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El despreciado – Novela (página 4)




Enviado por Francisco Tovar



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9

En el Ejército, Ambrosio destacó desde el
principio, por su buena conducta y obediencia, habiéndose
adaptado muy bien a la disciplina castrense; consiguiendo
ascensos rápidamente, hasta lograr el grado de cabo
primero; en los deportes despuntó muy bien,
destacándose en el atletismo como corredor de los
cuatrocientos metros planos, llegando a convertirse en el
campeón de su guarnición; y en competencia con las
demás guarniciones, fue el sub_campeón, de todas
las Fuerzas Armadas de su país. Todo esto le granjeo un
liderazgo y un gran respeto dentro de sus compañeros de
armas… Faltándole pocos meses para salir de baja
del Ejército, además de tener planes para quedarse
en éste y hacer carrera militar; fue llamado para integrar
el Seleccionado de Atletismo de las Fuerzas Armadas, que
participaría en una competencia internacional entre
Fuerzas Armadas de varios países, a celebrarse en el
exterior, pero mes y medio antes de dicha competencia, y a cuatro
meses de cumplir con el obligatorio servicio militar; durante un
entrenamiento del Seleccionado; sufrió una aparatosa
caída, causada por un desgarre muscular;
golpeándose fuertemente al caer y sufriendo serias
lesiones en un brazo, en una pierna y el desprendimiento de uno
de sus riñones; este accidente lo mantuvo hospitalizado
por casi dos meses, y a causa del mismo, quedó fuera del
Seleccionado y fue motivo, para darle de baja prematuramente,
truncándosele así, sus planes y aspiraciones. Al
tiempo después de haber sido dado de baja del
Ejército, se decidió a inscribirse en el Instituto
de Formación de Guardias de la Nación, no revelando
en lo más mínimo, lo del accidente sufrido en el
Ejército. Fue aceptado en dicha Institución, y
gracias a sus conocimientos y a su disciplina ¡Y a su
férrea voluntad!, se graduó con méritos,
siendo destacado luego en el Puerto Castillo. Y se puede decir
que le iba muy bien en este lugar, ya que ganaba buen sueldo,
recibía y disfrutaba de muchas y buenas prebendas,
tenía una novia que lo quería mucho ¡En
fin!… Pero no había cumplido ni los dos años como
guardia de la nación, cuando cierto día, que se
encontraba de permiso, disfrutando en el pueblo con una novia muy
bonita que tenía en ese momento, de nombre Alba, se le
ocurre entrar en un bar familiar, que siempre visitaba, y en el
sitio se encontraba un teniente, vestido de civil, el cual, era
guardia de la nación también, y había sido
destacado recientemente en el Puerto Castillo; dicho teniente,
teniendo unos tragos de más, comenzó a verle con
descaro la novia a Ambrosio, llegando al colmo del abuso, cuando
acercándose a ellos, trató de darle un beso a Alba;
Ambrosio, no soportando más la situación, le dio un
empellón y le dijo _ ¡Es que a ti nadie te ha
ensañado a respetar a los hombres?_ Propinándole al
mismo tiempo, un puñetazo en el mentón _
¡Pues yo te voy a enseñar!_ Con el golpe, lo hizo
retroceder hacia una pared que se encontraba cerca, chocando el
teniente contra ésta; Ambrosio, no queriendo agravar
más el asunto, pensó en marcharse, pero el otro
individuo, dice en ese momento, llevándose su mano derecha
a la espalda _¡Aaah! ¡Es que tú eres guapo?
¡No sabes quién soy yo?_ Ambrosio fue a responderle,
pero el verle el arma en la mano, con una rapidez
increíble y ayudado por el instinto de
conservación, desvió el disparo hacia el techo, y
con la misma presión que hizo al agarrarlo, lo
obligó a soltar el arma, golpeándolo nuevamente y
diciéndole con rabia _ ¡Yo no sé quién
coño eres tú ni me interesa! ¡Pero tú
a mí me respetas oístes, porque yo soy Ambrosio
Ortiz!_ En ese momento llegó la Policía Castrense,
la cual había sido llamada por el dueño del local,
que sí sabía y los conocía a ambos, y
mientras éste le explicaba lo ocurrido, al que comandaba a
los soldados; otros cuatro, se llevaban detenidos a Ambrosio y al
teniente; la novia del primero, Alba; fue llevada a su casa por
unas amigas con una crisis de nervios, a causa de lo sucedido. Ya
en el cuartel militar, después de los informes respectivos
de los involucrados y de la Policía Castrense; a Ambrosio
le fueron impuestos cuarenta días de arresto severo, y al
teniente lo confinaron en su habitación por doce
días, decisiones estas, que molestaron mucho a Ambrosio, y
cuando era conducido al calabozo, le decía a sus
compañeros _ ¡Yo me voy de esta mierda! ¡No
acepto ! ¡No quiero pagar algo injusto! ¡Porque
esto que me hicieron es algo injusto! ¡Una injusticia!
¡Por eso me voy! ¡Me voy pal coño! _ Y uno de
los compañeros que lo conducía al encierro, le
decía, en forma sarcástica y sonriendo _
¡Sí!, tú te vas a ir, pero dentro de cuarenta
días _ Pero Ambrosio pensaba, lleno de ira _ ¡Eso es
lo que ustedes creen ! ¡Pero de que me voy ya!
¡Me voy ya! ¡Que se los aseguro yo!_ Y efectivamente,
en el momento en que le fueron a llevar la cena, en un leve
descuido que tuvo el guardián del calabozo, lo
golpeó, le quitó el armamento, las llaves y los
encerró a los dos, tanto al que le llevó la comida,
como al guardián; salió de los calabozos, y
sigilosamente se dirigió a la parte trasera del cuartel,
la cual daba a la montaña, saltó la pared y
emprendió la huida; pasó a despedirse a casa de
Alba, se cambió de ropa y reanudó la huida,
pensando que la forma más segura de escapar, era a pie y a
través de las montañas. Ambrosio tardó
muchos días en atravesarlas, saliendo a descubierto
solamente a conseguir agua y comida, en tres o cuatro
oportunidades; hasta llegar a la parcela de sus padres, a la cual
se acercó de noche ; y se puso a esperar
pacientemente, el momento en que su madre saliera hacia el
lavadero, a tapar la jaula de los loros con un trapo ; al
verla llegar , la llamó en voz baja, casi siseando, y
Doña Carmen, sin reconocerlo al momento, se asustó
mucho, pero al hacerlo, dio un gritico de alegría,
diciendo _¡Aay muchacho! ¡Dios te bendiga!
¡Quí hace jaquí ?  ¡Y e neses
tao ! ¿Qué ti cieron ? 
¿Qué te pasó?_ _¡Mamá
mamá !_ Le dice Ambrosio, sosegándola _
¡Cálmate por favor!, baja la voz que nos pueden
oír. Lo que pasó fue, que tuve un problema con otro
guardia de la nación y me querían arrestar y
escapé_ ¡Escapate ? ¿De
qué ?  ¿Pol
qué ? _Pregunta Doña Carmen, preocupada y
sin entender nada ; a lo que le dice Ambrosio _Bueno
mamá, que deserté ¡Soy un desertor !_
¡Ay mijo ! ¡Un deseltol !_
_¡Sí mamá, soy un desertor, y lo más
seguro es que me vengan a buscar aquí ¡Sí es
que no están vigilando la parcela ya !, sólo
vine para que lo supieras ; voy a estar en la montaña
el tiempo que sea necesario, mientras se calma el problema_
Interrumpiéndolo Doña Carmen, al preguntarle,
temerosa _¡Mira mijo! ¿Y cómo va jacé
pa pasala hi ? !, sin ropi sin comía_
_Usté no se preocupe, que yo me las sé arreglar_ Le
responde éste, tranquilizándola ¡Aunque
podemos hacer una cosa !, cada tres o cuatro días,
usté manda a alguien para la montaña con ropa y
comida, ¡Eso sí !, la persona que usté
encargue de la misión, debe de estar pendiente de no que
lo sigan, de todas maneras, él sólo debe internarse
en la montaña, que yo salgo a recibirlo ¡Y si no!,
es porque me he dado cuenta que lo siguen_ Y así estuvo
Ambrosio por más de tres meses escondido en el
inhóspito lugar, sirviéndole de mucho, el
entrenamiento que recibió en el ejército, para
sobrevivir allí. Al principio casi muere a manos de unos
guerrilleros, que creyeron que iba como espía, pero luego
se aclararon las cosas. También entabló amistad con
un hombre nombrado Andrés, el cual, defendiendo su propia
vida, había matado a dos hombres, padre e hijo; pero los
muertos eran de familia pudiente y relacionada con el gobierno,
razones por las cuales querían y podían matarlo sin
hacerle juicio ni nada ; este hombre ya llevaba en la
montaña más de seis meses, y al principio
también creyó que Ambrosio iba por él,
pensando igualmente en matarlo, para que no lo delatara; pero
gracias a la intervención de los mismos guerrilleros, que
le explicaron las razones del porqué éste se
encontraba allí ; desistió de ello, llegando
ambos a hacerse buenos amigos, ayudándose y
haciéndose compañía mutuamente; hasta que
Ambrosio estuvo seguro de que ya no lo buscaban, y
resolvió volver a su casa… Al regresar a ella, sus
padres lo recibieron con mucha alegría, y Don Emiliano,
entusiasmado y muy contento por el regreso de su hijo,
ordenó que mataran un maute y lo prepararan, y se pusieron
a fiestear por varios días, y Ambrosio, sintiéndose
muy feliz, volvió a recordar tiempos de cuando era
niño, y pensaba, que el amor de sus padres compensaba
todas las cosas malas de la vida. Por otro lado, Pablito, quien
no había cambiado en nada su aptitud para con Ambrosio
¡Al contrario !, había aumentado su
animadversión hacia éste ; aprovechaba la
celebración, para continuar sembrando cizaña en
contra de su hermano menor ¡Ayudado como siempre !,
por Ramón y Antonio. Y sobrinos, primos, vecinos,
amistades… Los oían, sorprendidos de las cosas que estos
les narraban ; como lo que les decía Pablito
_¡Hay que ve como son las cosa !, hay que poltase mal
pa que lo traten bie na uno, ese carajo ques comú
nengendru el demonio ¡Más malo que
Caín !, lo recibe nasina¡
¿Fíjence que ses tan malo !, qui una ve
jallén la cienda, agarrún perro que tenía y
lo metiú entri un sacu y lo tiró pun barranco
¿Y saben pol qué ?, polqués taba
jugando conel perru y el perro lo rajuñó.
