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Síndrome de alienación perental (SAP) (página 2)



Partes: 1, 2

Existen antecedentes en los que la Justicia ha actuado
penalmente contra dicho maltrato, que generalmente es causado por
madres separadas movidas por el despecho o venganza hacia el otro
progenitor. Sin embargo existe todavía una gran
resistencia a tomar medidas impopulares por parte de los jueces
en parte por la presión mediática de grupos
feministas en clara inconsistencia con muchos de sus
principios.[5]

Debo aclarar, que aunque en la literatura e
información consultada aparecen las madres como el
progenitor que con mayor frecuencia influye negativamente en los
hijos, no debemos caer en el error de generalizar. Basta con que
uno de los progenitores posea el cuidado personal de los hijos
como para que pueda victimizar a sus hijos y al otro progenitor,
siendo indiferente que sea hombre o mujer. Otra
explicación puede ser, que culturalmente se concibe a las
mujeres como mejores cuidadoras que los hombres, y, por
ésta razón, a ellas se les asigna con mayor
frecuencia el cuidado personal de los hijos. En mi ejercicio
profesional, ya he tenido la experiencia de lidiar con padres
hombres que ejercen una influencia negativa en los hijos hacia la
madre.

Los niños alienados.

Los niños que sufren este maltrato
quedan totalmente indefensos e incapacitados para ayudarse a
sí mismos. Sólo pueden esperar que los adultos
lleguen a resolver el problema para liberarse de esta pesadilla.
Si el problema entre los adultos no se resuelve, el niño
queda abandonado y crece con pensamientos
disfuncionales.

No es únicamente cuestión de
que el niño pueda no llegar jamás a establecer
relaciones positivas con el padre alejado, sino que sus propios
procesos de razonamiento han sido interrumpidos, coaccionados y
dirigidos hacia patrones patológicos. Se ha aceptado
ampliamente que los patrones de maltrato o abuso físico no
podrán ser desarraigados hasta que el sujeto no realice
una elección consciente, así encontramos que los
patrones de abuso emocional y psicológico serán
transmitidos también de una generación a
otra.[6]

Lo más característico del SAP es la
exageración de las más mínimas
deficiencias y debilidades
.[7] 
Según Gardner, el progenitor que está "programando"
al niño provoca la destrucción del vínculo
entre el otro progenitor y el hijo, destrucción que,
desafortunadamente, puede durar toda la
vida.[8]

El SAP puede inducir en los hijos víctimas una
depresión crónica; una incapacidad de funcionar en
un ambiente psicosocial normal; trastornos de identidad y de
imagen; desesperación; un sentimiento incontrolable de
culpabilidad que surge cuando el hijo se da cuenta, una vez
adulto, que ha sido cómplice, a pesar de él, de una
gran injusticia infligida al progenitor alienado; un sentimiento
de aislamiento; comportamientos de hostilidad; una falta de
organización; una personalidad esquizofrénica y a
veces el suicidio.[9]

Los padres alienados.

Los padres que, literalmente, han perdido a sus hijos en
los casos más severos del síndrome, sienten como si
sus hijos hubieran muerto. El padre llora y se resiente por la
pérdida de sus seres queridos. Si los tribunales de
justicia no intervienen, los padres alienados no tienen ninguna
oportunidad, pero siguen amando y recordando, desde la distancia,
a sus hijos. El padre alienado compara su pesar al producido por
la muerte de un hijo. La única esperanza para estos padres
es que algún día, alguien, se acerque a sus hijos y
les explique lo patológico de lo sucedido y que los
niños, voluntariamente, comiencen a reconstruir una
relación con su padre
perdido.[10]

Conclusión. Lavado de cerebro,
programación mental, manipulación, cualquiera de
éstos términos con el cual se llamase a este
proceso, es destructivo para el niño y para el padre
alienado. Ninguno de los dos podrá ser capaz de llevar una
vida normal y saludable a menos que el maltrato sea
interrumpido.[11]

Características
básicas

Pedrosa advierte que "…un psicólogo
tampoco podría diagnosticar una disfunción familiar
bastante frecuente, por ejemplo, una alianza patológica
entre algunos miembros de la familia en contra de otros…"
y que "Este tipo de fenómenos pertenecen a los trastornos
familiares más comúnmente observados por los
terapeutas de familia."

