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La ética y la moral, ¿natural o sobrenatural? (página 2)



Partes: 1, 2

En
algún momento los humanos se dieron cuenta de este
mecanismo y empezaron a seleccionar de manera mucho más
planificada a las
plantas y animales que utilizarían para
la reproducción. De esta forma los seres humanos dieron
origen a gran variedad de razas de animales domésticos,
así como de plantas domésticas. Los lobos
domesticados dieron origen a los perros actuales. Esto
ocurrió de manera similar con caballos, llamas, gatos,
cerdos, camellos, vacas, ovejas, abejas, y otras tantas especies
animales. Otro tanto ocurrió con especies vegetales como
el maíz, el arroz, el trigo, la soja, la avena, la cebada,
el banano o cambur, la manzana, la yuca o mandioca, el tomate, y
muchas otras.Darwin y Wallace se dieron cuenta de que así
como el ser humano puede modificar a las especies de plantas y
animales seleccionando los especímenes que más le
benefician, la naturaleza puede por sí misma seleccionar a
las plantas y animales que mejor aprovechan sus recursos.
Así como el humano puede escoger al lobo más
amigable y laborioso para dar origen al perro doméstico,
la naturaleza escoge al lobo más hábil
sobreviviendo y reproduciéndose en el ambiente silvestre.
De esta manera, el medio ambiente puede modificar la forma y el
comportamiento de los seres vivos.Una cantidad abrumadora de
evidencias respaldan la teoría de la evolución.
Estudios geológicos han confirmado la avanzadísima
edad de nuestro planeta, con lo que el enorme tiempo de
evolución de los seres vivos que esto permite, explica la
gran complejidad y variedad en las especies. Gran cantidad de
fósiles han permitido encontrar los antepasados comunes de
especies que a nuestros ojos resultan muy
diferentes.

Simulaciones por computadora han permitido
recrear la evolución a partir de pequeñas
variaciones aleatorias durante grandes períodos de
tiempo.Sin embargo, la teoría de la evolución
parece predecir un comportamiento egoísta de los seres
vivos, y no un comportamiento altruista. Es importante resaltar
que en biología un altruista es aquel que beneficia a
otros perjudicándose él mismo al hacerlo. De
existir seres egoístas y seres altruistas en una especie,
los seres egoístas recibirán más beneficios
que los seres altruistas, ya que los primeros recibirán
ayuda de los altruistas, pero sin perjudicarse al no ofrecer
ellos ninguna ayuda. Por esto, a largo plazo, los seres
altruistas deberían extinguirse. Esto contradice el
comportamiento de algunas especies, y en particular, el
comportamiento de la gran mayoría de los seres
humanos.

El
amor de familia

Hay un
caso particular en el que la teoría de la
evolución, tal y como la entendieron Darwin y Wallace,
explica
acciones altruistas en animales, y es el caso de las
acciones altruistas de padres a hijos. Este altruismo es
predecible ya que animales que benefician a sus hijos,
están en realidad mejorando su propia reproducción.
Pocos años después de los trabajos de Darwin y
Wallace sobre la selección natural, Gregor Mendel
logró descifrar el mecanismo mediante el cual los seres
vivos adquieren las características de sus progenitores.
Este mecanismo está basado en la existencia de ciertas
unidades en los seres vivos que contienen la información
sobre las características de cada uno.

Estas
unidades serían denominadas genes. En años
más recientes los genes fueron identificados como partes
de una larguísima molécula denominada
ADN
(ácido desoxirribonucleico). En dicha molécula
está codificada la información sobre las
características intrínsecas de un ser vivo. Los
genes determinan diversas características del ser, como la
forma de su cuerpo, color, tamaño, desarrollo y
comportamiento. Este descubrimiento permitiría
posteriormente explicar acciones altruistas no sólo entre
padre e hijos, sino entre otros individuos con lazos de
parentesco.Animales como las abejas y las hormigas, los cuales
presentan uno de los comportamientos altruistas más
sorprendentes dentro del reino animal, dieron pie a la
teoría de la selección de parentesco, desarrollada
por W. H. Hamilton en los años sesenta [Hamilton 1964a]
[Hamilton 1964b].