Tambié nuna ve nos queriá matá co nun
machete, a mí, a Ramoni Antonio, na más polque le
dijimu a papi mamú na cosa mala qué labía
hecho ¡Y lúltima gracia quizu ahora !
¿Saben cuál fue ? que pol poco no matu a
cuatro gualdia je la nación compañeros dél y
sizo deseltol ¡Y miren la fiesta que li hacen pol la
gracia !, a uno que si ha jodío trabajando tu el
tiempu e nesta vaina, ni le paran bola, peru al vagu ese que nu a
hechun coño pu esta palcela, sino puro anda difrutandu e
la vidi gozandu na bola fuera dí aquí ; mira
como lo tratan, ¡Qué sa bél cuánto si
ha comíu ese maute que le matarón, ni cuánto
trabajo dio pa crialo.,_Y estas falsas historias, y muchas otras
mentiras y calumnias acerca de Ambrosio, se regaron ¡Y se
continuarían regando !, dentro de la descendencia de
la familia Ortiz-Aponte, gracias a una sola persona de mente
envidiosa, pervertida, mentirosa, malévola y
perversa ¡Pablito Ortiz ! ayudado por las mentes
débiles, asustadizas y manejables, de Ramón y
Antonio Ortiz; creándole así esa mala fama, de la
cual disfrutó toda su vida el Negrito Ambrosio Ortiz. No
habían pasado muchos días, luego del agasajo que le
hicieron sus padres, cuando Ambrosio sintió que sus
hermanos habían comenzado nuevamente a amargarle la vida,
por lo cual decidió marcharse otra vez a la Capital,
comunicándoselo así a sus padres, y Doña
Carmen, muy preocupada, le dice _ ¡Pero mijo !
¿No será muy peligroso? ¡Mira que
tuavía te pue nanda buscando ! ¡Y co nesi otro
problema qui acaba je tené!… ¡Lo del
cañaveral!_ _¿Aah sí!… ¡Pero no se
preocupe mamá!_ Le responde Ambrosio con seguridad _A lo
mejor sí, pero yo me sé cuidar, y en la Capital me
sé defender muy bien_ Y así, al día
siguiente de esta conversación con sus padres,
llegó de nuevo Ambrosio a la Capital, ciudad esta, que lo
vio terminar de crecer y hacerse hombre por completo, y una vez
allí, buscó a Omar, un joven que había sido
su compañero de armas en el ejército,
habiéndose convertido en buenos amigos ; este mismo
joven llegaría a convertirse en su compadre. Ambrosio le
pidió a Omar, que mediara con su familia, para ver si
ésta le daba alojamiento, mientras él se
establecía en algún sitio que lo satisfaciera. Ya,
habiendo logrado que su familia le concediera a Ambrosio vivir en
su casa, Omar, que prestaba sus servicios en la Policía
Bancaria del Distrito, le propone a su amigo lo siguiente
_¡Mira vale !, si tú quieres y estás
dispuesto, yo te consigo trabajo en el cuerpo policial donde yo
presto servicio_ _¡Claro vale !, claro que estoy
dispuesto, hazme ese favor, te lo agradecería mucho_ _Le
responde Ambrosio, emocionado y sin pensarlo mucho_ Así
empezaría a resolver mis problemas de una vez, y
sería una carga más liviana para ustedes_
_¡No hombre chico !_ Le dice Omar,
tranquilizándolo _Tú sabes que en esta casa te
estimamos y no vas hacer una carga_ Y sucedió, Omar le
consiguió el empleo. Este cuerpo policial, en el que
laboraba el par de amigos, se encargaba, además de la
vigilancia de los bancos; de prestar seguridad y custodia en
hospitales y demás dependencias del Distrito. Y Ambrosio,
fue destacado en el "Hospital Central de la Capítal", el
mismo, en donde un día, le salvaron la vida cuando
niño. En este centro asistencial, Ambrosio se hizo querer
y apreciar mucho, ya que aparte de cumplir a cabalidad con sus
funciones, era muy servicial y colaborador, tanto con los
trabajadores del Hospital, como con los pacientes, familiares y
visitantes que asistían a dicho centro
hospitalario… Por esta misma época, Don Emiliano
Ortiz, entabló conversaciones con una emisora de radio de
la Capital, la cual estaba interesada en que le arrendara la
parcela, para instalar una antena repetidora, ya que la
ubicación y la extensión del terreno, eran ideales
para lo que dicha emisora de radio necesitaba. El trato entre el
Don y la emisora de radio se llevó a cabo, sin que los
hijos ni Doña Carmen supieran, si en definitiva
había vendido o arrendado la parcela, porque el Don
seguía con su aptitud de no consultar, ni comunicarle sus
negocios a nadie. Lo cierto del caso fue, que el Don
recibió, lo que para esa época era una buena
cantidad de pesos, dinero con el cual compró una bella
casa tipo quinta, en una de las mejores urbanizaciones de la
ciudad de Caracuay, muy cerca de Turemo , y también
compró en el mismo Turemo, una buena bodega, con su
respectiva licencia de vinos y cervezas y otra parcela más
pequeña, en donde continuo criando el poco ganado porcino
y vacuno que poseía… Ambrosio se enteró de todo
esto, porque todas las semanas salía de la Capital, a
visitar a sus padres y a dejarles dinero, algo que jamás
dejaría de hacer; pero en ese tiempo no se interesó
ni profundizó mucho, en los hechos que habían
rodeado dichas negociaciones hechas por su padre… Cierto
día, al llegar a su comando a reportarse, Ambrosio
encontró una invitación a una fiesta, enviada por
su hermano Santiago ; para que asistiera al bautizo de su
primer hijo, y llegado el día, él asistió
gustoso a dicho evento, ¡Elegantemente vestido y
demás!, y encontrábase divirtiéndose mucho,
conversando y bailando de lo mejor ; cuando se le
ocurrió sacar a bailar, a la única muchacha con la
cual no lo había hecho ; sin darse cuenta, que la
razón de ello, era un novio demasiado celoso, que no le
permitía bailar con otro que no fuere él ; y
se le acercó, diciéndole _¡Buenas noches
bella dama !, será usté tan amable de
concederme esta pieza, para sentir el placer de bailar con tan
hermosa mujer_ La joven, no pudiendo resistirse ante tanta
educación y a semejante galanteo ; salió a
bailar con Ambrosio. El novio de la muchacha, que había
ido al baño y regresaba en esos momentos ;
buscó a su chica, en el lugar que la había dejado,
y al no encontrarla, dirigió la mirada hacia las parejas
que danzaban en medio de la sala, y al verla con Ambrosio se le
acercó rápidamente, y al llegar hasta ellos,
empujó a Ambrosio violentamente, mientras le decía
con furia _¡Quién te dio permiso para bailar con mi
novia ? ¡Tú eres un falte respeto !_
Ambrosio, reaccionando rabiosamente, más que todo por la
vergüenza que le había hecho pasar el muchacho ;
le dio una soberana cachetada, que restalló en toda la
casa, al mismo tiempo que le decía _¡Aquí el
único falta de respeto eres tú mocoso ! _ El
joven, que debido al golpe, había retrocedido varios
metros, tratando de recuperar el equilibrio; le decía a su
rival _¡Tú no sabes con quién te metiste
piazu e negro!_ Y haciéndole señas a los
demás muchachos que estaban allí, se
abalanzó sobre Ambrosio como una fiera ; siendo
imitado por los demás jóvenes, que no lo pensaron
mucho para hacerlo ; ya que el único que no era de
esos alrededores, era el hermano de Santiago, y el Negrito, no
teniendo otra salida, ya que eran demasiados para
él ; optó por tomar una silla con la rapidez
que le era característica, y comenzó a repartir
silletazos a diestra y siniestra, para defenderse, mientras
buscaba la puerta de salida, y al llegar a ella, soltó la
silla y emprendió una veloz carrera, "cual venado que ha
sido disparado" ; la turba de jóvenes enardecidos, lo
persiguió lanzándole piedras y botellas, pero no
lograron alcanzarlo, ni herirlo, debido a la velocidad que le
imprimió Ambrosio a la huida ; razón por la
cual, muy cansados por el esfuerzo, regresaron a la casa, a
reiniciar la fiesta que habían dejado a casi dos cuadras
atrás. Ambrosio, mientras tanto, al darse cuenta que
había cesado la persecución, se detuvo jadeante y
muy sudoroso, y recostándose de una pared, con las manos
en las rodillas, se puso a pensar._¡Que buena vaina me
echaron esos carajitos !, yo que pensaba amanecer en casa de
mi hermano, ahora estoy aquí, en medio de la calle
¡Y ni taxis pasan por esta porquería de
barrio ! ¡Bueno !, no me queda otro remedio que
caminar hasta el Centro, así doy tiempo a que amanezca
¡Y si es que encuentro la forma de salir de
aquí !_ _ Y pensativo, echó a andar, pero no
llevaba ni cinco minutos caminando, cuando una altisonante voz,
lo sacó de su ensimismamiento _¡AMBROSIO ORTIZ, DATE
PRESO!¡Saca tu pistola con cuidado, ponla en el suelo, y
con el pie aléjala de ti ! ¡Y no hagas
ningún movimiento sospechoso ! ¡Porque te
tenemos copado!_ Ambrosio, dándose cuenta
rápidamente de su situación, y viendo la desventaja
en que se encontraba, porque eran cuatro los hombres que lo
rodeaban, dos por cada flanco ; sin hacer ningún
movimiento que les diera motivo para disparar, hizo todo lo que
le dijo el que comandaba el grupo, y sabiendo que eran agentes
policiales los que lo detenían, pensaba
_¿Cómo es posible que estos sepan mi nombre ?
¡Y además de eso, que ando armado !
