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La lógica trivalente general



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    La lógica trivalente general –
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    La lógica trivalente
    general

    Evelio A. Pérez Fardalez

    Existe cierto desacuerdo entre algunas implicaciones
    materiales, que se dan como casos especiales, con la
    fórmula general de la implicación material. Esta
    situación en lógica se le llama la paradoja de la
    implicación material. Veamos.

    Analicemos la frase (modus) "Si llueve, entonces el
    techo se moja. Llovió. Por tanto, el techo se
    mojó". En esta frase se encuentran instaladas dos
    implicaciones: La material y la lógica. La frase "Si
    llueve, entonces el techo se moja" contiene una
    implicación; la material. ¿Por qué se dice
    que esta implicación es material?, porque es el hablante
    por medio de un acto cognoscente el que establece la
    implicación atendiendo al contenido real de los hechos.
    Este juicio complejo (que es la implicación en
    cuestión) es un juicio sintético. El que llueve
    implica que el techo se moja porque las condiciones objetivas en
    que se formula el juicio así lo establecen. El techo
    podía estar cubierto con una lona, y de esa forma no se
    mojaría. Pero el hablante constata que el techo
    está descubierto; de modo que si llueve, se moja.
    Aquí no hay un razonamiento analítico, sino una
    constatación de los hechos. No es la forma de los juicios
    simples "llueve" y "moja" la que implica la relación entre
    ellos, sino su contenido. Es el contenido de la realidad objetiva
    enunciado en el juicio complejo el que establece la
    relación de implicación entre ellos (los juicios
    simples en cuestión). Por eso, la implicación
    "Si…, entonces…" es, en este caso,
    material.

    ¿Cuándo la implicación es no
    material (lógica)? Cuando se trata de un acto de
    inferencia lógica. Cuando en el modus anterior digo
    "… Por tanto, el techo se mojó", tengo una
    inferencia lógica. En la forma "a. Por tanto, b" del modus
    anterior se encuentra instalada una implicación no
    material. Sustituyamos el juicio complejo "Si llueve, entonces el
    techo se moja, y llovió" por "a" y el juicio simple "el
    techo se mojó" por "b". Puede verse que la forma "a. Por
    tanto, b" es una implicación. Aquí esta
    implicación no emana directamente del contenido de la
    realidad enunciada, sino de la forma de los juicios "a" y "b". Es
    la relación lógica entre los juicios "a" y "b" la
    que se acusa en el "Por tanto".

    Esta implicación en una conclusión que se
    saca, por lógica, de las premisas. En las premisas del
    razonamiento en cuestión se encuentra instalada la
    necesidad de la conclusión. ¿Cuáles son las
    premisas de este razonamiento (modus)?, los juicios "Si llueve,
    entonces el techo se moja" y "llovió". En estas premisas,
    en su conjunción, se encuentra instalada la necesidad de
    la conclusión. ¿Cuál es la
    conclusión?, que el techo se mojó. Notemos que esta
    conclusión es un juicio que se formula de forma
    analítica. El juicio "a. por tanto, b" es
    analítico. Analizando las relaciones entre los juicios que
    son premisas se saca la inferencia de la necesidad de la
    veracidad de la conclusión. Por eso, esta
    implicación, que es la inferencia lógica, no es
    material. La veracidad del juicio que es conclusión del
    razonamiento, no consiste directamente en su correspondencia con
    la realidad (aunque en última instancia se corresponde);
    sino en su coherencia lógica. El axioma fundamental de la
    razón analítica es que si mis premisas son
    verdaderas y mi razonamiento correcto, entonces mi
    conclusión es necesariamente verdadera. Esta inferencia
    lógica de la conclusión es una implicación,
    lo que no material; sino formal (lógica).

    Sucede que la implicación material y la
    implicación lógica (formal) tienen la misma forma.
    En el idioma (lenguaje hablado) existen muchos giros
    idiomáticos que son expresión de la
    implicación. Por eso, conviene usar la forma
    genérica "a implica b". Denotemos esta forma, la forma "a
    implica b" por "aIb". Convengamos en denotar a los juicios por
    las letras minúsculas a, b, c, d, e, f, g… y a las
    constantes lógicas, como la implicación, por letras
    mayúsculas, es decir, I, A, E, U, S,…. Aquí
    la implicación se denota por "I", por eso tenemos la forma
    "aIb". Las constantes lógicas son las formas estables del
    pensamiento en que se unen unos juicios con otros para formar
    juicios complejos. Entre otras, existen la conjunción, la
    disyunción, la implicación, la equipolencia, etc.
    Las constantes lógicas son los nexos estables (constantes)
    entre los juicios, que permiten unir en determinada
    relación un juicio con otro. Se les llama constantes
    porque esta relación (la relación en que se une un
    juicio con otro) es estable, aunque en el idioma hablado se
    expresan por distintos giros idiomáticos. Conviene siempre
    distinguir detrás de cada giro idiomático la
    constante lógica a la que se hace referencia.

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