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Business as usual… (demasiado grandes para acatar la ley) (página 6)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

El analista Daniel Bischof, del Bank Sarasin con sede en
Basilea, indicó que la crisis de la deuda soberana de
algunos países de la Eurozona, en particular Grecia, ha
ayudado sin querer a los bancos en sus lobby, al sacar
presión sobre los activos requeridos para sostener los
préstamos.

"Basilea III es más duro. Pero no tan duro como
se había propuesto en un principio", remarcó
Bischof.

Otra concesión clave otorgada a los bancos fue
postergar hasta 2018 la fecha para cumplir con los
requerimientos, ya que en diciembre pasado el Comité de
Basilea había afirmado que pretendía establecer
fines de 2012 como plazo para aplicar las nuevas
disposiciones.

"La transición hasta 2018 es ciertamente un plazo
de tiempo más flexible que el discutido anteriormente",
aseguró en ese sentido el analista Peter Thorne, del Bank
Helvea.

La definición de lo que constituye el capital
bancario también fue suavizada, destacaron los
expertos.

La reforma del
nunca jamás: un impacto de baja intensidad (la
flexibilización ilimitada)

"Dos informes hechos públicos ayer por los
supervisores financieros internacionales consideran que la nueva
normativa de capital y liquidez para la banca, conocida como
Basilea III, tendrá un impacto muy reducido en la
economía mundial. Restará 1,2 puntos del
crecimiento del PIB mundial en cuatro años"…
Los
reguladores minimizan el impacto que tendrá Basilea III
(Cinco Días – 19/8/10)

El Comité de Supervisores de Basilea, integrado
por los responsables de los principales bancos centrales del
mundo, salió el 18 de agosto a la carga para defender la
implantación de los nuevos requerimientos de capital y
liquidez, conocidos como Basilea III. El organismo divulgó
dos estudios en los que se evalúa el impacto
macroeconómico que tendrá la nueva
regulación.

Los informes reconocen que Basilea III puede reducir el
crecimiento económico mundial en 0,4 puntos porcentuales,
de media anual, durante cuatro ejercicios, pero argumentan que
las ganancias en estabilidad financiera serán mucho
mayores.

De esta forma, el Comité de Basilea responde a la
patronal del sector bancario mundial, el Instituto de Finanzas
Internacionales (IIF, en sus siglas en inglés) que hace
unos meses cifró en un 3% el recorte que sufriría
las economías de Estados Unidos, la Unión Europea y
Japón, hasta 2015, de aplicarse la nueva normativa de
capital.

El director del Fondo de Estabilidad Financiera y
gobernador del Banco de Italia, Mario Draghi, explicaba que "el
análisis es exhaustivo" y que "muestra que los costes
macroeconómicos de implementar estándares
más fuertes son manejables…, mientras los beneficios a
largo plazo para la estabilidad financiera y el crecimiento
económico son sustanciales".

La propuesta del Comité, reelaborada en julio
tras conocer la opinión del sector, establece que los
bancos retengan tres euros por cada 100 que prestan, y endurece
los requisitos para que un activo pueda ser considerado como
capital de alta calidad.

En los informes del 18/8 se incide en que la progresiva
adopción de los nuevos estándares de solvencia, que
no tendrán pleno efecto hasta 2018, reducirá
significativamente el impacto sobre los bancos.

Cómo salir indemne de la nueva
regulación

El estudio hecho público ayer, en el que
también ha participado el FMI, da algunas fórmulas
a las entidades financieras para sobrellevar mejor las nuevas
exigencias en materia de solvencia. En concreto, recomienda a los
bancos que compensen el coste de recabar más capital
recortando costes y los sueldos de los directivos. También
apunta que, dado que los inversores percibirán al sector
como menos arriesgado, podrán encontrar dinero más
barato.

El estudio también aclara que, aunque el capital
se encarezca, los bancos pueden buscar fuentes alternativas de
financiación, a través de los mercados
bursátiles y los ingresos provenientes de empresas no
financieras. Además, señala que los bancos
más grandes y solventes tendrán menos dificultades
para financiarse.

Mentiras y
gordas: lo que oculta el
muro de Berlín (las chicanas del
Buba)

"El presidente del Bundesbank y miembro del Consejo
del Banco Central Europeo (BCE), Axel Weber, confía en que
este fin de semana estará listo el acuerdo sobre las
nuevas reglas de capital que se exigirán a los bancos en
el marco del acuerdo conocido como Basilea III"…
Weber
espera que se alcance un acuerdo sobre Basilea III para este fin
de semana (Expansión – 8/9/10)

"Los diez mayores bancos alemanes necesitan 105.000
millones de euros más de capital para ajustarse a la nueva
normativa del Comité de Supervisores de Basilea,
diseñada para prevenir futuras crisis financieras,
según ha informado la federación bancaria alemana
(BDB, siglas en alemán)"…
Los bancos alemanes
necesitan una recapitalización de 105.000 millones (El
Confidencial – 7/9/10)

Según la nueva regulación, conocida como
Basilea III, los bancos deben tener una ratio de capital Tier 1
del 6% ó el 8%, frente al 4% anterior, lo que afecta a
bancos como Deutsche Bank o Commerzbank. La federación ha
advertido de que los nuevos requisitos y la necesidad de
recapitalizar perjudicarán seriamente a la capacidad de
las entidades para funcionar, frenará el crédito y
lastrará a la primera economía europea.

La Federación Bancaria alemana que engloba al
conjunto de los bancos privados alemanes estima ahora,
después de años de debate de las nuevas normas en
Basilea que la nueva normativa puede ser demasiado restrictiva.
El responsable de la BDB, Hans-Joachim Massenberg, ha dicho que
"hay muchos bancos que no han tenido acceso a los mercados de
capital y que necesitarán tiempo si tienen que reforzarlo
mediante la obtención de beneficios".

El BCE se toma la revancha con Alemania, después
de tantos ataques de "ortodoxia"

"Crece la alerta en torno a la solvencia de los
bancos europeos y, en especial, por los alemanes. La
preocupación que tienen los mercados sobre la
situación de las entidades germanas, más
después de que no se hicieran públicas la mayor
parte de sus pruebas de estrés, ha llegado al Banco
Central Europeo"…
El BCE asegura que los bancos alemanes
están descapitalizados y pide privatizar las cajas (El
Confidencial – 9/9/10)

Según publica el FT Deutschland (9/9), el
economista jefe del BCE, Juergen Stark, ha asegurado que los
bancos alemanes están descapitalizados e insta a la
privatización de los "landesbanks". Estas declaraciones
que realizó ayer durante una reunión con el jefe
del grupo parlamentario de la Unión en Berlín, se
refieren principalmente a las cajas y a los bancos
regionales.

De esta manera, Stark alimenta las dudas sobre el
sistema bancario alemán en un momento especialmente
delicado para todo el sector bancario europeo mientras crecen las
especulaciones sobre la posibilidad de que los bancos no hayan
informado sobre toda la deuda en su poder. De hecho, The Wall
Street Journal (8/9) aseguraba que en los test de estrés
no figuraban todas las participaciones que tenían en bonos
del gobierno.

Y es que, según se supo a comienzos de la primera
semana de septiembre, los diez mayores bancos alemanes
necesitarían unos 105.000 millones de euros para ajustarse
a la nueva normativa del Comité de Supervisores de
Basilea.

Una visita al "quiosco" de la prensa (algunos
comentarios sobre Basilea III)

– Histórico acuerdo eleva los requisitos de
capital para los grandes bancos (The Wall Street Journal –
12/9/10)

(Por Damian Paletta, en Washington, y David Enrich, en
Londres) Lectura recomendada

Los supervisores bancarios alcanzaron un
histórico acuerdo el domingo que impondría nuevas
restricciones a los mayores bancos del mundo, en un esfuerzo
orientado a reducir el riesgo y prevenir una nueva crisis
financiera como la que sumió a la economía mundial
en una recesión.

El acuerdo establecería nuevos
requisitos de capital para los bancos, en un intento por impedir
que las empresas se endeuden demasiado y asuman riesgos
excesivos, algo que muchos consideran un preludio de la reciente
crisis financiera. Los reguladores, sin embargo, les dieron a los
bancos un plazo de más de ocho años para
ceñirse a la nueva normativa.

Aunque el pacto tiene que ver con complejas
fórmulas matemáticas y productos financieros
exóticos, las normas tendrán efectos reales para
las empresas y los consumidores del mundo entero al influir en
los precios y la disponibilidad de créditos hipotecarios,
préstamos comerciales y tarjetas de crédito, entre
otros productos.

"Los acuerdos alcanzados hoy constituyen un
fortalecimiento fundamental de los estándares mundiales de
capital", manifestó Jean-Claude Trichet, presidente del
Banco Central Europeo.

Es probable que las nuevas normas reduzcan las ganancias
de los mayores bancos del mundo, muchos de los cuales han
advertido que las medidas podrían encarecer el costo y
restringir el otorgamiento del crédito.