¡Qué raro !_ Y con esas dudas
martillándole la cabeza, fue trasladado a su comando, en
la Capital, en calidad de detenido. Al día siguiente, su
comandante le pedía explicaciones duramente _¡Por
qué un buena conducta como usté, está metido
en este problema ?, en este informe lo acusan de lesionar a
varios muchachos ¡Esplíqueme qué fue lo que
pasó ?_  _Mire mi comandante_ Comienza a decir
Ambrosio, con un tono seguro y sin amilanarse _Todo lo que hice
fue defenderme, porque sino amanezco muerto ¡O por lo
menos, herido de gravedá en algún hospital ! ,
porque esos muchachos…_ Y pasó a relatarle a su
superior, todo lo sucedido, con lujo detalles ; para
finalizar diciéndole _Fue la mejor forma que hallé
de defenderme ¡Porque se imagina usté !, que yo
como un loco hubiera sacado mi armamento para dispararlo
¡Así si es verdá que me complico la
vida ! _ A lo que le responde el comandante, muy complacido
_¡Eso ! ¡Y su buena conducta !, es lo que
lo salvan de que lo arreste por tres meses, quédese en su
cuadra por cinco días y después se reporta a su
guardia normal_ _Mire mi comandante_ Pregunta Ambrosio, muy
intrigado _Discúlpeme la pregunta ¡Pero!
¿Quién fue que me denunció
anoche ? ! _La verdá que aquí no dice el
nombre del denunciante_ Le responde el Comandante,
rascándose la barbilla _Pero tiene que ser alguien que lo
conoce ¡Por lo detallado de la denuncia digo !,
además de las características del sitio descritas
por usté. ¡Aah !, se me olvidaba decirle algo,
para el, o para los denunciantes y para los familiares de los
lesionados ; usté está preso por
averiguaciones, por no se sabe cuánto tiempo, y esa es la
información que va a salir de este comando ; puede
retirarse_ Ambrosio se despidió de su superior, y se
retiró al dormitorio, muy pensativo ; y con muchas
dudas en su mente se decía para sí _Pero si en ese
barrio nadie me conoce  ¡Sería mi
cuñada ? ¿O sería Santiago ?
¡Pero si ellos no estaban en ese momento en la sala, y no
vieron cómo sucedieron las cosas ! ¡Aunque es
posible que les hayan contado las cosas de otra forma !
¡Y eso !, unido a la famita que me han fabricado
¡Bueno pue !…_ Y Ambrosio jamás
despejariá esas dudas, que le molestaban en su mente en
ese momento… Después de haber cumplido con los cinco
días de arresto en su dormitorio y reincorporarse a su
servicio normal, Ambrosio recibió su guardia en el
 "Hospital Central de la Capital", y esa mañana, al
comenzar como de costumbre, su recorrido rutinario, notó
en una de las habitaciones, la presencia de una paciente, la
cual, a pesar de estar demacrada, a causa del mal que la
aquejaba, se veía hermosa ; era de blanca piel ;
con un largo, ondulado y negro pelo ; grandes y seductores
ojos, del mismo color del cabello ; notándosele un
pequeño hoyuelo en la barbilla y otros dos en las mejillas
al hablar y al sonreír ; además de un largo y
estilizado cuello ; por encima de las sábanas se
percibían las formas de un bello e insinuante cuerpo, de
buena estatura y seductoras ondulaciones. Ambrosio, quedó
impresionado con esa mujer de tan exuberante belleza, y desde ese
momento supo que se había enamorado. Se acercó un
poco más a ella, y dándole los buenos días,
entabló conversación, diciéndole
_¿Usté está recién ingresada al
Hospital verdá ?_ _Sí ¿Por
qué ?_ Le responde ella, sonriente, y él le
dice _¡Bueno ! es que yo estoy destacado en este
Hospital ¡En esta área precisamente !, y no la
había visto hasta ahora_ _Y yo tampoco a usté
¡Y ya llevo tres días aquí ! _ Le
responde ella, mientras pensaba socarronamente _Este negro
está buenote, y me gusta bastante, no se ve mala gente el
hombre_ En eso, Ambrosio la saca de sus pensamientos,
diciéndole _Bueno ¿Y se puede saber ?
¡Si no es mucha entrepitura digo ! ¿Por
qué una mujer tan hermosa como usté, se encuentra
hospitalizada aquí ?_ _Bueno _ le responde ella con
timidez, sonrojándose y con nerviosismo _Según los
exámenes que me hicieron, tengo una lesión grave en
el útero y me van a operar ¡Creo que pasado
mañana!, me dijeron que sino me opero rápido, puedo
morir  de eso_ _Ni Dios lo quiera que usté se me vaya
a morir !_ Replica Ambrosio, entre asustado y sorprendido
_Desde este momento me voy a ocupar personalmente de
usté ; me voy a preocupar por su persona y
haré que me le atiendan bien_ Y efectivamente, de
allí en adelante, él se esmeró en
atenciones, dedicando mucho de su tiempo a estar pendiente de
ella, preocupado por que no le faltara médicos,
enfermeras, buena comida y todo lo mejor del centro
asistencial ; cada día le traía manzanas,
peras, confites,.. La trataba como a una Reina. El día que
la llevaban al pabellón para practicarle la
intervención quirúrgica, Ambrosio se acercó
a la camilla en donde la trasladaban, y tomando una de sus manos
entre las de él, le dice amorosamente _Deseo con todo mi
corazón, mi alma y mi mente, que salga bien y recobre su
salú totalmente_ _Muchas gracias_ Le responde ella, muy
emocionada. ¡Y dándose cuenta en ese momento !,
que no sabía el nombre de él, ya que venían
tratándose y saludándose cariñosamente de
usted ; le dice extrañada _¡Parece
mentira !, pero tan bien que nos hemos llevado y ni siquiera
sé tu nombre, y tampoco te he dicho el mío_ _Bueno,
yo me llamo Ambrosio Ortiz_ Le contesta él, con jactancia
_ ¡Y aunque tú no me has dicho el tuyo, sé
que te llamas Martha Cubillán_ Y ella, haciendo un gesto
de sorpresa, le pregunta _¡Caramba¡ ¿Y
cómo lo supiste ? _¡Bueno !_ Dice
Ambrosio, socarronamente _Cuando a uno le interesa una persona,
uno se las arregla para conocer todo lo que pueda sobre ella, y a
mí no se me hizo difícil averiguar algunas cosas
sobre ti ; preguntándole a mis amigas las enfermeras_
_¡Ay !, tú sí tienes cosas_ Le dice
Martha, sonriente y sintiéndose cada vez más
atraída por Ambrosio. Y a sí llegaron a la entrada
de los quirófanos, y él volvió a desearle lo
mejor a ella, mientras le daba un beso en la mejilla. Durante
casi cuatro horas que duró la intervención
quirúrgica practicada a Martha, Ambrosio estuvo
paseándose nervioso, por los pasillos que circundaban los
pabellones del Hospital, acercándose a la puerta que daba
acceso a los mismos, cada cinco o diez minutos, para averiguar y
enterarse cómo estaba saliendo la operación
¡Y hasta que no la vio salir y le informaron que todo
había salido bien !, no se tranquilizó de un
todo. Martha estuvo recuperándose muy bien luego de la
operación, y permaneció convaleciente en el
Hospital once días más después de
ésta ; ¡Días en los cuales !, las
atenciones de Ambrosio para con ella, no decayeron en
ningún momento ; y para el día que la dieron
de alta, ya los dos se habían comprometido, habiendo
acordado vivir juntos. Ese día, Ambrosio la
acompañó hasta su casa, ¡A ella y a su
hermana Luisa !, que también la había estado
atendiendo ; éstas estaban residenciadas en uno de
los barrios de la zona oeste de la Capital. Al llegar
allí, los recibieron varios niños, dos varones y
dos hembras, que al verlos llegar, se abalanzaron sobre Martha,
diciendo _¡Mami, mami ! _ _¿Ya llegaste
mamí ? ¡Bendición !_ Y mientras
Martha, abrazaba y besaba a sus hijos y les echaba la
bendición ; Ambrosio pensaba, sorprendido y lleno de
dudas _¡Cónchale !, cuando ella me hablaba de
sus niñitos, yo pensaba en dos y bien pequeños,
pero no tantos así, ¿Qué más me
ocultará ?, porque_ En eso, Martha lo saca de sus
pensamientos, diciéndole con alegría _¡Mira
Ambri !, conoce a mis niñitos ¿Ya te
había hablado de ellos verdá ? , mira,
este es Hugo, el mayor, tiene siete años, esta es Mirian,
que va a cumplir seis, este es Juancito, tiene cuatro años
y esta es Marthica que tiene dos añitos y medio_ Ambrosio,
ya recuperado de la impresión que le causaron los cuatro
niños saltando y gritando alrededor de su madre, le
respondió, con tranquildad _Están muy lindos tus
hijos y bien cuidados, que Dios los guarde_ Y Martha,
dirigiéndose a sus hijos cariñosamente, les dice _
Miren mis niñitos lindos, este señor se va a venir
a vivir con nosotros aquí, tienen que tratarlo bien y
respetarlo como que si él fuera su papá_ Hugo, el
hijo mayor, en su inocencia, pensó _¡Nojose !,
otro papá nuevo ; ya van tre_ Ya que según su
cuenta, Ambrosio era el tercero que conocía en su corta
existencia, pero en realidad era el número cinco, porque
cada uno de ellos había sido engendrado por diferentes
hombres ¡Esto es lo que se podría llamar gajes del
oficio !, puesto que Martha era meretriz ¡Una hermosa
y seductora meretriz por cierto !, de lo que sí
podía estar seguro Hugo, era de que no iba a tener
más hermanos, porque su madre quedó estéril,
debido a la histerectomía con su respectiva
corpovaginoplastia a que fue sometida, Ambrosio, luego de haber
estado compartiendo por un buen rato con Luisa, con Martha y con
los hijos de ésta, decidió marcharse
¡ Por cierto !, que para ese momento, ya le
había tomado bastante cariño a los
muchachitos ; y dijo, mientras se levantaba del asiento en
donde había permanecido _Bueno, ya es hora de que me vaya,
es muy tarde_ Y Martha, le pregunta dudosa _¡Y
cuándo te vas a venir a vivir con nosotros
definitivamente ? _ A lo que Ambrosio,
quedándose pensativo por un momento, mientras se frotaba
un brazo, le responde _Tengo que arreglar varios asuntos
pendientes, pero yo creo que en menos de quince días estoy
viviendo aquí con ustedes, Chao mi amor_ Le dice a Martha,
dándole un beso en la boca, y después de darle un
beso a cada uno de los niños y despedirse de Luisa,
salió a la calle para marcharse, y Martha,
diciéndole adios con las manos y lanzándole besos
al aire, le decía _¡Chao mi amor !
