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Notas de antropología para medicos forenses (página 2)



Partes: 1, 2, 3, 4

La posición de un cadáver caído al
azar requiere una descripción más detallada, como
por ejemplo: brazo izquierdo semiflexionado por debajo del
cuerpo, pierna derecha con la rodilla a la altura de la cadera y
doblada en 90º, etc. Es muy conveniente complementar la
descripción con materiales gráficos:
fotografías, diagramas, croquis.

La posición sedente es lo mismo que "sentado". No
es muy común, pero en algunos grupos étnicos se
acostumbra enterrar a los muertos en posición sedente,
para lo cual –naturalmente– se le ata y apoya de manera que no
caiga. Se necesita describir con cuidado la posición de
los miembros (muslos levantados u horizontales, al frente o a los
lados, etc.; pantorrillas contra los muslos o en ángulo),
entre otros detalles.

La descripción de los objetos asociados debe de
incluir la orientación propia, su ubicación
respecto al cadáver, así como, si el objeto
asociado está completo o roto.

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FOTOGRAFÍAS

Para complementar la documentación del hallazgo
debemos de tomar fotografías desde varios ángulos,
que cubran toda la escena del crimen y en las que se observen
todos los objetos relacionados con él, esto nos puede
proporcionar mucha información en el análisis
posterior del caso[3]

Si es posible, también debemos de fotografiar por
separado cada uno de los objetos con una escala a su lado para
conservar el registro tanto de los objetos como de sus
dimensiones.

Una técnica útil es usar dos
cámaras fotográficas, una instantánea (para
un registro inmediato aunque de no muy buena calidad) y otra
profesional (con fotografías cuyo procesamiento requiere
tiempo, pero de gran calidad). Las tomadas con la cámara
profesional, por ser mejores se pueden presentar en la corte como
evidencia, aunque a veces a un fotógrafo con experiencia
pueden no salirle bien y si no existe el apoyo de las
fotografías instantáneas se perderá para
siempre la imagen.

ESQUEMAS

También es conveniente realizar un croquis
(ejemplificado en la página siguiente) en el que se ubique
exactamente cada hueso y los objetos asociados al cuerpo,
anotando la distancia que existe entre los diferentes elementos
asociados al hallazgo y los elementos naturales de terreno como
son, árboles, piedras, corrientes de agua y otros detalles
del mismo, que podamos identificar en una visita posterior. Es
conveniente enumerar los objetos que se encuentran alrededor del
cadáver, de ésta manera podemos, al observar el
número y ver la descripción, recordar perfectamente
las características de cada objeto. Debemos marcar la
orientación general del cadáver con una flecha
apuntando hacia el norte; para determinar hacia dónde
está este punto, utilizamos una simple brújula de
bosillo. Todo esto nos permite reconstruir la escena del crimen
con gran precisión.

Ahora sí podemos recoger el cadáver y
todos los objetos contenidos en la escena del crimen, colectando
cada uno por separado dentro de bolsas de polietileno.

Desde luego no se colocan todos los huesos en una sola
bolsa, porque el roce y presión los maltratan.
También conviene envolverlos individualmente en papel
(puede ser periódico) u hojas de aluminio, aunque esto no
es indispensable.

Es importante que cada bolsa contenga en el exterior
datos de identificación mínima, como serían,
el lugar del hallazgo, el número de averiguación,
el número de objeto y el médico
responsable.

Cuando podamos, debemos de poner a cada objeto una
etiqueta que contenga los mismos datos, esto evitará que
accidentalmente, en el trasporte se vacíe el contenido de
la bolsa y después nos sea imposible recordar de donde
salió una pieza determinada.

Exhumación
y excavación

En ocasiones, dada una controversia jurídica, se
procede a desenterrar un cuerpo (proceso conocido como
exhumación) para realizar la autopsia o asegurarse de la
identidad del cadáver.

En otras ocasiones pueden aparecer restos óseos
accidentalmente al realizar una excavación. En estos dos
casos el médico legal tiene que intervenir en la
excavación y recuperación de los materiales
óseos, para poder emitir un dictamen
posteriormente.

EXHUMACIÓN

Para la exhumación seguimos cuatro pasos, la
localización certera, la excavación, la
fumigación y la apertura del féretro.

Para la localización certera debemos ubicar el
sitio de la inhumación y confirmar la
identificación de la tumba observando la lápida
para asegurarnos que en ése sitio está enterrada la
persona que buscamos.

La excavación consiste en la extracción
del féretro de la tierra, es conveniente anotar todas las
características arquitectónicas que se encuentren
antes de llegar al féretro y cuando alcancemos
éste, la profundidad a la que se localiza.

Posteriormente fumigamos el féretro y la fosa
para evitar que los microorganismos patógenos
proliferen.

Por último, pasamos a la abertura del
féretro. Es conveniente tener la cámara
fotográfica preparada, puesto que en algunas ocasiones los
restos que se conservaban en buen estado en el microambiente del
interior del ataúd pueden deteriorase rápidamente
con el cambio de ambiente de anaerobiosis a la condición
aeróbica.

EXCAVACIÓN

Cuando aparecen restos óseos accidentalmente
debemos de excavarlos con sumo cuidado para no destruir la
evidencia.

El primer paso para descubrir un entierro consiste en
identificar qué hueso es el que apareció, su
posición y sus posibles relaciones anatómicas, esto
nos permitirá calcular el lugar aproximado donde se
encuentran la cabeza y los pies.

Empezaremos a excavar con instrumentos finos como son
las cucharas de albañil o las cucharillas de jardinero
donde calculemos que se encuentra la cabeza si es el extremo
más cercano al hallazgo inicial o, si se trata del extremo
inferior, empezaremos excavando por los pies y nos dirigiremos en
sentido cefálico.

Cuando hemos quitado el grueso de la tierra, debemos
terminar de descubrir el hallazgo con herramientas muy finas como
son los pinceles y las brochas.

En los casos de restos óseos de varios individuos
esparcidos por el terreno, debemos de ir liberando de tierra los
huesos, de manera que cubramos toda la zona en que se
encontraban.

Al igual que con los cadáveres hallados en la
superficie es conveniente tomar fotos y hacer un esquema, tanto
de los restos esqueléticos como de los objetos asociados,
antes de alterar el contexto en el que se encuentran.

Posteriormente pasaremos a retirar los huesos empezando
por el cráneo y terminando con los pies,
depositándolos en varias bolsas de
plolietileno.

En algunos casos el estado de conservación de los
restos es muy malo, por lo que necesitaremos transportarlos en
bloque, para limpiarlos con más cuidado en el laboratorio.
En esos caso se mete una lámina abajo del bloque que
comprenderá el entierro y lo cubriremos con una capa de
algodón sobre la que pondremos un plástico, para
posteriormente ponerle flejes. Aunque antes se recomendaba en
éstos casos cubrir al entierro con yeso, parafina o
cemento ahora se ha visto que no es conveniente, porque terminan
por destruirlo.

MUESTRAS TOMADAS EN EL LUGAR DEL HALLAZGO

Es conveniente, ya sea que se trate de un cadáver
hallado en la superficie o procedente de una excavación,
tomar muestras que pueden ser analizadas por los diferentes
especialistas.

Debemos tomar muestras del suelo y de la vestimenta, si
es que de esta se consreva algo, puesto que éstas nos
pueden dar mucha información[4]

Conservación de los restos
óseos

Para estudiar y conservar convenientemente los restos
óseos tenemos que tratarlos en el laboratorio.

Los huesos tienen que ser lavados para poderse estudiar,
sólo en los casos en que el material esté sumamente
deteriorado no se lavarán.

El lavado del material óseo se hace bajo la llave
del agua, con un cepillo de dientes o de uñas, tallando
con cuidado pero con cierto vigor.

Es muy conveniente que el lavadero contenga una malla
fina de alambre en el fondo, dado que pueden soltarse los dientes
o pequeños

huesos e irse por el desagüe, si no tenemos el
cuidado suficiente[5]

Es conveniente, antes de lavar los cráneos, picar
la tierra de las cavidades orbitarias, nasales y el agujero
occipital, con una aguja de disección o un gancho de
tejer, lo que nos facilitará la liberación de los
huesos.

Posteriormente los dejamos un día o dos hasta
asegurarnos de que estén totalmente secos, si se trata de
restos frágiles a la sombra o si están en buen
estado al sol.

RESTAURACIÓN DE RESTOS ÓSEOS

En algunas ocasiones, los restos óseos se
fragmentan al ser extraídos o se encuentran fragmentados,
lo que nos dificulta el estudio posterior, siendo más
difícil reconocer las distintas características del
material.

También puede el homicida, en un intento de
dificultar la identificación, fragmentar el
cráneo.

El primer paso para restaurar los huesos consiste en
pegar entre sí los fragmentos cuyos bordes correspondan,
se puede usar goma blanca, ya que es suficientemente fuerte y
tiene la ventaja de que, si se quiere, puede ser
fácilmente despegado con un poco de agua. Se recomienda
usar tiras de masking tape para mantener en su sitio las partes
que se están pegando mientras se seca el pegamento, para
después retirarlas.

