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La lucha por la democracia en el siglo XXI




Enviado por José López




    La lucha por la democracia en el siglo XXI –
    Monografias.com

    La lucha por la democracia en el siglo
    XXI

    Un breve análisis de lo acontecido a
    raíz de las manifestaciones del 15 de mayo de 2011 en
    España bajo el lema "¡Democracia Real Ya!",
    así como de las perspectivas de futuro en España y
    en el mundo.

    El pasado 15 de mayo de 2011 tuvieron lugar
    manifestaciones simultáneas en las principales ciudades
    españolas, convocadas por una plataforma ciudadana (al
    margen de partidos políticos y sindicatos) denominada
    "¡Democracia Real Ya!". El éxito de dichas
    manifestaciones, y el no menos importante hecho de que
    espontáneamente unos cuantos ciudadanos (jóvenes
    mayoritariamente) decidieran darle continuidad a las protestas
    acampando en la Puerta del Sol madrileña,
    sorprendió a diestro y siniestro. El desalojo por la
    fuerza por parte de la policía de los campistas que
    eligieron la ciudad, la capital del Estado, en vez del campo,
    para plantar sus sacos de dormir, produjo un efecto rebote: al
    cabo de pocas horas la plaza amaneció abarrotada de nuevos
    campistas. Me propongo de la manera más breve posible
    analizar las causas de dicho éxito, así como las
    perspectivas de futuro que se abren. Remito al lector a mis
    diversos escritos, disponibles todos ellos en mi blog
    (http://joselopezsanchez.wordpress.com/) para
    profundizar en todo lo dicho en el presente artículo,
    especialmente a los artículos: La lucha
    anticapitalista
    , Rumbo a la República,
    El cambio en España, Izquierda vs.
    Derecha
    . Siendo estos tres últimos artículos
    extractos de mi libro La causa republicana. Asimismo en
    el libro Rumbo a la democracia planteo las ideas
    generales sobre la lucha por la democracia: por qué no
    tenemos democracia, cómo mejorarla y ampliarla y
    cómo luchar por ella, individualmente y
    colectivamente.

    Independientemente de su resultado final, el movimiento
    por la "¡Democracia Real Ya!" va a marcar las pautas de la
    lucha por la democracia en España, incluso en el mundo me
    atrevo a afirmar. Espere el lector al final de este
    artículo antes de acusarme de pretencioso o
    utópico.

    Diferencias y similitudes respecto de
    otros movimientos populares acontecidos recientemente en el
    mundo

    • 1. Crisis del sistema capitalista: el
      capitalismo, por su propia naturaleza, condena a grandes
      capas de la población a la inseguridad
      económica, a la miseria, a la falta de perspectivas.
      Ésta es la razón principal de todos los
      estallidos sociales. La actual crisis económica, la
      cual está siendo utilizada por el capital para
      contraatacar, agudiza la crisis permanente que significa el
      sistema capitalista. La lucha de clases sigue muy vigente.
      Mientras haya sociedad de clases habrá lucha de
      clases. La lucha de clases es consustancial al capitalismo.
      Aunque dicha lucha, indudablemente, adopta diversas formas y
      tiene sus altibajos.

    • 2. Insuficientes democracias: la
      población se siente cada vez más impotente
      frente a un sistema en el cual se supone que gobierna el
      pueblo, pero que en la práctica no está
      más que al servicio de unas minorías. La
      reivindicación común en todos los sitios
      (especialmente en aquellos donde la democracia es de peor
      calidad, mejor dicho, donde el disfraz de "democracia" es
      menos elaborado) es la del poder del pueblo. En
      todas partes va cundiendo la idea de que el pueblo no tiene
      el control de la situación y por consiguiente el
      pueblo reclama lo que en teoría, pero no en la
      práctica, es suyo.

