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Los travestis pinareños. Una aproximación al estudio de su Identidad Social




Enviado por Eufemia Herrera Pita



Partes: 1, 2, 3

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Capítulo de fundamentación
    teórica
  4. Diseño
    metodológico
  5. Análisis de los
    resultados
  6. Análisis integral de los
    resultados
  7. Conclusiones
  8. Recomendaciones
  9. Referencias
    Bibliográficas
  10. Anexos

"Los individuos necesitan tener un
sentido firme de identidad grupal para tener y mantener un
sentimiento de bienestar."

Kurt Lewin

Resumen

Se realizó un estudio exploratorio descriptivo a
un grupo de travestis masculinos residentes en el municipio Pinar
del Río, tomando como muestra a 12 sujetos del grupo, con
el objetivo de caracterizar su Identidad Social. La presente
investigación está sustentada en la
metodología de la investigación cualitativa
haciendo uso de la triangulación metodológica, y
utilizando técnicas como Asociación Libre,
Observación, Dramatización y Entrevista Grupal. La
información registrada con la aplicación de estas
técnicas, fue procesada a través del
Análisis de Contenido a partir del diseño de
indicadores creados luego de las aplicaciones y en función
de la información develada. Entre los principales
resultados cuentan el predominio de características
negativas asociadas a la Identidad Social de este grupo,
características que generan sentimientos de
insatisfacción en los sujetos, el carácter
conflictivo de sus relaciones interpersonales y el uso que sus
miembros hacen de los accesorios femeninos. Permitió
además el conocimiento de la actividad fundamental en la
que los miembros del grupo se implican, el escenario donde se
mueven, las características de la comunicación
entre ellos y las problemáticas que afectan a los miembros
del grupo, entre otros aspectos. Los miembros del grupo poseen
rasgos, significados compartidos y sentimientos de pertenencia al
grupo que aseveraron la presencia de una determinada Identidad
Social o Colectiva, deviniendo el grupo para los sujetos en un
espacio de socialización, de reafirmación de su
identidad personal y de unidad ante el rechazo social.

Summary

A descriptive exploratory study was carried out to a
group of masculine transvestite residents in the Pinar del
Río municipality, taking as sample 12 subjects of the
group, with the objective of characterizing their Social
Identity. The present investigation is based on the methodology
of the qualitative investigation making use of the methodological
triangules and using techniques, such as Free Association,
Observation, Dramatization and Grupal Interviews. The information
registered with the application of these techniques was processed
through the Analysis of Content, starting from the design of
indicators created after the applications of those techniques and
taking into account the discovered information. Among the main
results was found the prevalence of negative characteristics
associated to the Social Identity of this group, characteristic
that generates feelings of dissatisfaction in the fellows another
feature is the conflicting character of their interpersonal
relationships and the use their members make of the feminine
accessories. It also allowed the knowledge of the main activity
in which the members of the group are implied, the scenery where
they move, the characteristics of the communication among them
and the problems that affect the members of the group, among
other aspects. The members of the group possess features, shared
meanings and feelings of ownership to the group that asserted the
presence of a certain Social or Collective Identity, becoming the
group for the fellows in a socialization space, of reaffirmation
of their personal identity and of unit in the face of the social
rejection.

Introducción

En la actualidad oímos hablar de identidades de
todo tipo, siendo este tema ampliamente manejado por los
expertos. Sin embargo, nos cautivó un estudio más
profundo de una forma particular de identidad: la social o
colectiva, clasificación que no ignora el carácter
social de todas las identidades humanas, como ha abordado De la
Torre (2001).

En este siglo XXI ser diferente a la mayoría
aún puede ser considerado riesgoso, a pesar de especular
que somos más desarrollados y por tanto más
flexibles, sensibles y humanos. Seguimos categorizando a los
sujetos, etiquetándoles conductas y valores por las
apariencias externas, sin prestar atención a lo oculto en
el interior de los individuos y grupos.

La sociedad cubana de nuestros tiempos expone toda una
diversidad de identidades colectivas y los grupos que en ella
existen buscan con toda fuerza expresar sus identidades sociales
libremente, en los espacios particulares en los que estas se
forman, desarrollándose no pocas luchas y conflictos en la
esfera de las relaciones interpersonales; el respeto a las
diferencias se ha puesto de moda como consigna pero aún no
ha sido concientizado por todos.

Los travestis, por ejemplo, son uno de esos grupos de
individuos, cuyos comportamientos se hacen objeto de valoraciones
realizadas a partir de los estereotipos existentes en la
sociedad, sobre lo correcto o no para el género
masculino.

Con el fin de estudiar la Identidad Social de los
travestis como grupo, desde el cómo son, sin verlo
separado del cómo ellos se perciben a sí mismos,
surgió esta investigación. La misma responde al
propósito de encontrar resultados novedosos de los que se
derivarán posteriores investigaciones y proyectos de
intervención orientados a favorecer el crecimiento
personal de quienes forman parte de este grupo; además de
promover la aceptación social y el respeto a la diversidad
sexual masculina de estos sujetos que frecuentemente se sienten
excluidos por pertenecer a una minoría
estigmatizada.

