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Evita y la fundación Eva Perón (página 2)




Enviado por Amira J. Köllrich



Partes: 1, 2

A partir del 24 de septiembre ocupó el despacho
de Perón en la Secretaría de Trabajo y
Previsión. Eva se concebía a sí misma como
"el puente" que acercaba a Perón con su gente.
Sería más que eso… Con el correr de los
años su actividad se tornaría cada vez más
intensa y sus jornadas, interminables. Comenzaba por la
mañana, atendiendo los casos más urgentes en la
Residencia, se trasladaba luego a la Secretaría, donde
recibía a los humildes y a los gremios. Si las entrevistas
eran interrumpidas para cumplir con la asistencia a alguna
recepción, homenaje, visita o acto protocolar, la gente se
quedaba esperando su regreso. Invariablemente ella volvía
y no partía hasta que todos hubieran sido atendidos.
Cuando, ya enferma, se le aconsejaba aminorar su ritmo de
trabajo, la respuesta era invariablemente la misma: "No tengo
tiempo, tengo mucho que hacer
". El mismo ritmo y la misma
exigencia eran impuestos a sus colaboradores.Hasta los primeros
meses de 1947 Evita ya había sacado sus primeras armas:
implementó un plan de turismo infantil, partiendo el
primer contingente de hijos de obreros el 6 de enero de 1947
hacia las sierras de Córdoba; gestionó y
entregó subsidios para coadyuvar en la construcción
de policlínicos destinados a obreros curtidores, textiles
y del vidrio; distribuyó subsidios otorgados por las
autoridades estatales (gracias a su mediación) a
más de 500 familias sin recursos; distribuyó ropa,
víveres y enseres entre familias necesitadas. Desde un
comienzo encaró la "ayuda social directa": un
trabajo, una medicina, una vivienda. Esta instancia
continuaría a lo largo de todos sus años de
acción.

Simultáneamente, empezó a viajar al
interior. El 26 de octubre de 1946 partió a
Córdoba, donde se inauguraron dos policlínicos para
ferroviarios, construidos por la Dirección General de
Asistencia y Previsión Social, una dependencia del
Ministerio de Trabajo. El 30 de noviembre viajó a
Tucumán. Terminada la campaña electoral los viajes
no cesaron, sino que prosiguieron hasta 1951, cuando ya Eva no
podía continuar con su ritmo debido a los problemas de
salud.

Durante el gobierno de su esposo Eva se propuso
conseguir:

Que haya una sola clase de hombres,
los que trabajan;

Que sean todos para uno y uno para
todos;

Que no exista ningún otro
privilegio que el de los niños;

Que nadie se sienta más de lo
que es ni menos de los que puede ser;

Que los gobiernos de las naciones
hagan lo que los pueblos quieran;

Que cada día los hombres sean
menos pobres y

Que todos seamos artífices del
destino común.[1]

Y luchó hasta el día de su muerte para
lograr sus propósitos.

Cuando Eva Perón falleció a los 33
años, en la radio se anunció: "¡Nuestra
líder espiritual ha muerto!". Paladín de los
"descamisados" de Argentina, abanderada de los humildes,
superó en popularidad a su marido, el presidente Juan
Domingo Perón.

Desarrollo

.Hacia 1944, socialmente, el país estaba viviendo
una gran migración interna, del campo a la ciudad,
empujada por el desarrollo industrial. Ello llevó a un
amplio proceso de urbanización y un notable cambio de la
población en las grandes ciudades, especialmente Buenos
Aires debido a la irrupción de un nuevo tipo de trabajador
y trabajadora no europeos. Fueron llamados despectivamente
cabecitas negras por las clases medias y altas, debido a
que usualmente tenían el pelo, la piel y los ojos
más oscuros que el de algunos inmigrantes europeos. La
gran migración interna se caracterizó
también por la presencia de una gran cantidad de mujeres
buscando ingresar al nuevo mercado de trabajo asalariado que
estaba creando la industrialización. Sin embargo, las
mujeres estaban apartadas totalmente de la sociedad: no
tenían participación política y su rol en la
economía o en el ámbito laboral era mínimo.
Además, debía afrontar constantemente situaciones
de discriminación y era prejuzgada injustamente: se
consideraba que una mujer no era capaz de elegir un gobernante
para el país o de hacerse cargo de una familia sin la
ayuda de un hombre. Era muy frecuente en esa época que los
hombres de alta clase social que trabajaban en el campo con sus
estancias y haciendas tuvieran, además de su familia
legítima, otra familia en las cercanías de donde
desempeñaban sus tareas laborales, de la cual no se
hacían cargo. Esas familias eran, por lo tanto, mantenidas
por mujeres y los hijos de este tipo de relaciones también
sufrían de discriminación.

