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Santeria – Manual del Oriaté (página 6)



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Este muchacho, agradecido por haber encontrado aquel
empleo, todos los días cuando iba a almorzar, solía
pasar frente al mar, y alzando los dos brazos hacia arriba, le
daba gracias, y al mismo tiempo le pedía una suerte mejor.
Un día Eshú vio al muchacho, y como éste no
había hecho Ebbó porque no tenía dinero, y
tampoco se había pasado maíz, pescado ahumado y
jutía con manteca de corojo para limpiarse de todo mal, y
después tirarlo por esa manigüita por donde se
hallaba Eshú.

Como Eshú era un espíritu de mal tiempo,
se convirtió en muchacho y fue donde estaba el zapatero y
le contó lo que el muchacho hacía, y le dijo que el
muchacho hacía eso, para que el mar arrasara con la
zapatería. Esto se lo decía para aterrorizar
más al viejo. El viejo, al enterarse de esto,
despidió al muchacho pagándole el importe de los
pocos días que había trabajado.

Con ese dinero el muchacho hizo Ebbó para
Elegguá, Eshú y Olocun. Como había hecho
Ebbó, se había quedado sin dinero ni trabajo y
empezó a pasar hambre; lo cual hizo que lo decidiera a
irse del pueblo.

Caminó largo rato y llegó a un lugar donde
había un hombre vendiendo guengué; se acercó
a éste, le pidió una jícara de a diez
centavos. Cuando hubo acabado de tomar, le comunicó al
hombre que no tenía dinero. Este se indigno y formaron tal
escándalo, que junto con el pueblo querían
maltratarlo de obra. Trayendo esto como consecuencia una
pequeña revolución.

Un anciano que observaba desde un rincón todo
aquel proceso, sacó el dinero y pagó dicho
guengué, y acercándose al muchacho le
dijo:

– Hijo, ¿por qué habéis hecho eso?
El muchacho respondió: – Señor, no tengo trabajo y
tenía mucha hambre.

El viejo le preguntó que si quería
trabajar y el muchacho le respondió que sí. Bueno,
pues sígueme.

Cuando hubieron caminado un buen trecho y el viejo vio
que estaban completamente solos, le dijo: – mira, tu trabajo es
bien poco. Y enseñándole con el índice para
una cueva, dijo: quitaremos esa piedra que nos estorba. Esa era
la puerta de la cueva, un boquete que había por el cual no
cabía el viejo. Por ese boquete prosiguió el viejo:
Tú entrarás, y una vez allí, tu trabajo
será darle un poco más de ancho a la puerta para
que yo pueda entrar.

Le dio un martillo y un cincel y el muchacho
entró y vio que, lo que había adentro era una
fortuna de oro y brillantes. Empezó a picar aquellas
piedras y cuando hubo terminado, el viejo le preguntó
qué era lo que había adentro. Inmediatamente el
muchacho pensó y súbitamente respondió que
no había visto nada, porque desde que llegó
empezó a trabajar.

A los tres días, el muchacho y el viejo fueron al
pueblo a desayunar, parece que por su edad o por lo que sea, al
viejo le sobrevino un mal inesperado y allí mismo
murió.

El muchacho lo atendió bien y lo enterró.
Entonces él se quedó con toda la fortuna, y
allí mismo, sobre aquellas rocas, hizo un gran palacio, y
así se hizo dueño y señor de casi toda
aquella comarca.

Compró un caballo blanco y fue a su pueblo,
allí nadie lo reconocía, fue donde estaba el viejo
zapatero, que tampoco lo conoció, pero al reconocerlo fue
un gran asombro para él, pero el muchacho lejos de
reprocharle, lo trató muy bien y hablaron de
negocios.

El vio que el zapatero estaba atravesando una
situación mala, se hizo socio del zapatero, para
así aliviar sus males, pero poco tiempo después el
zapatero murió, quedándose el muchacho dueño
de todo.

Maferefún Elegguá, Maferefún
Olocun

Cuando salga esta letra, se cumple con Elegguá,
con Olocun, con Shangó, y si la persona que se está
haciendo Osha no tiene Olocun, que la reciba y si no tiene Osha y
se está tan sólo registrando, tiene que recibir a
los Orishas Guerreros, y el Igworo en este caso tiene que ayudar
al Aleyo.

También con esta letra se reciben los Bellis y se
le da gracias a Shangó y cuídese de la
candela.

Historia de
Ocolli

IROSO ELLILA (4-12)

Ocolli tenía que hacer Ebbó de Irozo
Ellilá, por cuanto en el registro que se hizo le
pronosticaron, que lo estaban acechando cuatro individuos para
apabullarlo, porque lo consideraban pendenciero e intruso. Ocolli
lo hizo y fue su salvación.

Dado a que estos individuos que habían tramado su
eliminación física, acordaron para asegurar mejor
su presa, como Ocolli tenía que pasar casi todos los
días, esperarlo debajo de un árbol muy frondoso y
hacerle lo siguiente:

Uno tenía que invitarlo a pasar por debajo del
árbol, otro lo asustaría y cuando estuviera
asustado y comenzara a correr, el otro lo perseguía con un
palo para golpearlo. Y en caso de que fallara el del palo, el
último individuo esperaría a Ocolli en un recodo
del camino para exterminarlo

Ese era el plan fraguado por los cuatro individuos,
enemigos secretos de Ocolli, pero como él hizo
Ebbó, tal como lo había indicado Olofi, los
individuos en cuestión se fueron asustando uno a uno, y
todos se agruparon debajo del árbol antes de llevar a
vías de hecho su maléfico plan, y en acalorada
discusión estaban los cuatro enfrascados, cuando fueron
sorprendidos inesperadamente por una descarga eléctrica
que acabó con ellos para siempre, gracias al Ebbó
que Ocolli hizo a tiempo y también por la obediencia de no
andar acompañado por un período de tiempo, tal como
se lo advirtió Olofi.

MAFEREFUN SHANGO, MAFEREFUN YEMAYA.

HISTORIA DE LA CHIVA DE OBBATALA

IROSO OGUNDA (4-3)

Obbatalá tenía una gran cantidad de
corderos y entre estos, solamente una chiva blanca como el
algodón, que era la niña de sus ojos.

Oggún era el encargado de pastorear todo el
ganado y Elegguá era el portero de la gran mansión
de Obbatalá, y Ozún era en la casa de
Obbatalá lo que pudiéramos llamar el amo de las
llaves; así como también tenía la
misión, y por ello gozaba de la confianza de
Obbatalá de atender a todos los que entraban y
salían de tan gran mansión.

Por esta razón Eshú, Elegguá y
Oggún, no veían con buenos ojos a Ozún, y un
día, Eshú le dijo a Oggún y a
Elegguá: ¿Ustedes quieren que Obbatalá le
retire la confianza a Ozún? Estos le dijeron que sí
Pero, ¿cómo hacerlo? Y Eshú contestó:
Yo tengo la solución, cuando Ozún se quede dormido,
nosotros mataremos la chiva y nos la comeremos y luego abriremos
un hoyo y enterraremos todo lo que pueda delatarnos, y de la
sangre de la chiva, le untaremos un poco en la boca a
Ozún, y luego le diremos a Obbatalá, que su
Aqué se ha desaparecido.

Así lo hicieron, mataron a la chiva y se la
comieron y enterraron todo lo que pudiera delatarlos como el
cuero, vísceras, huesos, etc. Entonces fueron donde estaba
Obbatalá y dijeron que ellos vieron entrar a su chiva,
pero que cuando fueron al recuento de los animales, notaron que
faltaba la referida chiva.

Inmediatamente Obbatalá llamó a
Ozún, que ignoraba la traición que le habían
hecho sus mejores compañeros de luchas y trabajos, y estos
a su vez, aparentaban estar muy asombrados, cuando se
acercó a ellos. Y Obbatalá le dijo a Ozún:
¿Dónde está mi Aqué? Este le
contestó: Ahí está Babami. Obbatalá
le dijo: Enseñámela, traeme la Aqué.
Ozún salió a buscarla pero no pudo traerla, pues la
chiva no se encontraba entre los demás
animales.

Entonces Ozún fue donde estaba Obbatalá,
Elegguá y Oggún y les dijo: Su Aqué no
está aquí, quién sabe si Oggún no la
trajo. Entonces le respondió Elegguá: – sí,
Oggún la trajo, yo la vi entrar. Y Eshú dijo
también: – Oggún la trajo y tú te la
comiste.

Ozún protestó que eso no era cierto y
Elegguá se acercó, y señalándole la
boca, le dijo: – Mira, ahí está la prueba de que te
la comiste.

Obbatalá miró a la boca de Ozún y
efectivamente la tenía manchada de sangre.

Ozún quedó confuso, sin saber qué
decirle a Obbatalá y comprendió que sus amigos le
habían traicionado y se echó a llorar.
Diciéndole Obbatalá a Ozún: – Tu deber es
cuidar la vida de todos y te has quedado dormido, para que no
duermas más, ni de día ni de noche:

Siempre estarás parado. Pó Ban
Echú.

(4-3) Abra bien los ojos: llanto, traición,
envidia, hoyo, trampa, confiado y desconfiado, sangre.

En este Oddun se habla de un resguardo de santos, de
collares de Ozaín hechicería y recibir los
Guerreros.

HISTORIA DEL CAZADOR (5-4)

Había un cazador que todos los días iba a
cazar, y todos los animales que cazaba, iba donde Olofi y le
brindaba la sangre.

Pero antes, le quitaba la cabeza y la botaba.

La mujer llena de curiosidad, al ver que su marido
traía la cabeza de todos los animales, quiso saber a
qué se debía esa anomalía, y una noche
después que el marido se acostó, le puso en el saco
donde él echaba los animales, una gran cantidad de
cenizas; para así poder seguir el rastro cuando él
saliera a cazar.

Y así lo hizo al siguiente día, así
que cuando él acabó de cazar fue para la casa de
Olofi como todos los días y ella iba
detrás.

Se escondió la mujer detrás de un
árbol, pero Olofi la vio y la hizo salir,
diciéndole, por curiosa: ¡Maldita seas!