Los travestis masculinos históricamente han sido
objetos de burla, rechazo social y discriminación, a
partir de los roles genéricos femeninos asumidos por
ellos, siendo hombres desde lo biológico. Su
expresión grupal requiere ser estudiada desde la mirada de
la Psicología.

El mayor porciento de personas viviendo con VIH en
nuestra provincia está ubicado precisamente en el grupo de
Hombres que tienen Sexo con otros Hombres (HSH) y dentro de ellos
los más afectados son la comunidad de travestis. Estos
últimos por lo general han adquirido el virus de forma
intencional, de forma tal que como parte de su identidad aparece
el hecho de vivir con VIH, teniendo en cuenta las implicaciones
que esta enfermedad trae consigo no sólo para su salud,
sino también para el desarrollo de determinadas
actividades en las que como grupo se implican. Sus
comportamientos sexuales de riesgo los sitúan a ellos y a
las personas con las que tienen relaciones sexuales, en una
posición de vulnerabilidad al contagio con la epidemia del
SIDA. Esta peculiaridad refuerza el interés por
caracterizar la Identidad Social de este grupo, como base para la
realización de cualquier estrategia o proyecto de
intervención que tenga dentro de sus objetivos la
prevención del VIH/SIDA, sobre todo en este contexto
grupal.

El ser sujetos con una orientación sexual
homosexual dentro de una sociedad machista los hace vulnerables
desde lo psicológico y desde lo social al rechazo,
repercutiendo esto negativamente en su expresión
individual y grupal, resultando necesario, por tanto, conocerlos
para comprenderlos, aceptarlos e incluirlos en la sociedad de la
que siguen formando parte aunque se intentara negarles. Son
múltiples las vías que pueden ser utilizadas a fin
de educar la Identidad Social de este grupo y esta
investigación puede contribuir a ello.

En cuanto a la teoría, nos basamos principalmente
en las revisiones teóricas y aportes de la doctora
Carolina de la Torre sobre las identidades, quien aborda la
Identidad Social a partir de la pertenencia a un grupo social
determinado, el sujeto se define y se expresa como un nosotros,
como colectivo o grupo, compartiendo rasgos, significaciones y
representaciones, con una imagen de pertenencia al grupo, que
incluye sentimientos asociados a la pertenencia e
identificación con esos rasgos. Las personas del grupo, el
grupo como tal se convierten en un sujeto colectivo con
características propias que le permiten una
identificación con el colectivo y una
diferenciación con otros grupos humanos.

Teniendo como problema científico la
interrogante: ¿Qué características tiene la
Identidad Social de los travestis masculinos residentes en el
municipio Pinar del Río?, se establece como objetivo
caracterizar la Identidad Social de dicho grupo, siendo trazadas
para su logro determinadas tareas científicas.

Para tales fines, nos auxiliamos de la
metodología cualitativa por las posibilidades que brinda
para estudios como el presente, deviniendo en importante
herramienta que:

(…) implica a los propios sujetos que se
relacionan en él, dando lugar a una situación de
comunicación en el curso de la cual pueden aparecer
indicadores relevantes para la construcción del
conocimiento en cualquiera de los momentos concretos de la
investigación. (González Rey, 1997,
p.193)

El informe de investigación queda estructurado en
un capítulo de fundamentación teórica, que
aborda los referentes teóricos encontrados sobre el tema,
un diseño metodológico que sustenta
científicamente la investigación y un
capítulo para el análisis de los resultados
derivados de las técnicas aplicadas. Se incluyen
además las conclusiones obtenidas, las recomendaciones
propuestas, las referencias bibliográficas, la
bibliografía consultada y una serie de anexos que le
permitirán al lector enriquecer su visión del
objeto de estudio de nuestra investigación.

Capítulo
de fundamentación teórica

  •   1.1 Acerca de la Identidad

1.1.1. Definiciones de
Identidad

Desde hace mucho se ha pensado en la identidad
pretendiendo buscar para este término significados que se
acerquen a definirnos como sujetos. Se habla de muchas
identidades, acepciones filosóficas sobre el concepto y
definiciones que sobre ella se han realizado desde las ciencias
sociales y sobre todo, desde el ámbito de la
Psicología donde el tema ha sido ampliamente
estudiado.

Dentro de la Filosofía se ofrecen varias
definiciones de la identidad, que están comprendidas en el
diccionario de Abbgnano (1966, citado por De la Torre, 2001):
Aristóteles, por ejemplo, concibe la identidad como unidad
de sustancia; Leibniz como la sustituibilidad, o sea, las cosas
que pueden sustituirse unas por otras son idénticas y F.
Waismann la entiende como convención, lo que
supondría declarar cuando se habla de identidad el
criterio adoptado por quien hace la referencia.