La obra social de Evita comenzaría en 1946 y a
partir de entonces cobró cada vez mayor extensión y
envergadura. Esta inició con la llamada entonces Cruzada
de Ayuda Social, la cual se encargaba de la inauguración
de hogares de tránsito y de comedores escolares, la
donación de instrumental a hospitales, la mediación
para la concreción de obras fundamentales de salubridad y
saneamiento en barriadas humildes, la entrega de artículos
de primera necesidad a familias necesitadas, la
distribución de juguetes a niños humildes, sobre
todo para las fiestas de navidad y reyes, y la provisión
de trabajo a desocupados. Los fondos y las especies
provenían de donaciones, fundamentalmente de los
sindicatos. Asimismo, la Ayuda Social disponía de los
fondos de la cuenta Ministerio de Hacienda – Obras de Ayuda
Social, destinados a la adquisición de ropas, calzado,
artículos alimenticios y otros similares, farmacia y
droguería, excluidos los sueldos y jornales.

Hacia fines de 1947 ya era evidente que esta
acción social requería una estructura
orgánica. Finalmente, el 8 de julio de 1948 se creó
la Fundación Eva Perón presidida por
Evita, que desarrolló una gigantesca tarea social que
llegó prácticamente a todos los niños,
ancianos, madres solteras, y mujeres que eran único
sustento de familia, pertenecientes a los estratos más
carenciados de la población, de la cual hablaremos en
detalle más adelante.

La preocupación especial de Eva Perón por
los ancianos la llevó a redactar y proclamar el 28 de
agosto de 1948 el llamado Decálogo de la
Ancianidad
[2]una serie de derechos de los
ancianos que al año siguiente fueron incorporados a la
Constitución en 1949. Debe recordarse que, por ejemplo, la
inmensa mayoría de los ancianos, después de haber
trabajado toda su vida, entonces no tenía
jubilación. Sin embargo, en 1956 la Constitución de
1949 fue derogada por una proclama militar y los derechos de la
ancianidad nunca más volvieron a tener jerarquía
constitucional.

Aunque también luchó por la
atención de la pobreza y el bienestar social de los
trabajadores y niños, la acción social de Eva se
centró en el otorgamiento de beneficios políticos
hacia la mujer intentando así equilibrar su rol en la
sociedad.

Sufragio femenino

El 27 de febrero de 1946, tres días
después de las elecciones, Evita pronunció su
primer discurso político en un acto organizado para
agradecer a las mujeres su apoyo a la candidatura de
Perón. En esa oportunidad Evita exigió la igualdad
de derechos para hombres y mujeres y en particular el sufragio
femenino:

La mujer argentina ha superado el período de
las tutorías civiles. La mujer debe afirmar su
acción, la mujer debe votar. La mujer, resorte moral de su
hogar, debe ocupar el sitio en el complejo engranaje social del
pueblo. Lo pide una necesidad nueva de organizarse en grupos
más extendidos y remozados. Lo exige, en suma, la
transformación del concepto de mujer, que ha ido
aumentando sacrificadamente el número de sus deberes sin
pedir el mínimo de sus
derechos.[3]

El proyecto de ley fue presentado inmediatamente
después de asumido el nuevo gobierno constitucional, el 1
de mayo de 1946. La oposición de los prejuicios
conservadores resultaba evidente, no sólo entre los
partidos opositores sino incluso dentro de los partidos que
sostenían el peronismo. Evita presionó
constantemente a los parlamentarios para que lo aprobaran,
causando incluso protestas de estos últimos por su
intromisión.