Y por esto, desde ese día, todas las mujeres
tienen período todos los meses.

PATAQUIN DE YEMBO Y EL CABALLO DE SHANGO

(6-10) (10-6)

Shangó era un Rey potentado y de su reino
desapareció su caballo favorito y no aparecía por
ninguna parte.

Hacía muchos años que él no
veía a su madre, ni ella a él.

Shangó dio órdenes terminantes a sus
soldados, para que atraparan vivo o muerto al que se había
robado su caballo.

Por esos tiempos, su madre, que estaba desmemoriada y
enferma, pasando trabajo y necesidades, se fue a registrar e hizo
Ebbó y le salió que cuando fuera a la ciudad,
llevara una rama de Egüe, Oca bien verde. Todo lo cual hizo
la madre de Shangó, pero cuando pasó por el bosque
que estaba seco, mustio, debido a la tremenda sequía que
asolaba a la comarca, el caballo de Shangó, que estaba
allí hambriento, siguió detrás de la rama
verde que llevaba en la mano la madre de Shangó, hasta la
ciudad donde todo el mundo buscaba al caballo.

Y cuando los soldados vieron a Llembo, que así
era como se llamaba la madre de Shangó, venir con el
caballo, la apresaron, llevándola a presencia del Rey, que
como hemos dicho, era Shangó.

Este, cuando reconoció a su madre,
dijo:

-Suelten a esa señora, que es mi
madre.

Y Shangó se tiró en el suelo, delante de
su madre, y eso hicieron también todos los
presentes.

LA COMIDA DE OBBATALA

OBBARA TONTI OBBARA (6-6)

Cuando Obbatalá le entregó el mando a
Shangó, como éste era joven, nadie lo quería
respetar ni considerar y todos los días había
alguien que le iba con cuentos a Obbatalá, de
Shangó.

Obbatalá llamaba a Shangó y se lo
decía, ya que Obbatalá, por ser quien es, nunca
anda con rodeos para decir las cosas. Tantos fueron los cuentos,
que un día Shangó le dijo a Obbatalá: –
"Papá, ¿por qué todos los días le
dicen algo de mi, y nada de eso que dicen es verdad?

Pero Obbatalá, que conocía la seriedad de
Shangó, le dijo: – "Hijo mío, yo quisiera que
tú hicieras una comida para todos mis hijos y para
mí; quisiera que tú me hicieras o cocinaras lo
más bueno que hay en el mundo".

Shangó hizo la comida a los hijos de
Obbatalá, tal como él lo había pedido e hizo
para Obbatalá lengua de res. A lo que Obbatalá
dijo:

– "Shangó, ¿lengua es la mejor comida del
Mundo?" Dijo Shangó: "Sí, papá, un buen
Ashé es lo mejor del mundo".

Transcurrió algún tiempo y Obbatalá
volvió a decirle a Shangó que hiciera una comida
para todos sus hijos, pero para él hiciera lo más
malo que hay en el Mundo, de comer. Shangó le
cocinó para él otra vez lengua, y Obbatalá
le dijo: "Shangó, si la otra vez me hiciste lo mismo y me
dijiste que era lo mejor, ¿por qué hiciste lo mismo
como lo más malo?" Y Shangó le respondió:
"Papá, una buena lengua salva a un pueblo, pero una mala
lengua, puede ser la perdición del mismo pueblo". Y
Obbatalá le dijo: "Tienes razón,
Shangó.

Ahí naciste, en Obbara Melli y es por lo que
tú ves que todos los días dicen algo de ti, y
precisamente, eso te hará más grande por cuanto
que, el día que no te mencionen, en bien o en mal,
dejarías de ser Shangó". Y dijo Shangó:
CABBI ESILE (no pasó nada).

ODDI UNLE (7-8)

Allebí tenía tres hijos que eran santeros
y todos se dedicaban a otro trabajo que no era el de los
caracoles.

Los dos mayores se dedicaban a los trabajos del campo,
porque no quisieron aprender los ritos de Osha, y nunca
hacían Ebbó porque no querían gastar su
owó. Pero pasaron los años y los trabajos que ellos
hacían se agotaron; mientras que el más
pequeño, ejercía de Orihaté.

Los dos mayores, que a veces el menor tenía que
socorrerlos económicamente, porque no tenían
trabajo, le cogieron envidia.

El más chico tenía una novia en el pueblo
y acostumbraba a ir a visitarla todos los días, a las dos
de la tarde y a las ocho de la noche.

Un día, sus dos hermanos idearon darle muerte y
así lo quitaban del medio; pensaron que una buena
distancia de la casa de su novia, que se levantaba una gran
peña en el mar, en este lugar podían darle muerte a
su hermano. Le fueron con chismes de la novia a donde estaba el
hermano y le dijeron que ésta todos los días, a las
nueve de la noche, se ponía a hablar con un hombre; y que,
después lo besaba, según ellos se lo podían
demostrar.

Ciego por los celos, no puso reparo alguno en comprobar
si era cierto lo que le decían sus dos
hermanos.

Suerte del hermano más chico, que el día
antes había hecho Ebbó, con una tabla de su
tamaño, con siete varas de soga, algodón y le
salió que lo botara en la peña que quedaba frente a
la casa de su novia; la tabla estaba atada a la soga y al caer al
mar, quedó enredada en la punta de una piedra que
sobresalía de la peña.

Al día siguiente, fueron los tres hermanos, a
comprobar lo que según ellos decían de la novia del
más chiquito, y le dijeron: Mira. Y al virarse éste
para mirar al lugar donde le habían señalado, lo
empujaron al mar y se fueron.

Cuando sus clientes fueron a buscarlo y vieron que no
estaba en el pueblo, fueron en busca de los hermanos de este,
estos estaban actuando como Orihaté.

Mientras el más chico luchaba por llegar a la
tabla de su Ebbó, y así pudo llegar a la orilla,
estaba todo harapiento y con hambre; se dirigió a su casa,
y allí dio gracias a todos sus Orishas. Y al salir se
enteró, que sus dos hermanos estaban haciendo un
Itá, se dirigió donde ellos se encontraban y en
aquel momento estaban hablando de muerto, de acuerdo con la letra
que había salido en dicho Itá. Dio tres golpecitos
en la puerta; al abrir la puerta, el primero que lo vio fue el
que hacía de Orihaté y cuando vio aquel espectro de
su hermano que parecía una visión, del susto
quedó muerto y los que estaban allí se asustaron y
éste les contó lo sucedido.

Entonces los Iworos acabaron con su otro hermano y
él siguió de Orihaté de toda aquella
comarca.

Esta historia explica que, él que nació
para una cosa, más tarde o más temprano
tendrá que ser para lo que vino a este mundo; que no le
preste atención a los chismes; no confíe ni de sus
hermanos y muchos menos de los Iworos como usted.
Acérquese más a sus mayores muertos, si usted es
caracolero, será un gran Santero, no intente coger otro
camino que no sea el Santo. Usted triunfará, déle
gracias a Yemayá y a Elegguá y a los muertos y
procure por todos los medios que su primer ahijado sea
Olo-Obbatalá.

Por qué
Eleggua es príncipe (7-11)

Era en un tiempo que Orunmila andaba de ambulante, no
era nadie ni tenía trabajo, ni dinero, ni casa.
Tenía una situación bastante precaria; pero andando
los días, se encontró con un señor que se
llamaba Biaguoná haciéndole gracias a distintos
señores que estaban reunidos en un lugar apartado del
pueblo.

Orunmila se detuvo a contemplar aquel espectáculo
y veía cómo algunos se alejaban disgustados,
mientras otros le tiraban monedas fraccionarias a aquel
individuo, grotesco para unos y gracioso para otros.
También observaba Orúnmila, como en vez de tirarle
monedas, había en el grupo quienes le daban de comer como
platanitos, bollitos.

Orúnmila en ese instante, pensó
relacionarse y hacer amistad con él, si podía, y
así lo hizo y logró su propósito.

Entonces, después de conocerse, salieron juntos
caminando y Orúnmila empezó a contarle a
Biaguoná, que no era otro que Elegguá, su mala
situación; entonces Biaguoná se compadeció
de él, pero sin revelarle nunca quién era
él, verdaderamente.

Biaguoná también le contaba la odisea de
su vida a Orúnmila. Este oía con resignación
y no decía nada, porque no tenía ninguna
fórmula para aliviar su situación, y comprendiendo
que Elegguá sí tenía resuelta su vida, por
cuanto antes lo vio ganar dinero y comida; él pensaba todo
esto, pero no se atrevía a hablar, siendo un hombre de sus
condiciones. Biaguoná lo comprendió y le
dijo:

– Orúnmila, ¿por qué no vamos a
donde Olofi para que éste nos trace una pauta a
seguir?

Elegguá podía por sí solo resolver
el problema de Orúnmila, pero tenía miedo de hacer
un pacto a espaldas de Olofi y que Orúnmila lo
traicionara, decidió llevarlo a donde estaba
él.

Puestos de acuerdo, llegaron juntos ante Olofi e
hicieron un pacto de ayuda mutua, sin orgullo ni
traiciones.

Resultó que comenzaron a trabajar juntos,
Elegguá en la esquina y Orúnmila en un suntuoso
palacio que constaba de dos plantas. Elegguá enviaba los
Aleyos que encontraba para que él los consultara e
indicara Ebbó. De esta manera Orúnmila llegó
a conquistar fama y fortuna.

De acuerdo con el pacto, Orúnmila debía de
mandarle a Elegguá todos los días la comida a la
esquina, lugar que éste no podía
abandonar.

Orúnmila ya no daba abasto a la gran cantidad de
personas que Elegguá mandaba para registrar, y dado el
excesivo trabajo que tenía Orúnmila, no le mandaba
la comida a Elegguá con regularidad.

Asímismo, se iba enorgulleciendo y
llenándose de vanidad con lo que ganaba y la fama que
había adquirido, y uno de esos días que
Elegguá tenía mucha hambre, con uno de los
señores que él recomendó a Orúnmila,
le envió un recado diciéndole que ya era hora de
comer y que tenía hambre. El Aleyo se alegró
grandemente de ser portador de ese recado, porque de esa manera
se le facilitaba mejor ver a Orúnmila, y en cuanto
llegó fue lo primero que hizo saber a Orúnmila, y
entonces éste le contestó: "Sí, es verdad.
Ese es mi criado".