También puede ser útil una caja con arena
para acomodar los restos en proceso de restauración, de
manera que el pegamento no sufra tensiones durante el
secado.

En algunos casos, en que falta algún fragmento de
los huesos, podemos reconstruirlo siguiendo la técnica de
Pompa (1975b) que consiste en usar una mezcla de goma blanca y
resanador de madera en partes iguales; esto les da a los huesos
una forma más completa y al mismo tiempo permite
distinguir las zonas restauradas. Nunca se deben completar
porciones que no estén claramente definidas.

Estudio del
cadáver en el laboratorio

Como mencionamos en la introducción, algunas
veces tenemos la fortuna de que el cadáver todavía
se encuentre con algunas partes blandas y no en reducción
esquelética (convertido únicamente en esqueleto)
como hemos tratado a lo largo de todo el
capítulo.

Cuando tenemos esta ventaja podemos obtener más
información, si recopilamos todas las evidencias
disponibles.

INSPECCIÓN GENERAL

Antes de disecar el cadáver conviene inspeccionar
la piel de todo el cuerpo en busca de tatuajes, cicatrices,
heridas y cualquier otra alteración, ya que su
ubicación puede ayudarnos a identificar al sujeto o a
determinar la causa de muerte.

Se pondrá especial interés en las manos,
si las condiciones todavía lo permiten, nos sería
muy útil tomar las impresiones digitales.

Otro detalle a observar es si están todos los
dedos completos o sí sufrió la pérdida de
alguno o de una falange. Esta pérdida puede ser
premortem (ya sea por accidente o como práctica
cultural) que nos ayude a identificar posteriormente al
cadáver, o una lesión
posmortem.

ANTROPOMETRÍA DEL CADÁVER

Cuando el estado de conservación lo permite, nos
será muy útil tomar algunas medidas que nos ayuden
a identificar al sujeto.

El lector puede encontrar capítulos muy
detallados sobre antropometría en Comas (1957), Montague
(1964), Morel (1964) y Pospišil (1964)[6],
pero por el momento nos conformaremos con éstas breves
notas de importancia médico legal.

A diferencia de la técnica somatométrica
en donde medimos al sujeto en vida, de pie y con el
antropométro, como el cadáver ha perdido la
capacidad de mantenerse erecto, todas las medidas se toman con el
sujeto en decúbito dorsal y con la cinta
métrica.

Otra diferencia importante con la técnica
somatométrica es que sólo 4 medidas son de
interés para la caracterización médico
legal, mientras que en la somatometría se utilizan
28.

La altura total se toma desde el vértex a la
punta de los pies.

El perímetro cefálico se toma haciendo
pasar la cinta métrica por la glabela (punto más
saliente del entrecejo), por ambos eurion (los puntos más
salientes a los lados de la cabeza) y por el opistocráneo
(punto más distante de la glabela).

El perímetro toráxico lo tomamos a la
altura de thelion (nivel de los pezones).

El perímetro abdominal lo tomamos a la altura de
los ileocrestales (puntos de las crestas ilíacas
más salientes en sentido lateral).

ESTUDIO RADIOLÓGICO DEL CADÁVER

Es conveniente la toma de radiografías de las
zonas donde es más posible encontrar fracturas
consolidadas (miembros y cráneo), particularmente se
recomienda en los casos de menores puesto no es raro que los
niños maltratados –problema antiguo que se ha
recrudecido– presenten este tipo de lesiones.

MUESTRAS DEL CADÁVER

Después de inspeccionar y tomar los datos
antropométricos del cadáver es conveniente tomar
una muestra de todos los órganos que todavía
conserve el cuerpo y preparar con ellos laminillas
histológicas, que nos permitirán conocer
alteraciones patológicas de algunos
órganos.

Una de las muestras más fáciles de obtener
y que nos da mucha información es la de pelo, la podemos
obtener con las tijeras cortando un mechón. Este nos
servirá con posterioridad para determinar su color y
textura, datos que nos ayudarán a terminar la
reconstrucción escultórica de la cabeza.

También podemos obtener muestras de fluidos
corporales que nos serán muy útiles para una
identificación posterior si las secuenciamos y comparamos
a través de métodos bioquímicos
específicos.

Para tomar estas muestras, debemos utilizar una
jeringuilla y depositarlas en tubos de ensaye.

DISECCIÓN Y LIMPIEZA DE LOS CADÁVERES
DETERIORADOS

Ya que hemos estudiado y documentado convenientemente
los restos de partes blandas que quedan en un cadáver
deteriorado, debemos desecharlos ya que representan un foco de
infección.

Para deshacernos de las partes blandas debemos macerar
los restos. Pospišil [7]nos propone dos
métodos dependiendo de la edad biológica de los
restos.

Para adultos, el autor propone como método de
tratamiento rápido, sumergir los restos en una
solución de hidróxido de sodio a 60ºC durante
un cuarto de hora.

Para los restos subadultos este método no es muy
recomendable puesto que al poseer partes cartilaginosas, estas se
pueden disolver o hasta puede disolverse el hueso
completo.

Para este tipo de restos, Pospišil recomienda
sumergirlos en

agua y dejarlos a la intemperie durante cierto tiempo,
para después dejarlos secar.

Los biólogos, para preparar sus
especímenes de estudio, cultivan cepas de unos
pequeños insectos, conocidos como
dermástidos, a los que les dejan los restos
óseos con algo de carne adherida y los animales terminan
de limpiarlos.

Sea cual fuere el método que utilicemos para
limpiar los restos óseos, es conveniente exponerlos dos o
tres días al sol para terminar con los posibles
microorganismos presentes que pudieran infectarnos.

Determinación del tiempo de
muerte

INTRODUCCIÓN

Determinar el tiempo de muerte del sujeto puede ser a
veces muy complicado pues debemos de tomar en cuenta una serie de
factores tanto endógenos (complexión, edad, estado
de salud) como exógenos (tratamiento que se le haya dado
al cuerpo, influencia del medio ambiente) además de la
variación estadística.

Es importante destacar que una vez alcanzados algunos
estados como la momificación o la reducción
esquelética, se hace muy difícil determinar el
tiempo que tiene de muerto el individuo, puesto que los
fenómenos que normalmente nos pueden indicar la
temporalidad del cadáver han dejado de actuar sobre
él, por lo que no tenemos elementos a la mano para inferir
el tiempo transcurrido desde el fallecimiento.

Aunque un esqueleto antiguo generalmente ha dejado de
tener implicaciones jurídicas, algunas veces es necesario
recurrir a técnicas de laboratorio[8]que
nos permitan descartar cualquier interés legal.

Algunos factores
que intervienen en la putrefacción y
esqueletización del cadáver

El tratamiento que el criminal le da al cuerpo puede
causar grandes alteraciones al interferir los ritmos de
descomposición.

Aunque resulte irónico, puede ser que algunas
maniobras del homicida para deshacerse del cuerpo ayuden a su
conservación más que a su destrucción. Tal
fue el caso del cadáver de la señora Dobkin, al que
se le echó cal para destruirlo, pero este producto
ayudó a que se conservara y pudiera ser
estudiado[9]

Enterrar al difunto en lugar de dejarlo al aire libre es
otro procedimiento común que tiende a preservar el cuerpo,
porque aumenta el tiempo de la esquelatización.

El medio ambiente es uno de los factores determinantes
en el ritmo de putrefacción de un cadáver. Como es
obvio, si el cuerpo está en campo abierto se
desintegrará más rápido que si está
sumergido en el agua o sepultado en un ataúd
hermético. En general, mientras el cuerpo esté
menos expuesto a microorganismos, se conservará por
más tiempo y mientras este más expuesto
degenerará mucho más rápido.

Un cadáver a campo abierto puede, además,
ser atacado por los animales, sobre todo carnívoros y
carroñeros, que pueden acelerar mucho la
degradación del cadáver al dejarlo reducido en
pocos días a unos cuantos huesos, lo que por la sola
acción de los microorganismos tardaría mucho
más. Es también posible que estos animales
consuman, fracturen y desorganicen el cadáver.

El clima es uno de los factores que alteran los
fenómenos normales de degradación del cuerpo. Un
clima frío tiende a conservar el cadáver mientras
que los climas cálidos tienden a acelerar su
descomposición. De manera similar los climas
húmedos favorecen una descomposición más
rápida que los climas secos.

Los ambientes cálidos y secos son ideales para la
momificación por lo que puede presentarse este
fenómeno de manera espontánea.

MOMIFICACIÓN Y ADIPOCIRA

Existen dos estados naturales en los que el
cadáver, por acción del medio ambiente, se conserva
en lugar de pudrirse: la momificación y la
adipocira.

El médico legal debe de conocerlos porque
frecuentemente se presentan en alguno de estos estados,
cadáveres desconocidos a los que se necesita
identificar

MOMIFICACIÓN

La momificación espontánea se da en los
climas secos que producen la deshidratación de los tejidos
del cadáver, la piel se vuelve de color pardo y de textura
correosa[10]

Si además de seco, el clima es cálido y
hay corrientes de aire, es más frecuente la
momificación. Lamentablemente esta momificación
pocas veces es completa y los órganos internos en realidad
se van descomponiendo.

