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Influencia de la cultura Haitiana en la conformación de la identidad cultural del poblado de Colombia (página 2)



Partes: 1, 2

Valorar los aportes de la cultura haitiana
en la conformación de la identidad cultural del
poblado.

Objetivos Específicos.

  • 1. Caracterizar los elementos de
    la cultura haitiana como proceso identitario del
    municipio.

2. Demostrar que los valores
intrínsicos en esta cultura se mantienen presente en
nuestra identidad.

El estudio integrador de los valores
históricos, económicos y socioculturales de la
cultura haitiana permitirá perpetuar y salvaguardar la
memoria y acervo cultural como alegado generacional a los
núcleos poblacionales existentes.

El proceso de investigación
reconstructiva del pasado dio la posibilidad de recontectualizar
el presente, tomando los elementos apartados como sedimentos para
la conformación patrimonio intangible local.

CAPITULO I:

Reflexiones
teóricas

Epígrafe: 1.1: Cultura

Las colonias del sur del actual municipio
fueron la sede de los braceros; barracones insalubres abrieron
sus puertas, sus costumbres traídas de Haití
comenzaron a crecer.

La forma de velar a sus muertos, fiestas,
bembe, comidas, constituyen aporte al desarrollo cultural del
territorio.

Un ejemplo actual se ve en el grupo
portador Petti Cosiat que mantiene viva su música, cantos
y danzas.

Reflexionar sobre aspectos que inciden
negativamente en la influencia que ejerce la cultura haitiana
sobre la identidad cultural del territorio.

  • 1. Insuficiente trabajo de
    investigación científica.

  • 2. No se estimulan las tradiciones
    lo que impide justificar su valor real sin profanación
    de ritos y costumbres.

  • 3. En el plan de desarrollo
    cultural no siempre se incluyen eventos que estimulen los
    procesos de continuidad generacional.

Investigar los rasgos identitarios de la cultura
haitiana que porta el grupo Petit Cosait, constituye un estudio
significativo en la determinación de diferentes elementos
de gran importancia para el municipio de Colombia; para ello, es
indispensable el abordaje teórico de un conjunto de ideas,
argumentos y definiciones que han aportado varios estudiosos por
disímiles décadas y que son de suma importancia
para el desarrollo de esta investigación.

La cultura, la identidad, la memoria y la
danza, son elementos que no pueden faltar a la hora de estudiar
al grupo Petit Cosiat, pues son la razón mediante la cual
se han mantenido portando una serie de costumbres y tradiciones
que lo han marcado de forma significativa en Las Tunas, en Cuba y
también en el extranjero.

Los orígenes del término cultura,
así como los estudios relacionados con su contenido, son
sumamente antiguos. Los antropólogos culturales que han
intentado rastrear la historia del concepto de "cultura" (entre
ellos Kluckhohn y Lowie) no lo encontraron más allá
de la segunda mitad del siglo XVIII.

El análisis del fenómeno cultural avanza y
se divulga en el siglo XVIII, en cuya primera mitad, comienzan a
aparecer los primeros indicios, representados en la obra de Juan
Bautista Vicó, quien consideraba que la cultura se
identificaba con la naturaleza común de las naciones,
resultando simultáneamente una historia de las ideas, de
las costumbres y las acciones del género
humano.

La figura de Vicó, marcó una etapa en la
toma de conciencia del problema. Sus escritos sirvieron como
punto de partida y como estímulo para que algunos
estudiosos del tema incursionaran con profundidad en este tema.
Así surgieron innumerables conceptos y definiciones, que
giran en torno a la vida espiritual del hombre, fundamentalmente,
las creencias, costumbres, ideas colectivas, conocimientos, en
fin a su existencia subjetiva.

Más tarde, se comienza a reconocer el
carácter objetivo de la cultura, lo que logra un mayor
auge, con los aportes dados por el Marxismo-Leninismo, a la gran
gama de teorías y conceptos culturales.

Al analizar algunas de las literaturas correspondientes,
pudimos apreciar que los clásicos de esta teoría no
establecieron un concepto de cultura como tal, sin embargo, a
partir del uso que hicieron del término, se define
implícitamente el siguiente concepto: "Conjunto de
valores, modo de actividad y productos generales del grupo
humano; logrados y establecidos a través de la historia,
en la realización de los objetivos y la labor común
general". (Colectivo de autores, 1985: 12)

Se abarcan tanto los procesos de producción y los
bienes producidos, como los valores en la más amplia
comprensión axiológica. Se destaca la forma en que
lo natural (el hombre y el medio) y lo social, están
integrados como órdenes complementarios e inseparables, en
el proceso cultural.