    • 3. Por primera vez en la historia de la
      humanidad, los ciudadanos pueden informarse
      fácilmente al margen de los circuitos
      habituales, controlados por la oligarquía. Por primera
      vez, además, pueden intercomunicarse activamente.
      Internet posibilita la ruptura del monopolio de las ideas,
      de la información y de la opinión. Pero no
      sólo esto, además, posibilita que los
      ciudadanos puedan organizarse eficazmente
      , en masa y
      rápidamente, horizontalmente, al margen de los
      tradicionales conductos, es decir, prescindiendo de los
      partidos y sindicatos, de las organizaciones
      "clásicas" de masas. En verdad ya ha habido
      antecedentes históricos (véase el mayo del 68
      francés), pero ahora las posibilidades son mucho
      mayores. La revolución de las comunicaciones
      está posibilitando la revolución social. La
      democratización de las ideas conduce directa y
      rápidamente a la democratización de toda la
      sociedad.

    • 4. El descrédito generalizado del
      sistema capitalista y de su falsa democracia ha afectado
      incluso a aquellas organizaciones que se consideran
      antisistema.
      La izquierda transformadora, junto con el
      resto de la izquierda (la socialdemocracia realmente ha
      dejado de ser izquierda, ha perdido totalmente el Norte, si
      es que alguna vez lo tuvo), está en profunda crisis
      ideológica (si bien ya hay síntomas
      esperanzadores de un resurgimiento). La izquierda integrada
      en el sistema se ha acomodado y ha perdido contacto con la
      realidad, se ha vendido. Y la izquierda supuestamente
      antisistémica está totalmente desorientada
      porque no ha sido capaz, hasta ahora, de reorientar su
      estrategia de acuerdo con la situación actual, sigue
      anclada en los postulados de principios del siglo XX,
      incumple la máxima de los padres de dicha izquierda
      revolucionaria de que la estrategia debe adaptarse al
      tiempo y al espacio
      . El éxito del movimiento del
      15-M es el éxito del espontaneísmo frente a la
      mala planificación revolucionaria, producto
      del estancamiento a que inevitablemente conlleva el
      dogmatismo. Las masas han superado a las vanguardias.
      ¡No es la primera vez que ocurre esto en la historia,
      ni mucho menos! Dicho éxito es el fracaso de la
      izquierda anticapitalista tradicional. Sin embargo, dado que
      la reivindicación popular es claramente a favor de la
      democracia, es decir, de cambios sistémicos en la
      dirección de más democracia, la izquierda
      radical realmente está ganando la calle, ¡a
      pesar de la pésima estrategia empleada hasta ahora por
      sus organizaciones! Y es que, como no podía ser de
      otra manera, los intereses generales, de la gran
      mayoría, son los intereses defendidos tradicionalmente
      por la verdadera izquierda. A quien interesa la democracia es
      al pueblo, a la izquierda auténtica.

    • 5. El movimiento del 15-M en España
      se produce en un país supuestamente democrático
      en vísperas de unas elecciones.
      Se denuncia el
      bipartidismo estático, sustento de la oligocracia
      capitalista. En los países árabes el objetivo
      más inmediato era echar a los actuales gobernantes y
      lograr unas elecciones. Es decir, en España la
      reivindicación tiene que ver con la escasa calidad de
      las democracias occidentales, de la democracia liberal
      burguesa en general. Ésta justificaba la demanda
      popular de democracia en Egipto o en Túnez porque
      allí, nos decía, no había realmente
      democracia. Pero ahora resulta que en las propias democracias
      "ejemplares" de Europa su población sale a la calle
      para decir que no son realmente democracias. ¿No vemos
      las importantes implicaciones que esto tiene? En Francia o en
      Grecia la gente salió a la calle para protestar contra
      las medidas económicas de sus respectivos gobiernos,
      sometidos al neoliberalismo imperante en el mundo, pero no se
      denunciaba, no al menos como se está haciendo en estos
      momentos en España, a la propia democracia
      liberal. En España, en la huelga del 29 de
      septiembre de 2010, los trabajadores protestaron en contra de
      la reforma laboral, de los recortes sociales. Pero, ahora, no
      se trata sólo de esto. Ahora la gente que
      acampa en las calles de nuestro país habla de cambiar
      el propio sistema, no sólo de ciertas
      políticas o medidas económicas concretas.
      ¿No es evidente el salto cualitativo? El 15-M
      inicia, como mínimo, el cuestionamiento del orden
      burgués a gran escala en estos principios del
      siglo XXI, por lo menos en Europa, en la metrópoli
      capitalista.
      Y, considerando el enorme efecto contagio de
      nuestra Sociedad de la Información, esto quiere decir
      que se abre la veda a la revolución democrática
      mundial. Por lo menos, ahí está la posibilidad,
      que no certeza. No hay que caer en el exceso de optimismo,
      por supuesto. Pero no debemos perder de vista el enorme salto
      cualitativo que representa que en la propia televisión
      (la meca de los medios burgueses) salga gente cuestionando la
      actual democracia, que la cuestión democrática
      entre en la agenda política, que en los grandes medios
      pueda saberse que hay carteles en el centro de la capital de
      un Estado burgués diciendo que "lo llaman democracia y
      no lo es". Podemos estar en un momento histórico
      crucial.

