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Los estilos y estrategias de aprendizaje: para contribuir a la autorregulación del aprendizaje (página 2)



Partes: 1, 2

La autorregulación, se comprende como la
posibilidad del aprendiz de dirigir su propio proceso de
aprendizaje en relación con el logro de metas y objetivos
previamente trazados. Tales objetivos pueden ser de diferentes
tipos, la persona puede proponerse aprender determinados
contenidos pero también puede tratarse del
perfeccionamiento del propio proceso de aprendizaje o sea el
"cómo aprende", lo que puede implicar el desarrollo de
cualidades de personalidad necesarias, el perfeccionamiento de
sus estilos de aprendizaje, así como de métodos,
estrategias y procedimientos vinculados con ese
proceso.[2]

Como plantea N. Cárdenas la
autorregulación de la personalidad en los educandos debe
lograrse de manera gradual y en desarrollo, partiendo de las
características de los alumnos en cada uno de los grados y
ha de expresarse también en las posibilidades de los
alumnos para autorregular su proceso de aprendizaje. Pero tales
potencialidades del desarrollo han de ser conducidas por la
enseñanza y la educación; los educadores han de
crear diferentes alternativas para propiciar la
autorregulación del aprendizaje de sus alumnos.

El maestro, para lograr que el sistema educativo que
influye sobre sus alumnos sea eficiente, necesita realizar un
diagnóstico integral de cada uno, de forma
individualizada, teniendo en cuenta al alumno como sujeto del
proceso docente educativo. En ese diagnóstico se debe
caracterizar los estilos y estrategias de aprendizaje de cada
uno, para de esa forma aprovechar los aspectos positivos y poder
incidir sobre las tendencias negativas que se
presenten.

En estos momentos lo anterior cobra mayor importancia
debido a que el acceso de los alumnos a la información ha
variado; ya no es sólo a través de la palabra del
maestro sino también por la clase televisiva, videos y la
computadora. El maestro ha dejado de ser la única fuente
del conocimiento.

Se trata entonces de preparar a los maestros en el
empeño de enseñar a los alumnos a orientar su
propio comportamiento en correspondencia con objetivos
socialmente valiosos que deben llegar a ser personalmente
significativos.

Desarrollo

"… no hay mejor sistema de
educación

que aquel que prepara al niño
a

aprender por
sí."[3]

José Martí

En la actualidad uno de los grandes desafíos de
la educación cubana, es la de garantizar una
educación de calidad para todos, lo cual presupone la
necesidad de preparar a las nuevas generaciones para vivir
adecuadamente en la nueva sociedad del conocimiento, y así
afrontar los retos que de ella se deriven.

En este sentido ha tomado fuerza la idea de que todo
individuo tiene que apropiarse de un conjunto determinado de
saberes que reflejen las exigencias de las actuales condiciones
sociales. Se trata entonces, de lograr en el sujeto, un
aprendizaje que promueva el desarrollo integral, lo que puede
contribuir a su participación responsable, creadora y
transformadora en la vida social, así como su crecimiento
permanente como persona comprometida con su propio bienestar y el
de los demás.

Para Vigotski y sus seguidores, el aprendizaje, es una
actividad de naturaleza social, de producción y
reproducción del conocimiento, mediante el cual el
niño, primero asimila los medios sociales de actividad e
interacción, y más tarde en la escuela, los
fundamentos del conocimiento científico, bajo condiciones
de orientación e interacción social. Considera al
sujeto activo, consciente, orientado hacia un objetivo,
interaccionando con otros sujetos, sus acciones con el objeto a
través de diversos medios en condiciones socio
históricas determinadas.

Aprender, dentro de la concepción vigotskiana, no
es solamente lograr cambios medibles en los conocimientos,
hábitos y habilidades. Aprender significa ante todo
aprender a aprender, sobre la base al menos de los tres preceptos
básicos establecidos por autores como Smith (1985), Stouch
y Brown (1993): conocer acerca del aprendizaje como proceso,
conocer los estilos preferidos de aprendizaje y desarrollar
habilidades de aprendizaje efectivas.

Implica además que el alumno aprenda a adecuar su
estilo preferido de aprendizaje al método de
enseñanza del profesor, activando procedimientos y
estrategias que le permitan flexibilizar su método de
aprendizaje; aprenda a ser autónomo en el aprendizaje para
desarrollar una actitud positiva en aquellas situaciones donde no
cuente con ayuda del maestro o de otro alumno; aprenda a
regularse, sobre la base del autoconocimiento; se sienta
responsable de los resultados de aprendizaje y actúe en
correpondencia.