Otra de las definiciones analizadas en el trabajo fue la
de Graciela Pogolotti en conferencias sobre la promoción
cultural, expresó: "Cultura es la huella que ha dejado el
hombre sobre la faz de la tierra", a partir del postulado…"que
es el resultado del hombre por dominar la naturaleza y por
establecer las más adecuadas relaciones sociales".
(Vázquez, 2000:12).

La idea en esta definición gira en torna a el
hombre como fuente generadora de valores culturales, tanto
materiales como espirituales, en la misma medida en que
éste es portador de los valores que ha adquirido a
través de la historia. Es esto precisamente lo que
considero su principal aporte.

Aurelio Alonso, define cultura como: "La cultura es el
objetivo mismo del desarrollo, asumida como la realización
humana en toda su extensión, por tanto, esta trasciende lo
económico tratado desde una concepción cultural".
(Alonso, 1998: 83). Aquí se evidencia tal
repercusión de la cultura como proceso, en su amplia
dimensión y espectro de acción.

Según la doctora Migdalia Vázquez Pons
(Vázquez, 2000:14).

"La cultura es un sistema de la producción
espiritual que revela el proceso de creación,
distribución y consumo de los valores espirituales; todo
lo cual el hombre hace en pos del mejoramiento de la calidad de
vida, en fin la herencia espiritual de un conglomerado de
personas". Así lo considera Migdalia Vázquez Pons
(Vázquez, 2000:14).

En este caso se opera desde la acepción, se puede
decir, subjetiva (espiritual) del término de cultura,
quedando al margen el esquema objetivo (material), con el que se
debe enfocar además este concepto.

Néstor García, por su parte, considera que
cultura es el "Conjunto de realizaciones humanas que ha
trascendido a nuestros tiempos y permite al hombre
contemporáneo, conservar, reproducir y crear nuevos
valores para la transformación de su medio social y
natural. (Notas de clase).

Aquí se evidencia un tratamiento más
objetivo del concepto de cultura; Similares valoraciones
hallaremos en el concepto de cultura, ofrecido por la
UNESCO:

"Es la interpretación global o de la naturaleza,
un sistema total para comprender y cambiar el mundo. La cultura
abarca todas las expresiones productivas del ser humano
tecnologías, económicas artísticas y
domésticas, implica una relación sistemática
entre cada aspecto de la vida tal como este s vivido.

Es el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y
afectivos que caracterizan a una sociedad o grupo social, engloba
no sólo las artes y las letras, sino también los
modos de vida, derechos fundamentales del ser humano, los
sistemas de valores, las tradiciones y las creencias." (Notas de
clases".

En este aspecto es notable la presencia de un elemento
de gran significación, siempre que incursionemos en el
campo de la cultura; nos referimos al modo en que la cultura
distingue los grupos, comunidades, pueblos, etc., partiendo de
sus características más esenciales.

En sentido general, y partiendo de un análisis
global de todos los conceptos relacionados (aunque en el
análisis particular de cada uno de ellos, no detallamos
ciertos elementos), consideramos de suma importancia, dada la
complejidad de la temática, detenernos en algunos
aspectos:

  •  El concepto de cultura puede ser y ha sido
    generado de diversas maneras. No obstante en términos
    generales, siempre se mantiene lo esencial, donde sobresale
    el rasgo colectivo y social de la cultura, el de responder a
    un sistema complejo de relaciones productivas y humanas en
    general, así como ser el resultado del proceso
    histórico social integral, por lo cual implica toda la
    tradición y la herencia cultural.

  •  Además no se hace referencia a las
    determinantes climatológicas en el desarrollo
    étnico de los grupos, comunidades, etc.; la
    primacía le es conferida a los factores sociales y
    espirituales esencialmente. Esto constituye una de las
    limitaciones más notables en el tratamiento conceptual
    del proceso cultural, si se tiene en cuenta que un clima
    húmedo, por ejemplo, estimularía los
    correspondientes hábitos, costumbres, modos y estilos
    de vida, producción de bienes y consumo, etc., todo lo
    cual se expresa en el vestir, las comidas, formas
    constructivas.

  •  Se opera con distintos tipos de conceptos de
    cultura, en función de la ideología, el tipo de
    actividad a explorar, métodos de trabajo, en fin,
    según los intereses de investigación y las
    concepciones sociopolíticas de los
    investigadores.