El Partido Peronista Femenino

En 1949 Eva Perón buscó incrementar la
influencia política de las mujeres fundando el Partido
Peronista Femenino (PPF), el 26 de julio. Este estaba organizado
a partir de unidades básicas femeninas que se
abrían en los barrios, pueblos y sindicatos canalizando la
militancia directa de las mujeres.

Las afiliadas al Partido Peronista Femenino participaban
a través de dos tipos de unidades
básicas:

  • Unidades básicas sindicales, si eran
    trabajadoras asalariadas

  • Unidades básicas ordinarias, si eran
    amas de casa, empleadas domésticas, trabajadoras
    rurales.

En el Partido Peronista Femenino no había
distinciones ni jerarquías entre los miembros.

El 11 de noviembre de 1951 se realizaron elecciones
generales. Evita votó en el hospital donde estaba
internada, debido al avanzado estado del cáncer que
terminaría con su vida al año siguiente. Por
primera vez resultaron elegidas parlamentarias: 23 diputadas
nacionales, 6 senadoras nacionales, y si se cuentan a las
legisladoras provinciales fueron electas en total 109
mujeres.

Igualdad jurídica en el matrimonio y la patria
potestad

La igualdad política de hombres y mujeres, se
complementó con la igualdad jurídica de los
cónyuges y la patria potestad
compartida que
garantizó el artículo 37 (II.1) de la
Constitución de 1949[4]El texto fue
directamente escrito por Eva Perón. El golpe militar de
1955 derogó la Constitución, y con ella la
garantía de igualdad jurídica entre el hombre y la
mujer en el matrimonio y frente a la patria potestad,
reapareciendo la prioridad del hombre sobre la mujer. La reforma
constitucional de 1957 tampoco reincorporó esta
garantía constitucional, y la mujer argentina
permaneció discriminada legalmente hasta que se
sancionó la ley de patria potestad compartida en 1985,
durante el gobierno de Alfonsín.

La fundación Eva Perón

La Fundación Eva Perón fue creada el 19 de
junio de 1948 por Eva durante el primer gobierno de su esposo,
Juan Domingo Perón para atender las urgencias de los
sectores más necesitados, pasando por encima de la
burocracia estatal. Funcionó desde el año de su
creación hasta el golpe de estado en 1955, si bien su
actividad disminuyó a partir de 1952, año del
fallecimiento de su fundadora.

Fue un organismo de acción desinteresada,
orientada a los que sufren, sin distinción de credos ni de
fronteras, que se manifestó mediante hechos concretos de
solidaridad humana y socorro oportuno allí donde hiciera
falta, dentro y fuera de la Argentina. La propia Evita
resumía esa misión: "fue creada para cubrir
lagunas en la organización nacional, porque en todo el
país donde se realiza una obra siempre hay lagunas que
cubrir, y para ello se debe estar pronto para realizar una
acción rápida, directa y
eficaz
[5]Su actividad se basaba en el
contacto directo con los niños, las mujeres desamparadas,
los ancianos y los sectores marginales que no podían
beneficiarse directamente con la reciente y revolucionaria
legislación social que alcanzaba a obreros, empleados y
peones de campo, a través de audiencias, respuestas a
cartas personales y la realización de obras complejas y la
implementación de planes para mejorar lo que ahora se
denomina calidad de vida.

Cumplió las más diversas tareas de
asistencia social por conducto de sus células
mínimas que, según su fundadora, "recorren el
territorio de la patria para ir a ver en cada casa, en cada
lugar, el problema que ha de solucionarse de inmediato. (…)
Termina de este modo la humillante beneficencia; se inicia la
hora de la dignidad por medio de la justicia
social
[6]

La Fundación distribuía libros, alimentos,
ropa, máquinas de coser, y juguetes para familias
carenciadas del país. Su obra fue excepcional para la
época. Se encargó de construir grandes complejos
hospitalarios, casas de ancianos, casas para madres solteras,
para jóvenes que llegaban desde todo el territorio
argentino a la capital para continuar sus estudios. Los fondos de
la Fundación provenían de aportes voluntarios y
obligatorios estos últimos impuestos por leyes nacionales
sobre los jornales de los obreros argentinos dos veces al
año, así como donaciones de empresas privadas casi
como requisito para funcionar sin problemas con el régimen
peronista.