Después que el Aleyo hubo de registrarse, fue
donde estaba Elegguá y se pusieron a conversar de
distintos tópicos y entre otras cosas, Elegguá le
dijo que Orúnmila y él eran socios,
expresión ésta que le causó gran asombro al
Aleyo, ya que Orúnmila le había dicho que
Elegguá era su criado. Entonces el Aleyo le confesó
que Orúnmila le había manifestado que el era su
criado.

Disgustado Elegguá, con el proceder de
Orúnmila, no le mandó más Aleyo a registrar,
y es más, cuando alguien le preguntaba por el hombre que
consultaba, él le indicaba otro lugar.

Pasaban los días y los Aleyos ya no
acudían a registrarse, hasta el extremo que hubo
días que no fue ni un solo Aleyo a consultar a
Orúnmila. Debido a esta situación, creada por la
actitud de Elegguá, Orúnmila tuvo que bajar del
palacio a preguntarle a Elegguá, qué
ocurría, ya que los Aleyos no subían al palacio a
registrarse. Y éste le respondió, que si él
conocía a alguien que pudiera vivir sin comer.

Orúnmila no hizo la menor objeción y
trató de arreglarse de la mejor manera con Elegguá,
cosa que logró a medias.

Entonces Orúnmila, creyendo que Elegguá
estaba conforme con lo nuevamente convenido, intentó
marcharse para el palacio y Elegguá le dijo:

– Tenemos que volver a donde Olofi para garantizar este
nuevo pacto.

Fueron donde Olofi y a este le causó
extrañeza lo narrado por Elegguá, de acuerdo con la
acusación que hizo Elegguá. Y no pudiendo
Orúnmila alegar ninguna razón, entonces Olofi dice:
"Queda roto el pacto que hicieron". Y Elegguá dijo:
"Sí señor".

Acto seguido, Orúnmila le da cuenta a Olofi de
los términos del nuevo pacto que habían
concertado.

Oída la conversación de Orúmila,
Olofi le preguntó a Elegguá si aceptaba, y
éste le dice que sí, pero con una condición,
que Orúmila reconozca que él es un Príncipe
y no un criado, y para que no se le olvide jamás,
Elegguá llevará la insignia de una pluma de loro en
la cabeza que lo distinga como tal.

Esta es la pluma de loro que llevan todos los
Elegguá hechos de maza, hasta hoy en
día.

NLE IROSO (8-4)

Los pájaros se reunieron y acordaron, llenos de
envidia, acabar con el Algodón, pues decían que
él, como siempre estaba vestido de blanco, se daba mucha
importancia.

Fueron donde estaba la Luna y ésta les
ofreció mandar agua hasta que se pudriera. El Sol
prometió calor para quemarlo. La lombriz quedó en
meterse en su raíz y perforarlo. El Viento quedó en
arrasarlo y los pájaros se iban a comer su semilla para
evitar su reproducción.

Pero el Algodón se enteró de todo lo malo
que estaban tramando contra él y fue a registrarse,
saliéndole rogación con la ropa que tenía
puesta y que cuando acabara, la pusiera al pie de la
loma.

Así lo hizo, y sucedió que un día,
bajando Obbatalá por esa loma, se le ensució la
ropa (pero no con la que el Algodón había dejado
allí) y se quitó la sucia y se puso aquella limpia,
y en acción de gracias, quiso premiar al que había
dejado allí la ropa y fue al pueblo y preguntó
quién había sido, pero todos, creyendo que era algo
malo, dijeron que no sabían nada y que el único que
podía haber sido era el Algodón, con ideas de
fastidiarlo.

Entonces Obbatalá llamó al Algodón
y le preguntó: ¿tú fuiste el que dejaste la
ropa en la loma?

El le respondió que sí y le contó
por qué.

Entonces Obbatalá le dijo:

– Ashé To, desde hoy todo el que trate de hacerte
daño quedará ciego.

Pacto de
Orishaoko Y Olofi

Al principio del mundo, nadie trabajaba; todo el mundo
vivía de lo poco que Olofi le daba, como cuando un padre
tiene varios hijos y todos viven a expensas de él. Pero
dentro de aquellos hijos, había uno que se llamaba
Orishaoko, que dada la necesidad que pasaba, se dedicó a
labrar la tierra, sembrar, producir distintas clases de granos
para el alimento. Olofi vio que Orishaoko trabajaba y era bueno y
que los demás se agotaban y no tenían qué
comer y morían de inanición; como Olofi necesitaba
terminar su obra, llamó a Orishaoko y le dijo: – – "Hijo
mío, dale un poco de comida de la que tú produces a
tus hermanos". ¿Y mis hermanos qué me darán
a mí?, objetó Orichaoco. Olofi le dijo: – "Si ellos
no tienen nada".

Orishaoko le contestó: – Yo trabajo y
tengo.

Entonces Olofi le dijo: – "Déjame ver una de tus
manos".

Orishaoko se la mostró y Olofi,
señalándosela, le dijo: – Tú ves Orishaoko,
cómo esta es una mano, parte de tu cuerpo, y los dedos de
ella no son iguales; el meñique y el anular no son
iguales, ni el del medio y el índice; tampoco el
índice es igual al pulgar y sin embargo todos son de la
misma mano. Como ves todos son hermanos y ninguno es
igual.

Entonces fue que Orishaoko, uniendo las dos manos y
enseñándoselas a Olofi, le dijo: – Mira
papá, las dos manos tienen cinco dedos cada una y los diez
no son iguales, pero unidas las dos, no son iguales. Olofi dijo:
– Es verdad hijo, pero una es Otún y la otra Osi.
Otún tiene más fuerza que Osi.

Orishaoko le respondió: – Bien papá, ya
que yo tengo esa fuerza, ese poder, entonces trabajaré
para los hombres y para todos los seres vivientes, ¿y
qué me darán a cambio de mi fuerza, mi
energía, mi vigor perdidos para que ellos
vivan?

He aquí el pacto:

– Bien hijo mío, en recompensa de tu
energía, vigor, fuerza y todo lo que te quiten, yo Olofi,
dispongo: "Que mientras el mundo sea mundo, todos los que de ti
vivan, todo lo que se mueve en la tierra, todos los que la pisen,
los vivos morirán, los que no sienten se pudrirán,
en fin, todos los que pisen tu cuerpo, te nutrirán y
vigorizarán.

OBE SA – ELLEUNLE OSA (8-9)

Dice, que usted tenía un altar a un Santo en su
casa y todos los años lo alumbraba. Obbatalá dice,
que ahora está desatendido, porque usted lo ha quitado.
Tiene que ponerlo, haciendo otro y ponerle todo nuevo en distinta
forma a la que tenía o estaba, porque ese Santo así
lo reclama. Cuando usted empiece a hacer el altar, usted
irá progresando, porque Obbatalá ve que usted se
empeña en hacer lo que él quiere, y le dará
una suerte el día que usted menos lo piense.

En un pueblo había un carpintero muy famoso por
lo curioso que realizaba su trabajo, en eso Obbatalá
necesitaba hacer un trono, pero necesitaba un maestro carpintero
para que se lo hiciera, por lo que indagando, se enteró de
dicho carpintero, y por la indicación,

Obbatalá fue a proponerle el trabajo y convenir
el precio del mismo.

Puestos ambos de acuerdo, Obbatalá le
ofreció hacerle un regalo cuando él lo terminara;
el carpintero enseguida, con su aprendiz, empezó el
trabajo.

Pocos días después pasó por
allí Obbatalá y contento al ver que el trabajo lo
estaban haciendo como él quería, le dijo: – Mande a
su aprendiz conmigo, para mandarle un regalito.

Fue el muchacho y le mandó una jícara con
Sará-ecó, llegó el muchacho donde su maestro
y le entregó la jícara. Al ver aquello, dijo con
desprecio: – ¿Esto es lo que me mandó
Obbatalá? Y dijo el muchacho, sí. El maestro dijo:
– Si tú quieres, tomatelo. El muchacho se lo fue tomando y
en el fondo de la jícara tenía perlas; las
cogió y se las guardó sin decirle nada al
maestro.

Pasó otro día Obbatalá y viendo lo
adelantado que estaba el trabajo, le dijo que mandase al muchacho
para enviarle algo. Cuando el muchacho regresó, le trajo
otra jícara de sará-ecó, y éste
cuando vio que era lo mismo, se la dio al muchacho para que se la
tomara, por segunda vez y en el fondo de la jícara el
muchacho encontró perlas e hizo lo mismo, se las
guardó.

A los pocos días Obbatalá volvió a
pasar y el carpintero le dijo: Mañana le llevo el trabajo,
o sea el trono. Y Obbatalá, viendo la prontitud con que el
hombre terminó el trabajo, le dijo: – Qué pronto,
hijo. Manda el muchacho. Y cuando regresó le trajo lo
mismo: una jícara de sará-ecó. El maestro se
la regaló otra vez al muchacho, la jícara en el
fondo tenía brillantes, que también se
guardó el muchacho.

Al siguiente día el maestro le llevó el
trono a Obbatalá, que le pagó el importe de su
trabajo y el carpintero dijo para sí: Cumplí con
él y me pagó, pero no me hizo el regalo que
él dijo que me haría.

Marchándose él y el muchacho y
dándole poco dinero al muchacho.

Al poco tiempo el muchacho se fue para otro pueblo,
donde se estableció como carpintero e hizo un gran taller,
como no había uno igual en todos los contornos, pero de
esto nada sabía el maestro.

Un día salió el maestro y se
encontró a Obbatalá y le dijo: A usted se le
olvidó hacerme el regalo que me ofreció.
Obbatalá sorprendido le dijo: – ¿Tú tomabas
lo que yo mandaba en la jícara? El carpintero le
respondió: – Yo lo tomaba. Y Obbatalá le dijo: – No
hablas verdad, tratas de engañarme, despreciaste la
fortuna, al que se la diste a tomar se ha aprovechado de ella. Y
Obbatalá siguió su camino.

