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Estrategia interventiva para reducir incidencia de enfermedad infecciosa intestinal



  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Materiales y
    métodos
  4. Resultados
  5. Discusión
  6. Conclusiones
  7. Referencias
    bibliográficas
  8. Anexos

Institución: Policlínico
Universitario Manuel González Díaz, Bahía
Honda, Provincia Artemisa, República de Cuba.

Resumen

La enfermedad infecciosa intestinal (EII) constituye un
problema importante de salud afectando sobre todo a preescolares,
vinculándose directamente a la desnutrición. Se
realizó un estudio Cuasi Experimental, de
intervención
desde enero del 2010 a enero del 2011,
con el objetivo de medir el impacto sobre las EII de una
estrategia de intervención comunitaria dirigida a
modificar patrones alimentarios en preescolares delgados y
desnutridos. El universo estuvo constituido por 243 preescolares
que se ubican por debajo del décimo percentilo del peso
para la talla, de Bahía Honda. El grupo estudio estuvo
conformado por 53 niños y el grupo control por 106
niños con similares características, la muestra fue
seleccionada por muestreo aleatorio simple probabilístico.
Ambos grupos fueron evaluados y seguidos de manera integral en
consulta. Para el grupo estudio se hicieron recomendaciones
basadas en la modificación de los patrones alimentarios e
higiénicos sanitarios con vistas a lograr un control
efectivo de las EII. Los resultados fueron volcados en una base
de datos de Microsoft Excel 2007. Se utilizó el test de
Chi Cuadrado con un intervalo de confianza del 95 %. A los doce
meses de la intervención, el 22,64 % del grupo de estudio
y el 49,06 % de los controles habían presentado al menos
un episodio de EII, con diferencias significativas (p=0,001). Con
la aplicación de la intervención comunitaria, la
incidencia de EII se redujo en más de la mitad en
preescolares ubicados por debajo del décimo percentilo del
peso para la talla.

Introducción

La enfermedad infecciosa intestinal (EII) constituye un
problema importante de salud pública en el mundo. Afectan
a todos los grupos de edad, sin embargo, los más
vulnerables son los menores de cinco años,
estadísticas de Venezuela señalan que en el
año 2003, el 80 % de los niños que murieron por EII
recibieron por lo menos una atención médica y
más del 61% de las defunciones ocurrieron en el hogar. En
el 2003 se registraron 617.509 casos de EII en niños
menores de un año y 982.111 en el grupo de 1 a 4
años. De acuerdo con estudios efectuados por la
Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las
Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), en la Región de
las Américas, más de una de cada tres muertes de
niños de esta edad son ocasionadas por estas enfermedades,
fundamentalmente infecciosas y trastornos nutricionales (1,
2).

Numerosos son los factores asociados a un mayor riesgo
de enfermar e incluso de morir por enfermedades diarreicas
agudas, entre ellos vale citar la higiene personal deficiente, la
desnutrición proteico energética, la ausencia o
prácticas inapropiadas de lactancia materna, el peso bajo
al nacimiento, esquema de vacunación incompleto, falta de
capacitación de la madre para la higiene familiar, madres
adolescentes, contaminación fecal del agua y de alimentos,
deficiencia de vitamina A, uso inadecuado de antibióticos,
mala técnica alimentaría, intolerancia a
disacáridos, alergia a las proteínas de la leche y
otros padecimientos (3).

Alrededor de 12 millones de niños menores de
cinco años mueren por enfermedades susceptibles de
prevención, sobre todo en países subdesarrollados,
de ellas 6,6 millones (55%) fallecen por causas relacionadas
directa o indirectamente con la desnutrición. Del total de
defunciones en menores de cinco años, 2,2 millones (19%)
se deben a enfermedades infecciosas intestinales, principalmente
por deshidratación y de ellas, alrededor de 600000 tienen
asociado algún grado de desnutrición (4, 5,
6)

La OMS define un caso de diarrea como la
eliminación de 3 ó más evacuaciones
intestinales líquidas o blandas en un período de 24
horas. Sin embargo las madres pueden usar varias denominaciones
para describir lo que consideran diarreas, en dependencia de si
las evacuaciones son blandas, semilíquidas,
líquidas, sanguinolentas ó con moco, ó si el
niño vomita Se considera como un mecanismo de defensa del
organismo frente a la agresión de agentes externos.
Incluye todos los procesos mórbidos -cualesquiera que sea
su origen- que presenta entre sus principales síntomas a
la diarrea y que puede acompañarse de trastornos
hidroelectrolíticos y del equilibrio ácido-base (6,
7).

