- La
cumbre de Copenhague crea una sensación de
frustración y fracaso - Más ciencia, más evidencias,
más predicciones - El
año 2010, clave para el avance
definitivo - La
cumbre de Copenhague incluye la creación de un
"gobierno" mundial - Redistribución de la
riqueza - Bibliografía
La cumbre de
Copenhague crea una sensación de frustración y
fracaso
La lucha contra el calentamiento global ha sufrido una
derrota al no obtener que el acuerdo sea legalmente
vinculante
Todas las esperanzas de científicos, organizaciones
sociales, y políticos estaban puestas en el interminable
final de la XV Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio
Climático (COP-15). Pero el acuerdo de Copenhague, tal y
como se esperaba, no ha sido posible. A pesar de ser un progreso
por la casi unánime aceptación del acuerdo entre
países, el documento no satisface ni a la Unión
Europea, más ambiciosa con sus objetivos globales de
reducción de emisiones de CO2. Los científicos
deberán ser más firmes en expresar que el cambio
climático es, sin duda, una realidad
El acuerdo de Copenhague no es un texto
jurídicamente vinculante, ni un documento político.
Se queda en una declaración de intenciones. La lucha
contra el calentamiento global ha sufrido una derrota al no
obtener uno de los principales objetivos, que fuera legalmente
vinculante, como se acordó en la hoja de ruta de Bali
(Indonesia) en 2007. Respecto al Protocolo de Kyoto, que
sí fue vinculante para 37 países, el nuevo acuerdo
supone un avance porque por primera vez incluye a EE UU
–uno de los países más contaminantes del
mundo-, y a los países emergentes, como China, India, y
Brasil. Sin embargo, debido a la creación del tercer y
último texto entre un pequeño grupo de 25
países, Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, y
Sudán han votado en contra del acuerdo. La
ratificación se alargó hasta la mañana del
sábado 19 de diciembre. El acuerdo de Copenhague reconoce
el trabajo científico, y señala que es necesario un
calentamiento global inferior a 2ºC para evitar los peores
efectos del cambio climático. La mayoría de los
líderes políticos dieron en sus discursos la
razón a la ciencia, pero las reacciones de los
científicos ante el acuerdo muestran más bien
desesperación. "Desde el punto de vista científico,
el acuerdo es un fracaso, y tres cuartos de lo mismo pasa desde
un punto de vista político
"el acuerdo no ha aportado ninguna
realidad", y los líderes políticos "no han tomado
ninguna decisión importante". Hernández critica que
los países más contaminantes (EE UU y China) no se
hayan puesto de acuerdo en la reducción de emisiones de
gases de efecto invernadero.
Uno de los aspectos positivos del acuerdo
es la introducción de REDD (Programa de Reducción
de Emisiones causadas por la Deforestación y la
Degradación de los bosques). El acuerdo reconoce el papel
"crucial" de la reducción de emisiones a partir de la
deforestación y la degradación de los bosques.
Será una de las acciones para la mitigación del
cambio climático. A pesar de los desacuerdos entre
países, el fondo económico para ayudar a
países vulnerables no ha sido tema de discordia. A partir
del Fondo para un Clima Verde de Copenhague, los países
apoyarán acciones inmediatas para la lucha contra el
calentamiento global. El compromiso de este fondo por parte de
los países industrializados es de unos 30.000 millones de
dólares americanos para los años 2010, 2011 y 2012.
A largo plazo, estos países movilizarán cerca de
100.000 millones de dólares para 2020 para prestar ayuda a
los países en vías de
desarrollo.
Más ciencia, más evidencias,
más predicciones
Antes de perder por completo la esperanza,
"el camino científico debe crear más ilusión
para tomar mayores notas de que el cambio climático es una
realidad", manifiesta Hernández. Pero el siguiente
objetivo es que "China y EE UU negocien entre ellos y que el
acuerdo sea vinculante", afirma el investigador
español.
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