La momificación artificial consiste en ciertas
operaciones practicadas en el cadáver para preservarlo
desde las primeras civilizaciones tomaron auge estas
técnicas y en Egipto tenemos la extracción de las
veceras para conservar el cuerpo y en la actualidad se utilizan
fijadores que sustituyen a la sangre para conservar el
cadáver por largo tiempo.

Adipocira

También se puede detener el proceso de
degradación cuando el cadáver queda sumergido en
agua. La adipocira consiste en la detención súbita
de los procesos degradativos producida por la
saponificación de las grasas.

Knight (1994) menciona dos estados de adipocira que nos
pueden ayudar a fijar el tiempo de muerte en los individuos que
la presentan, en el primero el cuerpo tiene un color
grisáceo y un aspecto grasoso, con olor muy fuerte y
desagradable, el segundo se da cuando el cuerpo ha pasado
años bajo el agua, se caracteriza por el color gris
blanquecino y la textura muy friable ( se desbarata con
facilidad).

PUTREFACCIÓN

El cadáver si no está en las condiciones
antes citadas va a sufrir una serie de fenómenos
degenerativos producidos por los ismos microorganismos que
contiene que se conocen como putrefacción y que van a
llevarlo gradualmente a convertirlo en un proceso de 5 a 7
años en esqueleto.

Para fines de estudio se puede dividir en cuatro
periodos que son cromático, enfisematoso colicuativo y
esqeletización[11]el conocer en que periodo
se encuentra el cadáver es muy útil para determinar
el tiempo de muerte.

El primero inicia a las 24 horas de haber fallecido el
sujeto y se caracteriza por el color verde en el bajo vientre
derecho que se extiende rápidamente a el resto del cuerpo.
En los recién nacidos por su estado estéril la
mancha no se va a localizar ahí sino en las fosas
nasales.

El periodo efisematoso se caracteriza por la gran
acumulación de gases producto de la putrefacción
que van a crear burbujas bajo la piel y se produce por el mismo
fenómeno protrusión de la lengua y de los ojos
así como gran crecimiento del escoto y puede darse el
parto en una mujer en cinta. Por el mismo acumulo de gases el
cuerpo en estos estados se vuelve sumamente flamable motivo por
el cual se debe de tener mucho cuidado al manejarlo.

El periodo colicuativo se caracteriza por la
licuefacción de las partes blandas que primeramente
adquieren un aspecto acaramelado para después
transformarse en masas negruzcas llenas de
putrílago.

Por último en el periodo de
ezqueletización se terminan de destruir las partes blandas
dejando solo la porción mas resistente que es el
esqueleto.

ESQUELITIZACIÓN

La esquelitización es la fase final de los
fenómenos degradativos del cadáver. Consiste en la
reducción del cadáver a un simple esqueleto por
pérdida completa de sus partes blandas.

Cuando el cadáver llega a este estado es
generalmente muy difícil decir cuánto tiempo ha
pasado desde la muerte, pues ya han transcurrido las diversas
fases en las que los cambios degenerativos sirven de indicadores
y el tiempo pasado desde la defunción puede ser demasiado
corto para que los métodos de datación nos sean
útiles. Aún así podemos distinguir dos
estados de esqueletización, la reciente y la
avanzada.

En la esqueletización reciente el esqueleto
presenta un color marfileño, la superficie de los huesos
todavía se siente grasosa y si los cortamos podemos
encontrar restos de grasa; en los huesos largos pueden
encontrarse todavía fragmentos de médula
roja.

El estado de esqueletización avanzado se presenta
de 40 a 50 años después de la muerte del sujeto y
se caracteriza porque los huesos se vuelven amarillentos, su
superficie ya no se siente grasosa y al cortarlos sólo se
encuentra hueso seco.

Es obvio que los restos en el estado de
esqueletización temprana tienen interés
médico legal mientras que los restos en
esqueletización tardía ya lo han
perdido.

INVASIÓN DEL CADÁVER POR FAUNA
MENOR

Uno de los fenómenos que más ayudan para
determinar el tiempo que lleva de muerta una persona es la
presencia en el cuerpo de determinadas especies tanto de la flora
como de la fauna[12]

Marín y Krogman e
Iscan[13]proponen ocho periodos sucesivos del
ataque por los insectos al cadáver.

En el primero se ven larvas salidas de huevos que las
moscas depositan en los orificios corporales momentos
después de la muerte.

En el segundo periodo, que se desarrolla cuando el
cadáver entra en descomposición, se presentan la
mosca azul y el moscardón de los
cadáveres.

En el tercero, cuando se presenta la fermentación
butírica de los lípidos, ponen sus huevos y salen
de ellos las larvas de los dermastes y de ciertos
lepidópteros, las aglosas.

En el cuarto hacen acto de presencia los
coleópteros corinetes y las moscas piófilas que
utilizan como sustrato los productos de la fermentación de
la caseína.

En el quinto periodo, con la licuefacción negra
de las carnes y la fermentación amoniacal, se presentan
otras familias de moscas (loncheas, ofiras y foras) y
coleópteros del grupo de las sílfides.

En el sexto periodo se ausentan las formas previas y
aparecen los ácaros que se alimentan de los restos
quitinosos de las ninfas y adultos de los insectos de fases
anteriores.

En el séptimo se presentan especies de dermastes
totalmente distintas a las que había en el tercer periodo.
Se alimentan de los tejidos secos que todavía quedan, del
pelo y de los restos de ropa.

El último periodo se inicia tres o cuatro
años después del anterior. El difunto entra en
esqueletización completa y los insectos que en este
momento encontramos (coleópteros tenebrios) utilizan para
su alimentación los pocos restos de tejidos blandos que
quedaban.

Cada género y cada especie atacan al
cadáver en un momento específico del proceso de
descomposición, cuando el cuerpo les brinda las
condiciones ecológicas de pH, los productos de la
descompoción como sustrato, temperatura, calor, etc.
apropiados. Las especies se sustituyen unas a otras conforme
varían las condiciones ecológicas. De esta manera,
si se identifica una especie concreta y se sabe en qué
momento ataca al cadáver podemos decir que el cuerpo tiene
de muerto ese tiempo.

La secuencia que doy en los párrafos anteriores
resume en líneas generales la información
más detallada que se encuentra en las obras de
Marín y de Krogman e Iscan citadas, es
válida

precisamente por su generalidad, pues las especies
concretas varían de acuerdo con la latitud y con los
continentes.

Para conocer exactamente cuáles son las especies
que atacan al cadáver en determinado momento en cierta
región geográfica es preciso hacer observaciones
empíricas o estudios experimentales. Se recomienda hacer
las investigaciones tanto en cadáveres al aire libre como
en ejemplares enterrados, en vista de que existen diferencias
significativas en ambos casos.

No conozco estudios que valga la pena resumir referentes
a la flora y hongos que también atacan al cadáver y
cuyas especies deben hacerlo igualmente en tiempos y condiciones
precisas. Se recomienda explorar este campo partiendo de estudios
de ecología local o regional y complementarlos con
investigaciones empíricas y experimentales.

Elementos para el
análisis comparativo

INTRODUCCIÓN

El análisis comparativo que nos permite
establecer distancias genéticas entre diferentes
poblaciones así como, con las reservas pertinentes,
inferir a qué grupo racial pertenece el individuo, se basa
en el estudio tanto de las características métricas
como de las no métricas del esqueleto.

El análisis métrico es la
caracterización del esqueleto a través del estudio
sistemático de los principales rasgos susceptibles de
medición y de las relaciones entre ellos, los llamados
índices.

El estudio de los caracteres no métricos se
refiere a aquellas características genéticas que
aparecen en cada individuo al azar y tienen una incidencia
característica en los diversos grupos étnicos. A
diferencia de los caracteres métricos, no podemos
asignarles un valor medible, sólo se puede determinar si
existe (o está presente), si no existe (o está
ausente). No puede determinarse su presencia o ausencia cuando el
material esta muy fragmentado.

Caracteres
métricos

La caracterización métrica del esqueleto
humano arroja mucha información acerca del sujeto al que
perteneció la osamenta en estudio. Como verá el
lector en el transcurso de los próximos capítulos,
por medio del análisis estadístico de los datos
métricos podemos determinar la edad, el sexo, la talla y
otras características que nos pueden ayudar mucho para
identificarlo.

Para la medición del esqueleto utilizamos el
instrumental especializado que contiene el estuche
osteométrico, generalmente un compás de ramas
rectas (o compás de corredera), otro de ramas curvas (el
compás de espesores) y una cinta métrica
especialmente fina. En su defecto pueden obtenerse por separado
los compases y usar un flexómetro.

Además del estuche osteométrico se usan
otros instrumentos como son la tabla osteométrica y el
mandibulómetro. Existen también algunos
instrumentos muy especializados, entre ellos el
paralelógrafo, el diágrafo, el calibrador con
cuadrante, el goniómetro y otros que son raros y
difíciles de utilizar. El lector interesado puede
encontrar su descripción y su forma de uso en
Pospišil (1965) y en Olivier (1969).

