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El incesto una forma grave de abuso sexual (página 2)



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Lamentablemente, los datos estadísticos
registrados, en los últimos años, son indicadores
muy importantes y alarmantes sobre este fenómeno en
nuestro país. Por ejemplo, los resultados de la
investigación realizada en Lima por la OMS, el Centro
Flora Tristán y la Universidad Cayetano Heredia,
reportaron que el 55.6% de mujeres entrevistadas ha sufrido de
abuso sexual incestuoso antes de llegar a los 15 años. En
el Cuzco esta cifra llegó a 40.6%.

La Rosa (1997) en su estudio realizado sobre
adolescencia e iniciación sexual, con estudiantes de
colegios nacionales de sectores populares de Lima,
encontró que la iniciación sexual reportada en
mujeres se vincula con la experiencia de violación sexual
por parte de familiares, igualmente se halló en dicha
investigación un número considerable de casos en el
cual el varón se inicia sexualmente por
violación/engaño.

Según las estadísticas basadas en el
registro de evaluaciones psicológicas en casos de delitos
contra la libertad sexual realizadas en la División
Médico legal I de Rioja, Departamento San Martín,
entre mayo del año 2008 hasta diciembre del año
2009, el mayor porcentaje de casos comprende violencia sexual en
adolescentes seguido de casos de delitos contra el pudor en
niños, siendo un porcentaje considerable las agresiones
por parte de familiares de la víctima.

Conforme estadísticas lo señalan las
personas que cometen abuso sexual tienen una relación de
parentesco familiar con el menor o la menor; siendo el mayor
número de casos cometidos en el hogar de la víctima
(Gómez, 1997; MINSA; Asociación Kallpa y OPS, 2003;
Kempe, 1978; Woodling, Evan y Bradbury, 1977; Vilchez O., 1986
citados por Félix, 1997; Rice, 1997; Galdos, 1995). Entre
los principales protagonistas de abuso sexual se tiene al
tío, padre, padrastro y hermano (Gómez,
1997).

Como muestran los datos estadísticos la
mayoría de casos de abuso sexual es de tipo incestuoso, ya
que el abusador es una persona con lazos consanguíneos o
del propio entorno familiar. Precisamente, el abusador aprovecha
la relación de cercanía y confianza con el menor o
la menor para abusar como se verá en el siguiente
apartado.

Pautas de
relación familiar en el incesto

El incesto rara vez es un hecho aislado en la vida de un
niño o niña, es un proceso. Como muestran las
estadísticas con frecuencia cuando el abuso se descubre ha
estado ocurriendo por un período prolongado de tiempo
(Gómez, 1997), éste puede ir desde meses hasta
cuatro, seis o más años.

En cuanto a las pautas de relación establecidas
en las familias incestuosas Herman (1981), Madona, Scoyk, y Jones
(1991), encuentran que las características más
comunes en este tipo de dinámicas familiares
son:

1. Los roles dentro de la dinámica familiar son
difusos, invasivos e inflexibles.

2. Predominio del patriarcado absoluto como forma de
organización de la familia, con un componente de violencia
intrafamiliar.

3. Creencias mitológicas de la dinámica
familiar, como roles sexuales tradicionales, dominio mediante la
fuerza y control absoluto de las mujeres que conforman el
núcleo familiar.

4. Déficit en habilidades, de resolución
de conflictos, habilidades de comunicación e incapacidad
de expresión emocional intrafamiliar.

5. Dificultades en la permeabilidad y responsabilidad a
las demandas e influencias del exterior de la familia. "Los
delitos sexuales ocurren en familias caracterizadas por un alto
grado de aislamiento social. Dentro del estereotipo, tales
familias viven en lugares muy apartados, son pobres y de
carácter híbrido, pero también en las
ciudades y suburbios, se pueden encontrar familias igualmente
aisladas".

6. Coaliciones destructivas entre los miembros de la
familia, que revierten en mensajes de rechazo sobre los
hijos.

Según Gallo (1998) las relaciones entre los
miembros de la familia suelen ser marcadas por el resentimiento,
los celos y la ambivalencia.

