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Goldman Sachs: El “vampiro” de la crisis (página 5)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

El gobernador del Banco de Inglaterra dijo que no se
comprendía muy bien por qué el apoyo de los
contribuyentes no se limitaba a la banca minorista. "Quienquiera
que propusiera dar garantías a los pequeños
ahorradores y a otros acreedores y dijera que ese apoyo
podría utilizarse para financiar actividades especulativas
y de alto riesgo, sería considerado fuera de este mundo.
Pero así es como estamos ahora", dijo.

Según King, habría que obligar a los
bancos a separar sus actividades minoristas – la gestión
de los ahorros y la oferta de préstamos a familias y
negocios-, que habría que seguir protegiendo, de las
prácticas especulativas y de alto riesgo, que no
deberían gozar de la protección del
Gobierno.

"El titular de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben
Bernanke, dijo el viernes que está a favor de un "enfoque
más sutil" para lidiar con las grandes firmas financieras,
sin llegar a dividirlas en partes". Bernanke exhorta al Congreso
a tomar medidas sobre la reforma financiera (The Wall Street
Journal – 23/10/09)

"Creo que se necesita realizar muchos debates" sobre
qué hacer con firmas grandes y complejas cuya caída
podría ocasionar una tensión financiera
significativa", señaló Bernanke.

Sin embargo, advirtió en contra del deseo de
simplemente dividir estas grandes firmas. "Podemos enfrentar este
tema de una forma que no destruya el valor económico de
firmas grandes y complejas con múltiples funciones a
través de otros mecanismos" como requerimientos apropiados
de capital y mayores estándares de capital para firmas
sistémicamente importantes.

"Si eliminamos los incentivos artificiales para el
tamaño y la complejidad, si retiramos los incentivos para
ser demasiado grande para caer", dijo Bernanke, "los verdaderos
beneficios y costos económicos serán considerados
por las firmas" y esto llevará a las firmas a adoptar por
sí mismas el tamaño apropiado.

Sin embargo, el titular del banco central afirmó
también que las autoridades bancarias no dudarán en
impedir a los bancos involucrarse en actividades para las que no
parezca estar preparados.

Bernanke realizó los comentarios durante una
conferencia organizada en Chatham, Massachusetts, por la Fed de
Boston. La conferencia busca explorar las razones de la crisis
financiera de los últimos dos años y lo que se
puede hacer para impedir que vuelva a ocurrir en el
futuro.

"No podemos perder de vista la necesidad de reorientar
nuestro planteamiento de supervisión y fortalecer nuestro
marco regulatorio y legal para ayudar a impedir una
repetición de los acontecimientos de los últimos
dos años", dijo Bernanke.

"Las autoridades reguladoras y los supervisores pueden
hacer mucho, pero una reforma financiera exhaustiva requiere la
actuación del Congreso", señaló el titular
del banco central.

"Se necesita acción legislativa para crear nuevos
mecanismos para la supervisión del sistema financiero en
su totalidad", agregó.

Una gran parte de lo señalado por el funcionario
es una reiteración de sus opiniones sobre lo que necesita
hacerse a medida que avanza el proceso de reforma
financiera.

"La Reserva Federal se plantea llevar a cabo
análisis "más frecuentes, más amplios y
más exhaustivos" de los balances de entidades de EEUU tras
el "éxito" de los que aplicó a los 19 mayores
bancos para evitar futuros riesgos, dijo este viernes su
presidente, Ben Bernanke". La Reserva Federal hará
más "test de estrés" a la banca de EEUU (Libertad
Digital – 23/10/09)

La Reserva Federal (Fed) dio a conocer en mayo los
resultados de dos meses y medio de análisis exhaustivos de
los balances de los mayores bancos estadounidenses, un proceso
que se acuñó como "prueba de
resistencia".

La autoridad monetaria concluyó entonces que 10
de esos 19 bancos necesitaban en conjunto casi 75.000 millones de
dólares adicionales para reforzar su capital.

Bernanke dijo en un discurso en Chatham (Massachusetts)
el 22 de octubre, que ante el "éxito" de esa iniciativa la
Fed planea ampliar los análisis para detectar riesgos
generales y específicos, así como problemas
relacionados con la gestión de las
instituciones.

"Son necesarias medidas adicionales para asegurar que
todas las entidades bancarias tienen el capital adecuado",
afirmó el responsable del banco central
estadounidense.

Recordó que el Financial Stability Board, un
organismo de supervisión internacional integrado por altos
cargos de instituciones de distintos países,
solicitó estudios de "estándares de capital
significativamente mayores".

Subrayó, además, que el G20, que agrupa a
los principales países desarrollados y en desarrollo, se
ha comprometido a "desarrollar reglas para mejorar la cantidad y
calidad del capital bancario".

Durante su discurso, Bernanke pidió
también celeridad al Congreso de Estados Unidos para
aprobar una reforma de las regulaciones financieras.

Tanto la Casa Blanca como el Congreso analizan posibles
reformas que impidan una nueva crisis como la actual, que hizo
que la economía estadounidense se adentrase en la peor
recesión desde los años 30 del pasado
siglo.

Bernanke volvió a expresar su apoyo a la
creación de un consejo para supervisar posibles riesgos en
el sistema financiero.

"Quien contamina, paga. EE UU tradujo ayer ese principio
al mundo financiero: la entidad que tenga que quebrar, que
quiebre. El Ejecutivo estadounidense ha dado el primer paso para
establecer el mecanismo que dará más poder a los
reguladores para intervenir y desmantelar de forma controlada
grandes instituciones financieras que representen un riesgo para
el sistema y la economía. Se trata de evitar otro caos
como el que provocó Lehman Brothers, y proteger al
contribuyente del masivo coste de estas intervenciones. Porque la
nueva oleada regulatoria deja más novedades: EEUU
obligará a la gran banca a asumir el coste de los rescates
financieros". EE UU obligará a la banca a asumir el coste
de los rescates financieros (El País – 29/10/09 –
Por Sandro Pozzi / Nueva York)

Es el comienzo del fin del concepto de "demasiado grande
para caer". Un principio que según el presidente de la
Reserva Federal (Fed), Ben Bernanke, crea una red de seguridad
artificial que lleva a las grandes firmas financieras a
embarcarse en mayores riesgos de los que pueden asumir, porque
saben que el Tío Sam saldrá al rescate, como
pasó con Citigroup, Bank of America o AIG.

El borrador pactado por la Administración de
Barack Obama y el presidente del comité financiero de la
Cámara de Representantes, Barney Frank, dará
poderes a los organismos reguladores para supervisar e intervenir
los conglomerados que están en situación inestable.
Obama dijo que ese punto de la reforma es "crucial" para evitar
que las firmas financieras asuman riesgos excesivos, y
apostó por un sistema en el que los bancos dejen de creer
que el Gobierno "les protegerá de las consecuencias de sus
errores".

El secretario del Tesoro, Timothy Geithner,
señaló ante la élite de Wall Street que la
reforma no es un capricho: "Es una guerra de necesidad". Geithner
testificará hoy ante la Cámara de Representantes
para defender la iniciativa, con la intención de que se
vote la próxima semana. Éstos son los pilares de la
iniciativa:

– Más poderes. El consejo de reguladores,
integrado por el Tesoro, la Fed, el Fondo de Garantía de
Depósitos (FDIC) y otras agencias, podrá decidir si
fuerza una reestructuración de las entidades en riesgo,
hasta el punto de poder echarles el cerrojo. Además,
estará facultado para imponer cambios en el equipo de
gestión, obligar a reforzar el capital, limitar los bonus,
bloquear operaciones y forzar alianzas.

– Precedentes. Ese cambio de filosofía se apoya
en la bancarrota de General Motors y Chrysler, que sirvió
a la Casa Blanca para demostrar que grandes
compañías con ramificaciones por toda la
economía pueden ser reestructuradas sin grandes
sobresaltos. Y replica el modelo de intervención que ya
sigue la FDIC.

– Quién paga la factura. El problema de estas
operaciones está en su elevado impacto financiero. Para
reducir el agujero en el bolsillo del contribuyente, las
entidades con más de 10.000 millones de dólares en
activos se harán cargo de las pérdidas que se
deriven del rescate de un competidor. "Es la industria la que
debe pagar por sus errores, no el contribuyente". En la
práctica, sin embargo, será el Gobierno el que haga
el primer desembolso. Y después, el Tesoro acudirá
a la industria para hacer cuentas. Así, se abandona la
idea inicial de crear un fondo en el que los grandes bancos hagan
aportaciones.