El carpintero se dio cuenta y dijo: Esta es la
razón por la cual el aprendiz se ha separado de mi. El
carpintero indagando, llegó al pueblo donde se
estableció el aprendiz y al encontrarlo, le
preguntó: ¿Tú te encontrabas joyas en la
jícara? Y el muchacho se lo negó,
diciéndole: Usted me las regalaba y en ellas
encontré mi fortuna.

Reinado de Omo
Olu (8-10)

Sucedió que en el reinado de Omo-olu,
Obbatalá era el padrino de todos los hombres que
tenían allí alguna significación,
algún poder, hasta el mismo Omo-olu era ahijado; pero el
pueblo ignoraba eso.

Como asimismo no se conocían unos y otros
ahijados, que Obbatalá tenía en los distintos
pueblos del reinado de Omu-olú, y cada ahijado de esos,
tenían cientos y cientos de adeptos y simpatizadores, pero
todos estos señores, estaban disgustados de cierta manera
con Omo-olú.

Omo-olú no era un hombre malo, pero era muy
estricto en sus cosas y muy drástico en sus medidas;
actitudes éstas que no agradaban al pueblo del reinado de
Omo-olú.

Entonces sucedió que en dicho pueblo vivía
Adele, que era heredero del trono de Omo-olú, y entonces
Adele que ambicionaba dicho trono, formó una
revolución en todos los pueblos del reinado, para
destronar al Rey, y proclamarse el Rey. Viendo Omo-olú que
ya estaba perdido, porque todos estaban en contra de él,
anunció que si el estado de cosas seguía como
estaba, que él abdicaría, y Adele,
aprovechándose de esta oportunidad, reunió a todos
los elementos del pueblo e hizo una manifestación de
protesta, desfilando por frente al palacio en contra del
Rey.

Omo-olú cuando oyó la gritería y
escándalo de los manifestantes, se asomó al
balcón y se recostó en él para ver mejor a
los manifestantes, y después que pasaron todos y de
soportar todas sus blasfemias e insultos, entró y
pensó en su padrino. Acto seguido lo mandó a
buscar, y su padrino vino sin anunciarse y entonces cuando
Obbatalá llegó, Omo-olú le contó todo
lo que estaba sucediendo y también le dijo: – Recuerde
papá que hace poco que yo hice Ebbó.
Obbatalá le contestó: – "Olofi recibió tu
Ebbó y tú no tienes que tenerle miedo a
nada".

Y esa misma noche Obbatalá mandó a buscar
a todos sus ahijados al palacio de Omo-olú, donde
él se había hospedado y habló con todos y
les dijo, que Omo-olú era hermano de todos ellos, por
cuanto que también era su ahijado.

Aquellas palabras de Obbatalá causaron gran
asombro a todos los allí reunidos, que bebieron y
vitorearon al Rey Omo-olú y todos se retiraron y se fueron
para sus respectivos pueblos, arengaron a sus amigos y
simpatizadores por la estabilidad de Omo-olú, y así
lo hicieron todos. Y Adele tuvo que retirarse a su Adde
tranquilamente.

IWOROS:

Si ustedes asimilan bien este pataquín o
parábola, se darán cuenta, que aunque usted sea muy
grande, muy poderoso e inteligente, siempre necesita de su
Padrino o Madrina para algo en esta vida, como el hijo, que
siempre necesita de su Madre o de su Padre.

Historia de Obe
Tumatun

(8-11)-(11-8)-(8-10)

Había un pueblo que tenía cerca un monte
muy denso y desconocido, por la casi totalidad de los habitantes,
por el temor que tenían de acercarse a él, ya que
sabían que todo el que allí se acercaba, no
regresaba; pues quedaban presos por los muertos.

En esa época, en el pueblo se morían de
hambre, epidemias y otras calamidades que podían suceder
en la tierra.

Entonces Olofi reunió a todos los hombres del
pueblo y preguntó, si alguien entre ellos se
atrevía a ir a ese monte y hacer un trabajo que
había que realizar, para terminar o acabar con todas esas
calamidades; y todos se negaron, a excepción de uno de
ellos que se llamaba OBE TUMATUN.

Todos se miraron asombrados cuando OBE TOMATUN, le dijo
que iría al monte y regresaría si Olofi así
lo disponía.

Olofi preparó Ebbó y le entregó a
OBE TUMATUN, que con asombro de los demás, se
dirigió al monte tan temido por ellos. Allí estuvo
los días necesarios para realizar la obra que le
encomendara Olofi.

Pasaron los días y cuando OBE TUMATUN
regresó, si asombrosa fue su partida, más lo fue su
regreso.

OBE TUMATUN, que en ese pueblo era un hombre que no
tenía significación alguna, desde entonces
empezó a merecer el respeto y la consideración del
pueblo hasta que lo hicieron Rey.

Maferefún Obbatalá, Maferefún
Elegguá, Maferefún Boguo Egun

ORULA (10-10)

Llée güara, güara Orunla
elló,

Orunla güeile, elló,

Orunla güeile, elló Orunla
güeile.

Donde él llegue o entre, hay elló,
más tarde o más temprano, con el Babalosha o
Iyalosha, y esto no ocurre entre nosotros solamente, sino que
data desde tiempos remotos, desde Africa, desde la
confederación que bien se le puede calificar a esa
consagración de todos los santos.

Por cuanto, que en aquellos tiempos en Yoruba, en cada
pueblo se adoraba a un solo Orisha y, por ende, el individuo
sólo tenía el Orisha que se le hiciera, como bien
se pudo comprobar en nuestros antepasados, a su llegada a Cuba,
que cada uno tenía únicamente el Santo que ellos se
hicieron en su tierra. Por ejemplo, el que tenía
Shangó, no tenía más que a Elegguá,
Obbatalá y a Shangó, y así sucesivamente,
los que tenían hecho otro Orisha que no fuera
Shangó, sino Yemayá, Oyá, etc.

Y si por cualquier causa tenía que coger otro
Santo, era de Addimú, nunca para venderlo, ni regalarlo,
como resulta hoy en día.

Volviendo a lo de la Consagración, diremos que se
hizo porque había una gran tirantez, por creerse el uno
superior al otro y estos no eran otros que los hombres de
Orú. Estos eran decididos e inteligentes, precisamente
amparados por su capacidad e inteligencia, se creían
superiores a los demás; por ellos se fundó la
consagración, quedando ellos excluidos de la
misma.

Entonces ellos se unieron y se fueron a Ifé y
allí, idearon fabricar Ifá. Acordaron que
tenían que tener algo de las gentes de la
Consagración, que los sintieran siempre, y fue como se
acordó arrebatarles a uno de los más apreciados de
la consagración: a Orúnmila.

Orúnmila era en la Consagración un hombre
pacífico; de altos conocimientos entre la vida de las
gentes y Olofi, y muy respetado.

Pues bien, estos señores de Orú,
escogieron a uno de los más inteligentes y preclaros y lo
enseñaron y practicaron bien en las reglas y las cosas de
la Religión y lo enviaron a Orú, donde estaba la
Consagración.

Este hombre tenía gran maestría y
conocimientos de parábolas, o sean pataquines, y cuando
llegó a Orú, todo el mundo se asombró de ver
entre ellos, que sabían que venía de lfé.
Por dondequiera que él andaba, un grupo de hombres le
seguía atrás, que no le decía nada, pero le
seguían y él si se daba cuenta, pero se hacia el
que nada veía.

Por fin un hijo de Elegguá, que había
entre ellos, se acercó al hombre y le dijo: Señor,
¿quién es usted? Y aquel superhombre se
llevó las manos a los bolsillos y extrajo cuatro pedazos
de cocos y los tiró todos a la vez, dando los cocos
Ellife. Todos se asombraron al ver a ese hombre llevándose
las manos a ambos bolsillos y tirando de las dos manos a la vez,
con cuatro pedazos de cocos, en cada una de las manos y dio
Ifé. El superhombre le dijo a los demás, que
exclamaron Ifé; si Ifé, quiere decir: Querernos
porque soy hijo de Ifá; quiere decir: Amarnos los unos a
los otros.

Así, los días de ese pueblo fueron donde
él con su palabra, por medio de sus parábolas, o
séase pataquines, complacían y convencían a
todos.

Y así se hizo con Ecuele e Ifá, el
más grande adivino de aquellas comarcas; creciendo y
aumentando sus adeptos y simpatizadores hasta llegar a tener un
gran poder entre los hijos de Osha. Cosa ésta que nunca
vio bien una gran parte de los Iworos.

He ahí, de donde proviene el canto que encabeza
esta narración.

LA PARED TIENE OIDOS (10-3)

Había un hombre que se llamaba Ara-lanú,
el cual tenía en su casa muchos animales, entre otros,
palomas blancas, gallinas y gallos blancos, conejos, perros,
gatos, en fin, muchas clases de animales.

Ará-lanú entendía el lenguaje de
los animales, veía visiones y muchas cosas del otro mundo,
porque tenía para eso virtud de Olofi.

Lo único que Olofi le había prohibido era,
que dijera que entendía o veía nada de la
conversación de los animales.

Ará-lanú criaba las palomas por mandato de
Olofi, cuando hizo Ebbó, así es que él
tenía una gran crianza de palomas, pero nunca las mataba y
las palomas solas aumentaban y disminuían; y así
como éstas aumentaban, él prosperaba en sus asuntos
y negocios, pero si éstas disminuían, él
también se veía atrasado en todo.

Un buen día Ará-lanú oyó
cuando el gallo le decía a la paloma: – Qué
dichosas sois vosotras, nunca las molestan. La paloma
contestó llena de orgullo y vanidad: – Porque nosotras
tenemos inteligencia, mientras ustedes se mantienen todos en la
casa y cuando salen lo hacen dos o tres cuando más y
nosotras no, cuando salimos volamos casi todas. Nos quedamos en
otros lugares muchas de las veces; así es que nuestro amo
está acostumbrado a vernos en decadencia. Mientras ustedes
siempre están a la vista. Y dijo más la paloma al
gallo: – Si el amo supiera que nosotras tenemos una virtud sobre
ustedes para algo importante, pero por suerte que él no
sabe esto y que ni aún nos entiende.

