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Gibara: significación y pontencialidades de su patrimonio. (página 3)



Partes: 1, 2, 3

  • PLAZA DEL DESENGAÑO: ubicada en la zona
    oeste, donde se encontraba la entrada principal de la villa,
    enmarcada por las calles Leyva, Independencia y Narciso
    López.

  • PLAZA DEL PRÍNCIPE ALFONSO: Ubicada en la
    zona norte, delimitada por las calles Calixto García,
    J. Agüero, Mariana Grajales y Jesús Del
    Sol.

Las ordenanzas de población disponían,
tomando la antigua experiencia medieval, que la plaza y no
sólo ella, sino también sus cuatro calles
debían tener portales para mayor comodidad de las personas
que a ellas concurrían. Esto fue aplicado parcialmente a
la villa, ya que alrededor de las tres plazas principales (Plaza
de la Fortaleza, Plaza Mayor o de Armas y Plaza de Colón)
se construyeron portales, no así en las calles que de
ellas parten. No obstante, también se construyeron
portales a todo lo largo de la calle Ronda La Marina.

CEMENTERIO.

Siguiendo las costumbres de nuestro país hasta el
siglo XIX de efectuar los enterramientos bien dentro de la
Iglesia o en sus inmediaciones, el primer cementerio de Gibara
estuvo localizado al lado de la primitiva Ermita en la Plaza
Mayor. Las necesidades de la higiene, el mejoramiento de las
costumbres y sobre todo, el desarrollo urbano, debido a la
prosperidad económica, obligaron a que el mismo fuera
ubicado en la que luego seria la Plaza de Colón.
Allí permaneció hasta 1846, en que el incontenible
crecimiento espacial de la ciudad demandó trasladarlo al
lugar que ocupa en la actualidad.

Este cementerio posee gran valor histórico, pues
guarda los restos de destacadas personalidades de la villa, como
los del General Ricardo Sartorio Leal, General de la Guerra de
Independencia, además de conservar panteones con
esculturas de gran significación artística, en su
mayoría de creadores italianos. Entre ellas está la
Copa del Amor que une a sus relevantes valores estéticos,
el de perpetuar una leyenda que forma parte de la literatura de
trasmisión oral de la población
gibareña.

MORFOLOGÍA ARQUITECTÓNICA.

El desarrollo arquitectónico en Gibara desde su
fundación y hasta los primeros años del siglo XX,
en que comienza a decaer el esplendor económico alcanzado
por la villa, está caracterizado por tres períodos
bien definidos que comprenden desde 1817 a 1850, de 1850 a 1902 y
de este a 1930 aproximadamente.

A partir de 1817 y hasta mediados del propio siglo XIX,
en correspondencia con el incipiente nivel económico, se
desarrollaron los códigos arquitectónicos que se
aplicaban desde hacía tiempo en el país con la
influencia mudéjar fundamentalmente, cubriendo un
repertorio temático amplio. Dentro de las técnicas
constructivas se usó el muro de mampuesto o ladrillo, las
cubiertas se realizaban con armaduras de madera cubierta de tejas
criollas, el esquema en planta que prevalece responde al de la
casa con patio central rodeada de galerías o colgadizos en
dos, tres o cuatro de sus lados en dependencia de la forma de L,
U, C o anular alrededor de todo el patio central, el puntal era
pequeño. Se utilizó profusamente la madera tanto en
interiores como en exteriores.

Desde la década de 1850 y hasta 1902
aproximadamente, irrumpen con fuerzas los códigos
arquitectónicos del estilo neoclásico. Sin embargo,
mientras la clase pudiente desarrolla obras importantes en la
trama urbana dentro de este estilo, que la hacen predominante,
los sectores populares seguirán realizando una
arquitectura similar al período anterior.

La aplicación en la segunda etapa mencionada de
los códigos neoclásicos estuvo diferenciada, ya que
se construyeron nuevas obras que respondían a dichos
códigos, como la Iglesia, el Teatro, el actual Museo de
Arte e Historia, etc, pero en otras intervenciones se usaron
elementos formales del neoclásico en obras ya construidas
con anterioridad o sencillamente se sustituía la fachada y
otros detalles decorativos y componentes, fundamentalmente en
viviendas, donde se integraron los códigos formales del
neoclásico con la arquitectura tradicional anterior,
manteniendo la forma de la planta, los techos de tejas,
asimilando sólo algunos elementos del nuevo
estilo.