Plan de contingencia. Unas 120 entidades
estarán sometidas a las condiciones de la nueva
legislación, que les obligará a disponer de planes
en los que identifiquen cómo podrían ser
desmanteladas en caso de ser declaradas insolventes, por la
vía de la venta de activos o por otros medios. La Fed
podrá además establecer límites para evitar
una concentración excesiva del riesgo en una
firma.

– La última palabra. Hay un problema. La
iniciativa se restan poderes a la Fed, al impedirle actuar en
solitario en casos de emergencia, por lo que no podrá
inventar salidas como con Bearn Stearns. Cualquier acción
debe pasar en última instancia por el Tesoro, y eso
introduce un componente político que puede amenazar a la
independencia de la Fed. En cualquier caso, la Fed y el Tesoro
han ido de la mano en esta crisis.

Luz verde inicial de la banca. La respuesta de la
industria a la reforma llegó de la mano de Jamie Dimon,
consejero delegado de JPMorgan Chase, la entidad que ha salido
más reforzada de la crisis. Dimon y otros banqueros son
favorables a que haya un mecanismo para lidiar con grandes
entidades en crisis, y apoya la idea del regulador de riesgos
sistémicos. Se trata, dijo, de recuperar la confianza
perdida en el sistema. Sin embargo, advirtió de que un
exceso de regulación puede mermar la capacidad del sector
para ayudar al crecimiento económico. Aunque sacar el
paquete en un solo bloque es complicado. La Casa Blanca y el
Congreso están pactando las partes más urgentes.
Entre ellas se encuentra la posibilidad de someter a los hedge
funds a mayor control, y la creación de una agencia de
protección del consumidor.


Melancólico final (good for nothing)

Los acontecimientos relatados anteriormente son una
prueba contundente de lo que ocurre cuando a ciertos agentes
económicos se les permite lo que no se pueden permitir (y
no es un juego de palabras). A los especuladores se les permite
hacer mayores negocios de los que se pueden permitir (tirar con
pólvora del Rey o el dinero de todos). Llegar a la luna en
globo… Good for nothing. Para reír o no parar de
llorar.

Lo que no se puede consentir es que encima alguien
pretenda vender el desastre como un éxito, como es el caso
del presidente ejecutivo de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein cuando
sostiene que "los banqueros hacen el trabajo de Dios" (sic); un
personaje que a su incuria añade una falta de
escrúpulos monumental.

Lo que no se puede tolerar es que a la
humillación el señor presidente ejecutivo de
Goldman Sachs añada la burla.

"Estamos observando el final de una Era en dos
áreas muy específicas: primero, la
desregulación descontrolada de los mercados financieros
globales; segundo, el compromiso inconsciente de recursos humanos
y financieros a la titulización ha alcanzado su apogeo y
se contraerá continuamente en el futuro". Estas palabras
proceden de un banquero de Wall Street entrevistado en…
¡1987!, unas pocas semanas después del lunes negro.
Su escaso poder predictivo nos hace plantear dudas sobre las, a
veces, indocumentadas profecías que hoy en día se
plantean sobre el futuro financiero.

En palabras de un ilustrado banquero, experto en
solvencia bancaria:

"Por este comportamiento, las infinitas crisis bancarias
que históricamente han acaecido en el mundo nunca se han
solucionado del todo. El patrón de comportamiento es el
siguiente: banca asume riesgos y termina quebrando cuando el
ciclo se da la vuelta; pide ayuda a Estado que acude al rescate
para evitar males mayores en la economía; el Estado le
pide a futuro a la banca mayor prudencia y endurece algo el
control y la regulación, pero sin excesiva rigidez; una
vez solucionada la crisis, el mensaje para la banca ha sido que
si todo va bien gana mucho dinero y cuando se tuerzan las cosas,
el Estado le rescatará, por lo que el incentivo de la
misma está orientado hacia la máxima toma de
riesgos (riesgo moral creciente); unos años
después, la crisis vuelve a llegar, y el Estado vuelve a
rescatar a la banca, con la diferencia de que esta vez el riesgo
tomado fue mayor y por ello el dinero puesto por el contribuyente
para rescatarla también; el riesgo moral vuelve a crecer
de modo que a lo largo de la historia, se observa que donde ha
habido crisis bancarias, éstas han sido cada vez mayores
con el paso del tiempo y el Estado ha tenido que aportar una
proporción creciente del PIB para rescatar a la banca. Es
simplemente un tema de riesgo moral, la banca actúa con
racionalidad económica (si sube gano, si baja pierden
accionistas, acreedores y contribuyentes), los políticos y
reguladores, con racionalidad de comportamiento."

En 1987 los profetas acusaron (verazmente) de la crisis
al trading automatizado y a la venta automática de futuros
por parte de modelos una vez que saltaban límites
máximos de riesgo. Cuando todas las máquinas
vendieron a la vez estos futuros se produjo el famoso lunes
negro. Sin embargo, hoy en día ambas técnicas no es
que estén popularizadas en la gestión; son
universales. En 1987 muchas voces pidieron la separación
entre banca comercial y banca de inversión, una nueva
regulación de Glass Steagall, pero sin embargo lo que
quedaba de esta norma fue abolido en 1999 debido a su dificultad
de implementación.

Hace falta más de un crash para cambiar el
mundo.

Para el final, les reitero algo de lo escrito en el
año 2004. Una vez más recurro al Maestro Adam Smith
como fuente de inspiración, reflexión y debate.
Pleno de melancolía, vuelvo sobre mis viejas y queridas
causas perdidas o la amargura de la victoria…

En mi Paper: El día que Smith "lloró"
(Economía de intoxicación
), publicado el
24/5/04, decía:

"De nada le sirve al orgulloso e insensible
terrateniente contemplar sus vastos campos y, sin pensar en las
necesidades de sus semejantes, consumir imaginariamente el solo
toda la cosecha que puedan rendir.

Nunca como en su caso fue tan cierto el proverbio
según el cual los ojos son más grandes que el
estómago. La capacidad de su estómago no guarda
proporción alguna con la inmensidad de sus deseos y no
recibirá más que el del más modesto de los
campesinos. Se verá obligado a distribuír el resto
entre aquellos que preparan lo poco que él mismo consume,
entre los que mantienen el palacio donde ese poco es consumido,
entre los que le proveen y arreglan los diferentes oropeles
empleados en la organización de la pompa.

Todos ellos conseguirán así por su lujo y
capricho una fracción de las cosas necesarias para la vida
que en vano habrían esperado obtener de su humanidad o su
justicia"

(Adam Smith – "La teoría de los sentimientos
morales" – 1759)

"Por más egoísta que se pueda suponer al
hombre, existen evidentemente en su naturaleza algunos principios
que le hacen interesarse por la suerte de los otros, y hacen que
la felicidad de estos le resulte necesaria, aunque no derive de
ella nada más que el placer de contemplarla". Así
comienza "La teoría de los sentimientos morales" de Adam
Smith, el primer libro del escocés, aparecido en 1759 como
inicio de su proyecto intelectual, que continuaría en 1776
con "Una investigación sobre la naturaleza y causas de la
riqueza de las naciones", el libro que le ha granjeado mayor fama
por su justificación teórica del capitalismo
moderno.

El que hoy es visto como padre de la economía
liberal en su tiempo era un filósofo moral, y esa
cátedra ocupó en la Universidad de Glasgow. Smith
formaba parte de la escuela de los sentimentalistas escoceses,
para los que los sentimientos podrían ser la guía
moral de la vida. Esa escuela, como recuerda Carlos
Rodríguez Braun, editor del libro, pretendía lograr
en las ciencias sociales lo que Newton había logrado en
las naturales: una teoría general que pudiera explicar
todos los fenómenos. Así, para Smith, la
psicología humana no estaba gobernada por el azar: los
sentimientos humanos no son arbitrarios, sino que estamos
"irresistiblemente sentenciados" a tener los sentimientos que
tenemos, por lo que pueden ser nuestra guía
moral.

