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Cuidado Humano al Cuidador Informal del adulto mayor que padece Alzheimer (página 2)



Partes: 1, 2, 3

En este orden de ideas Barroso,(2003) señala, que
el apoyo que le brinda el estado, al familiar de personas con
demencias es insuficiente, se debe conocer la importancia de
colaborar con las mismas y al mismo tiempo estar en conocimiento
de las diversas interacciones que se dan entre la persona
enferma, la familia y su red social, así como con las
instituciones prestadoras de servicios, pues de ellos va a
depender la comprensión y abordaje de los problemas
generados por una determinada discapacidad.

Ser cuidador informal de un familiar con Alzheimer, no
es una tarea prefijada o esperada por las familias, y
además no es una tarea que el cuidador haya elegido
voluntariamente, las tareas del cuidador se asumen de forma
progresiva, siendo difícil o casi imposible establecer el
punto en el que el cuidador asume su papel de cuidador principal,
y el punto en el que el cuidado toma el control completo de la
vida del cuidador, el caso de los cuidadores de personas mayores
dependientes, responde a un perfil general que según la
OMS refiere que son personas aproximadamente de 50 años,
mujeres en un 81% de los casos casadas y con estudios de
primaria. Así mismo Vidal, (1998), hace referencia, al
modelo del cuidador como recurso, el foco de atención se
centra solo en el adulto mayor enfermo en algunas oportunidades.
De tal modo, el cuidador, solo es tomado en consideración,
en la medida que presta cuidados a su familiar, en pro del
beneficio que aporta el sistema formal de asistencia
sanitaria.

Tradicionalmente se ha llevado a cabo los cuidados a las
personas mayores dependientes por parte de las familias y esta
situación ha sido respaldada ampliamente por las
instituciones públicas, tal y como se señalo en el
Libro Blanco de la Dependencia (Ministerio del Trabajo y Asuntos
Sociales) Mencionando "nuestro país constituye un modelo
de bienestar familiar, según en el cual las
políticas públicas dan por supuesto que las
familias deben asumir la provisión de bienestar a sus
miembros". Sin embargo diferentes circunstancias
socioeconómicas actuales está provocando que se
tambalee esta tradición. El tamaño de las familias
debido al descenso de la natalidad, es cada vez menor. De forma
relacionada, cada vez hay más personas mayores y estas
cada vez viven más años motivo por el cual aumenta
el porcentaje de personas mayores dependientes y finalmente la
incorporación de la mujer al mundo laboral y la
dispersión de las familias por motivos laborales, son
causas adicionales por las que cada vez las familias están
en menor disposición de atender a sus familiares mayores
dependientes.

Dentro de este orden de ideas la importancia del
área gerontológica en el profesional de
enfermería se acentúa cada día en
razón al crecimiento de la población de 60
años y más a nivel mundial y especialmente en
países de desarrollo. Según Cantor (1991) "La
enfermedad de Alzheimer actualmente representa entre el 50 -75%
de las demencias, es considerada como una de las más
frecuentes en la tercera edad" (p.37). Es por ello que la
atención debe ir proyectada tomando en cuenta la realidad
demográfica poblacional y el grupo familiar asumiendo de
tal forma un compromiso social con los adultos mayores, en
términos de salud y bienestar.

De igual manera la complejidad de los problemas de salud
de los adultos mayores exigen que se amplíen las
actividades de investigación, se elaboren nuevas
estrategias, se apliquen medidas especiales para prevenir o
enlentecer las enfermedades crónicas no transmisibles y se
reorienten la políticas de salud dirigidas a promover la
atención y permanencia del adulto mayor en la comunidad y
el núcleo familiar, de manera que estos medios sirvan de
mecanismo mediante el cual se pueda evitar el confinamiento
temprano o innecesario del anciano en instituciones de larga
estancia.

Quintero (1994): define el Alzheimer como:

…una atrofia cortical, que produce una serie de
lesiones cerebrales en forma de nudos u ovillos neurofibriales y
una sustancia no funcional (amiloideos) que forma una placa
neurítica o seniles en la corteza cerebral que, en
conjunto impide la normal transmisión y recepción
de los estímulos. Se puede decir que la enfermedad de
Alzheimer; es una patología neuropsiquiatríca
propia del envejecimiento que se evidencia en su gran
mayoría en personas de la tercera edad que afecta la
sustancia cerebral y se caracteriza por la pérdida de la
función cognitiva, así como trastornos afectivos y
de la conducta.(p 26).

En este sentido se puede considerar que el mantenimiento
de las personas que padezcan esta enfermedad es costoso, se puede
mencionar que en los diferentes hogares en los cuales ellos
residen, no se cuenta con los recursos humanos y materiales para
brindarles a esta población una manutención acorde
con la enfermedad que padecen. En vista de que son personas
netamente dependientes de los cuidadores informales, no tienen
conocimientos con basamentos científicos para abordar este
tipo de personas, esta situación puede surgir debido a que
el sistema de educación, aun no se han incluido de manera
sistemática asignaturas de contenido gerontológico
y geriátrico en los programas académicos de las
carreras relacionadas con la salud y específicamente en la
profesión de enfermería y a nivel de la sociedad,
podría inferir que dicho sistema aun no ha tomado
conciencia de que la salud, y concretamente la salud de los
adultos mayores, mas que un derecho humano, es un problema de
profundas implicaciones sociales y políticas, que requiere
que sean incluidos en los diseños curriculares bajo la
perspectiva de un abordaje integral e
interdisciplinario.

Así mismo el Manual Merck Geriátrico,
(1998) "Plantea que la demencia senil tipo Alzheimer, parece ser
consecuencia de un proceso degenerativo caracterizado por
perdidas de las células de la corteza cerebral, el
hipocampo y las estructuras subcorticales" (Pág. 86). De
tal forma que la causa exacta de esta enfermedad es desconocida,
aunque existen diferentes líneas de investigación
de la misma".

En este orden de ideas se mencionan los factores de
riesgos que pueden desencadenar la enfermedad: El envejecimiento,
la historia familiar, la presencia del síndrome de Down en
la familia, la edad materna tardía y los antecedentes de
los traumatismos craneales.

El adulto mayor se ha convertido hoy en día en
una gran preocupación para la salud pública a nivel
mundial, debido a la prevalencia de vida considerado en las
últimas décadas. El Ministerio del Poder Popular
para la Salud y Desarrollo Social 2003 en Venezuela, ha
considerado al Adulto Mayor como una prioridad dentro de los
diferentes programas de salud, creándose instituciones de
larga y corta estancia para el cuidado del Adulto mayor,
ingresándose personas mayores de 60 años de ambos
sexos en condiciones de autogestión, que por situaciones
sociales se les dificulta compartir con el grupo
familiar.

El cuidado directo expresado por Colliere (1993)
Considera que "el cuidar es un acto de vida que tiene por objeto,
en primer lugar por encima de todo permitir que la vida
continúe y se desarrolle para luchar contra la muerte, sea
la muerte de la persona, la muerte del grupo o la muerte de la
especie".(p.5) El enfoque Collieriano nos permite una
reflexión de la acción de cuidar que se ha
mantenido siempre en el devenir histórico de la humanidad
donde la persona puede construir diferentes formas de vida para
el mantenimiento de su existencia, protegiendo su vida y la de su
familia, de esta forma cada persona se hace dueño del
mantenimiento y conductas del cuidado. Quien tiene bajo su
responsabilidad cuidar del adulto mayor en su aseo personal y
asistencia, primordialmente el cuidador informal, debe mantener
un estrecho vinculo con estas personas, ya que se presentan casos
que por diversos motivos hay rechazo e inconformidad,
produciéndose perdida de la comunicación con el
resto del grupo familiar.

Al respecto la Organización Panamericana de la
Salud (2003) hace referencia que:

Existen factores que producen disminución del
contacto social en el adulto mayor lo que puede llevarlo al
aislamiento. Entre los factores que afectan la
interrelación del adulto mayor con otras personas de su
entorno, están los cambios psicológicos como el
déficit sensorial y disminución de la actividad
física, problemas de función cognitiva y el manejo
de la información, cambios socioculturales, tales como la
disminución del poder adquisitivo, cambios de viviendas,
desorganización del grupo familiar y pérdida de
contacto con el entorno (p.44).

El síndrome de la persona que cuida, tiene como
característica, que es una respuesta inadecuada al
estrés emocional crónico. Como se menciona
anteriormente, no aparecen en todas las personas que cuidan, pero
si es muy frecuente en personas que cuidan a personas con
enfermedades de Alzheimer y si estos cuidadores no tienen
formación alguna, respecto a cómo cuidar a su
familiar, se produce una carga en su forma de actuar frente a
determinadas situaciones.