Después de la Segunda Guerra Mundial se dan las
contribuciones de Erikson (1959), psicoanalista pionero en el
estudio de las identidades, quien ofrece una de las primeras
definiciones de la identidad en el ámbito de la
Psicología y hace alusión a ella planteando que "el
término identidad expresa una relación mutua que
connota a la vez una persistente conciencia de mismidad y una
persistente capacidad de compartir caracteres esenciales con
otros." (p.109)

Este concepto de Erikson se ilustra en lo que
Béjar y Capello (1990) refieren como "sentido de mismidad
y continuidad que experimenta un individuo en cuanto a tal."
(p.42)

De la Torre (1995), teniendo en cuenta las anteriores
definiciones refiere que si llegara a perderse la conciencia de
mismidad, la identidad de una persona, por ejemplo, sería
como la identidad de un objeto y esta aseveración refuerza
lo planteado por Fitzgerald (1993) al expresar la idea de que la
identidad es aquello esencial que transforma a las criaturas
biológicas en seres humanos.

Estos autores hacen referencia a la identidad como
conciencia de mismidad, al igual que De la Torre, a quien tomamos
como referente teórico para la comprensión de la
identidad, concibiendo a la persona portadora de una determinada
identidad como la misma a lo largo del tiempo (pasado, presente y
futuro) lo cual no significa que la identidad sea
estática, por el contrario, es concebida como proceso
dinámico.

Como ha sido referido, la identidad es entendida desde
diferentes posturas de análisis, unas comprenden
más o menos las otras, aunque existen definiciones que
excluyen los criterios referidos en este abordaje. Los contextos
en que el término se utiliza son diversos y para evitar
ambigüedades vamos a clarificar el sentido en que va a ser
utilizado en la presente investigación, siendo adoptado la
definición de De la Torre (2001) sobre las identidades
humanas, vistas como identidades de sujetos individuales y
colectivos, considerando ambas identidades como socialmente
construidas y totalmente enlazadas, al plantear:

Cuando se habla de la identidad de un sujeto individual
o colectivo hacemos referencia a procesos que nos permiten asumir
que ese sujeto, en determinado momento y contexto, es y tiene
conciencia de ser el mismo, y que esa conciencia de sí se
expresa (con mayor o menor elaboración o awareness) en su
capacidad para diferenciarse de otros, identificarse con
determinadas categorías, desarrollar sentimientos de
pertenencia, mirarse reflexivamente y establecer narrativamente
su continuidad a través de transformaciones y cambios.
(p.82)

Las identidades y sobre todo las identidades colectivas
(también manejadas como sociales), las que constituyen el
objeto de la presente investigación, han sido estudiadas
desde varios puntos de vista, que según la citada autora
se encuentran más o menos comprometidos con los que se han
denominado enfoques subjetivos u objetivos.

Salazar (1987) refiere la diferenciación entre
las características objetivas que le son propias a una
identidad y las formas en que el individuo se concibe a sí
mismo, o sea, su autopercepción. Este autor nos aclara las
diferencias entre lo objetivo de las características de un
grupo y la subjetivización que el grupo hace de
ellas.

Se habla entonces de un primer enfoque objetivo
más antiguo, multidisciplinario y manipulador por la
cuestión de "lo realmente objetivo", centrado en las
características que diferencian a un grupo social de otro.
Estos enfoques objetivos hacen énfasis en las
determinaciones estructurales, así como en las historias
compartidas, la transmisión de valores y estilos de vida
de generación en generación.

Sin embargo, un estudio objetivo acerca de la Identidad
Social de un determinado grupo precisará también
ofrecer información sobre la autopercepción que de
él tienen sus miembros. El punto de vista subjetivo da
lugar a enfoques perceptivos, basados en la autoimagen,
heteroimagen, autopercepción y representaciones sociales;
así como a enfoques de pertenencia.

El enfoque de pertenencia, de gran utilidad para la
comprensión de las identidades sociales o colectivas fue
especialmente desarrollado por Tajfel (1974 y 1984), quien
entiende la Identidad Social como una parte del autoconcepto del
sujeto relacionado con la pertenencia a un grupo social, con la
conciencia y la autovaloración sobre dicha pertenencia. Se
desprende de esto la importancia que tienen los sentimientos de
pertenencia a un grupo por parte de las personas que forman parte
de él, en términos de Identidad Social.

Pero al decir de De la Torre (2001), para comprender la
identidad no se pueden separar las diferentes aristas que la
estudian. Unos y otros enfoques se complementan.

La intención de esta investigación no es
estudiar la Identidad Social o Colectiva, desde la defensa de uno
u otro enfoque, sino que se propone el estudio de la Identidad
Social de un grupo de travestis masculinos residentes en el
municipio Pinar del Río a partir de una visión
integrada de ambas propuestas.