En cuanto al perfil de los miembros que componen la
familia abusiva, la situación es más compleja, no
pudiéndose demostrar ninguna característica de
personalidad típica en las personas involucradas en un
comportamiento incestuoso. Solo se han logrado retratos muy
generales de carácter clínico, más que
sistemático.

Según los estudios realizados por Cooper y
Cormier (1990), en el caso del padre, concluyen que es
difícil establecer un rango de nivel socioeconómico
definido y que no se encuentran correlaciones entre la historia
emocional o psicológica del padre y el comportamiento
incestuoso, pero el inicio del abuso suele coincidir con la etapa
puberal de la víctima.

En el caso de la madre, Gómez, J. y Velandia, R.
(2000) encuentran un componente de alta pasividad y dependencia,
al igual que se observa demasiado vulnerable y susceptible a las
presiones externas. La figura materna es percibida por la
víctima como rival, ente ausente o pasivo ante el
comportamiento incestuoso, describiéndose en muchos casos
como una madre ausente, en caso de muerte o enfermedad,
emocionalmente poco asequible tanto a los hijos como al
padre.

En el caso de los hijos de familias incestuosas, "no se
ha podido demostrar hasta la fecha, ninguna característica
de personalidad típica en las víctimas objeto de
incesto". Lo encontrado más frecuentemente es que las
víctimas adquieren un papel especial en la dinámica
familiar patológica, asumiendo un rol paternal en la
medida en que de ellas depende el mantenimiento del secreto,
alrededor del cual se articulan las demás relaciones
familiares.

Finkelhor (1980) refiere que el explicar una hija tolere
y en algunos casos hasta coopere en que se dé una
relación incestuosa que puede extenderse por meses o
aún años, un factor que se cita con frecuencia es
que la hija puede estar recibiendo un tipo de atención y
afecto que de otro modo no podría obtener. Así
mismo, las hijas pueden abrigar la noción posiblemente
cierta de que sin la relación incestuosa no habría
familia. Por supuesto, que una vez que se da el incesto esta
fantasía se vuelve aun más real, puesto que el
revelar o terminar con la relación traerá
virtualmente la crisis de la disolución familiar que todo
el tiempo se a temido.

Las pautas de relación de las familias con
comportamientos incestuosos, afectan las interpretaciones de los
vínculos sociales y de género en las
víctimas, a su vez que inciden en todas sus demás
esferas.

Explicaciones
teóricas sobre los factores etiológicos del abuso
sexual incestuoso en menores de edad

Desde una perspectiva psicodinámica se puede
explicar porque surgen las relaciones incestuosas, hay que
remitirse a la canalización de instintos agresivos y
placenteros la cual es aprendida por el niño (a) a
través del ejemplo de sus padres y por lo que él
vive en su vida familiar. Estos aprendizajes y experiencias
cotidianas se transforman en vivencias emocionales tempranas y
enseñan al niño (a) infinidad de conductas de
canalización y utilización de estos impulsos;
siendo en el marco de esta relación, de este
vínculo con los padres o sus sustitutos, que el
niño (a) aprende e incorpora a su repertorio de
(conductas) roles que pondrá en ejecución en la
vida social. Asimismo, aprende que conductas se pueden tener con
los padres, con los amigos, con la pareja y los escenarios y la
forma adecuada para la satisfacción de sus impulsos de
toda índole. A este proceso de aprendizaje social se le
denomina socialización.

Pero ¿que pasa en las relaciones incestuosas?.
Para comprenderlo se debe remitir al concepto de endogamia y
exogamia. El concepto de endogamia alude a la canalización
de impulsos sexuales de la persona teniendo como escenario la
propia familia, es decir, este concepto, alude a la dificultad en
canalizar los impulsos sexuales orientándolos hacia la
conformación de la pareja; mientras que el concepto de
exogamia, es todo lo opuesto, el individuo canaliza los impulsos
eróticos al constituir relaciones familiares a partir de
la conformación de la pareja. El desarrollo socioemocional
implica la traslación de la endogamia a la exogamia. Los
impulsos eróticos del niño (a) son orientados desde
dentro de la familia (endogamia) hacia fuera de ella (exogamia).
El paso de la endogamia hacia la exogamia se realiza mediante la
constitución y el reconocimiento social de la pareja, en
un marco de respeto, apoyo y desarrollo económico social
mutuo.