Como toda actividad humana, el aprendizaje representa un
proceso sujeto a una regulación psíquica. En su
nivel superior, el aprendizaje activo adquiere un carácter
autorregulado, y descansa en el desarrollo de la personalidad
creciente del sujeto ante sus propios procesos de aprendizaje, lo
cual se expresa en el paso progresivo de una regulación
externa a la regulación interna, en el dominio paulatino
de las habilidades y estrategias para aprender a
aprender.[4]

Según A. González el estudio de la
autorregulación surgió en la psicología a
principios de la década de los sesenta, iniciado por
Bandura y sus colaboradores que tenían como interés
principal el autocontrol, entendido como la capacidad para
ejercer un dominio sobre las propias acciones en ausencias de
limitaciones externas inmediatas. Después introdujeron el
término autorregulación, que implicaba el
conocimiento de una meta previa, la presencia de la
autoevaluación y la realización de autorrefuerzo,
además de la ejecución de la respuesta aprendida.
Por último resaltaron el papel de la autoeficacia,
definida como la autoconvicción de que se puede ejecutar
con éxito la conducta requerida para producir ciertos
resultados[5]

En términos actuales, los alumnos pueden
considerarse autorregulados en la medida en que sean, desde un
punto de vista metacognitivo, motivacional y conductual,
participantes activos en su propio proceso de aprendizaje
(Zimmerman, 1989, 1994).

Desde la perspectiva operante (Mace, Belfiore y Shea,
1989), son rasgos críticos del aprendizaje autorregulado
la elección entre diversas alternativas posibles, y el
diferente valor reforzador de las distintas respuestas que puede
emitir el sujeto. De acuerdo con McCombs (1989), para que se
dé autorregulación en el aprendizaje, el alumno
debe formular o elegir las metas, planificar la actuación,
seleccionar las estrategias, ejecutar los proyectos y evaluar
esta actuación. Para Schunk (1989, 1994), sólo
puede denominarse autorregulado aquel aprendizaje en el que los
sujetos autogeneran sus propias actuaciones,
sistemáticamente encaminadas a alcanzar las metas de
aprendizaje previamente formuladas o elegidas. Meece (1994) cree
que el aprendizaje autorregulado hace referencia sobre todo al
proceso mediante el cual los alumnos ejercen el control sobre su
propio pensamiento, el afecto y la conducta durante la
adquisición de conocimientos o destrezas. Por su parte,
Winne (1995) asegura que el aprendizaje autorregulado exige del
alumno la toma de conciencia de las dificultades que pueden
impedir el aprendizaje, la utilización deliberada de
procedimientos (estrategias) encaminada a alcanzar sus metas, y
el control detallado de las variables afectivas y
cognitivas[6]

En la mayoría de las definiciones suelen
encontrarse, explícita o implícitamente, algunas
características comunes a los alumnos que autorregulan su
aprendizaje (Boekaerts, 1997; Schunk y Zimmerman,
1994):

  • Son conscientes de la utilidad del proceso de
    autorregulación para lograr aprendizajes
    eficientes.

  • Conceden gran importancia a la utilización de
    estrategias de aprendizaje.

  • Supervisan la eficacia de sus métodos y
    estrategias de aprendizaje.

  • Responden a esta información de diversas
    formas, que pueden ir desde la modificación de sus
    autopercepciones hasta la sustitución de una
    estrategia por otra que se considera más
    eficaz.

  • Tienen motivos para implicarse en la puesta en
    marcha de procesos, estrategias o respuestas autorreguladas,
    aunque tales motivos sean distintos para cada
    teoría.

  • Además, se asume que la
    autorregulación puede enseñarse, y no se
    adquiere de una vez para siempre sino que pasa por distintas
    etapas, mediante instrucción y práctica
    repetida, a través de múltiples experiencias en
    diferentes contextos.

La definición de autorregulación desde el
enfoque socio-histórico-cultural se diferencia de otras en
primer término porque este proceso no se determina en
relación con las expectativas contextuales (eficacia),
sino a partir de la implicación del sujeto en la actividad
y en la tarea (participación y aprendizaje guiado) en
tanto la considera personalmente importante – establece
relaciones de sentido y significado (Rogoff, 1993).

Otro rasgo sustantivo que distingue este marco
conceptual es la relevancia que atribuye al lenguaje,
especialmente al diálogo y al lenguaje interno como
componente de la autorregulación del comportamiento
(Mercer, 1997).

En relación con este planteamiento, el elemento
conceptual básico de este enfoque se refiere al
énfasis en la incidencia de la mediación social en
el comportamiento autorregulado: la internalización ocurre
a través de interacciones recíprocas entre las
personas en relación con variables ambientales –
características de los contextos y escenarios
sociales.

Por tanto, la autorregulación del aprendizaje no
solo supone la relación del sujeto con el entorno
(teoría socio cognitiva) sino que precisa de la
mediación o asistencia social que permiten al aprendiz
apropiarse (interiorizar) dominios culturales (herramientas
signos) para regular su actuación. Desde este punto de
vista el sujeto construye estrategias de autorregulación y
se relaciona con el concepto de zona de desarrollo
próximo. (Vigotsky, 1983).