Esta
teoría explica cómo puede resultar exitoso un
comportamiento altruista si este comportamiento va dirigido a los
parientes cercanos de un
individuo. Esto se debe a que los
parientes cercanos tienen altas probabilidades de parecerse entre
sí, por lo que un comportamiento altruista entre parientes
implica probablemente un comportamiento altruista entre
altruistas. De esta manera los seres egoístas son
discriminados, recibiendo menos beneficios de las acciones
altruistas, mientras que los seres altruistas reciben grandes
beneficios de la ayuda mutua. Esta teoría predice acciones
altruistas en especies en donde conviven individuos con estrechos
lazos de parentesco. Tal es el caso de las abejas y hormigas,
cuyo particular método de reproducción implica un
parentesco muy marcado entre las obreras de las colonias.Una
manera más sencilla de entender el altruismo que predice
la selección de parentesco es considerar que la
selección natural ocurre a nivel de los genes, y no a
nivel de los individuos. Son los genes los que son seleccionados
por el ambiente, y esto no siempre corresponde a seleccionar
individuos (aunque en muchos casos sí corresponde). Este
es el enfoque propuesto por Richard Dawkins en su libro, "The
Selfish Gene" (El gen egoísta) [Dawkins 1976]. Podemos ver
la acción altruista de manera metafórica como la
acción egoísta de un gen que se ve a sí
mismo en otro individuo. La acción de una hormiga que se
sacrifica para proteger a las larvas de su hormiguero, puede ser
vista como la acción de un gen que se protege a sí
mismo, ya que se encuentra presente tanto en la hormiga como en
la larva. La larva además tiene la posibilidad de
convertirse en una hormiga reina y reproducirse, mientras que la
hormiga obrera es estéril, por lo que el gen se protege
mejor a sí mismo protegiendo a la larva. La
selección de parentesco puede también ser una
explicación a la evolución de organismos
unicelulares hacia organismos pluricelulares. De la misma manera
que el fuerte parentesco puede explicar comunidades de hormigas
estériles y altruistas en donde la reproducción
está asegurada por ciertas casta especializada de hormigas
(hormigas reinas y reyes), también puede explicar la
existencia de comunidades de células estériles y
altruistas, en donde la reproducción está asegurada
por ciertas células especializadas (espermatozoides y
óvulos). En efecto organismos primitivos como las esponjas
marinas están a medio camino entre colonias de organismos
unicelulares, y organismos pluricelulares.

La
selección de parentesco parece explicar de manera
más que convincente las acciones altruistas que diversos
animales, incluyendo los seres humanos, realizan a favor de sus
familiares. Sin embargo no explica cómo los seres humanos
pueden sentir
respeto, compasión, y cariño por
personas poco emparentadas, y llegar a realizar sacrificios y
acciones heroicas en favor de personas
desconocidas.

La
evolución y los cambios
tecnológicos

Una
explicación bastante simple a los actos altruistas entre
personas poco emparentadas, es considerar que los mecanismos
desarrollados de manera evolutiva para identificar a los
parientes, pueden no ser lo suficientemente sofisticados como
para evitar acciones altruistas entre individuos parecidos a los
parientes. Si los seres humanos evolucionaron en ambientes en los
que estaban permanentemente rodeados de familiares, entonces
considerar a cualquier
persona cercana como un pariente pudo ser
un mecanismo efectivo de identificación. Los conocimientos
actuales que tenemos sobre las sociedades primitivas de humanos
confirman el hecho de que los seres humanos vivieron en
sociedades conformadas por clanes familiares. Los cambios bruscos
que ha producido el desarrollo tecnológico de los seres
humanos han dado como resultado numerosos casos en los que
comportamientos desarrollados de manera evolutiva tienen
consecuencias irrelevantes o desventajosas desde el punto de
vista de la selección natural.

El
miedo que puede producir una película de terror o de
suspenso tiene muy poca
utilidad para la supervivencia y
reproducción de una persona, sin embargo ese mismo miedo
es producto de las ventajas que representó y representa
para nuestros genes el miedo a animales peligrosos, a individuos
agresivos, a la oscuridad, o a la soledad. El placer que produce
una relación sexual con anticonceptivos poca utilidad
tiene para la reproducción de las personas, sin embargo
ese placer existe debido a las ventajas que produjo (y
todavía produce) en la reproducción de las
personas. El goce que puede producir el consumo de grandes
cantidades de comida puede ser hoy en día perjudicial para
la supervivencia de una persona, sin embargo este goce pudo ser
muy útil en el ambiente de escasez en el que evolucionaron
los seres humanos.

