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Incidencia de un plan de actividades física en el adulto mayor (página 2)



Partes: 1, 2, 3

Hay programas de actividad física para ancianos
que ponen el énfasis no solamente en las cuestiones
circulatorias, sino también en las musculares y
óseas. Para el equilibrio, la autonomía en las
actividades cotidianas y la prevención de caídas,
es importante fortalecer los músculos abdominales y
espinales. Para los que no pueden moverse tanto, siempre
habrá opciones mucho mejores que el total
sedentarismo.

El gobierno realiza ingentes esfuerzos para mejorar la
calidad de vida de la población, y en particular del
Adulto Mayor, a través de un grupo de actividades, donde
predominan las de tipos físicas. Sin embargo, la
participación de este grupo etáreo no es la mejor,
esto se corrobora en la comunidad la mosca del municipio San
Felipe, donde la asistencia de esta tercera edad a las
prácticas físicas es ínfima por lo que se
considera como:

1.1 Problema científico
¿Provocará la aplicación de un plan de
actividades con un carácter significativo, integrador y
sistemático el incremento en los niveles de
motivación, participación y reconocimiento de los
beneficios de la actividad física en adultos
mayores?

1.2 Objetivo general:

Valorar el efecto que provoca la aplicación de un
plan de actividades con un carácter significativo,
integrador y sistemático sobre los niveles de
motivación, participación y reconocimiento de los
beneficios de la actividad física en adultos
mayores.

1.3 Objetivos específicos:

1-Diagnosticar el contexto o el proceso de
participación de los adultos mayores en las actividades
físicas.

2-Determinar las necesidades que presentan los adultos
mayores.

3-Elaborar el plan de actividades en función de
las necesidades.

4-Validar instrumentos que favorezcan los niveles de
motivación, participación y reconocimiento de los
beneficios de la actividad física en adultos
mayores.

5-Aplicar el plan de actividades con carácter
significativo, integrador y sistemático durante un
período.

6-Constatar el efecto del plan sobre los niveles de
motivación, participación y reconocimiento de los
beneficios de la actividad física en adultos
mayores.

1.4 Hipótesis que la aplicación de
un plan de actividades con un carácter significativo,
integrador y sistemático mejora los niveles de
motivación, participación y reconocimiento de los
beneficios de la actividad física en el adulto
mayor.

1.5 El Objeto de Estudio: Va encaminado a la
aplicación de un grupo de colaboradores en el proceso de
atención del adulto mayor en las actividades
físicas.

1.6 Campo de Acción: Se basa en el plan de
actividades con carácter significativo, integrador y
sistemático que incremente los niveles de
motivación, participación y reconocimiento de los
beneficios de la actividad física en el adulto
mayor.

1.7 Conceptualización de las
variables.

Variable Independiente.

Plan de actividades con un carácter
significativo, integrador y sistemático. Es significativo
por la importancia y los beneficios que brinda el ejercicio
físico para la salud; integrador, por la cantidad de
variables que intervienen en el plan, además del
médico y la enfermera, el especialista en cultura
física, la familia y las organizaciones políticas y
de masas que juegan un papel importante dentro de la comunidad y
sistemático por la frecuencia con que se realiza la
práctica, que este caso es de tres veces por
semana

Variables Dependientes.

Incremento de los niveles de motivación,
participación y reconocimiento de los beneficios de la
actividad física en el adulto mayor.

Indicador

Concepto

Prueba

Motivación

Actuar con una buena
motivación por la práctica de las actividades
físicas deportivas, siendo la causa fundamental para
mantenerse en forma, mejorar el aspecto físico y
mental, los índices de salud y calidad de vida,
todos estos elementos socializadores, contribuyen a que las
personas se reúnan, y desarrollen entre si valores
como la amistad, solidaridad, colectivismo y la ayuda
mutua. (Fernando González Rey)

VER ANEXOS(1Y2)

4.1 – 6.1

Participación

Acción de participar, dado a
las personas que sean de su interés.

VER ANEXOS(1Y2)

3.1 – 3.2 – 5.2

Reconocimiento de los beneficios de
la actividad física.

Agradecimiento hacia la persona o
cosa que se reciba un beneficio o una
atención.

VER ANEXOS(1Y2)

2.1 – 2..2 y 5.1 – 4.2

1.8 Justificación del
estudio.

En la actualidad la importancia que tiene
realizar ejercicio físico de una manera regular y
controlada cumple un papel muy importante en el Adulto Mayor. En
primer lugar, porque el ejercicio físico es una base de
interés en la prevención de enfermedades y en
segundo lugar porque ayuda a mantener la capacidad funcional, que
empieza a manifestarse significativamente en estas
edades.

Jiménez (1998), concluye que las
actividades físicas deben contemplar básicamente el
acondicionamiento físico en el que prevalecen el
desarrollo de la resistencia orgánica, manutención
y aumento de la fuerza, mejora de la velocidad, incremento de la
movilidad y del equilibrio, trabajo de la coordinación
dinámica específica y de las tareas de
manipulación.

Por otra parte a pesar de que la actividad física
es desarrollada por todos en distinto grado durante su
existencia, los cambios logrados por el organismo con el
ejercicio no son permanentes, sino transitorios, porque
desaparecen al abandonarse su práctica. Santander W,
1993.
Se presentan declinaciones funcionales en la
mayoría de los sistemas fisiológicos del cuerpo,
las cuales favorecen la incidencia y progresión de
enfermedades crónicas como cardiorrespiratorias,
hipertensión, diabetes mellitus y otras, relacionadas con
el proceso de envejecimiento y la inactividad. En personas
mayores, la inactividad se considera fundamental en el aumento de
las declinaciones que experimentan hasta el punto de casi
duplicar sus posibilidades de riesgo de contraer enfermedades
coronarias a diferencia de aquellas personas que sí
participan en actividades físicas regulares. McGinnis,
M, 1992. Rikli, R & Edwards, D, 1991.

Asimismo el ser humano en las diferentes etapas de su
vida debe luchar por tener un estilo de vida que le permita
acceder a un trabajo, donde pueda gozar de una vida saludable; en
este sentido puede abordar mejor su etapa de adulto mayor.
Calderón, 2005

Por esta razón se diseña y se aplica un
plan de actividades que contribuyan al mejoramiento y
mantenimiento de la calidad de vida del Adulto Mayor.

1.9 Aporte: Se aplicara un plan de actividades
que incremente los niveles de motivación,
participación y reconocimiento de los beneficios de la
actividad física en el adulto mayor. .

Novedad: conocer las necesidades del adulto
mayor, sus preferencias, así como la estructuración
de programas en correspondencia con dichas
preferencias.

1.10 Estructura de la tesis.

El presente trabajo se encuentra estructurado en cinco
apartados, en el primero se hace referencia al propósito
fundamental de nuestro trabajo, planteando fuentes principales y
surgimiento del problema, se declara además, el objetivo
de la investigación, así como también, la
hipótesis a defender y los pasos a seguir para si dar
cumplimiento al trabajo.

En el segundo apartado se abordan aspectos relacionados
con el marco teórico referencial donde se muestran
elementos acerca de la importancia que reviste la práctica
física en el adulto mayor con el objetivo de mejorar su
calidad de vida y hacer esta más saludable y duradera. En
este marco se muestran además todos los estudios
realizados acerca de las mejoras y beneficios que ha aportado la
actividad física, también se relacionan datos
específicos, tales como las definiciones emitidas por
autores y los logros obtenidos.

El tercero se refiere al diseño de la
investigación, métodos e instrumentos aplicados y
su validación, además, de los aspectos que se basan
en el comportamiento de la tercera edad, en cuanto a la
participación a las actividades de la Cultura
Física; el diagnóstico, y con este nos nutrimos de
las necesidades, grupos de edades y sexo, finalizando este con la
presentación del plan.

El cuarto queda dedicado a la exposición y
análisis de los resultados desde el punto de vista
descriptivo y se establecen las comparaciones correspondientes a
determinar la significación de las diferencias entre las
distribuciones obtenidas en cada indicador seleccionado en cuanto
a su comportamiento antes y después de aplicado el
plan.

