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Actividades físicas y su influencia en la disminución de la violencia doméstica



  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Desarrollo
  4. Conclusiones
  5. Bibliografía
    citada

Resumen

El ser humano no es violento por naturaleza. No
obstante, la relación entre consumo de alcohol y conductas
violentas constituye un problema social que a menudo tiene
repercusión legal, y se ha ido incrementando en numerosas
partes del mundo hasta, incluso, ser asumidas por algunas
personas y grupos humanos como parte de la vida cotidiana, sea en
forma resignada o como expresión de airadas protestas.
Luego de aplicar una serie de actividades físicas,
recreativas en esta zona, llegamos a reconocer que las opiniones
eran totalmente diferentes, se sentían más
motivados al incorporarse a las actividades organizadas en la
comunidad, en conjunto con las mujeres que pueden demostrar sus
habilidades hogareñas, lo que les permite mantenerse en
forma y distraerse de la rutina del hogar.

Summary

The human being is not I force by nature. Nevertheless,
the relationship between consumption of alcohol and violent
behaviours constitutes a social problem that often she has legal
repercussion, and she has left increasing in numerous parts of
the world until, even, to be assumed by some people and human
groups as part of the daily life, be in resigned form or I eat
expression of angry protests. After applying a series of physical
activities, recreational in this area, we end up recognizing that
the opinions were completely different, they felt more motivated
when incorporating to the activities organized in the community,
together with the women that can demonstrate their homelike
abilities, what allows them to stay in form and to amuse of the
routine of the home.

Introducción

La Cultura Física en la contemporaneidad ha
tenido una marcado aceptación en todas sus áreas de
actuación a nivel Nacional e internacional. La propia
evolución de la especie humana y su desarrollo cultural ha
visto en sus hábitos de origen la respuesta a muchas
interrogantes actuales, la vida sedentaria causa un sin
número de trastornos al funcionamiento del organismo
humano, el cual está diseñado para el
movimiento.

La práctica del ejercicio físico y del
deporte sistemático contribuyen un por ciento elevado al
mejoramiento de la calidad de vida, como también el
deporte constituye una terapia social al ganar a diario
apasionados aficionados y nuevos atletas, jóvenes y menos
jóvenes que ocupan su tiempo sanamente como espectadores o
protagonistas y dejan de ser en este período un problema
para la sociedad, colmada de malos vicios, como el
alcoholismo.

En realidad, y aunque provisionalmente mantendremos el
término de violencia, por ser el más
aceptado, no nos estamos refiriendo exactamente a violencia, sino
a agresión(1),
aunque de hecho son términos que pertenecen a un mismo
campo semántico, y por lo tanto tienden a
confundirse.

La violencia se define como "todo cuanto se
encamine a conseguir algo mediante el empleo de una fuerza, a
menudo física, que anula la voluntad del otro"

(UNESCO, 1988, T. IV: 2354); es un acto finalista, orientado a la
consecución de algo: un gol, un país, un bolso, un
hueco para aparcar el coche, o el cuerpo de una mujer…, un acto
en suma que no puede ser gratuito. Jurídicamente se
distingue entre violencia y coacción o
intimidación, términos éstos relacionados
con aquellos actos por los que se inspira a alguien el temor
racional y fundado a sufrir un mal inminente en su persona,
bienes o familia.

La violencia es por tanto, en este sentido, una forma de
resolución de los conflictos de intereses, sean
interpersonales, internacionales, económicos, sociales o
políticos… El proceso civilizador viene intentando
desterrar, por supuesto, este burdo mecanismo de
resolución de conflictos y de satisfacción de
necesidades, pero es evidente que aún no se ha conseguido.
Los medios de comunicación nos muestran a diario las
pruebas.

Las propias circunstancias sociales, han impedido que
hechos de violencias, vicios, etcétera hayan quedado en el
olvido. Esta situación está vigente en la sociedad,
donde es considerado uno de los problemas de más alto
nivel, reuniendo a estos acciones de agresiones tanto verbal como
físicos; afectaciones que deja como secuela en el ser
humano.

Cuando pusimos en práctica los conocimientos
adquiridos para hacer un diagnóstico de la
situación en realización al consumo de alcohol y
grado de violencia doméstica en la Comunidad La Soledad
1.