Bahía Honda tiene una población preescolar
de 2317 niños, de ellos 243 se ubican por debajo del
décimo percentilo del peso para la talla, con una
prevalencia del 10.4 por cada 100 habitantes. Durante el
año 2010 se diagnosticaron 88 nuevos casos, para una tasa
de incidencia de 3.7 por cada 100 habitantes. El presente trabajo
es una de las salidas del Proyecto Territorial titulado:
"Factores Medioambientales y desnutrición
proteicoenergética en preescolares. Estrategia de
intervención comunitaria", donde nos proponemos Medir el
impacto sobre las Enfermedades Infecciosas Intestinales de una
estrategia de intervención comunitaria dirigida a
modificar patrones alimentarios en preescolares delgados y
desnutridos.

Materiales y
métodos

Se realizó un estudio Cuasi Experimental, de
intervención
con el objetivo de Medir el impacto
sobre las Enfermedades Infecciosas Intestinales (EII) de una
estrategia de intervención comunitaria dirigida a
modificar patrones alimentarios en preescolares delgados y
desnutridos. El universo de trabajo estuvo constituido por los
243 niños que se ubican por debajo del décimo
percentilo del peso para la talla (desnutridos y delgados) entre
1 y 4 años, del Municipio Bahía Honda desde enero
del 2010 a enero del 2011. El grupo estudio estuvo conformado por
53 niños (22 % del universo de trabajo acorde a la
experiencia de estudios previos) y el grupo control lo
conformaron 106 niños con similares características
(2 niños por cada unidad del grupo estudio), la muestra
fue seleccionada por muestreo aleatorio simple (MAS)
probabilístico utilizando el Programa Para Análisis
Epidemiológico de Datos Tabulados (Epidat 3.1).

Los dos grupos fueron evaluados de manera integral en
una consulta creada al efecto donde se les llenó una
planilla que recogió los siguientes aspectos: datos
generales del paciente, así como la evaluación de
un grupo de factores ambientales entre los que se encuentran: los
educacionales, socioculturales, alimentarios, económicos,
médico sanitarios, infecciosos e
higiénico-comunitarios. Se realizó una
evaluación del estado de nutrición y un examen
clínico completo. Para los niños del grupo estudio
se hicieron recomendaciones basadas fundamentalmente en la
modificación de los factores ambientales susceptibles de
ser modificados, con vistas a logar un control efectivo de las
infecciones. Esto incluyó además de la consulta
individual, reuniones grupales con los padres o tutores de los
niños donde se les instruyó en: el manejo
nutricional adecuado a los mismos utilizando los recursos
disponibles en la comunidad, la detección precoz de signos
de alarma de Enfermedades Infecciosas Intestinales (EII) y la
puesta en práctica de medidas higiénico-sanitarias
en el hogar con vista a la prevención y el control de las
EII, con una técnica educativa sencilla, practica y de
fácil comprensión.

Método estadístico: Los
resultados fueron volcados en una base de datos de Microsoft
Excel 2007, para su posterior análisis. Para determinar el
nivel de significación estadística se
utilizó el test de Chi Cuadrado utilizando el Programa
Para Análisis Epidemiológico de Datos Tabulados
(Epidat 3.1), con un intervalo de confianza del 95 %.

Aspectos éticos: Se solicitó el
consentimiento informado de los padres de los niños de
forma explícita. Se les informó debidamente sobre
qué, por qué y para qué se haría el
estudio y se les planteó total libertad para decidir su
participación.