Pedrosa a través de casos muestra como se usa al
niño como arma, en contra del padre ya que se lo instruye
para que sea el mismo una arma judicial para negarle el
Régimen de Visitas y como el propio sistema judicial se
basa en los dichos del niño sin advertir que es
víctima del síndrome una y que en esas condiciones
está en medio de una relación abusiva por parte de
su madre, por eso se le ha denominado "abuso de la
tenencia
"[12]

Casos en tribunales muestran como un padre que ejerce la
tenencia puede "inculcar," "adoctrinar" o "lavar el
cerebro
" de un niño cuando éste no ve desde
hace mucho tiempo a su padre, esto desde la perspectiva de un
organismo internacional como el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos.[13]

Cuanto más tiempo pasa un progenitor programador
con sus hijos más tiempo tiene de programarles, si esa es
su intención.[14]

Bowlby notó un patrón
característico en su estudio sobre niños que
sufrían la pérdida por meses de sus padres por
causas ajenas a su voluntad, y concluye que es muy importante
lograr lo más rápido posible un régimen de
visitas, un contacto con los hijos, estar presente mediante
llamados telefónicos, terceras personas, presentes,
visitas al colegio, o cualquier forma de llegada aunque muchas
veces esto no es posible por las dilaciones judiciales.
[15]

En una de sus obras póstumas Gardner llega a
plantear casos en que las Cortes de Familia deberían
ordenar que los hijos con SAP visiten o residan con el padre
alienado.[16]

Signos de
alerta

Según especialistas en la materia, algunos
indicadores típicos que permitirían detectar
síntomas de aplicación del Síndrome de
Alienación Parental son los siguientes:
[17]

  • Impedimento por parte de uno de los progenitores a
    que el otro progenitor ejerza el derecho de convivencia con
    sus hijos.

  • Desvalorizar e insultar al otro progenitor en
    presencia del hijo, aludiendo cuestiones de pareja que no
    tienen nada que ver con el vínculo
    parental.

  • Implicar al propio entorno familiar y a los amigos
    en los ataques al excónyuge.

  • Subestimar o ridiculizar los sentimientos de los
    niños hacia el otro progenitor.

  • Incentivar o premiar la conducta despectiva y de
    rechazo hacia el otro progenitor (basta con que los
    niños vean que esa actitud hace feliz a la madre, para
    ofrecer su dolor y así reconfortar al adulto
    alienador).

  • Influir en los niños con mentiras sobre el
    otro llegando a asustarlos.

  • En los niños se puede detectar cuando
    éstos no pueden dar razones o dan explicaciones
    absurdas e incoherentes para justificar el rechazo; y
    también si utilizan frases o palabras impropias de su
    edad o llegando incluso a recordar y mencionar situaciones
    que no han sucedido.

Comportamientos clásicos de un progenitor
alienador.[18]

Se observan a menudo los mismos comportamientos en el
progenitor alienador, quien sabotea la relación entre los
hijos y el otro progenitor:

  • Rehusar pasar las llamadas telefónicas a los
    hijos.

  • Organizar varias actividades con los hijos durante
    el período que el otro progenitor debe normalmente
    ejercer su derecho de visita.

  • Presentar al nuevo cónyuge a los hijos como
    su nueva madre o su nuevo padre.

  • Interceptar el correo y los paquetes mandados a los
    hijos.

  • Desvalorizar e insultar al otro progenitor delante
    los hijos.

  • Rehusar informar al otro progenitor a
    propósito de las actividades en las cuales
    están implicados los hijos.

  • Hablar de manera descortés del nuevo
    cónyuge del otro progenitor.

  • Impedir al otro progenitor el ejercer su derecho de
    visita.

  • "Olvidarse" de avisar al otro progenitor de citas
    importantes.