El núcleo del convenio gira en torno a la
cantidad de capital que los bancos se ven obligados a mantener en
reserva. El capital es lo que los bancos utilizan para absorber
las pérdidas y tanto reguladores como analistas estiman
que las entidades con mayores niveles de capital corren un menor
riesgo de declararse en quiebra.

Los supervisores bancarios acordaron exigir a los bancos
mantener un nivel específico de capital básico
conocido como recursos propios, considerado como la forma
más efectiva de capital porque se utiliza para absorber
pérdidas directamente. El acuerdo estipula que los grandes
bancos con una activa presencia internacional deberán
mantener en reserva recursos propios equivalentes a por lo menos
7% de sus activos, una proporción mucho más alta
que el 2% del estándar internacional o el 4% para los
bancos de Estados Unidos.

Los bancos, sin embargo,
dispondrán de varios años para ajustarse a las
nuevas normas. Los bancos, por ejemplo, tendrán plazo
hasta 2013 para que los recursos propios lleguen a 3,5% de sus
activos. En 2014 ascenderían al 4% y en 2015 al
4,5%.

En ese momento, los organismos
financieros tendrán que empezar a crear un colchón
de capital adicional de 2,5% que deberá estar en marcha el
1 de enero de 2019. Los supervisores estadounidenses
habían deseado que estuviera en marcha un año antes
pero otros países querían que la aprobación
definitiva de las normas se pospusiera hasta 2020. Acordaron el
año 2019 como un compromiso entre ambas partes.

Los reguladores han resaltado que la nueva normativa es
necesaria para garantizar que el interconectado sistema bancario
mundial no afronte otra crisis como la que condujo a los rescates
bancarios financiados por los contribuyentes en 2008 y 2009. Los
gobiernos quieren que los bancos cuenten con grandes reservas de
capital para que puedan seguir prestando dinero, incluso si
empeora la economía.

Si el capital de los bancos cae por debajo del
"colchón de protección", los supervisores
podrían obligarlos a conservar una mayor porción de
sus ganancias para apuntalar las reservas, lo que significa que
dispondrán de menos recursos para repartir dividendos u
ofrecer grandes paquetes de compensación salarial. Algunos
analistas creen que los nuevos estándares podrían,
en esencia, forzar a los bancos a reducir sus carteras de
préstamos o desprenderse de otros activos para mejorar sus
posiciones de capital.

Debido a la cantidad de tiempo concedido para
implementar las nuevas normas, no se prevé que los grandes
bancos estadounidenses recauden capital de forma inmediata, dado
que cumplen con los requisitos iniciales de capital
básico. Los bancos europeos, no obstante, podrían
tener que salir a levantar fondos.

El acuerdo fue negociado en el Comité de
Supervisión Bancaria de Basilea, un consorcio de
reguladores que se reúne en Suiza. Altos funcionarios de
todo el mundo, incluido el presidente de la Reserva Federal, Ben
Bernanke, asistieron a la reunión el domingo, para
rubricar el acuerdo. Se anticipa que el grupo presente su informe
ante los líderes mundiales en la próxima
reunión del Grupo de los 20 que tendrá lugar en
Corea del Sur en noviembre.

– El nivel mínimo de capital exigido a la banca
se triplica con Basilea III (Cinco Días – 13/9/10)
Lectura recomendada

Los supervisores financieros de las grandes
economías mundiales aprobaron ayer una reforma
histórica de las exigencias a la banca en materia de
solvencia, apalancamiento y liquidez. Con el nuevo marco
regulatorio internacional, el capital mínimo requerido a
la banca se triplicará. El G-20 ratificará el
acuerdo en su próxima cumbre.

(Por M. M. Mendieta, Agencias – Madrid,
Basilea)

El acuerdo de Basilea III vio ayer la
luz después de meses de negociaciones. Los gobernadores y
supervisores financieros de 27 de las mayores economías
del mundo (Unión Europea, EEUU, China, India,
Canadá y Suiza, entre otras) han aprobado un paquete de
medidas con el objetivo de reforzar la solvencia de la banca
mundial.

Siguiendo el mandato de los países del G-20 de
diseñar un marco regulatorio para el sector bancario que
evite nuevas crisis y ayude a las entidades financieras a
afrontar futuras pérdidas, el Comité de Basilea ha
alcanzado un pacto que aumenta las exigencias de capital e
introduce nuevos requisitos en materia de apalancamiento y
liquidez.

La medida más significativa del
acuerdo es el aumento del nivel mínimo exigido de capital
de máxima calidad (acciones y reservas, también
conocido como core capital). Del ratio actual del 2%, se
pasará a un 4,5% en 2015. Adicionalmente, se establece un
colchón de protección que se dotará con el
mismo tipo de capital para alcanzar un ratio adicional del 2,5%.
Así, en un plazo máximo de ocho años, las
entidades financieras de todo el mundo deberán contar con
una proporción de core capital del 7%.

Aquellos bancos que no constituyan el citado
colchón no serán obligados a captar fondos en
efectivo, pero sí que tendrán prohibido distribuir
dividendos.

Además de estas exigencias de
capital de máxima calidad, también se amplía
el requisito de Tier 1 (que incluye acciones, reservas y otro
tipo de títulos como participaciones preferentes) que pasa
del 4% al 6%. Si se tienen en cuenta otros instrumentos de
capital y deuda, de menor calidad (Tier 2), la exigencia llega al
10,5% de los activos ponderados por riesgo.

Pacto para una aplicación progresiva

Las reuniones del Comité de Basilea, que
comenzaron el sábado, estuvieron marcadas por el frente de
EEUU, que reclamaba un calendario rápido y el de Alemania,
que prefería una aplicación tranquila. Finalmente,
se ha llegado a un acuerdo intermedio. A partir de 2013 se
empezará a exigir más capital para la
mayoría de países, pero no será hasta 2015
cuando se pida un ratio de core capital del 4,5%. En cuanto a
alcanzar un nivel del 7%, tan sólo se exigirá de
aquí a ocho años.

El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude
Trichet, explicaba ayer en una nota de prensa que "los acuerdos
alcanzados constituyen un refuerzo importante de los
estándares globales de capital" y darán más
estabilidad financiera y al crecimiento a largo plazo.

Desde el Banco de España se aseguraba ayer que
los nuevos requerimientos de capital ayudan a evitar nuevas
crisis financieras, permiten la existencia de bancos más
fuertes y sólidos y despejan las incertidumbres que se
planteaban en el sector sobre ellas.

El G-20 ratificará el acuerdo de Basilea III en
su próxima cumbre, que tendrá lugar en noviembre en
Corea.

Calendario

-En 2013 se empezará a exigir un paulatino
aumento de los niveles de capital.

– A partir de 2015 los bancos deberán contar con
un ratio de core capital del 4,5% y del 6,5% en Tier 1.
También se introducirá unos requisitos
mínimos de liquidez.

– En 2016 se pedirá a los bancos que empiecen a
crear un colchón anticíclico de capital.

– Para 2019, las entidades financieras deberán
cumplir con todos los requisitos de la nueva
regulación.

– Las nuevas reglas de la banca mundial reciben elogios,
pero con algunas reservas (The Wall Street Journal –
13/9/10)

(Por Damian Paletta y David Wessel) Lectura
recomendada

Dos años después de que el
colapso de Lehman Brothers Holdings Inc. sacudiera al sistema
financiero global, los supervisores bancarios y los bancos
centrales han acordado un plan para impedir una
repetición.

La pregunta es si el complejo acuerdo cumplirá la
promesa de hacer un aporte "sustancial a la estabilidad y el
crecimiento financiero a largo plazo" hecha por Jean-Claude
Trichet, presidente del Banco Central Europeo y presidente del
comité que produjo el pacto anunciado el
domingo.

La idea es directa. En Estados Unidos,
la ley de reforma financiera aprobada por el Congreso y
promulgada en julio por el presidente Barack Obama
estableció normas para que los bancos estadounidenses no
caigan en los errores pasados. El acuerdo gestado durante los
últimos meses en Basilea, Suiza, les permite a los bancos
de todo el mundo continuar tomando grandes riesgos, pero les
exige que acumulen mayores reservas de capital para absorber
pérdidas.

"La forma más simple de decirlo
es: capital, capital, capital", dijo al Congreso el año
pasado el secretario del Tesoro de EEUU, Timothy Geithner. "Es
bueno diseñar los requerimientos de capital para que, dada
la falta de certezas que tenemos sobre el futuro del mundo, (y)
dada la ignorancia que tenemos sobre algunos elementos de riesgo,
haya un colchón mucho mayor para absorber pérdidas
y para ahorrarnos las consecuencias de decisiones
erradas".

Según ese criterio, ¿alcanza Basilea III,
como se conoce el acuerdo, el objetivo propuesto?

El sólo hecho de que se haya llegado a un acuerdo
constituye todo un logro. La negociación de Basilea II, un
pacto que hoy se considera inadecuado, demoró alrededor de
una década. "Es notable que 27 países se pusieron
de acuerdo cuando hay tantas divisiones continentales entre
Europa y EEUU", indicó Cornelius Hurley, director del
Centro Morin para Leyes Bancarias y Financieras de la Universidad
de Boston.