A continuación estudiaremos los accidentes
anatómicos más notables de los principales huesos
del esqueleto humano, las medidas que toman como puntos de
referencia dichos accidentes, y los índices que ponen en
relación tales medidas.

CRÁNEO

El cráneo ha sido la parte del esqueleto
más estudiada y de la que podemos obtener más
información.

En el cráneo encontramos tres tipos de accidentes
o puntos cráneométricos, los localizados sobre la
línea media sagital, los localizados bilateralmente y los
puntos móviles. Los primeros son puntos únicos
mientras que los puntos localizados bilateralmente son puntos
simétricos o pares.

Los llamados puntos móviles son difíciles
de definir puesto que no se ubican en una posición
anatómica precisa sino que se localizan en los puntos
donde la abertura del compás, colocado en sentido
perpendicular al plano de apoyo, es máxima. Para cada uno
se da el nombre, entre paréntesis su abreviatura usual y,
después de los dos puntos, su
definición.

PUNTOS SOBRE LA LÍNEA MEDIA SAGITAL

Glabela (gl): punto medio entre los arcos
superciliares.

Bregma (br): punto de unión de las suturas
coronal y sagital.

Vértex (vt): punto más alto del
cráneo cuando éste se orienta
según el plano de
Frankfurt[14]

Lambda (l): punto de unión de las suturas sagital
y lambdoidea

Opistocráneo (op): punto más alejado de la
glabela.

Inion (i): punto medio entre las crestas
occipitales.

Opistion (o): punto medio del borde dorsal del
agujero occipital.

Basion (ba): punto más delantero del agujero
occipital.

Estafilion (sta): punto donde la tangente de las
escotaduras profundas del paladar corta el plano
medio sagital.

Oral (or): punto en el borde alveolar interno entre los
dos incisivos centrales superiores.

Prostion (pr): punto en el borde alveolar externo entre
los incisivos centrales superiores.

Subnasal (sn): punto donde el plano sagital cruza la
tangente a las escotaduras de la abertura
piriforme.

Rhinion (rh): punto donde se unen la sutura internasal y
la apertura piriforme.

Nasion (n): punto de unión entre las suturas
internasal y nasofrontal.

PUNTOS PARES O SIMÉTRICOS

Supraorbitario (so): punto más alto de cada
órbita.

Dacrion (dc): punto de unión entre el frontal, el
maxilar y el unguis.

Ectoconquio (ec): punto más lateral, sobre el
borde de la órbita.

Infraorbitario (io): punto más bajo de cada
órbita.

Alar (al): punto más laterale de la abertura
piriforme.

Zigomaxilar (zm): punto de unión entre los
zigomáticos y los maxilares.

Porion (po): punto más alto del agujero auditivo
externo.

Asterion (as): punto de unión entre el occipital,
el parietal y el temporal.

Pterion (pt): punto de unión de tres o cuatro de
los siguientes huesos frontal, parietal, temporal y
esfenoides.

Endomolar (en): punto medio del margen interno del
alveolo del segundo molar.

PUNTOS MOVILES

Zigion (zg): punto del arco zigomático más
alejado del plano medio.

Eurion (eu): punto más saliente de la
bóveda craneana hacia cada lado, por lo
general localizado sobre el parietal, pero tembién puede
estar sobre la escama del temporal.

PRINCIPALES MEDIDAS

Para cada una doy la designación o nombre
establecido, los puntos que la determinan (expresados por sus
abreviaturas) y el instrumento que se emplea:

Longitud craneal: de gl a op, con el
compás de espesores.

Altura craneal: de ba a br, con el
compás de espesores.

Anchura craneal: de eu a eu,
con el compás de corredera.

Altura facial superior: de pr a
gl, con el compás de corredera.

Anchura de la cara: (o diámetro
bicigomático) de zg a zg, con el
compás de espesores.

Anchura biorbitaria interna: de dc a
dc, con el compás de corredera.

Anchura biorbitaria externa: de ec a
ec, con el compás de corredera.

Anchura orbitaria[15]de
dc a ec, con compás de corredera.

Altura orbitaria4: de so a
io, con el compás de corredera.

Anchura nasal: de al a al, con el
compás de corredera.

Altura nasal: de sn a n, con el
compás de corredera.

Anchura del agujero occipital: anchura máxima del
foramen magnum, con el compás de
corredera.

Longitud del agujero occipital: de ba a o,
con el compás de corredera.

Longitud del paladar: de sta a or, con el
compás de espesores.

Anchura del paladar: de en a en, con el
compás de corredera.

Curva sagital: de n a op, con la cinta
métrica.

MANDÍBULA

PUNTOS OSTEOMÉTRICOS

Gnation (gn): punto más bajo en el borde de la
mandíbula.

Mental (mn): punto en el margen anterior del agujero
mentoniano.

Infradental (id): punto en el borde alveolar externo
entre los incisivos centrales inferiores.

Gonion (go): punto más lateral y externo de la
unión del cuerpo del maxilar con la rama
ascendente.

Pogonion (pg): punto más delantero de la
sínfisis mandibular.

PRINCIPALES MEDIDAS

Longitud mandibular (en proyección):
de pg al plano tangente a la parte posterior de los
cóndilos, con mandibulómetro.

Altura condílea mandibular (en
proyección): del plano de apoyo a la tangente a la parte
más alta de los cóndilos, con el
mandibulómetro.

Altura coronoide mandibular (en
proyección): del plano de apoyo a la tangente al punto
más alto de la apófisis coronoide, con el
mandibulómetro.

Angulo de la mandíbula: el formado
por el plano de apoyo y el plano tangente al punto más
posterior de los cóndilos y al borde posterior de la rama
ascendente, con el mandibulómetro.

Anchura bigonial: de go a go,
con el compás de corredera.

Anchura bimentoniana: de mn a
mn con el compás de corredera.

Anchura bicondilar: distancia máxima
entre los bordes externos de los dos cóndilos, tomada con
el compás de corredera.

Anchura de las ramas: anchura mínima
de cada rama en sentido horizontal, con el compás de
corredera.

DIENTES

De los dientes sólo se toman las
medidas de los molares y premolares, piezas en las que se miden
la distancia labio-lingual y la mesial-distal. Se emplea un
instrumento especialmente diseñado para ellas, el
odontómetro, pero si no se cuenta con uno, puede usarse en
su lugar el compás de corredera
[16]

VÉRTEBRAS

A diferencia del cráneo y la mandíbula, en
el esqueleto postcraneal no encontramos puntos
osteométricos claramente definidos, sino puntos del tipo
que antes hemos llamado móviles.

PRINCIPALES MEDIDAS

Diámetro transverso máximo: es la
distancia entre los puntos más salientes a los lados,
tomado con el compás de corredera.

Diámetro anteroposterior máximo: distancia
máxima entre los puntos más salientes anterior y
posterior.

Diámetro transverso máximo del canal:
distancia máxima en sentido transversal en el interior del
canal medular.

Diámetro anteroposterior máximo del canal:
distancia máxima en sentido anteroposterior en el interior
del canal medular.

Altura anterior: altura sobre la línea media del
cuerpo vertebral en su porción ventral.

Altura posterior: altura sobre la línea media del
cuerpo vertebral en su porción dorsal.

CLAVÍCULA

En seguida se da el nombre de la medida, su
definición (si acaso el nombre no fuera suficiente) y el
instrumento con el que se toma:

PRINCIPALES MEDIDAS

Longitud máxima: distancia
máxima entre las dos epífisis, colocando el hueso
en posición anatómica, con la tabla
osteométrica.

Circunferencia a la mitad de la
diáfisis: perímetro tomado con la cinta
métrica.

Diámetro anteroposterior a la mitad
de la diáfisis: la máxima abertura del
compás de corredera en el lugar y sentido
indicados.

Diámetro transverso a la mitad de la
diáfisis: distancia máxima tomada en sentido
transversal con el compás de corredera.

Diámetro horizontal máximo
externo: distancia máxima entre las superficies anterior y
posterior de la epífisis distal.

OMÓPLATO

PRINCIPALES MEDIDAS

Longitud máxima: distancia desde el
vértice inferior hasta el superior, tomada con la tabla
osteométrica.

Anchura máxima: distancia entre el
centro de la cavidad glenoidea y el punto en el borde vertebral
que se encuentra a la mitad entre ambos labios de la espina, con
la tabla osteométrica.

Longitud de la cavidad glenoidea:
dimensión máxima de la cavidad, en sentido
vertical, ligeramente oblícua en relación con el
plano del omóplato, compás de corredera.

Anchura de la cavidad glenoidea: distancia
máxima entre los bordes anterior y posterior de la
cavidad, perpendicular a la medida anterior.

Altura (en proyección) de la fosa
infraespinal: distancia desde el punto medio de la espina sobre
el borde vertebral, al vértice inferior, con la tabla
osteométrica.

Altura (en proyección) de la fosa supraespinal:
distancia desde el punto medio de la espina sobre el borde
vertebral, al vértice superior, con la tabla
osteométrica.