1.1.2 Lo individual y lo colectivo como identidades
humanas

"La continuidad y la ruptura son dos
dimensiones

básicas de las identidades
individuales y colectivas, en

las cuales siempre están
ocurriendo cambios observables"

Carolina de la Torre

Partiendo de concebir las identidades individuales y
colectivas como igualmente sociales, nos acercamos a una
comprensión más cercana de nuestra condición
como seres humanos. De esta forma, al referirnos a las
identidades colectivas como identidades sociales no se ignora que
las identidades personales son igualmente sociales, pues "el
autoconcepto es tan socialmente construido como la pertenencia".
(De la Torre, 2001, p.86) o como cuando expone: "Existen
identidades individuales y colectivas, ambas son igualmente
sociales y están relacionadas de forma
absoluta."(p.83)

Esta autora aborda que en el proceso de
construcción de la identidad, se hace significativa la
interacción entre los sujetos y la conciencia de compartir
caracteres similares con otros así como algunas
diferencias con ellos, aspectos que van permitiendo al individuo
el logro de su sentido de identidad, la cual es
históricamente constituida, dinámica y enriquecida
por la existencia de los grupos sociales. La identidad personal
se conforma y se consolida a partir de la pertenencia a grupos
sociales, desde el mismo momento del nacimiento.

La familia es el primer grupo al que pertenece el
individuo, en ella se apropia de las costumbres, las creencias y
la cultura de la sociedad, a la vez que le facilita al sujeto la
interacción con otros agentes socializadores como la
escuela e iguales. De la familia por lo general se obtiene
afecto, valores, recursos que le facilitarán al sujeto la
interacción social, a la vez que aprende roles y se hace
centro de las expectativas de los padres u otros
familiares.

El grupo de amigos, influye también en la
conformación de la propia identidad personal
viéndose esta favorecida en mayor o menor grado, por la
coincidencia de objetivos e intereses, entre otros elementos, por
parte de los miembros del grupo y por las características
que adopte el proceso de diferenciación entre
ellos.

En relación a esa influencia de la cultura, el
medio y los otros, son muchos los aportes que Vigostky (1987)
ofrece en su Enfoque Histórico Cultural, favoreciendo el
análisis de la influencia que tienen los citados grupos
para el desarrollo de la subjetividad de las personas y aplicando
esto a la presente investigación, a las identidades
humanas, o sea, de las personas y los grupos, no es posible
concebir a las personas aisladas del medio social donde
están insertas desde el nacimiento, ni de sus relaciones
sociales, pues el medio según nos dice Vigostky, influye
sobre los sujetos al tiempo que ellos reproducen, crean y
modifican esa realidad externa.

De esta forma las identidades personales son formadas a
partir de la influencia de las identidades colectivas, manejadas
en este estudio como grupales, las que están culturalmente
definidas en un espacio social e histórico determinado y
que pueden ser modificadas por la acción de los propios
individuos en la cotidianidad de sus interacciones, ya sea para
su modificación o para la creación cultural de
nuevas identidades colectivas a raíz de las necesidades
individuales de los sujetos.

La idea de que la identidad no es estática, con
lo cual estamos de acuerdo, es abordada por Mohanty (1994) al
plantear que "la identidad no está pre-dada, sino
que tiene que ser continuamente restablecida (…) La
identidad de una persona nunca está cerrada, fijada de una
vez por todas. (p.34)

El hecho de que la identidad no es estática
está relacionado con el papel activo que los sujetos
asumen durante la conformación de dicha identidad, tanto
para las personales como para las colectivas, y nos remite a la
obra de Giddens (1984), quien considera las identidades
colectivas como recreadas continuamente por los individuos siendo
estos actores en el proceso identitario. Su afirmación nos
ayuda a comprender que una identidad colectiva es el medio a la
vez que es también el resultado de las identidades
individuales a las que recursivamente la identidad colectiva
organiza.

De la Torre (2001) plantea además, la necesidad
vital que para la formación de una identidad grupal
representan los sentimientos de pertenencia al grupo por parte de
sus miembros, pertenencia que incide significativamente en la
expresión de la identidad personal de ellos.

Estamos en condiciones de plantear como lo ha abordado
esta autora que las identidades individuales y las colectivas se
necesitan entre ellas y se condicionan; no pueden verse de forma
aislada, las identidades personales dependen de las colectivas y
estas últimas para su formación y desarrollo
necesitan de las personales. Sin embargo, existen diferencias
entre unas y otras, el carácter colectivo no puede ser
considerado como la suma de caracteres psicológicos
individuales de los miembros de un grupo determinado, sino como
emergente social producto de la interacción de estos con
el medio y entre sí, aunque los rasgos grupales
estén presentes en muchos sujetos individuales, o sea, los
miembros del grupo social.

Al ser seres sociales estamos constantemente
interactuando con otras personas por lo que en el cómo nos
percibimos influye el cómo nos perciben los otros,
mediando ambos aspectos en la conformación de las
identidades individuales y colectivas. El sujeto en el proceso de
construcción de su identidad personal internaliza las
expectativas de los otros con los que interactúa respecto
a él, otros que en este caso particular, serían los
miembros de un grupo social.