Y por eso "La teoría de los sentimientos morales"
arranca recordando que las personas no son meramente
egoístas, sino que, por diversos motivos, se interesan por
la fortuna de los demás. De no ser así, el mundo
sería un infierno: sentimos lástima y
compasión ante el sufrimiento ajeno. Pero Smith prefiere
hablar de "simpatía". La simpatía, dice, denota
"nuestra compañía en el sufrimiento ante cualquier
pasión". La simpatía no emerge de observar la
felicidad o el sufrimiento de los otros, sino de la circunstancia
que los causa. Nos ponemos en su lugar e imaginamos,
imperfectamente, lo que sienten los otros en esa
situación. De ahí, recuerda, viene el pavor a la
muerte, "el gran veneno de la felicidad humana pero el gran freno
ante la injusticia humana, que aflige y mortifica al individuo
pero protege a la sociedad". Por simpatía nos interesamos
por la suerte del otro y aprobamos o no sus acciones, las
valoramos como correctas o incorrectas, mirando la
proporción que guardan con la causa que las origina. Pero
esa simpatía que sentimos hacia los demás, la
buscamos en ellos también. El ser humano no es
autosuficiente, necesita del amor del otro: "La parte fundamental
de la felicidad humana estriba en la conciencia de ser querido".
"Los principales objetivos de la ambición y la
emulación son merecer, conseguir y disfrutar del respeto y
la admiración de los demás", bien sea a
través del saber, o de la acumulación de riquezas.
La riqueza, dice, "es una superchería que despierta y
mantiene en continuo movimiento la laboriosidad de los humanos".
Así, el interés propio promueve el progreso social.
Los ricos, aún egoístas, al satisfacer sus
caprichos alimentan a los obreros con su gasto.

Pero no se trata de que Smith crea en el egoísmo.
Lo reprueba, y trata de conciliar los intereses individuales con
los colectivos: el egoísmo, afirma, no es lo mismo que el
amor propio, que puede ser un motivo virtuoso para actuar. Ese
amor que busca el propio bien, ya que uno es quien mejor sabe
cuidarse, pero que no quiere lesionar a los demás, queda
limitado de caer en el egoísmo por la mirada de los otros
que se crea dentro de nosotros mismos. La simpatía nos da
un sentido de la corrección y la justicia que nos lleva a
respetar los intereses ajenos aunque nadie nos obligue. Y este
tipo de justicia, que no lesiona al prójimo, no por las
reglas jurídicas sino por la simpatía, es en la que
cree Smith y fundamenta la sociedad liberal. Como escribe, "en la
carrera hacia la riqueza, los honores y las promociones, el
hombre podrá correr con todas sus fuerzas, tensando cada
nervio y cada músculo para dejar atrás a todos los
rivales. Pero si empuja o derriba a alguno, la indulgencia de los
espectadores se esfuma. Se trata de una violación del
juego limpio, que no podrán aceptar"

(Parte de un artículo aparecido en
Lavanguardia.es, titulado: "La simpatía de Adam Smith", el
2/5/04, con la firma de Juan Barranco)

Tal vez, con esto sólo, alcanzaría para
explicar porque Smith "lloró" al constatar el
"incumplimiento" de su teoría, sino, y también
-como se verá luego-, la "falsificación" de sus
pensamientos.

Falta, infracción, desobediencia, inobservancia,
engaño, olvido, quebrantamiento, contravención,
elusión…

Adulteración, fraude, deformación,
desfiguración, desvirtuación,
tergiversación, mentira, embuste…

Al cielo del establishment no vamos todos. Aunque el
ilusionario liberal sostenga que la globalización
económica uniforma, los resultados alcanzados demuestran
que sólo unifica.

Al margen de la globalización están el ser
humano, el medio ambiente, la democracia, la cultura, la
verdad.

Una economía entrenada para matar, actúa
como si fuéramos los últimos.

El mito global sólo nos empuja a la era de la
melancolía.

El modelo de la codicia se balancea entre la ira y la
avaricia, mientras la aldea global es sólo una esperanza
ingenua.

Los "cínicos" modelos económicos nos
establecen en una confortable irrealidad. En esas
"fábulas" económicas nos dicen que dejando "obrar"
al mercado se aplican más efectivamente los recursos, se
incrementan los beneficios, y se distribuyen mejor las riquezas.
Un mercado sin ley, abandonado a su capricho especulativo y
superior a toda normativa nacional o internacional.

Nada se dice de la generación de inestabilidad,
de las crisis internacionales y de las desigualdades crecientes.
Nada se dice sobre la distancia creciente entre espacio
económico y control político.

Los "puristas" del librecambio nos aplastan con el
"rodillo" económico y nos imponen un "darwinismo"
económico cainita y fatal.

La liberalización, la financierización, la
desregulación y la privatización castigan a la
sociedad, avasallan la dignidad humana, amenazan el
hábitat, debilitan progresivamente la autoridad
gubernamental, y provocan el crepúsculo de la
piedad.

Esta economía de casino, este dinero que se ha
vuelto loco, en el que la gran mayoría somos jugadores
involuntarios incluyen en su "modelo" más volatilidad,
más incertidumbre, y más inquietud.

El mercado no puede calibrar el futuro porque es corto
de vista por naturaleza. No sólo en razón de que su
mirada se extiende hacia horizontes necesariamente cortos, sino
porque carece de aptitudes y de la lógica para incorporar
problemas distintos a los de su propia naturaleza y para moderar
sus excesos.

Los países occidentales mantienen Estados
poderosos con un alto nivel de proteccionismo. Casi cualquier
componente dinámico de sus economías,
incluída la (ex) famosa Nueva Economía, viene del
sector estatal (Internet… MIT…
Pentágono…). Mire donde se mire hay un enorme
sector estatal que obliga al público a asumir los riesgos
y a pagar el costo y que, si funciona, se lo entrega al poder
privado. Esa es la razón fundamental para entender porque
el Primer y el Tercer mundo se han distanciado tanto.

¿Puede la competencia gobernar el planeta?
¿Es la competencia el mejor instrumento para enfrentarse a
escala mundial a los cada vez más grandes problemas
ambientales, demográficos, económicos y
sociales?

En nombre de la flexibilización y la
competitividad se somete al hombre al drama individual de la
pérdida de trabajo, de la precariedad, de la baja de
salarios y al drama cotidiano de la pérdida del estado del
bienestar.

La globalización aumenta el temor a un posible
conflicto mundial entre el decreciente número de los
"poseedores", "los ricos", o "los dominadores", y la creciente
masa de "los desposeídos", "los miserables" y "los
marginados".

Resulta chocante la divergencia entre el fuerte proceso
de globalización económica en el plano de las
finanzas y la empresa, y el carácter explosivo de la
mayoría de los problemas sociales, económicos,
medioambientales, y políticos, que conocen los
países y regiones del mundo.

¿Qué tan lejos puede llegar la desigualdad
antes que el sistema se derrumbe?

"El autor de los juicios y propuestas que siguen fue el
escocés Adam Smith. Las citas pertenecen a "La riqueza de
las naciones": la Biblia liberal, publicada en 1776.

Salvo los muy versados en literatura política y
económica, muy pocos podrían imaginar esos juicios
y propuestas en boca de Smith.

Un enemigo del liberalismo, por lo común, oye el
nombre de Smith y ya no escucha. Supone que Smith fue un promotor
de la injusticia social. No quiere, por lo tanto, perder tiempo
en conocer sus opiniones.

Un liberal, de esos que nunca han leído a Smith,
lo invoca a menudo. Supone que Smith era un defensor
incondicional del mercado. No lo lee porque cree conocer (y
compartir) todo cuanto escribió.

Uno y otro, el enemigo del liberalismo y el liberal- se
sorprenderán al saber que, a juicio de Smith, hay que
limitar las grandes ganancias, atacar al latifundio, alejar a los
empresarios del gobierno, proteger a las industrias
estratégicas y condicionar la liberación del
comercio exterior.

Esos son, por cierto, aspectos parciales del pensamiento
de Smith. No hay duda que "La riqueza de las naciones" es un
libro consagrado a predicar la libertad económica y
recomendar la mínima interferencia del Estado. Sin
embargo, Smith no fue un dogmático. Ni un burdo
materialista. Tampoco un simplificador.

Cualquiera que haya leído aquel libro (y su otra
obra maestra, "Teoría de los sentimientos morales") sabe
que Smith nada tiene que ver con la caricatura que, hoy, unos
atacan y otros veneran.

En todo caso, el propósito de este ejercicio no
es iniciar una discusión sobre Smith. Tampoco sobre la
degradación a que fue sometido -como Maquiavelo, como
Marx– por obra de frívolos y necios, fueran ellos enemigos
o seguidores.

El propósito es demostrar que, si hacemos
abstracción de nuestro juicio (o prejuicio) sobre sus
autores, descubriremos virtudes (y riesgos) de ideas que hoy nos
negamos a examinar"…

Así comenzaba Rodolfo Terragno, en su libro,
"Proyecto 95", un apartado sobre "Los círculos viciosos y
como romperlos".

