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La figura del héroe en dos cuentos de Andersen




Enviado por araceli



  1. Introducción
  2. Marco
    teórico y metodología del
    trabajo
  3. El
    autor y su mundo
  4. La
    Sirenita
  5. El
    patito feo
  6. Comparación y
    conclusiones
  7. Bibliografía

"Ese adolescente bailarín, cantarín y
narrador es un ser extraño, desconcertante, que a nadie
deja indiferente"

F. Böök, E. Bresdorff, R. Boyer,
biógrafos de Andersen.

Introducción

En el presente trabajo se tratará de mostrar
cómo se configura la imagen del héroe en dos
cuentos de Hans Christian Andersen: "La Sirenita" y "El Patito
feo" (elegidos por su carácter emblemático dentro
de la obra del autor) a fin de arribar a una
conceptualización de las ideas que constituyen la
concepción literaria del autor que nos ocupa.
Concretamente, la hipótesis del presente trabajo es que la
condición de inexorable del destino, se obre o no contra
él, fue uno de los motivos ideológicos del proceso
creativo de Andersen.

Marco
teórico y
metodología del trabajo

Esta investigación se
encuadrará en las teorías expresadas por Susana
Chertudi, en su obra "El cuento folklórico", a
fin de determinar las características tipológicas
de los cuentos elegidos. El enfoque temporal responderá a
las divisiones planteadas por Marisa Bertolussi en
"Análisis teórico del cuento infantil".
Para el desarrollo de las características destinales del
héroe y sus distintos posicionamientos posibles seguiremos
los lineamientos de Noemí Paz, expuestos en "El cuento
de hadas".
Finalmente, para reconocer las estructuras
arquetípicas fundadas en los cuentos, apelaremos a "El
héroe de las mil caras".

A fin de configurar las características
literarias de las obras, comenzaremos con una nota
biográfica del autor, así como con una breve
exposición de su entorno socio político. Luego se
analizarán por separado cada uno de los cuentos elegidos,
de acuerdo con el marco teórico expresado. Se
arribará a la comparación a fin de obtener las
conclusiones finales.

El autor y su
mundo

Hans Christian Andersen nació el 2 de abril de
1805 en Odense, Dinamarca, y murió el 4 de agosto de 1875
en Copenhague, en el seno de una familia que simpatizaba con los
ideales de la revolución francesa. Huérfano de
padre quedó librado a la compañía de mujeres
frustradas y desdichadas: madre alcohólica, abuela seca y
dura, hermana que termina prostituyéndose, vecinas que
viven en la mendicidad, y otras que se dedican a un esoterismo
folklórico y oracular que lo determina a lo largo de su
vida. Persuadido por predicciones que le aseguran un gran
destino, parte hacia Copenhague. Alli lleva una vida poco estable
en lo laboral y lo afectivo, pero se siente sostenido en todo
momento por un irrefrenable deseo de complacer y de
triunfar.

Un alto funcionario lo toma bajo su protección y
le asegura un subsidio que le permite vivir decentemente,
estudiar y viajar. Durante una estadía en Alemania toma
contacto con algunos de los representantes más
prestigiosos del movimiento romántico.

Publica sus primeros cuentos en 1835, obteniendo
éxito y reconocimiento, lo que le lleva a seguir
produciendo al ritmo de un libro por año.

Dueño de una sensibilidad extrema y una
personalidad desasosegada y llena de angustia, no lograba
sobreponerse a las críticas que recibía en la
propia Dinamarca, a pesar de las alabanzas de Dickens o de
Hugo.[1]

La
Sirenita

Por excelencia, el cuento más reconocido de
Andersen. Al punto de que su protagonista cuenta con una estatua
a la entrada del puerto de Copenhague.

Se trata de un cuento maravilloso, según lo
define Susana Chertudi, al presentar seres y acciones fabulosas,
así como también brujas. El mundo mágico o
fantástico en este cuento el mundo submarino, tiene la
misma dimensión dentro del relato que el mundo donde se
mueven los seres humanos. Existe en este cuento una rica serie de
episodios: La descripción de la vida en el mar y en la
corte submarina, los ascensos de las cinco hermanas, la
preparación iniciática por parte de la abuela, la
tormenta, el salvataje del príncipe, la metamorfosis de la
Sirenita, la convivencia en la corte terrenal, el casamiento del
príncipe, la decisión final y la disolución
del cuerpo, el encuentro con las "hijas del aire".