Los autores cubanos han estudiado el problema de la
autorregulación desde diferentes ángulos (F.
González, G. Roloff, A. Labarrere, A. Minujin y R. M.
Avendaño, y otros) pero coinciden en reconocer
determinadas características definitorias de este proceso.
La autorregulación caracteriza a la personalidad en sus
niveles más elevados de desarrollo, y está
indisolublemente ligada a su actuación consciente y
reflexiva, lo que se manifiesta en su autodeterminación.
Al mismo tiempo se reconoce que la función autorreguladora
tiene un desarrollo ontogenético que transcurre desde un
nivel elemental, menos consciente, donde priman los mecanismos
psicofisiológicos de carácter involuntario y
adaptativo, hasta un nivel superior de autorregulación
consciente que se manifiesta en la actividad humana más
compleja cuyos mecanismos son esencialmente
psicológicos[7]

En la psicología histórico-cultural, desde
los años 50, se destacan los planteamientos hechos por S.
L. Rubinstein, que consideraba la autoconciencia como nivel
superior del desarrollo de la conciencia, cumple con la vida
psíquica de la personalidad la función
autorregulación, de conocimiento y relación hacia
sí misma[8]

Considera, N. Cárdenas [9]que el
autoconocimiento es una condición indispensable para la
autorregulación de la personalidad y que en cada etapa del
desarrollo existen potencialidades para su desarrollo y para su
estudio, precisando tres dimensiones: conocimiento de sus
relaciones con las demás personas, conocimiento de sus
particularidades de personalidad y sus modos de actuación
en relación con las diferentes actividades que realiza y
el conocimiento de aquellas particularidades que expresa la
relación del sujeto con su propia persona.

Es necesario considerar que cuando son elevadas las
posibilidades autorreguladoras de la personalidad de los alumnos,
esto presupone un profundo conocimiento de sus particularidades
actuales y potenciales, solo así el estudiante puede
plantearse objetivos asequibles a él, persistir en su
logro, buscar las vías y los medios necesarios, acorde a
sus particularidades para alcanzarlas y sus preferencias para
aprender; desplegando toda su creatividad e interés en su
propio desarrollo.

La personalidad no solo regula su actividad en
relación con el planteamiento y consecución de
objetivos externos sino que también se propone objetivos
dirigidos a sí misma, es en este sentido que se hace
referencia a la autorregulación de la personalidad,
enfatizándose así, la existencia de determinados
mecanismos internos que posibilitan que el hombre dirija su
propia personalidad acorde con objetivos conscientes planteados
por él, lo que implica la elaboración de planes,
proyectos o programas de acción cuya ejecución
exige el desarrollo de estrategias adecuadas dirigidas al
autoperfeccionamiento. La autorregulación de la
personalidad se manifiesta en el logro de niveles superiores de
autorreflexión, autocontrol, en el desarrollo de
cualidades volitivas y otras cualidades de la
personalidad[10]

El proceso docente-educativo tiene como objetivo central
la necesidad de formar integralmente al alumno y prepararlo para
que se desempeñe social y profesionalmente. Para esto se
debe lograr que los escolares adquieran habilidades que les
permita acceder a desarrollarse a plenitud, sobre la base de
otras formas del aprender a aprender, y en particular el
desarrollo de los estilos y estrategias de aprendizaje que
contribuyan a la autorregulación del
aprendizaje.

La escuela y el maestro: agentes socializadores
imprescindibles en la autorregulación del aprendizaje en
los escolares primarios.

El objetivo esencial de la educación primaria en
Cuba es contribuir a la formación integral de la
personalidad del escolar. Desde los primeros grados se debe
lograr la interiorización de conocimientos y orientaciones
valorativas que se reflejen gradualmente en sus sentimientos,
formas de pensar y comportamientos, acorde con el sistema de
valores e ideales de nuestra revolución socialista
cubana[11]Por ello es necesario preparar a los
estudiantes desde las más tempranas edades no solo para
vivir en esa sociedad sino también para perpetuarla y
contribuir a su desarrollo.

El proceso de desarrollo de la personalidad tiene lugar
mediante la interacción del sujeto con el complejo sistema
de influencias educativas en sus diferentes contextos de
actuación. La sociedad y sus variadas instituciones
(educacionales, culturales, religiosas, deportivas, etc.) tienen
un importante papel en la formación de la personalidad de
los niños y jóvenes y, generalmente, actúan
según programas especialmente concebidos con tales fines.
Tal posición implica, en un sentido amplio, considerar que
en este proceso interviene un sistema de influencias sociales y,
en un sentido más estrecho, conlleva a destacar el
importante papel de la escuela que, conjuntamente con otras
instituciones, está llamada a diseñar estrategias
educativas para lograr tal
objetivo.[12]