Si el convenio se implementa sin grandes alteraciones
-algo que dista de estar garantizado-, requerirá que los
bancos tengan más capital que antes de la crisis. Una
mayor parte de ese capital será capital común que
puede absorber pérdidas con rapidez porque los accionistas
son los perjudicados.

Es probable que pocos bancos necesiten grandes
inyecciones de capital para cumplir con la nueva normativa, en
parte porque han apuntalado sus balances y reducido sus
préstamos. Si las nuevas reglas se hubieran implementado
antes de la crisis, casi todos los mayores bancos del mundo
hubieran necesitado un colchón de capital
mayor.

El debate, por lo tanto, gira en torno a
si las nuevas reglas son insuficientes u onerosas. Los mayores
bancos globales se verán obligados a reservar capital
común equivalente a 7% de sus activos, comparados con las
exigencias actuales que pueden ser de apenas 2%. "Hicieron lo
mínimo", afirma Simon Johnson, economista del Instituto de
Tecnología de Massachusetts y uno de los críticos
más enconados de la respuesta a la crisis global. Douglas
Elliot, un ex banquero que ahora trabaja en la Institución
Brookings en Washington, describió los estándares
como más bajos de lo que le gustaría, "pero mucho
más altos que el requisito efectivo (actual)".

Joseph Stiglitz, el ganador del Premio
Nobel de Economía que enseña en la Universidad de
Columbia, consideró las medidas como "un paso en la
dirección correcta".

La reacción entre los ejecutivos de la banca fue
menos entusiasta. "Cada dólar de capital es un
dólar menos en la economía", manifestó la
Mesa Redonda de Servicios Financieros, un organismo que agrupa a
las principales firmas financieras estadounidenses.

Los reguladores globales tenían
una tarea delicada. Las demandas de demasiado capital demasiado
pronto corrían el riesgo de provocar un repliegue
más profundo del crédito en momentos en que la
economía necesita préstamos.

Por motivos económicos y
políticos, los bancos centrales y los reguladores
financieros acordaron una transición prolongada para poner
en vigencia las nuevas reglas, más larga de lo que
quería EEUU. La normativa entrará en vigor en 2013,
pero la mayoría de los bancos tendrán plazo hasta
2019 para cumplirla, e incluso más tiempo en algunos
casos.

La transición es demasiado larga
para algunos. "Aplaza los niveles de capital más altos
durante años", se quejó Anil Kashyap, un economista
financiero de la Universidad de Chicago. "El retraso expone al
público a un riesgo persistente", añadió
Stiglitz.

El respiro de alivio de los bancos se reflejó en
los precios bursátiles. Las acciones de Bank of America
Corp., J.P. Morgan Chase & Co., Citigroup Inc., Wells Fargo
& Co., Citigroup Inc., Goldman Sachs Group Inc. y Morgan
Stanley, los seis principales holdings bancarios de EEUU,
subieron cada uno más de 2%.

Varios temas quedaron en el tintero. Uno
de ellos es el de las entidades consideradas demasiado grandes
para quebrar. Se estudió la idea de que estos bancos
reservaran niveles más altos de capital, pero no se pudo
alcanzar un acuerdo al respecto.

Algunos "olvidos" de Basilea III, permiten presagiar que
habrá más "penas"

El hecho de que se establezca un plazo de
implantación tan dilatado, hasta finales de 2018,
debería ayudar a mitigar su impacto sobre las sociedades
financieras más afectadas por estas nuevas reglas (junto
con algún guiño específico como la
consideración de los créditos estatales como
capital, en el caso alemán), que son fundamentalmente
europeas. No en vano Goldman Sachs y Morgan Stanley nos
recordaban ayer cómo, en Estados Unidos, Basilea III puede
llevar aparejada recompras masivas de sus acciones por parte de
la banca de inversión ante un escenario previsible de
exceso de recursos propios. Miel sobre hojuelas.

Las nuevas disposiciones se olvidan del
activo…

Sin embargo no es oro todo lo que reluce. Todas las
nuevas disposiciones se olvidan que los balances bancarios
cuentan, como los de cualquier otra empresa, con dos partes
claramente diferenciadas, iguales en tamaño, que son el
activo y el pasivo, esto es: lo que tienen y lo que deben a
accionistas o terceros. Y que en el origen del huracán que
estuvo a punto de llevarse por delante el sistema financiero en
el otoño de 2008, ambas partes jugaron su
papel.

De hecho, recordarán ustedes como conceptos tan
poco manejados fuera de los ámbitos especializados como
titulizaciones, SPVs (Special Purpose Vehicles) o incluso
apalancamiento, cobraron un especial vigor en aquellas fechas.
Entonces se puso de manifiesto cómo las instituciones
financieras habían multiplicado sus créditos y
demás elementos de su activo sin alterar sus niveles de
financiación propia y ajena. Un proceso que, para
más inri, olvidaba su carácter de depositario final
del riesgo de tales emisiones o de aquellos vehículos
especiales de inversión con las consecuencias de todos
sabidas. Y es que finalmente quedó demostrado que la base
de capital de la banca era insuficiente… para ese excesivo
nivel de exposición a distintos mercados (financiero o
inmobiliario). Pequeño matiz.

Puesto que la nueva normativa es el resultado de un
cociente, en el que en el numerador se encuentran recursos
propios en sus distintas categorías y en el denominador
los activos ponderados por riesgo, sorprende -con la honrosa
excepción del coeficiente de liquidez ya citado-
cómo Basilea III pasa por encima de la regulación
de los primeros que, de hecho, son los únicos directamente
controlables por la banca. Era momento de establecer ratios
mínimos de depósitos/créditos en banca
minorista (complementario a ese colchón adicional que
Basilea III exige para cubrir la diferencia temporal entre
ambos), fijar reglas generales de ponderación (en
función de criterios objetivos como el rating) o limitar
la concentración sectorial de préstamos.

… que es el único directamente controlable
por la banca.

En efecto. Por centrarnos en el caso europeo, es
evidente que la reciente prolongación de la línea
extraordinaria de liquidez por parte del Banco Central Europeo
pone de manifiesto el desequilibrio existente entre
inversión y financiación, un agujero que
sólo se puede corregir de modo efectivo mediante la
actuación simultánea al alza sobre capital y los
recursos de los particulares y a la baja sobre el tamaño
del activo.

Dados los elevados descuentos que la banca ha de ofrecer
a día de hoy para aumentar capital sin que el éxito
esté asegurado, las incertidumbres que se derivan para sus
cuentas de resultados en el entorno actual, y lo onerosa que
resulta la captación de depósitos en un entorno de
enorme competencia, el ajuste más inmediato se ha de
producir a través de una menor financiación al
sistema: reducción de la compra de activos financieros o
de la concesión de financiación. Además, tal
ajuste se hará de forma acelerada en aquellos elementos
que incorporen mayor riesgo (como los créditos sin
garantía al sector privado) y de modo mucho más
lento en aquellos que no consumen recursos y permiten obtener
margen, caso de la deuda soberana, la gran ausente de los stress
test. Es así.

Decir que el dinero no va a circular a resultas del
aumento de las necesidades adicionales de recursos propios de las
entidades bancarias es inexacto. La clave se encuentra, por el
contrario, en su obligación de minorar el activo, en la
parte de abajo de la división. Se abre así un
círculo vicioso en el que menos actividad equivale a menos
margen que, a su vez, reduce los beneficios empresariales y, por
ende, la posibilidad de capitalizarlos. Sin embargo, es el peaje
necesario a pagar por los excesos cometidos, factura que se
traslada al mercado en forma de trampa de liquidez, afectando a
la actividad global y a la viabilidad de muchos agentes
económicos.

La época del crédito alegre y el ROE
disparado ha llegado a su fin. Descanse en paz. Eso sí, el
nuevo nivel de apalancamiento sobre Core Capital queda en 22
veces. ¿Cuándo podremos descansar en
paz?

Angela vuelve a "der Hubschrauber" (que fluya el dinero;
mañana digo basta)

"Los movimientos que se están llevando a cabo
en el sector financiero alemán son múltiples y de
suma importancia, ya que de ellos nacerá la banca germana
del futuro. El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang
Schäuble, ha puesto en marcha una nueva campaña para
fusionar los bancos regionales de propiedad pública
(landesbank), que han sufrido de manera considerable la crisis
crediticia y que podrían verse afectados por las nuevas
normas de capital exigidas por Basilea III"…
La banca
alemana se reestructura para afrontar la crisis y Basilea III
(Cinco Días – 27/9/10)

"La necesidad de la acción ha aumentado, y el
ministro de Finanzas aumentará sus esfuerzos para trabajar
hacia una solución a este problema", señaló
recientemente el portavoz alemán de finanzas, Michael
Offer.