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Explica Eva en La razón de mi vida, su
libro: "el trabajo que yo hago no es filantropía ni es
caridad, ni es limosna ni es solidaridad social, ni es
beneficencia. Ni siquiera es ayuda social, aunque por darle un
nombre aproximado yo le he puesto ése… Para mí es
estrictamente justicia
[7]

En los hechos, la Fundación construyó
Hogares de Ancianos, el primero de los cuales fue inaugurado el
17 de octubre de 1948, en Burzaco. Similares se levantaron en el
interior del país. Asimismo, obtuvo la sanción de
una ley que otorgaba pensiones a los mayores de 60 años
sin amparo.

La educación, el esparcimiento y la salud de los
niños y los jóvenes fueron objeto de su
preocupación. La Fundación concretó un plan
de mil escuelas en el país, como así también
escuelas agrícolas, escuelas talleres, jardines de
infantes y maternales. La ciudad infantil Amada Allen y la Ciudad
Estudiantil, forman parte del plan de acción educacional,
destinada la primera a niños de de dos a siete
años, huérfanos o que no podían ser
atendidos por sus padres, y la segunda a residencia de
estudiantes del interior del país, sin familia en Buenos
Aires.

En febrero de 1950 se pone en marcha el plan de turismo
infantil, que hará conocer a los niños paisajes del
país ignorados por ellos hasta entonces. Las colonias de
vacaciones completarían el espectro. Los campeonatos
infantiles y juveniles, que comenzaron siendo de fútbol y
terminaron incluyendo muchos otros deportes, patrocinados por la
fundación desde 1948, fueron la ocasión para la
revisación médica de más de 300.000
niños.

El hospital de Lactantes y de Epidemiología
infantil, la clínica de Recuperación Infantil de
Terma de Reyas, son entre otras concreciones de la
Fundación en el ámbito de la salud infantil. El
hospital Nacional de Pediatría, cuya construcción
se hallaba avanzada en 1955, permanecería por años
incluso.

La obra de Evita dedicada a lo niños estuvo
inspirada en la convicción de que "el país que
olvida a sus niños renuncia a su
porvenir
".

La problemática del alojamiento transitorio de
las mujeres fue encarada mediante la construcción y
mantenimiento de tres hogares de tránsito en Capital
Federal, que hallaron su réplica en el
interior.

El hogar de la empleada General San Martín
apuntaba a resolver el problema de las mujeres sin hijos que
sufrían el problema del alojamiento definitivo. El hogar
contaba con un comedor, a donde Evita solía ir a cenar al
concluir su jornada. En ese ámbito se reunía un
grupo de intelectuales, la "Peña Eva Perón", que
amenizaban las veladas con la lectura de las composiciones que le
dedicaban.

En materia de salud, la Fundación
construyó cuatro policlínicos en Buenos Aires: el
de Ezeiza y los de Avellaneda, Lanús y San Martín,
así como también otros en el interior del
país. Amén de ello, la Fundación
proveyó de modernos equipamientos a otras unidades
hospitalarias.

El Tren Sanitario Eva Perón, dotado de la
más moderna aparatología, cumplía con la
tarea de relevamiento y protección de la salud de las
poblaciones más alejadas de los centros
vitales.

En septiembre de 1950 se inaugura la Escuela de
Enfermeras, una de las obras más queridas de Evita,
prestando sus egresadas servicio tanto en el país como en
el exterior.

En la provincia de Buenos Aires, a partir de la
sanción de la Ley de Turismo de 1948, se eligieron las
ciudades de Mar del Plata, Necochea, Tandil y Carhué como
los sitios más destacados del territorio provincial para
centros de vacaciones, y en ellos se contrataron cincuenta
hoteles. De esta manera, en los comedores selectos y suntuosos y
en las playas de élite de Mar del Plata comenzaron a verse
cabecitas negras que llegaban a gozar de la playa y de un mar
que, en la mayoría de los casos, nunca antes habían
visto.

