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Los roles en nuestra vida (página 2)



Partes: 1, 2

En cada profesión la individualidad de una
persona puede ser expresada a través de la elección
de un estilo de ropa, mobiliario de su oficina o el lugar a donde
invita a comer a sus clientes, lo cual configura su personalidad
profesional. Su persona le hace plausible en el rol social que
está interpretando.

El problema comienza cuando la personalidad nos toma de
tal manera que olvidamos "cambiarnos el vestido"y nos comportamos
con nuestra familia del mismo modo que en nuestro trabajo, pues
la atmósfera de la casa se verá enrarecida por
sentimientos de fría alienación.

Cada rol que cumplimos debe de ir acompañado por
una determinada personalidad, por ejemplo el ser padre, madre,
esposa, esposo, hijo, etc.., cada una de las cuales deben ser
especiales y no automáticas, hay que ser relativamente
consciente de las expectativas emocionales de los
demás.

Un caso clásico de lo que puede pasarnos al
convertirnos en una persona mecánica es lo que le
ocurrió a Norma Jean Baker cuando la máscara de
Marilyn Monroe la cubrió de pies a cabeza; atrapada en su
papel de diosa del amor, ésta derrotó a su propia
individualidad.

Si la conciencia está bien equilibrada dispone
siempre de una personalidad capaz de adaptarse a los
requerimientos del momento; es decir cambiarla por otra
más adecuada cuando sea necesario. A Norma Jean no se le
permitió ser nada más que Marilyn y estas
situaciones solo pueden llevar a la catástrofe.

Lamentablemente esta historia suele repetirse muchas
veces; por lo que debemos aprender a ser nosotros mismos, una
tarea que muchas veces implica una confrontación social,
capaz de abrir la conciencia de otra persona sin mencionar la
propia.

Una persona saludable expresa tres factores
básicos: primero debe expresar la verdadera individualidad
y unicidad del sujeto, no las formas imaginadas o
construidas.

Cada uno de nosotros sabe en lo profundo quién es
realmente; así es como reflejaremos mejor los roles que
tenemos que actuar en la vida y todas las facetas de nuestras
multidimensionales personalidades.

Debemos hacer que el propio Sí Mismo sea
verdadero, un buen consejo que si lo seguimos nos llevará
a mantener una buena salud síquica.

Segundo, nuestra unicidad debe adaptarse a una forma
moderada de convencionalidad consciente, es decir debemos seguir
las demandas de la sociedad sin perder nuestra
individualidad.

Tercero, la dignidad humana es en largo y ancho el
producto de una expresión espontánea natural de
quien intrínsicamente somos.

La manifestación más clara de nuestros
esfuerzos por adaptarnos a los diferentes "deberíamos" es
el apego a funcionar por medio de "roles", como los actores
desempeñamos un determinado papel para cumplir con el
libreto que nos proporcionaron o proporcionamos.

El problema radica en que con el tiempo de representar
un determinado papel perdemos la facultad de distinguir entre
quiénes somos y quiénes representamos
ser.

El rol que representamos en un momento no fue fijado por
nosotros sino por la aprobación ajena; de adultos
sí es nuestra elección y seguimos buscando tener el
mismo resultado: la aceptación por parte de la sociedad;
aunque esto muchas veces nos produzca el "rechazo" hacia nosotros
mismos pues somos conscientes de que "algo nos falta" y es la
sinceridad que nos debemos pues muchas veces nos vemos obligados
a aceptar situaciones con las cuales no estamos de acuerdo pero
no nos animamos a decir "NO" por miedo al rechazo y a ser
juzgados por quienes nos rodean; o que nos califiquen de "locos",
"extraños" u otros apelativos a los que nos hacemos
acreedores cuando no pensamos –y en consecuencia actuamos-
diferente que los demás.

De acuerdo al modelo mental que tengamos "creado" para
el rol es como lo vamos a desempeñar, esto nos lleva a
formarnos diferentes máscaras que nos desunen en nuestro
interior y se vuelven cada vez más
rígidas.

La mayoría de las veces es tal la
confusión que tenemos para representar cada rol que nos
vemos impedidos de cumplirlos. Cada rol tiene sus
responsabilidades y su rigidez la cual trae aparejada una gran
resistencia al cambio y al crecimiento interior.

Nuestro concepto del mundo es tan cerrado que no nos
permite ver la realidad de quiénes somos y como es el
mundo que nos rodea.

Debemos hacer pues un auto-examen de conciencia para
poder distinguir que conceptos son provenientes de nuestro ser
real y cuales fueron introyectados por los mensajes que
recibimos.