En esta línea, la semana pasada se anunció
el estudio de la fusión de dos de estos bancos, BayernLB y
WestLB. Los consejos de administración de ambas entidades
señalaron que tratarán de encontrar un acuerdo para
la creación de un solo "banco universal combinado centrado
en la financiación empresarial", destacaron ambas firmas
en un comunicado conjunto. Las dos entidades señalaron que
tratarán de alcanzar una solución antes de final de
año.

Pero no resultará sencillo. Según
destacó el vicepresidente de la Comisión Europea y
responsable de Competencia, Joaquín Almunia, la
fusión de estas entidades no garantiza su viabilidad,
debido a la gran cantidad de ayudas públicas que han
recibido debido a la crisis financiera. "La Comisión
deberá analizar si la entidad resultante será
viable a largo plazo y si las medidas para garantizar el reparto
de la carga y para limitar las distorsiones de la competencia son
adecuadas", destacó el comisario de
Competencia.

Por su parte, la primera entidad alemana, Deutsche Bank,
se enfrenta a un momento de cambios. La firma anunció
recientemente una ampliación de capital de más de
9.000 millones de euros -la más elevada de la historia del
país- para hacerse con la parte que no posee de Postbank y
para hacer frente a las nuevas exigencias regulatorias. La
entidad, prevé pérdidas en el tercer trimestre del
ejercicio.

La banca alemana ha recibido hasta la septiembre de
2010, 47.499 millones de euros en ayudas públicas. Siete
son las firmas rescatadas: Commerzbank (18.200 millones),
Bayerische Landesbank (11.300 millones), Hypo Real Estate (5.699
millones), WestLB y Landesbank Baden-Wurttemberg 5.000 millones
cada una, e IKB Deutsche Industriebank, 2.300 millones. Ninguna
entidad ha comenzado a devolver el dinero prestado.

La Comisión Europea autorizó el viernes
(24/9) nuevas ayudas estatales a la entidad alemana Hypo Real
Estate de manera temporal, a la espera de tomar una
decisión definitiva sobre el plan de
reestructuración de la compañía y las ayudas
recibidas hasta ahora por parte del Gobierno
alemán.

Concretamente, el Ejecutivo comunitario ha dado luz
verde a la cesión de unos 200.000 millones de euros en
activos tóxicos y no estratégicos del Hypo Real
Estate (HRE) a un "banco malo" y la concesión de
garantías de Estado suplementarias por valor de 40.000
millones para garantizar su estabilidad financiera.

Comentando los
informes del Comité de Estabilidad Financiera y el
Comité de Basilea

– El precio de la prevención de las crisis
(Project Syndicate – 23/9/10)

(Por Jean Pisani-Ferry) Lectura recomendada

Bruselas.- Han pasado dos años desde que
estallaron las crisis financieras y apenas empezamos a darnos
cuenta del elevado costo que pueden llegar a representar. Andrew
Haldane del Banco de Inglaterra estima que el valor actual de las
pérdidas correspondientes en la producción futura
bien podría alcanzar el 100% del PIB mundial.

Este cálculo puede parece
asombrosamente alto, pero es relativamente conservador porque
supone que sólo una cuarta parte de la crisis inicial
dará como resultado una reducción permanente de la
producción. De acuerdo con los verdaderos pesimistas, que
piensan que la mayor parte de la crisis, sino es que el total,
tendrá un efecto permanente en la producción, las
pérdidas totales podrían ser dos o tres veces
más elevadas.

Un año de PIB mundial asciende a
60 billones de dólares, lo que corresponde a cinco siglos
de asistencia oficial para el desarrollo o, para ser más
concretos, a 10.000 millones de aulas en aldeas africanas. Por
supuesto, esto no representa un costo directo para los
presupuestos públicos (el costo total de los paquetes de
rescate bancario es mucho menor), pero estas pérdidas en
la producción son el costo que más importa cuando
se está pensando en cómo reducir la frecuencia de
las crisis.

Asumamos que, sin medidas preventivas adecuadas, una
crisis que cueste el equivalente a un año de PIB mundial
se presenta cada 50 años (un supuesto inexacto pero no
exagerado). Entonces sería lógico que los
ciudadanos de todo el mundo pagaran una prima de seguro, siempre
que su costo no rebase el 2% del PIB (100%/50).

Una manera simple de reducir la
frecuencia de las crisis es hacer que los bancos dependan
más del capital y menos de la deuda de modo que puedan
soportar mayores pérdidas sin quebrar -una medida que
actualmente se analiza a nivel global. Gracias a los informes
recientemente publicados por el Comité de Estabilidad
Financiera y el Comité de Basilea -uno de ellos sobre las
implicaciones de largo plazo de exigir a los bancos un
coeficiente capital-activos, más elevado, y otro sobre los
efectos transitorios de la introducción de estos
requisitos- ahora sabemos más sobre el probable impacto de
esa reglamentación.

En el primer informe se señala
que, empezando por el reducido nivel actual de
capitalización bancaria, el incremento de un punto
porcentual en los coeficientes de capital reduciría
permanentemente la frecuencia de las crisis en una tercera parte,
mientras que las tasas de interés se incrementarían
en aproximadamente 13 puntos de base (los bancos tendrían
que aumentar sus cargos porque les cuesta más obtener
capital que emitir deuda). En otras palabras, el precio de perder
un año de ingresos cada 75 años en lugar de cada 50
conduciría a los bancos a incrementar las tasas de un
crédito de 4% a 4,13%. Este aumento insignificante
tendría como efecto máximo que algunos clientes
bancarios buscaran fuentes alternativas de financiamiento, lo que
probablemente no tendría un efecto perceptible en el
PIB.

Es sorprendente saber que una reglamentación
puede tener efectos tan positivos a tan bajo costo -mucho menor
que en varias otras áreas en las que las políticas
públicas imponen requisitos de seguridad
económicamente costosos. Pensemos, por ejemplo, en los
sectores del ambiente o la salud pública, en los que el
principio de precaución guía la toma de
decisiones.

Dejemos el largo plazo. El asunto que actualmente se
debate acaloradamente es si la transición para imponer
reservas obligatorias más elevadas supondría costos
excesivos de corto plazo (ya que probablemente los bancos
incrementarían los diferenciales y reducirían el
volumen de los créditos). Sujetar a los bancos, algunos de
los cuales aún están debilitados, a la nueva
reglamentación podría inducirlos a restringir el
crédito aún más, lo que desaceleraría
más el ritmo de la recuperación económica.
Se necesita analizar inteligentemente cuál es el momento
adecuado para imponer las restricciones reglamentarias y la
rapidez con la que deben aplicarse.

En el segundo informe se señala
que un incremento de un punto porcentual en los coeficientes de
capital de los bancos, si se introduce gradualmente a lo largo de
cuatro años, disminuiría el PIB en aproximadamente
0,2%. Puesto que a menudo se habla de aumentos de tres puntos
porcentuales, el efecto total podría ser de
0,6%.

Sin embargo, abundan las dudas. Un dato inesperado del
informe señala que aumentar la meta de coeficientes de
capital tendría un efecto significativamente más
adverso en los Estados Unidos que en la eurozona, a pesar de que
ésta recurre más al financiamiento bancario.
Además, en el informe se asume que la política
monetaria puede compensar en parte la sacudida, lo que
podría no ser cierto cuando las tasas de interés
cercanas a cero ya son predominantes -o en la eurozona donde los
esfuerzos pueden variar de un país a otro mientras que la
política monetaria es uniforme. Así pues, el
impacto de la nueva reglamentación en países donde
los bancos están significativamente subcapitalizados bien
podría ser cuatro o cinco veces mayor que la cifra
principal -es decir, cerca de un punto porcentual en un periodo
de cuatro años.

Esto puede seguir pareciendo poco, pero no es en
absoluto una cantidad insignificante dadas las perspectivas de
crecimiento a corto plazo en el mundo desarrollado. En un momento
en el que el crecimiento es demasiado lento para reducir el
desempleo masivo, cada punto decimal cuenta.

Reducir el crecimiento en esta magnitud cuando el sector
privado no ha terminado su ciclo de desapalancamiento -y cuando
los gobiernos están iniciando los suyos- significa correr
el riesgo de un período prolongado de estancamiento, que
podría convertir el desempleo inducido por la crisis en
desempleo estructural. Además, es probable que a lo largo
de un período prolongado, las normas de crédito
más estrictas afecten en forma desproporcionada a las
empresas con poco efectivo y rápido crecimiento, lo que
tendría consecuencias en la innovación, la
productividad y, finalmente, en el potencial de
crecimiento.

Nada de lo anterior significa que haya
que darle a los bancos un respiro en lo que se refiere a la
reglamentación y olvidarse de la necesidad de
recapitalizar. Pero sí indica, en primer lugar, que los
plazos son importantes. Los encargados del diseño de
políticas deben cuidarse de imponer un choque
reglamentario al mismo tiempo que un choque fiscal. Por este
motivo, una estrategia sensata es aprobar ahora normas
reglamentarias con plazos lejanos.