Y
así podemos encontrar muchos otros ejemplos en los que
características que surgieron por las ventajas evolutivas
que representaron dan pie, debido al
cambio brusco del medio
ambiente producido por la tecnología, a situaciones poco
ventajosas desde el punto de vista evolutivo.Siguiendo este
argumento el afecto que puede sentir una madre o un padre por un
hijo adoptivo, no representa una ventaja en cuanto a su
reproducción, pero este afecto existe debido a las
ventajas reproductivas que representa para la mayoría de
las personas el cuidar a sus descendientes (casos de adopciones
pueden encontrarse en animales, e incluso entre animales de
diferentes especies). Y así muchas acciones altruistas
pueden encontrar su explicación en el efecto que los
cambios bruscos producidos por la tecnología tienen en los
mecanismos desarrollados por la
evolución.

La
ayuda mutua

A
principios del siglo XX, el anarquista ruso Pyotr Kropotkin
publica su libro "El apoyo mutuo: un factor en la
evolución" [Kropotkin 1914]. En éste Kropotkin
defendía la tesis de que el apoyo entre individuos y
especies para la supervivencia es un factor de gran importancia
en la evolución. Si bien muchos de los argumentos de
Kropotkin son desestimados hoy en día, ya que muchas de
las suposiciones científicas en las que se basó han
sido desmentidas, también es muy difícil negar que
el apoyo mutuo es una característica presente en
innumerables grupos de organismos vivientes.Kropotkin hubiera
quedado maravillado por la actual teoría
endosimbiótica, propuesta en los años sesenta por
Lynn Margulis [Sagan 1967]. Dicha teoría propone una
explicación al complejo funcionamiento de las
células de muchos seres vivos, compuestas por numerosos
organelos especializados en funciones bastante diferentes. Esta
explicación consiste en suponer la asimilación
(como por ejemplo mediante fagocitosis, lo cual podemos entender
coloquialmente como una célula comiéndose a otra)
de bacterias u organismos similares, por parte de células
de mayor envergadura, dando como resultado la formación de
un sistema simbiótico, en el que la célula
anfitriona se beneficia de las reacciones químicas
realizadas por las bacterias huéspedes, mientras que las
bacterias huéspedes se benefician de la protección
y el alimento garantizado por la célula anfitriona. Un
ejemplo serían las mitocondrias, organelos que se encargan
de producir energía a partir de la glucosa y el
oxígeno proporcionado por la célula

. La
teoría endosimbiótica se ve fuertemente respaldada
debido a que hoy en día sabemos que las mitocondrias
tienen un ADN propio, diferente del ADN ubicado en el
núcleo de las células humanas (o animales, o
vegetales), tienen reproducción propia, similar a la de
las bacterias, y además por la existencia de bacterias muy
similares a las mitocondrias pero cuya vida se desarrolla fuera
de las células. De manera que probablemente cada persona,
cada animal, cada planta, es en realidad una compleja
comunidad
de microorganismos en donde la ayuda mutua es esencial para su
funcionamiento y preservación.Pero quizás Kropotkin
se hubiera maravillado aún más con el enfoque del
gen egoísta, en el que toda molécula de ADN puede
ser vista como producto del trabajo cooperativo de diversos
genes, los cuales no podrían reproducirse sin los aportes
de cada uno. En efecto, la simbiosis, la cooperación y el
apoyo mutuo son completamente compatibles con la noción
del gen egoísta. Muchos sentimientos y normas
éticas y morales tienen probablemente su origen en las
ventajas evolutivas que representa la cooperación y la
ayuda mutua entre individuos.

La
teoría de juegos

La
teoría de juegos surge como disciplina científica
durante los años veinte gracias a los aportes del
húngaro John Von Neumann. Esta disciplina estudia mediante
modelos matemáticos el comportamiento de sistemas en los
que existen diferentes "jugadores" con decisiones independientes,
conflictivas o cooperativas. La teoría de juegos es muy
utilizada en la economía para estudiar la competencia y la
cooperación tanto de individuos como de estados y
corporaciones. Además tiene aplicaciones en la
política, la guerra, la computación, y otras
áreas entre las que destaca la biología [Maynard
Smith 1982].