Por corresponderse esta segunda etapa con la mayor
prosperidad económica de la villa, las construcciones se
caracterizaron por la majestuosidad y sencillez de la forma,
permitiendo la continuidad y homogeneidad a lo largo de las
calles. El uso de pórticos columnares-arquitrabados en las
plazas y litoral, balconajes, molduras que separan los niveles,
acentuaron la horizontalidad. Predominan las edificaciones de una
sola planta con alto puntal, aunque existen construcciones de dos
niveles muy importantes. Los portales y corredores que aparecen
alrededor de las tres plazas y a todo lo largo de la calle Ronda
La Marina enriquecen la expresión formal de las
edificaciones y su entorno. La mayoría presenta techos
planos (por tablas) y en algunos es interesante la presencia de
pies derecho de madera de gran puntal con capitel también
de madera con reminiscencias del arte jónico.

En el último período mencionado (1902-1930
aproximadamente) se aprecian algunos ejemplos significativos
dentro del estilo ecléctico como la hoy Biblioteca
Municipal, el Hotel Ordoño, etc, y en menor medida
manifestaciones del Artdecó (Sectorial de Cultura actual),
integrándose en un diálogo armonioso a
través de similares expresiones compositivas, al mantener
parámetros como: altura de vanos, puntales, pretiles, etc.
En la inserción de esta parte de la arquitectura moderna
ocurre algo semejante a lo sucedido con la entrada del
neoclásico en Gibara, es decir que paralelamente a la
construcción de obras se trasformaron algunas de las
existentes, fundamentalmente a nivel de fachada y elementos
componentes.

A partir de 1930 y hasta 1959 debido al colapso
económico que sufrió la villa, se
interrumpió el desarrollo constructivo que había
alcanzado la misma, no hubo prácticamente nuevas
intervenciones en este sentido, y la ciudad pudo preservar ese
encanto colonial que la caracterizó.

REPERTORIO TEMÁTICO.

Construcciones domésticas (Algunos ejemplos
importantes).

Se caracterizan por presentar cubiertas a dos y cuatro
aguas terminadas en tejas criollas, alfarjes sencillos sin
decoraciones en su gran mayoría; sólo separada de
la saleta por arcadas, corredor en L que da al patio interior, en
algunos casos con arcadas de medio punto, donde se localizan
aljibes ornamentados en hierro que no alteran la sencillez del
espacio y que da respuesta a la necesidad de agua de los
habitantes de la villa; en edificios importantes encontramos
valiosas fuentes y esculturas fundamentalmente de terracota y
cuadros de mosaicos valencianos.

Fachadas de alto puntal y comuneras con grandes vanos
protegidos por balaustres de madera o hierro y el empleo de rejas
con ornamentación sencilla, se utilizan profusamente las
jambas de albañilería, la carpintería a la
española o clavadiza, de cuarterones con o sin postigos,
aleros de tornapunta, tejaroz y sardinel. Por muy sencillo que
sea el inmueble presenta lucetas de cristales de colores,
así como hermosos vitrales en los de mayor
prestancia.

Los pretiles son generalmente lisos con diferentes
balaustradas, algunos con piñas de remate. En interiores y
en algunas fachadas encontramos zócalos de mosaicos y
azulejos siguiendo la costumbre mudéjar, decorados con
motivos naturalistas, coloreados y esmaltados.

Los muros de mampuestos y de ladrillos de gran espesor o
de madera, son usuales, también aparecen combinados los
tres elementos. Para la terminación de los pisos se
utilizó gran variedad de materiales, diseños y
colores, la losa cerámica, la losa isleña, tanto en
corredores exteriores como en las galerías de los patios
interiores El tabloncillo y el mármol, formaron parte de
los materiales utilizados, los entrepisos fueron construidos con
tabloncillos y losa por tabla.

En las construcciones domésticas se
utilizó la madera abundantemente. Poseen las mismas, en su
mayoría, alto puntal, sus muros compuestos por piezas de
tabloncillos, generalmente de 0.10 metros machihembrados, grandes
vanos en su fachada así como la presencia de guardamalleta
como remate de alero en algunos casos.

Dentro de este repertorio temático se inscribe el
inmueble de alto valor ocupado actualmente por el Museo de
Arte y el de Historia Municipal
.

