Solo vemos manifestado lo que realmente creemos –
Monografias.com
Solo vemos manifestado lo que
realmente creemos
María Atel
"Nuestras verdaderas creencias son lo que vemos
manifestado, pero hay una gran diferencia entre lo que
verdaderamente creemos, lo que creemos que creemos y lo que
creemos que debemos creer, es fácil distinguir entre estas
tres cosas pues solo vemos manifestado lo que realmente
creemos."
Las creencias son una fuerza muy poderosa dentro de
nuestra conducta, si alguien realmente cree que puede hacer algo
lo hará y si cree que es imposible, ningún esfuerzo
por más grande que éste sea logrará
convencerlo de que se puede realizar. Creencias tales como " Ya
es demasiado tarde", "De todos modos no puedo hacer ya
nada",
"Me ha tocado a mí", pueden con frecuencia
–y de hecho lo hacen- limitar el aprovechamiento integral
de los recursos naturales de la persona y de su competencia
inconsciente. Nuestras creencias acerca de nosotros mismos y de
lo que es posible en el mundo que nos rodea tienen un gran efecto
sobre nuestra eficacia cotidiana.
Todos tenemos creencias que nos sirven como recursos y
también que nos limitan. Muchas personas reconocen que sus
creencias pueden afectar su salud, tanto directamente como de un
modo indirecto. No es difícil identificar las creencias
negativas que provocan problemas relacionados con la salud del
individuo, como el abuso de ciertas substancias, la fatiga
constante, la disminución de las defensas naturales y el
estrés. Sin embrago ¿que podemos hacer para
sustituir las creencias negativas por otras positivas que
contribuyan a mejorar nuestra salud y calidad de vida?. Los
profesionales de la salud reconocen que la actitud del paciente
es un factor muy importante, que contribuye en gran medida al
éxito de su recuperación ( al igual que las
creencias de los médicos respecto de la eficacia del
tratamiento que hacen seguir a sus pacientes, medicinas, etc..).
A lo largo de la historia de la investigación
médica los placebos han demostrado ser tan potentes o
más que muchos medicamentos, y aunque no se sabe a ciencia
cierta el porqué, se sabe que tiene mucho que ver con la
fe que el paciente tenga en la medicina que se administra –
el placebo no es medicina sino substancias inocuas- pero el
paciente no lo sabe y le producen el mismo efecto que las
medicinas reales.
Las creencias que los demás tienen de nosotros
también pueden afectarnos; esto se hizo evidente en un
grupo de niños de inteligencia normal los que fueron
separados en dos grupos iguales. Un grupo le fue asignado a un
maestro a quien se le dijo que aquellos niños eran casi
superdotados; el otro grupo se le dio a un maestro al que le
dijeron eran niños torpes. Al año se les hicieron
de nuevo tests de inteligencia a ambos grupos, con el resultado
de que los niños a quienes se había considerado
"superdotados" por su maestro obtuvieron calificaciones
más altas que las del año anterior, en cambio los
niños considerados "torpes" obtuvieron puntuaciones
más bajas que el año anterior. Esto deja demostrado
que la creencia de los maestros sobre sus alumnos afectó
la capacidad de aprendizaje de éstos.
Nuestras creencias pueden moldear, influir e incluso
determinar nuestro grado de inteligencia, nuestra salud, nuestra
creatividad, la manera en que nos relacionamos e incluso nuestro
grado de felicidad y de éxito personales. Siendo algo tan
importante en nuestras vidas ¿cómo podemos
controlar las creencias para que ellas no nos controlen a
nosotros?. Muchas de nuestras creencias nos fueron implantadas en
nuestra infancia por nuestros padres, maestros y el entorno en
general, mucho antes de que nos diéramos cuenta de sus
efectos o de que fuéramos capaces de elegir entre
ellas.
Claro que esto no es algo irreversible pues sí
podemos cambiar las creencias viejas por otras nuevas que en
lugar de limitarnos nos ayuden a superarnos. Para eso lo primero
que tenemos que hacer es conocer la naturaleza de las
mismas.
Todos los sistemas tanto biológicos como sociales
están organizado en niveles. Desde el punto de vista
psicológico son cinco los niveles con los que trabajamos
la mayor parte del tiempo.
El nivel básico es nuestro entorno o
ambiente.
Actuamos en ese entorno a través de nuestra
conducta.
Nuestra conducta está dirigida por nuestros mapas
mentales y estrategias, las cuales definen nuestras
aptitudes.
Estas aptitudes están organizadas por los
sistemas de creencias.
Las creencias están organizadas según su
identidad.
Cuando tenemos alguna dificultad, lo primero que debemos
hacer es preguntarnos si esa dificultad tiene su origen en
nuestro entorno, en una carencia en nuestra conducta requerida
para relacionarnos con ese entorno, que es probable que no
hallamos desarrollado la estrategia para generar esa conducta, o
carecemos de creencias o tenemos creencias contrarias que
interfieren con nuestra vida o nuestros resultados.
Ejemplos:
Supongamos que un niño no hace bien el
examen:
Su maestro podría decir:
1)"No es culpa tuya, había mucho ruido en el
salón"
En este caso el problema es el entorno y no tiene nada
que ver con el niño ni sus aptitudes, genera la menor
presión en el estudiante.
Página siguiente |