Si bien es cierto, no todos los cuidadores reaccionaran
de igual forma, frente a la labor de cuidar, lo que si importa
son los síntomas de alarma e intervenir a tiempo en ellos,
para no producir la sobrecarga o el síndrome y de esta
manera preservar la salud del enfermo, e incluso optimizar la
labor del equipo que lo atiende. Según el Manual de
Atención acerca de la enfermedad de Alzheimer de la
Asociación Mexicana de Alzheimer y de enfermedades
similares, en 1999 "…el estrés personal y emocional
de cuidar alguien , en este caso con Alzheimer es enorme y
menciona como posibles emociones a presentar algunos cuidadores:
Pena, culpa, enojo, vergüenza, soledad, impotencia, entre
otras…"

Además se menciona como señas
" comunes de estrés", las siguientes: Sentirse triste o
temperamental, llorar con más frecuencia, tener un nivel
de energía bajo, sentir que no tiene nada de tiempo para
si misma, dificultad para dormir, o no querer levantarse de la
cama en la mañana, no comer o comer demasiado, ver a los
amigos y parientes con menor frecuencia de lo que solía
hacerlo, perdida de interés de las cosas que solía
hacer frecuentemente, tener rabia contra las personas que esta
cuidando o contra otras situaciones. Pueden sumarse los
sentimientos de frustración y estrés del
cuidador.(http://www.familydoctor.org/e645x.ml)

Venezuela no escapa a esta cruenta
realidad; leo a diario casos que se reportan de adultos mayores
abandonados por los familiares, Adultos mayores indigentes.
Así mismo Feldman, (1988) Afirma que en Venezuela los
ingresos a los hospitales de pacientes con enfermedad de
Alzheimer oscila en un 40%, cifra que se va aumentando de una
manera progresiva a medida que se va viviendo más. Es
importante, pensando en los datos anteriores, que al hablar de
enfermedad, esta ya solo no se centre en personas
enfermas,
como es el pensar común, sino que
también se debe pensar, en quienes dedican gran o
quizás todo su tiempo a cuidar estas personas. Ellos son
los encargados de sus necesidades básicas:
Fisiológicas, psicológicas y sociales y pueden
presentar según González, (2004)"…una serie
de problemas físicos mentales socio económicos y la
alteración de su capacidad para atender a su asistido a
causa de esta labor, definiendo por tal, sobre carga y
síndrome del cuidador…"(p.34) Todo ello me conmueve
en mi estado de ser humano, como mujer y enfermera en donde
diariamente nos enfrentamos con el dolor. No solo leo sino que
observo día a día en los ambientes que conforman
las instalaciones de las instituciones de salud personas de la
tercera edad afectada por esta enfermedad, sin
discriminación de raza, sexo y nivel social.

En la ciudad de Maracay, municipio Mariño, el 90%
de la población de los adultos mayores, se encuentran
afectados por esta patología, es importante resaltar que
son personas dependientes del cuidado humano de los familiares,
observándose en ellos un desmejoramiento orgánico a
medida que va evolucionando la enfermedad. Específicamente
en la comunidad Montaña Fresca de la ciudad de Maracay,
estado Aragua, existen varias familias donde hay personas de la
tercera edad (padres y abuelos) con Alzheimer, que son cuidados
dentro de su propio hogar por sus familiares y son estos
cuidadores personas mayores de 50 años y con enfermedades
crónicas, que muchas veces no se atienden por su
responsabilidad con el adulto mayor a cargo. Sin embargo la
situación vivida por estas personas cuidadoras no ha sido
tomada en cuenta y cada vez van desmejorando su salud a medida
que avanza su edad.

En vista de que el número de casos de adultos
mayores afectados por Demencia senil tipo Alzheimer se ha
incrementado a través de los últimos años,
surge la inquietud para la realización de esta
investigación, por el mismo hecho de que esta enfermedad
está ocupando una de las cinco primeras causas de
morbimortalidad de las instituciones geronto-geriátricas,
ameritando de que el equipo multidisciplinario se aboquen,
especialmente el personal de enfermería y los cuidadores
informales de esta población. Esto me estimula a
plantearme las siguientes interrogantes: ¿Qué
opinión tiene el cuidador informal sobre su auto cuidado?,
¿Cuáles son los sentimientos del cuidador informal
respecto al ejercicio de las actividades que desarrolla en pro
del adulto mayor con la enfermedad de Alzheimer?, ¿Quien
se preocupa por el bienestar biopsicosocial del cuidador
informal?

Propósitos del
estudio

Develar las experiencias de los cuidadores informales
respecto al cuidado cotidiano proporcionado al familiar adulto
mayor con Alzheimer.

Comprender desde la subjetividad de los cuidadores
informales la percepción de respecto al cuidado de su
propia salud.

Relevancia:

Con el presente estudio se pretende educar y concienciar
a los miembros del equipo multidisciplinario, con el objeto de
brindarle al cuidador informal un bienestar biopsicosocial y por
ende un estado de salud saludable a los adultos mayores que
padecen la enfermedad de Alzheimer, ya que en su gran
mayoría los cuidadores terminan padeciendo la enfermedad
que presenta el familiar bajo su cuidado.

Es importante destacar que este estudio es relevante
para el grupo de cuidadores informales, porque sus experiencias
llevadas a constructos permiten a los demás planificar
actividades, sin abandonar su estado biosicosocial de acuerdo a
los resultados obtenidos en la investigación. De igual
forma teóricamente, la revisión de las referencias
bibliográficas actualizadas en función de los
avances tecnológicos que se tienen hoy en día del
geronte permitiéndome construir teorías, estudios
en el área y especialidades
gerontológicas.

En cuanto a la relevancia metodológica va a
contribuir como aporte para otros estudios posteriores
considerándose el abordaje metodológico, con los
cuales se desarrollo el propósito de la
investigación y que se haya logrado con la
población en estudio.

Para el área de la salud es de gran importancia
en virtud que deja resultados que cualquier enfermero
comunitario, puede considerarlo en la planificación de
actividades y programas durante la visita domiciliaria, en
aquellos hogares que presenten estas características
circunstanciales. Cabe destacas que también es de gran
relevancia desde el punto de vista científico de
documento, ya que el resultado del estudio aportara una base de
datos e información actualizada para futuras
investigaciones, ya que se pretende analizar e interpretar la
experiencia de vida del cuidador informal que se merece y el
cuidado humano que amerita el adulto mayor con
Alzheimer.

Es oportuno señalar Anzola, R (1993) que hace
referencia sobre la importancia de la promoción de la
salud como estrategia a seguir en el cuidado humano del adulto
mayor. De acuerdo a lo expresado en la carta de Ottawa "la
promoción de la salud se centra en alcanzar la equidad
sanitaria y proporcionar los medios que permitan a toda la
población desarrollar al máximo su estado potencial
de salud". Estas referencias tienen relación con lo
expresado por los cuidadores informales, en el sentido de ofrecer
a los adultos mayores la posibilidad real de alcanzar su
máximo potencial de salud en los hogares y el entorno
donde se desenvuelven.

Cabe destacar que lo anteriormente expuesto ofrece
soporte fundamental para considerar al proceso educativo, como
una de las principales estrategias a considerar al desarrollar
programas de promoción de la salud dirigidos a los
cuidadores informales de los adultos mayores con Alzheimer y en
sentido el autocuidado como concepto educativo ha tomado auge en
los últimos años a raíz de la prioridad dada
a la atención primaria como estrategia de elección
para el logro de las metas.

El cuidado brindado por el cuidador informal del adulto
mayor con Alzheimer, le proporcionan comodidad y seguridad, pero
es necesario analizar e interpretar las experiencias en
relación a su auto cuidado y la importancia del cuidado a
su familiar enfermo, con la finalidad de determinar las
carencias, trazando las estrategias en base a las necesidades
sentidas. Aquí reside la importancia de este estudio, pues
en la medida que logren mejorar su calidad de vida estarán
en las mejores condiciones y serán más
felices.

AVANCE II

Marco teórico
referencial

En este capitulo se exponen los autores y enfoques, con
las interpretaciones teórica a las que llegaron, y que
tienen relación directa con el objeto y contexto de la
investigación. Se hará un recorrido por esos
conceptos y elementos importantes mirando hacia la etapa de
constrastaciòn. Este recorrido conceptual se hace en un
entramado teórico que hace referencia a la consulta de
enfermería y el conocimiento dominante que se desprende
para la misma en el cuidado humano y los saberes profesionales
que hacen de la enfermera una persona que maneja una
transacción terapéutica e interpersonal en la
prestación del cuidado. Así, como el recorrido por
las bases legales que sustentan la investigación y en
consonancia con todo lo anterior.

En este sentido, Fernández, A (2007). Barcelona
España. Realizó un trabajo de investigación,
cuyo título: Sobre carga del cuidador inmigrante no
profesional formal
.Planteándose como objetivo:
Identificar los factores que intervienen en la sobrecarga del
cuidador inmigrante sin formación específica para
el cuidado y remunerado, es decir el cuidador inmigrante no
profesional formal (cuidador inmnoproff) de personas mayores en
Barcelona, incidiendo principalmente en el apoyo social que
recibe. También se ha pretendido conocer la fuerza
estadística de estos factores poniendo énfasis en
el apoyo social, la calidad de vida y la integración del
cuidador inmnoproff como posibles nuevos factores relacionados
con la sobrecarga. Se diseñó un estudio
analítico observacional de caso-control (sobrecargados
frente a no sobrecargados) con muestreo de casos consecutivos y
análisis estadístico bivariable a través de
test Chi-cuadrado, prueba de U de Mann-Whitney, test de
t-student, test ANOVA con un factor, cálculo del
Coeficiente de correlación de Spearman y tendencia
gráfica, cálculo de las odds ratio,
comparación de medias y tendencias gráficas.
También se realizó un análisis multivariable
mediante Regresión Logística y Lineal. La muestra
del estudio fue de 110 cuidadores inmnoproff. Lo referido por la
autora del antecedente guarda mucha relación con el
presente estudio, en especial por tratar de indagar el interior
del enfermero en la búsqueda de respuestas que nos
indiquen la raíz del problema, para buscarle soluciones
posibles, ya que si no asumimos el rol que nos corresponde, otra
profesión lo hará. Como instrumentos de medida se
utilizaron cuestionarios con preguntas cerradas y escalas
válidas y fiables en relación a la sobrecarga,
Obteniendo como conclusiones que: La familia proporciona el 93%
del cuidado a los mayores, siendo la principal cuidadora la hija,
sin embargo estas cifras van disminuyendo progresivamente debido
a la incorporación de la mujer al mercado laboral. En
cambio, el cuidado formal facilitado por las administraciones
públicas representa solo el 3% en España y el 2,90%
en Cataluña. Frente a esta nueva situación, la
propia familia y el estado están reforzando al cuidador
sin formación remunerado. Cuidar a nuestros mayores puede
producir estrés y desembocar en un sentimiento de
"sobrecarga".