En segundo lugar, la existencia y la
magnitud de los costos de transición significan que no
todo lo que reduce la probabilidad de las crisis financieras es
recomendable. Para los políticos que están
obsesionados con las dificultades actuales, el que la
próxima crisis suceda en 50 o 75 años puede parecer
de importancia secundaria. Como resultado, las reformas en
materia de reglamentación deben diseñarse de modo
que el costo a corto plazo se minimice.

Los coeficientes de capital y de
liquidez más elevados son sólo una de varias
opciones para hacer que el sistema financiero sea más
seguro. Puede ser interesante considerar otras medidas -por
ejemplo los seguros de capital o la reforma de los límites
en la industria financiera al estilo de Paul Volcker.

No hay duda de que vale la pena pagar el precio a largo
plazo para asegurarse contra las crisis; pero ello no significa
que la reforma no deba ser lo más rentable que se
pueda.

(Jean Pisani-Ferry es director de Bruegel, un grupo de
expertos europeo. Copyright: Project Syndicate, 2010)

Muchas de las reformas financieras que hemos visto
(el "shopping" normativo) pueden resultar condición
necesaria, pero no suficiente. Sigue sin resolverse "el pecado
monetario de Occidente" ese extraño privilegio por el que
algunos países pueden "comprar sin pagar, dar sin tomar,
prestar sin pedir prestado y acumular déficits comerciales
sin sufrir las consecuencias".

¿Está el sistema financiero en
condiciones de darse tanto tiempo luego de la peor crisis desde
la década de los 30? No, pero "FED&BIS"
continúan con los sofismas.

Una de las lecciones menos atendidas de la
última crisis es que la salud del sector financiero no
puede estar desvinculada de la llamada economía
real.

Mucho dependerá del resultado de estas
reformas, pero lo cierto es que, sin un crecimiento de la
economía real, las ganancias del sistema financiero
sólo pueden basarse en las arenas movedizas de la
especulación, es decir, en un festival de instrumentos
financieros opacos y de alto riesgo, similar al que llevó
al estallido de 2008 (renovando la fe en el Frankestein
financiero).

El sistema está roto mientras la FED y el BIS
sólo atinan a "ponerle tetas".

Anexo I: "Con un par"… el "helicóptero"
de los hermanos Marx (¡más madera!)

Con reformas de baja intensidad (made in USA o
modèl Basilea III) o, sin reformas profundas (como las
propuestas por Volcker), Wall Street acabará con la
Reserva Federal (y, de paso, con los demás bancos
centrales "rescatadores"). Cuando la "madera" avive el fuego, las
circunstancias determinarán el yo. Entonces, se
agotará el tinglado de la farsa. ¿Se puede decir
algo más cínico y escatológico que "alivio
cuantitativo"?. Es fácil imaginar sobre quien se
"alivian".

Al final de tanta política monetaria
acomodaticia, cuando el presidente de la Reserva Federal (y como
él, los gobernadores de bancos centrales de otros
países , cooperadores necesarios, y prevaricadores
petulantes) haga recuento de sus efectivos le brotará,
como a César yacente bajo la estatua de Pompeyo, aquellas
palabras inmortales: "¿Tu también Bruto, hijo
mío?". Y como hizo el conquistador de la Galia se
cubrirá el rostro con la túnica y recibirá
de su más próximo la puñalada letal. Y su
panteón será una cátedra vitalicia en la
Princeton University (o semejantes). Y aquí paz y
después gloria, aunque con un país en barrena (y
con él, todos).

A continuación les presento los últimos
"cantos de sirena" y dejo a la inflación, QE2, QE3 (o
hiperinflación, QE4…) como pronóstico.
Juzguen ustedes mismos…

– Los bancos centrales están listos para salir al
rescate de la economía global (The Wall Street Journal –
5/10/10)

(Por Megumi Fujikawa y Tomoyuki Tachikawa, en Tokio, y
David Wessel, en Washington) Lectura recomendada

El banco central de Japón,
anticipando una decisión de la Reserva Federal de Estados
Unidos para reanudar las compras a gran escala de bonos del
Tesoro estadounidense, lanzó el martes un modesto programa
de compra de bonos. La medida se realiza en un momento en que los
bancos centrales del mundo responden a la debilidad de la
recuperación económica y a los temores de que una
tasa de inflación que ya es baja pueda seguir
cayendo.

El Banco de Japón, que ya adoptó lo que
bautizó como "una política de tasa de
interés virtualmente en cero", destinará 5 billones
de yenes (US$ 60.000 millones) a la adquisición de bonos
del gobierno, pagarés de empresas, fondos de
inversión en bienes raíces y fondos de renta
variable. "Si un banco central intenta conseguir el mayor impacto
con su política monetaria, no hay otra opción que
ingresar de lleno en ese mundo", reconoció Masaaki
Shirakawa, gobernador del Banco de Japón.

En los últimos días, los
bancos centrales de varias economías desarrolladas han
enviado enérgicas señales de que preparan un nuevo
rescate de la economía global y de que están
decididos a reducir el riesgo de una deflación global. Las
medidas se producen cuando la política fiscal está
estancada o retrocede en medio del alto endeudamiento de los
gobiernos.

Los mercados bursátiles globales saludaron las
medidas. El Promedio Bursátil Nikkei subió 1,5%, su
mayor alza en cerca de tres semanas, mientras que el Promedio
Industrial Dow Jones avanzó 1,8% para quedar en 10.944,72
puntos, su cierre más alto desde el 3 de mayo.

Las maniobras de los bancos centrales se producen en
medio de una casi fijación en los tipos de
cambio.

Casi todas las economías más importantes
buscan en algún grado contener el alza de sus monedas o
incluso depreciarlas para fomentar las exportaciones, y el
estímulo que pueden proveer los bancos centrales tiende a
devaluar la divisa. La decisión del Banco de Japón
se interpretó, en parte, como un intento por controlar el
aumento del yen y, de este modo, responder a presiones
políticas internas. La moneda japonesa acumula un alza de
12% en lo que va del año.

Una relajación coordinada de la política
monetaria en las principales economías del mundo
podría impedir que una divisa en particular obtuviera una
ventaja. No obstante, la posibilidad de una segunda ronda de
flexibilidad monetaria ha contribuido al aumento del precio del
oro, que el martes subió 1,79% y se ubicó en US$
1.338,9 la onza.

Las medidas, asimismo, ejercen una indeseada
presión alcista sobre las monedas de los países
emergentes, muchos de los cuales registran robustas tasas de
crecimiento. Brasil acaba de elevar a 4% el impuesto sobre la
inversión extranjera de corto plazo en renta fija en un
intento por desacelerar el ingreso de capitales al país.
China, en tanto, soportó renovadas críticas, esta
vez desde Europa, por negarse a revaluar el yuan.

En EEUU, la Fed envió
señales de que el programa de compra de bonos de US$ 1,7
billones (millones de millones) que terminó en marzo
probablemente se reanude, tal vez durante la reunión
programada para el 2 y 3 de noviembre.

"La tasa de desempleo es demasiado alta;
la inflación es más baja que lo que me parece
amerita la estabilidad de precios", sostuvo Charles Evans,
presidente del Banco de la Reserva Federal de Chicago, durante
una entrevista en la que hizo eco de los comentarios del
presidente de la Fed, Ben Bernanke, y del presidente de la Fed de
Nueva York, William Dudley. "Si fuéramos a realizar
más compras de activos a gran escala, como bonos del
Tesoro, eso tendría un efecto beneficioso",
indicó.

En Australia, una de las economías que se ha
beneficiado del auge de las materias primas, el banco central
sorprendió a los mercados el martes al mantener la tasa de
interés de referencia en 4,5%, aunque el gobernador de la
entidad, Glenn Stevens, advirtió que habrá que
subir tasas más adelante.

El Banco de Inglaterra, a su vez,
suspendió en febrero su programa de compra de bonos, pero
dejó la puerta abierta para retomarlo en caso de que la
economía se deteriore. Las minutas de la reunión de
septiembre del Comité de Política Monetaria
revelaron que algunos funcionarios se inclinan por reanudar las
compras. "Sigue habiendo una brecha significativa entre lo que
podría estar produciendo la economía con pleno
empleo y lo que produce actualmente. De esta forma, las
autoridades no deberían contentarse con un crecimiento
débil por temores de inflación injustificados",
afirmó hace poco Adam Posen, uno de los miembros del
comité.

El Banco Central Europeo no ha realizado
las compras de activos a gran escala, una política
conocida como "alivio cuantitativo", llevadas a cabo en EEUU,
Gran Bretaña y Japón, pero ha gastado 63.500
millones de euros en la adquisición de bonos soberanos
emitidos por miembros con problemas de la zona euro. Funcionarios
del BCE parecen más optimistas en público que los
funcionarios de otros bancos centrales, y más concentrados
en los riesgos positivos de la inflación.

La disposición de al menos algunos bancos
centrales a actuar con rapidez contrasta con la renuencia de la
mayoría de los gobiernos a embarcarse en otra ronda de
estímulo fiscal.