  • Implicar a su entorno en el lavado de cerebro de los
    hijos.

  • Tomar decisiones importantes a propósito de
    los hijos sin consultar al otro progenitor.

  • Cambiar (o intentar de cambiar) sus apellidos o sus
    nombres.

  • Impedir al otro progenitor el acceso a los
    expedientes escolares y médicos de los
    hijos.

  • Irse de vacaciones sin los hijos y dejarlos con otra
    persona, aunque el otro progenitor esté disponible y
    voluntario para ocuparse de ellos.

  • Contar a los hijos que la ropa o regalos que el otro
    progenitor les ha comprado, son feos, y prohibirles
    usarlo.

  • Amenazar con castigo a los hijos si se atreven a
    llamarle, escribirle o contactar con el otro
    progenitor.

  • Reprochar al otro progenitor el mal comportamiento
    de los hijos.

Hay 4 criterios que permiten de manera razonable
predecir que el proceso de alienación está en
curso.[19]

  • Obstrucción a todo contacto: la razón
    más alegada es que el otro progenitor no es capaz de
    ocuparse de los hijos, por lo que éstos no se sienten
    bien cuando vuelven de las visitas.

  • Denuncias falsas de abuso: sobre todo de tipo
    sexual, aunque también alegan el abuso emocional,
    acusándose los progenitores sobre juicios morales de
    la educación de los hijos.

  • Deterioro de la relación desde la
    separación: es el criterio más decisivo, por lo
    que es importante el estudio de la relación parental
    antes de la separación y no fiarse únicamente
    de lo que cuentan los hijos.

  • Reacción de miedo por parte de los hijos: el
    hijo puede mostrar una reacción evidente de miedo, de
    desagrado o de estar en desacuerdo con el progenitor
    alienador. Están sometidos regularmente a tests de
    lealtad.

Niveles del
SAP

Estadio I (ligero): Las visitas suelen tener alguna
dificultad en el momento del cambio de progenitor.

Estadio II (medio): El progenitor alienador utiliza una
gran variedad de tácticas para excluir al otro
progenitor.

Estadio III (grave): Los hijos están en general
perturbados y a menudo son fanáticos. Sus gritos, su
estado de pánico y sus explosiones de violencia pueden ser
tales que visitar al otro progenitor llega a ser
imposible.

Además de estos 3 niveles basados en los
síntomas que aparecen en los niños, Gardner ha
clasificado el SAP también en 3 niveles basados en el
grado en que los padres alienantes han adoctrinado a sus hijos y
que antes no había sido cuantificado.

El SAP y el
Sistema judicial

Sin la intervención de los tribunales el
progenitor alienado no tiene ninguna oportunidad. Debido a la
naturaleza del SAP los tribunales se han utilizado como clave
para instaurar la alienación, por ello la importancia de
su reconocimiento (Hobbs, 2002a, 2002b). Mientras el SAP no sea
reconocido en los Juzgados y no se sancione debidamente, la
alienación continuará destruyendo la
relación de los hijos con el progenitor alienado. Mientras
sigan con un mínimo contacto con el progenitor alienante,
la alienación conseguirá su objetivo y
privará a los hijos de una relación formativa y
significativa para su desarrollo.[20]

Si las sentencias no vienen acompañadas de unas
medidas fuertes, si fuera necesario con sanciones
económicas, para conseguir un cambio efectivo y
permanente, el progenitor alienante puede tener éxito en
sabotear cualquier tipo de recuperación de la
relación del hijo con el progenitor alienado, provocando
un empeoramiento del desorden. Para la psicóloga Mary Lund
(1995), las órdenes e intervenciones judiciales para
mantener el contacto son la piedra angular para el tratamiento
del SAP.[21]