Lo referido por la autora del antecedente guarda mucha
relación con el presente estudio, en especial por tratar
de indagar el cuidado humano que se la brinda al cuidador
informal, del adulto mayor con Alzheimer, en la búsqueda
de respuestas que nos indiquen la raíz del problema, para
buscarle soluciones posibles y por ende disminuir las incidencias
de morbilidad en este grupo etareo.

Seguidamente presento a Carrero, S. (2004), Quien
elaboro un estudio titulado: Variables moduladoras de
la carga en cuidadores de personas dependientes: el papel del
servicio de ayuda a domicilio
. Se ha planteado en
este sentido, como objetivo principal de este trabajo, estudiar
las variables asociadas con la sobrecarga de cuidadores
informales de personas dependientes, analizando de forma
particular la eficacia del Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD) –
un servicio de respiro – en la reducción de la carga del
cuidador informal. Para ello, se seleccionó una muestra a
partir de usuarios y no usuarios del SAD en la Comunidad
Valenciana, incluyendo en el estudio a sus cuidadores informales
correspondientes. Se realizó posteriormente un
análisis exhaustivo de las características de las
personas dependientes, el cuidado informal y sus cuidadores, el
Servicio de Ayuda a Domicilio y de la carga de los cuidadores
informales; para finalmente comparar a cuidadores de usuarios de
SAD y no usuarios de SAD en su nivel de sobrecarga y variables
asociadas. Los principales resultados obtenidos en esta
investigación señalan que, entre las variables
analizadas, los factores asociados a la propia enfermedad y
situación social de la persona dependiente son los que
determinan en mayor medida la sobrecarga de los cuidadores
informales. Así mismo, la mayor frecuencia y la intensa
atención invertida en el cuidado así como la
ausencia de ayuda de otras personas al cuidador informal o la
baja frecuencia de esta ayuda aparecen como variables. La
conclusión que extraemos de este trabajo es que las
estrategias de intervención para disminuir la carga de los
cuidadores de personas dependientes deben focalizarse en que el
SAD, como sistema de apoyo social formal, conforme el marco de
intervención en el que se proporcione un respiro a las
actividades asistenciales del cuidador informal, aunque para ser
efectivo en la disminución de la sobrecarga debería
complementarse con programas psicosociales que incluyan
componentes de apoyo psicológico y educativo.

El Trabajo presentado en el párrafo anterior lo
remito en este estudio, debido a su relación con el tema
que investigo, pues trata de los cuidados de las personas
dependientes, es asumido en su gran mayoría por los
cuidadores informales, causándoles por ende procesos de
estrés, procesos de salud mental y cansancio
físico. Siendo el Adulto mayor con Alzheimer dentro del
núcleo familiar un ser dependiente en su gran
mayoría de sus hijas.

En consonancia con el tema, presento De igual manera
Tartaglini, S (2006): Realizó un trabajo de
investigación en Buenos Aire, cuyo título es:
Cualidad del vinculo entre el paciente con demencia y su
cuidador informal, antes y después de la
enfermedad
. Planteándose como objetivo: El
análisis, en relación al vínculo "paciente
cuidador informal", si la aparición de los síntomas
psicológicos y psiquiátricos de las Demencias en su
estadio leve, modifica la cualidad del vínculo establecido
antes de la enfermedad entre ambos familiares; y si este cambio
afecta el nivel de sobrecarga. Cuestionario de Datos Generales y
Psicosociales construido ad hoc por las autoras. Recaba
información sobre determinadas variables
sociodemográficas y características psicosociales
del adulto mayor y su cuidador. En este trabajo se analiza el
fenómeno psicosocial referido a la "calidad del
vínculo paciente-cuidador" Por otra parte, fueron
seleccionados los siguientes instrumentos sobre la base de sus
características psicométricas y de su fácil
aplicación y evaluación: Caregiver Burden Interview
de Zarit, adaptada al español por M. Martín et al.
[9]. Valora la vivencia subjetiva de sobrecarga sentida por el
cuidador principal de pacientes con demencia

Los instrumentos administrados en forma de entrevista a
53 cuidadores informales, fueron los siguientes: Cuestionario de
Datos Generales y Psicosociales, Caregiver Burden Interview de
Zarit, NPI de Cummings & cols. Y Clinical Dementia Rating
(CDR) Huges C.P. y cols. Luego de realizar análisis
estadísticos, se puede concluir: El grupo entrevistado: 1)
los cuidadores manifiestan cambios en la cualidad de la
relación con el paciente, tendiendo a empeorar y el nivel
de sobrecarga percibido por los cuidadores no mostró
diferencia significativa entre los grupos de cuidadores que no
modificaron su vínculo y en los que sí se
modificó de manera desfavorable. En este trabajo se
presentan resultados parciales correspondientes a un proyecto de
investigación mayor titulado "Evaluación de la
Apraxia en Pacientes con Demencia y del Bienestar Subjetivo en
Cuidadores Informales: Un estudio Interdisciplinario en
Familiares.

El presente trabajo se relaciona con el estudio, en
cuanto a que menciona la importancia del sistema familiar en su
conjunto en el manejo y cuidado del adulto mayor con
Alzheimer.

Constructos
Teóricos

Salud

La Organización Mundial de la Salud define la
salud como el estado de bienestar físico y social, es
decir, el concepto de salud trasciende a la ausencia de
enfermedad y afecciones. Igualmente la salud se considera como el
nivel de eficacia funcional y metabólica de un organismo a
nivel micro (celular) y macro (social). Bajo esta
cosmovisión la dimensión física
(fisiológica y biológica) de la salud existe con
otras dimensiones: psíquicas, culturales, sociales,
políticas, entre otras. Aquí el ser humano utiliza
sus capacidades cognitivas y emocionales para desenvolverse en
sociedad y resolver las demandas cotidiana de la vida diaria. Hoy
después de vivir muchos años como enfermera, busco
estas palabras e intento resolverlas porque intuitivamente desde
siempre las compartí a través del trabajo me he ido
llenando de argumentos para decir que la salud es mucho
más que esa serie de hallazgos físicos
objetivamente comparables y medibles, que tanto buscamos y
clasificamos y muy a pesar de la presencia o ausencia de las
alteraciones y subjetividad con que las vivimos podemos seguir
hablando de salud. Varios autores de enfermería
conceptualizan la salud actualmente como un proceso abierto,
dinámico y cambiante, lo cual involucra la
aceptación de un concepto dual hemodinámico. El
primero aceptado es lograr la totalidad humana buscando un
equilibrio que permita concentrar la energía en la
felicidad y la vida productiva. He aquí, la
participación de enfermería como profesión
que intenta resolver los problemas del colectivo actuando sobre
el fenómeno de su responsabilidad el cuidado y la
salud.

De acuerdo con estos planteamientos, el estado evolutivo
de la salud de los humanos es la relación cambiante con el
ambiente. Los humanos están constantemente influyendo e
influidos por el ambiente del cual forman parte. La
relación entre ellos de constante cambio y equilibrio los
obliga a adaptarse constantemente (Sánchez B 1998). Lo que
permite expresar que la salud no es entonces una condición
sino un proceso y como tal dinámico y evolutivo.
Según Leavell y Clark en 1979 la salud positiva no puede
ser medida en forma precisa par la persona y la familia en un
momento particular del tiempo, es necesario desarrollar un
sistema donde se le ubique teóricamente.

En este marco de ideas, Martha Rogers en 1960, vio la
salud como un continuo que va desde la salud optima hasta llegar
a la muerte y la manifestación de la salud es una
manifestación del patrón del ser. Asimismo Pender
conocida por la proporción del modelo promoción de
la salud, identifica en la persona factores cognitivos
preceptúales, lo cual conduce a conductas favorecedora de
salud cuando existe una pauta para la acción (Marriner y
Raile, 1.999). La teorista de Enfermería Nola Pender
considera la salud como un estado altamente positivo y donde la
definición de salud de cada persona y familia tiene
más importancia que un enunciado general. Incluye en los
mismos la historia de salud incluida la sexualidad, el examen
físico periódico, la evaluación nutricional,
la determinación de riesgos predecibles valoración
de estilo de vida y hábitos saludables, las creencias
sobre salud y un componente de la salud espiritual.

Aspectos a considerar por las enfermeras en la
práctica del cuidado de la salud humana. Otra teorizante
de enfermería a considerar es Betty Neuman (Op cit 1.999),
quien equipara la salud al bienestar y define la salud como la
condición en que todas las partes están en
armonía con la totalidad del hombre. Para Neuman quien
trabaja los patrones de vida conceptualiza la salud como la
expansión de la conciencia. Comparte estas posiciones
Rizzo Parse en su Modelo Hombre – Vida – Salud,
cuando expresa que la salud es una experiencia vivida y no solo
es ausencia de enfermedad. Parse acepta la naturaleza unitaria
del hombre como una síntesis de valores, un modo de vida.
Para ella la salud existe cuando el hombre estructura el
significado de las situaciones por tanto un proceso de y de
realizar.