Este edificio responde a la estructura de
casa-almacén; el primer nivel destinado a almacenes y el
segundo a la vivienda, con la particularidad de constituir una
casa gemela con igual comportamiento formal y espacial.
Construido aproximadamente en la década del 60-70 del
siglo XIX su estilo es básicamente neoclásico. La
fachada presenta un alto puntal, cuatro puertas, tres de ellas
clavadizas o a la española y la otra, la de acceso al
nivel superior, hecha de cuarterones; zócalos de azulejos
decorados, pilastras corridas, jambas de
albañilerías, balcón corrido, pretil liso,
uso de la herrería fundida y forjada en los pasamanos de
escalera y barandas de balcones interiores y exteriores. En su
interior y segunda planta aparecen lucernarias de gran valor, sus
vitrales son los de mayor dimensión de la villa y
clasifican entre los mayores de la isla, además de tener
bellas mamparas.

La Casa Da" silva es una de las construcciones
domésticas más interesantes de la villa. Esta
edificación fue construida en el sitio donde se presupone
existió la primera construcción oficial
gibareña. Es un ejemplo único por su rara
estructura dual. Tiene techo de cuatro faldones de tejas
españolas sobre entablado ancho, alfarje escuadrado y
tirantes dobles con motivos decorativos. Posee portal en
colgadizo al frente y lateral izquierdo, polícromos pisos
y zócalos, pies derechos de madera y barandas de madera
trabajada.

La carpintería es de ensambladura con postigos y
balaustradas de madera torneada. Interiormente tiene arcos de
madera de medio punto y posee lucetas rectangulares de vivos
colores, los cuales suponemos que fueron ejecutados en 1906
cuando la casa fue ampliada pero conservando las
características originales.

En esta edificación hay un alto predominio
interior del uso de la madera y en las paredes de la
galería del fondo tiene tres cuadros de mosaicos
valencianos de alto valor ornamental; sus patios interiores
protegidos del fuerte aire marino sugieren calma y sosiego. En
ella vivió el Vicecónsul de Portugal, aunque en
remodelaciones posteriores se incorporó en su interior el
arco y vitral, característicos en Gibara en la segunda
mitad del siglo XIX, no se transformó en una
construcción del neoclásico cubano.

Como un ejemplo curioso de eclecticismo colonial, en
este inmueble se mezclan los más diversos motivos
decorativos, sin embargo, da una imagen homogénea de
conjunto que lo convierte en una joya
arquitectónica.

Una edificación de dos plantas que desde el punto
de vista arquitectónico e histórico tiene gran
valor en nuestra villa, es el ubicado en J.Peralta esquina a
Independencia.
Se terminó de construir en 1902.
Aunque aparecen en él códigos del estilo
neoclásico, en los interiores hay una marcada influencia
morisca, especialmente en los arcos trilobulados que aparecen al
fondo, así como muestra otros elementos de la arquitectura
ecléctica, que denotan que fue con este edificio con el
que se introdujo ese movimiento arquitectónico en Gibara.
Posee además una valiosa vidriaría en los arcos
ojivales, así como bellos mosaicos que aún conserva
en su planta alta, paisajes trabajados posiblemente con losas
valencianas.

En la fachada presenta combinación de balconaje
corrido y aislado, con bello trabajo de herrería que se
evidencia tanto en los balcones como en las rejas del primer
nivel. Las ventanas de cuarterones se combinan con
persianería francesa y lucetas de cristal.

En este inmueble, en su segundo nivel, funcionó
la Escuela Pública y el 12 de mayo de 1947 se
desarrolló una huelga que alcanzó
repercusión nacional, iniciada por sus
estudiantes.

Junto a edificios con códigos coloniales situados
en la Plaza Mayor, aparece un majestuoso edificio de dos plantas
terminado en 1925 y que se inscribe dentro de los códigos
eclécticos (Actual Biblioteca Municipal). Su
función original fue vivienda. Espacialmente está
compuesto en la primera planta por sala, saleta, habitaciones y
un patio y en la segunda por habitaciones y una terraza que tuvo
una pérgola en su época. La cubierta es de tejas
francesas de cuatro faldones, falso techo de yeso con
decoración simple. La carpintería es de cristal
rematada en un arco de medio punto con vitrales. Interiormente
tiene columnas de orden clásico específicamente
Corintio. En la fachada tiene un portal que da a la plaza con una
arcada de medio punto, rematada en un pretil con balaustrada. El
recubrimiento exterior está trabajado con un almohadillado
sencillo.

En la actualidad en este edificio está la
Biblioteca Pública Municipal "Armando Leyva" y en el piso
del portal se conserva grabado y sólo visible desde
algunos ángulos, una hoz y un martillo al parecer hechos
durante la construcción de la residencia y que sugiere la
filiación política del constructor o constructores,
por lo que el inmueble tiene un valor histórico
agregado.