    Causas del éxito del movimiento
    15-M:

    • 1. La plataforma que ha convocado las
      manifestaciones ha empleado un lema totalmente acertado. En
      todos los aspectos, por el fondo y por la forma.
      Por el
      fondo porque centra su estrategia, sus reivindicaciones, en
      la democracia, en el esqueleto político del sistema.
      Esto es lo que sugiere el empleo de la palabra "Democracia".
      También porque al mismo tiempo que se pone en agenda
      la cuestión democrática, se denuncia la actual
      democracia, pero sin caer en la denuncia de toda
      democracia (lo cual podría haber llevado al rapto de
      este movimiento por parte de la ultraderecha, ésta lo
      intentó pero lo tenía muy difícil; tras
      dar promoción al movimiento rápidamente se
      distanció de él y cargó sus
      baterías mediáticas contra él cuando vio
      de qué se trataba verdaderamente). Todo esto es lo que
      sugiere la combinación de las palabras "democracia" y
      "real". Pero es que, además, dichas palabras vienen
      acompañadas de una maravillosa coletilla: "ya". Es
      decir, así se espanta cualquier utopismo. Este
      movimiento va muy en serio, no es un "mayo del 68"
      romántico que pide el amor libre, no es producto del
      postmodernismo que protesta sin saber qué alternativas
      hay, sin concretar, que pretende sólo destruir, que
      reivindica un futuro (lejano) mejor. Este movimiento, con ese
      sabio lema, denuncia al mismo tiempo que reivindica. Denuncia
      la actual democracia y reivindica la auténtica
      democracia, pero no para un futuro incierto o lejano, sino
      que para ahora mismo. Ahora es necesario y posible
      una democracia real, lo que tenemos ahora no es
      realmente democracia. Y todo ello rodeado de los
      movilizadores puntos de exclamación.
      ¿Podría haberse elegido mejor lema?

    Además, no lo olvidemos (y esto es algo que la
    izquierda anticapitalista tradicional no ha sabido o querido
    ver), la palabra democracia no está demonizada por el
    actual sistema (al contrario que otras palabras como
    socialismo, comunismo, anarquismo,
    marxismo,
    o incluso izquierda). Dicha palabra no
    espanta a las masas. Las otras sí. Este movimiento del
    15-M ha tenido muy en cuenta la intoxicación
    ideológica de las masas para superar el obstáculo
    de los prejuicios que tanto y tanto se curra el sistema
    burgués. La burguesía no puede luchar contra la
    palabra democracia, sólo puede ensuciarla, tergiversarla,
    distorsionarla, vaciarla de contenido, pero no puede negarla ante
    la ciudadanía. A la gente sí le moviliza la palabra
    democracia. Ahí están los resultados.
    ¡Democracia Real Ya! es un lema claro, sencillo, al mismo
    tiempo que contundente, profundo y movilizador. Ataca a las
    propias bases del sistema e incita a la acción. A
    este lema acompaña otro no menos acertado: "no somos
    mercancía en manos de políticos y
    banqueros". Quien no vea el mensaje claramente anticapitalista,
    quien no vea que se ataca a la oligocracia capitalista, es que se
    tapa los ojos o está ciego. ¡Esto sí lo han
    visto claramente las distintas fuerzas de la derecha!