La
teoría de juegos aplicada a la biología ha
permitido explicar ciertos comportamientos en animales,
comportamientos que la mayoría de nosotros relacionamos al
concepto de justicia.El dilema del prisionero es uno de los
"juegos" que más han sido estudiados en el ámbito
de la teoría de juegos. Este juego es frecuentemente
explicado utilizando como ejemplo el caso de dos prisioneros que
fueron atrapados por ser sospechosos de un delito. La siguiente
situación se les presenta: cada uno puede callar
(cooperar), o delatar a su compañero (traicionar). Si
ambos callan, ambos obtendrán una condena leve. Si uno
delata y el otro calla, el delator saldrá libre, mientras
que el que calló obtendrá la pena de muerte. Si
ambos delatan ambos obtendrán cadena perpetua. El dilema
está en que la opción racional es delatar, ya que
en el caso de que el otro calle, es mejor salir libre que obtener
una condena leve, y en el caso de que el otro delate, es mejor
obtener cadena perpetua que pena de muerte. Sin embargo si ambos
actúan racionalmente, obtendrán cadena perpetua,
habiendo podido ponerse de acuerdo para obtener una condena
leve.Este juego ha sido utilizado para explicar numerosos
comportamientos complejos en diversas áreas de estudio,
como la formación de carteles y oligopolios en la
economía, la formación de estados e instituciones,
pactos militares, etc… En biología evolutiva, los pagos
o castigos corresponden a la pérdida o ganancia en la
probabilidad de reproducirse. Por ejemplo, el dilema del
prisionero puede presentarse en el combate de dos animales por el
control de un recurso (comida, pareja, territorio). En este caso
si ambos deciden no enfrentarse (cooperar) entonces ambos pueden
utilizar una fracción del recurso (la mitad para cada uno
por ejemplo) sin recibir ningún daño del
enfrentamiento. Si uno decide huir (cooperar) y el otro opta por
el enfrentamiento (traicionar), entonces el animal que ha huido
no obtiene ningún recurso, mientras que aquel que opta por
el enfrentamiento obtiene todo el recurso sin recibir
daños. Si ambos deciden enfrentarse, recibirán una
fracción de los recursos pero además
resultarán afectados por posibles heridas producto del
enfrentamiento.

El
mismo dilema se presenta en este caso, a pesar de que el
enfrentamiento es la decisión más racional si cada
uno la analiza por separado, es también una
decisión que no es óptima y que sería
superada por decisiones más cooperativas.En organismos
complejos el dilema del prisionero ha sido estudiado en su
versión iterada, es decir, es una versión en la que
los jugadores repiten el juego una y otra vez, recibiendo pagos o
castigos más o menos grandes dependiendo del resultado de
cada juego, y en donde sus decisiones dependen de los juegos
previos (o dicho de otro modo, los jugadores tienen
memoria).
Dada la complejidad de estos juegos (debido al número de
iteraciones y de jugadores) los análisis se han realizado
mediante simulaciones por computadora. En estas simulaciones,
diversas estrategias para el dilema del prisionero iterado son
puestas a prueba, compitiendo entre sí por el mayor
éxito reproductivo. Algunas de estas estrategias son muy
simples, por ejemplo "siempre cooperar", o "siempre traicionar".
Otras estrategias dependen de los juegos pasados entre los mismos
jugadores. Por ejemplo, una estrategia podría ser
responder de forma contraria a la decisión de los otros
jugadores, traicionando a los jugadores que hayan cooperado, y
cooperando con jugadores que hayan traicionado. La famosa ley del
talión: ojo por ojo, diente por diente, es una estrategia
en la que un jugador comienza cooperando, y continuará
cooperando con los jugadores que también cooperen,
traicionando a los jugadores que hayan traicionado, con
diferentes grados de "venganza" y "perdón".

Estrategias basadas en la ley del
talión han mostrado ser de las más efectivas cuando
los jugadores tienen altas probabilidades de volver a
encontrarse. De hecho la estrategia más exitosa de todas
es aquella en la que el jugador recurre a la venganza sólo
una vez, cooperando en el principio, traicionando una vez que ha
sido traicionado, pero volviendo a cooperar después de la
traición. Se trata de una estrategia levemente
vengativa.Estas simulaciones muestran que la noción de
justicia más común entre los seres humanos tiene
una explicación evolutiva. Sentimientos como la venganza y
la compasión son los mecanismos mediante los cuales
nuestros genes ponen en práctica una estrategia exitosa de
reproducción.