Construcciones civiles, (ejemplo importante).

En la calle Ricardo Sartorio, esquina a Luz y Caballero,
se encuentra el Teatro Casino Español, hoy en
proceso de restauración. Es una construcción de
tres niveles, con predominio del estilo neoclásico,
culminada el 13 de septiembre de 1890. Su interior está
formado por la clásica herradura italiana destinada a
palco, platea y paraíso en sus tres plantas.

Sus muros de mampuestos tienen 0.40 metros de espesor;
en su fachada aparecen pilastras corridas y el típico
frontón rectilíneo, la cubierta es de tejas
criollas. En su escenario actuaron importantes figuras del arte
nacional e internacional.

En la época republicana el nombre del teatro
"Casino Español" fue sustituido por el "Unión
Club".

Arquitectura religiosa, (ejemplos
importantes).

De la primera Iglesia con que contó la villa, nos
llegó la información a través de la
descripción que de ella hace Herminio Leyva:

"Contaba dicho templo de un solo cuerpo, de tablas y
tejas del país, groseramente construida. Tenía
aproximadamente de 7 a 8 metros de frente y como 14 á 16
de fondo, con la fachada principal mirando a la calle de San
Fulgencio. Al fondo en su ángulo S.0 salía fuera
del cuerpo principal un pequeño rectángulo como de
4 metros de lado, también de tablas y tejas, que
servía de sacristía. Frente á esta como
á distancia de unos 2 metros, y en dirección
á la calle de la Fortaleza, se eleva el campanario montado
sobre 4 pies derechos en forma de palomar.

Todo el ornamento de aquel modesto templo consagrado
al culto católico se componía de un altar y
púlpito, ambos de madera de pino, pintado de blanco con
filetes dorados, un tanto destruido el oro por la acción
del tiempo, pues así el altar como el púlpito eran
despojos de la parroquia de San Isidoro de Holguín
[……] Había también en la Ermita de
Gibara algunos bancos pintados de oscuro, todo de muy pobre
aspecto.

Se hallaba situada dicha ermita en el centro
próximamente del espacio que media entre la calle de la
Fortaleza y la Iglesia actual, más cerca á la calle
de San Fulgencio que á la de los Felices.

A los 20 años dicha ermita estaba tan
deteriorada que fue necesario trasladar el culto á una
casa de madera de Don Antonio Casacó y Medrano, sito en la
calle de los Felices á medianía entre la Fortaleza
y Dolores.

Se repara la Ermita y presta servicios hasta el
año 1853, cuando se construye la parroquial, con
donación de Doña Victoriana de
Ávila
".

Iglesia Parroquial.

Fue proyectada y dirigida por el arquitecto
catalán Don Juan Pons, quien esculpió la mayor
parte de las imágenes que figuran en sus altares. Su
construcción se inició el 13 de septiembre de 1850
y fue bendecida el 11 de junio de 1853.

Este templo se levanta en una planta rectangular de 18
metros de frente por 33 metros de fondo, cuyos muros de mampuesto
poseen un espesor de 0.58 metros aproximadamente. Este
rectángulo se divide en tres naves: la central, donde se
haya el coro, mide 8.36 metros de ancho. Sobre ella se levanta
una hermosa cúpula construida primero en madera y yeso la
cual fue reparada en 1867, al sufrir deterioro dichos materiales,
siendo sustituida por ladrillos. Esta cúpula deja pasar a
través de sus ventanas de vidrios de colores, la luz que
ilumina hermosas pinturas murales de los cuatro evangelistas que
aparecen en sus pechinas.

Al fondo del presbiterio se encuentra la
sacristía. Sobre las naves laterales y justo en su fachada
principal se levantan dos torres.

En sus fachadas aparecen pilastras corridas,
resguardando tres portones en la entrada principal y dos por los
laterales, además aparecen los típicos elementos
decorativos de frontones rectilíneos.

Iglesia "Los Amigos".

Perteneciente a la rama protestante fue fundada el 14 de
noviembre de 1900. Sus miembros también se denominan
"Cuáqueros". Tuvieron su origen en Inglaterra e iniciaron
su movimiento a principios del siglo XVII, llegando a Cuba
procedente de los Estados Unidos.

Para su fundación se alquiló una casa en
la Plaza de la Fortaleza, luego se trasladan hacia otro punto en
la calle J. Agüero, frente a la Logia "Unión
Fraternal", y posteriormente, entre 1901 y 1902 compran un
terreno en esta misma calle donde se construye la Iglesia, el
colegio y la casa pastoral.