    • 2. Las manifestaciones se han convocado
      simultáneamente
      (misma hora y mismo día) en
      multitud de ciudades del país y en plena
      campaña electoral. Frente a la censura
      mediática no hay más remedio que simultanear,
      que crecerse, que ser oportunos, que ser originales, para
      llamar la atención, y esto lo han conseguido quienes
      están detrás del 15-M. No así el
      movimiento republicano que se conforma con repetir cada
      año las mismas dos manifestaciones en la capital,
      convertidas prácticamente en una aburrida rutina,
      simultaneándolas con algún que otro acto
      simbólico, estrategia claramente insuficiente como ya
      dije en su día en mi artículo La ofensiva
      republicana
      . ¡Compañeros republicanos
      éste es el momento que tanto esperábamos!
      ¡Tomemos ejemplo de los chicos de Democracia Real Ya!
      Ellos nos están mostrando cómo hay que hacer
      las cosas.

    • 3. A esas manifestaciones se han sumado
      acampadas que han logrado prolongar la reivindicación,
      que incluso amenaza con extenderse y generalizarse.
      El
      sistema tiene serios motivos para ponerse nervioso, como ya
      está haciendo. La presión empieza a ser
      sostenida.
      Al sistema no le preocupa que unos cuantos
      jóvenes (o unos cuantos republicanos
      nostálgicos que se limitan a cantar la Internacional)
      se manifiesten una vez en sus ciudades y luego vuelvan a casa
      y continúen su vida apática. El sistema se
      preocupa cuando las protestas persisten, cuando es presionado
      no un día sino muchos seguidos y cuando dicha
      presión va a más. La presión popular
      deberá ser intensa y persistente, incluso creciente,
      para lograr resultados concretos.
      Esto es el ABC de la
      lucha revolucionaria. El poder nunca cede. Hay que
      presionarlo mucho y sostenidamente. El sistema
      procurará no ceder nada, cuando dicha presión
      popular empiece a ser importante, no tendrá más
      remedio que ceder algo, un poco, y si dicha presión
      sigue y sigue entonces es cuando se abren de verdad las
      posibilidades de cambios verdaderos. Si se ponen nerviosos,
      es que vamos por buen camino.

    • 4. El movimiento del 15-M se ha declarado
      apartidista y asindicalista, pero político.
      Es
      decir, no niega la política, lo cual es evidente (si
      así lo hiciera no mostraría coherencia,
      ¡la peligrosa coherencia!). Es más, afirma que
      reivindica la verdadera política, no la
      actual que está completamente vacía de
      contenido. Y es que sólo con la verdadera democracia
      volverá la POLÍTICA, con mayúsculas. Al
      ser un movimiento que no se declara abiertamente de tal o
      cual tendencia (esto es lo que hubiera deseado la derecha,
      oficial y no oficial, el sistema en general), la gente no
      prejuzga, sino que juzga por el lema y por el contenido
      reivindicativo. ¡Bravo, ese es el camino! Que unos
      cuantos ultraizquierdistas se manifiesten bajo el lema de
      "por una república popular, federal y socialista" no
      es peligroso para el sistema, pues éste ha intoxicado
      hasta las cejas a la población y ésta no sigue
      a esos "radicales trasnochados". Pero el presente movimiento
      habla de democracia y plantea reivindicaciones
      concretas indudablemente democráticas y
      sociales, es decir, indudablemente de izquierdas, pero sin
      declararse de izquierdas, sin recurrir a las palabras
      demonizadas que espantarían a las grandes masas
      alienadas. Incluso, al declararse al margen de los partidos y
      los sindicatos (sin que esto impida que algunos partidos y
      sindicatos les apoyen, pero evitando que asuman el
      protagonismo), consiguen que los desencantados del sistema,
      que son muchos, que no creen en ninguna organización o
      que no conocen ciertas organizaciones que llevan años
      luchando honestamente, les sigan también.