El negar este síndrome, su diagnóstico y
las intervenciones que implican, tienden a contribuir a la
perpetuación del problema en gran medida. Una diagnosis
apropiada del SAP incluyendo el grado de gravedad, puede
representar la diferencia entre permitir que un caso rebase este
punto de no retorno o intervenir eficientemente antes de que sea
demasiado tarde (Convay Rand, 1977). La terapia con niños
víctimas de Alienación Parental severa es a menudo
imposible mientras continúen viviendo en el hogar del
progenitor alienador. [22]

La Alienación Parental comprende muchos tipos de
conducta inapropiada. La legislación debería
reconocer específicamente y condenar algunos tipos de
comportamientos de Alienación Parental en sus leyes
atendiendo al mejor interés para el
menor.[23]

  • Un juzgado debería considerar cuál de
    los dos padres es más probable que respete la cuota de
    amor, afecto y contacto debida al otro progenitor.

  • De manera inversa, un juzgado debería
    considerar si un progenitor ha intentado predisponer a un
    niño en contra del otro progenitor.

  • Específicamente, un juzgado, debería
    considerar si un progenitor le ha dicho a su hijo si el otro
    progenitor lo quiere dañar o, incluso, matar.
    (Id.).

  • Un juzgado debería considerar si un
    progenitor ha denigrado al otro en presencia del
    niño.

  • Un juzgado debería también considerar
    si un progenitor ha alentado al niño para ser
    desobediente e irrespetuoso con el otro
    progenitor.

  • Un juzgado debería considerar también
    si un progenitor ha comentado con el niño sobre el
    pleito.

  • Un juzgado debería considerar si un
    progenitor alienador ha intentado implicar a
    terceros.

  • Un juzgado debería considerar también
    si los abuelos están también implicados en las
    conductas de alienación.

  • Un juzgado debería considerar si un
    progenitor ha presentado falsas alegaciones de
    abuso.

  • Finalmente, un juzgado debería considerar si
    existe alguna evidencia que indique que un progenitor
    alienador interrumpirá su comportamiento en el
    futuro.

El SAP en
divorcios altamente conflictivos

El divorcio altamente conflictivo se caracteriza por una
situación prolongada de conflicto tras la
separación, con hostilidad entre los progenitores que
pueda haberse expresado abierta o encubiertamente a través
del litigio en curso, con agresiones verbales y físicas, y
tácticas de sabotaje y de engaño o
fraude[24]

En los divorcios altamente conflictivos con una
presencia considerable de PAS, los niños se involucran
personalmente en el conflicto de los padres. Incapaces de manejar
la situación de manera que puedan preservar una
relación afectuosa con ambos, el niño se pone del
lado de uno de los progenitores y en contra del otro, y participa
en la batalla como aliado del padre alienador que se devine como
"el bueno" frente al otro padre, que se contempla como "el malo".
En un estudio realizado entre 175 niños de familias
altamente conflictivas, Johnson descubrió que la
hostilidad crónica y el constante litigio entre los padres
contribuía al desarrollo del PAS entre los hijos
mayores.[25]

De acuerdo con Clawar y Rivlin, la influencia de un
progenitor programador puede ser consciente y deseada o
inconsciente y no intencionada. Puede ser obvia o sutil, con
recompensas por una respuesta positiva a la programación,
que pueden ser materiales, sociales o psíquicas.
[26]

Clawar y Rivlin identifican ocho fases en el proceso de
programación/lavado de cerebro que culminan con un
Síndrome agudo de Alienación Parental (7).
Reconociendo el desequilibrio de poderes entre progenitor e hijo,
contemplan el proceso como producido por el padre alienador, que
induce a la persuasión el niño en una base gradual,
por pasos.

  • Emerge o se elige un determinado tema sobre el que
    se concentran el progenitor programador y el niño.
    Este puede estar vinculado a una ideología más
    o menos formal respecto a temas como la familia, la
    religión o las etnias.

  • Se crea un sentimiento de apoyo y conexión
    con el progenitor programador.

  • Se induce un sentimiento de comprensión hacia
    el progenitor programador.

  • El niño empieza a mostrar síntomas de
    persuasión , tales como la expresión de temor a
    visitar al progenitor objeto, o rehusar a hablar con dicho
    progenitor por teléfono.

