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Fermín Valdés Domínguez: El Amigo del Alma de José Martí (página 3)




Enviado por Ramón Guerra Díaz



Partes: 1, 2, 3

En octubre de 1891 el gobierno municipal de Baracoa lo
nombra subdelegado de medicina y Cirugía, cargo que
ratifica el prestigio ganado entre los pobladores del lugar.
También fue nombrado médico de la
Compañía Norteamericana de Seguro "La Equitativa"
en la comarca (23 de junio de 1892)

Como político Fermín se incorpora al
trabajo del Partido Liberal Autonomista, en la Ciudad Primada,
que en junio de 1889 lo elige director del Círculo
Autonomista de Baracoa, cargo desde el cual organiza a los
patriotas de la zona, tanteando sus verdaderas aspiraciones en
cuanto a la independencia plena de Cuba.

Desde esta labor como político autonomista,
Fermín cumple un valioso servicio a la causa de la
libertad de Cuba al contactar a los que llegado el momento
estaban dispuestos a luchar por la independencia

"Para mis amigos autonomistas era solamente el
delegado en Baracoa; pero yo no olvidaba que ante todo –era
el delegado en Baracoa del Partido Revolucionario
Cubano"[38]

El 31 de diciembre de 1892 había recibido una
breve visita de Gerardo Castellano, quien llegó a Baracoa
en el vapor Herrera, para entregarle cartas e instrucciones de
José Martí nombrándolo delegado del Partido
Revolucionario Cubano en la villa.

Martí no desconocía la actividad
revolucionaria que promovía Fermín en la zona, ni
sus contactos con los revolucionarios de la misma, entre ellos el
Félix Ruenes, líder independentista de
Baracoa.

En artículo aparecido en el periódico
"El Triunfo" de Santiago de Cuba Fermín explica
cual era la situación política de la
región:

"Aquí andan retraídos los
conservadores: todos son derechistas. Y los que de buen grado,
secundarían los patrióticos empeños de los
reformistas, no se atreven a manifestar públicamente sus
deseos (…) –y no está lejos el día- en que
pierdan el miedo y cumplan lo que sus principios y deseos les
obligan a defender"[39]

El análisis, aunque dirigido a las posiciones
autonomistas de los baracoanos, viniendo de él se hace
extensivo a las ideas independentistas que él
representa.

En octubre de 1893 Fermín es elegido delegado por
Baracoa a la Junta Provincial Autonomista que sesionó en
Santiago de Cuba, lo acompañaban también como
delegados José Minés y Luis A.
Columbié.

En la capital oriental contacta con Guillermón
Moncada, un legendario caudillo de la Guerra Grande, ya muy
enfermo pero de gran prestigio entre los revolucionarios
orientales, quienes lo consideraban su líder:

"Encontré en él al jefe resuelto a ir
a ocupar su puesto y a morir en el campo por lo que cree su
deber.

"Allí estaba sin ambiciones y sin
impaciencia, esperando el momento de la
lucha"
[40]

También contactó con Eduardo Yero, el
delegado del PRC en Santiago de Cuba y con otros muchos patriotas
santiagueros, entre los que encontró la disposición
de incorporarse a la guerra en cuanto se diera la orden de
alzamiento.

Terminada la Junta Autonomista, quiso Fermín
realizar una visita al Santuario de la Virgen de la Caridad del
Cobre, recorrido que emprende acompañado por sus
compatriotas de Baracoa el 9 de octubre de 1893. De aquella
visita queda un testimonio emocionado que permite conocer el
estado de ánimo entre la población humilde de la
zona oriental del país, en vísperas del reinicio de
la guerra por la independencia de Cuba.

En su relato cuenta su encuentro por el camino del Cobre
con un grupo de mujeres vestidas de negro y de diferentes edades.
Al indagar el motivo de la peregrinación, una de las
mujeres, la más anciana respondió:

"Este año no vamos solas. Tú y tus
amigos, nos acompañarán. Es preciso que los hombres
vengan con nosotras para que la Virgen vea que hay patriotismo en
los cubanos: para que oiga más que gustosa nuestros
ruegos.

"Llegamos a la Ermita, de rodillas elevaron
sollozando, nuestras compatriotas y hermanas (…) la más
triste y patriótica plegaria. La esposa recordaba los
heroísmos del esposo, la madre al hijo de sus
entrañas, y todas a los que cayeron como hombres en el
combate sangriento.

"-No nos deje morir esclavas, madre mía de la
Caridad; da fuerzas a los cubanos para que arranquen al
español esta tierra que es nuestra, y puedan gozar, los
que supieron morir, la dicha perdurable de descansar en tierra
libre
"[41]

Así resumía Fermín la
decisión de una buena parte de los cubanos ante la
alternativa de reiniciar la lucha, la resolución que
contactó en las comarcas orientales y que pudo trasmitir a
Martí al reencontrarse con este.

Ya de regreso a Baracoa Fermín y sus
compañeros de viaje hacen una breve escala en
Guantánamo donde son recibidos por los miembros de la
Junta del Partido Autonomista en la villa y de forma más
discreta Fermín contacta con algunos de los conspiradores
revolucionarios, de los muchos que esperan por la hora de
reiniciar la lucha por la independencia.

Poco era el tiempo que le queda en Baracoa, las
amarguras de la separación de su esposa hicieron muy
incómoda su presencia en la Ciudad Primada, por lo que
apuró el arreglo de asuntos pendientes para alejarse de
esta villa que le había proporcionado momentos muy gratos
en lo personal. A mediados del mes de diciembre de 1893 abandona
Baracoa. Dejaba al frente del Partido Revolucionario Cubano a
Félix Ruenes, el patriota de mayor ascendencia entre los
independentistas de la zona

"En la más hermosa tarde de los
últimos días del mes de diciembre del año
mil ochocientos noventa y tres, dejé La Habana en el vapor
Panamá"
[42].

Marchaba a Caracas, Venezuela llevando algunos
ejemplares de objetos indios encontrados en la región de
Baracoa, "(…) antes y después de mis excursiones por
sus montes con el naturalista Dr. Carlos de la Torre y el
antropólogo Dr. Luis
Montané"
[43], país donde
contactaría con estudiosos venezolanos para comprobar la
autenticidad de aquellas piezas de arqueología
aborigen.

Llevaba cartas de presentación de los antes
mencionados para el embajador francés en Caracas,
Marqués de Vilmer y otra de su amiga la poetisa
puertorriqueña Lola Tio para Arístides Rojas, una
autoridad en arqueología aborigen en el Caribe. Le muestra
las piezas que trae y este le confirma el origen arahuaco de las
mismas. Su relación con el profesor Rojas le permite
conocer la estimación de los caraqueños y en
particular él, por José Martí, a quien
recordaban muy bien desde aquella breve estancia entre ellos en
el año 1881.