    • 5. "Democracia Real Ya" no se conforma con
      movilizar en contra del actual sistema, lo cual ya es
      meritorio en estos tiempos donde reina la apatía, sino
      que, además, plantea soluciones concretas realistas,
      factibles a corto plazo.
      Es decir, el movimiento sabe
      contra qué protesta y, no menos importante, sabe por
      qué lucha, plantea alternativas perfectamente
      realizables en el presente (no sin esfuerzo, sin embargo). No
      es un movimiento sin rumbo. Está orientado, muy bien
      orientado, aunque, por supuesto, deberá ser mejor
      orientado. Esto dependerá de cómo trabajen las
      organizaciones izquierdistas, las cuales deberán en
      primer lugar desprenderse de estúpidos orgullos y
      sectarismos para practicar la autocrítica y sumarse a
      las masas para orientarlas y enriquecerlas, pero no para
      suplantarlas.

    En estos momentos es cuando los revolucionarios de
    palabra demuestran realmente si lo son. Los hechos hablan
    más que las palabras. A los falsos revolucionarios, a las
    quintas columnas, a los oportunistas, se les pone en evidencia en
    momentos como estos. Existía cierto temor, no
    injustificado, de que tras el movimiento por la "Democracia real
    ya" estuviera la ultraderecha. ¡Pero a los falsos profetas
    en estos tiempos de intoxicación ideológica masiva
    se les delata con los hechos, con las reivindicaciones concretas,
    con el contenido de las protestas, y no con autoproclamaciones
    izquierdistas que espantan al gran público porque en los
    cerebros de las masas ciertas palabras bloquean las mentes y
    desmovilizan! Evidentemente diversas organizaciones del sistema
    contra el que se protesta intentarán canalizar el
    movimiento para volverlo inofensivo. ¡Esto siempre pasa en
    todo movimiento popular revolucionario! Pero la manera de
    espantar a quienes realmente desean desintegrar el movimiento
    desde dentro es mediante la democracia, hablando de cosas
    concretas, enfrentándose dialécticamente a quienes
    plantean renunciar a ciertas cosas básicas o posponerlas
    indefinidamente, a quienes plantean mucho de golpe con el
    objetivo de no lograr nada, a quienes desean que la
    revolución potencial se quede en potencial, que no afecte
    a la esencia misma del sistema. La verdad siempre se abre camino
    practicando el librepensamiento, la libertad más absoluta
    de opinión, el pensamiento crítico.
    ¡Defendamos y juzguemos a las ideas desnudas, sin ponerles
    etiquetas! Las etiquetas las desean poner quienes manipulan a las
    masas, los defensores ideológicos del sistema, que
    recurren a las etiquetas que ellos han "patentado" para que la
    gente juzgue a la botella por ellas y no por su contenido, para
    que la gente juzgue como ellos desean sin molestarse en conocer
    de primera mano, para que juzgue el vino sin probarlo. Etiquetas,
    insisto, que anulan la capacidad de raciocinio de las mentes
    invadidas de prejuicios.