  • El progenitor programador mide el grado de
    persuasión del niño, por ejemplo,
    preguntándoles tras las visitas que ha realizado al
    otro progenitor, y recompensándole por las respuestas
    "correctas".

  • El progenitor programador mide la lealtad del
    niño pidiendole que exprese sus puntos de vista y las
    actitudes que pueden sugerir una preferencia de un progenitor
    sobre el otro.

  • Esto produce la escalada, la intensificación
    o la generalización, por ejemplo ampliando el programa
    con retoques o con nuevas acusaciones. El niño rechaza
    al padre objeto de manera global e
    inequívoca.

  • El programa se mantiene, así como la
    persuasión del niño, variando desde
    pequeños recordatorios y sugerencias a una
    presión intensa, dependiendo de la actividad litigiosa
    y del esquema mental del propio niño.

Lund integra los trabajos de Gardner con los de Janet
Johnston. Los déficits del padre no custodio en cuanto a
la paternidad pueden también contribuir al problema. En su
experiencia, el progenitor odiado, generalmente el padre, a
menudo tiene un estilo distante, rígido, incluso
autoritario, que contrasta con el estilo indulgente y brillante
del padre amado, que puede también necesitar ayuda en
cuanto a una paternidad apropiada. Estas son generalizaciones
arriesgadas, no obstante. En la experiencia de esta autora y de
otros, los padres alienadores y los objetos exhiben una amplia
variedad de patrones de personalidad que no permite incluirles en
este tipo de generalizaciones. Adicionalmente, en los casos en
los que el padre es el alienador, es a veces él quien
emplea un estilo excesivamente indulgente y materialmente
pródigo para abrumar y sobrepujar el vínculo
psicológico más sano que el niño tiene con
la madre.

Cartwright describe lúcidamente los efectos
psicológicos del niño con PAS agudo. "El
niño… experimenta una gran pérdida, cuya magnitud
es comparable con la muerte de un padre, dos abuelos y todos los
parientes y amigos del padre… Además… el niño
es incapaz de aceptar la pérdida, y menos de lamentarla"
(24). Los buenos recuerdos del niño respecto del padre
alienado son sistemáticamente destruidos y el niño
pierde la interacción diaria, el aprendizaje, el apoyo y
el amor que, en una familia intacta, fluye con normalidad entre
el niño y ambos padres, así como con los abuelos y
otros parientes de ambos progenitores.

Venganza.

Clawar y Rivlin hallaron que la venganza es una de las
razones más comunes y poderosas que los progenitores
tienen a la hora de adoptar un comportamiento alienador (7). Las
características de la personalidad de algunos progenitores
son tales que la venganza parece restar su única
opción viable en respuesta a sus sentimientos heridos por
el divorcio. El deseo de venganza puede ser estimulado aún
más si se descubre una infidelidad, si el padre alienador
resulta abandonado por otra persona o si se reconocen
inmediatamente reemplazados por un nuevo objeto amoroso en la
vida del padre que le dejó.

Síndrome de la Madre Maliciosa Respecto al
Divorcio.

Turkat hubiera debido llamar a esta perturbación
"Síndrome del progenitor Malicioso", pero dejándolo
así, esta perturbación describe una clase especial
de progenitores alienadores, que emprenden una campaña
multifacética y despiadada de agresiones y engaños
contra el ex-cónyuge, como medio de castigarle por el
divorcio (6, 30). En contra de la opinión de Turkat, la
autora ha localizado varios casos en los que el padre era el
progenitor malicioso, como ilustra el caso descrito al final de
esta sección. Cuando hace mención al PAS, Turkat lo
clasifica como una forma moderada de interferencias en las
visitas en comparación con el Síndrome de la madre
maliciosa en relación con el divorcio. El progenitor que
sufre de este último emplea toda una gama de
tácticas, incluyendo la litigación excesiva, la
alienación del niño respecto del padre objeto y la
involucración del niño y de terceras personas en
acciones maliciosas en contra del ex-cónyuge. La mentira y
el fraude se utilizan rutinariamente. Un progenitor malicioso
podría hacer que su esposo fuera investigado por uso de
drogas ilegales en el trabajo, o denunciar a su nueva parea. Los
progenitores maliciosos suelen utilizar con éxito la ley
para castigar y acosar al ex-cónyuge, a veces en
violación de la propia ley, pero saliéndose
eventualmente con la suya. Sus esfuerzos para interferir con el
régimen de visitas del padre objeto son persistentes y
omnipresentes, incluyendo los intentos de bloquear al padre
objeto en la regularidad y continuidad de su régimen de
visitas con el niño, y de mantener el contacto
telefónico con ellos, así como intentando bloquear
al padre objeto de la participación en la vida escolar y
las actividades del niño.