Ahora bien, la cultura no significa todo lo que el
hombre hace, sino lo que hace reflexivamente y con arreglo a las
normas, fines, hábitos y aprendizaje en correspondencia
con el medio natural y social en que se desarrolla

De modo que toda asimilación humana de la
naturaleza, es imposible, sin que medie un proceso cultural. La
cultura, se opone dialécticamente a la naturaleza; es un
proceso dialéctico de negación y síntesis,
pues mantiene los conocimientos, productos y logros del pasado,
adecuados al presente.

Queda demostrado así, la complejidad de la
cultura, plena de elementos en relación, de aristas y
formas; una multiplicidad imbricada en un orden general
íntegro, lleno de contradicciones y todo tipo de
tensiones, plena de facetas disímiles e innumerables en
una resultante nada homogénea, pero si conformada por un
amplio engranaje de interrelaciones que comienzan en un complejo
integral.

La cultura es ampliamente analizada y debatida, y sus
conceptos son frecuentemente remodelados. En el presente estudio,
partiendo de los conceptos y valoraciones referidas, siempre que
se utilice el término "cultura", nos estamos refiriendo
a:

"Sistema de valores, usos y significados, que
determinado grupo social, le asigna a sus bienes materiales y
espirituales, condicionados por los factores históricos
sociales y físico naturales, del medio en que se
desenvuelven, que a su vez le permite mantener y desarrollar su
identidad".

Epígrafe: 1.2:
Identidad

El término identidad posee diferentes
significados y se utiliza en una variedad de contextos que
necesitan ser distinguidos para evitar confusiones. Un primer
significado de identidad es el principio ontológico de
identidad o de "no contradicción" que afirma que todo ser
es idéntico consigo mismo y, por lo tanto, una cosa no
puede ser y no ser al mismo tiempo y desde un mismo punto de
vista. Este principio establece que dos proposiciones
contradictorias no pueden ser falsas o verdaderas al mismo tiempo
y que una idea contradictoria no tiene sentido.

Sin embargo, para muchos filósofos modernos la
reflexividad era crucial para la identidad humana y marcaba una
diferencia importante con la identidad de las cosas inanimadas y
los animales. Por eso insistían en que la auto-conciencia
y el auto-reconocimiento eran elementos necesarios de la
identidad humana. Por lo tanto, el problema para ellos era
establecer qué era lo que garantizaba el
auto-reconocimiento en el tiempo.

Cada sujeto social, individual y colectivo, posee una
identidad como conciencia de sí mismo, construida en su
interacción con los otros, en un sistema de relaciones
sociales de las que es expresión en constante cambio y
contradicción.

La identidad es necesidad sentida de arraigo y
pertenencia, participación y autorrealización, que
se expresa en las formas de actuación humanas a las cuales
da sentido y continuidad, ello no implica quietud, sino por el
contrario evolución, cambio dialéctico y
desarrollo, como expresión de las contradicciones que se
superan

Con acertado ajuste a la contemporaneidad aparecen las
reflexiones de Rosalía Díaz sobre identidad
cultural:

identificada en este sentido con la percepción,
conciencia, modo de actuar y pensar de los miembros de una
comunidad, pueblo o nación, acerca del medio natural y
social en que se desenvuelven, a la forma en que las personas se
conocen como algo singular respecto a otros, mostrado a
través de sus sentimientos, actitudes ante la vida,
acciones creadoras y expresiones culturales. Un proceso
consciente de reconocimiento, asimilación y
creación. (2001:26)

En esta relación individuo-comunidad es
fundamental para lograr la afirmación de una identidad, en
la cual constituyen factores primordiales los elementos
geográficos, históricos étnicos,
lingüísticos e ideológicos. Y es que la
identidad cultural no puede verse como un concepto abstracto, sin
una correspondencia clara con la realidad social, sino que se
deben buscar sus expresiones en la vida cotidiana, en las
imágenes y representaciones sociales de un proyecto que se
aspira a alcanzar o crear a partir de la sociedad existente; en
las tradiciones que se heredan y que se transmiten a las nuevas
generaciones.

Puede afirmarse que la identidad constituye, en esencia,
un proceso sociopsicoantropológico de comunicación
que es interculturalidad; por tanto, no es suficiente referirse
solo a lo distintivo de una entidad cultural, en un momento de su
devenir, sino el tipo de relación que ha tenido, tiene o
establece con otras entidades culturales, sobre la base de su
dialéctica fenoménica, no congelable.

Las relaciones de los individuos son esenciales a la
hora de analizar su identidad cultural, al verse desde el enfoque
comunicativo se puede concluir que el hombre se interrelaciona
con su entorno social, donde vive y participa.

CAPITULO II:

Influencia de la
cultura Haitiana en la conformación de la identidad
cultural del poblado

El proceso de avance tecnológico produce una
fuerte ola de inversiones norteamericanas en la producción
de azúcar y con ello la llegada de braceros antillanos de
diferentes regiones del caribe; fundamentalmente
Haití.