    • 6. Éste es un movimiento
      pacífico que actúa, hasta ahora,
      ejemplarmente.
      El sistema desea la violencia, incluso la
      provoca, para justificar la represión. Los
      "héroes" de la Puerta del Sol y de tantas y tantas
      plazas del Estado español se resisten
      pacíficamente ante la violencia del Estado
      burgués que muestra su auténtico rostro en
      estos momentos históricos. ¡No caigamos en las
      provocaciones! ¡Defendamos nuestro derecho a
      indignarnos y a protestar en las calles pacíficamente,
      ejemplarmente! Defendamos el derecho a tomar los lugares
      públicos. La declaración Universal de los
      Derechos Humanos dice textualmente: "Considerando esencial
      que los derechos humanos sean protegidos por un
      régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea
      compelido al supremo recurso de la rebelión contra
      la tiranía y la opresión
      ". La
      rebelión es un supremo derecho de toda persona contra
      la tiranía y la opresión. ¡Pero la
      rebelión hace más daño cuando es
      pacífica, cuando no da excusas al poder para degenerar
      en violencia! La violencia siempre beneficia al poder. La
      tiranía y la opresión adoptan formas más
      sutiles en las "democracias" burguesas, pero el capital
      oprime a la mayoría condenándola a la
      inseguridad, a la miseria, a la desesperanza, al exilio, sin
      darle ni siquiera el mínimo y supremo derecho a la
      protesta pacífica y civilizada. Cuando el Estado
      clasista burgués es cuestionado o entra en crisis,
      denota su auténtica naturaleza. Así como a las
      personas se las conoce de verdad cuando se las critica o las
      cosas van mal, así mismo ocurre con el Estado
      capitalista.

    Por no prolongar en exceso este artículo,
    acabaré diciendo brevemente lo que le falta, en mi
    opinión, a este movimiento para convertirse en una seria
    amenaza para el sistema, para posibilitar una revolución
    social:

    • 1. Si se reivindica la democracia, es
      inevitable reivindicar que el pueblo pueda construirla y esto
      nos conduce directa e inmediatamente a la cuestión
      republicana. La regeneración democrática en
      la España del siglo XXI tiene nombre y apellidos:
      Tercera República.
      La democracia real no puede ser
      la democracia coronada, no puede ser la democracia de la
      monarquía, ni de la actual, ni de cualquier otra. El
      pueblo tiene derecho a elegir en las urnas a todos sus
      representantes, empezando por su jefe de Estado. Las
      banderas republicanas deben inundar las calles y plazas de
      todo el Estado. Pero sin ser instrumentalizadas por ninguna
      corriente política concreta. La Tercera
      República es la forma política que debe adoptar
      la democracia real ya. Alrededor de los símbolos es
      posible que la revolución crezca.
      Los
      símbolos, siempre que no se vacíen de
      contenido, son siempre un crucial instrumento de propaganda
      de los movimientos populares. Contagian a las masas y elevan
      la moral. En los símbolos, fácilmente
      reconocibles (muchas pancartas no se ven bien si no es con
      imágenes detalladas y que duren cierto tiempo, no
      así las banderas, cuyos colores se ven muy
      rápido y de lejos), se sintetizan visualmente las
      ideas. A corto plazo debe conseguirse un referéndum
      para que el pueblo elija entre República o
      Monarquía, precedido de amplios debates
      públicos donde todas las opciones tengan las mismas
      opciones. Éste debe ser el gran objetivo
      político del movimiento iniciado este mayo
      español del 2011.

    • 2. Es imprescindible reivindicar
      prioritariamente la elegibilidad de todos los cargos
      públicos
      (incluido el jefe de Estado), su
      revocabilidad y el mandato imperativo. Los
      referendos deben ser siempre vinculantes.
      Asimismo es imprescindible lograr una verdadera
      separación de poderes. De todos: legislativo,
      ejecutivo, judicial, prensa y económico. Sobre todo
      económico. Mientras el poder económico controle
      a los demás no podremos tener más que
      oligocracia, el gobierno de los ricos, es decir, plutocracia.
      Para empezar debe reformarse la financiación de los
      partidos
      para que no dependan del capital. Es
      imprescindible que la prensa sea independiente, empezando por
      los medios públicos que deben dar voz a todas las
      ideas, ya sean mayoritarias o minoritarias. La verdad no
      entiende de mayorías. El ciudadano tiene derecho a
      conocer todo tipo de hechos y opiniones. La
      democracia no consiste en votar qué es verdad y
      qué es mentira, sino en poder conocer en igualdad
      de condiciones
      todas las opciones para elegir con pleno
      conocimiento de causa. El ciudadano tiene derecho a estar
      bien informado. Sin verdadera libertad de expresión no
      puede haber democracia. La libertad de expresión no
      consiste sólo en poder expresar las ideas en privado,
      sino en público, en tener las mismas opciones
      que otros de expresarlas. Toda democracia debe basarse
      siempre en el principio elemental de la igualdad de
      oportunidades. El pensamiento único es producto del
      monopolio de las ideas, el consenso, la verdad, de la libre
      circulación de las ideas, es decir, de su mutuo
      enfrentamiento igualitario. Por supuesto que hay que reformar
      la ley electoral para llevar a la práctica el
      elemental principio democrático "una persona, un
      voto", para que todos los votos valgan igual. Pero se
      necesitan muchas más reformas. Entre ellas las que
      acabo de mencionar más arriba. Remito a mi
      artículo La separación de poderes y al
      capítulo El desarrollo de la democracia del
      libro Rumbo a la democracia. Todas estas medidas
      concretas son las cuatro patas de la mesa de la democracia.
      Sin ellas poca democracia podremos tener. Es lo
      mínimo que debemos tener.