En materia de viviendas, la Fundación
había iniciado la construcción de hogares para los
obreros. Llegó a concretar el barrio Presidente
Perón (Saavedra) y Ciudad Evita (La Matanza), que
proporcionaron casa propia a 25.000 familias, pero otros planes
en marcha, sobre todo en el interior del país, quedaron
paralizados a partir de 1955.

En 1952 se puso en marcha el Plan Agrario de la
Fundación y un mes después ya estaban operando en
el interior del país los primeros 170 tractores, 125
sembradoras, además de arados y rastras de diverso tipo,
cultivadoras, juntadoras de maíz, acoplados y otros
automotores que había adquirido para pequeños
propietarios y colonos. También se habilitaron talleres
rodantes que permanentemente recorrían los campos dando
auxilio mecánico a quien lo necesitara, de modo que en
pocas horas pudiese reanudar sus tareas.

Todas las obras de la fundación fueron seguidas y
supervisadas en su ejecución y funcionamiento por Evita.
Era frecuente verla en sus recorridas acompañada por
personalidades extranjeras de paso por nuestro
país.

Para hacer frente a esos cuantiosos gastos, se
establecieron impuestos especiales al juego (casinos,
loterías e hipódromos) y aportes obligatorios de
los trabajadores, que dedicaban los jornales de los 1º de
mayo y los 17 de octubre de cada año a incrementar los
ingresos de la Fundación con parte de su salario;
recibía también donaciones en efectivo y en especie
provenientes del mundo empresario.

A la acción desplegada, la Fundación
sumaba su solidaridad con los países extranjeros en
situaciones de catástrofe o necesidad: Ecuador,
España, Italia, Israel, Francia, Japón, Perú
y Bolivia, entre otros, dan testimonio de ello.

Observando sus estatutos, puede señalarse su
similitud con cualquiera de las fundaciones y ONGs actuales:
objetivos generales como prestar ayuda pecuniaria o en especies,
otorgar becas, realizar obras de interés general y
construir establecimientos benéficos. Pero al contemplar
la actividad que desarrolló, pueden señalarse dos
estrategias bastante definidas: a) la atención integral en
grandes establecimientos (hogares de ancianos, escuelas,
institutos de internación, centros turísticos); y
b) el otorgamiento directo de bienes materiales y subsidios en
grandes cantidades. Por el lado de sus atribuciones, el Poder
Ejecutivo reconocía que las funciones a cargo de la
Fundación Eva Perón eran de orden público e
interés nacional. Con ello, atribuía a una entidad
privada el carácter de ejecutora de funciones
públicas normalmente reconocidas exclusivamente al
Estado.

A medida que Evita crecía en popularidad y poder,
crecían también las críticas desde la
oposición y también entre algunos sectores
peronistas. Atacaban por distintos ángulos: actividades
impropias de una primera dama, pura expresión del
resentimiento, peligrosa influencia sobre Perón, ansias
desmedidas de poder.

Los orígenes de los fondos que manejó la
Fundación para las obras han sido en Argentina objeto de
polémica. Si la memoria de la misma de 1953 explicita la
procedencia de los mismos (donaciones en efectivo provenientes
mayoritariamente de los sindicatos, pero también de
particulares y empresas, convenios colectivos de trabajo,
impuestos, alquileres, adjudicación de recursos por
vía del poder Legislativo, etc), no podemos omitir
mencionar la circulación de versiones según las
cuales los fondos provenían de donaciones forzosas, siendo
la resistencia a ellas motivo de persecuciones.