"El fue quien me hizo conocer cómo en su
patria se estimaba a Martí, como maestro, en derecho,
ciencias, historia y literatura, como genio de nuestra
política y como el primero de nuestros
oradores
"[44]

La prensa venezolana se hace eco de su presencia en
tierras bolivariana, resaltando su condición de
reinvindicador de los estudiantes fusilado en 1871 por el
colonialismo español en La Habana, su labor
periodística y su amistad con Martí.

Cumplida su misión en Venezuela Fermín
parte del puerto de La Guiara en el vapor "Caracas"
rumbo a Nueva York, ciudad a la que llega en la noche del 27 de
enero, sin avisar.

Al medio día del 28 de enero sale en busca de la
oficina de Martí, muy cercanas al puerto. En el trayecto
se encuentra con Benjamín Guerra, Tesorero del Partido
Revolucionario Cubano, quien lleva el mismo rumbo y le pide a
Fermín que se esconda para darle la sorpresa a
Martí. Al entrar a la habitación Guerra le dice al
Apóstol:

"-Martí le traigo a un hermano que ha venido
a la fiesta.

"-Ese es Fermín –contestó
Martí.

"Durante algunos minutos estuvimos abrazados y sin
hablar: lo hicieron por nosotros nuestras
lágrimas.

"Te esperaba –me dijo besándome
cariñosamente- sabía que en Caracas te trataban
bien; pero estaba seguro de que no te habrías de detener
allí más que el tiempo
necesario
"[45]

En manuscritos conservados en el Archivo Nacional de
Cuba Fermín relata sus impresiones sobre este Martí
maduro que encuentra en Nueva York, algo más grueso de
mirada triste, más severo, siempre activo y amoroso.
Relata su constante actividad en su despacho, el "divino reguero"
de aquel sitio lleno de objetos que le recuerdan a la patria y
los amigos y la constante presencia de sus libros. Reseña
su despreocupación por su salud y como a pesar de padecer
de anemia, solo se interesaba por su trabajo en servicio de
Cuba.

José Martí lo lleva consigo a la casa de
huésped de Carmen Miyares, allí continuarán
las conversaciones íntimas y ese deseo grande de
fortalecerse mutuamente después de muchos años de
separación y sufrimiento. Los días en que
permaneció en Nueva York, Fermín compartió
la habitación con el amigo, que no permitió que se
mudara para otro cuarto.

Días después organiza Martí entre
los emigrados cubanos de Nueva York una velada para homenajear a
Fermín en el salón Jaeger"s donde resalta no solo
al amigo sino al patriota cubano que ha tenido el valor de
desafiar a España reivindicando a sus compañeros
fusilados el 27 de noviembre de 1871. Ese día las palabras
del Apóstol sirven para exaltar los valores
patrióticos de Fermín, al tiempo que se enorgullece
de su amistad cierta:

"Juntos gustamos por primera vez la lealtad de los
amigos que es la almohada(…) Juntos descubrimos en nuestra
naturaleza el fuego escondido de la cólera patria, que
enseña y ordena, desde el sigilo del corazón y nos
juramos a la única esposa a quien se le perdona las
ingratitudes y el deshonor(…) Y juntos probablemente, moriremos
en el combate necesario para la conquista de la libertad, o en la
pelea con los justos y desdichados del mundo se ha de mantener
contra los soberbios para
asegurarla
"[46]

En ese discurso Martí también exalta los
trabajos médicos y de investigación y las
publicaciones hechas por el amigo. Fermín es desde
entonces un colaborador del periódico "Patria"
pero ya se le notaba la diversidad de pensamiento en cuanto a la
política a seguir en la nueva Cuba, en la Cuba
después de su liberación porque Fermín era
partidario de las ideas socialistas, ya presente entre las clases
trabajadoras de Cuba y la emigración

Estando en Nueva York Fermín escribe dos
artículos para el periódico Patria que aparecieron
en las ediciones del 3 y el 16 de febrero: "Mi Cuba" y "Lo que
infama y lo que enaltece". A pesar de su activa presencia junto
al Apóstol, Fermín no se siente a gusto en esta
ciudad, el frío y las características de la
emigración cubana en ella lo hace añorar estar
más cerca de los emigrados de Cayo Hueso, gente de
extracción humilde, a los cuales ya conoce desde los
días de recaudación de fondo para el Monumento de
los estudiantes de Medicina. Conoce de su combatividad y
patriotismo y junto a ellos quiere estar.

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Martí hace lo imposible por retenerlo a su lado
en esos días de intenso bregar político, pero
finalmente accede al pedido del amigo y se separa de él.
Al despedirse Fermín le obsequia algunos objetos de los
aborígenes cubanos que ha traído desde Baracoa y en
su despacho, sobre el escritorio junto a la foto de Don Mariano y
el grillete quedan aquellas reliquias cubanas. A cambio
Martí le da su cartera, un pequeño peine y otros
objetos que acompañan al amigo.

"(…) Allá le va el corazón, y
allí quiere estar él. Lo que tenga que esperar
será allí o donde el cayo vaya (…) a
Fermín le es precisa la vida criolla (…) va pues, por lo
mismo que le quiero tanto, y ya tuvo a mi lado sus vacaciones
–no lo quiero retener"
[47]

El día 3 de abril de 1994 Fermín
Valdés Domínguez marcha a Cayo Hueso, le
acompaña Manuel, el hijo mayor de Carmen Miyares. Lleva el
encargo de contribuir a levantar los ánimos entre los
emigrados cubanos del Cayo.

"Al despedirme de la afectuosa y buena señora
de Mantilla y de sus hijas, le dije cariñosamente a
María:

"-¡Hasta que vuelva de la
guerra!

"Y Martí terminó mi
frase:

"-¡Si
volvemos!"[48]

Al llegar a este lugar, lo recibe el Cuerpo de Consejo
del Partido Revolucionario Cubano y muchos emigrados que expresan
su cariño y admiración, los cubanos le conocen por
el gallardo gesto de reivindicar a los estudiantes de medicina y
le tienden la mano solidaria para que se sienta bien entre
ellos.

Reside en la calle Duval en la que instala una modesta
consulta de médico, al tiempo que se une a los grupos
revolucionarios en los preparativos para la lucha por la libertad
de Cuba y mantiene una colaboración muy amplia con la
prensa revolucionaria de los cubanos, colabora con el
periódico Patria y se le ve con mucha frecuencia
en mítines y veladas para recaudar fondos y hacer
propaganda a favor de la Revolución que se
avecina.

El 5 de abril de 1894 publicó "Patria": "Camino
de Key West, Fermín Valdés Domínguez
salió antier (…) va el noble médico donde lo
llaman (…) pero "Patria" no dirá adiós a
Valdés Domínguez."[49]

Desde su llegada a Cayo Hueso Fermín se integra
al movimiento revolucionario, colabora con a prensa cubana de la
emigración, principalmente con El Yara y sostiene
una fluida correspondencia con otras personalidades
independentistas, Máximo Gómez, Enrique Loynaz del
Castillo, Sotero Figueroa, Juan Fraga, Gonzalo de Quesada y por
supuesto José Martí que está muy al tanto
del amigo y compañero de causa.