El quinto y último se dedica a establecer las
conclusiones que se derivan en el estudio y se especifican
futuras líneas de investigación.

Capítulo 2:

Marco
Teórico

2.1 El Adulto Mayor: Envejecimiento versus,
vejez.

Al ser nuestro objeto de investigación las
personas de la tercera edad, se hace necesario referirnos a
conceptos teóricos relacionados con este grupo etario como
es la vejez.

Etimológicamente, la palabra "vejez"
procede del latín vetus que, a su vez, viene definido por
"la persona de edad" (Diccionario de la RAEL, 2002).
Así pues, los conceptos de viejo, vejez, envejecimiento,
madurez, senectud, etc., hacen alusión a una
condición temporal y, concretamente, a una forma de tener
en cuenta el tiempo y la consecuencia de su paso en el individuo,
es decir, la edad. La vejez, como estado, supone una etapa
más en la vida del individuo, pero siempre la
última.

Por su parte, el envejecimiento, como consecuencia,
reseña el proceso que conlleva el paso de los años.
Es un proceso natural que comienza con la concepción del
ser, prosigue durante toda la vida y termina con la muerte
(Muñoz, 2002: 19).

En relación con lo anterior, se puede entender
que comenzamos a envejecer desde que nacemos, pero no todos
llegamos a la vejez. El primer concepto tiene una mayor
incidencia con nuestro tránsito por las distintas etapas
de la vida, mientras que el segundo resulta mucho más
puntual a la hora de delimitarlo en el tiempo, pudiéndose
concretar los anteriores análisis en la siguiente frase,
la vejez es la última fase del envejecimiento.

Existen aspectos asociados al proceso de envejecimiento,
entre los que se señalan los siguientes, Ceballos
(2001).

  • I.- Es un fenómeno irreversible que
    incluye cambios estructurales y funcionales.

  • II.- Es común a todas las
    especies.

  • III.- Es un proceso que comienza en el momento
    de la concepción después de alcanzar la madurez
    reproductora.

  • IV.- Se produce como resultado de una
    disminución de la capacidad de
    adaptación.

  • V.- El aumento de las probabilidades de muerte
    según pasa el tiempo, como consecuencia final del
    proceso.

Como consecuencia de todos estos cambios, el organismo
va evolucionando hasta llegar a la vejez y las cifras indican que
la gran mayoría de las personas llegarán a esta
etapa algún día, pero el verdadero reto no se
encuentra en arribar a esta etapa, sino más bien en llegar
a ella con calidad y en ver a nuestros viejos de hoy, como lo que
nosotros mismos seremos en el futuro, volquémonos
entonces, en función de asegurarnos una vejez plena y
llena de vida.

2.2 ¿Cuándo se llega a la
vejez?

Hacer ejercicios no es perjudicial, ni es solo un asunto
de jóvenes y mantenerse en forma no tiene edad, sino todo
lo contrario: ayuda a frenar el proceso natural del
envejecimiento, proporciona elasticidad, mantiene los huesos
fuertes, es decir, la práctica de deporte nunca es
demasiado tarde

"La edad constituye un dato importante, pero no
determina la condición de la persona, pues lo esencial no
es el mero transcurso del tiempo, sino la calidad del tiempo
transcurrido, los acontecimientos vividos y las condiciones
ambientales que lo han rodeado" (Moragas, 1999). Expresando
igualmente que la edad cronológica define mal las
posibilidades vitales y no constituye, por sí sola, un
factor explicativo de la vejez

Se entiende la posición de Schaie y Willie
(2003), quienes luego de realizar varias investigaciones,
estimaron que "hay otras formas de determinar la posición
de una persona en el ciclo vital, bajo el argumento de que la
edad cronológica es un índice que tiene poco
significado por sí mismo y lo que importa es lo que le ha
ocurrido al individuo conforme ha ido pasando el
tiempo".

Todo lo anterior, deja ver la necesidad de evaluar este
momento de la vida desde una perspectiva integradora y no
exclusivamente en un basamento temporal. Sobre todo, porque no
todos los individuos envejecen al mismo ritmo ni de la misma
manera, por lo que se torna excesivamente complejo delimitar el
período exacto en que una persona dejar de ser adulto para
convertirse en viejo.

Con esto coincide Hayflick (1999), quien insiste en que
los acontecimientos biológicos que ocurren luego de
nacidos, llegan en tiempos distintos y se producen con ritmos
diferentes en cada uno de nosotros y por otra parte, apoyando la
idea que se viene exponiendo, Fernández (2003), redunda en
la importancia de considerar no sólo el funcionamiento
biológico del individuo, sino también el
ámbito social que interactúa con él,
así como la transmisión de pautas sociales y de
comportamiento.

Para otra estudiosa del tema, Perez Ortiz (2000), son
tres los factores fundamentales que se entrelazan condicionando
el proceso de envejecimiento: la salud, la situación
económica y el apoyo social, entendiendo además que
"la vejez no será sino lo que quiera que sea la
sociedad que la crea".

Se pudieran dedicar innumerables cuartillas a la
búsqueda de la respuesta que encabeza este acápite,
pero preferimos no emborronar cuartilla innecesariamente, bajo la
aceptación de que no hay criterios universalmente
aceptados, ni teorías que lleguen a explicar en toda su
extensión este fenómeno, y preferimos, por tanto,
dejar sólo una huella, que deje entrever hacia
dónde se vislumbra el camino que siguen los
científicos a escala universal, a la hora de intentar
solidificar sus posiciones teóricas en este
contexto.

2.2.1.- Cambios orgánicos relacionados con la
edad.

Si bien los enfoques teóricos expuestos con
anterioridad, permiten vislumbrar la complejidad del tema de la
vejez, así como el momento en que se arriba a esta etapa
de la vida, parece existir cierto consenso al aceptar los cambios
de mayor significación que se operan a nivel individual
con el paso de los años, aunque se reconoce que los mismos
no suceden de manera análoga en todas las personas, pero
los lapsos de tiempo que diferencian a unos de otros, no resultan
demasiado desiguales. Entre los cambios que se refieren se
encuentran, entre otros, los siguientes: (Ceballos,
2001).

SISTEMA NERVIOSO CENTRAL.

  • Disminución gradual de la fuerza, la
    movilidad y el equilibrio de los procesos de
    excitación e inhibición.

  • Empeora la memoria y las funciones de los
    analizadores visuales y aditivos.

  • Disminuye la velocidad de las reacciones y aumenta
    su período latente.

  • Lentitud en la formación y
    consolidación de los reflejos condicionados y sus
    relaciones.

  • Disminución de la capacidad de
    reacción compleja.

  • Prolongación del período latente de
    las reacciones del lenguaje.

  • Irritabilidad, dispersión de la
    atención e inestabilidad emocional.

  • Se dificultan los movimientos que requieren una
    elevada capacidad de coordinación y
    precisión.

SISTEMA CARDIOVASCULAR.

  • Elevación de los niveles, de la
    presión arterial (sistólica y
    diastólica).

  • Descenso de los niveles de presión del
    pulso.

  • Disminución de los niveles del volumen
    minuto.

  • Empeoramiento de la función contráctil
    del músculo cardiaco.

  • Reducción de la luz interna de vasos y
    arterias.

  • Disminución del funcionamiento de los vasos
    capilares.

  • El tiempo general del flujo sanguíneo se
    eleva.

  • Reducción de la cantidad de sangre circulante
    y su contenido de hemoglobina.

  • Reducción de las posibilidades de reserva del
    músculo cardiaco.

ORGANOS DE LA RESPIRACIÓN.

  • Pérdida gradual de la elasticidad en el
    tejido pulmonar.

  • Disminución de la ventilación
    pulmonar.

  • Aumento del riesgo de enfisemas.

  • Disminución en la vitalidad de los
    pulmones.

  • Aumento en la frecuencia de los movimientos
    respiratorios.

  • La respiración se hace más
    superficial.

TRACTO GASTROINTESTINAL.

  • Disminución de la secreción del jugo
    gástrico y la pepsina.

  • Reducción de las cantidades de fermentos
    presentes en el jugo pancreático.