Estrategia de intervención: Las madres
de los niños del grupo de estudio fueron fraccionadas en
pequeños conjuntos de 10 a 11 integrantes para el trabajo
individualizado. Se les impartió un taller sobre
Nutrición del Preescolar, con ocho horas clases, donde se
abordaron los siguientes tópicos: características
físicas del crecimiento del preescolar (Tema 1);
recomendaciones nutrimentales del preescolar (Tema 2), conducta
alimentaria del preescolar haciendo énfasis en los
horarios y comidas en familia, las técnicas de
alimentación y la introducción de nuevos alimentos
(Tema 3) y medidas de control higiénico sanitarias para la
manipulación de alimentos y prevención de las EII,
así como la detección precoz de los signos de
alarma en las mismas. Se intercambió con las madres sobre
la base de los alimentos disponibles en el mercado de la
comunidad y que fueran de fácil adquisición por la
familia, forma de combinarlos, se evacuaron dudas y se
aplicó un examen al finalizar el taller el cual fue
aprobado por la totalidad de los participantes. Se entregó
a cada madre un folleto con la guía de alimentación
del preescolar y consejos prácticos para abordar dicha
actividad, en lenguaje sencillo y de fácil
comprensión. En la actividad de consulta se hicieron
recomendaciones basadas en la modificación de los patrones
alimentarios presentes en la familia, particularizando con cada
caso del estudio. Posteriormente, los niños fueron
seguidos con periodicidad trimestral valorando el comportamiento
de la morbilidad infecciosa por enfermedades diarreicas
agudas.

El grupo control fue seguido con la misma frecuencia por
el médico y enfermera de la familia en cada uno de los
consultorios correspondientes sin conocimiento por los mismos de
que los niños constituían controles de la
investigación. Se evaluó la evolución de las
mismas variables dependientes por parte del equipo de
investigación, obteniéndose los datos a
través de la historia clínica del niño
durante la actividad de interconsulta programada a dichos
consultorios.

Resultados

La tabla 1 evalúa el comportamiento de
la morbilidad por Enfermedad Infecciosa Intestinal (EII) en
preescolares expuestos a la intervención comunitaria
observándose que en la consulta inicial que el 49,06 % de
los niños del grupo de estudio y el 54,72% de los
controles habían enfermado por EII en los 3 meses previos
a la intervención, sin diferencias significativas
(p=0,653).

Tabla 1. Comportamiento de la morbilidad
por Enfermedad Infecciosa Intestinal en preescolares expuestos a
la intervención comunitaria en la consulta inicial.
Policlínico Universitario "Manuel Gonsález
Díaz", enero 2010 – enero 2011.

Fuente: Planilla de
recogida de datos, Historia Clínica Individual

A los tres meses de iniciada la intervención
(tabla 2) el porcentaje de niños con EII del
grupo de estudio se había reducido a 37,74 %, mientras que
los controles habían presentado un ligero ascenso a 56,6%,
con diferencias estadísticamente significativas
(p=0,025).

Tabla 2. Comportamiento de la morbilidad
por Enfermedad Infecciosa Intestinal en preescolares expuestos a
la intervención comunitaria en la consulta de los 3 meses.
Policlínico Universitario "Manuel Gonsález
Díaz", enero 2010 – enero 2011.

Fuente: Planilla de
recogida de datos, Historia Clínica Individual

A los seis meses (tabla 3) el 32,08% de los
niños del grupo de estudio habían presentado
algún episodio de EII con deferencias significativas
respecto a los controles, los cuales reportaban un 57,55% (p=
0,033).

Tabla 3. Comportamiento de la morbilidad
por Enfermedad Infecciosa Intestinal en preescolares expuestos a
la intervención comunitaria en la consulta de los 6 meses.
Policlínico Universitario "Manuel Gonsález
Díaz", enero 2010 – enero 2011.

Fuente: Planilla de
recogida de datos, Historia Clínica Individual

A los nueve meses (tabla 4) los episodios de
EII se reducen al 26,42 % para el grupo de estudio, a diferencia
del 53,77 % de los controles, siendo significativa la diferencia
(p= 0,001).

Tabla 4. Comportamiento de la morbilidad
por Enfermedad Infecciosa Intestinal en preescolares expuestos a
la intervención comunitaria en la consulta de los 9 meses.
Policlínico Universitario "Manuel Gonsález
Díaz", enero 2010 – enero 2011.

Fuente: Planilla de
recogida de datos, Historia Clínica Individual

A doce meses (tabla 5) de la
intervención, el 22,64 % de los niños del grupo de
estudio y el 49,06 % de los controles habían presentado al
menos un episodio de Enfermedad Infecciosa Intestinal (EII), con
diferencias significativas desde el punto de vista
estadístico (p=0,001).