Partiendo de ese enfoque, el presente trabajo intenta
(veremos si lo logra) someter ciertos principios
económicos a la prueba de la realidad. Discutir a quienes,
en nombre del pragmatismo, defienden la incoherencia, las
contradicciones y, en general, la ausencia de un sistema de
valores.

El pragmatismo no es la negación del pensamiento
o la ética. No se trata de "matar los principios", tal vez
-en todo caso- hacer del pragmatismo una "teoría de la
verdad". Un método para identificar la veracidad de cada
principio: analizar –antes que su bondad en abstracto- los
efectos que produce en la práctica.

Comenzamos citando algunos párrafos
significativos del libro "Investigación sobre la
naturaleza y causa de la riqueza de las naciones", publicado por
Adam Smith en 1776:

– Durante un período de progreso -o sea mientras
la sociedad avanza hacia ulteriores incrementos de riqueza-
más bien que en el otro en que la sociedad alcanzó
el máximo de las asequibles, es cuando la situación
del obrero pobre -es decir, de la gran masa de la
población– se revela como más feliz y confortable.
Por el contrario la situación de ese obrero es dura en el
estado estacionario y miserable en el decadente. El progresivo
es, en realidad, un estado feliz y lisonjero para todas las
clases de la sociedad: el estacionario, triste y el decadente
melancólico.

– Los principales inconvenientes de la sociedad
económica en que vivimos son su incapacidad para procurar
la ocupación plena y su arbitraria y desigual
distribución de riqueza y de ingresos.

– El empleo más conveniente para cualquier
capital de una nación es aquel que mantiene dentro del
país a que pertenece mayor cantidad de trabajo productivo,
y que más aumenta el producto de la tierra y del trabajo
del país.

El hombre ha de vivir de su trabajo y los salarios han
de ser, por lo menos, lo suficientemente elevados para
mantenerlo… (a él y a su
familia)…

La demanda de quienes viven de su salario no se puede
aumentar sino en proporción al incremento de los capitales
que se destinan al pago de dichas remuneraciones.

En consecuencia, la demanda de mano de obra asalariada
aumenta necesariamente con el incremento del ingreso y del
capital de las naciones y no puede aumentar sino en ese
caso.

– Ninguna sociedad puede ser floreciente y feliz si la
mayor parte de sus miembros son pobres y miserables.

– Los pobres para conseguir el alimento, se afanan por
satisfacer esos caprichos de los ricos, y en el afán de
garantizarles tales satisfacciones, rivalizan en la baratura y
perfección de su labor.

– Los intereses de quienes trafican en ciertos ramos del
comercio o de las manufacturas, en algunos respectos, no
sólo son diferentes, sino por completo opuestos al bien
público.

– Todo para mí y nada para los demás: tal
parece haber sido, en todas las edades, la máxima vil del
poderoso.

– La subsistencia del trabajador, o el precio real del
trabajo, cambia mucho según las diversas circunstancias:
es más abundante en la sociedad progresiva que en otra
estacionaria, y en ésta que en un pueblo
decadente.

– Los beneficios elevados tienden a aumentar mucho
más el precio de la obra que los salarios altos. En el
aumento del precio de las mercancías el alza de los
salarios opera del mismo modo que el interés simple en el
acumulado de las deudas, mientras la elevación del
beneficio actúa como el interés simple.

– Parece, pues, que la proporción entre capital y
renta es la que regula en todas partes la relación que
existe entre ociosidad e industria. Donde predomina el capital,
prevalece la actividad económica; donde prevalece la
renta, predomina la ociosidad. Los capitales aumentan con la
sobriedad y la parsimonia, y disminuyen con la prodigalidad y la
disipación.

– Cuando el hombre goza seguro los frutos de su trabajo,
se esfuerza naturalmente en mejorar su condición y
adquirir, no sólo lo necesario, sino las comodidades y
refinamientos de la vida.

– Los comerciantes ingleses se quejan frecuentemente del
alto precio de los salarios del trabajo en su país,
suponiendo que ese elevado precio es la causa de que no puedan
venderse sus manufacturas tan baratas como las venden otras
naciones en países extranjeros; pero guardan silencio
acerca de los elevados beneficios que arrojan sus capitales. Se
quejan de las extraordinarias ganancias ajenas, pero rodean de
silencio las propias. En muchos casos los elevados beneficios del
capital británico pueden contribuír tanto a
encarecer el precio de las mercancías, como el precio
exorbitante de los salarios y aún mucho
más.

– La recompensa liberal del trabajo, al facilitar a los
trabajadores una mejor manera de atender a sus hijos,
subdividiendo a la crianza, de un mayor número, de ellos,
tiende de una manera natural a extender y ampliar aquellos
límites… (se refiere a la riqueza de un
país).

– El monopolio hace que sean menos abundantes de lo que
serían, de no existir, todas las fuentes originarias de
renta: los salarios del trabajo, la renta de la tierra y los
beneficios del capital. Al fomentar el interés de cierta
clase de personas, perjudica los intereses de todos los
demás habitantes del país y de todos los ciudadanos
de otras naciones.

– En los diferentes empleos de capital la tasa ordinaria
del beneficio varía según la certeza o la
incertidumbre de la ganancia…Rara vez se acumulan grandes
fortunas, ni aún en las ciudades populosas en un
determinado ramo de la industria conocido y admirado de una
manera regular, como no sea a fuerza de una larga y laboriosa
vida de frugalidad y de atención. A veces se hacen
fortunas rápidas en estos lugares en lo que se llama
negocios de especulación. Mas el comerciante de esta
condición no ejerce una actividad determinada, regular y
estable. Si el patrono es recatado y sobrio, los operarios que
emplea, naturalmente lo serán también; pero si el
dueño es gastador y pródigo, el criado, que norma
su conducta por el modelo del amo, no podrá menos que
seguir el ejemplo de él.

– Fundar un gran imperio con el único fin de
crear un pueblo inmenso de clientes parece, a primera vista, un
ideal sólo adecuado a una nación de
tenderos.

– Nunca resultaría la atención del
gobierno tan innecesaria como cuando se empeñase en velar
sobre el aumento y la disminución de la cantidad de moneda
del país.

– En definitiva, no se desea el dinero por el dinero
mismo, sino por lo que con él se puede comprar.

– El capital que se emplea en el comercio interior de
cualquier país dará regularmente más
estímulo y sustento al trabajo productivo de la
nación, aumentando también el valor del producto
anual de la nación, mucho más que otro igual
empleado en el comercio extranjero con artículos para el
consumo doméstico, y el capital empleado en este ultimo
traerá ambos respectos más ventajas que otro de
igual cuantía empleado en el comercio de
tránsito.

– El beneficio principal del comercio exterior no radica
en la importación de oro y plata, sino en la
traslación del producto excedente para el cual no existe
demanda, trayendo en cambio hasta el propio país
artículos para los cuales esa demanda existe.

– Cuando un país extranjero nos puede ofrecer una
mercancía en condiciones más baratas que nosotros
podemos hacerla, será mejor comprarla que producirla,
dando por ella parte del producto de nuestra propia actividad
económica, y dejando a esta emplearse en aquellos ramos en
que saque ventaja al extranjero…Pero hay dos casos principales
en los cuales puede ser ventajoso, por regla general, establecer
algún gravamen sobre los géneros extranjeros para
fomentar la industria de un país. El primero, cuando
cierto ramo de la industria es necesario para la defensa del
territorio. El segundo se presenta cuando en el interior del
reino existe algún impuesto sobre los productos
indígenas (manufactura doméstica).

– Un comercio que se fuerza con primas y monopolios
puede ser, y es por lo común, perjudicial para el
país que lo establece.

– Ningún país se ha arruinado por una
balanza mercantil desfavorable y los que negocian en su comercio
con la mayor libertad han sido los que más se han
enriquecido con el comercio exterior. La prosperidad y la
decadencia depende de la balanza o equilibrio entre
producción y consumo, que es muy diferente de la balanza
mercantil, y puede estar constantemente a favor de una
nación aunque su balanza comercial sea
desfavorable.

– Si una manufactura se considera necesaria para la
defensa de la sociedad, no es arbitrio prudente dejar que dependa
de los extranjeros, y si no pudiera sostenerse de otro modo como
empresa del país, no sería contrario a la
razón el establecimiento de un gravamen sobre todas las
demás manufacturas, para sostenerla.