Rastros evolutivos de la
justicia

La
evolución implica pequeños cambios que se van
acumulando en el tiempo hasta producir las grandes diferencias
que existen entre las especies. Si realmente nuestros
sentimientos, nuestra
moral y nuestra ética son el
producto de la evolución, deben existir rastros de esta
evolución en los antepasados de los seres humanos,
así como en los animales más emparentados con
nosotros. Por otro lado, la identificación de parientes y
el recuerdo de los "dilemas del prisionero" jugados con otros
individuos implican cierto nivel mínimo de memoria y
análisis por parte de los individuos, lo cual puede
explicar el por qué las nociones de justicia que poseen
los humanos parecen no existir en los organismos más
simples.El estudio de nociones de justicia en animales
está desarrollándose actualmente, por lo que es
prematuro considerar dichos estudios como pruebas sobre los
rastros evolutivos de la moral y la ética, sin embargo no
dejan de ser llamativos e incentivan futuras investigaciones. Uno
de los aspectos estudiados en animales, relacionados con nuestra
noción de justicia, es la llamada "aversión a la
inequidad". Entre humanos, uno de los conceptos más
relacionados con la justicia, es la igualdad, por lo que existe
cierta aversión a las situaciones en donde no existe
igualdad de condiciones.

Esto ha sido estudiado por
sociólogos, psicólogos y economistas, entre los que
destacan el suizo Ernst Fehr [Fehr & Schmidt 1999], quien ha
puesto a prueba el modelo de homo economicus, utilizado por
economistas ortodoxos, en el que las personas simplemente desean
maximizar sus ganancias, sin importar la desigualdad con respecto
a las ganancias de otras personas. Experimentos con
chimpancés [Brosnan 2004], monos capuchinos [van Wolkenten
2007], y perros [Range et al. 2008], parecen indicar la presencia
de comportamientos que reflejarían una aversión a
la inequidad. En estos experimentos los animales son
recompensados, generalmente con alimentos, a cambio de
algún objeto o de alguna acción (como dar la pata
en caso de los perros). Las recompensas pueden ser de mayor o
menor valor para los animales.

En estos experimentos se han estudiado las
reacciones de los animales a las variaciones en las recompensas
para una misma tarea. El resultado es que los animales reaccionan
de manera bastante positiva (continúan realizando las
tareas) para recompensas de diferente valor, siempre que ambos
reciban la misma recompensa. Sin embargo, cuando uno recibe menos
recompensa que otro, así ambas recompensas sean de
bastante valor, entonces el animal "discriminado" empieza a
comportarse de manera negativa, dejando de realizar la tarea e
incluso mostrando agresividad hacia los experimentadores. La
explicación evolutiva detrás de estos
comportamientos puede encontrarse en el hecho de que en una
comunidad de animales en donde existe trabajo cooperativo,
recibir menos recompensa que otro animal implica generalmente que
se está haciendo un trabajo del que otros se están
beneficiando, lo cual es obviamente desventajoso desde el punto
de vista evolutivo. De esto podemos suponer que la
aversión a la inequidad probablemente no esté
presente en especies en donde no existe trabajo cooperativo (de
ahí que los experimentos apuntan por ahora a animales
sociables, como simios, monos y perros).Como vemos, sentimientos
como la envidia, la humillación, la injusticia, y
comportamientos en contra de la explotación y la
desigualdad, pueden tener su origen en la evolución de las
especies.

El
alma, ¿natural o sobrenatural?

"Pasamos algunos momentos de
conversación en materias filosóficas sobre el
sistema del alma, S.E. dijo que los
filósofos de la
antigüedad habían divagado a su gusto alrededor de
ella y que muchos modernos los habían
imitado.

"No gusto, continuó, entrar en
metafísicas que descansan sobre bases falsas. Me basta
saber y estar convencido de que el alma tiene la facultad de
sentir, es decir, de recibir las impresiones de nuestros
sentidos, pero que no tiene la facultad de pensar, porque no
admito ideas innatas. El hombre, continuó, tiene un cuerpo
material y una inteligencia representada por el cerebro,
igualmente material, y, según el estado actual de la
ciencia, no se considera a la inteligencia sino como una
secreción del cerebro; llámese, pues, este producto
alma, inteligencia, espíritu, poco importa, ni vale la
pena disputar sobre ello; para mí la vida no es otra cosa
sino el resultado de la unión de dos principios, a saber:
de la contractilidad, que es una facultad del cuerpo material, y
de la sensibilidad, que es una facultad del cerebro o de la
inteligencia. Cesa la vida cuando cesa aquella unión; el
cerebro muere con el cuerpo, y muerto el cerebro no hay
más secreción de inteligencia.