Tabla 5. Comportamiento de la morbilidad
por Enfermedad Infecciosa Intestinal en preescolares expuestos a
la intervención comunitaria en la consulta de los 12
meses. Policlínico Universitario "Manuel Gonsález
Díaz", enero 2010 – enero 2011.

Fuente: Planilla de
recogida de datos, Historia Clínica Individual

Discusión

Es conocida la relación entre infección y
desnutrición. Según Castellanos, la
desnutrición es la mayor causa de inmunodeficiencia
después del SIDA (8). Se ha demostrado que en el suero de
los individuos desnutridos existen inhibidores de las respuestas
inmunológicas que aumentan la tendencia a las infecciones
disminuyendo la respuesta de hipersensibilidad retardada, la
producción de interferón por los linfocitos, la
transformación linfoblástica frente a la
fitohemaglutinina y la respuesta a antígenos
timodependientes y de los macrófagos. Las deficiencias de
vitaminas por su parte, disminuyen la respuesta inmune celular,
la capacidad fagocítica de los polimorfonucleares, afecta
las células B del bazo y a la IgA secretora.
También la malnutrición por defecto se asocia a la
deficiencia crónica leve de zinc que, como plantean
Torres y Bahr, puede manifestarse por alteraciones de la
función inmune y por un descenso de la velocidad o de la
calidad del crecimiento en los niños y adolescentes
(9).

Fuentes y colaboradores, al analizar la
incidencia de las enfermedades diarreicas agudas y su
asociación con el estado nutricional encuentran, que la
desnutrición proteico-energética aumenta 23 veces
la probabilidad de presentar esta enfermedad (10).

Existen varios factores del hospedero, asociados a la
mayor incidencia, duración y gravedad de la diarrea,
citándose entre otros a la desnutrición y a las
inmunodeficiencias o inmunosupresión. Mucho se ha
comentado sobre el círculo infección –
desnutrición – infección. Las infecciones
repetidas causan desnutrición, la desnutrición se
acompaña de inmunodeficiencia, lo que hace a estos
niños susceptibles de adquirir con mayor frecuencia
infecciones entre las que sobresalen las IRA y las Enfermedades
Infecciosas Intestinales (EII).

Fuentes y colaboradores en su trabajo sobre
enfermedades diarreicas agudas en menores de cinco años,
al analizar la incidencia de las EII y su asociación con
el estado nutricional observaron un Odds Ratio de 23.4000, por lo
que fue considerado un factor que se asoció e indica que
la desnutrición proteico energética aumentó
23 veces la probabilidad de presentar esta enfermedad (10).
Valverde en su trabajo "Aspectos epidemiológicos
y clínicos de la sepsis en niños ingresados en
unidades de cuidados intensivos" reportó que el 28,4 %
eran niños desnutridos, constituyendo las IRA y las EII
las principales causas de ingresos en estos servicios. Plantea
esta autora que la desnutrición fue un factor de riesgo
biológico predominante, al que van aparejados la respuesta
inmunológica deficiente y la carencia de reservas
energéticas; elementos claves para facilitar el desarrollo
del proceso séptico (11).

Medina y colaboradores reportan que en
Argentina las EII están entre las enfermedades de
notificación obligatoria con mayor morbilidad y
mortalidad, que afectan principalmente a niños menores de
5 años y de bajos recursos, con una tasa global de
notificación de 52,4 casos por cada 100 000 habitantes;
afirmando que otros factores diferentes a las condiciones de las
viviendas y la disposición de las excretas estarían
implicados en la transmisión de estos patógenos,
entre los cuales pueden incluirse la higiene personal, el
tratamiento de los alimentos y el estado nutricional. Plantea
este propio autor que la lactancia materna es de gran valor en la
lucha contra la diarrea, por lo que es necesario hacer esfuerzos
para evitar las tendencias hacia el destete precoz
(12).

Múltiples son los agentes etiológicos
responsables de los cuadro de enfermedades infecciosas
intestinales en menores de cinco años. La importancia y
las características epidemiológicas de los
diferentes agentes enteropatógenos productores de diareras
varían de acuerdo con su localización
geográfica. De esta forma, los niños menores de
cinco años en los países subdesarrollados adquieren
con mayor frecuencia enfermedades infecciosas intestinales
bacterianas y parasitarias, mientras que en los países
desarrollados predominan los agentes virales, principalmente los
rotavirus y otros agentes bacterianos y parasitarios
(13).