En conclusión enfermería es una
profesión que busca y vive el cuidado de la salud del
colectivo, porque el ser humano es en todo momento único,
holístico, activo y trascendente, lo que implica que el
concepto de salud no puede ser estático. Exige
también ser considerada en forma total en todo momento por
ser única, ser activa y trascendente. La salud, como un
fenómeno de totalidad comprende desde la vida hasta la
muerte y la presencia o ausencia de enfermedad incorpora el
bienestar y el malestar, los hábitos, los afrontamientos,
las adaptaciones, la dependencia, la independencia, el estilo de
vida, las motivaciones y la calidad de vida. De manera que como
totalidad no puede ser medida pero si observable desde diferentes
ángulos. De ahí, la necesidad de la
educación del colectivo para conseguir la
emancipación de las condiciones que constriñen su
desarrollo social e individual y la mejora de sus condiciones de
vida.

Cuidado Humano

Waldow (1998) definen el Cuidado Humano como: " Un acto,
una dimensión ontológica, existencial, que se mueve
en un proceso de relación, de reciprocidad, de confianza y
envolvimiento afectivo por otro ser humano. Desde el punto de
vista ecológico requiere que las personas se relacionen en
forma respetuosa con la naturaleza…."

Así mismo se puede decir que la dedicación
es fundamental para el cuidado. Cuando acaba la dedicación
acaba el cuidado, El cuidado se desarrolla en un proceso de
superar obstáculos y dificultades y la base de mi
dedicación es el valor que yo reconozco en el
otro.

Componentes del Cuidado Humano:

Mayeroff describe ocho componentes del cuidado, que no
deben faltar en este artículo, pues es necesario que toda
persona que pretende brindar cuidados, las conozca y aplique para
que realmente el paciente se sienta satisfecho del cuidado
recibido así como ella misma.

Los principales componentes del cuidado según
este autor son: conocimiento, ritmos alternados, paciencia,
sinceridad, confianza, humildad, esperanza y coraje. El autor
hace una descripción de cada uno, los cuales se
resumirán de la siguiente manera:

Conocimiento: Para cuidar de alguien, debo
conocer muchas cosas. Necesito conocer, por ejemplo, quién
es el otro, cuáles son sus poderes y limitaciones,
cuáles sus necesidades, y lo que conduce a su crecimiento;
preciso saber cómo responder a sus necesidades, y
cuáles son mis propios poderes y limitaciones.

Ritmos Alternados: No puedo cuidar apenas
por hábito; debo ser capaz de aprender a partir de mi
pasado. Veo cuantos comprenden mis acciones, si ayudé o
no, y a la luz de los resultados, mantengo o modifico mi
comportamiento de modo de poder ayudar mejor al otro.

Paciencia: La paciencia es un componente
importante del cuidado: yo dejo al otro crecer en su propio
tiempo y de su propia manera. Con paciencia, yo doy tiempo y por
lo tanto posibilito al otro encontrarse a sí mismo en su
propio tiempo. La paciencia incluye la tolerancia. La tolerancia
expresa mi respeto por el crecimiento del otro.

Sinceridad: En el cuidado soy sincero al
intentar ser verdadero. Al cuidar de otro, debo ver al otro como
él es y no como a mí me gustaría que fuese,
o como siento que debe ser. Si voy a ayudar a otro a crecer, debo
corresponder a sus necesidades de cambio. Pero además de
ver al otro como él es, debo también verme a
mí como yo soy. Soy sincero al cuidar, no por
conveniencia, sino porque la sinceridad es parte integrante del
cuidado.

Confianza: El cuidado implica confiar en
el crecimiento del otro en su propio tiempo y de su propia
manera. Al cuidar de otra persona confío en que él
va a errar y a aprender de sus errores. Confiar en el otro es
dejarlo en libertad; esto incluye un elemento de riesgo y un
salto a lo desconocido, y ambos exigen coraje.

• Humildad: El hombre que cuida es
sinceramente humilde cuando se dispone a aprender más
sobre el otro y sobre sí mismo, y sobre aquello que el
cuidado comprende. Una actitud de no tener nada más que
aprender es incompatible con el cuidado. La humildad
también está presente al tomar conciencia de que mi
cuidado específico no es de forma alguna privilegiado. Lo
que es significativo en última instancia no es si mi
cuidado es más importante que su cuidado, pero sí
que el hombre es capaz de cuidar y que tenga algo de que cuidar.
La preocupación en saber cuál es el cuidado
más valioso me desvía del cuidado.

• Esperanza: Existe la esperanza de que el
otro crezca a través de mi cuidado. No debe ser confundido
con la esperanza irrealizable ni con las expectativas infundadas.
Tal esperanza es una expresión de plenitud del presente,
un presente vivo con una sensación de posibilidades. Al
contrario, donde no hay posibilidades de nuevo crecimiento
habrá desespero.

• Coraje: Confiar en el crecimiento del otro
y en mi propia capacidad de cuidar me da coraje para lanzarme a
lo desconocido, pero también es verdad que sin el coraje
de los resultados, mantengo o modifico mi comportamiento de modo
de poder ayudar mejor al otro. Lanzarme a lo desconocido tal
confianza sería imposible. Es claro que cuanto
mayor sea la sensación de lanzarse a lo desconocido, mayor
será el coraje exigido para cuidar.

La enfermera y el enfermero para impartir cuidado humano
debe poseer actitudes, aptitudes, cualidades y habilidades
personales que le permitan aplicar todos los componentes del
cuidado humano descritos por Mayeroff, durante su vida personal y
profesional, en sus diferentes roles.

Nuestra misión como miembros del equipo de
salud:

Además de los componentes del cuidado humano
señalados por Mayeroff, es necesario que el profesional de
la salud brinde un cuidado solidario al usuario, ya que "en el
cuidado solidario hay una disposición de ayuda mutua entre
el profesional y el paciente, que eleva sus niveles de
conciencia, posibilita el fortalecimiento de las relaciones de
sociabilidad y contribuye para el restablecimiento de la
salud"

Es fácil entonces comprender que cualquier
persona no puede cuidar de otra si no toma en cuenta sus
componentes y, además, si no reúne algunas
condiciones tales como (6):

1. Concientización y conocimiento sobre la
necesidad de cuidado

2. Intención de actuar y acciones basadas en
conocimientos

3. Desear un cambio positivo en el bienestar del
otro.

Por lo tanto se debe estar conscientes de nuestra
misión como miembros del equipo de salud en la comunidad,
del cuidado de la naturaleza que es la principal fuente de vida,
de que nuestra actuación es individual tiene un efecto
holográfico, tal como la gota de agua que cae al pozo y
hace movimientos ondulatorios que afectan a todo el ecosistema;
que debemos tener apertura hacia el conocimiento universal y
producir nuevos conocimientos. Esta visión ampliada nos
ayuda a percibir, a tener conciencia del uso de nuestras manos
para acariciar, hacer contacto piel a piel, hacer procedimientos,
ayudar al otro a levantarse. El corazón es capaz de captar
esas percepciones para un cuidado digno de salud para las
próximas décadas, un cuidado realizado con arte,
expresada a través de la musicoterapia, la poesía,
la pintura, la escultura, el sentido del humor, el baile, y
muchas otras formas de expresión artística que
contribuirán a dar mayor belleza a nuestro cuidado y
despertar en los otros sensaciones y emociones que contribuyan a
aceptar y considerar este cuidado como un valor, como un derecho,
como una necesidad de crecimiento espiritual.

Cuidador Informal:

El cuidado de las personas dependientes es
asumido en la mayoría de los casos por cuidadores
informales. La propia naturaleza de la asistencia que requieren
las personas dependientes – los cuidados de larga duración
– se ha asociado al desarrollo de procesos de estrés y a
problemas de salud mental y física, denominados de forma
genérica "carga del cuidador informal". La
situación demográfica y epidemiológica
actual que lleva asociada el envejecimiento de la
población y por lo tanto el aumento del número de
personas dependientes, convierte a estos cuidadores en un grupo
de población especialmente vulnerable que requiere
soluciones de intervención psicosocial

Envejecimiento

Ruiz (1998), define: "El envejecimiento como el conjunto
de cambios que sufren los seres vivos con el paso del tiempo". En
torno al proceso del envejecimiento, la organización
Mundial de la Salud(1993), hace referencia:"Que el proceso del
envejecimiento realmente se inicia entre los 20 y 30 años,
cuando el organismo alcanza su grado total de madurez y la
acción del tiempo comienza a producir modificaciones
morfológicas y fisiológicas en el individuo. Al
respecto Anzola (1993) señala que envejecer es un proceso
secuencial, acumulativo e irreversible que deteriora al organismo
progresivamente hasta hacerlo incapaz de enfrentar las
situaciones y condiciones del entorno.

Esas transformaciones se conceptualizan de
la siguiente manera:

  • Universales: Porque ocurren en los
    organismos de una misma especie.

  • Progresivos: Porque es un proceso
    acumulativo.

  • Declinante: Las funciones del organismo
    se deterioran en forma gradual hasta conducir a la
    muerte.

  • Intrínsecas: Porque ocurren en
    el individuo a pesar de que están influenciadas por
    factores ambientales.

  • Irreversibles: Porque son
    definitivas.

En torno a los cambios que se presentan en el proceso de
envejecimiento Babb(1998), señala que: Este proceso es
altamente complejo y variado, involucra cambios de las
células, en el tejido y en los organismos, además
existen otros tipos de contribuyentes a este fenómeno,
como son los estresores del medio ambiente, estilo de vida,
capacidad de adaptación, sensación de utilidad y
bienestar consigo mismo (pag, 20).En virtud de lo referido se
puede decir que el proceso es normal e irreversible, progresivo y
no es notorio hasta muchos años después.
También se puede aclara que es un proceso individual: Unas
personas pueden presentar de una serie de manifestaciones,
mientras otras padecen unas muy diferentes.