La escuela, institución que opera como un
centro transformador de todos los agentes educativos que
participan en la socialización de los niños y
jóvenes, es un sistema porque cumple no solo funciones de
dirección social, sino también de control de los
procesos del desarrollo intelectual, moral y físico de la
joven generación; de ahí que tomando en cuenta sus
propias condiciones como punto de partida se deberá
trabajar para acercarse a la escuela que todos desean alcanzar,
caracterizada por un proceso educativo activo, reflexivo, que
permita el máximo desarrollo de las potencialidades de
todas las niñas y niños, en un clima participativo,
de pertenencia, cuya armonía y unidad contribuya al logro
de los objetivos y metas propuestas, con la participación
de todos.[13]

Tal comprensión se hace evidente en la actual
concepción del modelo de la escuela primaria, donde
aparece argumentados los elementos relacionados con las
diferentes aristas que repercuten en el trabajo de la escuela y
el maestro en la formación integral de la personalidad de
los escolares.

Según A. Blanco "….el maestro debe
convertirse en un orientador del desarrollo de sus educandos,
contribuyendo a que en cada uno de ellos se manifiesten todas las
potencialidades positivas de su personalidad"[14].
Importante reflexión que precisa el papel esencial que
tiene el maestro en el proceso de formación de la
personalidad de sus estudiantes, conducir un proceso que
verdaderamente instruya, eduque y desarrolle, en él
está, la responsabilidad de diseñar y promover
actividades y situaciones de aprendizaje que propicien el
desarrollo del potencial intelectual de los educandos, así
como estimular su capacidad para enfrentar la realidad de forma
reflexiva, crítica y constructiva, con grandes dosis de
autonomía y autodeterminación.

En la actual situación social del desarrollo del
escolar primario, se significa el conducir el proceso de
apropiación bajo una enseñanza que tome en cuenta
las potencialidades del escolar en cada momento de su desarrollo
psíquico, que se instrumente sobre la base de lo
adquirido, pero esencialmente sobre lo que debe adquirir, a saber
de la existencia de condiciones externas de las que él
forma parte. Implica la aplicación de nuevos
métodos de trabajo, un mayor conocimiento del escolar y de
las condiciones en que aprende, la atención a qué y
cómo aprende y a las particularidades psicológicas
que le caracterizan.

Actualmente se concibe en la Educación Primaria,
un sistema educativo cualitativamente superior que, a diferencia
de etapas anteriores, se centra en la formación de un
individuo capaz de asimilar de forma protagónica y
creadora, y en mayor volumen y calidad, la experiencia cultural
acumulada por la humanidad; capaz de asumir el reto impuesto por
el desarrollo tecnológico, y los mejores valores humanos
para conducirse en el futuro en correspondencia con la
preparación alcanzada, transformando el medio y a
sí mismo.

El fijar la centralidad en el escolar en el proceso
educativo, deviene en posibilitar que este asuma un rol
protagónico en cada una de las actividades, una
posición crítica, valorativa de los hechos y
fenómenos que se estudien con lo que desarrolle
además una actitud autorreflexiva, que se desempeñe
con independencia en la búsqueda del conocimiento
empleando todos los recursos que tiene a su alcance (software
educativos, televisión, libros de textos, cuadernos de
trabajo, trabajo en equipo). Transformaciones que son condiciones
favorables para abrir las puertas a un proceso autorregulado en
el escolar primario.

En tales puntos de vista se defiende la
participación del propio sujeto en su desarrollo, lo que
implica el conocimiento pleno de las particularidades de su nivel
actual y claridad en sus aspiraciones futuras y en sus
potencialidades para lograrlas. Se trata de que las influencias
educativas estén dirigidas no sólo a regular la
actividad del sujeto en sus contextos, sino fundamentalmente a
desarrollar las potencialidades de autorregulación
según las posibilidades particulares de cada etapa del
desarrollo[15]

La autorregulación de la personalidad en los
escolares primarios se logra de manera gradual, partiendo de las
características de los alumnos en cada uno de los grados y
las posibilidades de estos para autorregular su proceso de
aprendizaje. Pero tales potencialidades del desarrollo han de ser
conducidas por la enseñanza y la educación; por
ello los educadores han de crear diferentes alternativas para
propiciar la autorregulación del aprendizaje de sus
escolares. Se trata entonces de enseñar a los alumnos a
orientar su propio comportamiento en correspondencia con
objetivos socialmente valiosos que deben llegar a ser
personalmente significativos. Aprender a autorregularse implica
aprender a elaborar proyectos, tomar decisiones, organizar
actividades, resolver problemas, autocontrolarse y ello requiere
tener oportunidad para hacerlo de manera
sistemática.