¡Cuídate ! ¡Que te vaya bien !
_Martha cerró la puerta, e inmediatamente agarró a
Luisa por un brazo y se la llevó para la cocina, para que
así, los niños no oyeran lo que le iba a decir, y
al llegar allí, dando muestras de ansiedad y angustia, le
dice _¡Mira manita !, tú tienes que ayudarme en
esto !, ya es definitivo que Ambri se viene a vivir conmigo,
y él no debe ¡No tiene porque enterarse de mi
vida !, de lo que soy ¡Porque al fin he encontrado un
hombre de verdá verdá !, siento que lo quiero
y lo necesito_ A lo que le pregunta Luisa, extrañada
_¿Y cómo lo aseguras así de un
todo ?  ¡Todavía no has estado con
él !_ _¡Ay chica !_ Dice Martha,
jactaciosamente _Si lo sé yo, que conozco de hombres
¡Ese es un palo de hombre ! ¡Que te lo digo
yo !_ _Y sí es así_ Le dice Luisa con
preocupación _Y dices que lo quieres y lo necesitas
¿Por qué no empiezas una nueva vida con
él ?, por mi parte nunca va a saber de tu vida
¡Ahora !, lo que no se sabe es, si los vecinos te van
a guardar el secreto_ _¡Ay manita !_ Replica Martha
despectivamente _De los vecinos ni me preocupo, yo conozco a la
gente, y no van a decir nada ¡Fíjate tú por
ejemplo !, yo nunca he sabido que a los hombres a quienes
sus mujeres le montan cuernos, los vecinos le digan nada, el
cornudo es el único que no sabe nada ¡Y tú
sabes que es así !, y mi caso es más o menos
lo mismo, mientras no entablen amistá con él, nadie
le va a decir nada, y después, que lo conozcan tampoco le
dirán nada, por miedo a meterse en problemas ¡Por
eso es a ti manita !, que te pido que me ayudes_
¡ Está bien mana !_ Le responde Luisa,
resignada _Te voy a ayudar en todo lo que pueda ¡Pero
insisto mija !, cambia de vida, por el bien de esa
relación que quieres empezar ¡Y acuérdate de
Abel !, ese siempre se aparece por ahí de vez en
cuando_ Martha, dubitativa, le responde _¡Cónchale,
mana !, la verdá que quiero cambiar de vida ¡Te
lo juro !, porque siento que esta relación entre
Ambri y yo va a ser duradera ¡Y voy a hacer el
intento ! ¡De verdá !, pero tú
sabes que así es como he mantenido esta casa por
años, y a mis hijos los he mantenido y criado con el
dinero que me gano así ¡Además !,
siempre he estado acostumbrada a ganar y a tener mi propio dinero
¡Y uno no puede cambiar así !, de la noche a la
mañana, es muy difícil, y mientras tanto hay que
seguir viviendo, por eso cuento con tu ayuda ¡Y Abel !
¡Bueno ! Abel es mi hermano ¡Y él no me
va a echar la partida para atrás !, en lo que se
aparezca por ahí lo pongo en los palitos y ya_
Después de este día, Ambrosio volvió a
visitar la casa de Martha en dos oportunidades más, y en
la tercera ocasión, se trajo todas sus cosas para quedarse
a vivir definitivamente en ella. Y así comenzó
Ambrosio una vida de familia, que para él era muy hermosa,
ya que además de estar muy enamorado de su mujer, amaba
también a los niños como si fuesen sus hijos, y
éstos también se encariñaron con él,
hasta el punto, que le pedían la bendición y lo
llamaban papá, ¡Sin imaginarse en lo más
mínimo !, la inmensa mentira en que estaba sumergido,
mentira que Martha supo mantener muy bien por muchos años,
valiéndose de su malicia natural de mujer y de muchas
otras artimañas aprendidas en su alegre vida. Por
más de nueve años, mantuvo Martha engañado a
Ambrosio, años en los cuales, él recibió
cuidados y mimos en abundancia ; ella se esmeraba por
atenderlo muy bien todos los días. Al él regresar
de su trabajo, su mujer lo ayudaba a bañarse, le lavaba el
pelo, le cortaba las uñas, le afeitaba la barba, le daba
masajes, lo secaba después del baño, procuraba que
anduviese bien arreglado ; sumándose a esto la forma
melosa en que le hablaba, con la cual lo sedaba,
diciéndole cosas como: "¿Qué quiere comer
hoy mi papito lindo ? _ ¿Mi cosita linda quiere
un masajito ? _¡Mi vida ! ¿Cómo te
fue hoy en el trabajo ? ¿Está cansadito mi
Negrito precioso ! ¡Tú eres la razón de
mi vida !"… ¡Y en la cama ni se diga !,
era toda una experta en el arte de hacer el amor ; siempre
tenía una forma distinta de excitar a Ambrosio y
complacerlo ; complaciéndose ella a la vez realizando
el acto sexual ; él por su parte creía, que
había encontrado el paraíso, y que el mal sino que
él creía tener se le había alejado ¡Ni
siquiera !, por su poca experiencia con las mujeres
claro ; se le ocurrió pensar y preguntarse
¿Qué de dónde su mujer adquirió
tantos conocimientos y experiencia respecto al sexo ?
¡Y Martha !, si quizo cambiar de vida en algún
momento, no dio muestras de ello ; ya que seguía
consiguiendo dinero, de la misma forma en que lo había
venido haciendo por años ¡Y no lo dejaría de
hacer así !, puesto que a ella nunca le
importó el tipo de trabajo que tuviera Ambrosio ;
siempre se las arreglaba para hacérsela, y fue debido a
esta experiencia vivida, que Ambrosio se le metió en la
cabeza, que toda mujer que se esmera y exagera en cuidos y mimos
para con su marido, es porque lo está engañando o
ocultándole algo grave y delicado¡Y esta idea
jamás se le apartaría de la mente ! ;
¡Una sola vez estuvo Martha a punto de ser descubierta por
Ambrosio y fue un domingo, en que él tenía que
montar guardia en el Hospital, y ella citó a uno de sus
clientes para ese día ; pero resultó ser, que
Ambrosio cambió la guardia con un amigo de él, ya
que quería darle una sorpresa a su mujer y a sus hijos, de
llevarlos a ver un circo muy famoso, que había venido a la
ciudad el día anterior ; y llegado el momento, y
viendo que Ambrosio no se levantaba, habiendo pasado la hora, en
que él, tenía por costumbre hacerlo, ella le dice
_¡Papito ! Papito bello ¿No vas a ir a
trabajar ? ¡ Recuerda que tienes guardia hoy y se
te va a hacer tarde !_ _No te preocupes mi amorcito_ Le
responde Ambrosio con tranquilidad, mientras se desperezaba
_Tengo algo muy importante que hacer hoy, y cambié la
guardia con un compañero_ A Martha, por poco y se le para
el corazón del susto, y sin poder decir nada, sino tan
solo un ¡Aaah !, de asentimiento, comenzó a
maquinar en su mente, lo que iba a hacer y a decir, para cuando
apareciere el cliente, el cual le había adelantado la
mitad del dinero y venía a buscarla a las ocho de la
mañana para pasar el día con ella ; al
principio estaba nerviosa, pero luego se controló. Cuando
tocaron a la puerta, Ambrosio y Martha se encontraban leyendo el
periódico en el recibidor, y ella, al oír los
toques, se levantó rápidamente, y abriendo la
puerta, dice, a la vez que hace un guiño con el ojo
derecho _¡Aay señor !, lamentablemente el
producto que usté encargó no está disponible
en este momento, aquí está el dinero que
usté dio, de todas maneras yo le aviso, hasta luego
¡Y disculpe !_ Y cerrando la puerta, fue y se
sentó nuevamente al lado de Ambrosio ¡Muy
tranquila !, sin dar muestras de que estuviera ocurriendo
algo fuera de lo normal ¡Y éste !, sin
sospechar nada, pero extrañado, le pregunta
_¿Quién es ese ?, ¿Qué es eso
del producto ? _Bueno papi_ Le responde ella, sin inmutarse
_Tú sabes que Luisa está vendiendo productos de
belleza, y yo a veces le ayudo a vender, y ese señor me
había pagado la mitá de un perfume que me
encargó, pero Luisa me avisó que estaba agotado y
tuve que devolverle sus riales_ Y mientras le decía esto a
Ambrosio, pensaba para sus adentros _Tengo que hablar con Luisa
urgentemente para ponerla al tanto, no vaya a meter la pata si
Ambrosio le pregunta algo, de ahora en adelante tengo que tener
más cuidado…Por estos días, fue derrocado el
gobierno dictatorial que imperaba en ese país, y durante
el plan de urgencia implantado por los nuevos gobernantes, se
formaban tumultos de personas, de los cuales algunos se dedicaban
a matar policías, y Ambrosio se salvó de puro
milagro, cuando se topó con uno de éstos, ya que
estando a punto de lincharlo, él los entretuvo,
gritándoles que él era solamente un vigilante
bancario, y que no tenía nada que ver con los atropellos
de la policía del Distrito, y diciéndoles esto,
echó a correr, y era muy difícil que lo atraparan
de nuevo, pero sin embargo recibió una pedrada en la
cabeza, que por poco le hace perder el equilibrio ; y
llegó a su casa sangrando, hecho este, que causó
una gran conmoción en la misma. Estos sucesos, hicieron
que Ambrosio abandonara la Capital por un tiempo, ya que
temía le sucediera de nuevo, y no sabía como
podrían reaccionar sus vecinos en cualquier momento ;
y se fue a la ciudad de Caracuay, a la casa de sus padres.