Desarrollo

Según la psicología moderna, la violencia,
es un problema social y de salud que afecta a todos sin
distinción de clases sociales, está relacionado con
malestar, maltratar, violar, forzar, es decir, siempre utiliza el
uso de la fuerza para producir un daño o resolver
conflictos interpersonales.

También es un acto de violencia en el caso de los
padres divorciados, el hablar mal del excónyuge delante de
los hijos o utilizarlos para hacerle daño al
otro.

Manifestaciones de violencia:

  • a) Abuso verbal: rebajar, insultar,
    ridiculizar, humillar, utilizar juegos mentales e
    ironías para confundir, etcétera.

  • b) Intimidación: asustar con
    miradas, gestos o gritos. Arrojar objetos o destrozar la
    propiedad.

  • c) Amenazas: de herir, matar,
    suicidarse, llevarse a los niños.

  • d) Abuso económico: control
    abusivo de finanzas, recompensas o castigos monetarios,
    impedirlo trabajar aunque sea necesario para el sostén
    de la familia.

  • e) Abuso sexual: imposición del
    uso de anticonceptivos, presiones para abortar, menosprecio
    sexual, imposición de relaciones sexuales contra la
    propia voluntad o contrarias a la naturaleza.

  • f) Aislamiento: control abusivo de la
    vida del otro, mediante vigilancia de sus actos y
    movimientos, escucha de sus conversaciones, impedimento de
    cultivar amistades.

  • g) Desprecio: tratar al otro como
    inferior, tomar las decisiones importantes sin consultar al
    otro.

El alcohol genera violencia

El ser humano no es violento por naturaleza. No
obstante, la relación entre consumo de alcohol y conductas
violentas constituye un problema social que a menudo tiene
repercusión legal, y se ha ido incrementando en numerosas
partes del mundo hasta, incluso, ser asumidas por algunas
personas y grupos humanos como parte de la vida cotidiana, sea en
forma resignada o como expresión de airadas
protestas.

Aunque no hay una opinión consensuada sobre el
concepto de violencia, en un sentido restringido y vinculado a la
salud mental podemos hacer referencia a conductas en las que
está presente alguna fuerza física, coacción
psicológica o moral, ejercidas por una persona contra
sí misma, contra otras e incluso contra determinados
objetos, lo cual le ocasiona determinado grado de daño o
limitación en el ejercicio de sus derechos o en la
expresión de sus potencialidades y desenvolvimiento
personal.

A partir de este concepto es fácil comprender la
frecuente asociación de distintas formas de violencia,
intrafamiliar o no, caracterizadas por maltratos físicos,
violaciones, abuso sexual, conductas suicidas u homicidas;
maltrato psicológico que se manifiestan en ofensas,
humillaciones, prohibiciones para el ejercicio de derechos,
accidentes de tránsito o laborales.

También podemos incluir las afectaciones en las
relaciones interpersonales con vecinos amigos e incluso personas
desconocidas; y otras manifestaciones similares de agresividad
física o mental (muchas de las cuales pueden llegar a la
tipificación delictiva) con variados grados de intensidad
y circunstancias, bajo los efectos de la ingestión de
bebidas alcohólicas.

El aumento del riesgo de conductas violentas por el
consumo de bebidas alcohólicas se produce por factores
multicausales que dependen de la propia acción
farmacológica del alcohol, de las características
del bebedor y de las condiciones ambientales en que ocurre la
ingestión de esa bebida.

Los efectos del alcohol sobre la estructura y el
funcionamiento del sistema nervioso central afecta directamente
la conciencia, la que nos permite razonar sobre nuestra propia
existencia y reflejar, de manera adecuada, la realidad
circundante, por lo que el consumo de alcohol puede promover
alteraciones en las percepciones e ideas de las personas que han
ingerido esta sustancia, lo que influye de modo negativo en sus
relaciones con los demás y en la comprensión cabal
de las circunstancias vividas. También puede ocurrir
desinhibición, pérdida de control emocional,
ruptura de códigos ético-morales y de las buenas
costumbres de convivencia, lo que facilita la aparición de
la violencia.

Las características individuales también
actúan como moduladores. Según la personalidad del
consumidor de alcohol, puede desencadenarse distintas actitudes y
estilos de afrontamiento ante los eventos de la vida diaria:
inestabilidad emocional, agresividad, poca tolerancia ante las
frustraciones, pobre concepto de sí mismo y baja
autoestima, e incluso acentuar determinados rasgos de la
personalidad.