Cambios físicos asociados al proceso del
envejecimiento y como debe actuar el cuidador formal (Profesional
de enfermería):

Así mismo Babb (1998), plantea que: A la hora de
interactuar con los adultos mayores y sus familiares, se debe
tener presente aquellos cambios físicos que
efectúan o hacen que la reacción requiera de una
atención específica, desde el punto de vista
físico, la enfermera debe tener presente lo siguiente:
Control neutral: Al incrementar la edad aparecen cambios en los
órganos sensoriales (los que permiten un contacto con el
mundo que nos rodea).

Cambios: Las personas requieren de más tiempo
para captar la información, sostenerla, procesarla para
luego generar respuestas físicas o psicológicas
adecuadas. Como interactuar: Planear la atención para
optimizar los recursos existentes y con ellos procurar la
independencia del anciano reconociendo su necesidad de mas tiempo
para el manejo de la información. Ameritando de mayor
tiempo y disponibilidad del profesional de enfermería para
comprenderlo y prestarle una atención de
calidad.

Cambios: Disponibilidad de la capacidad auditiva. Como
interactuar: Hablarle frente a frente, usar actividades
recreativas, conversar con el con el fin de evaluarle la
captación de la información.

Manutención de la fuerza muscular y ósea:
Según explica Babb (1998) que la capacidad de
autosuficiencia está dada, en gran parte por la eficiencia
y fuerza con la que cuenta la persona mayor. Dicha eficiencia
musculo esquelética se encuentra disminuido por desgaste y
afecta al anciano en movilidad e independencia en el desarrollo
de las actividades del día a día.

Manutención de una circulación adecuada:
Continua diciendo Babb (1998) Se puede afirmar que hay una
disminución del gasto cardiaco, una repercusión
tardía post contracciones y un aumento en la irritabilidad
cardiaca acompañado por una taquicardia, por
depresión de la medula ósea, hay además
anemia.

Cambios: Disminución del gasto cardiaco y reserva
cardiaca. Como interactuar: No se debe sobreexcitar al anciano.
Realizándole monitoreo constante del ritmo y frecuencia
cardiaca.

Cambios: Vasculares periféricos, debido a la
arterioesclerosis e incompetencia vascular venosa. Como
interactuar: Realizar cambios posicionales frecuentemente,
elevándole las piernas. Recomendándole el uso de
ropas holgadas.

Alzheimer

Hernández (2001) plantea que "la enfermedad de
Alzheimer (EA) es la causa más frecuente de demencia entre
las personas ancianas y que se trata de una alteración
neurodegenerativa, que suele aparecer a partir de los 65
años, aunque también puede presentarse entre gente
más joven" (p.8).

La Organización Mundial de la Salud (OMS)
definió esta enfermedad como una dolencia degenerativa
cerebral primaria, de causa desconocida. Cuando una persona
padece la enfermedad de Alzheimer, experimenta cambios
microscópicos en el tejido de ciertas partes de su cerebro
y una pérdida, progresiva, pero constante, de una
sustancia química, vital para el funcionamiento cerebral,
llamada acetilcolina. Esta sustancia permite que las
células nerviosas se comuniquen entre ellas y está
implicada en actividades mentales vinculadas al aprendizaje,
memoria y pensamiento.

Afirma Cámara (2004) que "los estudios
epidemiológicos indican un aumento de la incidencia de
esta enfermedad, diagnosticada por vez primera en 1906, por el
médico alemán Alois Alzheimer (1864-1915).
Según estimaciones globales, hay unos 12 millones de
afectados en todo el mundo" (p23), en relación a la cita
se puede afirmar que de no ser que se encuentre una forma eficaz
de prevención la enfermedad de Alzheimer afectara en
dimensiones desproporcionadas a la población
mundial.

De acuerdo a Esquivel (2003) "en realidad, la enfermedad
de Alzheimer constituye una consecuencia del envejecimiento
poblacional. La prevalencia en la población de más
de 65 años es del 5-10 por ciento y esta cifra aumenta
hasta el 50 por ciento en los mayores de 85 años. Sin
embargo, también se han diagnosticado casos entre personas
de menos de 50 años" (p54), de acuerdo a lo planteado es
una necesidad que se tomen medidas para capacitar al personal de
salud, especialmente a enfermería para que oriente a las
familias de adultos mayores, puesto que la marcada
relación de esta enfermedad con el aumento de la
longevidad en la población exige medidas preventivas como
orientar en cuanto a los cuidados de estos enfermos.

Dávila (2005) plantea que esta enfermedad de
Alzheimer en los adultos mayores "recibe el apelativo de epidemia
del siglo XXI. De hecho, pronto superará en incidencia a
otras patologías como el cáncer, las enfermedades
cardiovasculares, o el sida" (p23). Esta situación exige
medidas urgentes en cuanto a orientación para el cuidado
del Adulto Mayor con Alzheimer.

Fases del Alzheimer

Platea Miguel (2004) que "la enfermedad de Alzheimer
puede ser dividida en cuatro fases de degeneración del
enfermo en cuanto a sus funciones mentales, en este sentido
caracteriza las cuatro fases de acuerdo a los indicadores que se
evidencian en el Adulto Mayor en cada una de ellas, estas son de
aparición progresiva y degenerativa"(p.35) Los primeros
síntomas psíquicos de la enfermedad de Alzheimer
pueden pasar inadvertidos. En un principio, surgen
pequeñas e imperceptibles pérdidas de memoria, pero
con el paso del tiempo, esta deficiencia se hace cada vez
más notoria e incapacitante para el afectado, que
tendrá problemas para realizar tareas cotidianas y
simples, y también, otras más intelectuales, tales
como hablar, comprender, leer, o escribir.

El estadio 1 de acuerdo a Miguel es el estadio Leve
donde el daño de la enfermedad todavía pasa
desapercibido, tanto para el paciente, como para los familiares,
en este el Adulto Mayor se muestra como un niño de 9
años, por lo que precisa vigilancia parcial.

En el estadio 2 también considerado estadio
moderado, en el que la enfermedad ya resulta evidente para
familia y allegados, puesto que el Adulto Mayor muestra un
comportamiento que se asemeja al de un niño de 3
años, requiere vigilancia las 24 horas del día.
(ob.cit. p 37)

En el siguiente o tercer estadio, el Adulto Mayor
adquiere actitudes y su aptitud se torna como la de un
niño de 3 meses, exigiendo ayuda las 24 horas del
día. (ob.cit. p 38)

En el cuarto estadio o el estadio grave, en esta etapa
final de la enfermedad de Alzheimer, todas las áreas
relacionadas con la función cognitiva del paciente se
encuentran afectadas se genera una dependencia total de sus
familiares o cuidadores, esta fase posee las siguientes
características: Están en cama o en silla de
ruedas, por no ser posible la de ambulación. Surgen
rigideces y contracturas en flexión. Suelen permanecer en
mutismo. A menudo presentan trastornos deglutorios. Muchos de
ellos acaban en estado vegetativo. (ob.cit. p39)

La descripción que presenta el autor denota la
exigencia de orientar a los cuidadores de estos Adultos Mayores,
y explica de cierto modo el por qué en muchas ocasiones
los familiares al no encontrarse preparados para asumir toda esta
serie de cambios radicales en la vida del Adulto Mayor les
abandonan en un asilo.

Manifestación neuropatológica del
Alzheimer

Esquivel (2003) refiere que

"la enfermedad de Alzheimer se manifiesta con cambios
microscópicos en el tejido cerebral. Concretamente, la
proteína amiloide se produce en exceso, causando los
llamados ovillos o nudos neurofibriales y placas seniles o
neuríticas, en ciertas regiones del cerebro, como la
corteza o el hipocampo. Estos nudos y placas dañan las
zonas cerebrales que regulan los procesos de la memoria, el
aprendizaje y el razonamiento. Diversas técnicas de imagen
pueden servir para determinar la aparición de estos
cambios cerebrales y completar el diagnóstico de la
enfermedad, que suele realizarse, generalmente, a partir del
historial médico del paciente y de los síntomas
presentados".

Se conoce que entre las pruebas más empleadas
para observar los cambios en el cerebro destacan la resonancia
magnética (RM), la tomografía por emisión de
positrones (conocida por su acrónimo inglés, PET) y
una combinación de ambas.

Con la RM, se visualiza la forma y estructura del
cerebro; los investigadores utilizan la resonancia
magnética para medir el volumen cerebral y, más
específicamente, del hipocampo, una zona en la que suelen
aparecer los nudos característicos del
Alzheimer.

Con la PET se pueden detectar los primeros cambios en el
tejido cerebral, incluso antes de que aparezcan los
síntomas visibles (como el deterioro de la memoria). La
PET también puede servir para observar cómo
responden las distintas áreas del cerebro ante actividades
como leer, escribir, hablar o escuchar; por eso resulta tan
útil en la investigación del cerebro.

Todos estos estudios permiten determinar la presencia
del Alzheimer con cierta precisión, sin embargo lo que no
ha sido de gran avance ha sido la forma de orientar a las
familias de manera que puedan reaccionar favorablemente ante la
enfermedad, orientándoles en cuanto al cuidado que
requieren estos enfermos.

Causas de la enfermedad de Alzheimer

Afirma con respecto a las causas de la enfermedad de
Alzheimer Dávila (2005) que los investigadores aún
no han encontrado la explicación para el desarrollo
anómalo de la proteína amiloide, la productora de
los nudos y placas que originan la enfermedad, aunque se barajan
varias hipótesis.

Hipótesis amiloide: según esta idea, la
proteína precursora de amiloide (conocida por sus siglas
en inglés APP) es la que causa la aparición de la
placa senil. Este depósito anormal de amiloide
sería tóxico para las neuronas e induciría
su muerte.