– La riqueza de una nación vecina, aunque suele
ser peligrosa en la guerra y en la política, es
ciertamente ventajosa para el comercio. Si todas las naciones
siguiesen el sistema liberal de una libre importación y
exportación, los distintos estados en que está
dividido un gran continente se asemejarían a las diversas
provincias de un imperio.

– Una libertad ilimitada en materia de
exportación de granos puede ser muy peligroso, pero nunca
lo es tanto en los grandes estados como en los pequeños,
porque siendo en los primeros mucho mayores las cosechas, raras
veces el abasto puede verse afectado de una manera apreciable por
algunas cantidades de grano que puedan ser exportadas.

– Los tratados de comercio son ventajosos para la
nación favorecida, pero desventajosos para el país
que favorece.

– Perjudicar los intereses de cierta clase particular de
ciudadanos con el sólo objeto de fomentar los de otra, es
una norma contraria a la justicia y a la equidad, que todo
gobierno debe tener en cuenta.

– El consumo es la finalidad exclusiva de la
producción, y únicamente se deberá fomentar
el interés de los productores cuando ello coadyuve a
promover el del consumidor.

– No es difícil averiguar quiénes han sido
los inventores de todo el sistema mercantil. No fueron los
consumidores, cuyos intereses se olvidaron por completo, sino los
productores, cuyos intereses se favorecieron con tanta
diligencia. Y entre estos, nuestros comerciantes y manufactureros
han sido los principales artífices de ese
invento.

– La elevación del cambio extranjero produce los
mismos efectos que el establecimiento de un impuesto y, al elevar
el precio de los géneros extranjeros, disminuye su
consumo.

– Un cambio favorable con un país particular, no
prueba la existencia de una balanza favorable con dicho
país.

– El alza en la denominación de la moneda ha sido
un expediente muy frecuente y común para disfrazar la
bancarrota del estado con el nombre de un pretendido
pago.

– La bancarrota es siempre el resultado final de una
gran acumulación de deudas. La elevación de la
moneda ha sido el método usual para disfrazar la
bancarrota, aunque tal expediente tiene consecuencias peores que
en la bancarrota abierta.

– El interés del comerciante consiste siempre en
ampliar el mercado y restringir la competencia. Toda
proposición de una ley nueva o de un reglamento de
comercio, que proceda de esta clase de personas, deberá
analizarse siempre con la mayor desconfianza y nunca
deberá adoptarse como no sea después de un largo y
minucioso examen, llevado a cabo con la atención
más escrupulosa a la par de desconfiada.

– La economía política, considerada como
uno de los ramos de la ciencia del legislador o del estadista, se
propone dos objetivos distintos: el primero, suministrar al
pueblo un abundante ingreso o subsistencia, o, hablando con
más propiedad, habilitar a sus individuos y ponerlos en
condiciones de lograr por sí mismos las cosas; el segundo
proveer al estado o república de rentas suficientes para
los servicios públicos. Procura realizar pues ambos fines,
o sea enriquecer al soberano y al pueblo.

– El gobernante que intentase dirigir a los particulares
respecto de la forma de emplear sus respectivos capitales,
tomaría a su cargo una empresa imposible, y se
arrogaría una autoridad que no puede confiarse ni a una
persona, ni a un senado o consejo, y nunca sería
más peligroso ese empeño que en manos de una
persona lo suficientemente presuntuosa e insensata como para
considerarse capaz de realizar tal cometido.

– El gobierno civil, en cuanto instituído para
asegurar la propiedad, se estableció para defender al rico
del pobre, o a quienes tienen alguna propiedad contra los que no
tienen ninguna.

– Cuando el poder judicial y el ejecutivo se mantienen
unidos, es casi imposible que la justicia no se sacrifique con
frecuencia a eso que vulgarmente se llamó política.
Las personas encargadas de los grandes intereses del estado,
aún cuando no estén corrompidas, imaginan, a veces
que es necesario sacrificar los derechos de los particulares a
aquellos otros de que se acaba de hacer
mención.

– Nunca se hallan mejor administrados los servicios
públicos que cuando la recompensa sigue al
desempeño efectivo y se halla ajustada a la diligencia
empleada en el cumplimiento.

– Obras públicas e instituciones públicas
que facilitan el comercio de la sociedad -carreteras, puentes,
puertos, etc.-, no es necesario que se costeen con cargo a las
rentas de la nación, sino atendido mediante impuestos de
tránsito y otros gravámenes particulares. Su costo,
grandeza y magnificencia han de guardar proporción con lo
que el comercio esté en condiciones de pagar; por lo
tanto, deberían construirse con arreglo a las
necesidades.

La educación de las clases bajas requiere acaso
más atención del estado que la de las personas de
jerarquía y fortuna, cuyos padres pueden atender a sus
intereses y dedican sus vidas a diversas ocupaciones,
principalmente intelectuales, a diferencia de lo que ocurre con
los hijos de los pobres.

– Un pueblo instruído será siempre
más ordenado y decente que uno ignorante y
estúpido.

– No existen caracteres más incompatibles que el
del Soberano y el del comerciante. La naturaleza inestable y
perecedera del capital y del crédito hace que sea un medio
poco seguro para cimentar sobre él los principales
ingresos de aquella renta segura, permanente y estable sobre la
cual descansa la dignidad y permanencia del gobierno.

– Hemos de tener siempre presente que los impuestos
deben recaer sobre los artículos de lujo, y no sobre los
gastos necesarios de las capas inferiores del pueblo.

– El comercio y la manufactura sólo pueden
florecer en un estado en que exista cierto grado de confianza en
la justicia del gobierno.

– No existe ni ha existido país alguno de
consideración en el mundo que pueda o haya podido
subsistir sin haberse empleado en una u otra clase de
manufactura.

– En el sistema de leyes que se ha establecido para la
administración de nuestras colonias de América y de
las Indias Occidentales, el interés del consumidor
nacional se ha sacrificado al del productor…Se ha creado
un gran imperio con el exclusivo objeto de hacer surgir una
nación de clientes, que tienen la obligación de
adquirir en las tiendas de nuestros diversos productores todas
las mercancías que estos les pueden
proporcionar.

– Cuando se establecen derechos de importación
para estimular las actividades económicas del país,
debe preverse por cuánto tiempo y hasta qué grado
se otorgará tal protección y de qué modo
deberá ser restablecida la libertad de importación,
una vez logrados los objetivos de su restricción. Pero una
vez impuesto un arancel, se plantea un caso discutible cuando
ciertas manufacturas particulares han tomado tal incremento (como
consecuencia de las prohibiciones y derechos establecidos) que el
número de obreros ocupados en esas fábricas
asciende a una cifra importante. La razón exige que
entonces la libertad de comercio sea gradualmente restablecida,
pero con mucha reserva y circunspección. Si se suprimieran
de golpe impuestos y prohibiciones, podría ocurrir que
invadiesen el mercado tal cantidad de géneros extranjeros
de aquella especie, más baratos que los nacionales, que
muchos miles de gentes se vieran privadas de sus ganancias y de
su modo de subsistir.

– Conviene meditar hasta que punto habrá de
continuar importándose libremente un género
extranjero cuando algunas de las naciones extranjeras restringen
con derechos elevados la entrada de muchas de nuestras
manufacturas. En este caso, un ánimo vindicativo
recomienda naturalmente que se establezcan medidas de
retorsión, y se impongan iguales derechos y prohibiciones
sobre la importación de algunas o todas sus
mercancías…

Grupos económicos muy reducidos (¿menos de
500 familias en el mundo?, ¿menos de 500 empresas en el
mundo?) tienen el mayor poder jamás alcanzado. Y no asumen
ningún tipo de responsabilidad económica, social y
ecológica, que vaya más allá de la
optimización de sus propios intereses.

Dice Paul Krugman (De vuelta a la economía de la
Gran Depresión – 1999): "Por primera vez desde 1917,
vivimos en un mundo en que los derechos de propiedad y los
mercados libres se ven como principios fundamentales, no como
expedientes mezquinos, donde los aspectos desagradables del
sistema de mercado, la desigualdad, el desempleo, la injusticia,
se aceptan como parte de la vida. Como en la era victoriana el
capitalismo está seguro, no sólo debido a sus
éxitos que han sido muy reales, sino porque nadie tiene
una alternativa verosímil"…

La otra cara de la moneda son las enormes masas de
población -incluso en los llamados "países ricos"-
alienadas, desasistidas, desesperanzadas, desidealizadas,
despolitizadas, sumergidas (o en vías de serlo),
analfabetizadas, ilotizadas, para llegar en las naciones pobres
del mundo al hambre, la miseria, las plagas, éxodos y
luchas tribales.