Según N. Cárdenas, en el proceso
docente-educativo pueden crearse condiciones que estimulen
sistemáticamente la autorregulación de los alumnos
por lo que considera al colectivo de profesores y de estudiantes
elementos importantes para lograr que los alumnos profundicen en
el conocimiento de sí y, consecuentemente, puedan
autorregular su actividad hacia el logro de una efectiva
transformación de su personalidad. Además apunta
que en el proceso de autorregulación en el contexto
escolar se interrelacionan tres elementos fundamentales: el
sujeto, el educador (y/o colectivo pedagógico) y el grupo
estudiantil.

Los estilos y
estrategias de aprendizaje: una vía para contribuir a la
autorregulación del aprendizaje en los
escolares

El concepto de estilo de aprendizaje o estilo
cognitivo fue utilizado por primera vez en los años 50 del
siglo XX por los llamados "psicólogos cognitivistas"'que
comenzaban por aquellos años a prestar especial
atención al hombre desde el punto de vista de la
cognición.

Con el auge de las psicologías cognitivista y
humanista en otros campos del saber y en particular en la
educación, los estudios desarrollados sobre los estilos
cognitivos encontraron eco entre los pedagogos, principalmente en
países como Estados Unidos, donde desde los años 60
venía generándose un amplio movimiento de reformas
curriculares que aclamaban por transformaciones cualitativas en
el sector, con vistas a la renovación de las
metodologías tradicionales y el rescate del alumno como
polo activo del proceso de
enseñanza-aprendizaje.

A diferencia de los teóricos de la personalidad
que emplean frecuentemente el término estilo cognitivo,
los psicólogos de la educación comenzaron a hacer
uso del término estilo de aprendizaje, teniendo en cuenta
el carácter multidimencional del proceso de
adquisición de conocimientos en el contexto escolar. Esto
a su vez derivó en una amplia diversidad de definiciones,
clasificaciones e instrumentos de diagnóstico, que
conforman los más disímiles enfoques y modelos
teóricos con relación al objeto-problema en
cuestión.

En los estudios sobre aprendizaje los autores consideran
que la noción de estilo de aprendizaje es más
amplia que la de estilo cognitivo tomando en cuenta que incluye
no sólo comportamientos cognitivos, sino además
afectivos que indican las características y las maneras de
percibir, interactuar y responder en el contexto de aprendizaje
por parte del que aprende. (Willing, 1988; Wenden,
1991).

Los cognitivistas al abordar las diferentes
clasificaciones de estilo de aprendizaje tienen como principal
limitante, a juicio de autores como A. Mitjans (1995), el
considerar la personalidad como una dimensión de las
diferencias individuales, lo que conduce al debate sobre si el
estilo constituye una dimensión de la personalidad o una
dimensión del funcionamiento cognitivo lo que expresa, en
última instancia, la superación de la
separación entre cognición y
personalidad.

Para superar la visión puramente cognitivista que
caracteriza el estudio y abordaje de los estilos de aprendizaje
es necesario asumir un enfoque histórico-cultural entre
cuyos aspectos más importantes están:

  • Partir de la naturaleza socio-histórica de la
    subjetividad humana.

  • Concebir la dialéctica entre lo
    biológico y lo social en la determinación y
    desarrollo de lo psíquico.

  • Partir de la idea de que todo lo psicológico,
    en particular, el proceso de aprendizaje, está mediado
    por la actividad y la interacción humana.

  • Tener en cuenta la unidad de lo afectivo y lo
    cognitivo en el reflejo y regulación
    psicológica del comportamiento.

En el diccionario se define el término de estilo,
entre otras acepciones, como modo, manera, costumbre, lo que
aplicado al aprendizaje podría hacer más
comprensible este término.

El término estilo de aprendizaje ha sido abordado
de diferentes maneras. Para Hunt (1979) "El estilo de aprendizaje
describe a un aprendiz en términos de las condiciones
educativas que son más susceptibles de favorecer su
aprendizaje. (…) ciertas aproximaciones educativas son
más eficaces que otras para él".

D. Kolb, (1981) señala que los estilos de
aprendizaje se desarrollan como consecuencia de factores
hereditarios, experiencias previas y exigencias del ambiente
actual.

Otros autores como Kerby, Estwb y Weinstein, (1982) se
refieren a los estilos de aprendizaje como conjunto de
estrategias que abarcan no solo estrategias puramente cognitivas
sino también los que se denominan de apoyo como la
motivación o la autoestima.

  • A. Pupo (2000) considera que "El estilo de
    aprendizaje es la manera peculiar, más o menos
    estables en que se estructuran los procesos
    psicológicos (afectivos y cognitivos). Ellos son
    relativamente estables pero pueden variar, evolucionar,
    mejorarse y optimizarse. El hecho de que una persona sea
    consciente de su propio proceso de aprendizaje hace que pueda
    tratar de mejorarlo".