Y Ará-lanú oyó toda la
conversación y no dijo nada, pero un día
tenía que hacer una rogación de diez de todos los
animales y entonces dejó a todas las gallinas con que
venía haciendo hasta ahora las rogaciones, cogió
las palomas y todo le fue bien y siguió hasta hoy en
día.

No diga sus secretos a nadie, ni sus sueños, ni
sea curioso, ni cuide nada de nadie. Eso es lo que quiere decir:
LA PARED TIENE OÍDOS.

Historia de por
qué Orula come gallinas

OFUN IROSO (10-4)

Una vez Orúnmila salió buscando una
tierra, donde hubiera una cosa distinta a las demás cosas
de la Tierra.

Después de mucho andar llegó a la tierra
del Mono y encontró uno, y le preguntó cómo
se llamaba y le respondió: – Mono. ¿Y tu
mamá? Le respondió: – Mona. ¿Y tu hermano?
Le respondió: – Mono. Y Orúnmila dijo: – Esto no me
gusta.

Siguió caminando y llegó a la tierra de
los Elefantes, se encontró con uno y le preguntó:
"Cómo tú te llamas?, y le respondió: –
Elefante. ¿Y tu madre? Le respondió: – Elefanta.
¿Y tu padre? Le respondió: Elefante. Y, dijo,
tampoco aquí me gusta.

Siguió caminando y llegó a la tierra de
los Perros y allí, todo era igual, y caminando y
caminando, llegó a la tierra de los Gallos y se
encontró con un Pollo y le preguntó,
¿cómo te llamas? Le contestó: Pollo.
¿Y tu mamá? Le contestó: Gallina. ¿Y
tu papá? Le respondió: Gallo. Aquí si le
agradó y le dijo: Llévame a tu casa, y el Pollito
lo llevó.

Cuando llegaron Orúnmila saludó a la
Gallina y ésta le contestó y le preguntó
quién era él, y él le dijo que se llamaba
Orúnmila. Ella le dijo que estaba bien, pero que su marido
no estaba allí y no podía dejarlo entrar,
así es que se marchara.

Cuando Orúnmila se encontró con el Gallo
que regresaba, al ver al Gallo, Orúnmila lo saludó
y éste le obligó a que volviera con él. Al
ver la Gallina que Orúnmila volvía con el Gallo, se
indignó a tal extremo, que le dijo al Gallo, que si
él dejaba que Orúnmila se quedase allí, ella
se iba. Y así lo hizo.

Después de unos días la Gallina
empezó a tirarle polvo al Gallo, entonces Orúnmila
viendo esto, le dijo al Gallo que él sería siempre
su mejor amigo, y que tanto el Pollo, el Gallo y la Pollona, no
se los comería por lástima, pero que a la Gallina
si se la comía.

"Cuidese de los polvos, de la vista, de la oscuridad, de
un bochorno respecto a su comadre y sus hijastras; si tiene que
bautizar o hacerle Santo a alguien, hágaselo lo más
pronto que pueda".

– Daño de Gallina si viene por Osobo y si tiene
Iré, dinero."

OFUN OBBARA (10-6)

Un borracho de tierra Takúa y un prisionero
loco de Dahomey, los dos presos en Takúa

Los dos individuos habían cometido un delito y se
consideraba que estaban fingiéndose locos, y dado el caso
que efectivamente lo estuviesen, para experimentar si el estado
de excitación mental que sufrían ambos
permitía a uno de los dos darse cuenta del peligro, se
colocaron a ambos en un cuarto completamente abierto y frente a
la puerta de él, a una distancia que les permitiera
salir.

Se encendió una gran hoguera con pajas secas,
cosa que amenazara quemarlos.

Una vez hecho esto, inmediatamente el borracho
salió fuera del cuarto, dándose a la fuga; mientras
el loco, loco al fin de contento, comenzó a cantar y
bailar con los brazos abiertos.

El canto dice así:

E AFOBODDO; ASACUATA, NAFABODDO NADOJO

AFO MAÑA, MAÑA, MAÑA AFABODDO
NADOJO

(Que quiere decir: "¡Qué ropa más
bonita, yo la quiero para mi!")

Obbatala
también tuvo sus errores y defectos en este
mundo

OFUN DI (10-7)

Era en el tiempo que pesaba sobre Olofi una gran
responsabilidad, ya que era al principio del Mundo, y como es
natural, todas las cosas estaban por hacer. Entonces Olofi, como
Obbatalá, venía a formar parte importante en la
gran tarea que se proponía realizar, ya que éste
poseía dotes y facultades para la formación de las
cosas de la vida.

Consecuente con estas aptitudes, Olofi le dio grandes
poderes y atribuciones y depositó en él toda su
confianza para el trabajo que le había
encomendado.

De acuerdo con ello, Obbatalá tenía un
lugar apartado para su trabajo, así como fenómenos
del otro mundo a sus órdenes. Por esta señalada
distinción que Olofi hizo sobre él, Obbatalá
se había enorgullecido y se comportaba de una manera
brusca y violenta con sus compañeros, a tal extremo, que
un día se acercaron a él para pedirle explicaciones
por esta actitud tan hostil que venía observando con
ellos.

Obbatalá, lejos de prestar atención a las
quejas que le daban sus compañeros, los echó a
todos de su lado. Entonces Eshú fue donde estaba Olofi y
le contó lo que estába ocurriendo.

Al día siguiente, cuando Obbatalá
llegó al lugar que tenía escogido para realizar sus
labores, notó que allí todo estaba distinto: los
fenómenos que él mandaba y obedecían,
destruídos estaban, en tal forma, que su secreto ya no le
cabía en la cabeza al pensar, cómo era posible que
todo estaba en aquel estado de abandono y de
desorganización, porque uno, era una cabeza sola, otra la
pierna sola, los brazos solos y los pies solos y así
sucesivamente.

Obbatalá empezó a llamar a aquellos seres,
a cada uno por su nombre, y estos le contestaban cuando
Obbatalá les ordenaba hacer algo, respondían: – No
puedo papá, porque me falta esto o lo otro. Y los otros
respondían igual. Observando Obbatalá tanta
desolación, tanto desorden, su cerebro ya no pudo resistir
más y empezó a llorar; por sus narices expulsaba
continuamente una mucosidad y se llevó las dos manos hacia
la cara y salió de ese lugar sin rumbo y fue a parar a una
manigua, lejos de ese lugar.

Allí se detuvo inconscientemente, hasta un
día que Elegguá pasó por aquel lugar y vio
con gran asombro para él a Obbatalá, en aquel
estado tan deplorable, llorando y manando mucosidad por las
narices.

Elegguá fue donde estaba Olofi y le contó
en el estado lastimoso que estaba Obbatalá, y éste
le dijo: Obbatalá es igual que tú e igual que
cualquiera de tus compañeros y yo le he otorgado
más poder a él, por ser ustedes Tala. (Ta:
derramar; La: extensión, pero ese Tala es espiritual, o
sea, Egún: espíritu).

Y Elegguá le dijo por eso a Olofi, él nos
hace falta ya que usted lo puso a la cabeza para bien de todos
nosotros, por su alma purificada y para el control de todos
nosotros.

Y Olofi sentenció: Elegguá, –
Obbatalá está perdonado.

Elegguá volvió a donde estaba
Obbatalá y le tomó por una mano y así lo fue
guiando, porque él estaba fuera de sí, hasta donde
estaba Olofi, y cuando llegaron, éste le dijo:
Obbatalá; sólo bastó que Olofi pronunciara
su nombre, para que Obbatalá recobrara todos sus
sentimientos y volviera a su estado normal, entonces Olofi, le
dijo: Obbatalá, vos sois igual que todos sus
compañeros, pero tendréis el gran poder de Obba,
porque vuestro cuerpo es puro, limpio y blanco por dentro y por
fuera, inmaculado y por eso, sois cabeza entre sus
compañeros. Obbatalá le contestó: Gracias
señor.

Obbatalá agradecido, acordándose del bien
que Elegguá acababa de hacerle, dijo: MAFEREFÚN
OLODDUMARE, MAFEREFÚN ELEGGUÁ, MAFEREFÚN
OLOFI.

Y dijo más Obbatalá, y para que esto no se
me olvide jamás, os pido me concedéis una
última gracia: "Que mientras el mundo sea mundo, en todas
mis obras, en todas las Ceremonias, Consagraciones y en las
comidas, bebidas, así como en todos los casos y cosas de
esta vida, sin olvidar el lugar que le corresponde a Oggun, os
pido señor, repito, que en todo lo que yo, Obbatalá
Obba-toiza tenga que intervenir, en una u otra forma, sea
Elegguá el primero.

Y Olofi dijo: – Así será "Po ban
Echú".

Ahora bien, en muchos casos nos encontramos, con el
confusionismo de que si Obbatalá está primero, o si
es Oggún, o Elegguá, y cada cual da su
opinión, la mayor parte de las veces, sin conocimiento de
causa.

Con absoluta seguridad, con lógica, con
razonamiento, porque no se sabe quién es quién, en
estos tiempos en que la Religión está en manos de
menores, y digo en manos de estos porque, ¿quiénes
son hoy los máximos dirigentes de nuestra religión?
Los Orihaté, sí, los Orihaté porque ellos
son los que hacen el Santo, los que dirigen todas las ceremonias,
desde que comienzan hasta que terminan.

El día de Itá, son los responsables de
todos los casos u ocurrencias que se originen dentro del cuarto
donde se realiza el referido Itá, y por ello, tienen que
poseer la capacidad y el conocimiento suficiente para desbaratar
cualquier letra adversa que se presentase.

Cuando se le está dando Obbi a Eggun, a Ozain o
que viniere en el Lavatorio del Santo que se estuviere
consagrando, en Oro de Aggallú.