En Cayo Hueso conoce a la jovencita Asunción
Castillo y Camus[50]hija de emigrantes cubanos con
la que inicia una hermosa relación amorosa que solo
terminará con la muerte.

En el Cayo entra en contacto con las ideas
anarco-sindicalistas y se delinea mejor sus simpatías por
el movimiento obrero, sus reivindicaciones y propósitos
clasistas, aunque no hay evidencias de su militancia en partidos
o asociaciones obreras.

Existe una carta que José Martí le dirige
a Fermín en la que le celebra en principio su
simpatía a "(…) los cubanos que por ahí
buscan sinceramente, con este nombre o aquel, un poco más
de orden cordial, y de equilibrio indispensable, en la
administración de las cosas de este mundo"

(…)[51], para luego hacer un interesante juicio
en la que deja en claro su posición en cuanto a las ideas
socialistas de su época:

"(…) Dos peligros tiene la idea socialista, como
tantas otras: -el de las lecturas extranjerizas, confusas e
incompletas, -y el de la soberbia y rabia disimulada de los
ambiciosos (…) Pero en nuestro pueblo no es tanto el riesgo,
como en sociedades más iracundas, y de menos claridad
natural: explicar será nuestro trabajo, y liso y hondo,
como tú lo sabrás hacer: el caso es no comprometer
la excelsa justicia por los modos equivocados o excesivos de
pedirla. Y siempre con la justicia, tú y yo, porque los
errores de su forma no autorizan a las almas de buena cuna a
desertar de su defensa"[52]

Desde su regreso a La Habana, después de
graduarse en España, Fermín mostró una
simpatía por los trabajadores manuales cuya
situación fue conociendo mucho mejor desde su
condición de médico municipal en Santiago de Las
Vegas y posterior, supo de las condiciones de trabajo y en
artículos que publicó en esa época
denunció como estas influían para la
aparición de enfermedades, y mal formaciones que afectaban
a esta humilde gente. Sus simpatías lo llevaron a codearse
con los trabajadores tabacaleros, conocer sus ideas y
aspiraciones, que no dejó de reflejar en sus
artículos publicados en la capital de la
colonia.

Ahora en Cayo Hueso, tiene una vida social muy activa y
mientras hace propaganda a favor de la independencia, habla en
mítines obreros y contribuye a la recaudación de
fondos para el Partido Revolucionario Cubano, va conociendo las
ideas anarco-sindicalista que circulan entre los obreros en los
Estados Unidos.

Ya están juntos ambos amigos poniendo el hombro
para avanzar en el logro de los objetivos por los que tantos
sacrificios han afrontado durante largos años, juntos o
separados, manteniendo una amistas que los enorgullece y que no
se ocultan para proclamarla:

"(…) hay un hombre a quien quiero yo, porque es
bueno, porque es valiente, porque es generoso, como si fuera de
mis entrañas"[53],
así
dirá José Martí a Paulina Pedroso de
Fermín.

"Y aún me parece –en mi dolor- que no
honro bastante la memoria del hombre que más ha vivido y
vive en mi alma"
[54]. Reflexiona
Fermín sobre su amigo.

A fines de 1894 Fermín se traslada a Tampa y se
radica en la comunidad cubana de West Tampa se relaciona con
muchos cubanos, ejerce la medicina y mantiene una activa
militancia revolucionaria en la recaudación de fondos, la
propaganda independentista y una constante comunicación
con José Martí, Gonzalo de Quesada y
Benjamín Guerra.

En esta ciudad conoce a la jovencita Asunción
Castillo, con la que se compromete a casarse después de la
guerra. Es una joven cubana hija de una familia de emigrados
revolucionarios incorporados, como la mayoría a la causa
por la independencia. Entre ellos se establece una hermosa
relación testimoniada por la amplia e intensa
correspondencia de Fermín Valdés Domínguez
hacia ella, primero desde la misma Tampa y luego desde la Cuba
insurrecta. Su apasionamiento casi infantil reflejan la
inseguridad de una hombre solitario y decepcionado en temas de
amores que busca confianza en una muchacha que se convierte en
depositaria de los testimonios y reflexiones más agudas,
polémicas y sinceras sobre el movimiento revolucionario
independentista y el decurso de la guerra.

Al producirse el fracaso de la Fernandina en enero de
1895 se encuentra entre los primeros que se alistan para salir
rumbo a Cuba razón por la cual contacta con Serafín
Sánchez y Carlos Roloff, según sus propias palabras
Gonzalo de Quesada le recomienda que no vaya en esta primera
partida, petición que él rechaza por considerar que
era en Cuba su lugar tras el comienzo de la contienda
libertaria.

La Guerra
Necesaria

El inicio de la guerra de independencia el 24 de febrero
de 1895 es el momento culminante de todos los esfuerzos de los
cubanos independentistas liderados por José Martí y
el Partido Revolucionario Cubano. Desde la clarinada de ese
día para los emigrados cubanos no había mayor
preocupación que la recaudación de fondos y la
incorporación a la contienda que se desarrollaba en
Cuba.

José Martí desembarca junto con el general
Máximo Gómez el 11 de abril de 1895 por Playitas de
Cajobabo, pocos días antes, el 1 de abril ha llegado el
General Antonio Maceo. Los difíciles primeros momentos en
la manigua cubana lo compensan la dicha de estar en Cuba, el
contacto con la naturaleza y su gente. En estos momentos
importantes para su vida viene el recuerdo de su amigo
Fermín:

"(…) ¿Y Fermín? ¡Ah, si
Fermín pudiese caer en su Baracoa! Pero no, el gordazo, a
andar como
: se nos acaba
(…)"
[55]

Será la última referencia escrita al amigo
que se esfuerza en los Estados Unidos por unirse lo más
pronto posible al Ejército Libertador en Cuba. Luego de
muchas dificultades para alistarse en una expedición, dada
la persecución y vigilancia de las autoridades
norteamericanas, Fermín se alista en una expedición
que sale el 6 de junio de 1895 de Cayo Hueso con un grupo de
patriotas comandados por Carlos Roloff y Serafín
Sánchez. El grupo permaneció en un cayo desierto
(Pine Key) cercano a la Florida por más de un mes,
esperando un vapor que los trajera en Cuba, algunos desistieron
del propósito por las difíciles condiciones en que
tuvieron que sobrevivir, escondidos en los manglares de aquel
islote inhóspito.