No menos importantes son las condiciones ambientales en
las que se combinan el consumo de alcohol y las personas con
mayor tendencia a reaccionar hacia las conductas violentas. La
presencia de otros sujetos que también han ingerido estas
sustancias, las aglomeraciones en los sitios de expendio, los
patrones socioculturales que promueven la intolerancia, la falta
de confianza y la incapacidad para el diálogo y la
comunicación armónica también constituyen
fuentes que favorecen la violencia.

Hay efectos producidos por el alcohol que promueven la
sobrevaloración y seguridad en sí mismo del sujeto,
lo que unido al entorpecimiento en sus capacidades de juicio y
razonamiento, y al retardo en los reflejos, constituyen una de
las principales causas de accidentes automovilísticos y en
puestos laborales de riesgo, que son otras modalidades de
conductas auto y heterodestructivas violentas.

El nivel de alcohol en sangre, la severidad de la
embriaguez y la asociación con otras drogas psicoactivas
también marcan diferencias en la violencia ejercida bajo
los efectos del alcohol.

La proclividad a la violencia influenciada por la
ingestión de bebidas alcohólicas se puede producir
tanto en un bebedor ocasional en estado de embriaguez como en el
estado habitual de un dependiente alcohólico. Por tanto,
beber cada vez menos para no llegar a la embriaguez o no beber
será una invitación reflexiva protectora contra la
violencia y sus consecuencias.

Toda práctica en esta dirección implica
una garantía de responsabilidad, cuidado de sí
mismo y promoción de una convivencia armónica,
segura, y sobre todo auténticamente más
humana.

Plan de actividades física – recreativas
para la disminución la violencia doméstica por
consecuencia del alcoholismo en la comunidad.

  • 1. Talleres sobre violencia
    doméstica.

  • 2. Videos debate sobre violencia.

  • 3. Actividades de promoción
    cultural.

  • 4. Actividades de recreación
    sana.

  • 5. Funcionamiento de los círculos de
    abuelos y Bailotarapia.

  • 6. Exposición culinaria.

  • 7. Exposición de
    artesanía.

  • 8. Presentación de comedias.

  • 9. Juegos de mesa.

  • 10. Juegos deportivos.

Conclusiones

Luego de aplicar una serie de actividades
físicas, recreativas en esta zona, llegamos a reconocer
que las opiniones eran totalmente diferentes, se sentían
más motivados al incorporarse a las actividades
organizadas en la comunidad, en conjunto con las mujeres que
pueden demostrar sus habilidades hogareñas, lo que les
permite mantenerse en forma y distraerse de la rutina del
hogar.

Bibliografía
citada

  • 1. Mario Gaviria & Artemio Baigorri.
    (1984). La agricultura periurbana, Comunidad de
    Madrid, Madrid

  • 2. José María Cagigal. (1990).
    Deporte y agresión, Alianza, Madrid (es una
    reedición)

  • 3. Lewis A Coser. (1974). 'Conflicto: aspectos
    sociales', en Enciclopedia Internacional de las Ciencias
    Sociales
    , Aguilar, Madrid, Volumen 3, pp. 17
    ss.

  • 4. Eric Dunning. (1993). 'Reflexiones
    sociológicas sobre el deporte, la violencia y la
    civilización', en Materiales de Sociología
    del Deporte
    , pp.83-108

  • 5. Erich Fromm, (1974). El miedo a la
    libertad
    , , Buenos Aires. Paidós

  • 6. Gerardo Pastor Ramos, (1978), Conducta
    interpersonal. Ensayo de Psicología Social
    sistemática
    , Universidad Pontificia,
    Salamanca.

  • 7. Juan E. Sandoval Ferrer. (1989). Tercera
    Sección de Alcoholismo y otras drogadicciones de la
    Sociedad Cubana de Psiquiatría. La Habana.

 

 

Autor:

Lic. Leyla María Ocejo Buitrago

Profesora de Ajedrez del municipio Bayamo con más
de 8 años de experiencia en el deporte, ha participado en
varios eventos internacionales y nacionales. Desde 2010 se
desempeña como metodóloga de ajedrez.

Enviado por:

Alejandro Pelaez Gamboa

 

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