La historiadora Marysa Navarro, en su biografía
Evita apunta: "Pero si las contribuciones
espontáneas hubieran existido en gran escala y de manera
sistemática los perjudicados podrían haberlas
denunciado después de septiembre de 1955. Si no deseaban
hacerlas de ese modo seguramente podrían haberlo hecho
durante ante la comisión encargada de investigar la
administración de la Fundación y ésta
habría aceptado las denuncias presumiblemente con agrado.
Es de creer que no las hubo en cantidades apreciables pues de ser
así el informe de la comisión las había
enumerado y no lo hace
[8]

En el fondo, y quizás no tan en el fondo, no era
sólo lo que hacía, cómo lo hacía o
por qué lo hacia una mujer. Como dice J. M. Taylor,
"Eva nos enfrenta con el poder de que es depositaria una
mujer en una sociedad tradicionalmente machista con la carga que
presupone de desvalorización de las potencionalidades de
una mujer respecto de un hombre
[9]

Al morir Evita, la Fundación continuó su
labor, pero ya no tuvo la misma fuerza ni operatividad.
Perón ocupó su lugar, pero dos circunstancias
confluían: ni Perón era Evita, ni la
situación económica del país era la misma
que en su tiempo. En los miles de hombres y mujeres que a su
muerte la velaron, estaba presente la obra que transitamos en
estas páginas. Con solo 33 años, Evita había
dado una razón a su vida y había dejado para otros,
como ella misma dijera al inaugurar un policlínico y mirar
la inscripción en el frontispicio, la tarea más
fácil: bajar los letreros.

Cifras

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Conclusión

Evita es un personaje único, irrepetible,
inigualable, incomparable. Las obras que hizo durante su vida, y
sigue generando tras su muerte, son obras que ningún otro
personaje histórico consiguió. Benefició de
manera importante a distintos sectores de la población,
sin tener interés personal o condición a su favor
alguna y, además, siempre se mantuvo firme a sus ideales.
Desde muy pequeña repudió a las clases sociales
altas y así se mantuvo, sin importarle que ella ahora
también tenía poder y riqueza porque nunca se
olvidó de donde venía ni quien era, y todos sus
logros los obtuvo luchando y trabajando con esfuerzo y
desempeño.

Cuando Eva Perón muere el 26 de julio de 1952,
entra en la inmortalidad. No hay registros en el mundo entero de
una manifestación de dolor colectivo más grandiosa
como fue su velatorio. Más de cinco millones de argentinos
y extranjeros participaron de esas exequias cargadas de dolor. Se
agotaron las flores de Argentina y Uruguay. Japón
envió un avión que descargó sobre el
Congreso de la Nación -donde se velaba a Evita – una
lluvia de crisantemos. La casa real de Holanda envió
coronas de tulipanes negros buscados en todo su territorio.
Más de 300 personas se suicidaron al pie de su
féretro. Un millón de argentinos besaron la tapa de
cristal de éste. Las colas para ver el ataúd
superaban los 20 kilómetros. Cerca de 200.000 cartas
fueron enviadas al Vaticano pidiendo la canonización de
Evita. Un mes duró su velatorio y debió ser
suspendido porque el país estaba paralizado. Hasta sus
enemigos más terribles reconocen que jamás la
Argentina vivió una sensación de dolor tan profunda
y un silencio sumergió al país, solo alterado por
las campanas que día tras día, a las 20.25hs, hora
de su muerte, dejaban escuchar su lamento.Y después de la
caída de Perón, su cuerpo embalsamado es
secuestrado por los dictadores que derrocaron a Perón e
inicia uno de los peregrinajes más increíbles de la
historia. Con nombre falso es enterrada en un cementerio de
Milán. Los militares tanto le temían que no
sólo quisieron ocultar una bandera de lucha como eran sus
restos venerados, sino que su cobardía les impidió
destruir el cuerpo como varias veces se les
ordenó.

Diecisiete años después de su
muerte, durante los cuales el pueblo de Argentina mantuvo su amor
y clamó por ella, fueron devueltos sus restos mortales a
su país. Hoy reposa en el cementerio de la Recoleta, tal
vez donde menos lo hubiera deseado.

El homenaje final, como el monumento a su
grandeza, todavía es una deuda del pueblo argentino, con
su mejor exponente de luchadora social. Aunque tal vez, ese
monumento está en el hogar de humildes y clase media, que
conservan sus estampitas en homenaje a ella.El recuerdo de Evita
crece año a año, como la revolucionaria más
grande que tuvo América, logrando conquistas sociales sin
precedentes, sin derramar una sola gota de sangre, salvo la
propia al entregar su vida por su pueblo.