Cuando se le ruega la cabeza a Oddo o dando Obbi a los
Santos del Iyawó, inclusive cuando acaben de darle Obbi a
Obbe, delante de Oggún, los Orihaté tienen la
obligación de supervisar todas estas Ceremonias que dejo
anteriormente expuestas (aunque no lo hacen, empezando por el que
esto escribe, pero es la verdad), entonces, ese señor
Orihaté ignora todo lo que ocurre en la
Consagración del Santo, en el interregno de tiempo que
medió, entre la susodicha Consagración, hasta el
día que vuelve a realizar el Itú.

Y, ¿pueden decirme los señores
Orihaté, que es ésta la manera de actuar? Y me
contestarían, así lo hacía Obbadimelli,
José Roche, Guillermina Castell, Fernando Cantero, La
Tuan, todos los Ibbae que nos precedieron en la labor de
Orihaté.

Y puedo asegurar, que hace 20 años, cuando
existían criollos de la capacidad de tía Blacita,
Llella Menocal y lucumíes como Adeguaro, Má
Bibiana, Belén Apote y otros, no se hacían tantos
Santos, ni había tantos Orihaté.

Los Santos, repito, no se hacían con tanta
regularidad; ver a un Iyaguó en la calle, era algo
así como ver a un alto personaje, y por esta razón,
cuando se solicitaban los servicios de un Orihaté,
previamente se le levantaba con los derechos completos de su
Ángel de la Guarda, o sea de acuerdo con el Oddu del Santo
que tuviere hecho el referido Orihaté, dos cocos, un plato
y dos velas, y por tal, muchas veces éste no salía
de la casa donde estaba realizando la Consagración, hasta
después de haberse efectuado el Itá.

Ahora bien, abundando en lo tocante al confusionismo,
cuando afirmaba que hoy en día no se sabe quién es
quién; lo afirmaba, porque es evidente que todo Maestro
antes de obtener el título de tal, tiene que haber cursado
los estudios necesarios con otros profesores, y yo quiero que me
digan, cuáles de los señores Orihaté que
están actuando hoy en día tuvieron Maestros. A
excepción de los dos señores que siguieron y
tomaron lecciones y explicaciones de Guillermina Castell y
Obba-dimelli, porque hay que tener en cuenta, que seguir a su
Maestro y verlo actuar, sin que éste le indique ni
dé explicaciones de ningún género, no quiere
decir que este señor esté aprendiendo o que el otro
lo está enseñando.

El hecho, repito, de ver hacer y ejecutar a un Maestro,
en primer término, ello no le faculta para titularse
aprendiz de él, y por otra parte, lo que ocurre la
mayoría de las veces es que, lo que este buen señor
vio hacer, después no puede ejecutarlo a la
perfección porque como no le dieron las debidas
explicaciones, no está seguro de lo que se dispone a
realizar.

En muchos casos nos hemos encontrado que el Ozún
de lerí, que es uno de los actos más sagrados de
nuestras Ceremonias, ha habido Orihate que no sabe ni cómo
se empieza dicha Ceremonia; sin embargo está actuando o
ejerciendo como tal.

En párrafos anteriores, aludía a esa
figura respetable e inolvidable de nuestra Religión, el
señor José Roche, quien reconocía y
manifestaba a menudo, con un civismo que lo enaltecía, que
no tenía grandes conocimientos en la materia; dijo que una
lucumí lo sentó Orihaté, cuando abundaban
los lucumíes, y aceptaron con beneplácito lo que yo
hiciera y seguí actuando en la misma forma, hasta el
día de hoy; en esos días ocurrió su
lamentable deceso.

Como puede apreciar el lector, el civismo que
caracterizaba a este gran señor, lo llevaba a un plano de
sincera confesión. Él actuaba hasta donde
sabía, con orden, limpieza y respeto; y yo puedo
justificar, también, que muchas veces este respetable
caballero, sin esto que dejo expuesto, lo estimen como un burdo
alarde de sabiduría, me contaba y consultaba muchos casos
difíciles que se le presentaban, y muchas veces
también me dijo: "Yo conocí muchos lucumíes
y criollos, experimentados Santeros y capacitados Orihaté
hasta llegar a Obbadimelli, que fue el último sabio de
nuestra Religión, y el único de los menores que
recogió todo lo de él, has sido tú; por
ello, el Orihaté que tiene que oficiar en la
consagración de mi hijo, tienes que ser tú". Y
así ocurrió.

Ahora bien, no hago referencia a la conversación
que sostuve con el Sr. José Roche, con el propósito
de vanagloriarme ni alardear de sabiduría, y sí,
para exponer a grandes rasgos, la recia responsabilidad,
sencillez y civismo de este gran hermano, que Ibbae, y sobre todo
que el lector se dé perfecta cuenta de lo que a
continuación voy a explicarle.

El Orihaté debe ser una persona, que posea
nociones de todas las cosas que se relacionan con Osha, porque
él es un personaje responsable y por tanto, debe saber que
antes que Obbatalá se hace a Elegguá, pero
única y exclusivamente a Elegguá. Y por tanto,
cuando se hace a cualquiera de los Orishas Guerreros, a
excepción de Elegguá, se hacen o entran
después de Obbatalá y esto sucede, lo mismo con
Yemayá. Los únicos Orishas que se hacen o entran
primero que Yemayá son: Elegguá y Obbatalá,
y cuando se hace conjuntamente Obbatalá y Yemayá,
primero entra Obbatalá.

Cuando se hacen Oggun y Yemayá, primero entra
Yemayá, porque Oddi fue quien parió a
Oggundá y porque el Mar se hizo primero que el
hierro.

Ahora bien, cualquiera de estos Orishas Guerreros, se
hacen primero que Shangó, Oshún, Oyá, sin
incluir en esta relación a los Santos de deidad, como son:
Orishaoko, Inle y Oddua, porque éstos se hacen a
través de Yemayá y Obbatalá respectivamente,
y así como San Lázaro lucumí, que se hace a
través de Oshún, Yemayá y
Obbatalá.

Olocun y Oddua no se deben consagrar conjuntamente, con
ningún otro Orisha, como se viene haciendo en muchos
lugares. Tampoco se consagra conjuntamente con otro Orisha a
Boromú, Yewá, Bañañi o
Daddá.

Como decía anteriormente, el Orihaté debe
tener conciencia de los actos que realiza durante la
Consagración y Ceremonia del Santo, porque se ha dado el
caso, que un Orihaté haciendo Shangó, ha puesto
sobre la cabeza de éste a Oshún, y haciendo
Oshún, ha puesto sobre su cabeza a Shangó;
dándose el caso que, el día de Itá, la
persona ha resultado ser hija de Shangó Cuá
Cuá.

Por ejemplo, usted hace Oshún y no le puso
Shangó sobre su cabeza, entonces el día de
Itá el Iyawó saca las letras siguientes:

(6-6), (4-4), (12), (6-4), (4-6), (12-6), (6-12). Usted
ha fracasado, porque estas letras son de Shangó, y por
ende, ese Iyawó es hijo de Shangó y su madre es
Oshún, porque Oshún es Allaba como Oyá. En
este caso se le presenta en los hombros, por si Shangó
viene el día de Itá con las letras
siguientes:

(5-5), (5-7), (7-5), (5-8), (9-9), (9-5), (5-9), (7-7),
(7-9), (9-7), todas estas letras en Shangó es un fracaso
Tiyú agguá.

En otra parte, nos hemos encontrado que haciendo
Obbatalá, le ponen en la cabeza a Shangó; esto
constituye un error, porque Obbatalá es el padre de
Shangó. Interprete bien este caso: Shangó quiere
decir "problemas" y el vocablo Obbatalá, "poderosa
extensión". Entonces esta poderosa extensión debe
estar exenta de problemas, porque si esta misma extensión
los crea, dado a su inmensidad, y si encima de ello usted le va a
poner la candela, que es Shangó, entonces se produce el
Ellilá, que en definitiva es el propio Shangó.
Teniendo en cuenta que, suprimiéndole las sílabas
Obba, le quedan las dos sílabas: Tala, que como antes he
dicho quiere decir: "derramar", pero derramar qué,
¿bien o mal? Eso usted no lo sabe, pero sí conoce
que en Obbatalá se crea el bien y el mal. Entonces no lo
provoque, no lo encienda, no le ponga la candela en la cabeza, y
¿quién es la candela? Shangó.

Y es ahí, por qué se dice que
Obbatalá es el padre de Shangó, porque repito, en
esa dilatada extensión surgen todos los problemas de esta
vida.

Y en cuanto a lo referente a la creación del mal,
que radica en Obbatalá, algunos pensarán
cómo es posible que en Obbatalá se pueda crear el
mal. Pues bien, ya se sabe que Obbatalá en nuestra
Religión es símbolo de Paz y la Tranquilidad en
este mundo. Por eso, a la persona que le salga en un Itá o
registro ELLEUNLE TONTI ELLEUNLE o ELLEUNLE acompañado de
otras letras, se le aconseja que tenga calma, paciencia,
ecuanimidad, porque esa persona está pasando vicisitudes y
problemas en esta vida, a pesar de ser ésta la que funge o
tiene la categoría de los mayores Oddu.

Precisamente, la persona que la acompaña estos
Oddu, se considera que es de cabeza grande y por ende, de vida
larga, por tanto, sufren la consecuencia de esta longevidad,
pasando trabajos y sinsabores hasta que la experiencia adquirida
por los años vividos, lo coloca en el lugar que el Oddu le
señala, y de ahí, por lo que usted puede colegir,
se dará cuenta, por qué es posible la
creación del mal en Obbatalá.

PARA HACER ITA

OJUANI ROSO (11-4)

Dieron de comer Tiñosa a Ifá y fueron a
buscar al Gavilán para hacer Itá.

Uón ti iza rilla. Irón, Uón ti iza
rilla. Irón

("Así se hizo la mentira")

Había en un pueblo muchos sabios, pero ninguno
tuvo Maestro, por cuanto que los Mayores no quisieron
enseñar a nadie, porque se presumían que estos
señores todo lo echarían a perder, pero hubo uno
que tuvo la suerte de aprender con Maestro, y éste
tenía un aprendiz, al cual le hacía saber todas las
cosas.