Sobre los autores
consultados

Conway Rand, Deirdre. Doctora en medicina,
practica la psicología clínica y forense en Mill
Valley, California. Se especializa en formas complejas de abuso
emocional, tales como la Alienación Parental severa y el
Síndrome de Munchausen por terceras partes. Es la autora
de artículos sobre este último, y de dos
capítulos del libro "El Espectro de Trastornos
Artificiales ", publicado por la Asociación
Psiquiátrica Americana.

Pedrosa de Alvarez, Susana. Licenciada en
psicología, Asistente Social, Investigadora Psicologica,
Perito Psicologa  Forense, Especialista en Divorcios
destructivos con hijos menores y Síndrome de
Alienación Parental (SAP), Buenos Aires, Argentina. Dirige
la Asociacion de Padres Alejados de sus Hijos (APADESHI), "papas
y mamas en defensa del vinculo de los hijos con ambos padres" y
semanalmente el Grupo de contención psicológica y
orientación para victimas del Síndrome de
Alienación Parental (S.A.P) en los Divorcios Destructivos
con hijos menores.

Tejedor Huerta, Asunción. Psicologa,
Coordinadora de Psicología Juridica del Colegio Oficial de
Psicólogos del Principado de Asturias (COPPA).

Brandes, Joel R.. Tiene oficina legal abierta en
Garcen City y en Nueva York.  Es co-autor de la obra en
nueve tomos "Ley y familia en Nueva York" y de "Formularios de
Ley y familia en Nueva York".

Bibliografía

Brandes, Joel R., Alineación
Parental
, New York Law Journal (26 Marzo 2000), en
http://www.geocities.com/apinpach/articulos/pas.htm

Conway Rand, Deirdre (Dra. Psicologa Forense),
El Espectro del Síndrome de Alineación
Parental,
Periodico Americano de Psicología
Forense
(Volumen 15, numero 3, 1977) enhttp://sindromedealienacionparental.apadeshi.org.ar/espectro_del_sindrome_de_alienac.htm.

Pedrosa de Alvarez, Susana,
¿Qué es el Síndrome de Alejamiento
Parental
?, (Licenciada en psicologia – Asistente Social –
Investigadora psicologica – Perito psicologa  Forense –
Especialista en Divorcios destructivos con hijos menores y
Síndrome de Alienación Parental) en:

http://sindromedealienacionparental.apadeshi.org.ar/.

Tejedor Huerta, Asuncion,
Reflexiones sobre el Síndrome de Alineación
Parental
, en: http://www.psicologiajuridica.org/psj147.html.

Wilkipedia, Síndrome de
Alineación Parental
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http://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%ADndrome_de_alienaci%C3%B3n_parental.

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CONSULTADOS

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Autor:

Lic. Francisco Zacarías
Álvarez Belloso

[1] Asociación Americana de
Psicólogos Forenses, citada en Pedrosa. Hay tres
esenciales elementos de esta definición: 1) rechazo o
denigración hacia un padre que llega al nivel de una
campaña, es persistente, no es solamente un episodio
ocasional; 2) el rechazo está injustificado, el
alejamiento no es una respuesta que pueda ser razonable a los
comportamientos del padre rechazado, y 3) es en parte el
resultado de la influencia del otro padre.