La infección por rotavirus asintomática
ocurre entre el 13 y el 80 % de los pacientes, lo que está
determinado por estudios longitudinales conducidos en diversos
lugares del mundo. Usualmente se acompaña de otros
síntomas de menor severidad que la enfermedad diarreica
causada por enterobacterias. La enfermedad infecciosa intestinal
por rotavirus combinada con una mala nutrición
proteicoenergética puede llevar a una enfermedad
más severa y prolongada (13). Parashar y
colaboradores
plantean que dentro de los agentes causantes
de diarreas agudas, el rotavirus del grupo A es la causa
más frecuente y es el responsable de la mayor
proporción de diarreas severas en la población
infantil, tanto en los países en vías de desarrollo
como en los desarrollados, con cifras anuales en los menores de 5
años de 104 millones de episodios con atención en
el hogar, 23 millones de consultas médicas, 1,9 millones
de de hospitalizaciones y 440 000 muertes por esta causa (14).
Plantea Aguiar que en Cuba, la frecuencia obtenida de
42,1 % para la etiología por rotavirus del grupo A,
muestra la importancia de este virus en la causa de diarreas en
los menores de 5 años de edad (15).

Los agentes bacterianos son de gran importancia en la
causa de las enfermedades infecciosas intestinales y constituyen
uno de sus principales orígenes a escala mundial. Se
estima que entre el 10 y el 20 % de las diarreas tengan una causa
bacteriana (13).

Diferentes estudios aseguran que en Cuba los
géneros bacterianos más frecuentemente involucrados
en las diarreas son Salmonella, Shigella y algunos
serotipos de Escherichia coli. La introducción de
la prueba de oxidasa para el estudio de los bacilos gramnegativos
anaerobios facultativos, por parte del Laboratorio Nacional de
Referencia de Enfermedades Diarreicas Agudas del Instituto de
Medicina Tropical "Pedro Kourí" (LNR/EDA/IPK) en todos los
laboratorios de la red nacional de microbiología, ha
permitido agregar a esta lista los microorganismos pertenecientes
al género Aeromonas. Estos han sido reconocidos
por la Agencia de Protección del Medio Ambiente de los
Estados Unidos de América como patógenos emergentes
y la Organización Mundial de la Salud los considera como
microorganismos riesgo II (16, 17). Bravo y
colaboradores
en su estudio plantean que la diarrea asociada
a Aeromonas ocurre comúnmente en niños
menores de 5 años, ancianos y pacientes
inmunocomprometidos, constituyendo las especies patógenas
con mayor implicación clínica en casos de diarrea
la A. hydrophila, A. veronii bv. sobria, A. caviae y en
menor proporción A. veronii bv. veronii, A. jandaei,
A. shuberti
(18). Un estudio realizado por Kotloff
y otros encuentra que el número anual de episodios de
Shigella a lo largo del mundo se estima en 164,7
millones, de los cuales 163,2 millones se dieron en los
países en vías de desarrollo (con 1,1 millones de
muertos) y 1,5 millones en países industrializados. El 69
% de todos los episodios y el 61 % de todas las muertes
atribuibles a la shigellosis abarcó a
niños de menos de 5 años (19).

Entre los principales agentes parasitarios que causan
diarreas agudas en los niños menores de cinco años
se encuentran la Entamoeba histolytica, que
aproximadamente 480 millones de personas la portaban en sus
heces. El Ballantidium coli, la Giardia lamblia
y el Cryptosporidium. Además del Trichuris
trichiura
y el Strongylopides stercoralis. Sobre
todo la giardiasis se reporta como causa frecuente de diarrea
persistente, síndrome de malabsorción y
desnutrición (13).

Urquiza y colaboradores en su estudio sobre la
caracterización clínico epidemiológico del
parasitismo intestinal en niños menores de 5 años
en Venezuela identifica un ligero predominio de las edades de 5 y
4 años con predominio del poliparasitismo, en un 61,45 %.
Se reporta la presencia de vectores en el 100% de los casos,
79,52 % vivían en malas condiciones higiénicas, y
el 100 % practicaban malos hábitos higiénicos
sanitarios (20). Factores estos vinculados además a una
nutrición deficiente.