HÚMERO

PRINCIPALES MEDIDAS

Longitud máxima: distancia
máxima entre la cabeza y la tróclea, con la tabla
osteométrica

Longitud fisiológica: distancia
máxima entre la cabeza y la tróclea, colocando el
eje del hueso paralelemante al lado mayor de la tabla
osteométrica.

Circunferencia a la mitad de la
diáfisis: se toma abajo de la tuberosidad deltoidea, con
la cinta métrica.

Diámetro anteroposterior a la mitad
de la diáfisis: en el mismo punto que la medida anterior,
con el compás de corredera.

Diámetro transverso a la mitad de la
diáfisis: distancia perpendicular a la medida anterior,
con el compás de corredera.

RADIO

PRINCIPALES MEDIDAS

Longitud máxima: distancia entre la
cabeza y la punta de la apófisis estiloides, con la tabla
osteométrica.

Longitud fisiológica: distancia
entre la cúpula radial y la superficie articular interna,
tabla osteométrica.

Circunferencia mínima:
perímetro mínimo abajo de la tuberosidad, cinta
métrica.

Diámetro anteroposterior a la mitad
de la diáfisis: medida tomada con el compás de
corredera.

Diámetro transverso a la mitad de la
diáfisis: distancia perpendicular a la medida anterior,
compás de corredera.

CÚBITO

PRINCIPALES MEDIDAS

Longitud máxima: distancia entre el
olécranon y la punta de la apófisis estiloides,
tabla osteométrica.

Longitud fisiológica: distancia de la
apófisis coronoides a la superficie articular del hueso,
tabla osteométrica.

Circunferencia mínima: perímetro
mínimo de la diáfisis tomado en el tercio inferior
del hueso, cinta métrica.

Circunferencia máxima: perímetro
máximo tomado abajo de la apófisis coronoides,
cinta métrica.

Diámetro anteroposterior a la mitad de la
diáfisis: se toma con el compás de
corredera.

Diámetro transverso a la mitad de la
diáfisis: distancia máxima en sentido transverso,
compás de corredera.

Diámetro transverso subsigmoideo: distancia en
sentido trasverso por debajo de la cavidad sigmoidea,
compás de corredera.

Diámetro anteroposterior subsigmoideo: por debajo
de la cavidad sigmoidea, compás de corredera.

COXALES

PRINCIPALES MEDIDAS

Altura total: distancia entre el punto más
elevado del íleon y el más bajo de la rama
isquiopúbica, tabla osteométrica.

Anchura máxima: distancia entre los dos bordes
externos de las crestas ilíacas, tabla
osteométrica.

Anchura del ala ilíaca: distancia entre las
espinas ilíacas superiores anterior y
posterior.

Altura del ilíon: distancia entre la
cúspide de la cresta iliaca y el punto cotiloide (centro
del acetábulo).

Longitud del isquion: distancia entre el punto cotiloide
y el punto donde el eje del isquion cruza su
tuberosidad.

Longitud del pubis: distancia entre el punto
supra-acetabular[17]y la extremidad superior de la
carilla sinfisial del púbis.

SACRO

PRINCIPALES MEDIDAS

Longitud máxima: distancia desde el borde
anterior de la superficie articular superior hasta el borde
anterior de la superficie articular con el coxis, con el
compás de corredera.

Anchura máxima: distancia de aleta a aleta, con
el compás de corredera.

FÉMUR

PRINCIPALES MEDIDAS

Longitud máxima: distancia
máxima entre la cabeza y el cóndilo interno; el
hueso se sitúa paralelamente al eje longitudinal de la
tabla osteométrica, con la línea áspera
hacia abajo.

Longitud fisiológica: distancia
máxima entre la cabeza y el plano que pasa por la parte
inferior de ambos cóndilos, tabla osteométrica,
línea áspera hacia abajo.

Diámetro anteroposterior
subtrocantérico: tomado debajo del trocánter menor,
compás de corredera.

Diámetro transverso
subtrocantérico: tomado debajo del trocánter menor,
compás de corredera.

Diámetro anteroposterior a la mitad
de la diáfisis: distancia máxima en sentido
anteroposterior, compás de corredera.

Diámetro transverso a la mitad de la
diáfisis: distancia perpendicular a la medida anterior,
compás de corredera.

RÓTULA

PRINCIPALES MEDIDAS

Altura total: distancia desde la base hasta el punto
más alto, compás de corredera.

Anchura total: máxima anchura tomada con el
compás de corredera.

TIBIA

PRINCIPALES MEDIDAS

Longitud máxima: distancia entre el
cóndilo lateral proximal y el extremo distal del
maléolo, tabla osteométrica.

Longitud fisiológica: distancia entre la
eminencia intercondílea y el extremo distal del
maléolo, con la tabla osteométrica.

Diámetro anteroposterior a nivel del agujero
nutricio: distancia máxima a la altura del al agujero
nutricio con el compás de corredera.

Diámetro transverso a nivel del agujero nutricio:
medida perpendicular a la anterior.

PERONÉ

PRINCIPALES MEDIDAS

Longitud máxima: distancia entre la parte
superior de la epífisis proximal y extremo más
distante de la distal, situandose el eje del hueso paralelo al
longitudinal de la tabla osteométrica.

Diámetro anteroposterior a la mitad de la
diáfisis: distancia máxima en sentido
anteroposterior tomada a la mitad de la diáfisis,
compás de corredera.

Diámetro transverso a la mitad de la
diáfisis: medida perpendicular a la anterior,
compás de corredera.

Caracteres
epigenéticos

Como mencioné en la introducción, los
caracteres no métricos o epigenéticos no podemos
medirlos, sólo podemos calificarlos como ausentes o
presentes.

Si bien algunos de los caracteres epigenéticos
fueron descritos por Andrés Vesalio no es hasta
épocas muy recientes cuando se empiezan a considerar como
expresiones genéticas reflejadas en el material
esquelético.

El estudio de los caracteres discontínuos como
tales fue iniciado por Berry y Berry en 1963 y posteriormente
otros investigadores se dedicaron a sistematizar el estudio de
estas características en el esqueleto axil y
apendicular.

Antes de entrar en sí a lo que es el estudio de
los caracteres discontinuos creo importante mencionar que algunos
de los rasgos listados frecuentemente como caracteres no
métricos pueden estar relacionados más que con una
expresión genética, con deformaciones culturales u
ocupacionales, como veremos en los capítulos
pertinentes.

CRÁNEO

Los caracteres epigenéticos en el cráneo
humano han sido de lo más trabajado puesto que los han
estudiado muchos investigadores y durante un tiempo más
largo.

Existen algunos reportes aislados sobre algún
carácter específico: el hueso inca (hueso
fontanelar lambdático)es mencionado por diversos autores,
Comas realiza un trabajo sobre la sutura metópica en 1943,
pero no existen estudios sistematizados

hasta el de Berry y Berry (1967), quienes describen
treinta características.

Dentro de los estudios posteriores que merecen
distinción tenemos los de Vargas (1973), Salas (1977) y
Salas y Pijoan (1980).

Vargas (1973)[18] agrupa los caracteres
epigenéticos en cuatro grupos de lo que él llama
"anormalidades", no muy propiamente puesto que desde la
introducción de su trabajo nos dice que los rasgos
epigenéticos no se apartan de la normalidad sino que son
variantes normales. Los cuatro grupos que propone son: I de las
suturas, II de los orificios y canales, III variantes
hipostóticas y IV variantes
hiperostóticas.

Las variedades de las suturas consisten
básicamente en la presencia de suturas que por lo
común no existen; se trata de aquellas que se conservan en
el individuo adulto cuando en la mayoría de los casos se
fusionan.

Las variantes de los orificios y canales consisten en la
presencia de algunos agujeros duplicados o faltantes.

Las variantes hipostóticas son deficiencias en el
desarrollo que frecuentemente consisten en la persistencia de
rasgos infantiles.

Las variantes hiperostóticas son las
calcificaciones de partes cartilaginosas.

A continuación presento las "anormalidades de las
suturas" de Vargas (1973), alterando el orden de aparición
de los caracteres con fines pedagógicos y agregando la
edad común de desaparición de las
fontanelas[19]

Quiero hacer notar que si bien todas las fontanelas
pueden convertise en caracteres epigenéticos, en este
grupo también existen otras variedades de las suturas que
no tienen nada que ver con las fontanelas.

El hueso fontanelar bregmático se produce en el
lugar que ocupa la fontanela anterior y en los casos de
aparición de éste hueso no se unen los parietales a
la altura del frontal. Para Prives y colaboradores la fontanela
anterior desaparece a los dos años por lo
común.

El hueso fontanelar lambdático se localiza en el
lugar que ocupa la fontanela posterior, en los casos de
aparición de éste hueso, no entran en contacto los
dos parietales a la altura del occipital. Para Prives, esta
fontanela desaparece a los dos meses de vida. Este hueso mucho
tiempo fue llamado hueso incaico porque se creyó que era
exclusivo de los antiguos pobladores de Perú, pero a
últimas fechas se ha demostrado que no es así, sino
que es una variante discontinua como
otras[20]

Los huesos fontanelares astéricos se forman en el
lugar que ocupa la fontanela mastoidea y cuando se presentan
impiden la reunión directa del temporal, el parietal y el
occipital. Para Prives esta fontanela desaparece por lo
común a los dos o tres meses de vida.