Hipótesis de la proteína tau: otros
autores opinan que la anomalía tiene su origen en la
proteína tau, una sustancia fundamental para crear el
esqueleto de la célula (cito esqueleto). La
proteína tau alterada produciría una
degeneración neuronal, con estructuras
características, los ovillos o nudos neurofibriales.
Según esta hipótesis, los depósitos de
amiloide serían una alteración
secundaria.

Hipótesis de la acetilcolina: el comienzo de la
enfermedad, para otros científicos, se sitúa en una
disminución de la acetilcolina, especialmente en la
región del hipocampo, aunque después se
generalizaría en todo el cerebro.

Hipótesis de la "cascada de amiloide": más
recientemente, se ha planteado como hipótesis de la causa
o etiología de la enfermedad, la aparición de una
alteración en los genes que producen la proteína
precursora de amiloide, la proteína tau, la
synucleína y la presenilina 1 y 2. Todas estas
alteraciones actuarían sobre la proteína beta
amiloide, el desencadenante último de la muerte de las
neuronas cerebrales. Este proceso dividiría a las
enfermedades neurodegenerativas en dos grandes grupos: las
causadas por el efecto de la proteína synucleína, y
las de la tau. Las de la synucleína
(synucleinpatías) tendrían una
representación en la enfermedad de Parkinson; en cambio,
la mutación de la proteína tau estaría
asociada con la enfermedad de Alzheimer, englobada en las
denominadas taupatías.

Hipótesis del calcio: algunas investigaciones se
han centrado en los desequilibrios en el nivel de calcio que
presentan los enfermos de Alzheimer. El exceso de calcio puede
comportar la destrucción de las células nerviosas.
Hipótesis víricas: existen incluso trabajos
encaminados a demostrar un origen vírico de la enfermedad;
la existencia de un agente patógeno externo
causaría los cambios en el tejido cerebral, aunque
todavía no hay datos que lo demuestren.

Factores de Riesgo de la enfermedad de
Alzheimer

Ezquivel (2003) plantea que es difícil determinar
quién va a desarrollar la enfermedad de Alzheimer, puesto
que se trata de una alteración compleja, de causa
desconocida, en la que, al parecer, intervienen múltiples
factores. Así muestra algunos de los elementos que pueden
aumentar las probabilidades de padecer esta
patología.

Edad: suele afectar a los mayores de 60-65
años, pero también se han dado casos entre menores
de 40. La edad media de diagnóstico se sitúa en los
80, puesto que se considera que el mal de Alzheimer es una
enfermedad favorecida por la edad.

Sexo: las mujeres lo padecen con más
frecuencia, probablemente, porque viven más tiempo.
Razas: afecta por igual a todas las razas.

Herencia familiar: la enfermedad de Alzheimer
familiar, una variante de la patología que se transmite
genéticamente, supone el 1 por ciento de todos los casos.
No obstante, se estima que un 40 por ciento de los pacientes con
EA presentan antecedentes familiares. Si existen estos
antecedentes en la familia, el riesgo de sufrir la
patología es entre 2 y 7 veces superior, con respecto a
los que no tienen el historial familiar.

Factor genético: se conocen algunos de
los elementos genéticos que podrían estar
relacionados. Varias mutaciones en el gen de la proteína
precursora de amiloide (APP), o en el de las presenilinas 1 y 2.
También podría asociarse con mutaciones en el gen
de la apolipoproteína E (ApoE). Esta proteína
está implicada en el transporte y eliminación del
colesterol. De todas las formas que presenta el gen de la ApoE,
se ha comprobado que la ApoE-4 pudiera ser la más
influyente, aunque la enfermedad también aparece en
sujetos que no tengan la ApoE-4. Recientemente, un equipo de
científicos canadienses, de la Universidad de Toronto, ha
hallado una nueva proteína que podría estar
implicada en la EA. La proteína recibe el nombre de
nicastrina, inspirado en la ciudad italiana Nicastro, cuyos
residentes participaron en un ensayo sobre esta enfermedad.
Según estas investigaciones, la nicastrina
activaría la producción del amiloide
beta.

Factores medioambientales: investigaciones iniciales
habían estudiado una posible relación entre la
presencia de elevadas concentraciones de aluminio en el tejido
cerebral de pacientes con enfermedad de Alzheimer y el desarrollo
de esta enfermedad. Sin embargo, todavía no se ha
encontrado ningún dato concluyente sobre esta
relación. Otro factor estudiado es el del tabaco, que los
últimos estudios han mostrado como un claro factor de
riesgo de la patología. Al parecer, fumar eleva hasta
cuatro veces las probabilidades de sufrir la
neurodegeneración. Las dietas grasas parecen
también favorecer la aparición de la EA,
quizá por la supuesta relación con la Apo E-4, se
estima que una dieta alta en grasas eleva en unas 7 veces la
probabilidad de sufrir la enfermedad. Por otra parte, pertenecer
a una familia numerosa también parece influir en el riesgo
de Alzheimer; según científicos de la Universidad
de Washington, cada hermano o hermana aumenta el riesgo un 8 por
ciento.

Creencias sobre el Alzheimer

Brauer (2005) define las creencias como "el estado
mental que consiste en dar por buena una proposición y
actuar como si fuese verdadera (aunque no lo sea). Puede creerse
cualquier cosa, y cuando se cree en algo, se tiende a actuar como
si dicha creencia fuese verdadera" (p9). En este sentido se puede
decir que con respecto al Alzheimer las creencias tienen que ver
con la creación de ideas preconcebidas, a partir de
antiguas o malas interpretaciones que toman cuerpo de verdades
absolutas y se transmiten con murmullos de "Leyenda Urbana"
provocando, además de desinformación, efectos poco
benéficos sobre la actitud social sobre la enfermedad, el
enfermo de Alzheimer, y sobre su familia. Uno de tales efectos es
el miedo y todas sus consecuencias.

Una actitud demasiado cobarde e injusta tanto con
quienes sufren las consecuencias del Alzheimer y empeñan
sus vidas en su cuidado y tratamiento, como con todos los que no
la padecen y la deben convivir. Afirma Brauer que este miedo se
fundamenta claramente en hechos comunes como la
utilización desproporcionada y despectiva de la palabra
Alzheimer como adjetivo referente de la falta de memoria en
cualquier estado y edad, e incluso como descalificador de la vida
y el destino de quien sufre, directa o indirectamente, esta
afección (ob.cit. p11).

En cualquier medio de comunicación e incluso
coloquialmente es fácil comprobar que no son escasas las
referencias a connotaciones peyorativas del término
Alzheimer hechas por personas de diferentes circunstancias y en
diferentes ámbitos. Las consecuencias de este soterrado
condicionamiento social son el reforzamiento de la mala
concepción e imagen que se ha construido alrededor de la
enfermedad, lo que a nivel de individuos degenera, en algunos
casos, en el aislamiento, el silencio, el ocultamiento de
diagnóstico y paciente producto de una injustificada
vergüenza, y como no, el miedo.

Las malas concepciones sobre la enfermedad de Alzheimer,
al margen de lo dolorosa que realmente resulta para quienes la
sufren y sus familiares, ha creado el miedo y hasta
aversión a la enfermedad. Esto conlleva a cerrar y negar
las posibilidades de un desarrollo vital del paciente con
Alzheimer leve y moderado, situación que en muchas
ocasiones inhibe a nivel de individuo, familia e incluso
profesionales social y comunitario la toma de decisiones,
especialmente aquellas que influyen en el avance de la
investigación de las causas y en las terapias
farmacológicas que requieren de la participación
interactivas de todos los actores mencionados.

Refiere Brauer que, es palpable que el empeño
informativo sobre la Alzheimer ha producido en un buen
número de personas un miedo casi patológico, casi
fóbico a padecerla, especialmente en aquellos quienes
tienen antecedentes de la enfermedad en sus familias o que han
tenido o conocen de experiencias en el cuidado de los mismos. Los
cada vez más patentes efectos de la EA sobre personas
cercanas, especialmente en países con tasas altas de
población mayor, ha acercado a la población a su
crudeza y nos ha plantado de cara a la mayoría frente a la
posibilidad de padecerla.

En algunas ocasiones esta concienciación es
valiosa, especialmente si se puede asociar con hechos
profilácticos como evitar o modificar conductas de riesgo.
Pero en otros casos, esta toma de conciencia se transfigura en
miedo, e incluso en fobia, que se han manifestado de diferentes
formas a través de estos diez años de alumbramiento
informativo sobre la Alzheimer.

Es comprensible sufrir miedo ante la preocupación
de la pérdida de memoria (especialmente en personas
mayores), pero esta situación no es marcadora por
sí misma de Alzheimer, y los servicios sociales y
asistenciales pueden y deben ayudar a afrontar la angustia y la
fobia, que genera el sospechar Alzheimer.

En muchos casos, el miedo puede ocasionar un rechazo
compulsivo ante todo lo que signifique Alzheimer; incluso
valdría la pena conocer cuántas personas no
conocen, ni quieren conocer de cerca a un enfermo de Alzheimer,
no por la aversión a ellos, sino por la carga de miedo que
les inyecta la posibilidad de estar en una condición
semejante, o simplemente por no saber cómo comportarse con
ellos, lo que indirectamente ocasiona una discriminación.
Por otra parte, el miedo también es catalizador de
actitudes de auto marginación más comunes entre las
personas mayores ocasionadas por el temor a convertirse en una
molestia para los demás, y que conllevan unas cargas
emotivas y afectivas negativas, y de consecuencias desde leves
hasta graves. Por ejemplo, muchas personas mayores, incluso sin
ningún tipo de discapacidad o imposibilidad, deciden
internarse en institutos de día en donde se limitan a
sobrevivir, ante una errónea autovaloración de
dependencia, por el sólo hecho de ser mayor. En este mismo
tono, algunas personas con Alzheimer leve y todavía con
posibilidades de valerse por sí mismas ingresan en
residencias especializadas, producto de una respetable
decisión personal de encargar su cuidado a profesionales,
en lugar de convertirse en lo que ellos consideran una "carga"
para su familia, pero lo hacen sin conocer bien sobre sus
posibilidades de desarrollo vital inmediato.