PROCESOS DEL METABOLISMO.

  • Disminución del metabolismo basal.

  • Reducción de la cantidad general de
    proteínas en el organismo.

  • Aumento de los niveles de colesterol,
    activándose además su sedimentación en
    las paredes de los vasos.

SISTEMA NERVO-MUSCULAR.

  • Atrofia muscular progresiva.

  • Disminución de los índices de la
    fuerza muscular.

  • Se extiende el tiempo de recuperación del
    organismo luego de aplicar una carga
    física.

APARATO OSTEO-ARTICULAR.

  • Los huesos se hacen más
    frágiles.

  • Disminuye la movilidad articular.

  • Empeora la amplitud de los movimientos.

  • Alteraciones progresivas de la columna
    vertebral.

Como se puede apreciar, con el paso de los años
van disminuyendo de poco en poco nuestras habilidades
físicas, lo que conlleva que nuestra capacidad operativa y
funcional se vaya deteriorando, en un viaje lento pero inexorable
hacia la invalidez, como parte del proceso natural de
envejecimiento.

Además, existe cierto consenso con la necesidad
de ofrecer especial atención a las alteraciones que se
producen en el aparato locomotor a nivel de todas las
articulaciones del cuerpo humano, pero principalmente en la que
soportan mayor carga, tales como tobillos, rodillas, caderas y
articulaciones intervertebrales. Todo ello repercute.

Todos estos cambios, condicionan la necesidad de
encauzar estrategias que favorezcan su retardo en el tiempo, o
por lo menos, minimizar su efecto perjudicial en los organismos
donde van sucediendo. Esto solo se puede lograr una vez que todos
los profesionales implicados tengan:

  • 1. Conciencia del papel que le corresponde
    jugar.

  • 2. Capacidad para enfrentar el fenómeno
    con todas sus fuerzas.

  • 3. Disposición de superarse asimismo en
    función de poner la ciencia al servicio de aquellas
    personas que tanto lo necesitan.

2.3 Adulto Mayor y la Actividad
Física.

2.3.1 Inactividad física en el adulto
mayor.

La Organización Mundial de la Salud ha reconocido
que este tipo de práctica, realizada de manera regular
está asociada a una vida más saludable, larga y
plena, pero paradójicamente la mayoría de las
personas adultas no desarrollan una actividad física
suficiente como para lograr beneficios sanitarios (OMS,
2006).

Más adelante indica dicha organización,
que esta situación de inactividad es similar en todo el
mundo, tanto en los países desarrollados como en los
países en desarrollo, y existe un amplio conjunto de
pruebas científicas que indica una disminución de
los niveles de actividad física y de condición
física en todos los grupos de edad, que es marcada con el
paso de los años. En el 2004, esta misma
organización puso la actividad física al mismo
nivel de importancia que la alimentación, al reconocer la
inactividad física como uno de los principales factores de
riesgo para la salud, junto a la mala
alimentación.

El tema de la inactividad física del adulto
mayor, también se ha convertido en foco de atención
de la Organización de Naciones Unidas y una muestra de
ello la encontramos en su "Plan de Acción Internacional de
Madrid sobre el Envejecimiento, 2002", documento que en su
párrafo 67- art. j – recomienda: "Alentar a las personas
de edad a que mantengan o adopten modos de vida activos y
saludables que incluyan actividades físicas y deportes",
además de declarar el 2005 como el año de la
Educación Física y Deporte.

A resultados que se corresponden con lo anterior,
arribó Warburton (2006), quién plantea
además que la inactividad física está
reconocida como uno de los principales factores de riesgo de las
enfermedades crónicas y constituye entre el segundo y el
sexto factor de riesgo más importante en relación
con la carga de la enfermedad en la población de la
sociedad occidental.

Existen evidencias acerca de que la realización
regular y sistemática de actividad física resulta
sumamente beneficiosa en la prevención, desarrollo y
rehabilitación de la salud, al mismo tiempo que constituye
un medio para forjar el carácter, la disciplina, la toma
de decisiones y el cumplimiento de las reglas beneficiando
así el desenvolvimiento del practicante en todos los
ámbitos de la vida cotidiana.

Hoy en día esta visión ha sido aceptada
por muchos, sin embargo, a lo largo del tiempo, ha tenido sus
períodos de auge y regresión, aún cuando
varios estudiosos del tema han demostrado que el cuerpo puede
recuperar de 10 a 13 años de su aptitud operativa cuando
se adopta la actividad física como un hábito de
vida Matsudo, (2002).

Como contraparte a lo expuesto hasta este momento, se
reconoce que la aplicación de ejercicios físicos en
la tercera edad, resulta de gran provecho no sólo con
vistas al fortalecimiento de la salud, sino un medio de
prevención contra el envejecimiento prematuro del
organismo Ceballos, 2001.

Ahora bien, una cosa es aceptar los hechos antes
relatados, y otra bien diferente, es considerar que los
profesionales de la actividad física implicados en la
atención a las personas mayores, nos hemos adaptado a
ellos en la justa medida que lo ameritan, sobre todo en lo que
respecta a la generación de estrategias científicas
que tributen a una vejez plena.

Se pudiera aceptar entonces que promover el
envejecimiento físicamente activo y por tanto
biológicamente saludable es hoy una necesidad mundial, que
debe situar, entre otras, a la actividad física, como eje
conductor que potencie tales pretensiones y que para lograrlo,
han de generarse adecuados procesos de cambio que orienten a
nuestros adultos mayores hacia sistemas de relaciones más
armónicos y que les propicien una calidad de vida
más decorosa.

En tal sentido, coincidimos con Orosa (2003), quien
expresa que la actividad física, como medio de
reinserción social del adulto mayor, desempeña un
papel especial, puesto que conduce a un mayor nivel de
autonomía física y psicológica, que puede
contrarrestar los embates del proceso natural del envejecimiento,
tales como la debilitación del cuerpo y la pérdida
de los reflejos sensoriales y por otra parte, mejora el
rendimiento físico a través del desarrollo de las
capacidades y las habilidades motrices. Además propicia la
sociabilidad y la integración a la comunidad debido a las
características excepcionales de participación y
motivación de este tipo de prácticas.

Muchos investigadores han reconocido el papel de la
motivación en las actividades humanas Rubinstein, S. L,
(1946). Asieiev, B. G (1976) escriben Los fenómenos
dinámicos descritos por Lewin, de ninguna forma son leyes
generales de la motivación y son características
sólo para un campo pequeño, precisamente el campo
de los impulsos del nivel estructural genético e
inferior.¨

La Revolución predica por la aplicación de
la ciencia en el porvenir de su pueblo e insiste en atender
aquellos componentes que propicien el bienestar de sus
integrantes. En Cuba (González Serra, González Rey,
F. (1982:86), Marta Cañizares Hernández (2004), han
reconocido la importancia del estudio de la motivación
para garantizar el rendimiento académico, Fernando
González Rey, del cual se asume su criterio la
reconocía como el conjunto de impulsos que mueven el ser
humano, actuar con una buena motivación por la
práctica de las actividades físicas deportivas,
siendo la causa fundamental para mantenerse en forma, mejorar el
aspecto físico y mental, los índices de salud y
calidad de vida, todos estos elementos socializadores,
contribuyen a que las personas se reúnan, y desarrollen
entre si valores como la amistad, solidaridad, colectivismo y la
ayuda mutua.

El primer mensaje que se debe hacer llegar a las
personas de más edad es que deben mantenerse activos en su
vida cotidiana. Hay que luchar, en la medida en que se pueda,
contra la inactividad. Es evidente que un estado saludable tanto
de cuerpo como de espíritu, favorece un envejecimiento
apacible. Aunque la capacidad física disminuye con la
edad, el grado de la reducción en la actividad
física también se relaciona, en muchos casos, con
falta de apetencia o estímulos debido a condicionantes
sociales, Jones (2004), Terrero (1993).