Los huesos fontanelares epiptéricos se encuentran
en el lugar que ocupa la fontanela esfenoidal e impiden la
reunión directa del frontal, el temporal, el parietal y el
esfenoides. Según Prives se osifica comunmente entre el
segundo y tercer mes de vida.

Otra variante de las suturas obedece a la existencia de
huesos supernumerarios, lo que conlleva la aparición de
suturas extras.

La sutura metópica divide al frontal en dos
mitades; para Comas 1943[21]puede coincidir con el
bregma o desviarse a uno de los lados.

El os japonicum o "hueso japonés"
consiste en suturas adicionales en el arco zigomático. Su
relación exclusiva con una población
específica es tan falsa como la del hueso incaico, como lo
atestigua Brothwell.[22]

Los huesos wormianos son huesos formados sobre el
trayecto de alguna sutura y puede aparecer uno solo o, como es
más común, una serie de pequeños huesos
denominándose por la sutura sobre la que se localizan de
tal manera que tenemos huesos wormianos coronales, sagitales,
astéricos y epiptéricos.

La sutura infraorbitaria cuando aparece divide al
frontal y al maxilar.

Continuaremos nuestro estudio con las variedades de
orificios y canales que, a diferencia de las variedades en las
suturas, no tienen una edad regular de
desaparición.

El agujero exsutural es un pequeño agujero que
aparece en la sutura occípito-mastoidea, Salas y Pijoan
[23]nos recuerdan que este agujero algunas veces
no se encuentra completo y recomiendan introducir un alambre fino
o una aguja de disección para asegurarnos de que atraviese
las tres tablas.

El canal hipogloso del temporal puede
considerarse duplicado o triplicado cuando aparecen dos o tres
tabiques obstaculizando.el paso de una aguja de disección.
Salas y Pijoan [24]recomiendan tomarlo
bilateramente.

El canal condilar puede o no presentar un tabique en su
extremo distal que no permite que la aguja lo atraviese de lado a
lado, la condición más común es sin
tabique.

Los agujeros parietales son pequeñas
perforaciones que ocasionalmente se encuentran a ambos lados de
la sutura sagital.

El agujero oval incompleto lo localizamos en el
esfenoides.

En las órbitas podemos encontrar tanto agujeros
supraorbitarios como infraorbitarios anexos (uno o dos), al lado
del único, que representa la condición general.
Otra variación del agujero supraorbitario es que en
algunas ocasiones éste no tiene el piso quedando
sólo como un arco.

El agujero parietal se localiza sobre la sutura sagital
cerca del occipital y para Salas y Pijoan Salas y
Pijoan[25]tiene diferentes formas y
dimensiones.

El agujero zigomático facial, por lo general
presente, puede no existir.

El (o los) agujero(s) palatino(s) posterior(es) o
menor(es) se localizan por atrás del agujero palatino
mayor o anterior. Sin importar su número, el
carácter sólo se cuantifica como presente o ausente
(Salas y Pijoan, 1980:300).

Continuaremos nuestro estudio con las variantes
hipostóticas que son, según la definición de
Ossembreg citado por Vargas (1973:23), insuficiencia en el
desarrollo óseo.

La dehiscencia de la placa timpánica se
caracteriza por la falta de cierre de toda la placa
timpánica en la parte del piso.

El surco frontal se caracteriza por una pequeña
hendidura que solo ocupa la tabla externa localizada en dicho
hueso. Se debe de tener cuidado de no confundirla con una
lastimadura traumática o hecha al excavar.

Para terminar, mencionaré las variantes
hiperostóticas que, para el mismo autor que cita Vargas
(1973:26), son calcificaciones de partes que en general se
conservan cartilaginosas.

De algunos de estos caracteres existen hipótesis
que más bien indicarían que no son caracteres
epigenéticos sino efectos mecánicos de ciertas
profesiones, pero hasta el momento no se ha comprobado que sea
así.

En ocasiones, en alguno de los cóndilos
occipitales, se presenta un canal que divide al cóndilo en
dos partes.

En otras ocasiones se encuentra un tubérculo
junto al cóndilo que se conoce como tubérculo
pre-condíleo.

También por la zona entre la porción
mastoidea del temporal y el cóndilo occipital se puede dar
una excrecencia conocida como tubérculo
paramastoideo.

En el occipital puede existir una cresta occipital
adicional o supernumeraria que se conoce como línea nucal
suprema.

Existen cuatro torus como variantes normales
del cráneo: supraorbitario, mandibular, maxilar y
auditivo. El torus supraorbitario consiste en un
desarrollo exagerado de los arcos superciliares, que puede
confundirse con el desarrollo de este arco normalmente mayor en
los varones que en la hembras. El segundo y el tercer
torus son excrecencias óseas en la cara lingual
tanto del maxilar como de la mandíbula.

El torus auditivo, que es un reborde óseo en el
oído. Hay hipótesis que afirman que se produce por
nadar en agua fría[26]

También existen hipótesis que ponen en
duda la dependencia aleatoria de otro carácter de este
tipo, la quilla sagital. Esta excrecencia es un levantamiento en
el trayecto de la sutura sagital. Los autores de esta idea
proponen que se desarrolla por una masticación exagerada,
apoyándose en la alta frecuencia de éste
carácter en la población esquimal
(recuérdese que esta etnia curte las pieles
masticándolas). Sin embargo, esto se puede deber
también a factores genéticos de la población
más que a factores mecánicos, lamentablemente no
tenemos elementos de juicio suficientes para inclinarnos hacia
alguna de las dos teorías.

En la figura se muestran los caracteres
epigenéticos más importante. Otros dibujos se
encuentran en Berry y Berry (1967) al final del artículo y
fotografías de algunos caracteres en Salas y Pijoan
(1980).

CARACTERES EPIGENÉTICOS EN LOS
DIENTES

En general los dientes han sido poco estudiados y pocos
autores los han trabajado. Sin embargo, por su
constitución química son más resistentes que
los huesos al fuego, los agentes biológicos, los agentes
químicos y los agentes mecánicos que actúan
sobre los cadáveres.

Uno de los primeros investigadores que trabajó
las características epigenéticas dentales es Albert
Gustafson, quien analiza diversas poblaciones y trabaja mucho
para la unificación de normas y criterios de estudio. Este
autor también elabora una serie de moldes dentarios que
son útiles para mostrar materialmente las variedades de la
dentadura humana[27]

Otro autor que ha trabajado mucho los caracteres
epigenéticos en los dientes es el japonés Kazuro
Hanihara quien, además de analizar las variantes de los
dientes, también les asigna un papel en la
determinación racial (Pompa, 1985; Brothwell,
1987:141).

En general podemos hablar de incisivos y molares, puesto
que los caninos presentan muy pocas diferencias
grupales.

Los incisivos en ocasiones presentan una
excavación en la cara lingual (interna) que se conoce como
"dientes en pala", que alcanzan frecuencias muy altas en las
poblaciones orientales, aborígenes

americanas y mestizas y muy bajas en poblaciones
europeas y negras.

En los molares encontramos dos tipos de
distribución de las cúspides, según la
figura que describan: el patrón en "X" y el patrón
en "Y".

Además de la figura que describen las
cúspides en los molares puede aparecer el rasgo de
Carabelli, elemento supernumerario en la cara lingual de la
cúspide mesiolingual (protocono) del M2 superior. Varia
desde la ausencia del tubérculo hasta una cuspide
independiente bien marcada.

El rasgo protostílido es semejante al de
Carabelli, pero en los molares inferiores.

CARACTERES EPIGENÉTICOS EN EL ESQUELETO
POSTCRANEANO

En el esqueleto postcraneano encontramos también
una serie de caracteres discontinuos, que fueron estudiados por
Finnegan y Faust (1974).

En este estudio presentan dibujos de todos los
caracteres epigenéticos postcraneanos que encontraron
hasta el momento de

la publicación. Es de notar que incluyen como
epigenéticos algunos caracteres que otras investigaciones
más bien sugieren que se deben al sexo o a factores
mecánicos.

Con respecto a los debidos al sexo, Salas
1977[28]encuentra una alta frecuencia de la
perforación de la fosa olecranana en el lado izquierdo en
el sexo femenino, la misma hipótesis fue propuesta por
Godycki. Del mismo modo, en el fémur encuentra dos
caracteres epigenéticos, la pilastra y el tercer
trocánter, con una alta frecuencia en el material
masculino.

Como ejemplo de los caracteres que pueden depender de
factores mecánicos tenemos la faceta de acuclillamiento,
que recibe ese nombre porque existe una hipótesis de que
la presenta la gente que está frecuentemente
en cuclillas[29]

El surco preauricular es otra característica que
probablemente tenga un origen mecánico, la
hipótesis que plantea Genovés (1958:27) es que este
se origina como una manera de anclaje cuando la pelvis de la
madre tiene que soportar un peso mayor durante el
embarazo.

Aparte de los caracteres que acabo de discutir, Finnegan
y Faust, proponen otros para los diversos huesos del esqueleto
postcraneano, que son los siguientes.