Estando allí, se enteró a las pocas semanas, que
estaban reestructurando el cuerpo policial del estado Urauca, y
solicitaban jóvenes con experiencia para hacerlos
oficiales ; y sin pensarlo dos veces, se dirigió al
Cuartel General de Policía, para informarse del
procedimiento a seguir. Se sometió a todos los
exámenes: psicotécnico, de conocimientos generales
y al médico, quedando entre los primeros en orden de
méritos, y a la semana, después de superar el
examen físico, fue aceptado y entró en funciones.
No llevaba muchos días en su cargo como oficial, cuando se
enteró de que el comandante de la policía del
estado Urauca en ese momento, era amigo y compadre del que
había salido por el derrocamiento de la dictadura, siendo
este último el que ejercía el poder en realidad,
hecho este, que no le gustó mucho a Ambrosio, y lo
motivó a urdir un plan secreto, junto con los otros
oficiales, para sacar del puesto al que fungía de
comandante, y quedarse él como tal. Al poco tiempo,
esgrimiento argumentos muy convincentes ; como el de que no
era posible que un esbirro de la dictadura siguiera en el poder,
y que había que cambiar las cosas de verdad verdad ;
consiguió poner de su lado, en menos de tres meses, a casi
todos los oficiales y a la gran mayoría de los agentes de
rango. Todo estaba listo para tomar el control del Cuartel
General de la Policía del estado Urauca. Pero dos noches
antes de llevar a cabo la acción ; uno de los
oficiales comprometido en el movimiento clandestino, estaba
libando licor en uno de los bares cercanos al cuartel de
policía, y entre copa y copa, habló más de
la cuenta, y encontrábase en el sitio un agente raso,
confidente del comandante ; el cual se marchó
enseguida a comunicarle a su jefe, todo lo que había
oído en el bar en cuestión ; y esa misma noche
arrestaron a la mayoría de los cabecillas. Ambrosio, se
encontraba en la casa de su hermana Ernestina en ese momento, y
allí le fue a avisar Eliodoro, mediante súplica de
Doña Carmen ; para que no se acercara a su casa,
porque lo estaban esperando en la misma para hacerlo preso. Y al
día siguiente, a primeras horas de la madrugada,
partió Ambrosio hacia la Capital nuevamente, y para suerte
de Martha, el bus tuvo un percarce, y llegó después
de las siete de la mañana a su casa, puesto que si
Ambrosio hubiese llegado a la hora prevista, la hubiera
encontrado infraganti, descubriéndole así
¡Quién sabe con qué consecuencias!, su gran
mentira. Ésta lo recibió, con el mismo amor y
entusiasmo de siempre, esmerándose en atenciones, y
diciéndole lo feliz que se sentía por tenerlo de
nuevo en casa ; enseguida levantó a los muchachos,
que se encontraban durmiendo, y éstos saltaban de
alegría, lo abrazaban, lo besaban, le pedían la
bendición y lo acosaban con preguntas de toda
índole, a excepción de Mirian, quien no se
encontraba en la casa, hecho este, que le extrañó
mucho a Ambrosio, y al preguntarle a Martha que en dónde
se encontraba, ésta le contestó, que la
había mandado a vivir a casa de su hermano Abel. Momentos
después, ya calmado el ambiente, luego del recibimiento de
Ambrosio, éste le pregunta a su mujer,
cariñosamente _Mira mi amor ¿Y cómo
están las cosas aquí ?_ Contestándole
ella, melosamente _¡Ay papi !, por aquí todo
está calmado ¡Un poco tenso, sí !,
porque la gente no se acostumbra todavía , tú
sabes, esta es la Capital… ¡Y a ti?
¡Qué te pasó que te viniste?, porque hasta
hace poco que estuve allá, todo estaba bien_ Bueno chica,
como tú sabes, yo era oficial de la policía
¡Y ya estaba entre los jefes pues !_ Le contesta
Ambrosio, como decepcionado ; y haciendo un gesto con la
mano, continúa diciendo _Y estuve así de
cerca !, de convertirme en el comandante general de la
policía del estado Urauca ¡Pero bueno !
¡Qué se va hacer! ¡Y aquí estoy!, sin
trabajo otra vez_ _¡Ay papi !_ Dice Martha,
entusiasmada _Hablando de trabajo, me dijeron que en la
Asociación General del Carro están metiendo obreros
¡Y en esas compañías del norte y que pagan
muy bien ! ¡Me han dicho a mí no
sé ! Por qué no te llegas hasta allá_
_Si es así como tú dices_ Le responde Ambrosio
dudoso _ Mañana mismo me voy acercar por allá, a
ver cómo es la cosa, yo nunca he trabajado en
compañías, pero no puede ser más arrecho que
jalar machete en el sol de seis a seis, o que cargar una lata de
kerosén de veinte litros en el lomo todo el día,
subiendo y bajando edificios _¡Bueno !, mañana
se verá_ Dice Martha, intranquila _Pero cuéntame
¿Cómo fue eso de que ibas a ser comandante ?_
_¡Bueno !, lo que pasó fue que… Para
conseguir trabajo en la empresa mencionada por Martha, Ambrosio
tuvo que estar casi tres meses, en la puerta de la misma,
llevando el sol parejo y aguantando el hambre hereje, hasta que
por fin logró entrar a trabajar, y lo ubicaron, por
casualidad ; en el mismo departamento en que laboraba
Simón, un vecino de él, que en muchas oportunidades
se lo había encontrado en el barrio, sin llegar a entablar
conversación con éste ; pero bastó que
se convirtieran en compañeros de trabajo, para que naciera
una bella amistad entre ellos. Por otro lado, y desde el primer
momento ; a los jefes de Ambrosio les impresionó la
forma de trabajar de éste y su capacidad de aprendizaje,
porque a pesar de que el tipo de trabajo, era considerado por sus
superiores, fuerte y pesado, él, en ningún momento,
daba muestras de cansancio, y su rendimiento era sobresaliente
sobre otros trabajadores más antiguos, y eso lo
haría merecedor de buenos aumentos de salario, como
incentivo a su labor. Y no dejaba de comentar con orgullo,
siempre que se le presentaba la oportunidad; la prueba que tuvo
que pasar para que lo engancharan en la empresa: "Yo para poder
entrar a trabajar aquí, tuve que pasar trabajo hereje,
parado todo el día en la reja ¡Y para completar!, un
día antes de entrar, se me paró al frente, en su
carro, el gringo Mister Smit, el gerente de personal; y me
preguntó "Yo necesitar abrir hueco en casa, para letrina
¿Usté poder?", y enseguida le dije que sí
¡Un día me eché! , abriéndole el hueco
para el pozo séptico"…

*

Continuaba la vida, "los años llovían
sobre ella, llenándola de pasado ; pasado" que Don
Emiliano Ortiz y Doña Carmen Aponte de Ortiz, recordaban
melancólicamente, trayendo a su memoria, los tiempos en
que vivían rodeados por sus hijos y la forma en que
éstos fueron abandonando el seno familiar paulatinamente,
hasta que quedaron solos, en esa inmensa casa de Caracuay, en la
cual eran visitados religiosamente y cada quince días, por
Santiago y Ambrosio ¡Que curiosamente !, siendo los
que vivían más lejos de allí, eran los que
más contacto tenían con sus padres y los que
más les ayudaban, tanto económicamente, como
haciéndole mantenimiento y reparaciones a la casa ;
además de entretenerlos, conversando con ellos y
haciéndolos felices con su presencia ; el resto de
los hijos, sólo los visitaban de cuando en vez, y las
pocas veces que lo hacían! A excepción de
Eliodoro !, era para mortificarle la vida al par de viejos,
haciéndoles reproches o reclamos injustos, e
insultándolos y gritándoles inconscientemente, sin
mostrarles ningún tipo de consideración ni respeto.
Una vez mas que otra, alguno de los hijos de los Ortiz Aponte,
hacía reuniones para festejar cualquier acontecimiento, ya
fuese en su propia casa o en casa de los viejos, y este solo
hecho, era regocijante para éstos y los alegraba sobre
manera, porque eran ocasiones en que veían a la familia
reunida ¡Si no a toda !, por lo menos a gran parte de
ella ; departiendo entre sí. ¡Pero los
días que esperaban con más ansias los ancianos
Ortiz Aponte !, eran los de las fiestas decembrinas, ya que
era la época del año, en que podían
disfrutar de la presencia de todos sus hijos, nietos, bisnietos,
amistades…. ¡Estas reuniones familiares ! Fueren por
la causa que fueren !, seguían siendo utilizadas por
Pablito, Ramón y Antonio, para regar y abonar la
cizaña, ya sembrada por ellos en contra de su hermano
Ambrosio, haciendo que la mala fama que ellos le habían
fabricado a éste, creciera y creciera cada día
más, dentro del seno de la familia y dentro del
círculo de amistades ; ¡Y llegó a crecer
de tal manera !, que de los integrantes de las generaciones
siguientes, no había ninguno que le tuviera cariño
¡Y hasta le tenían miedo !, ya que para ellos,
Ambrosio era una especie de monstruo, al cual era peligroso
acercarse para abrazarlo, saludarlo o jugar con él
¡Sin embargo !, habían algunos, que a duras
penas y tomando sus precauciones, se le acercaban y le
pedían la bendición, como lo eran los hijos de
Santiago ¡Y eso, por la educación que les
habían dado éste y su esposa
María ! !Todo esto hacía !,que la
sola presencia de Ambrosio en alguna de estas reuniones, creara
un ambiente de tensión en las mismas, y esto era
aprovechado, por los que conociendo el carácter de
él, y sabiendo de antemano que nadie le prestaría
apoyo; para provocarlo de una forma u otra, y cuando él
reaccionaba, le caían varios encima a golpearlo !Y
hasta algunos de sus sobrinos !, aprovechaban para darle.