Los haitianos echaron sobre sus hombros su jolongo lleno
de costumbres y tradiciones y se hicieron al caribe rumbo a Cuba,
para entregarse a los más duros trabajos del campo en los
diferentes bateyes de los centrales azucareros.

Elia, nacía con una población importada de
otras provincias y reforzada de emigrantes, que eran capaces de
trabajar por unos céntimos, de sol a sol.

Esta inmigración antillana en Cuba comienza su
historia en las tres primeras décadas del siglo XX siendo
considerable la entrada de haitianos en relación con la de
jamaicanos en calidad de braceros empleados como fuerza de
trabajo en el sector azucarero y cafetalero de la zona oriental
del país principalmente. Surgen así las llamadas
"haitianadas" como se les denominó peyorativamente, las
que partían desde la costa sur de Haití hacia la
costa sudoriental de Cuba. Este tráfico de braceros entre
Haití y Cuba estuvo controlado por contratistas haitianos
que eran utilizados por las compañías
norteamericana, quienes veían en estos hombres y mujeres
mano de obra barata y disponible a sus intereses, como se ha
mencionado con anterioridad.

Estas oleadas migratorias que se incrementaron con el
decursar de los años, como evidencia el decenio 1921- 1930
en el cual de 153 351 inmigrantes antillanos, 114 495 eran
haitianos, dieron lugar al asentamiento poblacional de
comunidades haitianas principalmente en áreas que
comprenden las actuales provincias Camagüey, Las Tunas,
Holguín, Granma, Santiago de Cuba y
Guantánamo.

Las dificultades con las que tropieza el haitiano una
vez llegado a nuestro país, les impone un problema hasta
el momento no pensado: la adaptación sociocultural en el
país rector. En este sentido, este inmigrante se somete a
un nuevo sistema social y tradiciones culturales hasta cierto
punto diferentes a las de su pueblo de origen, considerando de
vital importancia la protección y conservación de
su identidad cultural.

Los vaivenes en el precio del azúcar en el
mercado, la crisis económica mundial y el factor de
oposición interna de los trabajadores cubanos hacia la
inmigración laboral extranjera, incitarían el
panorama de rechazo, los decretos-leyes y demás
instrumentos gubernamentales que provocaron la
interrupción de la llegada masiva de estos inmigrantes
luego del año 1931, así como la repatriación
forzosa y salida de miles de antillanos, en especial de haitianos
y jamaicanos.

Transcurrido los años seguirían, en menor
medida, otros tránsitos y arribos de haitianos a Cuba
-incluidos los perseguidos políticos y de otra naturaleza
escapados del régimen de terror que implantó
Francoise Duvalier en Haití-, con lo cual se iría
conformando una masa de residentes haitianos y sus descendientes
en las más precarias condiciones de vida y de
presión social, condicionante de la percepción y
del trato otorgado a los antillanos y a sus
"pichones".

En esta etapa, escenas intensas de la captura de los
emigrantes haitianos en los campos cubanos, hace que se llenen de
temores y esto provocó un aislamiento cada vez mayor,
conduciéndolos a estrategias de asentamientos en zonas
cada vez más distantes e intrincadas. Esto trae consigo la
aparición de las minorías étnicas, legal,
económica y socialmente segregadas en casi todos los
países, desarrollando la conservación y
persistencia de la cultura haitiana.

La misma, como una de las más altas expresiones
del acervo continental, y en particular de la región
caribeña , puede definirse como manifestación de
una auténtica cultura de resistencia, cuyos valores de su
heredad socio histórica es depositaria de una acentuada
representación de su etno, lo cual se muestra desde su
lengua criolla , sus artes plásticas, su música,
arte culinario , hasta lo esotérico y sobrecogedor del
vodú; resultado este último de las más
intrincados asuntos sincréticos del catolicismo
popular.

En tanto la cultura haitiana es símbolo del
verdadero sentido de las tradiciones y costumbres populares y de
su capacidad de dar auténticas respuestas a la
espiritualidad de sus protagonistas, favorecidos por la valiosa
conciliación definitiva de la reforma de Europa y
África en la formación de su identidad cultural de
sus profundas raíces africanas.

La década del 20 del siglo pasado cientos de
haitianos fueron a parar a los principales bateyes de la
región: San Rafael, Ingenito, La Vega, Montefresco, San
José, El Sao, Corojito, Covadonga, La Julia, Laguna, La
Zorra, entre otros .En estos lugares de asiento, el haitiano se
empezó a identificar con el entoro natural y social. Sus
fiestas de santos, la ceremonia cultural más importante
conocida por Bembé, están dedicadas al
cumpleaños de algunas deidades como Leguá,
Changó, Babalú Ayë, Ogún Guerrero,
entre otros.