Asumiendo la definición que plantea N.
Cárdenas[16]el término estilo de
aprendizaje se refiere a la manera general que tienen las
personas de abordar determinada tarea de aprendizaje. Las
personas manifiestan ciertas tendencias o preferencia a emplear
determinadas maneras de aprender que otras, o sea, el estilo de
aprendizaje destaca la forma de aprender que resulta peculiar a
una persona determinada. De manera genérica podemos
entender por estilo de aprendizaje la disposición estable
de la persona a actuar de una determinada manera frente a los
nuevos aprendizajes.

Aunque es muy diversa la forma en que los diferentes
autores han definido los estilos de aprendizaje se destacan como
comunes los siguientes elementos:

  • Dependen de las peculiaridades psicológicas y
    fisiológicas de los alumnos.

  • Se expresan a través de rasgos y
    comportamientos relativamente estables, pero sujetos a
    cambios (pueden evolucionar, mejorarse y
    optimizarse).

  • Dependen de las particularidades de los sujetos y de
    las condiciones y contexto en que transcurre el aprendizaje
    (la manera de aprender puede variar significativamente de una
    materia a otra).

  • Son expresión de la unidad de lo cognitivo y
    lo afectivo de la personalidad, lo intra e ínter
    psicológico, lo biológico y lo
    social.

Existen diferentes criterios de clasificación
entre ellos están: el modelo de Kolb (que asume
como criterio de clasificación la forma en que los alumnos
perciben y procesan la información, diferenciando cuatro
tipos de estudiantes: divergentes, convergentes, asimiladores,
acomodadores).El modelo de los hemisferios cerebrales, de
R. Sperry, plantea que cada hemisferio procesa la
información que recibe de distinta manera, es decir, hay
distintas formas de pensamiento asociadas con cada
hemisferio. El modelo de la programación
neurolingüística (PNL)
surgió por
iniciativa de J. Grinder (Psicolingüísta) y R.
Bandler (Matemático, Psicoterapeuta, Gestaltista) a
principios de la década de los años setenta. Este
modelo, también llamado
visual-auditivo-kinestésico (VAK), toma en cuenta
el criterio neurolinguístico, que considera que la
vía de ingreso de la información (ojo, oído,
cuerpo) –o, si se quiere, el sistema de
representación (visual, auditivo, kinestésico)-
resulta fundamental en las preferencias de quien aprende o
enseña en el se proponen actividades adaptadas a cada
estilo. El modelo de las inteligencias múltiples de
H. Gardner. Él define la inteligencia como una capacidad,
cuando hasta hace poco era considerada algo innato e inamovible y
con esto la convierte en una destreza que se puede desarrollar.
No niega el componente genético, pero esas potencialidades
se van a desarrollar de una manera o de otra dependiendo del
medio ambiente, nuestras experiencias, la educación
recibida, etc. Otro enfoque que se puede mencionar es el de R.
Schmeck, el cual está vinculado directamente a estudios
sobre estrategias de aprendizaje. Según estudios
realizados por este autor los alumnos pueden lograr resultados
académicos satisfactorios siempre que desarrollen estilos
y estrategias adecuados a la situación de aprendizaje que
aborden. Según este autor, la adquisición de
estrategias forma parte del desarrollo personal del alumno hasta
que estas crean un estilo de aprendizaje.

Estos modelos aportan fundamentos teóricos que
permiten conocer el comportamiento de los alumnos en el aula, por
ejemplo el modelo VAK explica como el alumno percibe la
información, el modelo de los hemisferios cerebrales como
el alumno organiza la información que recibe. Pero en la
práctica el maestro no puede utilizar un modelo para
caracterizar cada uno de los procesos que realiza el alumno para
aprender, además es muy difícil encerrar a los
alumnos en una clasificación, las influencias educativas
no operan linealmente ni de manera igual para todos los sujetos y
por tanto no pueden ser estandarizados (Fernández L.
1993).

Para que se pueda operar con los estilos de aprendizaje
en el aula, la autora considera, que se deben tener en cuenta las
preferencias de los alumnos para percibir, procesar y retener la
información, las preferencias por la orientación
planificada o no hacia el aprendizaje y las preferencias por el
aprendizaje interactivo o individual, sin que el maestro tenga
que clasificarlos en categorías cerradas.

Las estrategias de aprendizaje se diseñan
como un conjunto de acciones, actividades, conjunto de
procedimiento, con el objetivo de buscar los medios que conducen
a la solución de problemas, seleccionar
información, elegir medios y vías, mejorar, apoyar,
y perfeccionar el aprendizaje. Teniendo en cuenta lo anterior es
necesario enseñar a los alumnos a examinar las situaciones
de aprendizaje para que puedan seleccionar y aplicar los estilos
más apropiados a las mismas para alcanzar metas
determinadas.

