¿Qué se entiende por moral, y cuál es su aporte en la dinámica del proceso pedagógico?
¿Qué se entiende por moral, y cuál es
su aporte en la dinámica del proceso pedagógico? –
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Delimitar el concepto de moral es un trabajo por
demás arduo y complicado. El enfoque para el estudio del
mencionado semema podría partir desde una óptica
filosófica hasta recalar en las dehesas del
análisis científico social,
psicológico-pedagógico e incluso
jurídico-político. La literatura sobre esta
profunda temática nos presenta una amplia gama de
perspectivas para entender y comprender el concepto de moral,
siempre teniendo como elemento teleológico, en el marco de
nuestras disquisiciones pedagógicas, el desarrollo del
proceso educativo. Ahora, desde la perspectiva de Xavier Zubiri
podemos manifestar que a lo largo de la historia el hombre ha
intentado darle respuesta a un sinnúmero de problemas que
lo aquejan. Bajo un análisis que nos trae a la memoria las
categorías de "incitación" y "respuesta" de Arnold
Toynbee, Zubiri nos plantea que en el hombre siempre ha existido
una suerte de protomoral, la misma que le ha permitido
desarrollarse como ser humano en una constante
interrelación con el medio geográfico y social. La
realidad circundante estimula al ser humano, y lo obliga a dar
respuesta a partir del surgimiento de posibilidades elegibles. El
hombre optará siempre por una de ellas bajo una
justificación racional. Este proceso electivo genera a su
vez un compromiso y una responsabilidad con los efectos que se
produzcan a partir de esta dinámica. Se colige que el ser
humano tiene que optar entre hacer lo correcto o lo incorrecto,
siempre ciñéndose a un juicio racional capaz de
sopesar la importancia del contexto social y la especificidad
cultural, amén de ir asumiendo como suyos los referentes
dignos de respeto social. De aquí podemos desprender el
concepto de moral; como apunta Adela Cortina el mismo
sería la capacidad para enfrentar la vida en abierta
oposición a "desmoralización". La prédica de
la doctora Cortina nos trae a la memoria los postulados
vitalistas de Henry Bergson. Para Adela Cortina es importante que
una sociedad se muestre con "altura moral", es decir, que sus
niveles de autoreflexión y de diálogo
intersubjetivo sean altos. Verbi gracia de ello sería la
sociedad norteamericana, donde hasta la actualidad coexisten,
políticamente hablando, ideas conservadoras y progresistas
en un tejido social muy diverso. Para John Rawls es esa
coexistencia pacífica y democrática la que permite
sustentar no sólo el apparatchik político de la
nación, sino sobre todo su pervivencia en el futuro.
Entonces, la moral se halla en nosotros. Los seres humanos somos
los únicos con la capacidad para discernir entre hacer
algo porque creemos que es bueno y no hacer otra cosa a la que
juzgamos de mala o sujeta a desprecio y descalificación de
la sociedad. Ahora, en este conjunto de ideas el autoconocimiento
es la piedra de toque para comprender la moral. A partir de
aquí la sinergia de la eticidad discursiva con los
procesos educativos se hace muy notoria. Por ello, ya desde las
esferas del accionar pedagógico, el proceso educativo debe
ser intenso en todos los ámbitos que involucren el
desarrollo del niño. La moral cumple un rol fundamental en
el proceso educativo. El cúmulo de ideas o referentes
paradigmáticos de aprobación por parte de una
sociedad son claves para un adecuado y eficaz aprendizaje del
infante. Se desprende la necesidad de dinamizar procesos de
aculturación como vía para el surgimiento de
ciudadanos analíticos, críticos, libres y
conscientes de su realidad. De otro lado, un Estado con "altura
moral" es aquel que viabiliza políticas educativas capaces
de generar focos de debate y discusión en torno a la
problemática nacional. Ello propicia el surgimiento de
ciudadanos con "altura moral", reflexivos, dialogantes, asertivos
y prospectivos. Ese trabajo se vincula con el accionar de la
familia, los medios de comunicación, la clase
política y la sociedad civil. En su conjunto. Todos los
resortes del poder deben de promover una adecuada
educación en valores que fortalezca a cada miembro de la
sociedad. Así mismo, el autoconocimiento implica
también poder entender los pareceres y cosmovisiones del
otredad. La capacidad dialógica entre los seres humanos se
fundamenta a partir del manejo de un código
lingüístico flexible, el mismo que tiene como
elemento primordial la capacidad de "ponerse en el lugar del
otro". Ello generará lo que Kohlberg ha denominado "punto
de vista moral". La dinámica dialógica, dentro de
un esquema de equilibrio y respeto por los derechos de los
actores sociales garantiza un proceso comunicacional más
democrático tendiente a propiciar soluciones discursivas
que acerquen a las partes. Como bien dice Martínez
Martín es importante el desarrollo de una educación
como optimización humana, y para ello los procesos
educativos deben tener como guía los argumentos
teleológicos de la moral. En el marco de una
dimensión proyectiva los procesos educativos deben
contribuir en afirmar y fortalecer la personalidad cognitiva y
social de los alumnos. Esto permitirá el crecimiento
exponencial de la autoestima y el surgimiento de nuevas
posibilidades de progreso económico y desarrollo
académico. Un mayor vínculo familiar y amical
serán finalmente los demiurgos de una sociedad plena de
felicidad en donde la solidaridad se constituir&aacut
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