Es allí donde decide Fermín escribir sus
notas sobre sus peripecias y reflexiones que conformarían
luego su "Diario de Soldado"[56]. En principio su
objetivo fue irle contando a su novia todas las incidencias
relevantes de la vida en campaña, pero poco a poco el
contenido de sus manuscritos va alcanzando mayor relevancia, al
relatar no solo aquellos aspectos de su vida personal, sino
acontecimientos de interés histórico, tomas de
decisiones importantes, conductas de personalidades de la guerra
y la revolución y sobre todo, el criterio objetivo a
veces, apasionado muchas, pero que permite tener un testimonio
valiente de primera mano de las interioridades de la vida en las
filas mambisas.

En medio de estos preparativos conoce la muerte de
Martí, fue para él un duro golpe que en lo personal
acrecentaba la voluntad de cumplir con su deber de
cubano:

"(…)Me impuse ese sacrificio más y
esperé y aquí estoy dispuesto a todos los
sacrificios: pero con el corazón despedazado. Sin
Martí(…)
[57]

Finalmente el grupo fue recogido por el vapor "James
Woodal" el 8 de julio, iniciando una larga y peligrosa
travesía hasta un lugar en la costa sur de la actual
provincia de Sancti Espíritu, en el que desembarcan el 24
de julio de 1895:

"Punta del Caney" es el nombre del lugar en donde
desembarcamos (…), la marcha del veinticinco fue para mí
y para todos una de las más alegres de nuestra vida. Era
una mañana en Cuba, una mañana en la patria
después de tantos tristes días de angustias, de
sufrimiento en la
emigración
"[58]

Desde su llegada Fermín solicita ser destinado al
servicio de campaña, en el que pudiera enfrentar al
enemigo cara a cara, pero la gran necesidad de organizar el
servicio sanitario en la zona de Las Villas lo llevará al
cargo de Jefe de Sanidad del 4to Cuerpo de Ejército
Libertador con los grados de coronel, bajo el mando del general
Carlos Roloff, no obstante participó en numerosos combates
y escaramuzas.

La llegada de la expedición comandada por
Serafín Sánchez y Roloff dio un impulso a la
Revolución en la provincia de Las Villas, que había
permanecido al margen de la contienda, pero ahora comenzaba a
sentirse en todo el territorio con la destrucción de
medios de comunicación, asalto a fortines y pueblos, a
más de la organización civil de la retaguardia
mambisa.

Fermín desanda los caminos intrincado de la
manigua del Escambray y las Ciénagas de Zapata
supervisando los hospitales de sangre y rancherías donde
se recuperaban los heridos del Ejército Libertador. Su
presencia en la Ciénaga fue de mucho valor, por el trabajo
sanitario que desarrollo con los heridos y enfermos que se
encontraban en la intrincada cueva de Matagas, lugar insalubre
donde era frecuente el paludismo y la presencia de las patrullas
de contraguerrilleros. Él mismo enferma de fiebres
palúdicas, estuvo a punto de caer prisionero de los
españoles y fue levemente herido en una pierna.

La necesidad de dar coherencia a la Revolución
independentista que se había iniciado en Cuba, inspirada
por José Martí, impulsa un proceso para elegir los
representantes de mambisado a la Asamblea Constituyente en la que
se elaborará una Constitución y se eligieran las
autoridades de la República en Armas, dichas elecciones se
realizaron por los Cuerpos de Ejército en que estaba
dividido el territorio insurrecto.

El 13 de septiembre de 1895 se reunieron en el potrero
de Jimaguayú, lugar donde había caído en
combate el Mayor General Ignacio Agramonte en 1873, los
representantes electos, entre los que se encontraba Fermín
Valdés Domínguez, elegido por Camaguey.

La Asamblea se inicia con la presentación por el
joven abogado Rafael María Portuondo Tamayo del 3er Cuerpo
de Ejercito, de un Proyecto de Constitución, cuyo punto
más polémico fue su artículo 13 en el que se
proponía que el Presidente y el Vice-Presidente de la
Junta de Gobierno fueran el General en Jefe del Ejército
Libertador y su Lugarteniente General,
respectivamente.

Terminada la propuesta, Fermín pidió la
palabra para exponer su desacuerdo por el peligro que
representaba para la futura república. Alegó que
apoyaba en sentido general el proyecto presentado por lo
orientales, pero que se oponía rotundamente al
nombramiento de Presidente y vice-presidente a los cargos de
General en Jefe y Lugarteniente General.

La polémica en torno al tema fue la sustancia
básica de la Asamblea y Fermín junto a Enrique
Loynaz del Castillo se erigen en líderes y defensores del
Gobierno Civil como garantía contra el caudillismo. Al
siguiente día el propio Fermín, preocupado porque
la intensa discusión creara la división en las
filas independentistas y conocedor del criterio Martí al
respecto, pidió a la minoría que presentara una
propuesta que condujera al logro de un consenso sobre el
tema.

Finalmente se llegó a un acuerdo basado en el
principio martiano de: "El ejército libre y el
país como país, y con toda su dignidad
representado"
[59] y el 16 de septiembre se
aprueba la Carta Magna

De aquellos días en la Asamblea Constituyente de
Jimaguayú, escribirá nuestro
biografiado:

"Si yo pudiera en pocas frases, pintar el
patriotismo y la fe conque se reunieron, y el tesón conque
discutieron los hombres de la Asamblea Constituyente, yo me
impondría esa tarea(…)Queda en mi corazón, como
en una urna santa, la alegría y la honra de haber puesto
mi nombre humilde, al pie de la constitución de mi patria;
de haber sido electo dos veces diputado para aquella Asamblea y
que mis compañeros me confiaran la misión de llevar
al ilustre Gómez, al genio de nuestra guerra, el mensaje
anunciándole que había sido electo por
aclamación, Generalísimo de nuestra
fuerza"
[60]

En el sexto día de la reunión se
eligió el Consejo de Gobierno, presidido por Salvador
Cisnero Betancourt como presidente y Bartolomé Masó
como vicepresidente; Fermín Valdés Domínguez
fue designado Sub-Secretario del Exterior.

"Terminados mis trabajos como diputado, dejé
al Camaguey, y volví al Cuartel General del General
Roloff, y de allí por orden de este emprendí el
viaje –de nuevo-con el objetivo de organizar el Cuerpo de
Sanidad en la Segunda Brigada del Cuarto Cuerpo del
Ejército (…)"
[61]

De regreso a la región de Las Villas,
Fermín tuvo oportunidad de compartir con las fuerzas
invasoras de Máximo Gómez y Antonio Maceo,
participando en numerosos combates al paso de dichas fuerza por
su territorio.