[2] Wilkipedia.

[3] Gardner, citado en Tejedor.

[4] Ver Pedrosa y Wilkipecia: 1) Es un
fenómeno reconocido en Psicología Familiar
Clásica como “Alianzas Patológicas”.
2) En Psicología Sistémica siempre se ha
reconocido los lazos patológicos de un progenitor con
los hijos en contra del otro, que pueden ocurrir aún
antes del divorcio y que predicen un síndrome de
alejamiento parental luego del divorcio. 3) En literatura
clásica sobre los hijos del divorcio también se
habla de “Alianzas Patológicas” o de
lealtades de los niños con un padre o sus hermanos en
contra de un progenitor. (ver autores Kelly y Jonson, Lund y
una larga lista citados por Pedrosa)

[5] Wilkipedia, basado en obras de Richard A.
Gaedner, Juse Manuel Aguilar Cuenca, Síndrome de
Alineación Parental, y publicaciones del Defensor del
Menor de la Comunidad de Madrid.

[6] Wilkipedia, basado en obras de Richard A.
Gaedner, Juse Manuel Aguilar Cuenca, Síndrome de
Alineación Parental, y publicaciones del Defensor del
Menor de la Comunidad de Madrid.

[7] Brandes

[8] Gardner, R.A., 1999, citado por
Tejedor.

[9] J Bronchal citdo en Tejedor.

[10] Wilkipedia, basado en obras de Richard
A. Gardner, Jose Manuel Aguilar Cuenca, Síndrome de
Alineación Parental, y publicaciones del Defensor del
Menor de la Comunidad de Madrid.

[11] Wilkipedia, basado en obras de Richard
A. Gaedner, Juse Manuel Aguilar Cuenca, Síndrome de
Alineación Parental, y publicaciones del Defensor del
Menor de la Comunidad de Madrid.

[12] Mariano Castex, Catedrático de
Psicología Forense, Universidad Psicológica de
Buenos Aires, citado por Pedrosa.

[13] Pedrosa.

[14] Pedrosa.

[15] Citado en Pedrosa. Las dos etapas son:
1) Apego Ansioso. En un primer momento, el niño
reacciona clamando por su madre o por su padre. 2) Apego por la
ira. En un segundo momento su reacción en el encuentro
era de profunda ira, reacción instintiva siguiente al
alejamiento prolongado en los niños frente al
sentimiento de abandono porque no comprenden la
situación, aún cuando están informados que
sus padres no están ausentes por voluntad propia. Este
es el componente emocional, la contribución propia del
niño en el rechazo que posibilita el proceso de
inducción materno: el dolor del hijo por lo que siente
es el abandono de su padre. En este dolor por la "afrenta" y la
angustia del abandono se unirán madre e hija en contra
del padre. Por supuesto, una hija no informada de la
situación real.

[16] Ver Should Courts order PAS children to
visit/reside with the alienated parent?, citado en Pedrosa.

[17] Wilkipedia, basado en obras de Richard
A. Gaedner, Juse Manuel Aguilar Cuenca, Síndrome de
Alineación Parental, y publicaciones del Defensor del
Menor de la Comunidad de Madrid.

[18] Povedyn, F., 2001, citado en
Tejedor.

[19] Bone, J. Michael y Walsh, M., 1999,
citado en Tejedor.

[20] Tejedor.

[21] Tejedor.

[22] Tejedor.

[23] Tejedor.

[24] Conway Rand, Psicóloga, Deirdre.
El Espectro del Síndrome de Alineación Parental,
en Periódico Americano de Psicología Forense,
Volumen 15, numero 3, 1977

[25] Conway Rand, Psicóloga, Deirdre.
El Espectro del Síndrome de Alineación Parental,
en Periódico Americano de Psicología Forense,
Volumen 15, numero 3, 1977

[26] Conway Rand, Psicóloga, Deirdre.
El Espectro del Síndrome de Alineación Parental,
en Periódico Americano de Psicología Forense,
Volumen 15, numero 3, 1977.

Partes: 1, 2
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