La búsqueda de un alma inmortal es el leit motiv
de este cuento. A partir de aquí se puede inferir que esta
visión del mundo sugiere un camino de lectura que nos
refiere a valores registrados en el campo de lo ético.
Específicamente, al "ethos" entendido como
"carácter", "manera de ser".

La Sirenita compartiría algunos aspectos propios
del héroe romántico: la inconformidad ante la
determinación del destino, el deseo por el mundo
desconocido, la indiferencia ante los medios para conseguir su
fin…, pero no son éstos, precisamente, los que la
equipararían con el tipo de heroína
dramática. Esta heroína sufre por su existencia, en
un planteo fundamental: "-¿Por qué no habremos
recibido un alma inmortal?- … Daría de buen grado mis
trescientos años de vida para ser hombre durante un
día, y tener mi parte en el mundo celestial
." Pero, a
lo largo del cuento, aparecen otros atisbos de la misma
rebeldía a veces simbolizada en la tristeza:
De que buena gana se hubiera arrancado la pesada
guirnalda y aquellos adornos
!. Mejor le sentarían
las flores de su jardín
…", "…Pues no porque
las sirenas carezcan de lágrimas sufren menos
…", "-
Lo acepto todo, dijo la Sirenita, pálida como una
muerta
.".

En su carácter de heroína, debe acceder al
ritual iniciático: el viaje de ascenso a los 15
años. El tema iniciático constituye sin duda el eje
subyacente de los cuentos de hadas. En toda época y lugar
la práctica iniciática propicia y persigue el mismo
fin: destruir los marcos de la sensibilidad profana para crear un
medio sensorial abierto a lo sobrenatural (en este caso, lo
sobrenatural es el mundo terrenal). Se altera el régimen
sensorial del iniciado que se vuelve "otro", nacido para "otra"
existencia que si bien se continúa en el ámbito
ordinario, se funda sobre otras dimensiones existenciales. La
iniciación equivale a la maduración
espiritual…[2]

Desea ser humana y para lograrlo abandona a los suyos y
elige un camino (pathos) "- Sea, dijo la Sirena-. Y la bruja
puso el caldero al fuego
…".

A lo largo del relato, siempre se comporta y reacciona
de acuerdo con su carácter, con su manera de ser (ethos)
demostrando así su "areté". También, a lo
largo de su camino descubre el bien y el mal (mathos). Nuestra
sirena elige el primero: decide no clavar el puñal en el
pecho del príncipe dormido, por lo tanto decide no
salvarse "…Miró por última vez al
príncipe (…) y, de un salto, se tiró al agua,
donde sintió como el cuerpo se le disolvía en
espuma
" . La elección de un hacer noble y virtuoso,
la elevaría a la categoría de heroína
trágica que renunciando a su identidad, obtiene a cambio
una forma de alma inmortal representada por las "hijas del aire".
No obstante la expiación de la culpa de haber violado las
leyes del destino ocupará trescientos años (el
mismo término que hubiera tenido su vida).

En el cuento, también hay una ruptura del orden
divino (hybris) ya que la sirena acude a una bruja en busca de
ayuda para conseguir su objetivo. Las "Hijas del Aire", los
espíritus alados que la rescatan representarían el
"deus est machina" aristotélico. También
podría pensarse desde un punto de vista moralizador o
cristiano, que la sirenita se encontraría en el Purgatorio
(una vida entera para purgar las culpas).