Deduzca usted de ahí
cuáles serán mis opiniones en materia de
Elíseo y de Ténaro o Tártaro, y mis ideas
sobre las ficciones sagradas que preocupan todavía tanto a
los mortales". – Esa filosofía, señor, dije al
Libertador, es muy elevada y no veo muchos hombres en este
país capaces de elevarse hasta ella. "El tiempo, amigo
mío, replicó S.E., la instrucción, las
despreocupaciones que vienen con ella, y una cierta
disposición en la inteligencia irán poco a poco
iniciando a mis paisanos en las cosas naturales, quitando les
aquellas ideas y gustos por las sobrenaturales". " [de Lacroix
1828]

Implícito en los argumentos de este
artículo está el hecho de que nuestros sentimientos
son básicamente innatos. Si bien su aparición,
inhibición e intensidad puede ser influenciada por las
experiencias y el aprendizaje, parece extremadamente probable que
las bases de dichos sentimientos residan en nuestros genes. De
ser así, muchas de las características que la
religión le otorga a un alma sobrenatural, serían
en realidad características de un alma bastante natural,
una alma constituida en un principio por los genes, y moldeada a
través de la experiencia. Del campo de la
neurología y la psicología también han
surgido indicios que respaldan la noción del alma
natural.En su libro "Descartes' Error" (el error de Descartes) el
neurólogo Antonio Damasio [Damasio 1994] expone varios
argumentos a favor de una mente racional en la que los
sentimientos juegan un papel esencial, en oposición al
racionalismo de Descartes, en el que los sentimientos sólo
obstruyen el razonamiento.

Para respaldar sus argumentos, Damasio
presenta numerosos casos de pacientes que han recibido lesiones
en su cerebro, lesiones que, dependiendo de la zona del cerebro
afectada, tienen diferentes repercusiones en los sentimientos del
paciente. Damasio muestra de manera bastante convincente, que los
pacientes cuyos sentimientos han sido afectados, también
se comportan de manera bastante irracional. Quizás sin
querer (no se refiere a esto directamente) Damasio ha desmentido
muchos mitos religiosos sobre el alma
sobrenatural.¿Cuántos de nosotros no hemos
escuchado historias de almas que se elevan hacia el cielo, o de
la vida después de la muerte, o de reencarnaciones? Todas
estas historias suponen que existe algo llamado alma, donde
reside la esencia de nuestros sentimientos, de nuestra manera de
ser, de nuestra personalidad, y que esta alma es
prácticamente indestructible (o al menos mucho menos
vulnerable que el cuerpo), por lo que puede sobrevivir a la
muerte de la persona, o incluso a varias muertes (después
de respectivas reencarnaciones). Y así hay historias de
personas que al volver de la muerte, relatan sueños en
donde ven una luz al final del túnel; sueños en los
que las personas parecen observarse (uno se preguntaría
con qué ojos) a sí mismas desde afuera de su
cuerpo, etc…Pero los casos que muestra Damasio más bien
muestran un alma muy vulnerable, que se ve afectada con lesiones
en el cerebro, y que incluso posee una estructura bastante
física, en el sentido de poseer diversos módulos
diferenciables por su ubicación en el sistema nervioso.
¿Cómo puede explicar la religión que una
persona pierda sus sentimientos por una lesión en el
cerebro? ¿quizás dicha lesión le ha
extraído su alma sobrenatural, por lo que es una especie
de cuerpo carente de alma? Pero entonces ¿cómo
puede explicar la religión que una persona no pierda todos
sus sentimientos, sino sólo algunos? ¿Se trata
acaso de que el alma se ha partido en dos, una de las partes
permanece dentro de la persona, y la otra afuera? ¿Pero
entonces como puede ser juzgada dicha persona, cual de las partes
del alma irá al cielo, cuál al infierno? ¿Al
morir la persona vuelven a reunirse las partes?

Más coherente con los casos
expuestos por Damasio que la noción de un alma
incorpórea e indestructible, es la noción del alma
como un complejo órgano de la mente, parte esencial de su
funcionamiento, y que le permite tomar decisiones haciendo una
ponderación de los diferentes escenarios previsibles. Esto
también es coherente con la teoría computacional de
la mente respaldada por el psicólogo Steven Pinker [Pinker
1997], en la que la mente puede ser vista como un sistema de
tratamiento de información extremadamente complejo, y que
fue moldeado por la evolución.