Pero estas actitudes no sólo son provenientes del
paciente mismo y de su auto-evaluación, sino que
seguramente son producto de la respectiva construcción
social de la calificación de dependencia de una persona
mayor, y particularmente de un enfermo de Alzheimer, basada en
ignorancia, miedos, tabúes y pre concepciones sobre la
vejez en general y sobre la Alzheimer en particular. A lo
anterior hay que sumar la paralela construcción del
componente discriminatorio sobre tales personas; en ambas
construcciones participan obviamente él, sus allegados y
la sociedad entera. Estas situaciones se agravan en países
con sistemas socio-sanitarios menos eficientes, en donde las
personas mayores tienen pocas posibilidades de desarrollo, aun en
el mismo seno de sus familias.

Tratamiento

Además del deterioro cognitivo que comporta el
Alzheimer, el propio envejecimiento provoca en el enfermo una
pérdida de actividad y autonomía general,
consecuencia de la disminución de sus funciones
orgánicas, somáticas e intelectuales. Al paciente
se le hace difícil realizar labores domésticas y
cotidianas, y el riesgo de padecer accidentes.

La enfermedad de Alzheimer es una patología de
evolución lenta. Desde que aparecen los primeros
síntomas hasta que se inicia una etapa de mayor gravedad
pueden pasar años, dependiendo de cada persona, entre 5 y
20. Plantea Hernández (2005) que:

Por el momento no existe ningún tratamiento que
revierta el proceso de degeneración que comporta esta
enfermedad. Sin embargo, sí se dispone de algunos
fármacos que pueden retrasar, en determinadas etapas de la
enfermedad, la progresión de la patología.
Además, son muchos los ensayos clínicos que
persiguen una terapia definitiva o una vacuna que evite el mal de
Alzheimer, aunque esto pertenece a un dominio futuro
(p23)

El autor sigue planteando que de momento, sólo se
dispone de tratamientos dirigidos a uno de los orígenes de
la enfermedad de Alzheimer. Concretamente, se utilizan los
anticolinesterásicos o inhibidores de la
acetilcolinesterasa, fármacos que elevan los niveles de
acetilcolina en el cerebro. Con estos medicamentos se mejoran las
fases iniciales y moderadas de la patología, retrasando el
deterioro de la memoria y la atención.

El citado autor plantea que hay unas terapias en el
horizonte: ¿Habrá una vacuna para la enfermedad de
Alzheimer? Una de las investigaciones más esperanzadoras
que se están realizando en al actualidad sobre la EA, se
basa en la obtención de una vacuna que prevenga la
enfermedad. En el último congreso mundial sobre Alzheimer,
celebrado en Washington, se presentaron los primeros resultados
del primer estudio con humanos de una futura vacuna.

Tras varios experimentos realizados con ratones,
investigadores estadounidenses han desarrollado una vacuna basada
en la proteína beta amiloide, al parecer implicada en la
aparición de las placas seniles, que destruyen las
neuronas.

Los ensayos todavía están en fase I, lo
que significa que, de momento, están comprobando la
seguridad y tolerancia del tratamiento en humanos y, según
los últimos datos se tolera bien en los 24 pacientes que
la han recibido. De momento, la vacuna es una prometedora, pero
lejana posibilidad.

Es conveniente que tanto el personal de
enfermería como los familiares de los Adultos Mayores con
alzheimer estén al tanto de esta información de
manera que se pueda estar consciente del tratamiento que se le
administra al Adulto Mayor.

Cuidados específicos para la
seguridad

La enfermedad de Alzheimer no sólo afecta a la
persona que la padece, sino que repercute en quienes le rodean.
Los cuidadores de un enfermo de Alzheimer tienen que enfrentarse
no sólo a la incapacidad y pérdida de
autonomía de un paciente, sino también a un declive
de sus facultades mentales y esto, si se trata de un ser querido,
es muy duro.

Hay que tener en cuenta que el paciente con Alzheimer
pierde sus recuerdos, su memoria vital, lo que le distingue del
resto de las personas, y se retrotrae a un estado de vacío
por el cual no reconoce nada, ni nadie, pero que también
le hace irreconocible ante sus allegados.

Cuando un familiar ha recibido ya el diagnóstico
de la enfermedad de Alzheimer, lo mejor es que consulte con su
médico las posibilidades que ofrece su caso en particular.
No todos los pacientes se encuentran en el mismo estadio de la
enfermedad y esto cambia completamente la situación.
Aunque el paciente se quede en casa, el médico
realizará un seguimiento de su tratamiento, apoyado por un
equipo de especialistas, terapeutas, enfermeras y trabajadores
sociales.

Miguel (2004) plantea como medidas útiles de
seguridad, que para conseguir que el paciente con Alzheimer se
encuentre seguro en casa no es preciso hacer muchos cambios, de
hecho, introducir elementos nuevos en el entorno familiar puede
contribuir a hacer que el enfermo se sienta aún más
confuso y perdido. Es preferible introducir los cambios que vayan
siendo necesarios, poco a poco, o de habitación en
habitación, pero no todo de una vez. Probablemente, los
elementos más prioritarios sean los siguientes:

Luz: Asegurar una iluminación adecuada en toda la
casa, pero especialmente en los lugares más conflictivos,
como las escaleras o el cuarto de baño.

Muebles: Colocar el mobiliario dejando espacio
diáfano.

Colocar las sustancias nocivas y tóxicas fuera
del alcance del paciente: El enfermo puede haber perdido la
capacidad para leer y distinguir sustancias que pueden ser
dañinas. Lo mismo sucede con determinados utensilios, como
cuchillos, tijeras o maquinillas de afeitar, comunes en todas las
casas.

Comunique a sus vecinos la situación del
familiar. Pudiera ser muy útil, en caso de que el paciente
se pierda.

Aseo: la mayoría de las personas que padecen la
enfermedad de Alzheimer pueden asearse por sí mismos,
durante la primera fase de la patología. Sin embargo, esta
capacidad se va perdiendo a medida que progresa la enfermedad.
Pida siempre permiso, antes de ayudar al paciente en el aseo
personal. Procure no invadir, en la medida de lo posible, su
espacio de privacidad, sobre todo al principio. Siempre que
pueda, sitúe la habitación del enfermo cerca del
baño, así facilita su acceso y puede evitar
accidentes.

Alimentación: el apetito de un enfermo con
enfermedad de Alzheimer puede variar de la pérdida
absoluta, a un hambre voraz. Cocínele sus platos
preferidos. Sírvalos en platos de colores, según el
alimento; esto ayuda al paciente a reconocer los distintos
guisos, si se trata de carne o pescado, o es la fruta. Si el
enfermo come poco, puede ser necesario añadir suplementos
vitamínicos. Consúltelo con el médico. Haga
que el paciente se siente a la mesa en las comidas principales,
favorecerá su sociabilidad.

Comunicación: En la enfermedad de Alzheimer se
pasa por tres fases que, en el lenguaje, se manifiestan con una
primera pérdida de vocabulario, largas pausas entre frase
y frase. En el segundo estadio, se pierde la capacidad de fijar
la atención, lo que se demuestra en la dificultad para
contestar preguntas. Finalmente, el paciente no puede
comunicarse, ni entender lo que le dicen. Sin embargo,
continúe hablándole, con cariño y despacio,
mantenga el contacto visual. Sonríale (ob.cit. p
31).

Orientación:

De acuerdo a Brauer (2004) la orientación es "el
proceso por el que se ayuda a los individuos a lograr la auto
comprensión y autodirección necesarias para
conseguir el máximo ajuste a la escuela, al hogar y a la
comunidad" (p45). En este sentido al hablar de estrategias
educativas que utiliza el personal de enfermería para la
orientación de los familiares en cuanto al cuidado de los
Adultos Mayores con Alzheimer, se está refiriendo a la
ayuda que puede brindar el personal de enfermería para que
los familiares logren ser un apoyo para la auto
comprensión y autodirección necesaria de ellos
mismos y del Adulto Mayor con Alzheimer, y así conseguir
el máximo bienestar posible.

Para lograr dar orientación se hacen necesarios
una serie de pasos sistemáticos para proveer esa ayuda
así se debe iniciar de acuerdo a Miguel (2004) son la
identificación de necesidades educativas, diseño de
actividades didácticas o diseños instruccionales y
la utilización de recursos materiales y
humanos.

Identificación de necesidades
educativas

Davini. M. (1994) plantea que cada día adquiere
mayor importancia la integración docente, asistencial e
investigativa que se desarrolla en los servicios de salud. La
elevación de la calidad de la educación
médica impacta favorablemente la calidad de la asistencia;
y al propio tiempo la realización de investigaciones
educacionales en los propios servicios de salud, integra y
transforma en un nivel cualitativamente superior la docencia y la
atención en salud.

La identificación de necesidades de
orientación tiene que ver con identificar las necesidades
de cada individuo y grupo estudiado. Por necesidad se entiende
Manilla (2004) refiere que "la condición en que algo es
necesario, deseable, útil o buscado, algo que uno desea o
debe tener o el impulso irresistible que hace que las causas
obren infaliblemente en cierto sentido"; (p17) y como
sinónimos se establecen: escasez, carencia, pobreza y
estrechez, entre otros.