Debemos tratar, por tanto, de generar la apertura de
nuevos espacios, en que se promuevan alternativas novedosas y
científicamente fundamentadas, en función de
avanzar a estadios cualitativamente superiores, realzando las
potencialidades que ofrece la actividad física en virtud
de lograr mayores niveles de salud en nuestros adultos mayores.
Ello se hace mucho más urgente si consideramos todos los
efectos indeseables provocados por la inactividad, entre los que
se cuentan, entre otros, los siguientes.

  • Aumento de peso corporal por un desbalance entre el
    ingreso y el gasto de calorías, a menudo producente de
    la obesidad.

  • Disminución de la elasticidad y movilidad
    articular, atrofia muscular, disminución de la
    habilidad y capacidad de reacción.

  • Enlentecimiento de la circulación con la
    consiguiente sensación de pesadez y edemas, y
    desarrollo de dilataciones venosas (varices).

  • Dolor lumbar y lesiones del sistema de soporte, mala
    postura, debido al poco desarrollo del tono de las
    respectivas masas musculares.

  • Tendencia a enfermedades como la Hipertensión
    arterial, Diabetes, Cáncer de Colon.

  • Sensación frecuente de cansancio,
    desánimo, malestar, poca autoestima relacionada con la
    imagen corporal, etc.

2.4. Actividad física y tercera
edad.

El Subprograma de Atención Comunitaria al Adulto
Mayor, esta auspiciado por la Dirección Nacional de
Asistencia al Adulto Mayor, tiene como propósitos
contribuir a elevar el nivel de salud, el grado de
satisfacción y la calidad de vida del adulto mayor,
mediante acciones de prevención, promoción,
asistencia y rehabilitación ejecutadas por el Sistema
Nacional de Salud Pública en coordinación con otros
organismos y organizaciones del estado involucrados en esta
atención, teniendo como protagonistas a la familia,
comunidad y el propio adulto mayor en la búsqueda de
soluciones locales a sus problemas.

En este acápite se describen, en principio,
algunos aspectos de importancia desde el punto de vista
demográfico en nuestra pequeña isla, enfatizando en
indicadores que se relacionan con las personas mayores. No solo
porque supone una justificación en la opción de
adoptar este tema como prioritario en el desarrollo de la
presente investigación, sino además, y sobre todo,
porque el crecimiento en número de esta población
debe constituir un elemento a tener en cuenta a la hora de
diseñar estrategias encaminadas al realce de su
atención.

Para el presente análisis, nos remitimos al
informe que emitiese recientemente la Dirección Nacional
de Registros Médicos y Estadísticas de Salud del
Ministerio de Salud Pública de Cuba, en
colaboración con la Representación de la OPS/OMS y
la Oficina Nacional de Estadística Cubana (ONE, 2007). La
información que se ofrece contribuirá a un
acercamiento a la realidad actual, a su comprensión,
explicación e identificación de
problemas.

En Venezuela, la primera etapa del proceso de
envejecimiento se ubica en los inicios de la década del
70, exactamente en 1972, pero no es hasta 1978 que la
población de 60 años y más rebasa el 10.0%
respecto a la población total. Las estadísticas
arrojan que, al concluir el año 1999, más del 14%
de la población (algo más de 1.5 millones de
personas) estaba comprendida en el grupo de 60 años y
más, y según las proyecciones de población,
se espera que en el 2025, el 24% de la población
esté incluida en este grupo.

En correspondencia con la fuente anterior, el
país cuenta con una población total de 11 239 128
habitantes, de los cuales 1 291 000, o tiene o sobrepasa los 65
años de edad, lo que representa el 11,5% y el 16,2 se
encuentra en el grupo de 60 años y más, lo que al
ser comparado con el comportamiento de este grupo etário a
finales del siglo pasado, se aprecia un incremento de un
2,6%.

Las cifras anteriores pueden ser analizadas desde
diferentes ángulos, pero desde donde sea que se miren no
se puede negar que muestran que la esperanza de vida en Venezuela
va incrementándose con al pasar de los años,
aspecto que también tiene en la base una
disminución en las tasas de mortalidad en las edades
avanzadas, lo que supone un incremento de sus cifras a nivel
nacional.

En consonancia con lo expuesto, hay que decir que el
gobierno de la Republica Bolibariana de Venezuela ha realizado
innumerables acciones que favorecen el hecho de que aumenten las
probabilidades de llegar a la llamada tercera edad de una manera
más saludable.

Para corroborarlo baste con citar sólo los
siguientes ejemplos: Creación de los círculos y
casas de los abuelos en los distintos consejos populares, la
apertura de hogares de ancianos, la creación de las
cátedras del adulto mayor en octubre de 2001, han sido
puestas también nuestras universidades a
disposición de jubilados y pensionados para su
capacitación, sobre todo para aquellos que después
de haberse jubilado se resisten a permanecer como observadores
pasivos de la vida y necesitan seguir reinsertados a la sociedad,
porque es su tiempo y quieren vivirlo cultivando su desarrollo
intelectual y espiritual.

Pero lo anterior no impide que las necesidades y
demandas de los adultos mayores vayan en aumento, lo que hace que
las respuestas tradicionales resulten insuficientes, por tanto,
el tiempo que todos dediquemos a su atención debe ir en
aumento, así como debe ir también en aumento el
caudal de conocimientos necesarios para hacer frente a esta
situación.

Entre las actividades que se realizan para cumplimentar
los objetivos están Incorporar a los ancianos al
Círculo de Abuelos, a la práctica del ejercicio
físico sistemático, actividades culturales y
sociales. Desarrollar actividades educativas destinadas a cambiar
la imagen que tiene el anciano de sí mismo y de la
sociedad, a fomentar estilos de vida más sanos, evitar el
alcoholismo, el sedentarismo, etc. Garantizar la atención
periódica y sistemática en el consultorio, en el
hogar, en el círculo y casa de abuelos, en el centro de
trabajo y en los policlínicos de todas las personas de 60
años y más.

De acuerdo con las expectativas de esperanza de vida de
los países desarrollados, actualmente, se considera que la
madurez y la senectud ocupan un 30% del ciclo vital. Este
envejecimiento de la población ya es un fenómeno
común a todas las sociedades post industriales:

— Entre el 18 y el 23 % de la población,
con tendencia a incrementar, ocupa el sector de la tercera
edad.

— Durante el primer cuarto del s. XXI, la
población de la tercera edad se incrementará desde
los 50 millones hasta los 85 millones en el año
2020.

Nacional de Servicios Sociales, 1996. Revista
Española de Educación Física y Deportes – N.
º 3 julio – diciembre, 2005

— En Europa, en el año 2020, entre 17 y 22
millones de personas tendrán más de 85
años.

— En España, en el año 2000, el 40%
de la población tiene una edad superior a 60
años.

Estos datos son suficientemente significativos como para
que nos parezca pertinente proceder a un análisis de la
actividad física en la tercera edad desde
parámetros diferentes, específicos y renovados.
Como ya hemos tratado con anterioridad, es necesario abordar una
revisión crítica de cuantos postulados nos
servían hasta ahora para conceptualizar la tercera edad y,
aun más, en aquellos aspectos que se refieren a su
condición psicomotriz. Habiendo perdido ya mucha vigencia
la mayoría de los parámetros que organizaron la
vida como adultos (trabajo, cuidado de la familia,
adquisición de una posición social, etc.) en esta
etapa la percepción de la calidad de vida se circunscribe
especialmente a otros factores directamente relacionados con la
auto percepción y la autoestima actual. Todos estos
criterios, las necesidades propias de la tercera edad e incluso,
una gran mayoría de las capacidades necesarias para
desarrollar dinámicas adaptativas eficaces están
condicionadas por lo corporal. Por tanto, admitida la importancia
de la dimensión psicomotriz en esta etapa, Carmen Fontecha
propone cuatro pilares sobre los que debería apoyarse
cualquier programa de intervención en la tercera edad10:
— Reconocerla como fenómeno social en
ascenso.

Entre los objetivos que se persiguen
están:

  • Mejorar la salud de la población de 60
    años y más, aumento de la vida activa, mediante
    el tratamiento preventivo, curativo y rehabilitador de este
    grupo.

  • Crear una modalidad de atención
    gerontológico comunitaria que contribuya a resolver
    necesidades socio – económicas, psicológicas y
    biomédicas de los ancianos a este nivel.