La identidad colectiva o grupal influye en la
conformación de las identidades personales de sus
miembros, a la vez que sería imposible la existencia de
una identidad colectiva o grupal sin la presencia de sujetos
individuales y sus identidades personales que lleguen,
después de determinados procesos a pensarse como "un
sujeto colectivo", al decir De la Torre (2001), influyendo las
identidades colectivas en las identidades personales y
viceversa.

Queda claro a partir de lo expuesto que para la
formación de ambas identidades juega un papel fundamental
la existencia de otros sociales, es decir, personas con las que
se interactúa. Esta idea puede ser ilustrada a partir de
la frase "nuestra autoimagen total implica nuestras relaciones
con otras personas y su evaluación de nosotros." (Gerth y
Wright, 1964, p. 80)

El hombre en la medida que comparte su vida con los
otros en sociedad, va identificándose y
comprometiéndose con múltiples identidades
sociales, apropiándose de una u otras. Se forman
concientemente determinados grupos, determinadas identidades
colectivas, en los que su identidad personal por lo general, se
ve favorecida. Allí podrá sentirse a gusto,
desinhibido, pensar, desarrollar los recursos que necesita como
persona no sólo para vivir, sino para hacer mejor su
existencia, sobre todo si en ese espacio social encuentra el
afecto y la aceptación que necesita.

1.1.3. El grupo dentro de las
colectividades

La identidad se va a empezar a conformar desde el
momento mismo del nacimiento, en el devenir constante de los
procesos de identificación – diferenciación con el
medio que nos rodea. Poco a poco se va a ir enriqueciendo y
organizando a medida que aumentan los círculos donde el
niño se inserta y las personas con las que se relaciona.
(Dilla, 1996, p.143)

Partiendo de lo anterior se puede considerar la
identidad no como algo innato predeterminado, sino más
bien como un proceso social dinámico, cuya
formación implica a los grupos, a partir de considerar que
desde el nacimiento formamos parte de ellos.

La identidad grupal, según De la Torre (2001)
requiere de los siguientes elementos:

  • Características objetivas que distinguen a
    unos grupos identitarios de otros.

  • Elaboraciones subjetivas acerca de las
    características comunes.

  • Sentimientos y representaciones que están
    asociados a la pertenencia al grupo y que permiten a los
    miembros autocategorizarse como tales.

  • Procesos discursivos que permiten no sólo
    nombrar, sino identificar, expresar un sentido y construir
    permanentemente espacios sociopsicológicos y
    culturales de pertenencia. (p.203)

Según nos dice esta autora, durante la
formación de la identidad de un grupo social, los
individuos comparten similitudes relacionadas a la
religión, el género, la sexualidad, la
nacionalidad, las preferencias, la orientación sexual, los
roles sociales asumidos, entre otros elementos con una fuerte
carga cultural, que se hacen comunes para todos los miembros,
contribuyendo a establecer el sentido de identidad tanto para el
sujeto individual como para el grupo como sujeto
colectivo.

De esta forma la cultura influye decisivamente en la
formación de la identidad grupal, sobre todo porque las
personas y grupos vivimos en sociedad, nos apropiamos de la
cultura existente a la vez que la trasformamos, creamos nuestra
propia cultura durante la interacción social.

Es importante que cada sujeto que forma parte de un
grupo tenga conciencia de que es parte de él. Los
sentimientos de pertenencia deben estar presentes en cada uno de
sus miembros como parte de su identidad personal, la historia,
las creencias, los rasgos y costumbres del grupo, son
también suyas como fruto de la creación de este.
Esos rasgos identifican al grupo, lo diferencian de otros grupos
sociales por su originalidad y singularidad, de la misma forma
que el sujeto al construir su identidad personal, se diferencia
de otras personas, aunque comparta características
similares con algunas de ellas, al decir de la autora
citada.

La Psicología se interesa sobre todo por el
estudio de los grupos reales donde la interacción entre
los sujetos es directa. Estas personas llegan a sentirse parte
del grupo, con sentimientos asociados a la pertenencia, elemento
que influye decisivamente para la formación de una
determinada identidad colectiva.

A partir de lo anterior y considerando además los
aportes de Bello y Casales (2003) podríamos entender a las
interacciones de los miembros de un grupo como esencialmente
necesarias, al expresar que los grupos surgen a partir de la
necesidades objetivas de cooperación y de la necesidades
subjetivas de interacción de las personas.

Todos los miembros del grupo pueden participar en el
proceso de construcción de la identidad grupal, partiendo
de considerar que el grupo atraviesa por lo general, diferentes
etapas en su devenir histórico.

Las interacciones de los sujetos individuales con el
resto de los miembros del grupo a lo largo del tiempo, o sea, en
el decursar de sus vidas cotidianas, dejarán huellas en la
conformación y modificación de las identidades
personales de estos sujetos a la vez que la identidad grupal se
ve consolidada, modificada acorde a los sucesos que vive el
grupo, al decir de De la Torre (2001).