"Las estrategias de aprendizaje comprenden todo el
conjunto de procesos, acciones y actividades que los aprendices
pueden desplegar intencionalmente para apoyar y mejorar su
aprendizaje. Están pues conformadas por aquellos
conocimientos, procedimientos que los estudiantes van dominando a
lo largo de su actividad e historia escolar y que les permite
enfrentar su aprendizaje de manera
eficaz."[17]

Existe una gran diversidad de estrategias de
aprendizaje, lo que conlleva la necesidad de preparar al alumno
para que conozca variados recursos, en correspondencia con las
particularidades del grado que estudia, y pueda seleccionar
cuáles emplear al estudiar determinados contenidos o
resolver una situación de aprendizaje. Entre las
estrategias mas empleadas están:

  • Autocuestionarse, autopreguntarse.

  • Controlar la velocidad y leer más
    rápido o más deprisa, según el
    objetivo.

  • Subrayar e identificar las palabras e ideas
    principales

  • Activar los conocimientos previos.

  • Anticipar, predecir.

  • Elaborar hipótesis.

  • Hacer inferencias, resúmenes.

  • Seleccionar el tipo de lectura según los
    propósitos.

  • Volver a leer cuando sea necesario.

  • Leer el contexto que ayude a reconstruir el
    significado.

  • Detectar las incoherencias de significado o las
    deficiencias de comprensión.

  • Determinar sus causas y escoger una estrategia para
    resolverlas.

  • Construir esquemas, redes semánticas y mapas
    conceptuales para evaluar el éxito de la
    comprensión.

En resumen, las estrategias se emplean para garantizar
en los alumnos un aprendizaje eficaz, fomentando así su
independencia, (enseñarle a aprender a aprender). No son
privativas a una determinada asignatura; o esfera del saber;
pueden y deben enseñarse como parte integrante del
currículo general, dentro del horario escolar y en el seno
de cada asignatura con los mismos contenidos y actividades que se
realizan en el aula. Su enseñanza va vinculada a la
Metodología de enseñanza, y se relaciona con las
actividades que el profesor plantea en el aula, con los
métodos usados, con los recursos que utiliza y con la
modalidad de discurso que usa para interactuar con sus alumnos.
Todo ello, eso sí, programado en su unidad
didáctica

El uso de estrategias de aprendizaje logrará en
los estudiantes un mayor nivel de desarrollo de determinados
procesos psicológicos, actualización de
conocimientos previos en áreas o materias determinadas,
dominio de hábitos y habilidades específicas,
adquisición de procedimientos de apoyo al aprendizaje,
conocimientos sobre su propio proceso cognitivo y de aprendizaje
metacognitivo y la posibilidad y disposición de
controlarlo. Todo lo cual enriquecerá sus posibilidades de
éxito al estudiar.

Existen diferentes clasificaciones sobre las estrategias
de aprendizaje, poseen, sin duda, un valor orientador en
relación con el diagnóstico y la
intervención que llevan a cabo los docentes.
Pozo[18]se refiere a las estrategias de
adquisición de la información (tomar notas,
subrayado, consulta bibliográfica, búsqueda en
diferentes fuentes de información, elaborar proyectos de
investigación, etc.), de análisis e
interpretación de la información (utilizar
gráficas y esquemas, procedimientos de análisis,
organización y comprensión conceptual,
comunicación de lo aprendido, etc.), y de
planificación, supervisión y control de los
aprendizajes (procesos metacognitivos).

D. Castellanos asume una clasificación de
estrategias de aprendizaje, a partir de la propuesta por
González y Tourón (1998), en la que se distinguen
tres grupos de estrategias: cognitivas, metacognitivas,
auxiliares. ( en el capítulo teórico de la
investigación se ofrecen detalles acerca de las
mismas.)

Potencialidades
de la situación social del desarrollo de los escolares
para la autorregulación del aprendizaje a través
del perfeccionamiento de sus estilos y estrategias de
aprendizaje

En numerosas investigaciones pedagógicas y de la
psicología educativa, correspondientes a la
concepción histórico cultural, al analizarse las
tendencias del desarrollo de la personalidad se enfatiza el papel
de la educación (sin ignorar el problema de las
particularidades individuales) en el logro de niveles superiores
de desarrollo, y de uno u otro modo se insiste en la importancia
de modelar la actividad y los procesos comunicativos como
condiciones necesarias para el logro de las potencialidades de
los estudiantes en cada etapa de la vida.

La comprensión de las periodizaciones del
desarrollo psíquico y del desarrollo de la personalidad,
así como la posibilidad de trabajar con ellas tiene
especial importancia para la labor de los educadores.