El grupo Peti Cosiat está conformado por
descendientes haitianos los cuales mantienen vivos los bailes El
Gagá, Minué, Congó. Mantienen su estructura
original y son merecedores del premio Memoria viva.

Existen elementos probatorios que esta cultura
incursionó en diferentes formas de la literatura como la
cuarteta y el cuento.

En los bateyes de esta región se practicaba el
Boda haitiano con ritos especiales "Fernando Ortiz en su libro de
estudios sociológicos señala "en África
existe la ofiolatría, cosa indudable allí como
todos los países y épocas donde el hombre no vive
apartado de la naturaleza, donde los ofidios de gran
tamaño abundan en la región " . Continúa "la
ofiliolatría existió hasta en los indios tainos de
Haití y Cuba ".

"El Vodú se llamó en Haití a todo
lo religioso. Dioses, ídolos, fetiches, creencias,
majá, bailes, instrumentos y cantos" Fin de la
cita

Las raíces mágico religiosas
(especialmente la práctica del Vodú); la unidad y
estabilidad familiar, asegurando de esta forma la continuidad de
sus expresiones socioculturales; la lengua de origen (el creole),
son portados por esta agrupación y los mismos trascienden
en la actualidad

En estos bateyes del central Elia, hoy Colombia, se
conocieron como brujeros, aunque no se llegaron a destacarse en
su curantedería, hubo un representante en El Tres de San
Rafael y en Lagunas.

Otros aportes de la cultura haitiana en la región
se encuentra en la preparación de sus alimentos con
comidas ricas en proteías y calorías (dulce de
coco, boniatillo, dulce de maní, gandul, domplín,
etc)

Otro aporte es la forma de velar a sus muertos: con
fiestas, toque de tambor, baños comidas, etc

Por su parte la danza y la música serán
expresiones del colorido, el ritmo vibrante y manifestaciones del
sentido de rebeldía e independencia de un pueblo que
conserva sus tradiciones como arma fundamental para la no
aceptación de la penetración foránea, y el
encause pragmático de sus aspiraciones
populares.

El proyecto humanista y de base social de la
Revolución Cubana adopta estrategias de integración
que benefician a los sectores y clases más
desposeídos, tales como programas de educación y
salud, medidas para la preparación laboral, una nueva
política comunitaria, entre otros.

El haitiano ya no es visto como un objeto
económico, sino como un sujeto partícipe de nuestra
sociedad cubana. Es por ello que no ha de extrañar que su
adaptación al contexto social cubano más que una
ruptura haya constituido un reforzamiento a su espiritualidad
ancestral

Elementos del ritual voduista.

El Vodú es la expresión religiosa
traída por braceros haitianos cuyo aporte tiene particular
importancia en la conformación de la cultura cubana y
caribeña. Es una creencia que está presente con
mucha fuerza en la vida del ciudadano haitiano, trasciende los
marcos puramente religiosos y se impregna en su espiritualidad y
cultura en general. Es por ello, que entre los rasgos culturales
seleccionados de manera consciente o no por los grupos de
haitianos llegados a Cuba para identificarse entre ellos y
diferenciarse a su vez del resto de los grupos antillanos
presentes en el nuevo medio a convivir, está la
religión como un factor importante. Téngase en
cuenta que el vodú no sólo constituyó un
movimiento religioso dentro de la cultura haitiana, sino
también, fue un movimiento político,
ideológico y emancipador presente en las luchas
independentistas de Haití.

Vodú es un término genérico con que
se conoce la creencia en los espíritus y loas, – sacro
númenes, orichas o santos -. Esta fórmula religiosa
haitiana ha sido creada por la síncresis de varias
ceremonias africanas, principalmente de los pueblos arará
y fon del Dahomey, de los Congos y de los de Angola,
conjuntamente con un catolicismo introducido por el conquistador
europeo. Utiliza como medio comunicativo el
creole[1]

El vodú haitiano en Cuba al entrar en contacto
con las manifestaciones socioculturales cubanas, sobre todo con
su comunidad y religiosidad rural en las zonas orientales, se ha
ido nutriendo de nuevos aportes, reafirmando o revalorizando
significados simbólicos en un nuevo contexto
representacional.