Esto le concede especial relevancia al estudio de la
Identidad Social del grupo tomado como muestra para la presente
investigación, el que históricamente ha vivenciado
sucesos degradantes con implicaciones emocionales, resultando
necesario el conocimiento de sus características
propias.

Mesa (2003) quien hizo una investigación para
conocer si travestis, transexuales y trasformistas constituyen un
grupo de Identidad Social en Cuba, afirma que:

"Constituyen un grupo de Identidad Social por toda una
serie de factores que han venido a confluir para reunir a estas
personas y conformar una identidad con la que pueden
identificarse y presentarse ante el otro
social."(p.146)

Según esta autora la Identidad Social de ellos se
desarrolla a partir de una serie de vivencias compartidas e
historias que como grupo los legitiman y que les brindan un lugar
emergente, comparten la marginación y el rechazo social,
así como el portar una imagen femenina como
norma.

Cada grupo posee cualidades propias que le otorgan un
sello particular y por tanto, la posibilidad de distinción
de otros grupos sociales dentro de una misma nación o
espacio sociocultural. La presente investigación se centra
en el estudio de las características de la Identidad
Social (grupal o colectiva) de un grupo de travestis masculinos
del municipio Pinar del Río.

Los grupos sociales, según Garduño y
Pavón (2006) se caracterizan por la existencia de una
identidad compartida, los integrantes creen tener algo en
común. Estos sujetos conviven y se relacionan
regularmente. Estas autoras agregan además que en el grupo
existe una estructura social a través de la
interacción formal o informal y que para la
coordinación de las actividades que realizan se establece
una estructura de roles y status.

La existencia de una identidad grupal le permite a los
sujetos identificarse con el grupo, sobre todo cuando son
congruentes las metas individuales con las grupales o por
cuestiones de afecto, entre otras tantas. La filiación a
un grupo social determinado ofrece la posibilidad de hacer frente
ante la exclusión o rechazo que la sociedad maneja como
sanción ante la expresión de determinadas
características de la identidad de alguien que no se
corresponde con los rasgos o preferencias de la mayoría de
los individuos con los que se relaciona.

En la sociedad cubana actual existe una gran variedad de
grupos sociales, unos diferentes de otros, con
características particulares con las que sus miembros se
identifican, y que exhiben con más libertad cuando
desarrollan actividades dentro del grupo. El individuo, que en
otro espacio social se sienta rechazado ahora habrá
encontrado un espacio que fortalezca su identidad personal, que
le brinde seguridad, obteniendo un mayor disfrute de su
vida.

Un ejemplo típico de lo planteado pudiera ser el
grupo de travestis masculinos del municipio Pinar del Río,
espacio social donde interactúan sujetos que se
identifican con roles genéricos femeninos, elemento que
desde lo cultural está asociado al sexo femenino,
colocando a sus miembros en un grado mayor de vulnerabilidad ante
el rechazo social.

1.1.4. Identidad Social: concepto, teoría y
componentes

Como fue abordado en epígrafes anteriores y
según las definiciones de la doctora De la Torre (2001)
las identidades individuales y colectivas son igualmente sociales
por su origen, pero en este estudio nos estamos refiriendo a las
identidades colectivas solamente y hacemos la acotación,
porque coincidimos con esta autora en no obviar el
carácter social de las identidades individuales, quien
define la Identidad Colectiva como:

Se puede decir que se ha formado una identidad social o
colectiva, que un grupo humano se ha constituido en grupo
identitario para los otros y para sí, cuando este logra
pensarse y expresarse como un "nosotros" y de alguna u otra
manera, más o menos sólida, más o menos
consciente, puede compartir rasgos, significaciones y
representaciones, una imagen de las mismas y sentimientos
asociados a la pertenencia e identificación con esos
rasgos. (p.203)

Como teoría, la Identidad Social fue abordada por
Tajfel y Turner (1979) y contiene dentro de las ideas centrales a
la categorización, la identificación y la
comparación.

La categorización comprende que el ser humano
incluye a las personas en categorías y de esta forma puede
comprender el entorno social donde se desarrolla. Estas
categorías suelen ser diversas y al categorizar a los
individuos, el propio sujeto puede encontrar la categoría
a la que pertenece tomando de ella actitudes propias. Las
personas buscan al categorizarse hacerse una identidad positiva a
partir de la valoración en correspondencia a los aspectos
relacionados con esa categoría.

Otra de las ideas principales de la teoría, la
identificación, está referida a que los sujetos se
identifican con los grupos a los que consideran pertenecer y en
ocasiones cuando se expresa un "nosotros" representando a los
miembros de un grupo, se está aludiendo a una Identidad
Social.

Según De la Torre (2001), en el caso de las
identidades colectivas, vistas también como identidades
sociales será siempre vital que el sujeto se exprese como
un nosotros. El grupo es un sujeto colectivo.