La edificación presenta una cubierta de cuatro
faldones de techos de tejas francesas, la fachada al estilo
neoclásico con pretil liso, la carpintería es de
cuarterones, el campanario está erigido sobre un
pórtico con columnas del orden toscazo y sufrió una
modificación sustituyéndose el original en forma de
pináculo por el que posee actualmente.

Arquitectura militar, (ejemplos importantes).

La triste experiencia producida en América por
las repetidas guerras con la nación inglesa, cuyas
expediciones encuentran indefensas las costas cubanas dada la
escasez de fortificaciones militares; la preocupación del
gobierno español sobre la posible influencia en Cuba de
las luchas de los territorios hispanoamericanos por mantener su
independencia recién conquistada; la afluencia de
corsarios sobre nuestras costas, motivan la necesidad de
fortificar los puertos. Bajo estas circunstancias, el 16 de enero
de 1817 se coloca la primera piedra de la Batería que
llevaría el nombre de "Fernando VII" y que
terminaría de construirse el 2 de junio de 1818, con un
costo inicial de 10 073 pesos y 4 reales.

Esta fortaleza se construyó insinuándose
al mar, franqueando la boca de la bahía de donde se
podía hacer fuego a las embarcaciones desde que
éstas se encontraban mar afuera, en una zona de la costa
donde se hacía difícil el desembarco por ser muy
abrupta y batir el mar con gran fuerza.

La Batería "Fernando VII" se encuentra separada
de la tierra por un foso y el acceso es a través de un
puente de madera. La construcción se pronuncia hacia el
mar protegida por un parapeto circular formada por dos muros de
mampuesto de 0.50 metros cada uno, separados entre sí por
un relleno de 0.80 metros de tierra y piedra.

Los muros de mampuesto de las naves que forman dicha
construcción tienen 0.50 metros de espesor. Sus techos son
en colgadizos, con alfardas de madera, encima presenta un
entablamento, terminando el mismo en tejas criollas. Sus puertas
y ventanas son a la española, estas últimas
están protegidas por rejas de hierro.

En ella se emplearon tres cañones de hierro
calibre 24.2, con proyectiles de a 8 y uno del calibre 4, los que
miraban hacia el mar, además de poseer un
cañón calibre 12, que estaba dirigido hacia la
tierra. Este armamento no llegó hasta nuestros
días.

En 1988, esta construcción militar se
restauró, eliminándose las variaciones que a
través de más de cien años se le hicieron y
otorgándosele su aspecto original. Un nuevo proceso
restaurativo se le practicó en el inicio del siglo XXI,
donde se le incorporó portal a las dos naves interiores
producto de la investigación y hallazgo del proyecto
original, encontrado en el Museo Militar de la Coruña, en
España.

Los Cuarteles.

Desde que se establecieron por primera vez los
destacamentos gibareños, con tropas de línea, el de
artillería en 1820 y el de infantería en 1824, como
consecuencia del desarrollo que va adquiriendo el poblado y en
sustitución de las milicias del país que
cubrían el servicio de la plaza, estas tropas se alojaban
en casas particulares alquiladas por el estado, generalmente en
la casa de madera situada en Buena Vista (hoy Avenida
Rabí), esquina a Dolores (actualmente calle Ricardo
Sartorio), que no se conservó para la
posteridad.

En 1854, los vecinos más acaudalados de la villa
se reunieron para cubrir el presupuesto con vistas a la
construcción de un Cuartel donde se alojara el
destacamento de infantería y posibilitar así la
permanencia de una compañía armada en el pueblo.
Ese cuartel se empezó a construir en las alturas de La
Vigía, pero al verlo el entonces Capitán General de
la Isla (1855) Don José Gutiérrez de la Concha,
consideró que la altura de la loma donde se había
ubicado el Cuartel resultaba perjudicial para la salud de los
soldados, por las fatigas que ocasionaba el ascenso y en
consecuencia, ordenó la suspensión de la
construcción. Hasta hoy nos han llegado sus ruinas. Consta
de un bloque principal de planta rectangular y un martillo
lateral, sus muros son de mampuesto; el ladrillo se
utilizó como elemento estructural en arcos, columnas y
huecos de ventanas, todo a vista. Su acceso principal está
conformado por tres vanos en arcos de medio punto.