  • Vacunar a todos los ancianos de acuerdo al sistema
    nacional de inmunización.

2.5 El ejercicio físico y su
importancia

Independientemente de los adelantos y descubrimientos
científicos, la medicina moderna no cuenta con todos los
recursos necesarios para el rejuvenecimiento o la
prolongación de la vida del hombre. Es por esta
razón, que junto a la correcta relación de trabajo
y descanso, los hábitos de alimentación,
régimen de vida y la eliminación de todo tipo 
de exceso y costumbres en el consumo de tabaco, alcohol y otros,
en la lucha por la salud, desempeñan una importante
función los ejercicios físicos correctamente
dosificados.  

Médicos, especialistas de todo el mundo han
llegado a la conclusión determinante de que practicar
deporte con regularidad alarga la vida, siempre y cuando se
realice con moderación y atendiendo a las necesidades y
limites que nos marca nuestro propio corazón. No en vano
se afirma que tener una buena forma física es la mejor
terapia preventiva para los problemas derivados de la edad y que
suelen hacer hincapié en articulaciones, huesos,
músculos, tendones o en el mismo
corazón….

En el caso de la mujer el deporte es doblemente
importante pues con la llegada de la menopausia se empieza a
perder el efecto protector que los estrógenos (hormonas
femeninas) tienen sobre los huesos. De ahí que los
médicos recomiendan a sus pacientes un programa de
ejercicios, a demás de una dieta adecuada y el consumo de
suplementos de calcio, Vitamina D y en algunos casos tratamientos
con hormonas.

Muchas personas de más edad tienen una forma de
vida dinámica sin necesidad de participar en programas de
ejercicios formales, a través de los quehaceres diarios
tales como trabajos domésticos (ir de compras, cocinar,
limpiar, etc.) Se puede mantener un nivel adecuado de actividad.
Es evidente que la actividad física además de
comportar beneficios para el individuo también los
comporta para la sociedad por la reducción de costos de
sanidad y cuidados asistenciales.

La respuesta al ejercicio en los adultos mayores ha sido
ampliamente evidenciada y su práctica regular contribuye
al mejoramiento de la calidad de vida. Por otra parte, la
valoración de la condición física constituye
un paso necesario en el proceso de prescripción de
ejercicio físico en los adultos mayores, así como
la evaluación del adulto mayor antes de iniciar el
programa de ejercicio. Un programa equilibrado debe incluir
actividades encaminadas a conseguir cada uno de los 3 objetivos
de una buena coordinación física: aumentar la
flexibilidad, incrementar la fuerza y elevar la resistencia
cardiovascular sobre los tres componentes de cada sesión
de ejercicios: el calentamiento, el ejercicio o entrenamiento y
el enfriamiento, y se diseña para adaptarse al estado,
necesidades de salud y problemas médicos de un paciente en
concreto.

Está demostrado que el ejercicio físico y
el deporte, imprimen al que lo practica un aspecto más
saludable y estético; permiten conservar mayor fuerza
vital y física; ayudan a mantener y recuperar el
equilibrio físico y psíquico; atrasan la
involución del músculo esquelético,
facilitan la actividad articular y previenen la osteoporosis y
las fracturas óseas; intervienen en el envejecimiento
cardiovascular previniendo la arteriosclerosis, mejorando la
función endocrina, fundamentalmente de la suprarrenal
(resistencia y adaptación al estrés), favoreciendo
el equilibrio neurovegetativo y la actividad
psicointelectual

Ya se ha justificado con anterioridad, la necesidad de
mantener una vida activa físicamente, independientemente
del sector social o grupo etário al que se pertenezca y
hemos visto además que la práctica de actividad
física regular ha de constituir una de las prioridades en
salud pública como forma de prevención de
enfermedades crónico-degenerativas especialmente en la
tercera edad.

Sin embargo, aún no se ha intentado dar respuesta
a las siguientes interrogantes: ¿qué tipo de
actividad física es aconsejable para el adulto mayor?,
¿en cuáles de las capacidades físicas se
debe enfatizar?, ¿con que intensidad han de programarse
los estímulos?, ¿todos deben someterse a las mismas
actividades?, ¿se debe diferenciar el tipo de actividad en
función de las particularidades individuales de los
sujetos?, ¿con qué sistematicidad se debe
practicar?, etc.

Como se puede apreciar, cada uno de los cuestionamientos
anteriores necesita ser respondido con seriedad, si se quiere ser
efectivo en cualquier intervención que persiga el
propósito de potenciar una vida saludable, a partir de la
práctica de actividades físicas.

En tal sentido, se pudiese considerar como acertada la
idea de que en los adultos mayores no se deben recomendar
prácticas de "alta competición", sino aquellas que
mantengan adecuados estatus de salud, bienestar y buena forma,
por ejemplo: correr, nadar, montar bicicleta, concurrir a un
gimnasio, etc., todo en función de prevenir o minimizar el
declive físico, contrarrestando los efectos nocivos de ese
adversario tan peligroso que es la inactividad.

En un estudio realizado en individuos de 86-96
años que participaron de un programa de 8 semanas (3
veces/semana) para fortalecer la musculatura de los miembros
inferiores mostró mejora de 174% en la fuerza y 48% en la
velocidad de andar. Sin embargo, 4 semanas de suspensión
del entrenamiento provocaron una disminución de 32% en la
fuerza (Fiatarone e col. 1990).

Ello indica que la fuerza y la velocidad, son
capacidades condicionales que se pueden incrementar en un alto
porciento en estas edades, pero igualmente se aprecia cuan
rápido las reduce la inactividad, sobre todo a la
fuerza.

Continuando en esta línea de
investigación, Raso y Colaboradores (1997,1998),
propusieron tres protocolos distintos de ejercicios
físicos (entrenamiento de fuerza muscular, aeróbico
y una asociación del entrenamiento de fuerza muscular y el
aeróbico), para verificar los efectos sobre el peso, la
adiposidad y el índice de masa corporal en mujeres
saludables de 55 a 80 años de edad durante 4 semanas. A
pesar de verificar que el corto período de tiempo no fue
suficiente para promover alteraciones significativas en las
variables antropométricas, fue observado que el grupo que
realizó ejercicios de fuerza muscular, disminuyó la
adiposidad corporal 9,3%, mientras que los otros grupos no
alteraron los valores.

Otros estudios científicos han procurado
verificar los efectos de programas basados en el trabajo de la
fuerza en personas ancianas, evaluando su efecto sobre otras
variables. En los mismos se ha demostrado que los mayores niveles
de aumento se producen en los miembros inferiores y varían
de un 9% hasta un 227%. Las evidencias sugieren que el
entrenamiento de la fuerza muscular puede alterar los efectos
negativos de la edad sobre el sistema neuromuscular reduciendo la
sarcopenia y ejerciendo mayor impacto en los miembros inferiores
que son los que mas comprometen la realización de
actividades diarias.

Por su parte Evans (1999) encontró, en una
población de 100 adultos mayores hospitalizados en casas
de ancianos, un aumento significante en la fuerza muscular,
capacidad funcional y actividad física espontánea
después de un programa de entrenamiento de la fuerza
muscular de alta intensidad. En la experiencia del autor con
grandes grupos de personas (8.000) un cuestionario simplificado
ayuda a detectar los casos de riesgo y con esto no se hace
necesaria una evaluación médica para cada individuo
para participar de programas de intensidad moderada.

En estudios con adultos mayores hipertensos, se ha
logrado comprobar la efectividad de un test de levantamiento de
peso realizando 3 series de 8 repeticiones a 80% de una
repetición máxima, monitorizando ECG y la
presión arterial. Los músculos que deben ser
trabajados son aquellos que son utilizados en las actividades
diarias y cada repetición debe ser realizada despacio con
2-3 segundos para levantar el peso y 4-6 segundos para bajarlo,
Feigenbaum (1999).