"Ya la fuerza de Gómez y Maceo estaban en Las
Villas. Ya había llegado hasta mí, la noticia de
las victorias que habían conseguido en la marcha siempre
triunfal. Con 20 hombres de la fuerza del simpático
comandante Robau, atravesé la línea de los
españoles con fuego, y temores sin cuento, hasta que
llegamos a Manicaragua. El fuego del enemigo nos impidió
incorporarnos a la columna del Mayor Gómez. Esperamos y
después de ver desde lo alto de las lomas los combates de
Casa de Tejas y Boca del Toro, seguimos el rastro de los nuestro,
y allá por el ingenio de Santa Teresa, en Mal Tiempo, nos
incorporamos, después de haber saludado al valiente
Brigadier Zayas"
[62]

Unido a las fuerzas invasoras participa en la batalla de
Mal Tiempo, el 17 de diciembre de 1895, de la cual deja sus
impresiones de primera mano:

"(…) Tres columnas, compuestas de más de
mil hombres, parapetadas tras cercas de malla y de alambre, nos
atacaban por distintos puntos y solo doscientos hombres de la
escolta de Maceo y Gómez, y algunos villareños,
defendían al machete nuestras malas posiciones. A las tres
horas, quedamos dueños del campo (…) Más de
ciento cincuenta hombres cayeron al filo de nuestros machetes.
Recogimos la bandera que decía "Batallón de
Canarias", cuatro mulas de parque, otra con el botiquín, y
vimos que llevaba el enemigo más de cien heridos
(…)
[63]

Con el Cuerpo Invasor el coronel Fermín
Valdés Domínguez llega hasta la provincia de
Matanzas, separándose de estas fuerzas al no ser nombrado
Jefe de Sanidad de 5to Cuerpo de Ejército, por la
oposición del Mayor General Antonio Maceo.

Según testimonia Fermín en el Diario de
Soldado sus relaciones con Antonio Maceo no fueron nada buenas,
debido a su oposición al proyecto de Portuondo en la
Asamblea de Jimaguayú, lo que le impidió ocupar la
vacante que como Jefe de Sanidad tenía el Quinto Cuerpo de
Ejército, acción que le disgustó mucho y le
hizo pedir al Generalísimo su traslado a Oriente bajo el
mando del General José Maceo, como Jefe de Sanidad del
Primer Cuerpo de Ejército.

En la carta que el Generalísimo dirige a
José Maceo, le dice entre otras cosas: "El Dr. va
nombrado Jefe de Sanidad Militar del 1er Cuerpo de
Ejército y por lo tanto, como mi particular amigo, se lo
recomiendo muy mucho. El le será de bastante ayuda, no
solamente en el desempeño de sus funciones, sino
también con su influencia política y social, sobre
todo en la comarca de Baracoa"
[64]

Por estos mismos días de enero de 1896 el
Gobierno de la República en Armas llama a Fermín
Valdés Domínguez para que se ocupe de la
Secretaría del Exterior, por vacante de su titular en su
condición de Sub-Secretario de esa cartera. Desde el 13 de
enero permanece junto al gobierno, misión que no le
resulta nada grata, por la inactividad combativa y las intrigas y
habladurías que descubre en el seno de aquel grupo de
patriotas llamados a conducir la política de la
República en Armas.

Lo más significativo de esta breve estancia de
Fermín en la Junta de Gobierno fue su oposición a
la Ley Orgánica Militar que pretendía pasar el
presidente Salvador Cisnero Betancourt y su Secretario de Guerra
Carlos Roloff. En ella se creaba una jefatura para toda la
región oriental, ignorando el liderazgo de José
Maceo e inmiscuyéndose en asuntos militares que solo eran
competencia del General en Jefe.

Fermín intervino en la discusión para
señalar la inconstitucionalidad de tales actos pues la
Constitución no autoriza al Ministro de la Guerra a dictar
órdenes, ni hacer modificaciones que solo eran
prerrogativas del jefe del Ejército Libertador.

Se iniciaba una larga disputa entre el Mayor General
José Maceo, Jefe del Primer Cuerpo de Ejército y el
Gobierno, dispuesto a imponerle la subordinación a un Jefe
de Oriente, que abarcara los dos Cuerpo de Ejército de
Oriente y el de Camaguey.

En este problema la posición de Fermín fue
de principio, siempre al lado de José Maceo, no solo por
considerar que era anticonstitucional aquel acto del gobierno,
sino por lo méritos patrióticos de este insigne
caudillo al que tuvo tiempo de conocer durante el período
que tuvo bajo su mando.

Es digno de comentar el interés del cónsul
norteamericano en Santiago de Cuba de contacta con él en
su condición de Secretario Interino del Exterior en el
Gobierno de la República de Cuba en Armas; las razones de
este diplomático era sondear la posición de
Fermín en caso de una intervención yanqui en la
guerra de independencia cubana, por esos días anota en su
diario:

"No me han dicho los americanos nada nuevo sobre
nuestros asuntos y solo tenía por objeto la llamada,
preguntarme –en nombre del cónsul de los Estados
Unidos en Santiago de Cuba- si los cubanos aceptarían la
intervención de los Estados Unidos en nuestros asuntos
revolucionarios, a lo que contesté de acuerdo con la
Constitución, por base de la independencia, sí; de
otro modo, no. Les pareció buena mi respuesta y me dijeron
que enseguida la pondrían en conocimiento del
Cónsul. Querían mi opinión como Ministro de
Exterior y como tal la di. Ahora solo comunicarle esto al
gobierno
"[65]

Por varios meses Fermín acompañó al
Gobierno por la zona de operaciones del general José
Maceo, con lo que pudo conocer al hermano de Antonio, combatir a
sus órdenes, saber de sus profundas convicciones y dotes
militares.

Al enterarse de la muerte del General José, el 5
de junio de 1896 escribe en su diario: "Si esto en cierto, la
Patria esta de duelo, porque Maceo es insustituible. No quiero
creer esta noticia, aunque sospecho que es cierta, y recuerdo con
tristeza al hombre honrado y leal y al guerrero
generoso"[66]

Su aguda visión política lo hacen oponerse
a la manera de conducir el Gobierno y la Guerra de algunas
figuras relevantes del mambisado, que no han dejado a un lado los
favoritismos, tendencias regionalistas y racistas que tanto
combatió José Martí y que siguen vivas en
medio del proceso independentista.

Fermín continua siendo el eterno inconforme, el
hombre apegado a una línea de conducta alejada de
maniobras políticas y de intereses personales que
él conoció durante su permanencia junto al Gobierno
de la República en Armas, se hacían más
frecuente sus discrepancias y críticas al presidente, por
las constantes intromisiones del Marqués de Santa
Lucía en los asuntos de la guerra, que
correspondían al General en Jefe, entorpeciendo el
desarrollo de la campaña con decisiones imprudentes y en
ocasiones mal intencionadas, que tendían a romper la tan
necesaria unidad revolucionaria. José Maceo fue una de las
víctimas de esta actitud, al negarle el Presidente sus
méritos para ocupar la Jefatura del territorio oriental,
cuando sobrados méritos hacían de él el
candidato idóneo.

