juego
la energía de colectivos y organizaciones sociales, en
favor del rescate cultural como esfuerzo público que
involucre a técnicos y usuarios, articulando las demandas
de las audiencias en estrategias de educación para la
recepción y la emisión.

El no puede reducirse a una función exclusiva de
las instituciones gestoras tradicionales. El problema del
desarrollo sociocultural comunitario requiere del concurso y
participación de todas las instancias culturales o no,
responsables políticos, profesionales de la
información y movimientos sociales para su logro efectivo.
Solamente se puede llevar a cabo el desarrollo comunitario si se
renuncia de antemano a una concepción restrictiva, del
mismo incluyendo las actividades de otro tipo de grupos e
instituciones culturales que ocupan con todo derecho un puesto en
el desarrollo de la alfabetización y la producción
de saber y conocimiento

A la comunidad local le corresponde también una
activa responsabilidad a este respecto. Pues en esta instancia es
posible planificar y administrar las acciones, considerando las
posibilidades y recursos que las propias organizaciones de
barrio, municipales y comunales, pueden brindarle y facilitarle
en beneficio de la comunidad.

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Autor:

Isabel Blanco

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