Si tomamos como referencia el criterio de Matsudo
(2001), en esta etapa de la vida están indicadas las
actividades aeróbicas de bajo impacto (como caminar,
nadar, bailar, montar bicicleta) etc. Refiere además la
citada autora que el entrenamiento de fuerza es fundamental y
puede ser prescrito con algunos cuidados inclusive en individuos
hipertensos o con problemas cardiovasculares y refiere entre los
beneficios que ha logrado, a partir de la utilización de
este tipo de actividades, la mejoría de la fuerza
muscular, la mayor independencia funcional, mejoría en la
velocidad de andar y el equilibrio, disminución de la
depresión, aumento de la densidad ósea y
reducción del número de las
caídas.

Refiere además que actividades clasificadas como
de alto impacto (trotar, correr, deportes con saltos como el
voleibol o básquetbol y gimnasia aeróbica intensa)
pueden generar lesiones importantes en esta época de la
vida.

Todo este recorrido por los posicionamientos
científicos que se adoptan a la hora de elegir la
actividad ideal que deben realizar nuestros adultos mayores,
dejan ver cierta tendencia a la necesidad de unir ejercicios de
fuerza, resistencia, agilidad, rapidez etc., lo que denota el
carácter múltiple que ha de caracterizar cualquier
programa que se intente poner en práctica.

También Mazzeo (1998) en un intento por delimitar
las variables que deben ser priorizadas a la hora de prescribir
actividad física en la tercera edad, en función de
mantener la independencia funcional del individuo son, en orden
de importancia, las siguientes:

  • 1ro. Fuerza muscular;

  • 2ro. Equilibrio;

  • 3ro. Potencia Aeróbica;

  • 4ro. Movimientos corporales totales;

Pero de la misma forma en que es importante trabajar la
fuerza y el condicionamiento cardiovascular del anciano, es
fundamental estimular la adopción de un estilo de vida
activo, así como considerar que no todos los adultos
mayores son idénticos y por tanto se debe dedicar tiempo a
individualizar el tipo de tratamiento que pudiese ser más
efectivo en cada caso.

En este sentido se pronuncia Escobar (20031), al
expresar que "en primer momento, cuando planeamos la
propuesta física para un adulto mayor, pensamos que las
características de uno a otro son muy similares, cuando no
es así. Las condiciones externas y de contexto que
involucran al anciano, son muy diferentes de uno a otro, lo que
hace que las propuestas deben ser variadas de acuerdo al
diferente tipo de población
". El mismo autor indica
que no todas las personas envejecen igual, hecho que se debe a la
suma de diferentes factores condicionantes tanto del momento de
intervenir como de la forma de las prácticas.

Por tanto, se puede estar de acuerdo con la necesidad de
conocer, antes de iniciar cualquier propuesta, la
situación funcional y orgánica del adulto mayor, de
tal manera que se nos facilite la diferenciación e
individualización de su trabajo, así como
planificar de una mejor manera las condiciones de su trabajo
físico.

Cualquier planificación de actividad
física en el adulto mayor, tiene que integrar un contexto
muy general, que recoja desde lo más ínfimo hasta
lo mas sobresaliente, y permitir una orientación
día a día, mas profesional y mas cualificada en
estos grupos.

Todo lo anterior ha sido muy bien definido por Escobar
(2003), cuando expresa que el reconocimiento previo de las
características individuales, nos permite vislumbrar hacia
donde dirigir la práctica de los grupos y considera tener
en cuenta las siguientes indicaciones:

1.- División de los Grupos: Es necesario
dividir previamente los grupos, de acuerdo a las necesidades
individuales, grupales o mixtas.

2.- Patologías existentes: en la
división de grupos sería bueno su
clasificación por enfermedades existentes. Lo que facilita
la selección de actividades y la búsqueda de un
objetivo común en un grupo determinado.

3.- Principios del entrenamiento: Tener en cuenta
los principios del entrenamiento deportivo adaptados al adulto
mayor, que nos proporcionen una base sólida en la
orientación física para estos grupos.

4.- Edad: En la división de grupos,
hacerlo con algunas consideraciones de intervalos de edad. Tener
grupos muy homogéneos facilitaría la
intervención hacia esta población.

5.- Motivación: Tener los grupos motivados
es muy importante, de esta forma se logra el objetivo, eso se
alcanza con la elección de buenas actividades, el manejo
que le de al grupo y la buena orientación
científica que le proporcione al programa.

6.- Actividades elegidas: Para todos los grupos,
la clasificación de edades, y para cada persona, las
actividades no pueden ser las mismas; estas deben estar
orientadas al objetivo que se busca cumplir en la persona y no
hacer actividades sin razón de ser. Todo debe tener un
objetivo.

7.- Tradición deportiva: No todas las
personas tienen un registro previo de actividad física
constante. Unas han sido más activas que otras y eso se
debe tener en cuenta para la planificación y
orientación del programa personal.

Otro de los autores estudiosos del tema, enuncia entre
las líneas fundamentales que se deben considerar al
estructurar un programa de actividades físicas para
adultos mayores las siguientes: Paglilla (2001).

  • Programas de ejercicios menos exigentes

  • por la menor capacidad de trabajo.

  • Establecer periodos de descanso
    apropiados

  • y no exigir esfuerzos continuos y
    prolongados

  • que lleven al agotamiento.

  • Tener cuidado con las temperaturas
    extremas.

  • Es necesario un chequeo medico periódico para
    prevenir alguna enfermedad.

  • La posibilidad de osteoporosis obliga a ciertos
    cuidados; un estilo de vida que incluya ejercicios
    físicos moderados en intensidad, previene la
    desmineralización del hueso.

También recomienda que hay que implementar
periodos más largos de relajación durante los
estímulos (por ejemplo entre un ejercicio y otro dentro de
una clase de gimnasia), incluyendo la elongación de la
musculatura en las zonas cervical y lumbar, ya que es frecuente
la contractura de dichos músculos por la posibilidad
aumentada de artrosis y expresa más adelante que debido a
la mayor fragilidad ósea por la osteoporosis y a la
propensión a las lesiones de ligamentos y tendones, no se
deben recargar las articulaciones con sobrecargas importantes.
Debido a la falta de coordinación, debemos ejecutar
ejercicios que puedan efectuar en forma apropiada para evitar que
se produzcan frustraciones.

En definitiva, ha de considerarse que el verdadero reto
no se reduce al sólo hecho de promocionar o potenciar la
actividad física en la comunidad más longeva, mas
bien debemos orientarnos a ejercer prácticas objetivas,
sobre la base de la identificación de las necesidades
particulares de los sujetos con que coexistimos en nuestro radio,
a partir de ofertas que permitan el acceso a todos los grupos
sociales, a la práctica de actividades físicas
coherentemente estructuradas, lo que requiere unas formulaciones
basadas en el conocimiento de la realidad, donde se apliquen
programas con adecuadas dosis de flexibilidad y adaptados a las
necesidades de los participantes, la formación de
educadores sobre la realidad social, cultural y biológica
de cada grupo y el aprovechamiento de la promoción para
reducir los riesgos que frenan el envejecimiento sano.

¿Que beneficios comporta el ejercicio
físico en el anciano?

  • Mejora la sensación de bienestar
    general.

  • Mejora la salud física y psicológica
    global.

  • Ayuda a mantener un estilo de vida
    independiente.

  • Reduce el riesgo de desarrollar ciertas enfermedades
    (alteraciones cardiacas, hipertensión,
    etc.)

  • Ayuda a controlar enfermedades como Obesidad,
    Diabetes, Hipercolesterolemia.

Sin embargo es importante saber que muchos de estos
beneficios requieren de una participación regular y
continua y pueden volverse rápidamente reversibles si se
retorna a la inactividad.

En general todas las alteraciones que ocurren en el
anciano como parte del proceso de envejecimiento, del estilo de
vida sedentario o como resultado de enfermedades crónicas,
deben ser exploradas cuidadosamente antes de prescribir un
programa de ejercicios.

Hay numerosos estudios realizados en atletas de edad
avanzada, tanto varones como mujeres, donde se han encontrado
marcadas diferencias fisiológicas cuando se comparan con
personas no entrenadas de la misma edad.