Tal como fue dicho la organización de la
estructura narrativa nos marca los pasos de la tragedia
clásica, aunque no su forma. La tragedia estaba destinada
a mostrar las acciones nobles de los hombres; su finalidad era
absolutamente educadora. Si se considera esto último, se
podría arribar a la conclusión de que, para
Andersen, la literatura debería cumplir la misma
función educativa y que debería tender al
perfecccionamiento del hombre en su propia dimensión
humana, que, desde este cuento, se alcanzaría
oponiéndose a la Moira, la suerte que le corresponde en
este mundo a cada ser.[3]

El cuento de hadas –por la fascinación y
atemporalidad que crea todo relato mítico- tiene la
facultad de develar ante los que lo escuchan o leen, fragmentos
de ese "mundo otro", de esa "realidad aparte" que todo hombre
atesora en las matrices de su
imaginación.[4]

El patito
feo

Así como La Sirenita es el cuento más
reconocido de Andersen, se podría afirmar que El Patito
Feo es el más popular y difundido de sus cuentos, a tal
punto que, como afirma Graciela Montes en El cuento infantil,
"(…) los cuentos infantiles con paternidad reconocida, fruto de
la creación individual – El Patito Feo de Andersen
(…), por ejemplo -, llegaron a tornarse casi anónimos y
fueron narrados y vueltos a narrar, abreviados y modificados sin
demasiado respeto por el texto original."

De acuerdo con la mencionada clasificación de
Chertudi, esta obra pertenece a la variedad de "cuentos de
animales", donde lo característico es la
intervención de animales que se comportan como seres
humanos y que tienen vinculación con la fábula. En
ocasiones también aparece el hombre (en este caso, los
cazadores de ocas, y los niños que arrojan pan y
maíz a los cisnes y que ayudan al autorreconocimiento del
patito).

En un mundo idílico y bucólico, el patito
feo rompe la armonía natural. Al pasar exitosamente por la
prueba iniciática (ya que sabe nadar, no es un pavo),
genera un estado de confusión entre sus supuestos
congéneres, más grave que si no hubiera pasado la
prueba. La madre expresa: "…Pronto saldremos de dudas.
Entrará en el agua aunque tenga que tirarlo yo misma a la
fuerza
." Y luego, al verlo nadar dice: "¡Es hijo
mío! Bien mirado, no es tan feo
.". Más tarde,
y en su defensa, lo determina: "- Además, es un
varón la hermosura es lo de menos. Será muy fuerte
y se abrirá paso en el mundo
". De todos modos, la
madre necesita justificar la anomalía: "…Eso le
viene de haber estado demasiado tiempo en el
huevo
".

Conciente de sus diferencias, el patito parte del seno
de su familia. No accede a la aventura, sino que, en busca de "un
lugar donde dormir y donde beber un poco de agua cenagosa", va al
encuentro de su destino. Distintos episodios lo acercan o lo
alejan de aquél: Los patos salvajes, los ánsares
muertos por el cazador… hasta llegar al encuentro de la bandada
de cisnes. El patito no hace, no elige, no decide, no se
contrapone al destino. El patito va. Y su destino es de
esplendor. "¡Poco importa nacer en un nido de patos
cuando se sale de un huevo de cisne
!". Sin embargo el
esplendor lo avergüenza, ya que "quien tiene buen
corazón, nunca es orgulloso
".

El patito feo encarna en su historia el mismo
mitema[5]que Edipo: Existe un cambio de cuna, que
el héroe desconoce; existe un destino que se
cumplirá de manera inexorable; existe un camino hacia los
sucesos, donde no hay elecciones; no existe objeto de deseo para
la epopeya; existe un "conócete a tí mismo" que se
cumple con el final de la historia.

De acuerdo con "el camino del héroe" expuesto por
Campbell en "El héroe de las mil caras", los pasos
son:

  • La partida (el patito se aleja del corral y sale al
    mundo, "cruzando el primer umbral")

  • La iniciación con el camino de pruebas: Los
    episodios vividos van templando su
    carácter.

  • El regreso: Se da al lugar del que no se
    debió partir. Los iguales lo reciben como
    espléndido. La fealdad entre los distintos, es la
    llave de la felicidad entre los iguales.