Un día le dijo: – Hijo mío, para saber,
hay que aprender y ahora te voy a explicar. Y le dijo: – Cuando
los Mayores existían, se ayudaban o asistían
mutuamente, y entre ellos estaba yo también, porque desde
niño no hice otra cosa más que esto y por eso, lo
he aprendido concienzudamente como ellos. Pero ahora resulta que
todos se han muerto y quedo yo sólo, y quién
hará por mí ahora; únicamente tú, y
ya tú ves quién eres: – mi aprendiz. Y
concluyó diciéndole:

Uon ti iza rilla: Irón, Na iron
agüá

("La gran mentira").

Una vez a los sabios ya se les habían agotado
todos los recursos y no teniendo nada más que hacer, se
reunieron para idear algo nuevo para seguir engañando a la
humanidad, a los demás.

Agotados todos los recursos de matar chivas, gallinas,
venados, chivos, etc., surgió algo nuevo el de darle de
comer a Orúnmila y eligieron darle de comer una
Tiñosa, porque también era un ave de color negro y
así lo hicieron.

Después que dieron la comida, todos cogieron
miedo de hacer Itá y entonces pensaron en el
Gavilán, nada menos que el compañero de la
Tiñosa, y fueron a buscarlo.

Es natural que el Gavilán no sabía nada de
esta comida, y necesitando dinero para vivir, porque él
decía como la Tiñosa, que mientras existiera Dios,
él no comería hierba ni tierra.

En fin, cuando llegó el Gavilán,
preguntó que quién estaba comiendo, y le dijeron
que Orúnmila, y volvio a preguntar qué cosa, y
entonces le dijeron que Tiñosa. Y el Gavilán les
contestó: ¡Mi compañera, ustedes mataron
Tiñosa para Ifá y me fueron a buscar a mí
para hacer Itá!; ¡no, yo no hago ese
Itá!

Pasado algún tiempo el Maestro murió y
algunos sabios querían que su aprendiz le cortara el pelo
al referido Maestro, para hacer su Itutu;

y el aprendiz, acordándose de lo que le
había referido su Maestro, les cantó:

UON TI IZA RILLA: IRON

Historia de la
mata de cocos

OJUANI FUN (11-10)

Había una vez una mata de coco, que estaba
frondosa y cargada de cocos, y por ello, estaba muy satisfecha y
orgullosa, y pensaba que era la madre más feliz que
existía en la tierra. Pues tantos hijos que aparentemente
gozaban de buena salud, y por eso no hacía Ebbó;
porque entendía que no lo necesitaba, pues gozaba ella y
sus hijos, repito, de una perfecta salud.

Además, tenía muchos hijos que en caso de
necesidad la respaldarían, debido a ello, no se le
podía hablar, ni siquiera de religión y mucho menos
de Ebbó.

Y cuando le hablaban, por cualquier circunstancia, se
enfadaba y se ponía de mal humor.

Pero sucedió que cuando más contenta
estaba, deleitándose con el aire que la naturaleza le
brindaba, se le caía un hijo, o sea, un coco, y ella
continuaba con el capricho de no hacer Ebbó.

Un día pasó Babalú Ayé por
su lado y la saludó, y ella no le contestó, y
más adelante Babalú se encontró con Eshu y
le contó lo sucedido con la mal geniosa mata de cocos; y
éste le dijo, es que ella se siente feliz y satisfecha y
por eso ni se mueve. Babalú le dijo:

Si no Cocoró llobi, llobi, llobi, llobbi
cocoró

Y estas palabras pronunciadas por Babalú
Ayé como adagio, quiere decir: "El gusano que está
dentro del coco, el coco solo lo sabe".

Poco a poco se fueron cayendo los cocos, uno a uno, y
los gusanos se comieron las raíces y la mata de coco
también se cayó.

Y todos los cocos y la mata desaparecieron,
víctima de una enfermedad invisible, algo así como
el cáncer u otras enfermedades análogas.

Este Oddu (11-10), habla de destrucción
física de la persona, de su familia u otras cosas
colectivas, porque Ojojo, quiere decir: ruina.

Ojuani Chobbe: este vocablo es derivado de
Ojojo.

Chobbe quiere decir: Cortar.

Esta relación es aplicable a los Oddú
siguientes: (11-1), (11-4), (11-8), (11-10), (11-11).

Ocurre a veces que, estos Oddu hablan con todos los que
toman parte en una Ceremonia religiosa, teniendo en cuenta que
hablando bien, muchas veces dice, por los Irés, que el
bienestar será para los restantes que quedan en este
mundo, pero no así para los Oficiantes de este acto; por
tanto, todos deben de hacer Ebbó y el Orihaté debe
investigar minuciosamente cuál Ebbó deben hacer
esas cabezas.

ELLILA AGANA BAGGALLA (12)

En cierta ocasión, siendo Aggallu Rey de una gran
comarca y con un poder inmenso. Shangó era el Jefe
inmediato, estando muchos pueblos sometidos a ellos por la fuerza
y sus hazañas valientes que acrecentaron sus prestigios y
lo pusieron en el pináculo de la fama, como la más
valerosa de la época.

Pero Aggallú tenía muchos amigos secretos
y Shangó muchas mujeres y como tributo de guerra, todos
los pueblos sometidos tenían que mandar un barco de comida
en distintas épocas del año.

Shangó escogió algunos hombres del pueblo
y entre ellos, había uno que se llamaba Oggan y que
Shangó puso como jefe del grupo para robar la comida, que
llegaba para el abastecimiento del gran reinado de
Aggallú.

Y aquellos hombres robaban para ellos y las mujeres de
Shangó y el pueblo de Aggallú pasaba hambre, porque
nunca la comida llegaba a ellos.

Aggallú, viendo que el pueblo decía que no
entraba comida en su reinado, mandó a buscar a
Shangó, y le preguntó qué era lo que pasaba
y Shangó le contestó que no sabía lo que
pasaba, que no mandaban los barcos de comida.

Entonces Aggallú mandó a buscar a
Elegguá, y montaron una guardia secreta, y ésta iba
provista con sogas, que eran su única arma para atrapar a
los ladrones.

Ellos se escondieron en los matorrales cuando
entró un barco y estuvieron como una hora esperando y los
ladrones llegaron, y no sospecharon que los estaban vigilando, y
cuando se acercaron al barco le tiraron un lazo y apresaron
precisamente a Oggan, llevándolo para el pueblo con el
lazo puesto, y le dijeron al pueblo que éste era el
ladrón que le robaba la comida a a ellos. Y cuando lo
llevaban para el pueblo, iba detrás de ellos cantando. El
canto que llevaban era éste:

ILU MANLLO, EMANLLO, ILU MANLLO ENANLLO

(Que quiere decir: "Baila en el Pueblo")

MOJEE MOFILLE ENI OMA MOFILLE, MOJEE MOFILLE

(Que quiere decir: "Por la comida que comió de
los demás")

Después el pueblo pide que le den palos por
ladrón y malo. Entonces:

BORUO CUNAMBO AGUO CUNAMBO, BORUO CUNAMBO AGUO LAOFI
SEQUERA

Y cuando el pueblo lo vio apaleado, dijo:

LARIRA FIFETO IBAROTA FIFETO IBAROTA, FIFETO OGUO

FIFETO OMO, FIFETO ARICU BABAAGUA SOTINCHE DEDEGUA
TOLOCUN.

Consideración del escritor de este
libro

Considerando que algunos extremos de las narraciones,
sujetas en los puntos básicos de nuestra Religión,
deben ser mejor aclarados para un futuro, y entendiendo
también que Oloddumare ha dotado al género humano
de facultades para el progreso y que cada día el hombre
por la lucha en que vive, se ve obligado a superarse a sí
mismo, para el propio bien y si le es posible ayudar en alguna
forma a sus semejantes.

Es por lo que entiendo que, Oloddumare ha creado al
hombre para que luche o progrese, no para que destruya lo que
él ha hecho, por medio de la mente de cualquier hombre,
que haya realizado tal o más cual obra beneficiosa en este
mundo.

Es por lo que quiero hacer ciertas explicaciones, para
el mejor desenvolvimiento de los caracoles, esto no quiere decir,
que yo me la quiera dar de sabio en el manejo del
Diloggún, lo único que quiero es prestar mi humilde
concurso a mis hermanos, y estos son, aquellos que ignoran los
distintos secretos en el arte del Diloggún.

Por ejemplo: en los Irés, en los Osobbos, en los
Ebbó Addá, en los Lariche, en las frecuencias; nos
encontramos que muchos caracoleros conocen todo esto, pero,
¿cómo lo conocen? Lo conocen
automáticamente, no están conscientemente
poseídos de lo que están haciendo, o diciendo, sin
darse cuenta que muchas veces son por los Irés, por los
que hay que leer un Oddu, claro que siempre acompañado de
cierta manera por el Oddu, por ejemplo:

12-9 Iré Ashegún Ota.

Ashegún Ota, quiere decir en el dialecto
Lucumí: Poderoso enemigo.

Ahora, sabiendo que (12) Ellilá, quiere decir:
Tragedia o Revolución.

También en este Oddu, fue donde le dieron palos
al padre de Shangó y a Ogan, también donde
Shangó le negó el habla a su padre y por esta
razón fracasó; entonces, dándose cuenta
usted que el Iré dice: Iré Ashegun Ota: usted puede
decididamente preguntarle a la persona que tenga esa letra, si es
cierto que una vez estuvo serio con su padre y le negó el
habla, ya sea, por el tiempo que haya sido y si esa persona
contestara afirmativamente, fue por un asunto sin importancia, un
día o dos. He ahí donde cabe el Iré
Ashegún Ota, entonces usted como caracolero, tiene que
decirle a esa persona, hijo o hija: – trate por todos los medios
que esto no suceda más, por cuanto, que su papá
será en un futuro quien remediará todos sus males
de una manera u otra en esta vida.

Iré quiere decir bueno y bien, y Ashegún
Otá quiere decir: enemigo, vencedor, y de esta manera,
conociendo usted los distintos caminos de los Irés en
Lucumí, lo que quiere decir es cuando en realidad
está poseído de lo que está diciendo en un
registro.

En los Osobbo es la misma conversación, pero a la
inversa; por ejemplo, Icu Ashegun Ota, se dice: – su padre ha
tenido cierta desavenencia con usted, trate te evitarla otra vez,
porque esto puede traerle fatales consecuencias.