El Banco de Japón soporta una
presión creciente de los políticos que amenazan con
limitar su independencia si no hace más para impulsar el
crecimiento. El organismo también ha recibido presiones
para ayudar al gobierno a reducir el valor del yen.

Funcionarios del Banco de Japón resaltaron que
esta vez actuaron antes que la Fed, aunque la medida fue modesta
en escala.

Monografias.com

– El presidente de la Fed de Chicago pide "mucho
más" relajamiento monetario (The Wall Street Journal –
5/10/10)

(Por Jon Hilsenrath) Lectura recomendada

Charles Evans, presidente del Banco de
la Reserva Federal de Chicago, hizo un llamado a que la Fed haga
más para estimular la economía, incluyendo un nuevo
programa de compras de bonos del Tesoro estadounidense y
posiblemente una declaración de que quiere que la
inflación supere por algún tiempo su meta informal
del 2%.

"En los últimos meses he
observado nuestra proyección de desempleo y he llegado a
la conclusión de que simplemente no está
descendiendo con la rapidez que debería",
señaló Evans en una entrevista el lunes con The
Wall Street Journal. "Esta es una proyección mucho
más sombría que la que deberíamos tener",
agregó. En consecuencia, dijo, apoya una política
monetaria "mucho más acomodaticia de la que hemos
implementado".

Los comentarios son significativos
porque Evans tiende a reflejar el amplio centro de gravedad en el
banco central. Su prescripción de medidas agresivas,
aunque no es apoyada por todos sus colegas, sugiere un cambio en
el estado de ánimo en la Fed. Tras los comentarios el
presidente de la Fed, Ben Bernanke, y del presidente de la Fed de
Nueva York, William Dudley, probablemente reforzarán la
creciente convicción entre los inversionistas de que la
Fed reanudará un programa de compras de bonos cuando se
reúna el 2 y 3 de noviembre.

Esto sugiere además que las
deliberaciones en la Fed están yendo más
allá de los planes de reanudar las compras de bonos para
incluir nuevas estrategias que contemplen hablar sobre la
inflación y comunicar la posición de la Fed al
público.

En meses recientes, Evans, de 52 años, un
economista que ha liderado la Fed de Chicago desde el 2007, ha
expresado una preocupación creciente ante la posibilidad
de que Estados Unidos esté cayendo en lo que se conoce
como una "trampa de liquidez", en la que los bancos no otorgan
préstamos y las firmas no invierten. El funcionario se ha
mostrado frustrado ante la falta de progreso en la
reducción de la tasa de desempleo y ahora proyecta una
inflación del 1% para el 2012 y de menos del 1,5% para el
2013, muy por debajo de su propia meta del 2%.

La Fed está considerando la
posibilidad de aumentar su cartera de valores y préstamos
de US$ 2,3 billones mediante un incremento en las compras de
bonos del Tesoro de Estados Unidos, en un intento por hacer
descender las tasas de interés de largo plazo e impulsar
el crecimiento. Evans afirma que apoya esa idea, pero le preocupa
que por sí misma "no sea suficiente" para resolver sus
preocupaciones.

La Fed también necesita hacer
descender las tasas de interés "reales", o tasas nominales
menos la inflación, para inducir a los hogares y empresas
a desprenderse de sus ahorros, endeudarse y gastar más,
dijo.

Una forma de lograr que desciendan las
tasas de interés reales es aumentando la inflación.
La Fed podría buscar superar su meta informal del 2%
durante algún tiempo para recuperar terreno perdido,
indicó Evans. "Esa es una herramienta de política
potencialmente útil en este punto y definitivamente pienso
que deberíamos estudiarla más",
señaló Evans.

Evans no es en la actualidad uno de los cinco
presidentes de bancos regionales de la Fed con derecho a voto
sobre la política monetaria. El funcionario tendrá
derecho a voto el próximo año.

– FMI advierte de riesgos persistentes para la
estabilidad financiera (The Wall Street Journal –
5/10/10)

(Por Nathalie Boschat e Ian Talley) Lectura
recomendada

Los riesgos para la estabilidad financiera
continúan siendo altos debido a una combinación de
un lento crecimiento mundial, alta deuda soberana y sostenida
debilidad de sector bancario, advirtió el Fondo Monetario
Internacional en un informe divulgado el martes.

En el informe publicado durante la reunión anual
en Washington, el FMI destacó los riesgos persistentes
para el sistema bancario debido a los altos niveles de deuda en
las economías maduras y las consecuentes tensiones en los
mercados de bonos soberanos, particularmente en
Europa.

"En muchos países avanzados, las autoridades
tendrán que hacer frente a las interacciones generadas por
un crecimiento lento, un creciente endeudamiento soberano y la
persistente debilidad de las instituciones financieras",
indicó el FMI.

A pesar de reducir el costo estimado de la crisis
financiera global para el sector bancario a US$ 2,2 billones
entre 2007 y 2010 frente a los US$ 2,3 billones, debido a una
caída en las pérdidas de valores, el FMI
indicó que el progreso hacia la estabilidad financiera ha
sufrido un revés desde su informe anterior en abril,
citando el brote de la crisis de finanzas públicas en
Europa. "Los trastornos recientes en los mercados europeos de
deuda soberana pusieron de relieve la mayor vulnerabilidad de los
balances bancarios y soberanos como resultado de la
crisis".

Los problemas crediticios en Europa han llevado a los
gobiernos a aplicar fuertes programas de reducción de
deuda, lo cual ha elevado los riesgos para las perspectivas de
crecimiento global, según el FMI. Agregó que la
recuperación global está perdiendo fuerza luego de
un comienzo mejor al esperado el 2010.

La caída en los prospectos de crecimientos
también podría ejercer presión adicional a
la capacidad de los países de refinanciar su deuda,
advirtió el fondo. "Sin embargo, los balances soberanos
son sumamente vulnerables a los shocks en el crecimiento, lo cual
le resta certeza al sostenimiento de la deuda", según el
documento del FMI.

Los mercados de bonos soberanos se han mantenido
intranquilos durante las últimas semanas mientras los
inversionistas cuestionan la capacidad de ciertos países
periféricos de Europa, como España, Portugal o
Irlanda, de aprobar los recortes presupuestarios necesarios para
reducir su carga de deuda, poniendo en duda el éxito de
las subastas de deuda de estos países.

Dentro de este contexto de
incertidumbres, el FMI señaló que las medidas
extraordinarias de apoyo para el sector bancario, además
de una política monetaria no tradicional, podrían
tener que mantenerse por más tiempo de lo previsto
inicialmente. "Quizás haya que posponer las estrategias
previstas para retirar las políticas monetarias y
financieras poco convencionales hasta que la situación sea
más sólida," según el informe.

Sin embargo, un plazo más largo, el retiro del
estímulo fiscal y definir estrategias convincentes de
reducción de deuda, además de apoyar al sistema
bancario a través de recapitalización o cierre de
los bancos afectados, son factores clave para la estabilidad
financiera, aconsejó el FMI. Abordar los problemas legados
en el sistema bancario asegurará que los mercados de
financiamiento vuelvan a operar con normalidad y que la
economía real esté debidamente financiada,
señala el FMI.

Anexo II: Business as usual (tanguedia: "heridas que
no cierran y sangran todavía")

– El día que Wall Street compró el
Gobierno de Estados Unidos (El Confidencial –
11/9/10)

(Por Juan Parea) Lectura recomendada

Cinco mil millones de dólares
(3.950 millones de euros). Esa es la cifra que durante la
década 1998-2008 invirtió el sector de servicios
financieros (bancos comerciales y de inversión,
aseguradoras, firmas auditoras y otras) de los Estados Unidos
para "desregular" o conseguir una regulación favorable
para su industria. Una cifra a la que habría que
añadir lo que se llevaba gastado en comprar favores
políticos desde mediados de los ochenta (administraciones
Reagan, Bush padre y Clinton) para derribar leyes que
obstaculizaban la expansión financiera y no estaban en
línea con la predominante ideología
neoliberal.

Poco o nada tiene que ver el
término neoliberal con el pensamiento liberal, si bien es
cierto que el primero ha corrompido el significado del segundo
apropiándose del concepto del libre mercado y
proponiéndose como su máximo defensor frente al
intervencionismo del estado. En realidad, quienes se definen con
el engañoso calificativo de neoliberales tan solo
pretenden disimular su intención de conseguir que el
Estado se quite de en medio (para lo cual "convencerán"
convenientemente a unos cuantos políticos de cualquier
signo y condición) y tener barra libre para concentrar
todo el poder en unas pocas manos. Y es que, como ya dijo Adam
Smith en su obra maestra La riqueza de las naciones, "todo para
nosotros y nada para los demás, tal ha sido la ruin
máxima de los amos de la humanidad en las diversas
épocas de la historia".