En la década del 90, en diferentes comunidades
haitiano- cubanas – La Caridad, Las Mercedes, la de Antilla, la
de Vertientes- entre otras, la práctica del vodú
haitiano entre nativos y sus descendientes se ha ido nutriendo de
rasgos diferenciables según la particularidad de la zona
oriental donde se establecieron estas comunidades; así
como las características de estos nuevos grupos
portadores. No obstante, se destacan también algunas
características generales de esta práctica voduista
en Cuba.

Las fiestas del Vodú difieren de algunas
características en las provincias donde se practican de
acuerdo fundamentalmente al lugar donde viven y lo heredado por
cada una de las comunidades haitiano – cubanas existentes en
nuestro país.

La fuerza del Vodú para los practicantes es una
fuerza que se manifiesta en diferentes dominios de la naturaleza
y el cuerpo del individuo. El culto vodú es un sistema
simbólico profundamente religioso en el cual el individuo
a través de su interacción continua y constante con
los loas puede orientarse y realizar su destino.

Las divinidades de la práctica voduista en Cuba
son indiferentemente designadas bajo diferentes términos
como: loas, santos, espíritus, seres invisibles. Entre los
más conocidos se encuentran Legbá, Loco-Atissou,
Damballah Wedo y Ayida Wedo, Marassa, Sobo, Ogún Guerrero,
Ogún Batalá, Ogún del Río,
Gramboá, Criminel, Ibó, Barón Samedi o
Guedé, Simbí, Yodón, Ercilí ó
Erzulú, esta última conforma el loa blanche, el
cual lo integran una pareja de santos, deidades o
divinidades.

Cada uno de estos loas, así como sus ceremonias,
suelen tener un significado simbólico y diferentes modos
de inferencia en la interpretación que de estos realice el
creyente. Tal es el caso de los colores que designan a
determinada divinidad bien sea en la vestimenta que debe llevar
el loa o en el color de las aves a ofrendar. Por ejemplo,
Erzilí viste de blanco y se le ofrece una pareja de
palomas blancas; Criminel viste de rojo y es símbolo de
violencia, bebedor, fumador y gusta del derramamiento de sangre;
Ogún Batalá, esposo de Erzilí, viste de
blanco y se le ofrece un pollo blanco; Ayida Wedo, esposa de
Damballah Wedo, es símbolo del arcoiris y su vestimenta se
representa con estos colores, entre otros.

Los practicantes del Vodú dentro de las
comunidades de haitianos y sus descendientes realizan diferentes
ceremonias, muchas de las cuales corresponden con momentos
importantes de su ciclo vital como el nacimiento y la muerte,
así como otras al estilo de ofrendas y agradecimientos a
los loas o santos por alguna petición realizada. En tal
sentido, pueden mencionarse las ceremonias de iniciación
de las hounsis, las dedicadas a los loas como la ceremonia manger
loa (comida al santo), las del servicio al loa blanche dedicada
sólo a los miembros de esta familia de santos, las
ceremonias a los muertos y antepasados y las ceremonias
adivinatorias en la cual se incluyen las consultas individuales
que alcanzan notable reconocimiento entre la población
creyente a consultarse, aún cuando no sean practicantes
del Vodú ni descendientes de haitianos.

El houngan y la mambó conforman la principal
jerarquía religiosa. El primero conocido como sacerdote
vodú es respetado dentro de la comunidad religiosa y aun
fuera de esta. Es el portador del conocimiento y secretos de la
práctica voduista; conoce el comportamiento en la
mitología de los loas y puede penetrar en su lenguaje
simbólico para que estos ofrezcan sus favores al
individuo. La mambó por su parte, es la sacerdotista
vodú que colabora con el houngan, preside la ceremonia e
invoca a los dioses o loas.

En la conformación del templo vodú o el
hounfour, como también se le conoce, se encuentran,
además, las hounsis – miembros femeninos que tienen
diversos niveles de iniciación-, los maestros de
ceremonias, los tamboreros, entre otros.

Al interior del templo vodú se encuentran
diferentes objetos rituales que integran los pequeños
altares de los loas, así como figuras simbólicas
que representan a estas deidades. Por ejemplo, la serpiente de
Damballah, el pez como emblema solar, la luna de Erzilí,
los vevers dibujos simbólicos o signos sacros trazados en
el suelo con harina, tiza o ceniza, que caracteriza a cada loa,
entre los principales encontrados.

El espacio simbólico donde se efectúa la
mayoría de las ceremonias es el conocido peristilo. Es el
salón o cobertizo techado, sin paredes. En el centro de
este lugar se coloca el poteau-mitan o poste central como le
nombran los haitianos mediante este se puede reconocer la ruta
que toman los loas para llegar al mundo humano. Alrededor del
mismo se realizan, por las hounsis, danzas, sacrificios, se
saluda a los loas, se depositan objetos consagrados a una
determinada deidad y tiene lugar la posesión del
creyente.