Es cierto que Eva suele ser presentada como
una luchadora del pueblo argentino, como un ejemplo a seguir,
alguien cuyos pasos deben ser imitados en todos los aspectos pero
tampoco se puede negar que es muy criticada. Sin embargo, yo creo
que hay tres cosas que no se pueden negar: 1) ayudó y
benefició a los más humildes como nadie lo hizo; 2)
siempre se mantuvo fiel a sus ideales, y 3) realmente le
importaba su país y su pueblo.

Esas tres cosas hacen que Evita se
convierta en un personaje único y muy querido y respetado
en nuestra historia. Se necesitan más personas como ella
en el mundo, especialmente en nuestro país. Personas que
deseen el bienestar de todos y no que busquen empeorar cada vez
más la situación para tener un mayor control sobre
la población para así defender intereses propios;
personas que sostengan sus ideales y que no cambien de
opinión por una considerable suma de dinero o por
egoísmo; personas que realmente quieran su país y
quieran lo mejor para este y para todos sus habitantes y
estén dispuestos a todo para conseguirlo.

En mi opinión, la única manera de revertir
la situación actual del país es con una Evita, y
aunque comparen a la Presidente actual con el personaje en
cuestión, no veo muchas similitudes. Encuentro en el
gobierno muchas mentiras, que ocultan la satisfacción de
intereses personales, y muy poca determinación y
motivación a obrar, porque las promesas y los discursos no
nos llevan a ningún lado.

 

 

 

Autor:

Amira J. Köllrich

[1] Mensaje de Navidad 1951, leído por
ella misma en su lecho de enferma

[2] Todos los ancianos tienen derecho a/al:
La Asistencia: Todo anciano tiene derecho a su
protección integral por cuenta de su familia. En caso de
desamparo, corresponde al Estado proveer a dicha
protección, ya sea en forma directa o por intermedio de
los institutos o fundaciones creados, o que se crearen, con ese
fin, sin perjuicio de subrogación del Estado o de dichos
institutos para demandar a los familiares remisos y solventes
los aportes correspondientes. la Vivienda: El derecho a un
albergue higiénico con un mínimo de comodidades
hogareñas es inherente a la condición humana. La
Alimentación: La alimentación sana y adecuada a
la edad y estado físico de cada uno debe ser contemplada
en forma particular. La Vestimenta: El vestido decoroso y
apropiado al clima completa el derecho anterior. Cuidado de la
Salud Física: El cuidado de la salud física de
los ancianos ha de ser preocupación especialista y
permanente. Cuidado de la Salud Moral: Debe asegurarse el libre
ejercicio de las expansiones espirituales, concordes con la
moral y el culto. Esparcimiento: Ha de reconocerse a la
ancianidad el derecho de gozar mesuradamente de un
mínimo de entretenimientos para que pueda sobrellevar
con satisfacción sus horas de espera. Trabajo: Cuando su
estado y condiciones lo permitan, la ocupación por medio
de laborterapia productiva ha de ser facilitada. Se
evitará así la disminución de la
personalidad. La Expansión: Gozar de tranquilidad, libre
de angustias y preocupaciones en los últimos años
de existencia, es patrimonio del anciano. Respeto: La
ancianidad tiene derecho al respeto y consideración de
sus semejantes.

[3] Mensaje a la mujer argentina, 27 de Enero
de 1947

[4] “El Estado protege el matrimonio,
garantiza la igualdad jurídica de los cónyuges y
la patria potestad.”

[5] Discurso pronunciado el 5 de diciembre de
1949 en el Primer Congreso Americano de Medicina del
Trabajo

[6] PERÓN, Eva: “La Razón
de mi Vida”, C.S. Ed, Bs. As, 1995.

[7] PERÓN, Eva: “La Razón
de mi Vida”, C.S. Ed, Bs. As, 1995.

[8] NAVARRO, Marysa: “Evita”, ed.
Planeta, Bs. As, 1994.

[9] TAYLOR, J. M: “Evita
Perón”, ed. Belgrano, Bs. As, 1981.

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