"Entre otra muchas que me guardo, dos razones son
las que me inducen a irme de aquí. Es la primera, mi deseo
de no tomar parte alguna –ni directa ni indirectamente- en
la obra de la desunión. Aquí todos viven de la
murmuración, todos critican los actos del
compañero, y cada uno se cree un genio. Yo entiendo que
todos debíamos tener como nuestras, las faltas de los que
a nuestro lado están, y que el que hace algo por la
desunión es un traidor y un
infame"[67]

Por todos estos motivos Fermín renuncia a sus
responsabilidades en el gobierno el 13 de julio de 1896 y decide
marchar junto al Ejército Libertador y su General en Jefe
Máximo Gómez, el hombre a quien había
aprendido admirar por su integridad personal, su capacidad
militar y su entrega sin limite a la causa de Cuba.

(Poner fragmentos de su carta
renuncia)

En el Estado Mayor de Máximo Gómez
Fermín se desempeña como Jefe de Despacho del
Generalísimo y desde este puesto mantiene una actitud
crítica que se refleja en su "Diario de
Soldado".

Derrotada España y establecida ya en Cuba la
ocupación norteamericana, Fermín permanece durante
un tiempo junto a Máximo Gómez en el central
Narcisa, como parte de su Estado Mayor, es un duro momento para
el movimiento revolucionario cubano, porque las fuerzas
insurrectas y sus instituciones legales permanecen sin ser
reconocidas por el gobierno interventor, quien actúa como
si tales mecanismos del mambisado cubano no existieran, el
gobierno de la República en Armas, aislado en Santa Cruz
del Sur y Máximo Gómez con sus fuerzas acampados en
el central Narcisa, mientras los ocupantes negocian con figuras
aisladas de la insurrección, llamando a su lado para
formar parte del gobierno de la isla ocupada a gente del
país pero a título personal.

En medio de esta confusión premeditada se
debilita día a día el Ejército Libertador
que a pesar de no haberse desmovilizado oficialmente se ve poco a
poco disminuido por las deserciones de sus filas formadas por
gente del pueblo que lo habían dejado todo para pelear por
la independencia pero que terminadas las hostilidades y ante la
incertidumbre de qué iba a pasar en el futuro, la falta de
noticias sobre su familia abandonada a su suerte en medio de la
guerra y la desorientación ideológica de los
líderes del movimiento independentistas, deciden volver
junto a los suyos a ocuparse del sostén de su
familia.

En tales circunstancias sale Fermín Valdés
Domínguez rumbo a La Habana donde obtiene su divorcio de
Consuelo Quintanó y de ahí a Tampa para casarse en
segundas nupcias con su prometida Asunción Castillo Camus,
su querida Asuntica, hija de emigrados cubanos, casi una
niña que desde 1894 mantiene una hermosa relación
que la convierte en la corresponsal de sus inquietudes y la
inspiración personal para la lucha. El 26 de diciembre de
1898 formalizan el matrimonio y regresan a Cuba a donde le
esperan amargos días de decepción.

Regresa a Cuba, y se establece en Viñales como
médico municipal en el año 1900, manteniendo una
activa participación pública en esa localidad y en
La Habana donde permaneció al tanto de los pormenores del
traslado de los restos de Capdevila para el panteón de los
estudiantes fusilados el 27 de noviembre de 1871, en el
cementerio de Colón, participó en las gestiones
para el mantenimiento de un fragmento de los barracones frente a
los cuales fueron fusilados estos jóvenes y
gestionó ayuda a muchos compatriotas empobrecidos y
olvidados al término de la guerra.

Durante la ocupación norteamericana le embarga la
tristeza de ver terminada la guerra sin que se hubiesen logrados
los sueños de su amigo José Martí, se radica
nuevamente en La Habana a partir de 1904 dados sus problemas de
salud. Junto a su nueva esposa Asunción Castillo de apenas
19 años, trata de reorganizar su vida y no deja de estar
atento a los destinos de Cuba. Se niega a tomar parte en la
política de concordia de los interventores en la que son
olvidados los crímenes de los defendieron la causa
colonialista

Retoma con celo la tarea de guardar la memoria de los
jóvenes estudiantes sacrificados en 1871 organizando actos
en su memoria y sosteniendo en 1899 una disputa pública
con la Compañía norteamericana Havana Electric
Railway Cia.
que intentaba destruir completamente el muro en
el que fueron fusilados estos jóvenes para hacer pasar por
esa zona el tranvía. Gracias a su gestión el
Gobernado Militar de la Isla, Leonardo Wood ordena que se
respetara un trozo del muro como monumento.

También está Fermín entre los
gestores de la colocación de una tarja en la casa natal de
José Martí para perpetuar su memoria. Hecho que se
produce el 28 de enero de 1899.

El 22 de octubre de 1901, el Gobierno interventor lo
nombra médico forense para asistir a los reos condenados a
muerte en la Cárcel Nacional de La Habana, desde un primer
momento se escandaliza por el infamante método de muerte
que era el "garrote vil", que él considera una
supervivencia de la colonia, puesto que desempeña por muy
poco tiempo.

Por esa razón encontró fuerza para
encabezar una campaña de prensa para sensibilizar a la
opinión pública con este problema, denunciando lo
arcaico y cruel de este método, al tiempo que se basaba en
criterios médico para rebatir las supuestas ventajas
humanitarias para el condenado a muerte.

El 28 de octubre de 1901[68]aparece en el
periódico La Discusión su artículo
"¡Piedad!", en el que condena la pena de muerte
por inhumana y más si se utiliza para ello el "garrote
vil", días después aparece otro trabajo suyo sobre
el tema en el diario El Mundo, "Horas
Tristes"
[69] y otros muchos trabajos durante
estos primeros años del siglo XX tratando de hacer
conciencia en el tema. La batalla de Fermín por eliminar
el garrote vil, lo lleva a pronunciarse en su contra en donde
quiera que le oyeran o le permitieran publicar:

"Yo pedí que –por inhumano y por
español- se confinara el aparato de tortura inquisitorial
en un museo, pero no era –al parecer- entonces oportuno mi
dicho: aquí todo obedece a utilidad periodística o
personal
(…)" [70]

Fiel a su costumbre coleccionó todos estos
trabajos[71], aparecidos en La
Discusión, El Mundo
y otros diarios habaneros, hasta
1904 en que aparecen los últimos, tal vez convencido de la
inutilidad de sus protestas en una sociedad que se mostraba
decepcionada e insensible, dominada por una clase política
ambiciosa e interesada en hacer carrera con la
República.

Fermín se convierte por su sinceridad, que va
más allá de su diario, en una figura molesta para
este pro-hombre, como un "amargado resentido", lo califican y lo
atacaron por su carácter y personalidad apasionada,
siempre presto a la polémica y a la defensa de sus
ideas.

La República lo encontrará decepcionado y
triste al comprobar el fracaso de las ideas martianas,
traicionadas por los mismos que dijeron defenderlas frente a
España. Su actitud desafiante y acusadora lo aisló,
viviendo de su trabajo como médico de la Cárcel de
La Habana en la que pudo comprobar lo poco que había
cambiado desde los años que cumplió sanción
por oponerse a la colonia.

