Valores espirituales y educación holista –
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En la actualidad los acontecimientos que se viven
día a día nos dan una muestra clara de la urgente
necesidad de cambiar la forma en que son educados nuestros
niños y jóvenes del país y del mundo; el
cual es una muestra de violencia constante, robos, secuestros,
drogadicción, alcoholismo, pandillerismo y un
sinfín de problemas sociales que aquejan a la sociedad,
independientemente de la región geográfica en que
se encuentre.
En este sentido se puede decir que la Educación
de un pueblo es un factor importante para el desarrollo del
mismo; por lo tanto se hace necesario una transformación e
innovación en ésta cuando se observa que el
desarrollo va en deterioro de la especie humana y del
planeta.
En la modernidad, el consumismo ha logrado absorber a la
sociedad, en la actualidad estamos en la época en que el
hedonismo y le quita todo valor y sentido a la vida humana ya que
todo se basa en placer, ya sea materialista en la compra de ropa
de marca, visita de antros, alhajas, que dan un status,
aceptación o pertenencia a grupos sociales o de
diversión.
De igual manera puede decirse que los avances
tecnológicos acentúan mas la separación
entre lo material y lo espiritual, dando prioridad a las cosas y
no a los seres humanos (Santillán 1996:7)
El nihilismo es otro problema que Ramón Gallegos
Nava define como un relativismo moral, es una filosofía
que proclama que nada es bueno o malo en si mismo que todo es
relativo y depende culturalmente de cómo lo defina el
sujeto o la comunidad en cuestión (2007:43) En este caso,
no se puede juzgar que es bueno y malo ya que cada quien lo
define como mejor le parezca.
Educativamente en la teoría de
clasificación de valores, se asume implícitamente
que todos son relativos y de igual valor, de acuerdo a esta
teoría, se trata de que la persona reconozca sus creencias
y conductas, escoja las que considere mejores y actúe
sobre ellas aceptando las consecuencias. (Gallegos 2007:45) De
aqui que para la formación en valores se tomen en cuenta
aquellos que cada institución considere pertinentes
trabajar, ya que aunque existen valores universales, quedan
sujetos al criterio de la autoridad que toma la decisión
sobre lo que considera pertinente trabajar en ese momento
histórico y contexto social.
Como se hace mención anteriormente la modernidad
es necesaria para el desarrollo de un pueblo, de la humanidad,
pero esta modernidad nos ha llevado a un mundo lleno de
banalidades, mecanicista, en el que el placer de vivir esta en la
vida mundana que llevamos.
Al respecto cabe cuestionarse hasta donde esta forma de
vivir tan frívola brinda felicidad al ser humano, ya que
para ser incluidos y aceptados en la sociedad se debe cubrir una
imagen de persona, que es estereotipo de un mundo moderno, esto
se hace evidente en los adolescentes y jóvenes que tienen
que vestir ropa de marca y lucir una figura escultural. Con esto
se confirma en parte la superficialidad en la que están
siendo educadas las generaciones jóvenes, no se puede
generalizar, pero es una constante que se hace evidente en las
escuelas en la actualidad.
Polo Santillán (1996) hace mención que se
ha convertido en una sociedad de consumo, ya que las personas
entran en un patrón de consumidores acorde con su
posición social, que se ve favorecida por los medios de
comunicación.
Santillán señala que se esta pasando por
una crisis del paradigma moderno y que algunos elementos que dan
muestra de ello son:
a) La fragmentación de la conciencia
humana ya que no llega a integrarse consigo misma y con la
totalidad del ser.b) El mito de identidad que identifica el yo o
bien con el cuerpo o con la mente, creando así
fragmentos que no pueden integrarse.c) El ser humano moderno ha perdido
interioridad y profundidad, y se embriaga con la
exterioridadd) Las acciones humanas son vistas como simples
medios para lograr fines mentalese) La doble moral: la moralidad social es
aparente, porque justifica lo que no es moral y no llama a
las cosas por su nombre sino que le da otro nombre para
encubrir los hechos.f) Necesitamos valores que integren y
trasciendan la polaridad de los valores.
De aquí que la crisis es del ser humano, de su
pensamiento, de su conciencia. (Santillán
1996:12)
Por lo tanto, la humanidad está viviendo esta
crisis en valores, en la que su conciencia está
fragmentada y se encuentra perdida en el sentido de que se deja
llevar por las cosas externas y no las de su interior.
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