En el incesto este proceso de la endogamia a la exogamia
ha sido tergiversado; el niño nace con sus impulsos pero
sin objeto, es decir requerirá aprender en la familia cual
es el objeto apropiado para la descarga y satisfacción de
éstos; en el caso de los impulsos sexuales, el niño
(a) deberá aprender que no es dentro de su familia
nuclear, extensa o política, ni con ninguno de sus
miembros que podrá satisfacer estos deseos.

Inicialmente, estos impulsos se dirigirán hacia
el ser con el cual el niño (a) tenga mayor
relación, quien generalmente, es la madre. En el caso que
este adulto, (madre o padre), por algún problema
emocional, sienta atracción sexual hacia su hijo (a), el
niño o niña percibirá estos deseos y
reforzará los propios, con el resultado que éstos
quedan fijados con dicho adulto, madre o padre; es decir dentro
de la familia. Reforzándose así, la endogamia, es
decir, la orientación y satisfacción de los
impulsos sexuales dentro de la familia como factor determinante
para la fantasía o materialización del
incesto.

Gómez (1997) señala que el abuso sexual es
un acto de violencia que un adulto ejerce contra un menor,
utilizando la sexualidad como instrumento de dicho acto; al igual
que otros actos de violencia ésta no es resultado de la
mente enferma o un cuerpo insano sino es la consecuencia de la
legitimización que la sociedad hace respecto de la
violencia.

Galdos (1995) manifiesta que la causa del abuso sexual
es el mal uso del poder. En el abuso sexual, la autoridad y el
poder respaldan al abusador.

Hay quienes conceptualizan el abuso sexual desde una
perspectiva psiquiátrica o psicopatológica,
considerando que el abuso es producto de una mente trastornada o
enferma, como son los casos de psicópatas violadores,
pedofílicos, etc.

El incesto se encuentra vinculado, tanto a nivel de
víctima como de victimario, con sistemas familiares que
promueven y refuerzan estilos de vida estereotipados, insanos.
Los miembros de estos sistemas familiares se caracterizan por un
deficiente control de impulsos, por ejemplo, en la presencia de
conductas autopunitivas, autoinculpatorias y sancionadoras
consigo mismo (a); por la ausencia de conductas de
protección y autocuidado, y por tener una identidad
débil, poco clara, poco definida, manifestada a
través de una conducta dependiente, social y
emocionalmente poco asertiva (MINSA; Asociación Kallpa y
OPS, 2003).

Félix (1997) hace referencia que la familia como
sistema abierto, constituye el medio a través del cual el
individuo internaliza, desde su infancia, el contexto esencial de
la sociedad y la cultura, convirtiéndose en producto y
parte de este sistema. Esto hace que el abuso sexual y otros
actos de violencia no sean atribuibles única y
exclusivamente a un individuo, a una familia o a un grupo, sino a
todo el sistema social, en el que cada uno de sus integrantes son
copartícipes y corresponsables para que se produzcan estos
hechos que tanto nos preocupan y alarman actualmente.

Consecuencias de la
victimización sexual en los niños y
niñas

Rodríguez de los Ríos y colaboradores
manifiestan que los estudiosos del abuso sexual infantil
coinciden en sostener que los efectos en la vida de niñas
y niños abusados pueden ser devastadores, el grado de
afectación de la víctima va a depender de muchos
factores, entre otros: su edad, la adaptación de su
personalidad, si la ofensa es cometida por un extraño o
familiar, el grado de violencia envuelta en el abuso, el tiempo
que se ha estado repitiendo el abuso, la estabilidad de la
familia, y el recibir o no ayuda profesional adecuada (tanto la
víctima como la familia).

Algo parecido dicen Gómez, J. y Velandia, R.
(2002) quienes manifiestan que, específicamente, los
efectos característicos del abuso sexual infantil,
dependen de la red de apoyo primaria, es decir, los padres, las
estrategias de afrontamiento y de las evaluaciones cognitivas o
estilo atribucional de las víctimas.

El abuso sexual incestuoso deja graves secuelas en los
menores que las padecen pudiendo ocasionar graves trastornos
psicológicos irrecuperables, y en la mayoría de los
casos, si carecen de tratamiento, la posibilidad de que la
víctima de abuso cometa el mismo tipo de daño en el
futuro con sus propios hijos.