El templo vodú constituye un patrimonio familiar
y los poderes y conocimientos del sacerdote son transmitidos
oralmente de generación a generación. El houngan es
el facultado para elegir un sucesor dentro del núcleo
familiar. De ahí la perpetuidad de las creencias y
prácticas voduistas en Cuba.

Como las creencias en el Vodú se fundamentan en
los poderes de las fuerzas existentes en la naturaleza, son en
ellas donde vamos a encontrar los elementos religiosos que la
conforman. De ahí el poder sobrenatural, por ejemplo, que
adquiere la serpiente dentro del culto. Cuestión esta que
en Cuba encuentra su símil con los practicantes de la
Regla Conga o Paleros. Así como también que las
ofrendas, sacrificios, danzas e invocaciones religiosas se
realicen en un lugar donde se esté en contacto directo con
la naturaleza, realizándose los conjuros de mayor
importancia en el monte.

Otro ejemplo en cuanto a aproximaciones entre voduistas
cubanos y paleros se aprecia en el valor que se le da al muerto o
espíritu dentro de la ceremonia ritual, el que necesita
ser llamado por un nombre individual para que, según sus
creencias, se reconozca y acuda "personalmente" a trabajar bajo
las órdenes de su dueño o poseso.

Dentro de la práctica voduista en Cuba se pueden
citar múltiples ejemplos de similitudes entre esta
expresión religiosa y otras de origen africano que se
practica en el país. La equivalencia o cercanía se
ha establecido sobre la base de aspectos externos. No existe una
identificación plena entre las deidades de esta
expresión religiosa y otras de origen africano que se
practican en Cuba.

En este sentido se encuentran:

  • Erzilí o Erzulú: Representa el amor,
    se acerca a la representación simbólica de la
    Virgen María en el culto católico y con
    Yemayá y Oshún en la Santería Cubana.
    Espíritu marino.

  • Legbá: Figura muy parecida a San
    Lázaro, cojea y lleva muletas. Pertenece al grupo de
    los loas de los caminos y las encrucijadas, se le identifica
    en algunos lugares con Eshu, doble espiritual de
    Eleguá.

  • Ibo: Más cercano a la figura de Santa
    Bárbara o al oricha Changó.

  • Marassás: Se acerca a los Ibeyis, jimaguas de
    la Regla Ocha.

  • Criminel: Personalidad más cercana a
    Ogún. En algunos lugares se identifica con
    Changó.

  • Guedé: Forma el grupo de divinidades de la
    muerte y los orichas del cementerio o enterradores.
    Más cercano a Ikú.

Como se observa, sin llegar a ser idénticas las
divinidades en el panteón Vodú de las comunidades
haitiano – cubanas cumplen funciones religiosas lo mismo que en
el panteón yoruba y en el congo. Aspectos que mantienen
unidas las diferentes comunidades haitiano – cubanas de la zona
oriental del país.

Actualmente, se refuerza el rescate sociocultural de
este sector poblacional con el respaldo estatal. Por su parte, la
comunidad de descendientes haitianos está realizando un
trabajo serio al poner al servicio de la sociedad su cultura,
elemento que durante más de seis décadas han
guardado como un tesoro entre los inmigrantes que se quedaron
unos por necesidad, otros por amor, pero todos cautivados por el
encanto de esta su segunda patria caribeña.

En el Vodú el individuo queda vinculado a la
familia compuesto por seres visibles e invisibles y así el
vivo recibe la herencia del muerto lo que da significación
y sentido a su vida. (Macías: 2003, 25p)

La canción que se utiliza en esta ceremonia
es:

Difé delacló

Difó delacló (la candela está en mi
altar)

Difé na saboyinuó

Difé na saboyinuó.

Las principales ceremonias voduistas son:

  • Adopciones

  • Matrimonios

  • Bautizos

  • Funerales

  • Consagraciones

El grupo musical consta de instrumentos que se utilizan
solamente con fines rituales:

– Tambores rada:

  • Seconsd o Tambor medio.

  • Baula o Pequeño tambor.

  • Tambor grande, manman, assatar.

Entre las ceremonias del panteón voduista
dedicadas a las deidades o loas de la comunidad haitiano –
cubano en Las Tunas realizadas por el Grupo Petit Cosiat
están:

  • Ogún (San Paz)

  • Erzilí Fredá (Santa
    Cecilia)

  • Agüé (Virgen de Regla)

  • Levá (Elegguá)

  • De Black (Las Mercedes)

  • Congo (Reina Africana)

Ogún San Paz.