Vuelve a ejercer su profesión, pobre y
honestamente, como lo había hecho siempre, al apartado
pueblo de Viñales, en la provincia de Pinar del
Río, donde escribió numerosos artículos en
la prensa local. Muy enfermo, regresó a La Habana, donde
vivía en 1905, para fallecer en ella el 13 de junio de
1910.

Pero no es esa su única preocupación, en
carta abierta al General Bernabé Boza, fechada el 18 de
julio de 1902 y publicada en el periódico El
Mundo
, Fermín denuncia la convivencia entre los que
pelearon contra la independencia y los que lucharon por ella. Sin
odio, pero con firmeza en sus palabras en esta carta queda
reflejada la frustración y la amargura de este cubano que
consideró que en aquel contubernio se traicionaban los
ideales de Martí y por esa razón da su criterio
sincero y desafiante en estos párrafos que
reproducimos:

"Mi compañero allá y mi hermano
siempre:

"Enfermo, desde hace ya días, solo dejo mi
rancho para atender a mi destino de Médico Forense, porque
como no procedo de la "Junta de Defensa" tengo que andarme con
cuidado en esta época de concordia
típica.

"La historia tiene sus páginas grandiosas y
guarda – también- tristezas y cobardías y
miserias que no se sabe cuándo podrán liquidarse
para bien de todos: pero lo que ahora importa es que la protesta
honrada se levante, a pesar de las fáciles argucias de los
que en el Olimpo se sienten señores y amo de un pueblo
humilde pero noble y digno.

"La campaña de los conservadores -a la
española (de los godos de toda la América Latina)-
es hoy la más triste y podría decirse -pensando en
transacciones inútiles,- que es remedo de vilezas pasadas
que la dignidad no olvida ni Cuba borra de su libro de amores,
porque en él sus páginas se han escrito con
lágrimas y sangre.

"Ancha y grande es la puerta de nuestra
República (…): todos tienen entrada en ella
(…)

"Pero los manchados con la traición y la
infamia: los cobardes que se vendieron por miedo o por dinero al
enemigo-inhumano y cruel- los denunciantes: los que vistieron-con
orgullo- el traje del voluntario o fueron-como guerrilleros. A
defender la bandera española, y se gozaron en el asesinato
(…) para esos la ancha puerta está
cerrada.

"A la ley, dijo Martí, no se le niega el
corazón sino a la forma importuna de la
ley
.

"Y, además de esto, las leyes no pueden
servir de bautizo salvador a los miserables. Es imposible que el
que sienta aún en su mejilla la bofetada cobarde se
presente sin rubor, a oponerse a la justa protesta de la madre
infamada o del padre que aún tiene lágrimas para
llorar al hijo asesinado.

"¿Vamos, acaso, a la unión y a la
concordia olvidando a nuestros héroes y a nuestros
pobres?

"¡Vergüenza para los enfermos del alma
que así piensen!"
[72]

El hombre que así escribe no pide un puesto
dentro del gobierno, ni los honores a los que tiene derecho.
Está denunciando la complicidad de los privilegiados para
adueñarse del poder olvidando el pasado siempre y cuando
se respeten sus intereses. Sus reflexiones no tuvieron ecos, eran
parte de las airadas y decepcionadas voces de los que fueron a la
manigua por la libertad de Cuba y por alcanzar una
República martiana en el que la divisa máxima fuera
la sociedad "con todos y para el bien de
todos"

"Honranse las páginas de BOHEMIA publicar el
retrato de Fermín Valdés Domínguez de quien
dijo el general Loynaz del Castillo en la oración que
pronunció en el acto de su sepelio que con él
bajaban a la tumba jirones de nuestra historia.

"Así es: el luchador tenaz, el amigo personal
de la mayor confianza del general Máximo Gómez,
actor principalísimo y eficaz cooperador de grandes
sucesos, es en nuestra historia, algo íntimamente ligado a
ella.

"Un rato de conversación con el Doctor
Valdés Domínguez, como ella recayera en el pasado
agitadísimo de nuestra vida política, era una
lección provechosa que confortaba el
ánimo.

"Ha bajado a la tumba esa que fue página
viviente del libro de nuestra historia, no dado de prestigio y
consideración general.

"El gobierno, atento a honrar a los grandes que
desaparecen, acordó que el acto del entierro revistiera la
mayor solemnidad. Solemnidad que fue mayor por el concurso del
pueblo que acompañó el cadáver hasta su
última morada (…)

"Flores muchas flores, cubrieron el ataúd: en
un ramo se halló la siguiente poesía de nuestra muy
distinguida colaboradora Lola Rodríguez de
Tió[73]

Ofrenda

¡Qué menos, ay, qué
menos

Pueden darte las almas
generosas

Los corazones buenos,

Que un puñado de
rosas

Que no turben tu sueño,
silenciosas.

No han de faltarte,
espero

Ni lágrimas, ni flores, ni
cariño

"Duerme", dice la patria al
compañero

De tanto mártir
niño

Yo abriré para ti un ala de
armiño!"
[74]

 

BIBLIOGRAFÍA

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    de Cuba". La Habana, 1965

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    Medicina Militar Luis Díaz Soto: "Fermín
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  • Valdés Domínguez,
    Fermín: "27 de noviembre de 1871" La Habana,
    1909

  • Zendegui, Guillermo de: "Ämbito de
    Martí". La Habana, 1954

  • ______, El doctor Fermín
    Valdés-Domínguez, hombre de ciencias y su
    posible influencia recíproca con José
    Martí en Cuaderno de Historia No. 84,
    1998

Documentos

Fondos de Fermín Valdés
Domínguez. Museo Casa Natal de José
Martí:

  • Fondos de Fermín Valdés
    Domínguez. Leg. 3, Exp.5. Museo Casa Natal de
    José Martí

  • Valdés Domínguez,
    Fermín: Colección facticia. Legajo 5. Exp. 1.
    Museo Casa Natal de José Martí

Archivo Nacional de Cuba:

  • Fondos Donativos. Leg. 416. Archivo
    Nacional de Cuba

  • Fondo Donativo: Leg. 416, Nº de
    Orden 1ª, Archivo Nac. de Cuba

  • Valdés Domínguez,
    Fermín: Desde Baracoa, en El Triunfo. Santiago de
    Cuba, 13/Oct./189

[1] Testamento de Don Mariano
Domínguez Salvajauregui. Notaría Pública
de Andrés Mazón. Protocolos Notariales.
Índice de Protocolo. Leg.73, Nº 533. Archivo
Nacional de Cuba

[2] Ídem

[3] Partida de Bautismo de Fermín
Valdés Domínguez. Arquidiócesis de La
Habana. Leg, 23. Folio: 89 vuelto. Nº 533

[4] Rafael Sixto Casado Alayeto (1834-1870).
Comenzó la carrera eclesiástica que
abandonó para dedicarse al magisterio,
graduándose en Francia en 1862 y de licenciado en
filosofía en 1869 en La Habana, carrera que estudiaba a
la par que atendía su colegio San Anacleto.