En la práctica clínica se ha podido
observar que las mujeres adultas que fueron víctimas de
incesto, suelen manifestar problemas para establecer una
relación afectiva pues tienen problemas para expresar
sentimientos íntimos de afecto hacia los demás, son
desconfiadas, y en el plano sexual, presentan dificultad para
desarrollar relaciones sexuales placenteras, generando
insatisfacciones y dificultades con su pareja; también se
ha visto que el incesto puede originar traumas que lo lleven a
depresiones y en los casos más extremos tendencia al
suicidio.

Los varones con antecedentes de abuso sexual tienden a
ser fuertemente extrapunitivos, desplazando la agresividad hacia
otras personas y probablemente intenten bregar con su trauma
repitiendo la conducta que sufrió, tratando de
identificarse con el agresor. De este modo muchos de ellos se
convierten en agresores sexuales de menores, incluso de sus
propias hijas o hijos (Félix, 1992 citado por
Félix, 1997)

La
Prevención

¿Cómo prevenir el problema del incesto, si
es precisamente la persona de quien más confía el
niño o niña la que hace el daño?,
¿cómo tomar medidas preventivas, si son los padres
y tutores, encargados de estimular el desarrollo de la autoestima
y la identidad del niño (a), de la formación de
valores, de dar amor, seguridad, de cultivar el respeto mutuo y
la autonomía, quienes atentan contra todo esto?, las
preguntas son difíciles de contestar, sin embargo, gracias
a los hallazgos de la psicología preventiva y la
psicología clínica, existen factores insertos en el
estilo de vida de la familia que se encuentran muy relacionados
con el incesto y que las familias deben conocer y especialmente
los docentes de las escuelas quienes deben ser capacitados para
realizar una buena detección y poder prevenir a tiempo
estos casos. A continuación se presentan estos
indicadores:

  • La pareja constituida tiene una diferencia de edades
    muy significativa.

  • Colecho y cohabitación.

  • Roles confusos en la familia.

  • Sexualidad de la pareja insatisfactoria o
    ausente

  • Trabas a que el hijo (a) pueda constituir un grupo
    de pertenencia (amigos, amigas) fuera de la
    familia.

  • Padres "tocadores".

  • Al interior de la familia niños (as)
    tocadores".

  • Padres e hijos (as) juntos bañándose
    desnudos o también padres que bañan a sus hijos
    hasta edades en que el niño o niña pueda
    valerse por sí mismo (a).

  • Padres excesivamente protectores o celosos por el
    enamoramiento de sus hijos (as).

  • Padre o tutor con tendencia a la dominación
    y/o estilos disciplinarios rígidos.

  • Resistencia del padre a someter al niño a
    evaluaciones médicas o psicológicas.

  • Falta de cooperación de los padres con las
    autoridades de la escuela.

  • Con frecuencia el padre o tutor considera al menor
    como su pertenencia.

  • Solteros (as) maduros.

Se puede prevenir o detectar un caso en el cual un
niño o niña está siendo víctima de
abuso sexual, al observar cambios en su comportamiento pues el
(la) menor que está viviendo una situación de abuso
sexual presenta ciertos signos que pueden evidenciarse y se debe
tomar en cuenta con prontitud:

  • Dificultad para caminar o sentarse.

  • Dolor, picazón o malestar continuo de la zona
    genital o rectal (inflamación, irritación
    enrojecimiento o flujo)

  • Ropa interior destruida, sucia o manchada de
    sangre..

  • Infecciones urinarias.

  • Dolores de estómago.

  • Pérdida del apetito.

  • Se asea los genitales en forma exagerada o se niega
    a hacerlo.

  • Retroceso en el comportamiento: orinarse en la cama,
    chuparse el dedo o llorar mucho.

  • Cambios repentinos en su forma de ser (agresividad,
    irritabilidad, tristeza, aislamiento)

  • Desconfianza en los demás.

  • Temor a llegar a casa, huida de la casa.

  • Miedo a la presencia de ciertas personas, a quedarse
    solo (a) o a ser dejado (a) en ciertos lugares o con alguien
    en especial

  • Bajo rendimiento escolar en general.

  • Mala relación con los niños de su
    edad.