¡Por cierto !, que el que casi siempre comenzaba con
las provocaciones, era su hermano Ramón, y de allí,
que cuando dentro de alguna de las familias descendientes,
habían algunos hermanos que discutían o peleaban
mucho, salía a relucir la expresión :
"¡Miren ! ¡Ahí están Ramón
y Ambrosio!." En estas cayapas siempre intervenían,
arriesgándose a que le dieran un mal golpe ; Don
Emiliano y Doña Carmen, y ésta suplicaba así
_¡Po re lamol de Dio !, si nos quiere nun poco, si le
tiene nun pocu e respetues tos viejo, no lo sigan golpiando pol
favol !No ven que ya ni se mueve !_ Y todo esto
convertía la alegría de los viejos, en amarga
tristeza ; ya que seguía repitiéndose, la
relación familiar atípica entre Ambrosio y sus
hermanos y demás familiares ; que siempre los
llevaban a pensar así _ !Dios mío !
¡Será que nos vamo ja morí, y siempre va se
lo mismo co nel Negrito? , con razón no quería
nacé, y Ma Porfiria tuvo que sacalu a juro_ Y cuando
Ambrosio, recuperándose de la golpiza, se veía en
los brazos de su madre, que lo mojaba con sus lágrimas, y
bajo la mirada triste de su padre, que mecía la cabeza de
un lado a otro ;  contemplaba en su mente,
repitiéndose cual película, aquella bella escena
debajo del Gran Samán de la hacienda ; y recordaba
una por una, las cosas que pensó cual juramento, en aquel
lejano día, !Día en el cual !, estuvo a
punto de cometer una horrible locura… En la Capital, y
acercándose la época decembrina, Martha le dice a
Ambrosio, melosamente _Mira papi, hay que comprar con tiempo los
estrenos, acuérdate que a medida que se acerca diciembre,
se van poniendo más caras las cosas, y quiero que vayamos
bien bonitos para las fiestas de fin de año en Caracuay,
tú sabes que esas cuñadas tuyas son muy criticonas
y hablan muchas tonterías ¡Y tus hermanas !
¡Ni se diga!. Quiero que nos vean muy elegantes y bellos
ese día, para que se las carcoma la envidia
¡Tú las conoces!_ A lo que responde Ambrosio,
cariñosamente _Bueno mami, según nos informaron, la
compañía nos va a pagar las utilidades la semana
que viene, el miércoles o el jueves, y ese mismo
día en la noche te puedes ir si quieres_ El le
decía esto, porque todos los años, por esa
época, con el dinero que le daba Ambrosio, Martha viajaba
al extranjero a comprar los estrenos, regalos ¡Y a otras
cosas también !, y se tardaba hasta diez días
en estos menesteres. En esta oportunidad, se tardó once
días en el otro país, divirtiéndose de lo
lindo, ¡Como siempre!, y regresó cargada de ropa y
obsequios para todos, incluyendo a sus hermanos Luisa y Abel, y
también a Mirian, que ya llevaba varios años
viviendo con su tío. Ambrosio, después de la
conmoción de la llegada de su mujer, le pregunta
extrañado ¡Y estos otros regalos para quién
son ?_ A lo que ella le responde, con desdén _Aah,
esos son los de tus cuñadas y las mías, como me
alcanzó el dinero, aproveché para
comprárselos de una vez_ _¡Y estos ?_ Vuelve a
preguntar Ambrosio, a lo que ella responde , muy emocionada
_¡Ay, estos son para mi niña bella ! ¡Le
compre todo de una vez !, para que cuando Abel me la traiga
a pasarse los días de vacaciones con nosotros, no tengo
que estar dando carreras ¡Tú sabes !_ Y esa
noche, para completarle la emoción y la alegría a
Ambrosio, de tener de nuevo a su mujercita en casa ;
ésta le brindó los placeres del acto sexual, como
sólo ella sabía hacerlo, haciéndole ver con
susurros, gemidos y caricias de todo tipo, que él ¡Y
sólo él !, era su macho, su hombre, su
amor…

*

Y llegaron las fiestas decembrinas de ese año, y
allá en la casa de Don Emiliano y Doña Carmen,
reinaba la alegría. La segunda tanda de doscientas
unidades del plato navideño, que preparaban para la
época, ya abarrotaban la nevera, y desde hacía ya
cuatro días, antes de la noche buena de año nuevo;
se estaban reuniendo los familiares y amistades, que
venían desde distintos puntos del país : Y el
treinta y uno de diciembre, como a las siete de la noche, ya
estaban todos reunidos en la casa de Caracuay ; tanto los
hijos, como los nietos, los bisnietos, las amistades….
¡Todos ! ¡Todos los que recibían el
año !, con los ancianos Ortiz Aponte, se encontraban
allí reunidos ¡A excepción de
Ambrosio !, que extrañamente, no había llegado
aún, puesto que normalmente, para esa fecha, ya él
tenía dos o tres días de haber llegado; y entre los
sobrinos de él, los más pequeños, se
venía corriendo un rumor ; rumor que se fue
convirtiendo en alegre villancico, a medida que avanzaba la
noche ; acompañado de palmaditas, producidas por sus
inocentes manitas –"El mostro ya no viene, el mostro no
llegó."" El mostro ya no viene Satanás se lo
llevó." "El mostro ya no viene, el mostro no
llegó". El mostro ya no viene que feliz me siento yo"_ Y
así seguían cantando muy contentos, por creer que
esa noche no verían a Ambrosio, el supuesto monstruo.
Pablito, que los veía pasar para allá y para
acá, entonando el alegre canto, se sonreía feliz
por su obra, ya que esa forma de pensar y actuar de sus sobrinos,
en contra de su tío Ambrosio, era el producto de muchos
años de ardua labor. Entre los nietos de Don Emiliano y
Doña Carmen, que coreaban el cántico en
cuestión, se encontraba Santiago Ortiz, el hijo mayor de
Santiago Ortiz, y que algunos de sus tíos llamaban
Santiaguito, pero que su abuela bautizó como Sant, y
éste era el de mayor edad, entre el grupo mencionado
¡ Y fue precisamente él !, que al salir a
la calle del frente, reconoció a su tío Ambrosio,
que venía como a una cuadra de distancia, junto a otras
personas, ¡Y lo reconoció !, porque Ambrosio
podía dejar olvidada cualquier cosa menos su
guitarra !, instrumento éste, que él
había aprendido a tocar durante en su estadía en el
ejército ¡Y lo tocaba muy bien por cierto !,
habiendo llegado a tomarle un afecto poco común a dicho
instrumento. Sant, al reconocerlo, se quedó paralizado por
un momento, para luego devolverse y echar a correr hacia la casa
de sus abuelos, mientras gritaba asustado, señalando hacia
esa dirección_ ¡AHÍ VIENE ! AHÍ
VIENE !_ Los demás muchachos, al ver hacia el sitio
que Sant señalaba, y viendo a quién era que se
refería éste, lo imitaron también, para
entrar en tropel en la casa, gritando como asustados, y los
demás familiares y amigos, al enterarse de quién
era el que llegaba, también pensaban con temor, que se
había acabado la tranquilidad, habiéndose comenzado
a sentir la tensión acostumbrada. Faltando como una hora
para que se escuchara la detonación que marcaba el inicio
del nuevo año, a Sant le dan ganas de orinar, y al
encontrarse con que el baño de la casa estaba ocupado, se
dirigió a la parte más oscura del patio trasero de
la misma, a hacer su necesidad, y estando allí, vio tres
sombras que se aproximaban hablando, hacia el palo de mango en
donde él se encontraba ; deteniéndose
éstas muy cerca de él, a orinar también, y
sin imaginarse siquiera que había alguien cerca,
continuaban hablando, y Pablito decía en un tono
autoritario _Esta noche lo vamo jagarrá despué del
feliz año, tú te va jen calgué provocalo
¡Tú verás cómo te la jarreglas pa que
si arreche !, y cuando nosotros veamo ques ta bie narrecho y
te vaya caén cima, nosotro nos metemo pa jodelo bien
jodío_ Sant, que del miedo que sentía, temblaba
detrás del palo de mango, no lo fueren a descubrir y le
dijeran a su abuelo, que él le estaba orinando su mata
más preciada, ya que eso le respresentaría una
buena cueriza ; oyó toda la conversación de
Pablito, Ramón y Antonio, pero en su mente de muchacho
¡Ni siquiera se imaginaba, de qué, ni de
quién estaban hablando sus tíos !, el
sólo quería y estaba impaciente por salir del sitio
sin que lo descubrieran, y así librarse de una pela
¡O por lo menos de un buen regaño ! ; y
continuar jugando con los demás niños. Por fin se
retiraron los conspiradores, y Sant, pudo salir a reunirse con
sus primos y hermanos, y en el trayecto, se encontró con
tres de sus tías políticas : las mujeres de
Ramón, Antonio y Ambrosio, las cuales venían
cuchicheando entre ellas, a meterse en una de las
habitaciones ; y la que llevaba la voz cantante era Martha,
la cual decía, muy emocionada, mientras habría la
puerta _Les voy a contar algo que hice en el viaje !
¡Fue de espanto y brinco ! _ Esta frase, "de espanto y
brinco", le causó mucha impresión a Sant, y como en
el momento que la decía, Martha hacía la
mención de abrir su cartera, lo primero que se
imaginó en su mente inocente, fue un pequeño
espanto, que salía de la cartera dando grandes
brincos ; pero muchos años después, él
sacaría sus propias conclusiones, respecto a esta
reunión que llevaron a cabo sus tías
políticas, encerradas en esa habitación, ya que
estas tres mujeres tuvieron en común ; !Aparte
de pasársela brujeando ! , de espiritista en
espiritista, de hechicero en hechicero, siendo siempre embaucadas
y robadas por éstos ; el haber mantenido
engañados y habérsela jugado por muchos años
a sus respectivos maridos…

Fue como a las dos de la mañana del nuevo
año, que a Sant se le aclaró todo, ya que
encontrábase embelesado, oyendo a su tío Ambrosio
cantando y tocando la guitarra, y pensando con mucha ternura
_Así no se ve tan malo mi tío Ambrosio, hasta
parece bueno y cariñoso_ ¡Cuando de repente !,
sin son ni ton, su tío Ramón interrumpe sus
pensamientos, diciendo en alta voz y burlonamente
_¡Tú ere jun peorro cantandu y tocando la
quitarra ! Préstale la quitarra mi compa !_ A lo
que le dice Ambrosio, con calmada voz _Esta guitarra la toco yo
solamente, y al que no le guste como yo la toco ¡Que se
vaya pal carajo !_ Y pensaba Ambrosio, con inquietud _Ya
empezaron a buscarme, pero por mis viejos, voy a hacer lo posible
para no hacerles caso._ Pero Ramón insistía en
provocarlo, diciéndole con torpeza, a causa del licor
ingerido _¡Dale la quitarra mi compa !, que tú
no toca jun coño_ Y Sant pensaba, muy asustado _¡Ay
Dios mío !, que mi tío Ramón no
siga ! ya se va poné bravo mi tío !