Se ha roto la esperanza de progreso económico. El
proceso de globalización, competitividad y rentabilidad
-especulativa- de corto plazo ha quebrado la secuencia
lógica de la evolución capitalista. Hoy crecen los
beneficios empresariales pero no se transfieren a los
trabajadores. Las mejoras de productividad han concluído
en menores remuneraciones y empleo, aunque en mayores dividendos
y honorarios de directores.

El dinero se mueve, pero sólo para producir
más dinero y no bienes.

La economía de especulación ha reemplazado
a la de producción. El juego se ha reducido a unos pocos,
ya no se necesita el mercado masivo, y tampoco demasiadas
manufacturas. Estamos viviendo una economía "virtual", sin
fábricas, sin bienes, y sin trabajadores.

La economía financiera global deja al margen
-excluye, ignora, anula, o se libera de toda responsabilidad- al
hombre, al medioambiente, a la democracia, a la cultura, y a la
verdad.

Por todo eso "lloró" Adam
Smith…

Pero de todos los "excluídos", los "olvidados" y
los "ignorados" por la globalización, de todo lo dejado
"al margen" de la globalización, lo que más
repugnó sus "sentimientos morales", fue la negación
de la "verdad".

Término magno, inabarcable, inalcanzable. No
obstante ello, los fundamentalistas del mercado la tienen, la
proclaman, nos la imponen. Los "bastardos de Voltaire" (como los
llama Ralston Saul) han dispuesto "el fin de la historia", han
"establecido" el pensamiento único, o en el límite,
han "negado" el intelecto, al llevar todo análisis, todo
debate, toda duda, al pensamiento "cero" (digno de Bu$h, por otra
parte).

De eso se trata, de no pensar, de asumir la "verdad"
neoliberal como un hecho natural, absoluto, incontrastable,
definitivo, e irreversible.

El libre mercado, la globalización, la
desregulación, la financierización, la
privatización, la despolitización, el fin de los
estados-nación, son hechos naturales. Nada se puede hacer.
Además, nada se "debe" hacer -¡por si
acaso!-.

Esa "verdad absoluta" tiene sus lemas, sus fetiches, sus
dogmas.

Dudo si llamarlas:

Mentiras Unidas o

Estados Unidos

Tal vez, mejor:

Mentiras Unidos (Tras la hipocresía y la
ceguera, ¿complicidad?)

Puede ser una buena síntesis…Así,
todos quedaran contentos…

Veamos algunos de ellos:

  • La eliminación de aranceles beneficia a la
    economía

  • La flexibilización laboral crea
    empleos

  • El crecimiento económico sigue creando
    puestos de trabajo

  • Primero hay que ganar y luego repartir

  • Las empresas multinacionales respetan la sanidad de
    los productos

  • Las empresas multinacionales respetan el medio
    ambiente

  • Las empresas multinacionales respetan al
    trabajador

  • La droga se combate en el lugar de
    producción

  • El tráfico de armas se combate en el lugar de
    consumo

  • Hay inseguridad porque cada uno no tiene un
    arma

  • No quedan competidores ideológicos a la
    democracia liberal (el fin de la historia)

  • Hay que aumentar la oferta y no la demanda
    (economía de la oferta)

  • El déficit público "siempre" es
    desfavorable a la economía nacional

  • Se debe dar prioridad a la reducción de la
    inflación por sobre el empleo o el crecimiento de la
    economía

  • Los déficit comerciales no son una
    señal de debilidad sino de fortaleza económica,
    de un funcionamiento correcto de los mercados

  • La balanza de pagos siempre se equilibra

  • La recesión no se puede combatir imprimiendo
    dinero

  • Las industrias de la información
    cambiarán drásticamente el aspecto y
    carácter de la economía

  • La apertura de los mercados financieros no torna
    más vulnerable a la economía

  • Una política monetaria y fiscal restrictiva,
    junto con una moneda sobrevalorada no produce
    recesiones

  • Las probabilidades de una Gran
    Recesión…son casi nulas

  • El ciclo es una realidad virtual (y el desempleo es
    siempre voluntario)

  • Si un desempleado no trabaja, es porque "prefiere el
    ocio"

  • Un país debe especializarse en las
    producciones para las cuales está dotado en factores
    de producción

  • La movilidad de las mercancías debe compensar
    la relativa inmovilidad de los factores

  • Si el estado baja los impuestos, aumentarán
    los ingresos

  • La pobreza es menos un estado de rentas que un
    estado del espíritu; la asistencia pública
    destruye a la mayoría de los que la reciben

  • La devaluación es la muerte fulminante del
    capitalismo

  • La inflación es siempre un fenómeno
    monetario

  • Lo que descompone todos los mecanismos
    económicos es la inflación

  • La "sanción del mercado" reemplaza
    (ventajosamente) el juicio de Dios; fuera del mercado no hay
    salvación

  • Entre los mercados, la bolsa es la que da
    informaciones más confiables; ¿cómo
    saber cuáles son las industrias que presentan las
    mejores posibilidades de futuro?, no hay más que una
    manera de saberlo: mirar la bolsa

  • Se anuncia en un mundo donde los desocupados se
    cuentan por decenas de millones, "el fin del trabajo" (el mal
    no sería accidental y el fracaso de las
    políticas de lucha contra el desempleo,
    inevitable)

  • Las empresas públicas y las administraciones
    deben someterse a los imperativos de la eficacia
    (cero-estado)

  • El aumento de los niveles comerciales traerá
    de nuevo el desarrollo

  • Vencer la inflación es la condición
    esencial para reavivar el desarrollo

  • La clave está en recortes en el
    gobierno

  • La salvación vendrá del aumento de los
    intercambios comerciales

  • Las ideologías actuales que giran alrededor
    del determinismo económico. Usan los argumentos de los
    expertos para presentar toda forma de injusticia como algo
    inevitable

  • La economía global es inevitable

  • La economía global producirá bienes a
    precios más bajos

  • Resistirse a la economía global es negar al
    Tercer Mundo su oportunidad

  • La economía global es el futuro

  • Qué causa valiosa podría haber sido
    perseguida y conquistada detrás de una pancarta que
    proclamara "defenderemos el consenso"? (Margaret
    Thatcher)

  • Si nuestra única oportunidad es la de ser
    iguales, no es una oportunidad (Margaret Thatcher)

  • No hay tal cosa como "la sociedad" (Margaret
    Thatcher)

  • Si usted ahorra para su pensión en un
    calcetín, probablemente nacionalizarán los
    calcetines (Margaret Thatcher)

  • Los pecadores de Wall Street deben ser "castigados
    prontamente" (Alan Greenspan – 16/4/04)

  • Es necesario tener cuidado al reformular las reglas
    y las prácticas que ya no son suficientes para
    afrontar la reciente ola de escándalos en Wall
    Street… los legisladores deben evitar provocar
    daños "colaterales" (Alan Greenspan –
    16/4/04)

  • Algunas prácticas y reglas han perdido su
    utilidad y requieren ser actualizadas. Pero al hacerlo
    debemos ser cuidadosos y no erosionar el paradigma que ha
    gobernado voluntaria y efectivamente las operaciones (Alan
    Greenspan – 16/4/04)

(Dejo para otra oportunidad -aunque no me olvido- de la
exuberancia irracional de los mercados, del aterrizaje suave de
la economía, de la regadera monetaria (que fluya el
dinero, ya veremos luego como se recoge), de los trece recortes
de las tasas de interés, que situó en el
mínimo 1%, de los déficit gemelos, de la deuda
total de los consumidores que se situó al final del 2003
en el 113% de la renta disponible, de la inflación "no"
importa (aunque ahora, sí), de la transformación de
EEUU en la nación más endeudada (ha acumulado 3
billones de dólares de obligaciones en el exterior y si se
mantiene el ritmo actual la carga de la deuda externa se
duplicará en siete años)…en fin, obras y
milagros de Greenspan que de Tancredo viró a Tartufo, y
ahí continúa… Pero no deseo que las
lágrimas de Smith, se tornen suicidio. Será
cuestión de darle al Prozac, Don Adam y que Dios…
¡nos pille confesados! O sea)

El listado anterior -tentativo, preliminar, incompleto-
es todo, menos "verdades absolutas". Una ciencia tan "incierta"
como la economía, donde los pronósticos son "casi"
-por ser generoso- siempre desacertados, donde los "gurús"
sólo saben explicar "el pasado", donde los "efectos
colaterales" son "casi" -por ser bien pensado- no deseados, como
se puede hablar -o siquiera insinuar- de pensamiento
"único" o peor aún de pensamiento "cero" (la
negación de todo pensamiento).