  • Interés extraordinario o conocimiento muy
    precoz sobre temas de actividad sexual.

Hay que señalar, todo niño (a) o adulto
(a) que ha sufrido de incesto está afectado
psicológicamente, por lo tanto, requiere psicoterapia,
así hallan pasado muchos años desde ocurrió
el abuso. Por las huellas que deja el incesto es importante tomar
consciencia de que un tratamiento psicoterapéutico es
fundamental. Si no se recupera la víctima, puede repetir,
posteriormente, situaciones incestuosas (repetición
transgeneracional), esto demuestra que tratar es también
prevenir a que suceda en el futuro este fenómeno; el
incesto está asociado a una dinámica familiar
disfuncional, por esto, es importante que todo familiar afectado
por estos hechos requiere ser atendido, igualmente, el abusador
deberá contar con tratamiento psicoterapéutico
porque es posible que haya sufrido también abuso sexual en
su niñez o adolescencia.

Conocer los determinantes y condicionantes individuales
del incesto permite recomendar algunas medidas preventivas frente
al problema:

  • Evitar el hacinamiento en la vivienda de manera que,
    cada miembro de la familia disponga de su espacio. Esto es
    importante, porque a partir de esta separación el
    niño o la niña se discrimina, construye y
    fortalece su identidad.

  • Evitar el colecho o la cohabitación porque
    expone al niño (a) a presenciar la sexualidad de los
    padres en un momento y edad que no le permite entender lo que
    está pasando y lo confunde.

  • Definir con toda claridad los roles de las figuras
    parentales y miembros de la familia en correspondencia con la
    posición que ocupan y en un marco de respeto,
    diálogo y bienestar mutuo.

  • Proporcionar una clara, precisa y adecuada
    información a los niños (as) con respecto a la
    sexualidad en la medida qué estos lo
    demanden.

  • Favorecer la pertenencia de los niños (as) a
    grupos institucionalizados, por ejemplo: asociación de
    Boy Scouts, clubes sociales o deportivos, en otros. Esto les
    permitirá la incorporación de normas y valores
    del grupo favoreciendo el desarrollo de su autoestima y de
    las conductas de autocuidado.

  • Verbalización por parte de los padres de los
    sentimientos que sienten en un momento determinado, alli el
    niño (a) aprenderá a discriminar que emociones,
    sentimientos y sensaciones corresponden a un caricia sin
    erotización y que sensaciones corresponden a una
    caricia erotizada.

La Psicología Preventiva actualmente propone la
promoción de estilos de vida saludables en la familia, el
fomento de vínculos sanos entre padres e hijos (a), para
esto es importante que los padres brinden a sus hijos un ambiente
familiar de amor y respeto, donde el niño (a) se sienta
protegido; un clima familiar donde sus miembros puedan
comunicarse, expresando sus sentimientos abiertamente y con la
seguridad de que serán escuchados y comprendidos, sin
temor a ser sancionado o criticado, siendo la confianza el
elemento fundamental para que pueda darse una comunicación
saludable. ¿Pero como hacer todo esto, si se vive en una
sociedad desorganizada social, política y
económicamente, donde los valores han sido
distorsionados?.

El fenómeno del incesto debe ser visto más
allá de una alteración o desajuste
psicológico de un individuo, sino como producto de una
sociedad en la cual el proceso de socialización mediante
el cual se transmiten e interiorizan valores, normas, creencias,
actitudes, pautas de conducta y expectativas del rol social,
refuerzan y legimitizan la arbitrariedad y el abuso, siendo
responsables los agentes socializadores: la familia, la escuela,
los medios de comunicación, las instituciones, etc., por
lo tanto, el fenómeno del abuso sexual cualquier sea su
tipo debe ser visto y abordado en forma integral, y como dice
Félix, globalmente, la responsabilidad es de todo el
sistema social que permite ocurran estos hechos, por
consiguiente, son todos los elementos interactuantes (agentes
socializadores) del sistema los responsables para prevenir este
problema.

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Autor:

Rubén A. Pisconte
Barahona

Psicólogo de la División
Médico Legal I de Rioja – Ministerio Público.
Docente de la Facultad de Educación y Humanidades – Rioja.
Universidad Nacional de San Martín.

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