[5] Rafael Mª de Mendive Daumy
(1821-1886). Nacido en La Habana, cursa estudios de
filosofía y derecho en el Seminario San Carlos a partir
de 1843, en 1848 embarca para Europa. En 1864 fue nombrado
director de la escuela Municipal de Varones y en 1867 se le
autorizó a abrir su Colegio San Pablo Desde los diez
años publica en la prensa habanera, en 1860 da a concer
una compilación de su obra lírica traducida al
inglés y al francés. Tradujo a Víctor Hugo
y Tomás Moore.

[6] Fermín Valdés
Domínguez. Diario de Soldado. La Habana, 1972. Tomo I,
pág. 11

[7] Ídem

[8] Fulgor de Martí. Mauricio
Magdaleno., p. 36 y 37. México, 1940

[9] Martí, José: Obras
Completas. Tomo IV, p. 325. La Habana, 1972

[10] Periódico El Triunfo, 26 de junio
de 1908

[11] Fermín Valdés
Domínguez: Diario de Soldado. Tomo I Pág.7. La
Habana, 1972

[12] Ídem, Pág. 18

[13] Ídem, pág. 19

[14] Íbidem

[15] José Martí: Obras
Completas. Tomo IV, p. 325. La Habana, 1972

[16] Valdés Domínguez,
Fermín: Obra citada, Pág. 10

[17] Ídem. Pág. 22

[18] Ídem.

[19] Ídem.

[20] Trabajo leído en Mesa Redonda
*"Valdés-Domínguez, hombre de ciencias y posibles
influencias mutuas con José Martí ", Centro de
Estudios Martianos. La Habana, noviembre 20 de 1993. Material
PDF “Dr. Fermín Valdés
Domínguez”, Pág. 2

[21] Sobre estas actividades de Fermín
en la masonería habanera se conservan algunos documentos
en la colección del Museo Casa Natal de José
Martí.

[22] Valdés Domínguez,
Fermín: Colección facticia. Legajo 5. Exp. 1.
Museo Casa Natal de José Martí.

[23] Idem

[24] Ídem

[25] El doctor Fermín
Valdés-Domínguez, hombre de ciencias y su posible
influencia recíproca con José Martí.
Material Digital. Pág. 5

[26] Ídem

[27] Trujillo, Enrique: Álbum del
Porvenir. Vol., I, Nueva York, 1890

[28] José Triay fue uno de los tres
periodistas que a través de sus artículos en la
prensa habanera que acusaba a los jóvenes estudiantes de
profanadores de tumba.

[29] Fondos de Fermín Valdés
Domínguez. Museo Casa Natal de José
Martí

[30] Martí, José: Obras
Completas. Tomo XX, p. 321. La Hab., 1972

[31] Destinatario José Martí.
Luis García Pascual (compilador). pág.144. La
Habana, 1999

[32] Fondos de Fermín Valdés
Domínguez. Museo Casa Natal de José
Martí.

[33] Martí, José: Obras
Completas. Tomo IV, p.355. La Habana, 1972

[34] Fondos de Fermín Valdés
Domínguez. Leg. 3, Exp.5. Museo Casa Natal de
José Martí.

[35] Fondos Donativos. Leg. 416. Archivo
Nacional de Cuba

[36] Ídem

[37] Fondo Donativo: Leg. 416, Nº de
Orden 1A, Archivo Nacional de Cuba

[38] Valdés Domínguez,
Fermín: Desde Baracoa, en El Triunfo. Santiago de Cuba,
13/Oct./1893

[39] Fondo Donativo. Leg. 416, Nº 1.
Archivo Nacional de Cuba.

[40] Ídem

[41] Fondo Donativo: Leg. 416, Nº de
Orden 1A, Archivo Nacional de Cuba

[42] Ídem

[43] Ídem

[44] Fondo Donativo: Leg. 416, Nº de
Orden 1B, Archivo Nac. de Cuba

[45] Martí, José: Obras
Completas. Tomo IV, p. 325. La Habana, 1972

[46] Martí, José: Obras
Completas. Tomo III, p. La Habana, 1972

[47] Fondo Donativo: Leg. 416, Nº de
Orden 1B, Archivo Nacional de Cuba

[48] Ídem

[49] Periódico Patria

[50] Asunción Castillo, Asunta con
solía llamarla él en sus cartas, nació en
Cayo Hueso en 1879 y se casa con Fermín en octubre de
1898, al terminar la guerra. Murió en La Habana en
1934.

[51] Nueva York, Mayo de 1894 en
“José Martí Epistolario” Tomo IV,
Pág. 128

[52] Ídem

[53] Martí, José: Obras
Completas. Tomo XXII , Pág.232 La Habana, 1972

[54] Valdés Domínguez,
Fermín. Artículo per. El Mundo, 26/5/1902.
Colección Facticia. Museo Casa Natal de José
Martí.

[55] Carta a Gonzalo de Quesada.
Guantánamo 30/4/1895. Obras Completas de José
Martí. Tomo IV, pág. 133. La Habana, 1972.

[56] Documento que abarca desde el 6 de junio
de 1895 hasta el 18 de diciembre de 1898

[57] Carta a su esposa Asunción
Castillo. 11/7/1895. Fondos Doc. Fermín Valdés
Domínguez. Museo Casa Natal de José
Martí.

[58] Valdés Domínguez,
Fermín: Diario del Soldado. Tomo I. Pág. 71, La
Habana, 1972

[59] José Martí: Carta a
Gonzalo de Quesada. Obras Completas, Tomo III Pág.172 La
Habana, 1972

[60] Ídem al 41

[61] Ídem al 41, Pág. 80

[62] Ídem al 41, Pág. 80

[63] Ídem al 41, Pág. 81

[64] Ídem al 41, Pág. 81

[65] Ídem al 41, Pág.

[66] Diario de Soldado, Tomo I, Pág.3,
1972

[67] Ídem. Pág. 4

[68] Colección Facticia de
Fermín Valdés Domínguez. Museo Casa Natal
de José Martí

[69] Ídem

[70] Ídem

[71] En grandes libretas de cuentas donde fue
pegando estos artículos

[72] Periódico El Mundo. La Habana,
18/7/1902. Colección Facticia de Fermín
Valdés Domínguez, Museo Casa Natal de José
Martí.

[73] Lola Rodríguez de Tió,
poetisa puertorriqueña radicada en La Habana

[74] Revista Bohemia, Junio, 1910.

 

 

Autor:

Ramón Guerra
Díaz

Partes: 1, 2, 3
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