Se ha demostrado que hacer 30 minutos de ejercicios
rápidos tres veces por semana es tan eficaz como la
terapia con medicamentos para aliviar en corto tiempo los
síntomas de depresión mayor, como también
ayuda emocionalmente a los ancianos de salud delicada de no
causar dolor cuando este ejercicio es habitual, esto lo indica
nuevos estudios, explica Kenneth B. Schechtman.

Lo más importante de este estudio es el hecho que
el ejercicio, desde las actividades de resistencia hasta el
entrenamiento para aumentar la fuerza y la flexibilidad no causo
dolor a los participantes que tenían enfermedades como la
artrosis. "Esto es realmente resaltante", expreso Kenneth B.
Schechtman, de la Facultad de medicina de la Universidad de
Washington, en San Luis, Missouri."Muchos ancianos, especialmente
aquellos que padecen de artritis u otras dolencias son reacios a
hacer ejercicios porque piensen que les ocasionaran dolor o
molestias", agregó.

Este estudio halló que un ejercicio continuo y
bajo supervisión no presentaba riesgos, Schechtman
advirtió que los ancianos deberían consultar con
sus médicos antes de consultar un plan de ejercicios. El
equipo de este examinó a más de 1700 ancianos que
comenzaron en programas de ejercicios en cuatro lugares de
Estados Unidos. Todos los participantes tenían salud
delicada y corrían el riesgo de lesiones por
caídas. Los investigadores en general, refirieron que los
participantes habían mejorado su salud emocional
después de los programas de ejercicios. Todo esto fue
publicado en la edición de agosto de la revista Annals of
Behavioral Medicine.

Los investigadores de Duque University Medical Center
demostraron en un estudio realizado a 156 pacientes de la tercera
edad con diagnostico de depresión mayor, que los pacientes
que practicaron ejercicios durante 16 semanas, mostraron una
mejoría significativa y comparable estadísticamente
a la de aquellos que tomaron la medicación antidepresiva,
o los que ha la vez tomaron la medicación y
ejercitaron.

El Dr. Blumenthal explicó que con cada incremento
de 50 minutos de ejercicio, se redujo también en un 50% el
riesgo de recaída. "Los resultados de estos estudios
indican que un programa de ejercicios modestos es un tratamiento
eficaz para los pacientes de depresión mayor y continuo
diciendo que si estos pacientes motivados continúan con
sus ejercicios ellos tienen mayor oportunidad de que la
depresión no retorne".

Algunas reflexiones sobre el ejercicio físico y
la práctica de deporte en el adulto mayor, no como parte
de un tratamiento rehabilitador (o sea para la
recuperación de funciones que se perdieron o deterioraron
como consecuencia de un proceso patológico, enfermedad,
accidente, etc.), sino como forma de promover el mantenimiento de
la función habilidad, que como definió la OMS desde
1959, en: "Aspecto de la salud pública en los ancianos y
en la población", la mejor forma de medir la salud en los
ancianos es en termino de función. O sea, comentaré
sobre el ejercicio físico para el mantenimiento y cuidado
de la salud en el Adulto Mayor, como componente fundamental de un
estilo de vida saludable para reducir la morbilidad y mortalidad.
Palabras del Dr. Heredia Guerra Luís F. (2006).
Hospital "Julio Trigo López".

La Actividad Física, definida como todo
movimiento corporal producido por los músculos
esqueléticos con gasto de energía; en tanto, el
Ejercicio Físico es la actividad física realizada
de forma planificada, ordenada, repetida y deliberada. Por el
contrario se denomina Sedentarismo a la no realización de
actividad física o su práctica con una frecuencia
menor de 3 veces a la semana y/o menos de 20 minutos cada vez. Es
un hecho conocido que tanto la vida sedentaria como la falta de
actividad física son factores determinantes en la
aparición de ciertas patologías
(hipertensión, osteoporosis, hipercolesterolemia,
debilidad muscular, depresión, cáncer de
colón, diabetes) o de agravamiento de las mismas una vez
presentes, fundamentalmente en la población adulta mayor.
Cada vez resulta más evidente que una parte importante del
deterioro físico se debe a las complejas interacciones
establecidas entre los determinantes genéticos del
envejecimiento, enfermedades a menudo subclínicas y al
desuso.

Hasta hace poco, la mayoría de los estudios sobre
el ejercicio se centralizaban en adultos jóvenes, sin
embargo, en la actualidad contamos con datos convincentes que
demuestran que el entrenamiento físico continuado en
atletas ancianos mantiene unos niveles adecuados de masa corporal
magra, densidad ósea y potencia muscular, entre otros
indicadores de buena forma física, además de ayudar
a controlar algunos factores de riesgo cardiovascular como la
hiperglicemia o la hipercolesterolemia; incluso en personas que
superan los 90 años, responden al entrenamiento con un
aumento del volumen de sus músculos y de la fuerza, a la
vez que incrementan su masa ósea, como lo demostró
Fiatarone. Además se ha demostrado que los individuos que
realizan ejercicio s tienen un 50% menos de probabilidades de
fallecer por muerte prematura que aquellos que son sedentarios,
generándose una reducción en los costes de
hospitalización. Según Shephard, el entrenamiento
físico adecuado a la edad, sexo y capacidad
físico-fisiológica, puede inducir una marcada
mejoría de las funciones esenciales retrasando el
deterioro físico y la dependencia unos 10 o 15
años; sin embargo no podemos olvidar, como dice Astrand:
"que los antecedentes genéticos no son
demócratas…."

Hoy son conocidas muchas consecuencias de llevar una
vida sedentaria acompañada de una mala alimentación
entre ellas podemos mencionar Hipertensión arterial,
Osteoporosis, Diabetes y hasta Infarto del Miocardio. Si se
logrará concientizar a la gente desde pequeña para
que lleve a cabo un plan de actividad física de forma
sistemática a lo largo de toda su vida dichos factores de
riesgo se verían notablemente disminuidos.

A medida que uno avanza en la edad comienza a sentir
mayor rigidez, lo que hace que se empieza a desconocer el propio
cuerpo; la falta de conciencia de este provoca la
aparición de dolor y un gasto innecesario de
energía para realizar cualquier actividad
cotidiana.

Conocer nuestro cuerpo y sus posibilidades nos genera
una mejor relación con nuestros pares, nos llenan de
vitalidad, calma tensiones, estimula la mente, alivia el insomnio
etc., por lo tanto decimos que la practica de la actividad
física de forma sistemática y la pertenencia a un
grupo contiene en si misma un alto grado de beneficios
psicológicos, podría decirse que es el más
sano de los remedios (salvo que hubiese una prescripción
medica que prohíba dicha practica).

A través de la actividad física bien
planificada y llevada a acabo de manera sistemática son
los beneficios a nivel cardiovascular, no se debe olvidar dicho
contenido en ninguna clase, no se debe tener miedo a trabajar con
los abuelos la capacidad aeróbica; lo que debe ser un
trabajo responsable y conciente debiendo prever muchos puntos de
vista, primero para que ningún error nuestro no lleve al
alumno a experimentar una situación traumática que
lo aleje de toda actividad física, y segundo por el
profesor mismo. Algo que no debemos dejar de conocer es que estos
grupos son muy heterogéneos, y si bien hay bastantes
características que se dan por igual en edades avanzadas,
hay otras que no se dan y resultan las más importantes a
tener en cuenta.

Seria muy correcto de la posición del profesor
mantenerse en constante comunicación con un médico,
kinesiólogo y/o cardiólogo para salvar dudas,
asesorarse y muchas veces servirse de guía para saber el
camino transitado, sin invadir áreas en las que no se
tiene nada que ver y seguro que caeremos en algún
error.

Somos agentes de salud y como tal debemos trabajar desde
el movimiento por y para la salud, cuyo resultado final es
mejorar la calidad de vida de todo aquel que se acerque a
nosotros para trabajar con su cuerpo.

De forma general el ejercicio físico aporta
los siguientes beneficios:

  • Le da más energía y capacidad de
    trabajo.

  • Aumenta la vitalidad.

  • Ayuda a combatir el estrés.

  • Mejora la imagen que se tiene de si
    mismo.

  • Incrementa la resistencia a la fatiga.