Vigotsky definió el concepto de situación
social del desarrollo como la combinación especial de los
procesos internos del desarrollo y de las condiciones externas
que es típica en cada etapa y que condiciona
también la dinámica del desarrollo psíquico
durante el correspondiente período evolutivo y las nuevas
formaciones psicológicas peculiares, que surgen hacia el
final de dicho período[19]

El concepto de situación social del desarrollo
expresa que cualquier etapa debe ser considerada también
dentro del marco del desarrollo histórico-social. Por eso
las particularidades de una etapa determinada no dependen tanto
de la edad cronológica como de: la situación
histórica específica, las características de
la situación económica y social, generación
a la que pertenece, familia en la que se desarrolla, sexo al que
pertenece. Tal amplitud en la definición de este concepto
permite que sea aplicado para comprender el proceso de desarrollo
en una etapa determinada, en grupos específicos y en cada
individuo en particular, pues el desarrollo es producto en cada
caso de esa combinación especial entre las condiciones
internas y externas del desarrollo[20]

Desde el punto de vista pedagógico el concepto de
situación social del desarrollo posibilita valorar los
logros del desarrollo, no como resultados automáticos de
determinada etapa de la vida, sino como productos de la
organización adecuada de la educación y la
enseñanza. Además le permite al maestro comprender
las potencialidades del desarrollo que poseen sus alumnos y
orientarse en relación con los objetivos educativos que
pueden plantearse considerando las condiciones en que transcurre
el desarrollo del escolar.

La edad escolar es una de las etapas fundamentales en
cuanto a adquisiciones y desarrollo de potencialidades tanto en
el área intelectual como afectivo – motivacional,
estas son premisas importantes a consolidar en etapas
posteriores. Se trata de que el conocimiento se produzca
fundamentalmente en función de los objetivos planteados
por el propio alumno teniendo en cuenta las particularidades de
su personalidad

Conclusiones

  • Existen múltiples definiciones sobre el
    concepto de estilos y estrategias de aprendizaje, esto se
    debe a que estos conceptos han sido abordados desde
    perspectivas muy diferentes. Considerar a los escolares como
    sujetos, significa abrirles espacios para que puedan
    expresarse en correspondencia con su nivel actual de
    desarrollo, sus necesidades, opiniones y reflexiones, lo que
    implica participar en el proceso de su propia
    formación. Con las actuales transformaciones en la
    educación primaria, es posible lograr, de manera
    gradual, un proceso autorregulado en el escolar primario,
    partiendo de las características de los alumnos en
    cada uno de los grados y las posibilidades de estos para
    autorregular su proceso de aprendizaje.

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Autor:

Lic. Melba de las Nieves Días
Cardozo

Lic. Odalys Chang Suárez

Lic. Ana Elvira Quesada Sotolongo

1. Universidad de "CIENCIAS
PEDAGÓGICASJUAN MARINELLO",

2009

[1] Rico Montero, Pilar. Reflexión y
aprendizaje en el aula.(1996) P -11.

[2] Cárdenas Morejón, Norma y
Almeida Carazo, Bernardino. Alternativas para propiciar la
autorregulación del aprendizaje de los alumnos
(curso-98) P.

[3] Martí Pérez,
José.¨ Botes de papel”, La América,
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[4] Castellanos Doris. Hacia una
concepción del aprendizaje desarrollador. P-38

[5] González Fernández,
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difícil tarea

[6] González Fernández,
Antonio. (2004). Autorregulación del aprendizaje: una
difícil tarea.

[7] Cárdenas Morejón, Norma.
Curso de Postgrado: Educación Desarrolladora y
Autorregulación de la Personalidad. P9.

[8] Moreno Castañeda, María
Julia.(2003). Selección de lecturas. Psicología
de la personalidad. P42.

[9] Cárdenas Morejón, Norma.
Curso de Postgrado: Educación desarrolladora y
autorregulación de la personalidad.

[10] Cárdenas Morejón, Norma.
Curso de Postgrado: Educación desarrolladora y
autorregulación de la personalidad. P-6.

[11] Rico Montero, Pilar. (1996). Hacia el
perfeccionamiento de la escuela primaria. P 6.

[12] Disciplina: Educación y
Desarrollo de la Personalidad. Dra. Norma Cárdenas, Dr.
Juan L. Márquez Marrero, MS. Carmen González
Goya. Instituto Pedagógico Latinoamericano y
Caribeño.

[13] Rico Montero, Pilar. (1996). Hacia el
perfeccionamiento de la escuela primaria.
Introducción.

[14] Blanco Pérez, Antonio. (2004)
Introducción a la Sociología de la
educación. Pág. 58

[15] Cárdenas Morejón, Norma. (
) Curso de postgrado: educación desarrolladora y
autorregulación de la personalidad. Pág. 4

[16] Cárdenas Morejón, Norma.
Guión del programa ¿Cómo aprendo? Para el
programa televisivo Para ti maestro, dic 2003.

[17] Castellanos, D. Aprender y
enseñar en la escuela. Pág. 87

[18] Citado por D. Castellanos en Aprender y
enseñar en la escuela.

[19] Bozhovich L. I., (1976). La personalidad
y su formación en la edad infantil. P 292

[20] Cárdenas Morejón, Norma.
El problema de la periodización del desarrollo en la
psicología y la labor

Partes: 1, 2
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