En el atlas podemos encontrar la formación de
facetas dobles que consiste en la duplicación de las
facetas articulares para los cóndilos craneanos de alguno
de los lados.

Otras características que encontramos en el atlas
son: el puente transverso (segmento óseo que forma una
cuerda en el canal medular)y el lateral, que es un puente
adicional que queda sin articular con el
cráneo.

En el omóplato podemos encontrar un
pequeño agujero arriba de la espina, el
supra-escapular.

Además de éste podemos encontrar la faceta
articular del acromion (recuérdese que el omóplato
comunmente solo presenta carilla articular en la cavidad
glenoidea).

También podemos observar las diferentes formas de
la cavidad glenoidea y de la espina del
omóplato.[30].

En el húmero localizamos la apófisis
supracondilea que consiste en una excrecencia en el tercio
inferior de dicho hueso.

En el cúbito podemos estudiar la forma de la
cavidad sigmoidea siguiendo el trabajo de Sánchez (1971),
utilizado por Pompa.

En los coxales podemos encontrar facetas adicionales y
el pliegue de la cavidad cotiloidea que es un pequeña masa
de tejido en la base de dicha cavidad.

En el fémur podemos observar varias
características en la cabeza, la primera de ellas es fosa
de Allen que se localiza en la parte baja de la cabeza. La
segunda es la faceta de Pourier que es una extensión de la
cabeza. La tercera es la formación de la placa que
consiste en una placa que se extiende junto a la
cabeza.

Además de estos encontramos la exóstosis
de la fosa trocantérica, que consiste en una
pequeña excavación abajo del trocánter
mayor.

En el astrágalo encontramos la extensión
lateral que es una plataforma adicional de este hueso.

Otro carácter que encontramos es la carilla
articular inferior que es una superficie lisa en la parte
inferior de dicho hueso.

La faceta medial es una protuberancia en dicho
hueso.

El os trigorum es una pequeña
excrecencia en la parte inferior del mismo hueso.

En el calcáneo encontramos una carilla articular
para el peroné.

Otro carácter que encontramos en
dicho hueso es la ausencia, presencia o incluso
duplicación (una funcional y otra libre) de la faceta
articular de la tibia.

El lector puede encontrar las láminas en Finnegan
y Faust (1974) y en Brothwell
(1987)[31].

Aspectos
demográficos

INTRODUCCIÓN

Uno de los aspectos más importantes del
análisis médico legal de los restos óseos es
la determinación de lo que se ha llamado aspectos
demográficos. Si bien este nombre puede resultar muy
pomposo, esto se reduce básicamente a la
determinación de dos aspectos: la edad y el
sexo.

Como supondrá el lector, mientras más
completo tengamos el material, podremos determinar con más
seguridad la edad y el sexo del individuo en estudio.
Independientemente, algunos restos nos pueden proporcionar mucho
más información que otros, por ejemplo el
cráneo es uno de los elementos que más
información nos aporta, seguido por los coxales; algunos
autores como Genovés (1962, 1982a y b) y Krogman e Iscan
(1986) afirman que con estos dos elementos podemos determinar el
sexo con un 90% de seguridad.

Para poder determinar la edad y el sexo con un alto
grado de seguridad necesitamos tomar en cuenta el mayor
número de criterios, de elementos de juicio y de rasgos
diagnósticos que sea posible, ya que esta
determinación se basa en conjuntos de indicadores y no en
un único detalle.

Algunos restos presentan características que no
son ni totalmente masculinas ni totalmente femeninas, o sea que
presentan una mezcla de caracteres. A estos ejemplares que no
pueden ser sexados por métodos osteológicos se les
designa como indeterminables.

En cuanto a la determinación de la edad,
encontramos el problema de que sólo podemos dictaminar la
edad biológica o sea el grado de desarrollo, que no
necesariamente corresponde a la edad en años cumplidos
(edad cronológica) que alcanzó el individuo en el
momento de morir.

En las edades tempranas contamos con una serie de
marcadores que nos permiten determinar la edad con gran
precisión (en meses algunas veces), pero a medida que el
individuo se desarrolla estos indicadores dejan de sernos
útiles y tenemos que determinar la edad con un error de
más menos cinco años.

Al alcanzar el individuo la edad biológica de los
50 años ya no son aplicables la mayoría de los
criterios morfológicos o bien presentan una
variación que los hace poco confiables. Sin embargo, para
esta etapa se han desarrollado otras técnicas que veremos
más adelante.

DETERMINACIÓN DE LA EDAD

Antes de entrar en sí a la determinación
de la edad, creo importante especificar primero qué se
entiende por rangos de edad o sea los grupos en los que podemos
ubicar un esqueleto.

En los huesos infantiles las formas maduras solo se
insinúan, están muy poco osificados, las
epífisis no han soldado a las díafisis, son de
pequeño tamaño.

Los huesos de adolescentes y subadultos tienen ya
definida la forma madura, pero sus epífisis y
diáfisis no han soldado.

Los huesos de adultos presentan las epífisis y
diáfisis perfectamente soldadas y todavía no hay
cambios degenerativos. El sistema dentario está
completo.

El último nivel esta compuesto por los ancianos
que presentan fusión de todas las suturas craneanas,
eventual pérdida de dentadura y reducción de las
paredes óseas por pérdida de sales de calcio y
fósforo.

Para tener una tipificación más
específica, daremos la clasificación propuesta por
Hooton (cuadro 1) que reproduce Salas 1977.

CUADRO 1

R A N G O S D E E D A D

Primera infancia 0 3
años

Segunda infancia 4 6
años

Tercera infancia 712
años

Adolecencia 1317 años

Subadulto 1820 años

Adulto joven 2135 años

Adulto medio 3655 años

Adulto avanzado 5675
años

Senil 76 años en
adelante

DETERMINACIÓN DE LA EDAD POR MEDIO DE LA
FUSIÓN DE LOS CENTROS DE OSIFICACIÓN

Los huesos largos crecen gracias al cartílago que
poseen sus metáfisis localizadas entre la diáfisis
y las epífisis, cesando el crecimiento cuando se fusionan
ambas[32]

Esta fusión se da dentro de un programa
preestablecido genéticamente, lo que nos permite
determinar la edad biológica, la cual puede diferir de la
edad real en más o en menos, según la
osteobiografía del sujeto (Saul, 1972). En el cuadro 2
presento las edades de fusión de huesos calculadas por
Brothwell (1987:98) para la población inglesa, las
propuestas por Krogman e Iscan para población
norteamericana y las que mencionan McMinn y Hutchings para la
población de Edimburgo. Note el lector la diversidad que
existe en estos datos y la necesidad de contar con valores
regionales para dicha determinación.

EDADES DE FUSION DE
ALGUNAS

DIAFISIS A SUS RESPECTIVAS
EPIFISIS

SECUENCIA DE ERUPCIÓN DENTARIA

Las piezas de la dentadura brotan a edades determinadas
que se también se han establecido. De esta manera podemos
calcular la edad por medio del estadio de las piezas encontradas
en el cráneo y mandíbula.

Un estudio muy completo de la dentadura no sólo
brotada, sino del desarrollo de ésta es el de Demirjan
(1978) en donde analiza, a través de radiografías,
el desarrollo de cada una de las piezas.

El tercer molar presenta problemas especiales, ya que es
la única pieza que no solo no tiene una edad fija de
aparición, sino que puede desarrollarse y no brotar, o
incluso no desarrollarse.

En el cuadro 3 se puede observar la secuencia de
erupción dentaria, tanto de la dentición decidual
como de la definitiva, tomado de Achaval
1988[33]en el que se expresan en meses las edades
para la dentición decidual y en años para la
definitiva, dando los límites propios del desarrollo
individual.

CUADRO 2

SECUENCIA DE ERUPCION DENTARIA

CAMBIOS EN LA SÍNFISIS
PÚBICA

La sínfisis púbica presenta 10 estadios
muy fácilmente identificables, que nos ayudan a determinar
la edad entre los 18 y 50 años, estudiados por Todd en la
primera mitad de este siglo.

En el cuadro 3 presento la secuencia de cambios que
resumió Salas 1977 [34]y en la figura se
pueden observar cada una de éstas fases.

CUADRO 3

MÉTODO
RADIOLÓGICO

Como es sabido, en edades avanzadas el tejido mieloide
gradualmente va reduciendose y es sustituido por tejido graso que
en las radiografías aparece como una mancha negra. Este
hecho ha permitido desarrollar una técnica para fijar la
edad en ejemplares adultos avanzados y senectos

Al conocer la tasa de cambio del tejido podemos predecir
qué dimensiones tendrán éstos canales o
manchas en los huesos o sea la edad de un sujeto.

Para realizar estos estudios se han usado varios huesos:
el omóplato, el fémur y el húmero, siendo el
más confiable el último, por lo que se recomienda
su uso.