Comparación y
conclusiones

Ambos cuentos son plenamente antitéticos. En La
Sirenita, el destino predeterminado no es aceptado por la
heroína, que se esfuerza a lo largo de todo el relato para
vencerlo. Acude a la magia, se sacrifica, se opone a los
designios de su naturaleza. El patito feo, en cambio, no tiene
conciencia de destino. Simplemente acepta la interacción
con el mundo como la naturaleza inevitable. A pesar de ello,
accidentalmente se topa con su destino al enfrentarse al espejo
del lago.

En el primero lo maravilloso y la magia coexisten con la
realidad vulgar del mundo terrenal. La sirenas son seres
fantásticos, al igual que las brujas, las Hijas del Aire,
y los príncipes maravillosos.

En el segundo, la naturaleza existe per se. Si algo
mágico ocurre, no es más que el proceso
natural.

La sirenita ejerce una mirada platónica del
mundo: Se enamora del príncipe por su parecido con la
estatua que guarda en su jardín. El patito
aristotélicamente, experimenta el mundo hasta hallar su
verdad: La pertenencia.

El costo de la sirenita, al forzar su destino, es la
perdida de la identidad al disolver su integridad física
en la espuma del mar. El premio del patito, es el hallazgo de su
identidad y la consagración de su integridad al ser el
"más hermoso de los cisnes".

En ambos cuentos, existe una realidad no dicha que
configura dos formas de tabú:

En la sirenita, la posesión de piernas conlleva a
la posesión de un sexo genitalizado. No está dicho,
pero es obvio.

En el patito, lo no dicho es el origen.
¿Cómo llegó el huevo del cisne al nido de la
pata?

Estas variantes determinan los dos tipos de
héroes. La heroína Sirenita pretende conseguir lo
no dicho (el sexo genitalizado) como fin último, ya que la
procreación humana es la única forma de
trascendencia y de acceder a la posesión de un alma. El
héroe Patito parte de lo no dicho (su origen oculto) que
es causa fuente de la historia que desarrolla.

Andersen no toma partido. Cuenta dos historias que por
comparación rompen con la dicotomía del bien y del
mal, función moralizadora típica del siglo XVIII.
El autor privilegia la fantasía y la imaginación
por sobre la ética y la pedagogía; aunque no
desaparece del todo la función didáctica, lo que
prevalece es adaptar las obras (en estos casos, las historias
heroicas) al niño, poniendo en primer plano la
imaginación. Cumple así con el cometido de
transformar el cuento de hadas en verdadero material de lectura
infantil y esta vez no por la ley de caducidad sino por un
auténtico encuentro entre emisor y
destinatario[6]

Bibliografía

  • Andersen, Hans Christian: "La Sirenita",
    "El Patito feo", de Cuentos de Hans C. Andersen,
    Barcelona, Editorial Juventud, 1947, P.213 y 30
    respectivamente.

  • Bertolussi, Marisa. "Análisis
    teórico del cuento infantil
    ." Material de
    Cátedra

  • Campbell, Joseph: "El héroe de las mil
    caras"
    FCE. 1970

  • Chertudi, Susana: "El cuento
    folklórico
    ", Material de
    Cátedra.

  • Grimal, Pierre, Diccionario de Mitología
    Griega y Romana
    , Ed. Paidós.-1986

  • Paz, Noemí, "El cuento de Hadas"
    Material de Cátedra

  • Soriano, Marc. "La literatura para niños
    y jóvene
    ". Red Federal de Formación
    Docente Continua. Ministerio de Cultura y Educación de
    la Nación, Ed. Colihue, 1999, Pág.
    75

 

 

Autor:

Araceli

[1] Soriano, Marc. La literatura para
niños y jóvenes. Red Federal de Formación
Docente Continua. Ministerio de Cultura y Educación de
la Nación, Ed. Colihue, 1999, Pág. 75

[2] Cf. Paz, Noemí, El cuento de
Hadas, material de cátedra.

[3] Grimal, Pierre, Diccionario de
Mitología Griega y Romana, Ed. Paidós.-1986

[4] Paz, Noemí, Op.Cit.

[5] Estructura mínima del arquetipo en
el mito.

[6] Cf. Bertolussi, Marisa. Análisis
teórico del cuento infantil. Material de
Cátedra.

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