Ebbó Adda, este camino es Iré porque dice:
está bien, o bueno.

El Orihaté o caracolero, que esté
oficiando cualquier acto de estos puede, de acuerdo con la letra
y las circunstancias, comprobar la efectividad de dicha letra, de
las siguientes maneras, ejemplo: cuando en un Itá de un
Iyawó, sale Oddí Shé, Ebbó Adda.
Entonces el Orihaté inmediatamente, tratará de
saber si ese Ebbó Adda es aquí o en el otro mundo,
y para lo cual, la pregunta a Osha es la siguiente:
¿Ebbó Adda Aye Guey?, y en este caso, si Ibbo dice
Oco Osha, está diciendo que el bien de ese Iyawó,
por la parte que le corresponde a ese Orisha que trajo esa letra,
no será en este mundo: siendo esta respuesta de Osha una
pulla, como suele decirse en el argot religioso lucumí, y
esta pulla de Osha es por alguna frase mal vertida o por alguna
falta cometida por el Iyawó en contra de ese Orisha; de
esta manera no hay necesidad de buscar Iré, porque queda
definido en el Oco Aye Guey, la opinión de ese Orisha en
esa cabeza, siendo la única salida en este caso, buscar en
uno de los Ebbó o Addimú el Fiedenu para esa
persona.

Y es efectivo el Ebbó Adda, cuando Osha dice que
sí a la pregunta Ebbó Adda Aye Guey. Con esta
respuesta esa cabeza queda exenta de toda culpa por parte de
Osha.

En los Lariches, hay veces que se lee lo más
importante de un registro o un Itá, por mediación
de un Lariche, por ejemplo: Osha la Izun ni Lariche a
Iyawó o Madde fulano. En caso de Itá, el primero y
de registro, el segundo.

Si Ibbo dice que sí, usted preguntará al
Iyawó o Aleyo, qué sueño tuvo usted con tal
Santo, o le pregunta también con Iré si es Coto
Yale, porque es la única manera que con Iré se
llega a Lariche, o con Osobbo.

Siempre de acuerdo más o menos con la letra que
trae el Santo, y así de esta manera usted puede apreciar
cómo se lee un Oddu, por medio de un Lariche.

Los Lariches no se deben emplear ni en el Addimú,
Ebbó Yuré, Ebbó Keun ni Ebbó
Guonú, porque Lariche es exclusivamente: una palabra que
se aplica al Santo, haciéndole una pregunta, que es la
siguiente: "¿Va a hablar?" Y el Santo dice sí o
no.

Cuando dice sí, entonces se procede a buscar por
dónde va a hablar, si es en sueño, si es el mismo
Santo, pero en otra oportunidad o si quiere que algunos de los
Iworos presentes sean quienes hablen.

También este Lariche, Osha lo puede decir como
una ironía, que dice, tu cabeza te dará
consejo.

Lariche Lenú Iyá Osha, que quiere decir:
"La palabra queda en la boca de su Madrina para que te aconseje",
y así sucesivamente.

Nunca este Lariche puede ser aplicado, ni a un
Addimú, ni a un Ebbó Yuré, Ebbó Keun,
ni Guonú, porque únicamente se recurren a estos
ebboses, cuando el Orisha se niegue a hablar, o sea en Oco
Lariche, por cuanto que todos estos ebboses, son recursos que se
cogen por la negativa de Osha con "Oco Lariche".

He ahí donde el que oficia este acto, se ve
privado del recurso inmediato de este Orisha, y le dice QUILASE,
que quiere decir: – ¿Qué haremos? Acto seguido,
pregunta si Addimú, Ebbó Yuré, y así
sucesivamente hasta que el Orisha coja lo que él crea, con
lo cual ayudará a esa persona.

Es esta la forma de emplear un Lariche en un Itá
o registro.

La frecuencia. Llamamos frecuencia a las letras
que vayan saliendo después de las dos primeras letras, que
se saquen en un Itá o registro. Estas frecuencias ayudan
mucho a las dos primeras letras, siempre que, cuando vayan
saliendo usted va explicando de cierta manera ésta, de
acuerdo con su refrán, sin abandonar la acción
primordial de las primeras dos letras. Hay veces, que esta
frecuencia aclara con más lúcidez, cualquier
incógnita de las dos primeras letras, según en el
orden en que esté situada cada letra.

LOS ODDU O LETRAS SOBRE UN ORISHA

Es tan extensiva la lectura del Diloggun, que requiere
muchos poquitos, para llegar a conocer con propiedad, todo el
alcance de cada letra.

Hay letras que, cuando viene hablando sobre un Orisha, y
este Orisha sea varón y la otra sea de una Orisha, trae
consecuencias mayores.

Por ejemplo: (7-7) sobre Shangó, así como
(5-5), (9-9), etc. En esta forma, las letras hablan más
fuerte, hablando por Osobbo, porque hablan de envidia, de
traición, de corrupción, etc.

OBEROZO

Una mañana OBEROZO se levantó y al abrir
el día vio que tenía que hacer Ebbó y
llevarlo al mar. Cuando se dirigía al mar, a botar el
Ebbó, pasó por la casa del Rey y al verle
éste, lo llamó; pues había tenido un
sueño la noche anterior y quería contárselo,
pero OBEROZO no podía pararse ni mirar para
atrás.

Este gesto indignó al Rey, que mandó a
prenderlo y echarle al mar.

Un día el Rey tenía que registrarse y
mandó a buscar a uno de los dos hijos que tenía
OBEROZO, que eran Aguo; y le salió que tenía que
rogarse la cabeza con un pargo grande.

El Rey mandó a sus pescadores y trajeron un gran
pescado. Cuando fueron a abrir el pargo, en el ruego de cabeza,
encontraron dentro a su padre. Este le contó lo sucedido y
el padre dijo: – Ya yo no puedo hacer nada y además,
agregó: "Po, aquí tenéis mi
Ashé".

Con ese Ashé, pasados los años,
destronaron al Rey y fueron ellos Reyes, dueños y
señores de aquellos contornos.

MAFEREFUN ELEGGUA, MAFEREFUN OBBATALA, MAFEREFUN YEMAYA

MAFEREFUN SHANGO, MAFEREFUN ORUMILA.

A la persona que le salga (8-4) Elleúnle
Toún Irozon, es una persona sabia e inteligente, tiene o
va a tener posesión de algo, debe cuidar que no se sepa
algún secreto que ella tiene oculto, debe hacer
Ebbó con una cesta con todo lo que come Olocun,
presentándoselo previamente. Cuídese de la vista,
déle de comer a Elegguá y déle un pargo a su
Erí. Tenga encendido a Elegguá y a sus Orishasa, si
los tiene, ocho días.

OJUANI ODDI (11-7)

Había en un pueblo una pequeña familia,
compuesta de un padre, una madre y una hija, muy bonita por
cierto; pero era una de estas familias que dan mucha mano
izquierda a los hijos, más, cuando son
únicos.

Mabelli se llamaba la muchacha, de la cual haremos
mención en este escrito; sus padres le dieron toda clase
de libertad, pero lo único que siempre le
advertían, era que no tomara bebidas alcohólicas, y
esto era lo que más le gustaba a la muchacha.

Un día, el Rey de aquellos contornos, que era
Obbatalá, venía vestido de blanco, pero a causa de
la lluvia, estaba un poco manchado, y Mabelli, que estaba
borracha, al verlo se echó a reír. Este,
acercándosele, dijo: – Te ríes, te burlas de
mí, porque llevo manchadas las ropas, pues bien, te
pondré esta capa a ver si puedes mantenerte una hora
parada sin que la manches. Y la paró de cara al mar, con
dos soldados detrás, con órdenes de tirar si
huía y de matarla si se manchaba la capa.

Pero un hombre que la conocía y sabia que estaba
borracha, y además, que era hija de Olocun, fue
inmediatamente al pueblo y se lo dijo a Orúnmila, y
éste le hizo un Ebbó con jutía, genero
punzó y blanco, más tres clases de bebidas
distintas; con este Ebbó, el hombre regresó al
lugar donde se encontraban Mabelli y los soldados. Se
valió de su arte y de su maña y dio la bebida a los
soldados, e inmediatamente soltó la jutía, que
salió corriendo y los soldados que la vieron la siguieron
para darle caza, y una vez que estos desaparecieron, ante la
vista del hombre, este se llevó a Mabelli.

Y de esta manera le salvó de una muerte segura,
mientras que los soldados fueron castigados por Obbatalá,
y Mabelli fue perdonada porque hizo Ebbó.

Maferefun
Eleggua. El
matrimonio africano lucumi

En cierta ocasión tuve la oportunidad, de leer un
pequeño párrafo de un escritor espiritualista,
éste decía que cuando dos humanos que se han
conocido en anteriores etapas de sus vidas, se han citado
nuevamente para ser compañeros en la presente
[…]

Y, yo, a mi juicio, haciendo un pequeño recuento
de la vida matrimonial o conyugal de este planeta, digo que es
verdad. Aunque estos casos no se dan con facilidad, y como
decía él, hay que ganárselos, bien el
espacio donde venimos a tomar cuerpo, o bien en la tierra, a la
que llegamos con nuestros designios marcados.

Los que en la actualidad desconocemos y con los que
tenemos que luchar para poder llegar a realizar ese amor, que no
se explica uno cómo es, ni de dónde ha llegado,
pero que siente uno igual que el latir de su
corazón.

Digo por mi parte, aunque es más fácil
concertar estas uniones, a lo mejor uno es español y otro
africano o chino, como sucede en Cuba, desde hace cerca de cinco
siglos. Y es que, para encontrarse esas dos medias naranjas, como
suele decirse, se encarga el destino, que no es otra cosa sino
parte de lo que ya con anterioridad, de nuestros pasos sobre la
tierra, está marcado; que dicho sea de paso, es nuestro
ORISHA OCO, que con su cónyuge OLOCUN AGGANA, hicieron
posible el primer matrimonio, origen de nuestros actos
matrimoniales en el mundo religioso Africano
Lucumí.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17
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