¡Tío, dale la quitarral  compadre mi
tío ! ¡Tío, no sigas buscando pleito!
¡Dios mío, qui alguien se lo lleve !_, Y estos
pensamientos, eran casi los mismos del resto de las personas que
oían y veían la provocación de Ramón.
La tensión reinante en el lugar era impresionante, y
éste insistía _El compa te puen señá
lo quel sabe ¡Dale la quitarra  él!_ El
compadre de Ramón, que también estaba nervioso por
lo que ocurría, le dice con cierta alteración
_¡Y bueno compadre! ¡Cuál es su insistencia en
que él me dé la guitarra a mí ?
¡Y no estoy de acuerdo con usté! Ambrosio toca bien
¡A mí particularmente me gusta como lo hace !,
¡Quédese quieto ! ¡Y deje que Ambrosio
toque tranquilo !_ Con esta actitud de David, Ambrosio se
sintió bien, y además muy agradecido, y
pensó, al igual que el resto de las personas presentes,
que con estas palabras, Ramón se iba a quedar
tranquilo ; pero estaban muy alejados de la realidad, ya que
Ramón, que se encontraba muy cerca de Ambrosio ; le
arrebató la guitarra de una forma brusca e inesperada, y
sin dar tiempo a nada, la estrelló contra la pared,
haciéndola pedazos, mientras gritaba con odio _¡SI
NO LA TOCA MI COMPAI NO LA TOCA NAIDEN !_ Ambrosio
sintió que se le rompía algo por dentro ¡No
tanto por el valor material del instrumento !, sino por la
guitarra en sí, ya que era y representaba, algo muy
especial para él ¡Y la amaba ! sí, la
amaba como se ama a una mujer ; con el cuerpo, con el
corazón y con la mente ; ¡Y la reacción
no se hizo esperar!! Fue inmediata !, le propinó un
golpe a Ramón, que lo hizo retroceder hacia la pared, pero
no pudo seguir golpeándolo, como deseaba hacerlo, puesto
que Pablito y Antonio, que estaban muy atentos a lo que
sucedía, esperando el momento oportuno para intervenir,
según el plan pre_concebido ; entraron en escena,
echándosele encima a Ambrosio. ¡Y comenzaron a
hacerse más consecutivos, los gritos de las mujeres y los
de los niños !, los cuales se estaban dejando
oír, desde el mismo momento en que Ramón
tomó la guitarra y la destruyó. Sant, que muy
asustado, había salido corriendo de la sala, en el momento
en que comenzó todo ; con lágrimas en los
ojos, observaba lo que estaba ocurriendo, desde el otro lado de
la reja que separaba la sala del jardín ; y mientras
veía lo que estaba sucediendo en el interior de la
casa ; pensaba, ¡Pensaba mucho !, y
comenzó a relacionar los hechos, con la
conversación oída por casualidad horas
atrás, en el patio de la vivienda ; pero a la vez que
se le aclaraban cosas, éstas se le enredaban con otras que
él creía ya explicadas ; formándosele
así, en su pequeña cabecita, una complicada madeja
de pensamientos; madeja que él iría
desenmarañando con el transcurrir de los años;
¡Pero fue esa noche precisamente !, la que
marcó el principio, del cambio de actitud de Sant para con
su tío Ambrosio ; ya que se dio cuenta que los otros,
en vez de tomar acciones en contra de su tío Ramón,
quien fue el provocador y el que le acabó la guitarra a su
tío Ambrosio ; estaban cayapeando era a este
último. ¡Ambrosio, sin embargo !, se
defendía como fiera herida, y repartía
puñetazos y patadas a diestra y a siniestra, y en un
momento de la pelea, Sant vio con toda claridad, como su primo
Gregorio, el cual practicaba físico culturismo; se le
acercó por la espalda a su tío Ambrosio, y lo
sujetó con una fuerte llave de lucha,
denominada "Doblenelson" ; para que los otros lo
golpearan a mansalva ¡Y hasta que no sintió que
éste se le desvanecía en los brazos !, no lo
soltó; ya en el suelo, sus hermanos y sobrinos le daban de
patadas ¡ Hasta que intervinieron Eliodoro y Santiago,
a quitárselo !, mediante las súplicas de sus
padres, ya que los otros no oían los implorantes ruegos de
éstos ; ellos agarraron a Ambrosio, y lo trasladaron
a una de las habitaciones, y una vez allí, su madre,
acariciándolo, decía sollozante _¡Hasta
cuándo Dios mío ?  ¡Hasta
cuándo?_ En ese momento, levantó la mirada, y
viendo a Martha, le dice con firmeza _Po na calentá gua
con sal, que le vamo ja sacá los golpe ! ¡Y
tráemi algodoni alcol pa limpiale la jerida !
¡Aay mi pobre Negrito ! ¡Hasta cuándo
sufre ?_ Y mientras Ambrosio se quejaba adolorido, por la
golpiza recibida, los demás seguían
divirtiéndose como si nada hubiese ocurrido, y los autores
de los hechos, disfrutaban, muy satisfechos de la acción
que habían llevado a cabo. Así comenzó ese
nuevo año en la vida de Ambrosio Ortiz, un año que
le deparaba muchas sorpresas y cambios en su vida ¡Cambios
serios y cruciales!.

*

Meses después de estos sucesos, Ambrosio y
Simón, que recién terminaban su jornada de trabajo,
y venían saliendo de la empresa, conversaban
amigablemente, y Simón le decía a Ambrosio _ _Mire
compa, yo mejor me voy de una vez para el clu ¡O nos vamos
juntos de una vez los dos ?_ _¡No no !_ Le
responde Ambrosio, sobresaltado _Yo voy para la casa primero, me
baño, me cambio y como ¡Ah !, y aprovecho de
dejarle los reales a ésta. Espérame allá en
el clu, yo voy como a las dos_ Está bien compa_ Dice
Simón, resignándose _Nos vemos allá entonces
¡Te espero!_ Ambrosio siguió para su casa, y
Simón de desvió en dirección al club, sitio
en el cual se reunía con su amigo, casi todos los fines de
semana, para departir, jugar bolas, dominó… Esto lo
habían venido haciendo él y Ambrosio, desde el
momento en que se hicieron amigos en la Asociación General
del Carro ; de una forma casi religiosa ¡Y eran varios
años ya!. Mientras se dirigía hacia el sitio,
Simón pensaba con disgusto _¡Cuándo
coño será que Ambrosio va a abrir los ojos y se va
a dar cuenta de la clase de mujer que tiene? , esa
desgraciada le monta cuernos con todo el que se le atraviesa, y
él cree que tiene en su casa una gran señora
¡Y yo!, soy un mal amigo por no sacarlo del engaño,
siempre me vengo diciendo ¡Esta semana sí se lo
digo ! , pero como un cobarde, la lengua se me tranca del
miedo y no le digo nada. Y así, pensando en estas cosas y
en otras, Simón llegó al club, y comenzó a
ingerir cerveza. Como a las tres de las tarde, Ambrosio se
presentó en el lugar, pidió una cerveza, y
buscó a Simón y comenzó a jugar, haciendo
pareja con él. No llevaba ni dos horas en el sitio, cuando
viendo el reloj, le dice a su compañero _Voy a jugar esta
última partida y me voy para la casa_ Simón,
poniéndose muy serio, y con la lengua medio enredada por
la cantidad de cervezas ingeridas, le dice con disgusto
_¡No joda chico ! ¡Tú siempre con el
mismo pujo ! ¡Mira ! ¡No son ni las cinco
de la tarde y ya te quieres ir pal coño ! ¡Es
rara la vez que te quedas hasta tarde divirtiéndote y
compartiendo con uno !_ _Tienes razón_ Le responde
Ambrosio, muy incómodo _Discúlpame vale, pero es
que Martha me pidió que llegara temprano, que vamos a
salir a cenar fuera_ A lo que Simón reacciona
violentamente, diciendo en alta voz ¡MARTHA MARTHA
MARTHA ! ¡Esa mujer del coño me saca de
quicio ! ¡Y tú ! ¡Tú como un
manso corderito ! ¡Inocente de todo !
¡Sinceramente Ambrosio ! ¡A veces me da tanta
arrechera contigo, que me provoca caerte a coñazo !
¡Porque no sé si eres o te haces ! ¡No
sé si sabes y te haces el que no sabes ! ¡O
sí de verdá no sabes nada¡_ Ambrosio, muy
sorprendido por la actitud de Simón, y bastante
extrañado por la retahíla de cosas que éste
le decía, y las cuales no terminaba de entender ;
picado por la curiosidad y poniéndose muy serio, le habla
golpeado, diciéndole _¡Mira Simón !
¡Qué coño es lo que tú estás
diciendo con esa lengua toa mocha ? ¡Y mi mujer
qué tiene que ver ? _¡Bueno eso !
_¡Eso qué !_ Vuelve a insistir Ambrosio, con
impaciencia, Simón, tomándose de un solo trago la
cerveza que tenía en la mano, como para cobrar
ánimos ; Le dice despectivamente _Sencillo Ambrosio,
muy sencillo_ Simón respira hondo y prosigue hablando _No
me gusta ¡Nunca me gustó ! Y después que
nos hicimos amigos, menos !, que tu mujer te haya venido
engañando de una manera tan miserable ¡Tan
ruín !_ Ambrosio, aún más sorprendido
con estas palabras y aún más alterado, le pregunta
_¡CÓMO ES LA VAINA ?  ¡Ahorita mismo
me vas a esplicar! ¡Qué es lo que tú me
estás queriendo decir con todo esto ?_  _Bueno
compa_ Le responde Simón , esta vez algo nervioso _Eso
mismo, que tú has venido haciendo el papel de
cabrón desde que te metiste a vivir con esa mujer_
Ambrosio, reaccionando con violencia, ante las palabras de su
amigo, lo toma de la camisa con ambas manos, y
sacudiéndolo con furia, le dice _¡RESPETA
SIMÓN ! ¡ME ESTÁS INSULTANDO!