Se utiliza generalmente una radiografía del
húmero proximal para medir el canal medular. Cuba ha
desarrollado, en el Instituto de Ciencias Forenses, un
método que consiste en cortar el hueso y medir
directamente el canal medular, que si bien evita distorsiones
radiológicas, implica la pérdida de microhueso y la
alteración de la evidencia[35]

DETERMINACIÓN DE LA EDAD POR MEDIO DE LA
CUENTA DE SISTEMAS DE HAVERS

Es un hecho conocido para los médicos que a
medida que envejecemos, disminuye nuestra cantidad de sistemas de
Havers y aumenta proporcionalmente el número de laminillas
intersticiales.

Si se puede establecer la proporción de osteones
y de laminillas intersticiales por milímetro cuadrado
normales para cada hueso a determinados rangos de edad,
podrá determinarse con cierta seguridad la edad del
individuo al que perteneció ese hueso.

Dado el poco material que seria necesario, ésta
podría ser la técnica de elección en casos
de material muy fragmentado. Desafortunadamente es de
aplicación difícil y la información que
ofrecen distintos autores no coincide.

Luján (1975:35) recomienda el tomar varias
muestras a diferentes niveles, para poder evitar caer en un error
por las alteraciones patológicas que pudiera haber sufrido
la pieza ósea.

DETERMINACIÓN DE LA EDAD INFANTIL POR MEDIO DE
LA LONGITUD DE LOS HUESOS LARGOS

Es del dominio común que los niños crecen
y que sus huesos son menores cuanto menor edad tienen. Ubelaker
(1974) hizo un estudio en el que establece la relación
entre la edad de los restos infantiles, determinada por el
método de radiología dental y la longitud de
diversos huesos largos. Márquez
(1987)[36]aplicó el mismo estudio a una
muestra de la población colonial de la Ciudad de
México.

OBLITERACIÓN DE LAS SUTURAS
CRANEANAS

Durante mucho tiempo se pensó que los huesos del
cráneo debían de unirse (obliterarse) a determinada
edad, por lo que la obliteración se utilizaba para
determinar la edad.

Tanto Genovés (1966 y 1982a) como Morel al
estudiar colecciónes de cráneos de edad conocida
encontraron que dichas suturas obliteraban a edades muy
diferentes y que sólo la esfenobasilar tenía un
valor práctico para el rango 18 a 22
años.

Sin embargo como dije anteriormente es importante tomar
todos los criterios disponibles para determinar la edad y podemos
tomar también esta observación con las debidas
reservas.

DESGASTE DENTARIO

Brotwhell y Bautista y
colaboradores[37]proponen como método para
determinar la edad el desgaste dentario que se basa en el
supuesto de que un anciano que ha masticado más que un
joven ha sufrido más desgaste del esmalte.

Si se recuerda que el desgaste dental no sólo es
una cuestión mecánica, sino que también
depende de la dieta (factores químicos como el pH, la
presencia de pulidores, abrasivos y otras variables cambian de
manera diferente el esmalte); de la cultura –puesto que en
infinidad de pueblos se impuso la limadura o incluso la
ablación de piezas (entre los Aranda se excluían
los dientes a golpes)– y que algunas ocupaciones también
deforman o modifican el esmalte, ya que son usados los dientes
directamente en ellas, como es el caso de los zapateros,
costureros y carpinteros que sostienen clavos, agujas y otros
objetos entre los incisivos, lo que les produce un desgaste muy
identificable o las esquimales que ablandan las pieles a
través de la masticación y por lo mismo presentan
desgaste muy elevado, parece evidente que aunque el desgaste
dentario ha sido muy utilizado para determinar la edad no es un
criterio confiable, salvo dentro de una población
ocupacionalmente uniforme.

DETERMINACIÓN SEXUAL POR INSPECCIÓN DE
LA CABEZA

Para la determinación sexual, el cráneo
debe de tomarse como una unidad indivisible, o sea, como un
conjunto de elementos que no se pueden separar.

En general el cráneo masculino es
proporcionalmente más grande y voluminoso que el
femenino.

Las apófisis mastoideas son más grandes en
los hombres que en las mujeres. Se dice que al colocar un
cráneo sobre un plano horizontal, si se apoya en las
apófisis es masculino, mientras que sí no lo hace
es femenino.

El foramen magno es más grande y ancho en los
hombres que en las mujeres.

Las inserciones musculares están más
marcadas en los hombres que en las mujeres, sobre todo en el
área de la nuca.

Las órbitas femeninas son más bajas y
anchas, más redondeadas y con el borde superior cortante.
Las masculinas son estrechas, de forma más cuadrangular y
reborde romo.

El frontal es más oblicuo y grácil en el
sexo femenino que en el masculino.

Por último, el sistema dentario masculino es
más grande y voluminoso que el femenino y tiene forma de
parábola en lugar de la forma de "U" del
femenino.

La mandíbula también nos puede dar
bastante información acerca del sexo del individuo. En
ella podemos encontrar el ángulo mandibular, que en el
sexo masculino es cercano a los 90º, mientras que en el
femenino es cercano a los 120º.

También encontramos en la mandíbula, como
rasgos distintivos, la anchura intercondílea, la anchura
bigoníaca, la longitud total y la altura de las ramas, que
son mayores en el sexo masculino que en el femenino (ver
capítulo de análisis comparativo).

En el cuadro 4 presento los principales caracteres para
determinar el sexo en el cráneo y la mandíbula, en
la figura presento un cráneo típico de un elemento
masculino y uno femenino.

CUADRO 4

DETERMINACIÓN SEXUAL EN LA CINTURA
PÉLVICA

También tomamos en su totalidad a la cintura
pélvica para determinar el sexo, pudiendo decir que en el
sexo femenino es más ancha y baja que en el
masculino.

En los coxales, la anchura total es mayor en el sexo
femenino que en el masculino, a diferencia de la altura que es
menor en las mujeres que en los hombres.

La escotadura ciática mayor es más ancha
en el hombre y más estrecha en la mujer y se le ha usado
como indicador del sexo en los infantes (ver la sección
"Determinación del sexo en los infantes" a fines del
capítulo). Lopéz (1971) al estudiar el coxal de la
población de Cholula, Puebla encuentra tres formas
diferentes de la escotadura basándose en una línea
que atraviesa desde el tubérculo piramidal a la escotadura
ciátiaca mayor. En el primer caso el borde superior queda
por encima del plano, en el segundo queda al mismo nivel y por
último, en la tercera forma rebasa el plano. El autor
encuentra la forma 1 asociada al sexo masculino mientras que la
dos y la tres están asociadas al sexo femenino.

Genovés[38]al hacer estudios
acerca del coxal para observar las características
sexuales de dicho hueso, observó que en algunas
disecciones preparadas para este fin que en el sexo femenino el
surco preauricular estaba sumamente desarrollado. Él
explica la incidencia de este caracter por dos factores
mécanicos. Primero, la articulación sacrocoxal en
el sexo femenino es mucho más débil, por lo que
necesita estar reforzada por ligamentos y los ligamentos
sacrotuberal superior e inferior se encuentran más
desarrollados, dejando una impresión en el punto de
inserción mucho más marcada que en el masculino.
Segundo: en las mujeres que se embarazan, como consecuencia de
las transformaciones fisiólogicas que sufren, se hacen
más profundas las inserciones haciéndose más
marcado el surco preauricular.

En las mujeres cuyo primer embarazo ocurrió en la
etapa subadulta se puede observar el surco preauricular
más marcado y profundo que en aquellas en las que el
primer embarazo ocurre a mayor edad, puesto que todavía la
estructura ósea no está totalmente
desarrollada.

El agujero obturador es oval y mayor en el sexo
masculino, triangular y pequeño en el femenino.

El sacro masculino es más largo y estrecho, con
concavidad continua.

En el cuadro 5 presento las principales
características diagnósticas del sexo en la cintura
pélvica y en la figura presento un modelo de pelvis
típicamente masculina y otra femenina.

CUADRO 5

DETERMINACIÓN SEXUAL EN LOS HUESOS
LARGOS

Los huesos largos presentan menos rasgos
diagnósticos, por lo que no se observan diferencias claras
y el margen de error es mayor.

Por regla general los huesos femeninos son mucho
más delgados y pequeños que los
masculinos.

Podremos determinar el sexo de los huesos largos
extendiéndolos sobre una mesa, poniendo en un extremo el
hueso más grande y robusto y en el otro el más
pequeño y grácil, es de suponerse que el más
grande y robusto es masculino y el más pequeño y
grácil es femenino, de esta forma al ir colocando los
demás huesos, junto al grande y robusto o el
pequeño y grácil, tenemos tres grupos, los
seguramente masculinos, los seguramente femeninos y los poco
diagnósticos al centro.

Salas[39]recoge una serie de criterios
para deteminar el sexo en los 6 huesos largos más grandes
que creo es importante tener en cuenta.

Si los huesos están convenientemente marcados, es
posible la correlación de diversas partes de un esqueleto
notándose si las determinaciones van en el mismo sentido o
en sentidos opuestos.

Para el húmero propone que el eje de
torsión es más pronunciado en el sexo femenino que
en el masculino, además de que es mucho más
frecuente la presencia de la perforación de la fosa
olecraneana sobre todo en el lado izquierdo en el sexo femenino
que en el masculino.

Partes: 1, 2, 3, 4
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