    • 3. Hay que prolongar e intensificar las
      protestas.
      Las acampadas deben generalizarse y verse
      complementadas por más manifestaciones, además
      de por huelgas en distintos sectores de la economía,
      con el objetivo de llegar a las huelgas generales prolongadas
      o por lo menos recurrentes. A los jóvenes, a los
      mileuristas, a los parados, deben sumarse todos los
      trabajadores (al menos gradualmente), los estudiantes, los
      pensionistas,… La democracia nos atañe a todos
      los ciudadanos. La presión popular debe prolongarse
      más allá de las próximas elecciones del
      22 de mayo y debe centrarse en lograr resultados concretos, y
      no promesas. Estas movilizaciones deben ser sólo el
      principio de una larga e insistente lucha. La
      revolución social debe traducirse en revolución
      política primero, para a continuación hacer
      posible la revolución económica. Ésta
      será posible con la infraestructura política
      necesaria. Sin democracia política no habrá
      democracia económica. Sin democracia económica
      no hay futuro para nadie, no para la
      mayoría.

    • 4. Alrededor de este movimiento popular
      más o menos espontáneo debe nacer un frente
      político de izquierdas
      (más pronto que
      tarde este movimiento será calificado de izquierdas,
      ya empieza a serlo) que aglutine y canalice el descontento
      popular. Sin unidad de acción no hay nada que hacer.
      ¿Cuántas veces habrá que recordarlo?
      ¿A qué esperan las fuerzas de la izquierda real
      de este país? ¡Menos criticar a la izquierda
      institucional y más actuar, y más dar ejemplo!
      El objetivo debe ser, en general, iniciar un proceso
      constituyente hacia la República.
      En dicho frente
      también deben participar los sindicatos, todos los
      posibles, incluyendo en un momento dado a los traidores
      actuales, siempre que no se les deje tomar el control del
      proceso revolucionario. Hay que construir mayorías,
      para lo cual no habrá más remedio que recurrir
      a la izquierda institucional, política y sindical,
      excluyendo por supuesto al PSOE, pero no a sus militantes de
      base o votantes, engañados o equivocados. En
      ningún caso este movimiento tiene que perder su
      espontaneidad y su independencia. Dicho frente
      político y sindical debe servir a las masas y no
      servirse de ellas.