Para poder realizar esta ardua tarea de autoconocimiento
los seres humanos contamos con una herramienta fundamental que es
nuestra mente, debemos aprender a utilizarla de forma correcta y
esto lo logramos poniendo atención a nuestros pensamientos
diarios, observándolos como si fuera una película
que pasa por delante de nuestros ojos y con total
objetividad.

A lo largo del día tenemos miles de pensamientos
la mayoría a nivel inconsciente –no los vemos en
nuestra mente pero sentimos sus efectos pues pueden hacernos
sentir realmente muy mal-. Debemos poner atención a cada
pensamiento que nos viene a la cabeza y si es posible anotarlo,
lo cual nos va a ser muy útil a la hora de estudiarlos, si
los anotamos a lo largo de uno o varios días y luego los
leemos veremos que la mayoría se repiten una y otra vez y
que ni siquiera tienen que ver con el momento presente sino que
son o recuerdos del pasado (muchas veces distorsionados) o
preocupaciones por nuestro futuro.

Toda nuestra vida gira en torno a estos pensamientos y
todo pensamiento consciente que se repite se convierte en una
creencia.

Dado que cumplimos con nuestros roles basados en
nuestras creencias el estudio de nuestro pensamiento nos ayuda a
darnos cuenta de que muchas veces "nuestras creencias" no son tan
siquiera eso: nuestras, sino que son una recopilación de
viejos paradigmas de la sociedad que hemos ido asimilando del
mundo que nos rodea sin detenernos a pensar si son
erróneos o no.

Un ejemplo puede ser nuestro rol de padres, nos
enseñaron y hemos visto en la sociedad en general que " un
padre siempre sabe lo que es mejor para su hijo" y pretendemos
que nuestros hijos crean lo mismo y nos obedezcan ciegamente como
hicimos nosotros sin detenernos a pensar siquiera que nuestros
padres muchas veces no supieron lo que era mejor para ellos
mismos menos podían saberlo para otro ser.

Es en este sentido que un detenido y exhaustivo examen
de nuestro pensamiento nos puede ser de gran utilidad para
hacernos tomar conciencia de cuales son nuestras verdaderas
creencias y cuales son proyecciones de pensamientos de una
sociedad hoy por hoy obsoleta. De esta forma podemos comenzar a
cumplir con nuestros roles desde nuestra propia individualidad y
bajo nuestras verdaderas creencias aunque el coste social muchas
veces sea grande en el sentido de que debamos dejar de pertenecer
a un determinado grupo que ya no concuerda con nuestro modo de
vivir pues toda persona lógica y coherente vive de acuerdo
a lo que piensa.

Cuando comenzamos a tomar conciencia de quienes y como
somos realmente y nos aceptamos tal cual nuestro entorno comienza
a cambiar, nos damos cuenta entonces que la aceptación de
los demás hacia nosotros tiene su origen en nuestra propia
aceptación y que el único rol que debemos cumplir
es el de realizar nuestro propio Ser y así podremos lograr
una convivencia con los demás y con nosotros mismos
basados en el respeto y la comprensión mutua.

Actualmente se han producido cambios en la sociedad que
la ha hecho evolucionar y van quedando atrás viejos
paradigmas que la tuvieron sumergida durante cientos de
años en una especie de "oscurantismo" que por largo tiempo
detuvo su evolución.

La mayoría de los roles que hoy cumplimos son
vestigios de esa época oscura.

Cuando en la antigüedad el hombre comenzó a
pensar y a cuestionarse quien es y porqué está
aquí formó conceptos en su mente que a lo largo del
tiempo definirían su personalidad y creó un entorno
basado en roles a desempeñar.

Afortunadamente hoy hemos logrado evolucionar individual
y socialmente hasta el punto de aceptar que muchos de nuestros
roles pueden ser desempeñados sin afectar nuestro
verdadero Ser Interior y que si bien todavía nos falta
mucho por recorrer en el camino de la evolución hemos
logrado aceptar a las demás personas tal cual son como
pasa con la homosexualidad por ejemplo, algo tan repudiado y
ocultado en el pasado y hoy logramos asimilarlo.

Lo mismo podemos decir de los roles de cada
género, en una época el hombre era el que
debía salir a trabajar para traer el sustento a su hogar
cumpliendo el rol de "proveedor" lo cual le daba poder absoluto
sobre la vida de su familia, en cambio la mujer debía de
encargarse de los quehaceres domésticos y la crianza de
los hijos dejando de lado sus propias aspiraciones y debiendo
obediencia ciega a su esposo.

Hoy en día y debido a una crisis económica
la mujer puede cumplir el mismo rol que el hombre en ese sentido
y viceversa.

 

 

 

Autor:

María Gema Atel

Partes: 1, 2
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