Esta construcción, aunque inconclusa, es la mayor
de carácter militar colonial de nuestra villa. Su
ubicación en lo alto de la elevación le confiere un
gran valor paisajístico y constituye un punto mirador
desde el cual se observa gran parte de nuestra ciudad.

La Muralla y sus respectivos fortines.

La construcción de la muralla de la ciudad de
Gibara y sus respectivos fortines obedeció a razones
políticas y económicas. La necesidad que
tenían los vecinos de la villa de proteger sus bienes e
impedir la entrada de los mambises en la llamada "España
Chiquita", fueron argumentos decisivos.

La construcción se inició en los primeros
años de la década de 1870 y fue concluida alrededor
de 1875.

La muralla comenzaba desde la orilla del mar en la parte
norte del litoral, lugar que aún se conoce como Punta de
Muralla; continuaba subiendo por delante de los Colgadizos hasta
la Vigía (parte más alta del pueblo), pasaba por
detrás del cementerio hasta terminar pegada a la costa por
el otro lado, donde se encontraba la antigua estación del
ferrocarril Gibara-Holguín.

El muro construido tenía más de 2 000
metros de longitud, dos metros de altura y 61 centímetros
aproximadamente de espesor. De tramo en tramo estaba reforzado
por pilares interiores en sus ángulos
salientes.

Los muros y pilares interiores, así como los
fortines se construyeron con sillarejo y los techos y pisos de
los últimos eran de madera, usando además tejas en
las cubiertas.

Inicialmente, la muralla contaba con 5 fortines y dos
tambores de defensa. Entre 1875 y 1895 se le construyen dos
nuevos fortines.

De esta manera lograron los vecinos de Gibara ponerse a
cubierto de cualquier sorpresa, pues se hacía guardia
permanente, tanto en los tambores de defensa como en los
fortines, por soldados de la propia guarnición de
éstos y con ayuda de los voluntarios.

Aunque hasta nuestros días no han llegado
documentos que lo confirmen, la información oral
transmitida de generación en generación afirma que
a las seis de la tarde se disparaba un cañonazo que
indicaba el cierre de las puertas de la ciudad.

Debe decirse que este tipo de fortificación
está dentro de la tipología militar usada en
nuestro país a partir de la segunda mitad del siglo XIX y
que obedece a los cambios ocurridos en la poliorcética.
Gibara fue una de las dos ciudades amuralladas de Cuba (la otra
fue la capital del país).

Durante el gobierno del General Ricardo Sartorio Leal,
(primer alcalde que tuvo la villa en el período
republicano) se ordenó demoler la muralla para el relleno
de las calles y ensanchamiento de la ciudad. Aún quedan
los restos como testigo de una época.

Centro
Histórico actual

En aras de la conservación del Centro
Histórico Urbano de Gibara, en 1989, durante la Tercera
Sesión del V Período de Mandatos de la Asamblea
Municipal del Poder Popular, se aprobó el Reglamento del
Centro Histórico de la Ciudad, elaborado por las
Delegaciones Municipal y Provincial de Monumentos y la
Dirección Provincial de Planificación
Física, donde se demarcaba el área a conservar como
tal.

En el año 2003 dicho Reglamento sufrió una
leve modificación, aprobada por los organismos
correspondientes, en cuanto a la delimitación del Centro
Histórico Urbano de Gibara, donde se definió el
mismo a partir de la evaluación de la zona de alto valor
histórico, arquitectónico y ambiental y mayor grado
de conservación, definida por:

  • El norte: la calle Mariana Grajales.

  • El sur: la calle Francisco Vicente
    Aguilera.

  • El este: el litoral costero.

  • El oeste: la calle Maceo.

EVALUACIÓN DE LA CONSERVACIÓN DEL CENTRO
HISTÓRICO URBANO.

El Centro Histórico de Gibara ocupa 40 manzanas,
abarcando un área de 27.2 hectáreas que representa
el 15.6 % del total de área urbanizada de la ciudad (173.7
hectáreas) y el 14.3 % del área total (190
hectáreas). En ella se asientan 3394 habitantes, o sea el
19.7 % del total de habitantes (17240) del núcleo,
teniendo una densidad de 124.8 habitantes por hectáreas y
4.8 habitantes por viviendas.

Los resultados del inventario de localización
reflejan que del total de inmuebles contabilizados 828, el 62.2 %
pertenecen al siglo XIX y el 37.8 % al siglo XX.

De acuerdo a la función original de las
edificaciones hay predominio de las construcciones
domésticas, 88.6 %, aún cuando en la actualidad no
todas se usen para esta función.