He buscado insistentemente algún pensamiento
económico -original- de Ronald Reagan y de George W. Bu$h,
para incluir en la lista de Mentiras Unidos, y no los he
encontrado. ¿Será por lo del "pensamiento cero"?…
¿Será porque los primeros mandatarios de EEUU
sólo están para… "ejecutar"? ¿O que
con sus respectivas guerras, ya tenían/tienen
demasiado?

Les prometo continuar
intentándolo…

Más de cinco años después de haber
escrito el citado Paper, continúo creyendo que lo mejor es
"volver a origen", salvo que el nuevo paradigma sea que en la
economía lo único que no importa son aquellos que
en última instancia la sostienen.

Lo vivido en los años recientes se podría
definir como un "socialismo para ricos y capitalismo para
pobres"; un colapso de las finanzas públicas sin que el
esfuerzo encuentre su reflejo en "Main Street" (la
ciudadanía).

En las siguientes páginas les presento tres
Anexos con una selección de artículos de la
Hemeroteca reciente, que sugiero leer con especial
atención. Se subrayan los párrafos más
significativos. Se resaltan en rojo los párrafos
"imperdibles". A verlas venir…

Anexo I – El
huevo de la serpiente (anticipando la próxima
crisis)

– Tribuna: Laboratorio de ideas Paul A, Samuelson-
Tormentas pasadas y lo que podría venir a
continuación (El País – 30/8/09)

La última noticia que nos llega desde la Reserva
Federal es que nuestra economía en general ya ha dejado de
caer o lo hará muy pronto y, en cambio, se
estabilizará. ¿Qué no significa esto? No
dice nada de la rapidez con la que Estados Unidos volverá
al nivel en que estaba en 2008 antes del desastre de la
recesión.

De hecho, la Reserva y la mayoría de los
pronósticos económicos temen que la
recuperación prevista sea débil y que no haga mucho
para reducir el desempleo entre los estadounidenses de a pie. Y
también podría implicar que el futuro gasto del
consumidor y en inversión seguirá siendo
anémico.

Eso significaría que a escala mundial
podría no repetirse la odisea de siempre en la que la
locomotora estadounidense acude al rescate de las
economías deprimidas. Hubo una vez, cuando Estados Unidos
producía casi la mitad de la producción mundial
total, en que era apropiado centrarse principalmente en el papel
de Estados Unidos con respecto al resto del mundo. Pero hace ya
mucho que aquello se acabó para siempre.

La Unión Europea prácticamente iguala la
parte proporcional estadounidense de la producción
mundial. Y, naturalmente, China e India son nuevos centros
neurálgicos a tener en cuenta.

El PIB total de China en función de la paridad
del poder adquisitivo supera ya el de Japón. Si la tasa de
crecimiento en porcentaje total de China sigue creciendo el doble
de rápido, pronto llegará el momento en que el PIB
total de China esté a la par con el de Estados Unidos.
Cuando eso ocurra, el nivel de vida chino per cápita
todavía será aproximadamente una cuarta parte del
de Estados Unidos y posiblemente sólo un tercio del nivel
de bienestar per cápita de Japón.

La falta de previsibilidad exacta en la historia
económica es lo que la hace tan fascinante para los
expertos en macroeconomía como yo. Aquí tienen un
ejemplo drástico. Tanto a Alemania como a Francia les ha
ido mejor durante la actual crisis que al resto de la
Unión Europea. ¿Quién iba a esperar eso de
dos sociedades cuya fuerza laboral trabaja tan pocos días
por año y que han tenido que lidiar con sindicatos
poderosos?

Cuando el rendimiento económico es relativamente
bueno en Alemania y en Francia, la fortaleza del euro se ve
presionada al alza. Por desgracia, eso hace sufrir a Italia, a
España y a los países bálticos. Uno
podría sentirse impulsado a pensar que las locomotoras
francesa y alemana tirarían del resto de la Unión
Europea. Pero las estadísticas nos dicen que lo que ha
puesto fin a las recesiones en esos países ha sido la
reducción de las importaciones francesas y alemanas. La
econometría es un arte verdaderamente complejo.

Permítanme adivinar cómo serán 2010
y 2011 a escala mundial y en Estados Unidos. Primero, y
quizá con igualdad de probabilidades, las recuperaciones
en Estados Unidos y en el extranjero podrían ser fuertes,
como solían ser normalmente y en particular al final de la
estanflación de la década de 1970. Un resultado tan
positivo justificaría el poco ortodoxo gasto de los bancos
centrales y los ministerios de Hacienda para estimular la
economía en contra del viejo consejo de no interferir del
presidente Hoover entre 1929 y 1933, un consejo resucitado
recientemente por expertos libertarios como el fallecido Milton
Friedman.

Sí, la antigua independencia del banco central,
que propugnaba el presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke
antes de la crisis mundial, se ha visto permanentemente
debilitada por los últimos y necesarios planes de rescate.
Los tiempos cambian y, por fuerza, nosotros tenemos que cambiar
con ellos.

Pero pensemos ahora en la posibilidad de un
estancamiento durante el cual persiste una depresión
crónica. Un buen ejemplo es la Década Perdida de
Japón después de que su sector inmobiliario y el
mercado de valores pasaran simultáneamente de burbujas al
alza a burbujas a la baja. El equipo económico de Obama no
consentiría una perspectiva tan poco
halagüeña. Una vez más habría que
recurrir a nuevos fondos de rescate.

¿Están estos actos de desesperación
libres de futuras presiones inflacionistas? Por supuesto que no.
En algún momento, los precios de la energía
podrían repuntar. Entre 2010 y 2015, China y otros
países con activos en dólares reciclados
perderán confianza en el dólar como divisa de
reserva.

China -y Japón, y otros por el estilo-
harían bien en abandonar los bonos del Tesoro
estadounidense con tipos de interés más bajos y
pasarse a carteras mundiales diversificadas. Eso induciría
una depreciación considerable del dólar. Y
semejante huida del dólar provocaría una subida de
los índices de precios de consumo y de producción
estadounidenses.

¿Cuál puede ser el veredicto final de un
jurado informado de votantes y autoridades del Gobierno? El
realismo me obliga a indicar que no hay desenlaces seguros.
Ahora, como siempre, es inevitable que tengamos que hacer
concesiones. Como ciudadano patriótico, me siento
agradecido por el hecho de que los trágicos errores
cometidos entre 1929 y 1933 se hayan evitado en estos tiempos
terribles de verdadera angustia.

(Paul Samuelson. Distribuido por Tribune Media
Services)

– Bienes raíces comerciales: ¿la segunda
crisis inmobiliaria de EE.UU.? (The Wall Street Journal –
6/9/09)

(Por Lingling Wei y Peter Grant)

La Reserva Federal y el Departamento del
Tesoro de Estados Unidos luchan por impedir que los bienes
raíces comerciales le asesten un golpe devastador a la
economía de ese país justo en el momento en que
trata de levantarse de la lona.

Sus esfuerzos, no obstante,
podrían ser obstaculizados por un alza en los embargos de
propiedades comerciales con créditos hipotecarios que
fueron empaquetados y vendidos por Wall Street como instrumentos
de renta fija.

Ahora, la recesión está
poniendo a prueba valores respaldados por hipotecas comerciales
del orden de los US$700.000 millones.

El sector de bienes raíces comerciales
experimenta dos tipos de dolores que, según la
calificadora de crédito Realpoint LLC, elevaron su tasa de
morosidad a 3,14% en julio, seis veces el nivel de julio del
año pasado.

Un problema deriva sencillamente de la falta de
estándares más estrictos. En la era del dinero
fácil, Wall Street les prestaba dinero a los propietarios
con la creencia implícita de que las tasas de
ocupación y arriendos de los edificios de oficina,
hoteles, negocios y otras propiedades comerciales
seguirían subiendo. El resultado es que un creciente
número de propiedades no están generando el
efectivo suficiente para pagar el principal o los intereses de
los préstamos.

El segundo problema que aqueja a la industria proviene
de la incapacidad de los dueños para refinanciar los
valores de bienes raíces comerciales respaldados por
hipotecas. Se estima que hacia fines de 2012 vencerán
préstamos por unos US$153.000 millones. Los analistas de
Deutsche Bank calculan que cerca de US$100.00 millones
serán difíciles de refinanciar. Aunque estas
propiedades cuentan con un flujo de caja suficiente para pagar
interés y principal, sus valores han caído tanto
que los dueños no podrán extender las actuales
hipotecas o reemplazarlas con nueva deuda.