En 1999, y tras dedicar unos 500
millones (395 millones de euros) a comprar voluntades
políticas a través de los poderosos lobbies, la Ley
Glass-Steagall fue finalmente abolida. Dicha ley fue promulgada
en 1933, al iniciar la presidencia Franklin D. Roosevelt.
Perseguía separar la banca comercial de la de
inversión pues el ejercicio conjunto de ambas actividades
contribuyó en gran manera al crack de 1929.

El primer gran paso para tumbarla se dio
cuando la Reserva Federal (la Fed) permitió la
"megafusión" (ilegal en aquel momento) de Citicorp (banca
comercial) con Travelers (seguros y títulos). Greenspan
(presidente de la Fed), Rubin (secretario del Tesoro) y el
presidente Clinton aplaudieron la operación. En 1999, y de
manera menos que poco decorosa, Rubin (ex vicepresidente de
Goldman Sachs) se convirtió en alto ejecutivo del gigante
financiero, grupo que llego a presidir (desastrosamente) y del
que salió en 2009 con 130 millones dólares (102
millones de euros) en el bolsillo. Hoy, ¡pásmense!,
su influencia en destacados miembros de la administración
Obama es notoria.

La lucha que Roosevelt entabló contra los
monopolios financieros y la banca irresponsable que comenzaba a
considerar al gobierno de los EEUU como un apéndice de sus
asuntos, acabó en victoria pírrica. Y hoy sabemos,
como él dijo, que "el gobierno del dinero organizado es
tan peligroso como el gobierno del populacho organizado". Ese
gobierno del dinero es el que ha provocado y permitido que se
desencadenará el cataclismo financiero que ahora sufrimos.
En ese gobierno, Paulson (secretario del Tesoro con Bush hijo)
ocupó otro de los papeles estelares. Paulson fue
presidente de Goldman Sachs y su fortuna personal se calcula en
más de 700 millones de dólares (550 millones de
euros).

Hoy, casualmente, Goldman Sachs (banco
de inversión descrito en la revista Rolling Stone como "un
gran calamar gigante enroscado en la cara de la humanidad,
metiendo implacablemente su ventosa en todo lo que huela a
dinero", en un juego de palabras con el acrónimo GS del
banco y de giant squid, calamar gigante) tiene menos competencia
que nunca como comercializador de deuda norteamericana. En 2009
anunció los dividendos más altos de su historia y
ya vuelve a ganar 100 millones de dólares al día
(79 millones de euros), ¡después de haber recurrido
a las ayudas que ofreció el gobierno de los EE.UU. para
rescatar bancos! ¿Quién lo entiende?

A la desregulación le
siguió una orgía de dinero barato y creatividad
financiera y contable que acabó en el desastre
económico en el que estamos inmersos. Sus impulsores no
han salido mal parados. Son los mayores beneficiarios de los
planes de ayuda a la banca de los gobiernos occidentales y que
suman 14 billones de dólares (11 billones de euros), la
cuarta parte del PIB mundial. Han obtenido rentabilidades
obscenas y siguen influyendo de manera descarada en las nuevas
medidas que pretenden contener la ruina que han causado y evitar
que vuelva a ocurrir. Da vergüenza oír las
declaraciones de los banqueros contra los mecanismos de control
que tratan de imponerles (tras el consabido "yo no he sido"). Y
asusta constatar las conexiones entre quienes conforman el Grupo
Larosière (cuyo informe para regular el sistema financiero
en la UE fue aprobado por el Consejo Europeo) y la gran
banca.

Susan George, sus crisis y nuestras
soluciones

Todo esto lo narra de manera magistral
Susan George en Sus crisis, nuestras soluciones, libro que
recomiendo a todo aquel que no se conforme con seguir en la
cárcel en la que la clase dominante, los amos de la
humanidad o la casta de Davos, pretende confinarnos. Esta clase,
depredadora donde las haya, "saca un extraordinario provecho del
statu quo, se mantiene unida y quiere que no cambie nada", dice
George, filósofa, analista política, vicepresidenta
de ATTAC (Asociación por la Tasación de las
Transacciones y por la Ayuda a los Ciudadanos, movimiento
internacional "altermundista" que promueve el control
democrático de los mercados financieros y las
instituciones encargadas de su control) y autora del exitoso
Informe Lugano.

Han construido una penitenciaria vigilada por personal
muy preparado y de la que sólo podremos escapar si
conseguimos revertir el orden impuesto. Bajo éste, todo
queda al servicio de las finanzas. El planeta, sometido a un
abuso constante, está al servicio de una sociedad cada vez
más injusta y desigual. En la mayoría de
países desarrollados las diferencias salariales se han
ampliado (llegando a una proporción de 500 a 1 dentro de
una misma empresa) en los últimos años, mientras
que la progresividad fiscal termina en tipos máximos del
35% o 45% (algo poco significativo para los llamados
"ultra-ricos", personas con más de 30 millones de
dólares que, además, cuentan con mecanismos para
saltarse las leyes fiscales locales). 78.000 de ellos tienen
activos de más de ¡13 billones de dólares!,
cifra equivalente al PIB de la UE.

El planeta, sometido a un abuso constante, está
al servicio de una sociedad cada vez más injusta y
desigual

A su vez, en este mundo al revés,
la sociedad está sometida a una economía
también injusta y que genera inmensas desigualdades, y la
economía subyugada a las altas finanzas internacionales,
para lo que ha degenerado en la llamada "economía de
casino". Los amos de estas finanzas y de la humanidad, que siguen
el lema de "todo para nosotros y nada para los demás", han
ideado sofisticados (es decir, incomprensibles para el
común de los mortales) instrumentos financieros (SIVs,
CDOs, CDSs) cuyas astronómicas cifras multiplican en
varias veces el PIB mundial (en una semana circula en los
mercados financieros internacionales el equivalente en dinero al
PIB de Francia) y son incontrolables para los reguladores
nacionales y supranacionales (regulaciones como las de Basilea
sobre capital bancario y riesgos son inútiles frente a las
ingentes cantidades de activos fuera de balance). Ahora los
Estados quiebran por culpa de los bancos. Sólo
dándole la vuelta al irracional orden impuesto en Davos
(es decir, poniendo las finanzas al servicio de la
economía, y ésta al de una sociedad que sirve y
cuida al planeta) podremos ganarnos nuestra libertad.

Los desechos del sistema

Susan George propone acabar con los estudios sobre la
pobreza (la verdad es que cuantos más estudios hay,
más crecen la miseria, el hambre y la desigualdad en el
mundo) y comenzar a estudiar de cerca a los ricos y sus
peligrosos juegos financieros con fugas de capitales y
paraísos fiscales incluidos. El resultado más
dramático de estas maniobras se da en forma de miseria y
hambre. En 2009 había en el mundo unos mil millones de
hambrientos de los cuales 115 se habían añadido en
dos años. La FAO teme que otros 100 millones se incorporen
(algunos en países del primer mundo) este año
debido a la crisis financiera. Son, junto con el creciente
número de parados de larga duración, los "desechos
del sistema".

Al fin y al cabo, como dijo Andrew Carnegie, uno de los
mayores "ultra-ricos" de todos los tiempos (los bajos salarios
que pagaba también hicieron historia) y gran
filántropo (donado principalmente a bibliotecas y
universidades), "el precio que la sociedad paga por la ley de la
competencia es grande; pero las ventajas son más grandes
aún, pues a ella le debemos nuestro fabuloso desarrollo
material… Damos la bienvenida a una gran desigualdad
respecto al medio, a la concentración de actividad
industrial y comercial en manos de unos cuantos y a la
competencia entre ellos, considerando que no sólo son
beneficiosas sino esenciales para el progreso de la raza". Le
faltó decir que, a veces, de tanto concentrar, desaparece
la competencia, uno se queda solo.

Hoy hablaríamos de la concentración
financiera y de la connivencia entre políticos y amos del
universo financiero. ¿Qué tiene esto que ver con el
libre mercado? El alter ego de Carnegie en el siglo XXI
sería Bill Gates (su riqueza supera la suma de lo que
tiene el 17% más pobre de la población mundial,
unos mil millones de seres humanos) cuya fundación y su
programa AGRA (Alliance for a Green Revolution for Africa,
Alianza para una Revolución Verde en África) que
fomenta un "entorno político favorable a la agricultura
impulsada por el mercado y orientada a la exportación"
(léase agricultura de latifundio y transgénicos) ha
conseguido arruinar a multitud de pequeños agricultores
(acaban en los barrios bajos urbanos o embarcados en pateras
hacia Europa) que han sido sustituidos por baratísimos
empleados de los gigantes Cargill, Monsanto, Dupont, Syngenta,
Archer Daniels Midland o Yara.

George da razones para demostrar que las
sociedades democráticas más igualitarias presentan
mejores índices de bienestar, solidaridad y creatividad.
En la segunda parte de su libro ofrece soluciones para salir de
la crisis, lo cual se convierte en un asunto de vital importancia
pues el modo tradicional de escapar de los malos ciclos
económicos ha sido la guerra. La gran crisis que
comenzó en 1929 no concluyó hasta la Segunda Guerra
Mundial. La actual es más profunda. En el año 2010
un conflicto de esas características supondría el
fin de nuestra especie. La buena noticia es que hay alternativas
menos costosas. Las repasaré en el próximo
artículo.