En cuanto a la integridad el 89.6 % corresponde a las
edificaciones sin transformación o poca
transformación. Estos índices se corresponden con
transformaciones a nivel de fachada en la carpintería,
vanos y techos, a nivel de planta al dividirse y subdividirse los
inmuebles tanto por particulares como por el Estado, como
resultado de insertar en edificaciones, sin estudio previo,
nuevas funciones, para las que no fueron creados los mismos. La
falta de mantenimiento ha dado lugar a la perdida de elementos
característicos de la ciudad: pretiles, corredores
alrededor de las plazas, piñas de remate, aleros,
herrería y otros elementos de decoración,
así como la población, ante la imposibilidad de
restaurar y conservar su vivienda, tiende a sustituir y crear
nuevos elementos que le son más factibles de realizar,
llegando inclusive a alterar la línea de fachada al
introducir el medio portal, marquesina, etc.

De la valoración integral realizada en
relación con la conservación de elementos
originales y su significación cultural se concluye que el
57.7 % de construcciones consideradas, corresponden a los grados
de protección I y II y el 41.5 % a los grados III y
IV.

PROBLEMÁTICA ACTUAL DEL CENTRO HISTÓRICO
URBANO.

EVALUACIÓN URBANÍSTICA.

La ciudad mantiene su estructura urbana original,
conservando una imagen de alta calidad, aunque se han edificado
algunas construcciones carentes de estudios de integración
con las tipologías existentes en el área, los
colores aplicados a los inmuebles tampoco se corresponden con las
características y época de las construcciones y no
existe un mobiliario, ni gráfica urbana que armonice con
el entorno, todo lo que indudablemente afecta desde el punto de
vista estético formal y ambiental la imagen de la
villa.

La red vial se encuentra pavimentada, aunque en los
últimos años ha sufrido deterioro. Como la
frecuencia de uso no es alta, no existe contaminación
sónica por este concepto, ni graves congestionamientos,
con excepción de la calle Independencia que al ser una
arteria vehicular principal del núcleo y la zona de
comercio más importante, genera cargas y descargas de
mercancías, a lo que se suma la estrechez de sus aceras,
interrumpidas además por postes del alumbrado
eléctrico, trayendo por consecuencia que el
transeúnte utilice la calle como medio de
circulación.

USO DE SUELO, EQUIPAMIENTO DE NIVEL DE CIUDAD Y
FRECUENCIA DE USO.

El territorio que analizamos de acuerdo a las funciones
predominantes está conformado por una zona central cuyo
carácter es polifuncional y una zona periférica que
bordea a la anterior donde la función predominante es la
residencial, la que representa el 86 %.

El carácter polifuncional del área central
que coincide con el centro de ciudad y el centro tradicional, se
debe a que en el mismo coexisten instalaciones con diferentes
usos y funciones como son: de servicio, comercio,
gastronomía, turismo, cultura, educación, Salud
Pública, administración, deporte, etc. Existen
además instalaciones productivas, talleres y almacenes,
algunos de ellos incompatibles con el centro, pues establecen
relaciones inarmónicas o indeseables tanto con las
construcciones como con la funcionabilidad del
área.

Según el programa mínimo de
infraestructura social para este asentamiento existe un
déficit en el equipamiento requerido a instalar en el
centro para dar servicio a la población del núcleo,
tal como consultorios médicos, círculos infantiles,
bar, hotel, cabaret, óptica, palacio de matrimonio,
lavandería de autoservicio, áreas deportivas, entre
otros.

Además, en la trama urbana no están
distribuidos los servicios de acuerdo a un balance de actividades
que permita una animación de toda la zona central,
así como tampoco de horarios, lo que hace que su
frecuencia de uso sea fundamentalmente diurna.

ESTADO TÉCNICO CONSTRUCTIVO.

La tipología arquitectónica, que en su
mayor número corresponde a la arquitectura cubana del
siglo XIX y principios del XX, crea una situación compleja
a la hora de intervenir en los inmuebles debido al deterioro
propio por su antigüedad, el escaso trabajo de mantenimiento
durante años y la complejidad de las técnicas
constructivas antiguas que requieren. Las cifras indican que el
42.6 % del total de edificaciones están en buen estado, el
33 % en estado regular y el 24.4 % se encuentra en mal y
pésimo estado. La situación más
difícil está relacionada con las cubiertas al ser
éstas de madera (material muy deficitario) recubiertas de
tejas y la carpintería, también de
madera.

REDES TÉCNICAS.