Eso significa que habrá
pérdidas no sólo para los dueños, sino para
los inversionistas que compraron estos valores respaldados por
hipotecas comerciales, incluyendo fondos de cobertura, fondos de
pensiones y otros inversionistas institucionales. Eso
exacerbaría la recesión que atraviesa
EE.UU.

Un típico valor respaldado por hipotecas
comerciales contiene hipotecas de un diverso grupo de
propiedades, a menudo menos de 100, con préstamos que van
desde US$2 millones a más de US$100 millones. Una empresa,
habitualmente un banco importante como Wachovia o Wells Fargo, se
encarga de cobrar los pagos mensuales de los deudores y
entregarles el dinero a los inversionistas institucionales que
compran los valores.

Un aumento significativo de los embargos de propiedades
comerciales podría deprimir los valores aún
más puesto que más activos saldrían al
mercado a precios de liquidación. Esto ejercería
presión para que los bancos realicen rebajas contables de
estos préstamos.

"Lo que está ocurriendo en el
mercado de valores respaldados por hipotecas comerciales es el
preludio de lo que puede pasar en los libros de los bancos",
advierte Frank Innaurato, director ejecutivo de
Realpoint.

– Tercera ronda subprime en EEUU: llega el "crack" del
mercado no residencial (Libertad Digital –
3/10/09)

El mercado inmobiliario no residencial sigue cayendo a
plomo en EEUU. Los inversores Wilbur L. Ross y George Soros
coinciden en que su colapso tendrá "consecuencias
terroríficas" sobre el sector financiero, que acumula casi
3,5 billones en créditos al sector.

(Por Manuel Llamas)

La agencia de calificación de
riesgos Moody´s señalaba la pasada semana que la
mayoría de los mercados de bienes raíces
comerciales (Commercial Real Estate, en inglés) en Estados
Unidos siguen siendo débiles y probablemente no se
recuperen pronto.

En concreto, según la agencia, el
precio de las propiedades comerciales -locales, oficinas, suelo
industrial, etc.- ya ha caído casi un 41% desde su valor
máximo, en octubre de 2007. Por otro lado, el
último informe de Real Capital Analytics Inc.
señala que la compraventa de este tipo de inmuebles ha
descendido hasta su nivel más bajo de las dos
últimas décadas, cuando la primera potencia mundial
se enfrentó a su última crisis financiera (save and
loans) a principios de los años 90.

El informe de Moody's sobre los bienes raíces
comerciales en Estados Unidos mostró que los cinco
mercados más afectados por la crisis incluyen a
Indianapolis, Detroit, Phoenix, Cleveland y Atlanta. Entre los
cinco mejores mercados estadounidenses para este segmento
inmobiliario se encuentran Honolulu, Pittsburgh, Las Vegas,
Newark y San Francisco.

Los prestigiosos inversores Wilbur L.
Ross y George Soros advirtieron el pasado viernes acerca de los
riesgos que puede conllevar el desplome de este sector. En
concreto, Ross indicó que EEUU sufre el inicio de un "gran
crack en el mercado de bienes raíces".

"Todos los componentes del sector inmobiliario avanzan
en la dirección equivocada simultáneamente",
según Ross. "Las tasas de ocupación están
bajando. Las rentas de alquiler caen y la tasa de
capitalización -el retorno que exigen los inversores para
comprar una propiedad- está subiendo".

En una entrevista concedida a la cadena
estadounidense CNBC, Ross indicó que debido a la quiebra
del sector inmobiliario no residencial es posible que cierren
hasta 1.000 bancos en Estados Unidos en los próximos
meses. En lo que va de año ya han quebrado 115 entidades
financieras.

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"Creo que muchos bancos regionales cerrarán, tal
y como hicieron en la crisis de los savings and loans en los
años 90". Aunque esto también ofrece oportunidades
para los inversores: "Habrá oportunidades, pero
necesitamos ayuda federal con ellas, porque lo que estamos
buscando principalmente son fuentes estables de depósitos,
no carteras de créditos".

Por su parte, el conocido inversor
George Soros advirtió de que EEUU se enfrenta a una nuevo
"baño de sangre" como resultado del elevado apalancamiento
del sector inmobiliario en centros comerciales, oficinas y
locales.

De este modo, el sector financiero de la
primera potencia mundial se enfrenta a una nueva ronda de
crédito subprime (deuda basura), tras el estallido de las
hipotecas a personas de bajos ingresos y la creciente morosidad
que registra desde hace meses el crédito hipotecario de
calidad (prime y Alt-A).

Según los datos oficiales del
Fondo de Garantía de Depósitos de EEUU (FDIC), la
banca acumula casi 3,5 billones de dólares en
créditos concedidos al sector inmobiliario no residencial.
Los cerca de 8.000 bancos que asegura el FDIC acumulan un total
de 13,3 billones de dólares en activos. Los 100 bancos
más grandes del país concentran la mayor parte del
crédito (unos 10 billones de dólares).

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Sin embargo, cientos de entidades
pequeñas y medianas han concedido extensas líneas
de crédito al sector inmobiliario no residencial. Es,
precisamente, en este sector bancario donde los analistas citados
temen una nueva oleada de quiebras financieras en los
próximos meses, a la vista del desplome de precios que han
experimentado este tipo de propiedades.

Los reguladores financieros han advertido de que la
banca de EEUU se enfrenta a cuantiosas pérdidas debido al
deterioro de este tipo de activos inmobiliarios. No obstante, las
autoridades estiman que en los próximos años
vencerán créditos por valor de 500.000 millones de
dólares al año que están concentrados en
este sector.

Jon Greenlee, director asociado de la División de
Supervisión Bancaria de la Reserva Federal,
señaló que a finales del segundo trimestre de 2009
casi el 9% de este tipo de créditos había entrado
en situación de morosidad.

Un dato preocupante si se tiene en cuenta que este tipo
de créditos inmobiliarios cuenta, por lo general, con una
estructura diferente al de las hipotecas residenciales. Muchos de
ellos requieren un pago mensual relativamente bajo. El hecho de
que el 9% de los prestatarios comerciales no puedan ni siquiera
hacer frente a este tipo de cuotas refleja claramente el grave
problema por el que atraviesa el sector en EEUU.

De hecho, las últimas quiebras bancarias
producidas en EEUU -9 bancos intervenidos el pasado viernes por
el FDIC- se deben a la morosidad del sector inmobiliario no
residencial (CRE, en inglés). Así, de las 9
entidades cerradas, al menos tres, todas ubicadas en California,
fueron víctimas del colapso de CRE: Pacific National Bank,
California National Bank y San Diego National Bank.

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– Meriwether, fundador del LTCM, se prepara para lanzar
otro hedge fund (El Economista – 22/10/09)

Parece que John Meriwether, el gestor
alternativo creador del LTCM, el mayor hedge cuantitativo del
mundo, cuya casi quiebra puso en jaque al sistema financiero
estadounidense, no escarmienta. Y es que aunque hace tres meses
tuvo que liquidar su segunda gestora de fondos libres, JWM
Partners, ya está en trámites para poner en marcha
otra.

Meriwether fundó JWM poco
después de 1998, año en el que el LTCM vivió
una serie de episodios catastróficos que llevaron a su
rescate.

El pasado julio, se vio obligado a echar el cierre en su
segunda firma, después de que la presión de la
crisis financiera hiciera caer casi un 50% el valor de sus
activos y recibiera peticiones de reembolso masivas de sus
clientes.

La nueva aventura hedge de Meriwether se llamará
JM Advisors Management y, al igual que sus predecesoras,
tendrá sede en Greenwich, Connecticut, informó
Financial Times. Según fuentes conocedoras del proceso, se
lanzará en algún momento de 2010.

Repite estrategia

Al parecer, la nueva gestora
usará la misma estrategia que LTCM y JWM: el arbitraje de
valor relativo, una estrategia de inversión cuantitativa
utilizada sobre todo en mercados de renta fija, que el mismo
Meriwether creó cuando estaba al frente de la
división de renta fija de la mítica y desaparecida
firma Salomon Brothers.

El arbitraje de valor relativo busca
aprovechar pequeñas diferencias entre dos activos
idénticos, apostando a que éstas
desaparecerán en un determinado período de
tiempo.

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