Los objetivos de los genes no son nuestros
objetivos

Si
bien es bastante probable que nuestra moral y nuestra
ética sean propiedades de nuestra mente, cuyas bases
fueron generadas por nuestros genes debido a las ventajas
evolutivas que éstas representaron para éstos, es
importante decir que los objetivos de los seres humanos no
corresponden a los objetivos de nuestros genes. De hecho hablar
de los objetivos de los genes es una simple metáfora que
permite entender fácilmente diversos aspectos de la
evolución, pero que es, rigurosamente hablando, falsa. Los
genes no tienen objetivos, ya que los objetivos son nociones que
poseen seres con avanzados sistemas de tratamiento de la
información como los seres humanos y algunos animales
(probablemente simios, elefantes,
delfines), cosa que no poseen
trozos de molécula de ADN. Pensar que nuestras acciones
deben corresponder a lo más ventajoso desde el punto de
vista evolutivo es una desafortunada consecuencia de la
ignorancia mezclada con la teoría de la evolución.
Los seres humanos tenemos el objetivo de ser felices, y este
objetivo es consecuencia de un mecanismo llamado
evolución, mecanismo que no tiene ningún objetivo.
Entonces muchas veces las acciones que aumentan la felicidad de
las personas corresponden con las acciones que aumentan la
supervivencia de nuestros genes. Pero en ciertas ocasiones las
acciones que aumentan nuestra felicidad no aumentan la
supervivencia de nuestros genes, y no hay ninguna razón
para no realizar dichas acciones, de todas formas, a los genes
(como a cualquier pedazo de molécula) poco les importa. El
hecho de que emocionarnos al ver una película, disfrutar
de la música, usar anticonceptivos, ayudar a un
extraño, no aumente las probabilidades de supervivencia de
nuestros genes, no es ninguna razón para dejar de hacer
estas actividades; el hecho de que produzcan felicidad es
suficiente para seguir
realizándolas.

Referencias

[Brosnan 2004] Brosnan, S.F. (2004).
"Tolerance for inequity may increase with social closeness in
chimpanzees" (subscription required).

Proceedings of the Royal Society on Biological
Sciences 272 (1560): 253–8. doi:10.1098/rspb.2004.2947.
PMID 15705549.
.
[Damasio 1994]

Damasio, Antonio. (1994) "Descartes' Error:
Emotion, Reason, and the Human Brain", Putnam Publishing,
hardcover: ISBN 0-399-13894-3 [Darwin 1859]

Darwin, Charles, (1859) "On the Origin of
Species by Means of Natural Selection, or the Preservation of
Favoured Races in the Struggle for Life" (1st ed.), London: John
Murray,
http://darwin-online.org.uk/content/frameset?itemID=F373&viewtype=text&p
,
retrieved 2009-01-09 [Dawkins 1976]

Dawkins, Richard (1976). "The Selfish
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ISBN 0192860925. [de Lacroix 1828] de Lacroix, Louis Perou
(1828). Diario de Bucaramanga.

[Fehr & Schmidt 1999] Fehr, Ernst & Schmidt, Klaus M.
(1999) "Theory Of Fairness, Competition, And Cooperation". The
Quarterly Journal of Economics, MIT Press, vol. 114(3), pages
817-868, August
[Hamilton 1964a] Hamilton, W.D. (1964) "The Genetical Evolution
of Social Behaviour. I". Journal of Theoretical Biology 7 (1):
1-16. doi:10.1016/0022-5193(64)90038-4.
[Hamilton 1964b] Hamilton, W.D. (1964) "The Genetical Evolution
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(1): 17-52. doi:10.1016/0022-5193(64)90039-6.
[Kropotkin 1914] Kropotkin, Piotr. (1955) "Mutual Aid: A Factor
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1914 preface, Foreword and Bibliography by Ashley Montagu, and
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Extending Horizons Books, Porter Sargent Publishers. ISBN
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[Maynard Smith 1982] Maynard Smith, John. (1982)." Evolution and
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[Sagan 1967] Sagan, Lynn (1967). "On the origin of mitosing
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the United States of America 2007;104(47):18854-9.

 

 

 

Autor:

Jorge Luis Rojas
D'Onofrio

Partes: 1, 2
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