Esta ceremonia voduista dedicada a Ogún San Paz
es única en Cuba y sobre todo al loas al que esta
dirigida, se celebra el 24 de diciembre de cada año en
horas de la noche en la casa de Catalina.

De Black. (Las Mercedes)

Para efectuar la ceremonia de este loas (las mercedes)
su vestido, pañuelo y zapatos son blancos, de ahí
su nombre que representa la paz y la pureza.

Sentada en un extremo donde se coloca una mesa frente a
ella y con un mantel blanco encima se coloca una botella con el
vino (Liqué), un vaso con agua y azúcar blanca,
vino blanco, en el borde se le coloca un pedacito de pan, se le
pone la polvera con talco, perfume que le ayudará a
invitarse una asistente que se mantiene al lado de ella, dos
banderitas blancas en la mano derecha, luego del rezo que se le
ofrece a ella, esta se siente poseída con su
espiritualidad no habla, solo observa a su alrededor y las
parejas invitadas ejecutan una pequeña coreografía
con el baile del merengue haitiano para cerrar la
ceremonia.

  • También utilizan en sus festejos: Machetes
    para hacer movimientos pugilísticos, a su vez el
    bailarín desarrolla con esto su habilidad y destreza
    ejecutando movimientos que simulan cortarse la lengua, la
    barriga y el cuello.

xxx

En todas las ceremonias se conservan las tradiciones
haitianas heredadas de sus antepasados que van desde sus cantos y
bailes hasta sus comidas que en a mayoría de los
casos han pasado a formar parte de la cocina cubana como son: el
ajiaco, el fufú, el potaje, el turrón de
maní y de coco.

Conclusiones

El presente estudio se efectuó a
través del sistema teórico conceptual que tuvo como
eje temático de la cultura haitiana. Esta categoría
fue valorada desde diferentes artistas autorales a partir de la
óptica crítica de la historiografía marxista
contemporáneo. Los métodos y técnicas
constituyen un ejercicio indispensable para la obtención
de información necesaria acerca de la cultura haitiana.
Sus mitos, sus refranes, comidas, tracciones entre
otras.

Los bailes haitianos que sirvieron como antecedente a
los bailes surgidos posteriormente en esta zona, que a pesar de
que han sido estudiados en profundidad por otros autores no se
menciona su presencia en esta zona del país, como son: el
vodú , el congó, ibó,minué y
gagá.

Las manifestaciones músico — danzarias de
carácter popular tradicional surgidas en Colombia, que
fueron originadas mediante el contacto de las diferentes
étnias y la fusión de sus elementos culturales.
Como son los bailes de La Calabaza, Don Manuel y el
Koteogualé, como componentes del universo danzario popular
tradicional del municipio.

A pesar de que se ha comprobado que estas
manifestaciones músico-danzarias en otra época
gozaron de gran popularidad entre los habitantes de diferentes
asentamientos, en la actualidad no están vigentes, sino
que han sido revitalizadas para que no se pierdan y sigan siendo
parte de la memoria histórica y el universo cultural de la
localidad

Recomendaciones

A partir del estudio realizado se recomienda socializar
la investigación y de esta manera contribuir a que se
conozca el patrimonio cultural del territorio, sobre todo por
parte de las nuevas generaciones y el pueblo en
general.

Utilizar como material de consulta, para los estudiantes
de la Sede Universitaria del municipio de la carrera Estudios
socioculturales.

Se recomienda como material de apoyo para
próximas investigaciones que permitan el rescate y
conservación de la cultura popular tradicional.

 

 

Autor:

Lic. Silfredo Ángel Calvo
Céspedes

Coautoras:

MSc: Juana Margarita García
Pérez

MSc Yelenis María
Fernández García

Especialista en Psiquiatría: Amelia
del Rosario Puerta González

Enviado por:

Everardo Ramoz Alvarez

Facultad de Ciencias Sociales y
Humanísticas

Centro Universitario Municipal
"Cándido González Horta "

Institución: Sede Universitaria
"Cándido González Horta".

Municipio Colombia, Las Tunas
Cuba.

Avenida Libertad N0 82 entre 9 y 11 Reparto
El Triángulo. Colombia, Las Tunas. Cuba

UNIVERSIDAD VLADIMIR ILICH LENIN

LAS TUNAS

[1] Creole: Lengua nacida de la simbiosis
fono lingüística producida entre el francés
y las lenguas y dialectos africanos principalmente el fon y que
hoy constituyen el idioma nacional haitiano y el segundo idioma
extranjero, incorporado como lengua materna, más hablado
en Cuba.

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