Mejía (2002) establece que las necesidades
educacionales hay que determinarlas sobre la base de:

  • Necesidades sociales;

  • Necesidades administrativas;

  • Necesidades individuales

Las necesidades sociales se determinan en el
ámbito de la comunidad, en correspondencia con el contexto
social, político, económico y
epidemiológico. Las necesidades administrativas reflejan
los requerimientos del Sistema de Salud y de la fuerza laboral,
en este caso del personal de enfermería que se requiere
para la orientación, con conocimientos específicos
de la enfermedad de Alzheimer. Las necesidades individuales
indican las aspiraciones y expectativas de los diferentes grupos
de familiares y Adultos Mayores con Alzheimer para incrementar la
calidad de vida, formándose para aportar los cuidados
pertinentes.

La determinación de las necesidades de
aprendizaje permite organizar los procesos educacionales de
orientación, de forma tal que permita compatibilizar los
intereses sociales e institucionales con los individuales
así como apreciar cambios en los niveles de salud, calidad
y pertinencia del desempeño del personal de
enfermería, así como de los usuarios Adultos
Mayores con Alzheimer y familiares.

Salas (1999) señala que no hay una necesidad
educativa pura, como tampoco se encuentra una que responda
solamente a determinantes; por lo que recomienda redimensionar la
concepción de "necesidad de aprendizaje", ampliando su
alcance y denominándola "necesidad de intervención
en Dimensión técnico-profesional, lo referido a las
competencias de la/el enfermera(o), Dimensión
interpersonal tiene que ver con las actividades que se realizan;
dimensión ambiental, relacionada con los lugares donde se
desarrolla la actividad de orientación, preferiblemente
centros de atención primaria comunitaria y
Dimensión social determinar la necesidad de
atención en lo relativo a una vida más humana y
saludable en relación con su entorno natural y
cotidiano.

Las necesidades de aprendizaje son el punto de partida
de una cadena de acciones educacionales que comprenden:
Definición de los objetivos educacionales.
Determinación del contenido, enfoques, métodos y
medios a emplear. Organización y estrategia docente.
Ejecución, monitoreo y evaluación de los resultados
e impacto. Se debe insistir en que las necesidades no existen por
sí mismas, sino que se definen a partir de juicios de
valor que varían según los criterios de los
evaluadores, así como de los responsables y directivos de
los diferentes programas y servicios de salud. Estos criterios
van a variar en dependencia de la experiencia individual, los
objetivos que se persigan, los indicadores que se establezcan, el
contexto y el momento histórico concreto en que se
desarrolla.

Las técnicas y procedimientos

Las técnicas y procedimientos a emplear en el
proceso investigativo de determinación de las necesidades
de aprendizaje son muy variadas y disímiles, en
dependencia de la oportunidad, magnitud, complejidad y el perfil
de la investigación. Resulta necesario aclarar que, no
siempre la técnica de la que menos se habla es la menos
útil, ni de la que más se habla, tampoco siempre
resulta ser la más útil. Por razones de espacio
sólo se hará mención a las más
empleadas mundialmente, sin entrar en detalles: La entrevista, ya
sea dirigida, semidirigida o abierta, El cuestionario, de
preguntas abiertas o a desarrollar y de preguntas cerradas o de
respuesta breve. La observación, ya sea sistemática
o causal. La encuesta clasificada en general de acuerdo con su
contenido. Las reuniones de grupo, ya sea de conjunto o en
subcomisiones. El trabajo de comité designado ad hoc para
abordar las necesidades de capacitación en una
institución.

Teoría de Hildegarden Peplau Cuidados de la
Enfermería Psicodinámica

Las dificultades en la vida diaria para el cuidado de
los Adultos Mayores surgen de la necesidad incesante de
supervisión y asistencia. El agotamiento de los recursos
físicos, emocionales, económicos son importantes.
Los problemas asociados a la prestación continua de
cuidados son: la inevitable planificación de un cuidador
sustituto a la presente continua salir de casa, el deterioro de
las actividades personales y sociales debidas por la asistencia
continua, la tensión de no saber lo que va a pasar con la
persona anciana, la preocupación de cuánto tiempo
va a durar la situación y la necesidad de dedicar gran
parte de los recursos económicos para el cuidado del
Adulto Mayor.

En este sentido, Hildegarden Peplau en su teoría
sobre los cuidados de la enfermería psicodinámica,
afirma que para ello hay que comprender nuestra conducta para
poder ayudar a los demás, y así aplicar los
principios de las relaciones humanas.

En su obra, "Relaciones interpersonales en
enfermería", ofrece una definición de
enfermería en la que destaca la importancia del enfermero
durante el "proceso interpersonal", al que define como
terapéutico, y en la que resalta la influencia de su
personalidad en el aprendizaje. Mientras este reciba cuidados, la
meta de la enfermería, por tanto, deberá de apuntar
hacia el desarrollo de la maduración personal de
ambos. 

Para Peplau, "La enfermería es un instrumento
educativo, una fuerza de maduración que apunta a promover
en la personalidad el movimiento de avance hacia una vida
creativa, constructiva, productiva, personal y
comunitaria". 

Esta autora ha descrito cuatro fases para conceptualizar
el proceso de interrelación personal: Orientación,
identificación, aprovechamiento y resolución. Su
obra produjo gran impacto, probablemente fue la primera que
desarrolló un modelo teórico utilizando
conocimientos extraídos de las ciencias del
comportamiento.  Permitió que las enfermeras
ampliaran su campo de intervención, definiendo el modelo,
en el que el significado psicológico de los
acontecimientos, los sentimientos, y los comportamientos pudieran
ser explotados e incorporados a las intervenciones de la
enfermería. 

Los cuidados en Enfermería psicodinámica
exigen ser capaz de comprender la propia conducta para poder
ayudar a otros a identificar las dificultades percibidas y
aplicar principios de relaciones humanas a los problemas que
surgen a todos los niveles de experiencia. La enfermería
es un importante proceso interpersonal y terapéutico.
Funciona en términos de cooperación con otros
procesos humanos que hacen de a salud una posibilidad para los
individuos en las comunidades.  

La teoría de Peplau, sugiere la importancia del
conocimiento de si mismo, para poder proporcionar cuidados a los
demás, en este sentido Peplau, en su modelo de relaciones
interpersonales en enfermería, hace énfasis en la
importancia del enfermero durante el proceso interpersonal, al
que define como terapéutico y en la que resalta la
influencia de su personalidad en el aprendizaje mientras este
reciba cuidados, con relación a esta afirmación de
Peplau se puede agregar que no solo el enfermero forma parte de
este proceso de relación interpersonal, en el caso del
Adulto Mayor también se considera importante las
relaciones interpersonales con sus familiares, o cuidadores,
quienes están proporcionando la atención que los
Adultos Mayores necesitan.

La meta del cuidador bien sea la enfermera, familia o
persona asignada para proporcionar cuidados al Adulto Mayor,
deberá apuntar hacia el desarrollo de la maduración
personal de ambos, en este caso el Adulto Mayor con Alzheimer se
encuentra en una situación que requiere de todo el amor,
la paciencia, la comprensión, el cuidado, apoyo, puesto
que es más permeable a recibir influencias del exterior
para continuar, en este sentido, de él se puede esperar
como plantea la teorizante una relación interpersonal que
le permita conseguir el apoyo y la ayuda que requiere, con la
confianza de que la personal que lo cuida es el que el
espera.

Otro aspecto importante que se debe destacar en
relación al cuidado del Adulto Mayor con Alzheimer, es lo
referente al autocuidado, puesto que por su condición, no
posee las mismas destrezas, ni habilidades para
ejecutarlo.

Entendiéndose autocuidado como una actividad
aprendida por los individuos, orientada hacia un objetivo.
Según Dorotea Orem, (1999) "Es una conducta que existe en
situaciones concretas de la vida, dirigida por las personas sobre
sí mismas, hacia los demás o hacia el entorno, para
regular los factores que afectan a su propio desarrollo y
funcionamiento en beneficio de su vida, salud o
bienestar". 

En este sentido, Orem desarrolla la teoría del
déficit de auto cuidado, en la que describe y explica las
causas que pueden provocar dicho déficit. Los individuos
sometidos a limitaciones a causa de su salud o relaciones con
ella, no pueden asumir el auto cuidado o el cuidado dependiente,
en el caso del Adulto Mayor con Alzheimer puede decirse que
orientándolo y brindándole el ambiente necesario si
puede asumir el auto cuidado en algunos aspectos de su vida,
situación esta que le permitirá fomentar su estima
y valoración al sentir que puede suplir sus necesidades en
cierto grado.

Bases Legales

Constitución Nacional de la República
Bolivariana de Venezuela (1999):

Articulo 80: El Estado garantizará a los
adultos y ancianas el pleno ejercicio de sus derechos y
garantías. El Estado, con la participación
solidaria de las familias y la sociedad, está obligado a
respetar su dignidad humana, su autonomía, les
garantizará atención integral y los beneficios de
la Seguridad Social que eleve y asegura su calidad de
vida.

El artículo 80 de la Constitución
hace referencia al respeto a la dignidad humana de los Adultos
Mayores, donde se puede acotar que en la medida que el
profesional de enfermería oriente y eduque a los
familiares de los Adultos Mayores con Alzheimer en lo referido a
los cuidados y lo inherente a la enfermedad que padecen se le
está dando cumplimiento a esta Ley, ya que a través
de estos cuidados y este conocimiento de los familiares se puede
garantizar una adecuada atención a los Adultos Mayores
elevando su calidad de vida.

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