  • Ayuda a combatir la ansiedad y la
    depresión.

  • Mejora el tono de sus músculos.

  • Ayuda a relajarse y a estar menos tensos.

  • Quema calorías, ayudándole a perder su
    peso de más o a mantenerse en su peso
    ideal.

  • Mejora el sueño.

  • Disminuye el colesterol, el riesgo de infarto, baja
    la tensión si esta alta.

  • Es tan eficaz como la fisioterapia como el
    tratamiento de la depresión.

  • Estimula la liberación de endorfinas,
    hormonas internas que producen sensación de placer o
    bienestar.

Hipócrates decía que el ejercicio
físico era imprescindible porque disipaba toda clase de
venenos derivados de una mala dieta.

Particularmente los pacientes mayores de 65 años,
que presentan diferentes cambios biológicos,
psicológicos y sociales, fundamentales para el
entendimiento de la declinación de su capacidad funcional
la disminución de la resistencia al estrés y a las
enfermedades, el objetivo es que logres mantener mas
independencia por mas tiempo, con mejor capacidad funcional, es
decir, mantener la destreza en la movilidad, lo que involucra
varios sistemas como el corazón, pulmones,
músculos, articulaciones (rodillas y hombros).

La forma física de las personas mayores es un
asunto de interés creciente para los investigadores en
Fisiología del ejercicio. La revista ¨Medicine &
Science in Sports and Exercise¨ ha publicado en sus dos
últimos números sendos trabajos a cerca del
desarrollo de la fuerza muscular y los hábitos de
ejercicios físicos de individuos mayores de 65
años.

En 1999 investigadores del Centro Medico de Palo Alto
(California) analizaron el efecto del entrenamiento con pesas en
personas mayores.Las conclusiones publicadas en el ¨ Journal
of American Geriatrics Society ¨, señalaban que
levantar pesas una vez por semana era eficaz para incrementar la
fuerza y la movilidad en mayores de 65 años. Todos los
individuos del estudio mejoraron su fuerza muscular entre un 37 %
y un 42% durante los 6 meses de seguimiento, esto se tradujo en
una mejor calidad de vida. Así mismo disminuyó el
número de fracturas, ya que se redujo el riesgo de
caídas.

El problema es que son muy pocas las personas mayores,
ni siquiera las que se encuentran en muy buen estado
físico que prueban suerte con los ejercicios de
fortalecimiento y las pesas. Todo esto acaba de ser mostrado por
otro nuevo estudio llevado a cabo en Atlanta por el centro
nacional para la Prevención y Control de Enfermedades de
Estados Unidos. La encuesta con un total de 44 000 entrevistas,
determina que el 5% de los estadounidenses de 75 años hace
pesas y que este porcentaje desciende hasta el 1% en el caso de
las mujeres, considerando los autores que los resultados son
preocupantes ya que ¨ el ejercicio es prácticamente lo
único que asegura que estos individuos se mantengan en
forma y se alejen de las clínicas de ancianos
¨.

Los objetivos del ejercicio son mejorar el
consumo de oxigeno y los procesos metabólicos, conseguir
fuerza y entrenamiento, disminuir la grasa corporal y mejorar el
movimiento de las articulaciones y los músculos, todos
estos beneficios son esenciales para la buena salud y por ende
deberíamos intentar incorporar una rutina de ejercicios a
nuestra vida diaria.

El ejercicio, después de los 50 años,
puede añadir años de salud y actividad a la vida de
las personas. Los estudios continúan evidenciando que
nunca es demasiado tarde para empezar a practicar ejercicios y
que incluso pequeñas mejorías en la forma
física pueden aumentar la esperanza de vida, simplemente
caminar con regularidad puede prolongar la vida en los ancianos.
De ahí que se dice que Si, se puede llegar a los 120
años.

Elementos fundamentales que hacen posible vivir los 120
años.

  • Motivación

  • Alimentación

  • Salud

  • Actividad Física

  • Cultura

  • Medio Ambiente

Capítulo 3:

Material y
Método

3.1 Población y Muestra

Como bien se plantea en la introducción el
trabajo de tesis se realiza en la comunidad de Buena
Vista.

Como orden de prioridad se supo el número de
personas mayores de 60 años que vivían en el lugar
y la cantidad de consultorios que abarca dicha comunidad, para
esto visitamos el policlínico área IV donde el
departamento de Geriatría y Estadística nos
informó que eran 1088 las personas de la tercera edad que
habitaban en el lugar y 15 los consultorios
existentes.

De 1088 la población general, la muestra a
trabajar fue de 284 personas, de ella 189 eran del sexo femenino,
que representa un 67% y 95 encuestados del sexo masculino, para
un 33% como muestra la tabla 1.1 y 2.1.

Monografias.com

3.2.1- Instrumentos aplicados para la recogida de
información.

Nos sometimos a determinar las necesidades de esta
tercera edad y con tal objetivo se estructuraron y validaron
varios cuestionarios que complementaron la
utilización de la encuesta como uno de los
métodos aplicados en el estudio, cuyos análisis nos
permitieron, no sólo identificar sus necesidades, sino,
que además pudimos diagnosticar elementos relacionados
como estos:

1- Sexo.

  • Edad.

  • Necesidades de los abuelos

4 Preferencia de los mismos

A continuación mostramos dichos elementos
arrojados en las tablas siguientes:

Tabla 1.- Necesidades de los abuelos.

Monografias.com

Como muestra la tabla 4.2, las necesidades de mayor
porciento que refieren los encuestados son a la poca
motivación por realizar ejercicios
, la respondieron
160 abuelos para un29% y el poco apoyo del personal
médico
con 110 respuestas para un 27%.

Tabla 2 Preferencia de los abuelos.

Monografias.com

Dentro de las 10 preferencias las que mayores respuestas
alcanzaron fue las excursiones con 135, visitas a
lugares históricos
89 y bailo terapia 88 las
cuales representadas en 47%, 31% y 30% y las de menores
respuestas el parchi con 28 y el intercambio de
experiencia
con 10, ambas alcanzaron 9% y 3%.

Luego se procedió a la revisión de
documentos oficiales,
método que nos
permitió:

  • Definir las particularidades del plan de actividades
    que garantice los niveles de motivación,
    participación y reconocimiento de los beneficios de la
    actividad física en adultos mayores.

  • Caracterizar las acciones que se han venido
    acometiendo en función de este estrato
    social.

  • Identificar las principales funciones que le
    competen.

  • Conocer la importancia que reviste la actividad
    física para este grupo etario, así como los
    estudios y los logros alcanzados.

3.2.2 Análisis de confiabilidad y
validez.

Por la novedad del trabajo y la no existencia de un
instrumento para la recogida de los datos, se decidió
construir uno. En nuestro caso se utilizó un cuestionario
donde quedan reflejadas preguntas cerradas y abiertas. Una vez
estructurado el cuestionario y en virtud del nivel de
medición de cada variable que en el se incluyen, fueron
categorizadas y codificadas según se establece como norma
durante la elaboración de este tipo de instrumento de
medición.

A continuación se detallan los procedimientos
utilizados para garantizar la representatividad
estadística a la hora de la elección de las
muestras utilizadas en dicha población.

Específicamente la fórmula utilizada para
determinar la representatividad de la muestra fue la
siguiente:

Monografias.com

Distribución de muestra por
población.

N

n

Total de población

1088

284

Al estar determinada la muestra, se procedió a la
aplicación del instrumento elaborado y a la
determinación de su confiabilidad y validez. En este punto
ha de quedar claro que el método para la
determinación de la confiabilidad se realizó
mediante una prueba no paramétrica de
Spearman para determinar el coeficiente de
correlación (mitades partidas, split-halves), el que
necesita sólo una aplicación del instrumento, a
diferencia de otros Métodos e igualmente que el resto da
la medida de su calibración. A la determinación de
este coeficiente y procesamiento de la información en
sentido general, se procedió aplicando el paquete
estadístico SPSS 11.0 cuyas operaciones fueron
complementadas con la construcción de varias hojas de
cálculo en Microsoft Excel de la versión 2003 del
Office.

Partes: 1, 2, 3
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