La tercera idea principal de la teoría de la
Identidad Social es la comparación, según la cual
para autoevaluarnos a nosotros mismos, nos comparamos con otras
personas similares a nosotros. La comparación social
concibe al sujeto en un proceso donde estaría
comparándose constantemente con los otros con los que
interactúa.

Es importante referir, para una mejor comprensión
de las identidades sociales, tres componentes que han sido
establecidos para el estudio de la identidad y que forman parte
de ella, componentes que Díaz y Pino (1999) citan en su
Tesis de Diploma siendo los cognitivos, los afectivos y
conductuales.

El componente cognitivo está concebido en las
representaciones sociales y en el conjunto de rasgos o
significaciones que tienen los miembros de un grupo sobre su
pertenencia a este. Para Jodelet (1988) las representaciones
sociales son:

(…) el conocimiento espontáneo, ingenuo,
de sentido común o pensamiento natural, en
oposición al científico. Este conocimiento se
constituye a partir de nuestras experiencias, pero también
de las informaciones, conocimientos y modelos de pensamiento que
recibimos y trasmitimos a través de la tradición,
la educación y la comunicación social.
(p.477)

Es por ello que la representación social es
entendida como un conocimiento socialmente construido y
compartido puesto que permiten que la comunicación social
fluya, transformando el pensamiento científico en un
pensamiento común. A través de ellas los individuos
intentan explicar lo habitual que les sucede.

El componente cognitivo de la identidad y más
específicamente, las representaciones sociales, nos
permiten entender lo intercambiado por los miembros de un grupo
sobre su pertenencia a este, estructurando y viabilizando el
conocimiento social. Estas representaciones constituyen una
guía para la acción concreta y para la
sistematización de saberes prácticos.

Al concebir este componente cognitivo no debemos olvidar
que la identidad tiene también lo afectivo y lo
comportamental, que van a reforzar al componente cognitivo en la
constitución de una determinada Identidad Social o
Colectiva.

El componente afectivo está referido en el caso
de las identidades sociales, a los sentimientos que existen
respecto a la pertenencia a un determinado grupo social, que sin
lugar a dudas tienen un importante papel en la
conformación de la identidad, subjetivamente construida
por las personas que forman parte de él,
permitiéndole al grupo y sus miembros pensar y sentirse
como un sujeto colectivo, con la sensación de orgullo,
deleite, aceptación o los contrarios.

El componente conductual, relacionado a los dos
anteriores, comprende la participación activa de los
sujetos en las actividades sociales y culturales del grupo,
manifestándose en las conductas o comportamientos de ellos
en el contexto histórico social en que ese grupo
existe.

Desde lo anteriormente expuesto, podemos concluir que
"en función de las representaciones y vivencias que
alrededor de un grupo social se tengan, así será el
compromiso, la implicación y la participación de
cada individuo en las prácticas sociales y culturales
propias del mismo y así será también el
grado en que cada uno asuma las actitudes y formas de vida acorde
al mismo". (Díaz y Pino, 1999, p.36)

1.1.5. Cubanidad e Identidades
Sociales

La identidad de un grupo está vinculada
estrechamente al contexto nacional donde el grupo existe, esta
idea se refuerza con lo planteado por Ortiz (1939, citado por
Suárez, 1996) quien expone que los propios criterios que
permiten dibujar los contornos de una identidad, las fronteras,
que permiten diferenciar una cosa de otra solamente pueden ser
entendidos en los propios contextos en que esos atributos han
sido construidos, o sea, objetivados y definidos.

A partir de esta idea podemos entender la importancia
que tiene para la entender las expresiones de la identidad de un
grupo determinado, las referencias del contexto nacional
histórico y cultural en el que está inserto, pues
ningún grupo o individuo puede verse independiente de la
cultura ni del contexto social del que forma parte. Para ilustrar
lo expuesto citemos a De la Torre (1995) al plantear:

"Las identidades personales y grupales obedecen a
diferentes influencias de la cultura sobre los sujetos, pero la
cultura está en las personas como mismo las subjetividades
son resultados culturales." (pp. 111-115)

Aplicando este análisis al ámbito de lo
nacional y lo grupal sería necesario considerar las
influencias culturales para la expresión de las
características identitarias de grupos sociales como el
estudiado. Veamos resultados de algunas investigaciones que
tributan al conocimiento de tal influencia, sobre todo,
investigaciones relacionadas a lo que desde la sexualidad se
asume o se espera de ser cubanos.

García, M. (1997) cita el resultado de
investigaciones como las de Cabrera y Cherisían (1993) y
Rojas (1995) informando que en temas de sexualidad los cubanos se
consideran como sujetos activos, ardientes, fogosos, atractivos,
extrovertidos, cariñosos, con prejuicios hacia la mujer y
los homosexuales.

