Educación Holista y El Desarrollo de la
Inteligencia Espiritual – Monografias.com
Educación Holista y El
Desarrollo de la Inteligencia Espiritual
Este ensayo está dedicado a comentar la obra
extraordinaria de Ramón Gallegos, quien es el autor que
más ha publicado sobre inteligencia espiritual y
educación holista, su obra suma 25 libros que son la base
del movimiento educativo más importante de este
siglo.
Ramón Gallegos nos enseña que la
única manera que en realidad tenemos de construir una
educación integral es haciéndolo desde el nivel de
la espiritualidad. El ojo espiritual es el único
capacitado para hacer la integración. Es el único
que lo puede hacer por su nivel de profundidad. Por eso el
corazón de la educación del siglo XXI es la
espiritualidad, desde esta debemos potenciar el desarrollo de
todos los campos de la experiencia humana. Espiritualidad y
educación es la relación estratégica para
nuestro desarrollo, el cual abordo en este libro.
El propósito final de la educación holista
es la evolución de la conciencia. La educación
holista puede ser vista como el conducto a través del cual
la conciencia humana ha de evolucionar desde estadios
prepersonales y de poca integración hasta estadios
transpersonales y de alta integración. La educación
o el aprendizaje genuinos son vistos, entonces, como un proceso
en espiral de desarrollo de la conciencia global. La
educación holista supera la idea tradicional de solo
entrenar la racionalidad instrumenta] y va a la nueva
concepción de educación como desarrollo de la
conciencia. Con la emergencia de la conciencia holista nace una
nueva visión del mundo, tina visión integral que
percibe la totalidad del kosmos de manera inlerdepcndiente,
holarquica, multidimensional y espiritual. La realidad de lo
espiritual solo puede ser discernida desde los niveles más
evolucionados de la conciencia. La espiritualidad pertenece a la
esencia profunda de la realidad, por ello solo puede honrarse
desde los altos niveles de la conciencia
transpersonal.
La conciencia humana ha evolucionado, primero con una
conciencia muy rudimentaria que solo le permitía conocer
la materia. Después, hace cientos de miles de años,
con una conciencia más desarrollada, le fue posible
conocer la naturaleza. Posteriormente, con la adquisición
de un lenguaje complejo se hizo necesario empezar a conocer lo
específico en nosotros mismos, es decir, el mundo de la
cultura. Hoy es necesaria una conciencia que pueda ser capaz de
conocer también el cuarto ámbito del kosmos: la
espiritualidad, o base fundamental de todo lo que
existe.
La espiritualidad nos conduce a una ética
kosmo-céntrica donde ya no solo nos interesa el bienestar
de nuestra comunidad local sino el bienestar del conjunto de la
humanidad, porque hemos reconocido nuestra interdependencia
esencial con todos los seres que conforman la gran familia
humana, así como también con todos los seres vivos
del planeta. Esta nueva visión del mundo no puede nacer en
el materialismo de la sociedad industrial moderna ni en el
relativismo del pensamiento postmoderno, de allí la
importancia de un aprendizaje centrado en el Ser, de una nueva
visión del mundo basada en la espiritualidad
transpersonal.
Centralidad de la razón no pudo garantizar el
respeto a la dignidad humana, por eso, en este periodo, las
naciones más desarrolladas colonizaron y casi exterminaron
a las naciones más débiles, y continuó el
esclavismo hasta fines del siglo XIX. Todavía a principios
del siglo XX las mujeres no tenían derecho al voto. La
espiritualidad fue descalificada como regresión
infantil.
El periodo postmoderno dio la mejor respuesta al
problema social al generar una conciencia nueva sobre la
injusticia social, la opresión autoritaria de las
minorías y la relatividad del conocimiento, que
permitió avanzar sobre un orden social más justo y
equitativo logrando un nuevo entendimiento de las relaciones
sociales. Pero tiene deficiencias en su respuesta al problema
material y espiritual. En realidad no aporta casi nada al
desarrollo material de la humanidad. Sus excesos llevan a una
visión confusa del mundo. Su relativismo pone a todo y a
todos en el mismo plano, descartando cualquier graduación
del mundo. Impide también el desarrollo de la
espiritualidad al invalidar valores universales y la existencia
de un plano superior al lenguaje y la
constricción cultural. Para la postmodernidad, la
espiritualidad es pura construcción cultural.
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