    No hay revolución sin rebelión. No hay
    rebelión sin necesidades objetivas y sin
    indignación. El movimiento del 15-M, ayudado por ciertos
    folletos o libros, como Indignaos de Stéphane
    Hessel o Reacciona de José Luís Sanpedro y
    otros autores (¡qué importantes son también
    las ideas!), ha conseguido despertar la indignación, ha
    conseguido que el pueblo español empiece a reaccionar. En
    cuanto a esto ha sido un éxito total. ¡Por
    ahí se empieza! Pero hay que proseguir, además de
    empezar. Veremos cómo acaba todo esto. Trabajemos para que
    acabe bien, para que por fin se produzcan cambios
    políticos de calado en la España del siglo XXI. No
    hay revolución sin la combinación adecuada de
    factores objetivos y subjetivos. En España ya se dan desde
    hace cierto tiempo las condiciones objetivas, como no me canso de
    repetir (ver El cambio en España). Los inesperados
    éxitos de la pasada huelga general del 29-S de 2010 y del
    movimiento del 15-M de 2011 así lo demuestran. La masa de
    descontentos no para de crecer y está deseando luchar. La
    crisis se prolonga, en verdad que la verdadera crisis es el
    propio capitalismo. Pero sin los factores subjetivos adecuados
    (conciencia y estrategia) tampoco hay revolución. Con una
    estrategia inteligente, es decir, que se adapte a las
    circunstancias, en vez de al revés, se disparan las
    posibilidades de la revolución social. La
    revolución es ante todo una cuestión de
    organización, es una guerra (que no tiene por que ser
    violenta, que conviene que sea pacífica, como ya dije)
    contra el orden establecido, pero también por establecer
    un nuevo orden, verdaderamente nuevo. La revolución es una
    combinación de espontaneidad y planificación, de
    masas y vanguardias, de destrucción y construcción.
    La democracia sólo podrá alcanzarse
    democráticamente, practicando la democracia en la misma
    lucha por la democracia. Sólo el pueblo conquistará
    el poder del pueblo. La libertad siempre es conquistada, nunca es
    regalada.

    ¡Se abre la veda para la lucha por la democracia
    en el siglo XXI! ¡No desaprovechemos la ocasión!
    ¡Desprendámonos de la apatía y del
    desánimo! ¿Quién podía prever lo que
    empieza a sonar a posible revolución hace apenas
    unos días? ¡Hagamos que ese posible se
    convierta en segura! ¡Hagamos que la
    potencial revolución que llama a las puertas del
    destino deje de ser potencial para ser
    real!

    Al margen del resultado final del presente movimiento,
    el propio hecho de haber sacado a las masas de la pasividad y el
    desánimo es ya todo un triunfo. Ya es un triunfo andar por
    la calle y oír a los jóvenes discutir de
    política, de si hay que votar o no, cuando hace poco
    sólo se preocupaban de cómo hacer el
    botellón. Ya es un triunfo que la gente corriente hable de
    la calidad de nuestra "democracia". Ése es el camino.
    ¡El pueblo empieza a despertar! Pero sólo acaba de
    empezar a despertar. Puede volver a dormirse. De los
    aciertos y de los errores del presente movimiento podrán
    sacarse importantes lecciones para la lucha democrática en
    este país y en el mundo entero. Si en España se
    lograra implantar la Tercera República, que debería
    consistir mucho más que en poder elegir al jefe
    de Estado, ¿no podría esto dar ejemplo a nuestros
    países vecinos para reformar también sus
    democracias? ¿Es casualidad que ahora en España el
    pueblo empiece a despertar, tras las revoluciones de nuestros
    vecinos y hermanos árabes? Se aprende tanto de los errores
    como de los aciertos. Pero, por si acaso, procuremos que este
    intento dé sus frutos, procuremos sobre todo iniciar una
    dinámica de desarrollo democrático. No
    podremos conseguirlo todo de golpe. Pero sí podemos montar
    una infraestructura realmente democrática que posibilite
    el cambio social. De esto se trata fundamentalmente, de romper la
    presa para que el agua fluya por fin. La presa no se
    romperá sola, no la romperán quienes la necesitan
    para perpetuar su dominio, la deberemos romper los ciudadanos. No
    se romperá desde arriba, sólo podrá romperse
    desde abajo. El movimiento ¡Democracia Real ya!
    apunta en la dirección correcta. ¡Pongámonos
    en marcha!

    ¡No somos mercancía en manos de
    políticos y banqueros!

    ¡Todos a la calle!

    ¡Todos a la huelga!

    ¡Por una democracia real, ya!

    ¡Por la Tercera República, ya!

    18 de mayo de 2011

     

     

    Autor:

    José López

     

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