Calviño (1995, citado por Mesa, 2003) plantea que
el cubano es depositario de una representación social
tanto nacional como internacional en la que asoma como gran
artífice del amor, de una fogosidad lujuriosa,
especialista en contiendas sexuales, de lo que es una hembra o un
macho de forma remarcada, y que según este autor si lo es
o no, no es tan primordial como cuánto se lo crea y logre
hacérselo creer a los demás. Agrega además,
que para el cubano la sexualidad liberada de toda sobreexigencia
es un valor y un modo asumido de su identidad. Esta sexualidad es
homofóbica como cuestión evidente, su modo de
concebir y vivir la sexualidad supone que esta sólo puede
ser "hetero", concibiendo la homosexualidad como una
aberración corrupta e inadmisible en el plano
ético, mientras que se considera en el plano médico
una enfermedad, en el político, una desviación del
camino correcto y en el estrictamente sexológico, un
desperdicio.

Para entender las expresiones de la identidad de un
sujeto, no se pueden negar las de su sexualidad, y las
expresiones de su sexualidad están presentes en los
comportamientos que asume dicha persona en sociedad.

Tomando como base las ideas expuestas por los autores
citados y considerando los patrones culturales del cubano
referentes a la sexualidad donde el hombre debe comportase acorde
a lo pautado para el género masculino, nos tocaría
valorar la influencia que tiene para los sujetos estudiados la
pertenencia a un grupo social que les permite desarrollar su
identidad personal con todo lo que integra desde el punto de
vista de su sexualidad, identificándose con roles
genéricos femeninos, roles por lo general rechazados en el
contexto nacional y que junto a su vestuario y apariencia
personal contradicen lo estimado tradicionalmente como
correcto.

Desde lo social los travestis pueden convertirse en
objetos de la burla de los otros, de irrespeto a la diversidad y
de distintas reacciones sociales de la mayoría
heterosexual, considerando que la homosexualidad no es aceptada
en nuestro contexto nacional.

En el grupo pueden estar presentes una serie de
dificultades económicas y sociales, las primeras
manifestadas en el acceso a las modas, vestuarios y accesorios
utilizados por los travestis para modelar sus cuerpos, así
como otras referidas por Mesa (2003). El grupo estudiado puede
constituirse en un espacio para refugiarse de la crítica
de la que son objetos sus miembros por portar
características femeninas siendo biológicamente
hombres y asumiendo roles asociados social y culturalmente al
sexo femenino.

A propósito de la cubanía en el grupo
estudiado, de su condición de ser cubanos a la vez que son
travestis, salta a la publicidad que los sujetos no siempre
adoptan los rasgos que desde el punto de vista de la sexualidad
se esperan en un contexto cultural y nacional como el nuestro,
específicamente en relación a los roles
genéricos asumidos. Esta situación puede ser
conflictiva para los miembros de dicho grupo y fuerza el
interés por el estudio de las características que
definen su Identidad Social.

1.2. A Propósito del
Travestismo

1.2.1 Antecedentes y
definiciones

Según Mesa (2003), en el S XIX los
sexólogos desde Richard Von Krafft-Ebing hasta Magnus
Hirschfeld, abordaron el tema del travestismo mezclándolo
con la homosexualidad, la bisexualidad y el hermafroditismo
así como con lo que más tarde se conocería
como transexualismo.

Pérez, N. (2001, citada por Mesa, 2003) refiere
lo relacionado a la descripción del travestismo como obra
de Wesphal, quien en 1876 publicó el caso de un sujeto
arrestado por el robo de objetos femeninos, estando vestido con
prendas de mujer sin ser homosexual.

El Diccionario de términos, conceptos y
personalidades en Psicoanálisis ofrece otra referencia,
relacionada esta a "la enfermedad de los escitas". Los escitas
eran habitantes de la Escitia, región de Europa, al norte
del Mar Negro, los cuales eran hombres que cuando fracasaban en
sus relaciones heterosexuales y comprobaban su fracaso en el sexo
en más de una ocasión, creían haber cometido
alguna falta contra la divinidad a la cual le atribuían la
causa de su fracaso, travistiéndose con ropas de mujer y
desarrollando junto a ellas las mismas actividades.

Más tarde, en la década de 1960, se
conocería el caso de Bernard Boursicot, empleado de la
embajada francesa en Pekín por Shi Pei Pu, quien
representaba papeles femeninos como la Madame Butterfly de
Puccini, creyéndose una mujer, según lo
extraído de la Biblioteca Encarta (2009).

Para la segunda mitad del siglo XX
comienzan a aparecer otros estudios sobre el tema siendo
considerado por varios autores como un fenómeno que se
presenta en ambos sexos, no es exclusivo de los hombres aunque en
ellos ha sido más común visualizarlo, según
expone Sommer en
http://litart.mforos.com/1082391/6488212-travestismo/. Sin
embargo los sujetos que componen la muestra de la presente
investigación son únicamente travestis
masculinos.

Partes: 1, 2, 3

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