La malnutrición contribuye a que la diarrea sea
más severa y prolongada al retrasar la reparación
de la mucosa intestinal. Los niños mal nutridos presentan
hallazgos histológicos en el intestino, tales como, mucosa
delgada, microvellosidades romas y disminución del
índice mitótico, que contribuyen a detener la
absorción intestinal de nutrientes (21).

Como se reporta en esta serie, posterior a la
intervención comunitaria, se redujo la incidencia de
diarrea, con medidas sencillas que abarcaron desde la
modificación de patrones alimentarios hasta el control
higiénico sanitario, a través de la
capacitación continuada a los padres o tutores de estos
niños, lo que corrobora lo que plantea la literatura
nacional y foránea sobre el tema.

Conclusiones

A los doce meses de iniciada la intervención
comunitaria, la incidencia de enfermedades diarreicas agudas se
redujo en más de la mitad en preescolares ubicados por
debajo del décimo percentilo del peso para la talla.
Sería recomendable la práctica de este tipo de
intervenciones, que resultan sencillas, no invasivas y de bajo
costo.

Referencias
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    páginas]. Disponible en: URL:http://scielo.sld.cu/revistas/integr/vol27_1_11/.htm.
    [Consultado mayo 25, 2011].

  • 21. Riverón RL. Diarrea
    persistente. En: De la Torre E, Pelayo EJ, compiladores.
    Pediatría Autores Cubanos. Ciudad de la Habana, Cuba:
    Ecimed; 2006. p. 530-536.

Anexos

ANEXO 1. Planilla de recogida de
datos

a-) Datos referidos al niño:

Nombre y Apellidos del
Niño_____________________________________

Fecha de Nacimiento_________

Edad a la que entra al Proyecto
____________________Sexo_______ Color de la Piel_____________
Dirección particular_________________ Área de
salud_______ No. Consultorio____

b-) ENCUESTA DIETÉTICA:
Patrón alimentario del niño previo a la
incorporación al proyecto
(para ser evaluado por el
dietista):

-Número de raciones por día:
_________ (Comparar con porciones de referencia)

-Tipos de alimentos habituales que consume
el niño:

-Cantidad aproximada de calorías
diarias (distribución porcentual): desayuno ____
calorías ____%, almuerzo ___ calorías ____%, comida
___ calorías ____%, calorías ____%, meriendas ___
calorías ____%, y cena ___ calorías
____%.

-Horarios de
alimentación:

Evaluación
final:

  • Distribución
    energética:

  • Adecuada:

  • Inadecuada:

  • Consume los siete grupos de
    alimentos:

  • Si:

  • No:

II-) SEGUIMIENTO EN
CONSULTA

Consulta Inicial: Fecha____________
Hora___________

Estado de salud actual del
niño:

Mensuraciones: Valoración
Nutricional

Peso_____ Peso/Talla________

Talla_____ :

Examen físico completo:

Factores de riesgo
identificados:

Diagnósticos:

Indicaciones:

Fecha de próxima
consulta_____________________________________.

Consultas de Seguimiento:
Fecha
____________ Hora___________

Estado de salud actual del niño (hacer referencia
al comportamiento de su salud desde la consulta anterior a la
actual, en caso de morbilidad infecciosa especificar tipo y
tratamiento recibido):

Mensuraciones: Valoración
Nutricional

Peso_____ Peso/Talla________

Talla_____

Examen físico (describir solo lo
positivo)

Comentario de complementarios cuando se
indiquen:

Diagnósticos:

Indicaciones:

Fecha de próxima
consulta_____________________________________.

 

 

Autor:

Dr. Carlos Enrique Piña
Borrego1

Lic. María de Lourdes
Fernández Fernández2

1 Médico Pediatra, Profesor
Asistente de Pediatría, Especialista de Primer Grado en
Neonatología, Especialista de Primer Grado en Medicina
Familiar.

2 Licenciada en Enfermería,
Profesora Asistente de Enfermería Pediátrica
Comunitaria, Residente de Primer Año de Enfermería
Comunitaria.

Dirección para la
correspondencia:
Dr. Carlos Enrique Piña Borrego.
Calle 26, edificio 6, apartamento 28, Bahía Honda,
Provincia Artemisa.

2011

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