¡RESPÉTAME! ¡Mira que por menos de eso han
matado un hombre !_ ¡Si porque te respeto es que te lo
digo !_ Le dice Simón, muy asustado _Nosotros en el
barrio conocemos a Martha desde siempre, y al principio yo
creí, como lo creían los demás, que
tú sabías en dónde te estabas metiendo, y
que simplemente eras otro de los chulos de ella ; pero al ir
pasando el tiempo y empezar a tratarnos y nacer esta amistad
entre nosotros, empecé a darme cuenta de que estabas
engañado, ¡Aunque te digo ! Muchas veces tuve
mis dudas respecto a si estabas engañado o no, porque
creía que tú sabías lo que pasaba y te
hacías el que no sabías nada _¡Mira
Simón !_ Dice Ambrosio, muy desconcertado, mientra
soltaba a su amigo_ _¡Yo voy a averiguar muy bien todo esto
que tú estás diciendo ! ¡Porque es muy
grave oíste! ¡Y muy malo para mí !
¡Y si llego a descubrir que todo esto es un invento tuyo
contra mi mujer! ¡Es mejor que te desaparezcas!
¡Porque puedo llegar hasta matarte oíste!
¡Hasta matarte !_ _¡Averigua !Ambrosio _Le
dice Simón, un poco más tranquilo _¡Averigua!
Y prepárate muy bien para lo que te viene !, porque
las cosas que vas a descubrir no vas a poder creerlas ¡Y
mucho menos !, que hayan estado pasando por tantos
años sin que tú lo supieras ; ¡Sin que
lo sospecharas siquiera!_ Ambrosio, después de este serio
altercado con su mejor amigo; con mucha astucia, comenzó a
indagar sobre lo dicho por éste. Muchas veces dijo, que
iba a alguna parte o que tenía que trabajar sobretiempo en
la empresa; para poder así, quedarse merodeando en el
vecindario viendo, averiguando y cerciorándose ¡Muy
a su pesar!, que lo dicho por Simón era cierto. Ambrosio
comenzó a descubrir muchas cosas, y a medida que iba
descubriendo la pudredumbre, en que había estado viviendo
desde hacía tanto tiempo, sentía ganas de matar
¡En más de una ocasión quiso hacerlo!, y
había estado a punto de llevarlo a cabo, pero
inteligentemente recapacitada a tiempo, pensando en que
iría a la cárcel, a desperdiciar el resto de su
vida ¡Y por alguien tan poca cosa ! , Pero sin
embargo, obsesionadamente, pensaba _Tengo que esperar, tengo que
buscar la manera de vengarme sin complicarme la vida
¡ Tiene que haber una forma de hacerlo !, porque
no puede ser que esta mujer, después de estar
haciéndome tanto daño, no lo vaya a pagar_
¡Por cierto !, esto que había descubierto
Ambrosio, marcaría para siempre a éste,
creándole un gran resquemor en contra de las mujeres, lo
que lo llevaría a no creer ni confiar en ellas y a huirle
al matrimonio. ¡Por fin, un día !, la forma de
vengarse, se le presentó personificada en Mirian, la hija
mayor de Martha. Resultó ser que en esos días y de
manera repentina, Abel se apareció con la muchacha, para
que ésta se residenciara de nuevo en casa de su
madre ; la excusa que le dio a su hermana fue, que a Mirian
la habían comenzado a rondar los muchachos y hombres
también, y que él no se quería
responsabilizar por lo que pudiera suceder. A la efeba, no
hacía mucho que le habían celebrado sus quince
años de edad, con bombos y platillos; y ciertamente, no le
había perdido pinta a su madre ; esbelto y
curvilíneo cuerpo, prominente busto, exuberante belleza
¡Muy hermosa la joven ! ¡Lo cierto fue!, que
Mirian no perdía oportunidad para insinuársele a
Ambrosio, y aprovechaba cualquier momento en que estuviesen
solos, o que no estuvieran viéndola, para acariciarlo,
sentársele en las piernas y darle besitos. Cierto
día, que Martha salió a hacer algunas compras;
Ambrosio vio el modo, y aprovechó el momento para consumar
su venganza, ya que estando sentado, viendo la televisión,
Mirian se acercó a él, se le sentó en las
piernas y comenzó a acariciarlo y a besarlo; éste,
habiéndosele despertado su apetito sexual, se
levantó con ella en los brazos, y cargándola cual
bebé, se la llevó a su habitación. Una vez
allí, usando varias de las habilidades aprendidas de
Martha, la gozó y la hizo gozar ; haciéndole
el amor de una manera tan inimaginable para ella, que ésta
sintió que moría de placer en varias ocasiones
¡Y la niña no se quedó atrás en el
acto tampoco !, habiéndose sentido Ambrosio, muy
complacido también. Después de haber disfrutado a
plenitud del acto sexual, y de haber quedados exhaustos;
Ambrosio, muy serio y algo molesto, le pregunta a Mirian _
¡Quién fue el primero que hizo esto contigo? 
¡Dímelo ? _ Insiste Ambrosio, duramente,
ya que la niña, hacía tiempo que había
dejado de ser virgen _¡Y quiero que me respondas con la
verdá !, porque esta no es la primera vez que has
hecho esto_ La niña , muy nerviosa, no se atrevía a
responderle, pero ante la insistencia de éste,
accedió a hacerlo, y comenzó diciendo _Bueno, el
que me enseñó fue mi tío Abel,
teníamos tiempo haciéndolo_ Y Ambrosio, muy
extrañado, le pregunta _¡Y no saliste
preñá ?  ¡Qué raro!_
Respondiéndole la niña, tímidamente _Bueno,
mi tío Abel antes de metérmela siempre se
ponía una bolsita, y cuando yo le preguntaba qué
para qué era eso ?, él me decía que era
para no empreñarme, ¡Pero así sin bolsita es
más rico !_ Dijo Mirian, muy entusiasmada ;
volviéndosele a encimar a Ambrosio ;
haciéndolo dos veces más ese día. Pasaban
los días, y Martha no sospechaba en lo más
mínimo, que entre su marido y su hija, existía
también una relación de marido y mujer, mucho
más activa si se quiere, que la de ella con Ambrosio, ya
que éstos no desperdiciaban cualquier oportunidad, para
tener relaciones sexuales. En una de estas oportunidades,
Ambrosio le dijo a Mirian _Sabes que quiero tener un hijo
contigo, ya que tu mamá no me lo puede dar, quiero que
seas tú la que me dés mi primer hijo, ¡Pero
eso sí!, si sales preñá o ya estás
preñá; no le vayas a decir nunca a ella que yo soy
el papá, ¡Tú verás cómo te las
arreglas !, pero Martha no debe saber quién es el
padre del niño ¡Recuerda que yo le puedo echar el
cuento de Abel y tú ! _ A Mirian, que le gustaba
tanto, que Ambrosio le hiciera el amor ; accedió a la
petición de éste, de no decirle jamás a su
madre, en el caso de que llegara a salir en estado ;
quién era el progenitor de la criatura ; hecho que
efectivamente sucedió. Transcurrió el tiempo, y
Martha, sospechando del embarazo de su hija, por lo gorda y
barrigona que estaba, le hizo confesar su estado, pero por nada
del mundo, ni por más amenazas que recibió de su
madre ; confesó el nombre del papá ; y
Martha, toda llorosa, le decía a Ambrosio
_¡Fíjate Ambri !, snif, mi hija, mi niña
querida, snif, ¡Tantos planes ! ¡Tantas
ilusiones, que me hice con ella desde que nació !,
snif ¡Y mírala !, snif corriendo la misma
suerte que yo, sinf_; ¡Bueno mujer ! _ Le dice
Ambrosio, sintiéndose gozoso en su interior y bastante
satisfecho, por lo bien que le estaban saliendo las cosas _Por
eso no te preocupes, porque yo puedo presentar a ese muchacho
como hijo mío_ _¡De verdá papito lindo? 
_Le pregunta Martha, muy contenta y con los ojos llenos de
felicidad _ ¡Tú te atreverías a hacer eso por
mi niña?_ _ ¡Claro que me atrevo!_ Le responde
él con seguridad y con una sonrisa en los labios _En el
mismo momento en que nazca el niño, vamos y lo presentamos
como hijo mío y le doy mi apellido. ¡Eso sí!,
el nombre lo escojo y se lo pongo yo_ ¡Como tú digas
papi! _Le dice Martha, muy feliz y llena de gozo, sin sospechar
siquiera, que estaba recibiendo de lo mismo que ella le
había dado a Ambrosio durante tantos
años…

¡Y así sucedió !, en lo que
Mirian dio a luz y se recuperó del parto, se dirigieron a
las oficinas del prefecto y presentaron a la criatura como :
Méry Cleofe Ortiz Cubillán, una hermosa niña
piel canela, con un abundante, liso y negro pelo, y unos grandes
y hermosos ojos color castaño claro. En esos mismos
días, Ambrosio introdujo el pre_aviso en la empresa,
arregló todos sus asuntos en la capital ; y cuando ya
la niña contaba con tres meses de nacida, acomodó
sus peculios, tomó a la criatura y se trasladó a
Caracuay, no sin antes haberle dejado a Martha, una extensa
carta, en la cual le explicaba todas las cosas muy bien ;
desde el hecho, de que hacía meses que le había
descubierto todo su engaño ; de cómo lo
había planeado todo y de la forma que lo había
hecho, para que ella no pudiera actuar. Esto hizo, que Martha se
sintiera cohibida de tomar acciones, ya que legalmente, todo
favorecía a Ambrosio, además de que contaba con el
apoyo de Mirian, que no quería asumir su papel de madre
responsabilizándose de la niña ¡Todo
esto ! aparte de que Mirian confirmó lo dicha por
Ambrosio, acerca de Abel en la carta ; hizo que todo lo
planeado por éste, le saliera bien, ya que había
sabido hacer las cosas…

*

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