El área es abastecida en su totalidad por la red
de acueductos y electricidad. La zona evacua sus residuales
mediante fosas, ya que carece de alcantarillados, lo que provoca
contaminación en el nivel freático
subterráneo.

INVESTIGACIONES SOCIOLÓGICAS.

La Dirección Provincial y Municipal de
Planificación Física y las Delegaciones Municipal y
Provincial de Monumentos en aras de obtener criterios que apoyen
los estudios destinados a garantizar la conservación del
Centro Histórico y sus monumentos, realizó una
investigación a través de encuestas cuyos
resultados mostraron que la población tiene una actitud
positiva ante la preservación de la ciudad y sus
habitantes esperan que Gibara se desarrolle como centro de arte y
cultura y que puedan materializarse todas sus potencialidades
turísticas.

PLAN DIRECTOR.

El Plan Director, como instrumento del Gobierno del
territorio que posibilitaba planificar, coordinar y regular el
proceso de desarrollo y transformación del municipio e ir
poniendo en práctica gradualmente las políticas de
desarrollo definidas. Fue confeccionado en 1987.

Debido a la reorientación que se ha tenido que
realizar en el país en el orden económico,
perdió actualidad y eficacia para continuar su
aplicación y tomando como base las nuevas condiciones
económico-sociales por las que atraviesa el país,
se culminó el Plan de Ordenamiento Territorial por parte
de la Dirección Provincial de Planificación
Física. Sin embargo consideramos que el mismo no ha tenido
una correcta aplicación por parte de las autoridades
administrativas del territorio en lo referente a la
conservación del área con valores patrimoniales
declarada Monumento Nacional.

Estrategia para
la conservación del Centro
Histórico

La preservación de los valores del Centro
Histórico, la riqueza de sus formas arquitectónicas
y su trama urbana, plantean problemas complejos, cuyas soluciones
habrá que buscarlas en primer lugar, en el respeto a la
identidad histórico-cultural, por tanto será mucho
mejor definir su rol en un contexto socioeconómico
distinto al que fue creado. Se trata de determinar un proyecto de
revitalización de un conjunto urbano con notables valores
culturales que ya no tiene las funciones que motivaron su
nacimiento y desarrollo e insertarlo en las nuevas condiciones
socioeconómicas que viven el territorio en particular y el
país en general.

Potencialmente este proyecto tiene valor
histórico cultural relevante pues está encaminado a
proteger las fuentes objetivas del conocimiento histórico
y garantizar la permanencia de la significación del
monumento, pero adquiere además una importancia
económica por los ingresos que le puede generar su
utilización y un efecto social, dadas las fuentes de
empleo que admitiría en una ciudad donde actualmente
existe un gran desbalance entre la población de edad
laboral y el número de puestos de trabajo, lo que ha
traído consigo un gran potencial de fuerza laboral
disponible.

El Centro Histórico de Gibara requiere un
programa integral de recuperación enmarcado en los planes
económicos-sociales de la ciudad, que integre y propicie
la solución de los problemas que afectan a la comunidad
que la habita, al tiempo que se trabaje en la
revitalización cultural, social y turística, hasta
convertirlo en un atrayente foco de interés dentro de las
proyecciones nacionales e internacionales del
país.

El programa debe concebirse previo estudio y
revisión de la estructura técnico-constructivo y
administrativo que pueda materializarlo, del potencial cultural,
natural y humano que existe y teniendo en cuenta la efectividad
económico-social del mismo.

Como premisa, se enfatizaran los trabajos de
conservación que permitan prolongar la vida útil de
la mayor cantidad de inmuebles y utilizarlos adecuadamente,
reservando la restauración exhaustiva para las
edificaciones de valor excepcional.

Debe preverse de forma gradual planes dirigidos hacia
aquellas plazas, zonas, ejes o edificios de más alto valor
monumental o ambiental, creándose progresivamente
circuitos o polos de animación.

Incorporar el patrimonio cultural intangible a esa trama
urbana y arquitectónica, de manera que la
recitación de las tradiciones sea viva y no escenografita,
es prioridad insoslayable.

Por último, debe concebirse una poderosa y bien
estructurada campaña con relación a la
protección del Centro Histórico, que involucre a
todas las autoridades, organismos, instituciones y pueblo en
general, en el empeño de que Gibara pueda renacer y ocupar
el lugar que le corresponde, como excepcional sitio de
atracción histórica, cultural, científica y
turística.

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Autor:

Alberto Mora Reynaldo

Partes: 1, 2, 3
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