– Cómo evitar que la guerra sea la única
solución para reflotar la economía (El Confidencial
17/9/10)

(Por Juan Parea) Lectura recomendada

La historia nos muestra que la clase
política es experta en buscar chivos expiatorios cuando la
coyuntura y las perspectivas económicas son grises tirando
a oscuras. El holocausto judío durante la Alemania nazi
representa el caso más extremo. No por afectar a menos
personas (casi siempre minorías por razones de raza,
religión, nacionalidad o ideología), otros son
menos dramáticos. Esta estrategia sigue vigente y es muy
útil para distraer la atención de las verdaderas
causas de la crisis y atraer el voto de quienes están
ávidos por encontrar algún culpable y colgarlo en
la plaza pública. Muerto el perro se acabo la rabia.
Mientras tanto, los artífices principales de la debacle
económica, no sólo salen indemnes sino que, como
expuse en mi anterior artículo, se benefician de la misma
y cocinan nuevas turbulencias.

A nadie se le ocurre pensar que, como ocurrió con
la gran depresión que siguió al crack de 1929, la
guerra pueda ser utilizada como medio para sacarnos de la
situación actual. Con casi total probabilidad, una gran
conflagración a nivel mundial acabaría con la
humanidad. Sin embargo, la tentación es grande, y los
enormes presupuestos de defensa de los países más
desarrollados (de los cuales se benefician los mismos que
detentan el poder financiero) deben encontrar
justificación en los llamados "enfrentamientos regionales"
y la amenaza de ciertos países (el temido "eje del mal").
El miedo, como dice Susan George en el libro que vengo comentando
(Sus crisis, nuestras soluciones), es la disciplina de una
sociedad capitalista, y actualmente muchos lo tienen.

Como resultado de la creciente superpoblación que
afecta al planeta, el control de los recursos se convierte en
asunto de vital importancia. Es frecuente la conexión
entre agua (el más básico de todos los recursos
junto con el aire) y conflicto. Así ha sido en varias
guerras civiles de países africanos. En España,
algo sabemos de ello aunque afortunadamente la cuestión ha
quedado en enfrentamiento político (muy rentable para
algunos). Donde la cuestión se convierte en altamente
peligrosa es en el "híper-poblado" continente
asiático. La meseta tibetana y los glaciares del Himalaya
abastecen de agua a la mitad de la población mundial. Para
China, el Tibet supone controlar las fuentes de sus ríos.
Además, sus presas en el Mekong afectan a toda la
región (Laos, Vietnam, Camboya y Tailandia). La perenne
disputa entre India y Pakistán (dos estados nucleares, no
lo olvidemos) sobre Cachemira tiene que ver con el origen del
Indo. En Oriente Medio, el río Jordán es clave en
el conflicto entre Israel y sus vecinos. Lo mismo ocurre con
Turquía y su afán de controlar el
Tigris-Éufrates.

La privatización del agua

La relación de contiendas sobre el agua es
interminable y su peligrosidad nos afecta a todos. Prepararse
para la guerra como medio de mantener la paz (si vis pacem, para
bellum) sólo ha traído más violencia y dolor
al género humano a la par que empobrecimiento, desigualdad
y astronómicos endeudamientos nacionales. Los
beneficiarios: los intereses particulares detrás de la
producción y el tráfico de armamento. Necesitamos,
dice George, gestionar el agua como un bien público
universal y promover el control democrático de su
suministro, tratamiento y distribución. Son muchos quienes
no aceptan que el agua sea un bien público universal y ven
este elemento como un gran negocio. No sólo empresas
privadas que gestionan el agua (Suez, Veolia, Thames Water,
Générale des Eaux, etc.) sino también las
grandes multinacionales del consumo como Coca-Cola (la "chispa de
la vida" tiene mucho que ocultar en este apartado) o
Nestlé. Debemos evitar que el agua se privatice tal y como
se hizo con la energía o las telecomunicaciones. Si no lo
hacemos y sobrevivimos a ello (algo que no tengo muy claro), lo
siguiente será el aire.

Aunque una gran guerra resulte un medio muy atractivo
para algunos como forma de regular (léase eliminar o
aniquilar) la población, controlar recursos (hacerse con
todo) e incrementar cifras como el PIB, deberíamos ser
capaces de buscar alternativas. El cálculo del PIB, y su
uso como medida fundamental para evaluar el éxito de la
gestión de un gobierno, lleva muchas veces a desconsiderar
los costes, humanos y medioambientales, del crecimiento. Nos
gusta sacar pecho, especialmente a los políticos, cuando
nuestro PIB aumenta más que el del vecino. Así
vamos, de victoria en victoria hasta la derrota final en forma de
cataclismo financiero y ecológico. Vivimos de prestado (no
hablo sólo de deuda con los bancos, sino también
con la Tierra), gastamos lo que no tenemos y consumimos lo que no
necesitamos (alentados incluso con lemas patrióticos)
hasta que el castillo de naipes cae y… ¡volvemos a hacer
lo mismo!

La desigualdad creciente, entre
países y dentro de las naciones más desarrolladas,
aumenta el resentimiento (¿quién nos ha hecho
esto?, se preguntan cada vez más personas) y aumenta el
riesgo de contienda armada. Europa y los EEUU se blindan cada vez
más frente a los refugiados medioambientales
(víctimas del hambre, de la escasez del agua y de las
catástrofes naturales) pero la presión
seguirá aumentando. Las instituciones internacionales como
el Banco Mundial no contribuyen más que a empeorar la
situación al financiar proyectos altamente
contaminantes.

Las
soluciones

Susan George propone soluciones que requieren la
implicación de la ciudadanía y los gobiernos con
acciones valientes y urgentes. Las más importantes por su
calado son: estimular un programa de inversión
pública y privada (un New Deal verde, en alusión al
programa keynesiano que puso en marcha el presidente Roosevelt en
1930) y acabar con los planes de rescate de empresas e
instituciones financieras (poner los bancos bajo el control
democrático de la ciudadanía), que una vez salvadas
vuelven a hacer lo mismo para beneficio de unos pocos.

La crisis a la que nos enfrentamos es
financiera, social y ecológica. Los medios tradicionales
para evitar una recesión prolongada (alentar el
endeudamiento privado para consumo e inversión, gasto
público y devaluación) han tocado techo o han
caducado. George propone una transformación verde
(energías alternativas, nuevos materiales más
ligeros, productos ecológicos, construcción verde,
I+D, y otros) equivalente al esfuerzo desplegado por los aliados
para ganar la Segunda Guerra Mundial. Con ello pensamos
también en nuestro futuro, el de nuestros hijos y el del
planeta. No podemos seguir permitiéndonos el todo para
unos pocos (los amos de la humanidad que han construido la
cárcel de la crisis) y ahora mismo.

Una fuente importante de financiación de este New
Deal verde vendrá de hacer del crédito un bien
público al servicio de la sociedad. Hasta hoy hemos
socializado las pérdidas de las entidades financieras
fracasadas y privatizado los beneficios en manos de unos pocos.
Hagamos las cosas al revés. Premios Nobel como Stiglitz e
incluso los conservadores Baker (secretario del Tesoro con
Reagan) o ¡Greenspan! (presidente de la Reserva Federal de
los EEUU entre 1987 y 2006), han manifestado que la
nacionalización de la banca puede ser necesaria. Dejemos
de rescatar entidades para que luego se beneficien de ello unos
pocos y no cumplan con su función de dar crédito
(un gran invento siempre que no se abuse de ello) al
sistema.

A su vez, ¿por qué nos empeñamos en
dirigir las ayudas públicas a industrias que pronto
caerán? Las subvenciones a la industria automotriz son,
como ocurrió con la siderurgia y las grandes navieras, pan
para hoy y hambre para mañana. Literalmente. Para Europa
tiene más sentido fabricar un nuevo tipo de
automóvil más ecológico y otras formas de
transporte.

Otras medidas que acompañan a las anteriores son
acabar con los paraísos fiscales (me sorprende lo poco que
se hace a este respecto por parte de nuestros gobiernos),
aumentar sustancialmente la presión fiscal sobre los
"ultra-ricos" (quienes tienen más de 30 millones de
euros), aliviar la deuda del tercer mundo a cambio de que acaten
ciertas reglas como reforestar y respetar la biodiversidad,
aplicar un mecanismo similar a la tasa Tobin sobre las
transacciones financieras (el uno por mil bastaría),
acabar con las normas contables laxas que posibilitan evitar que
las grandes empresas evadan impuestos, fomentar el tráfico
verde de mercancías y utilizar eurobonos para financiar
grandes obras verdes en Europa. También nos habla George
de las bondades de la "simplicidad voluntaria", austeridad o
decrecimiento, para las sociedades más ricas.

Susan George concluye diciendo que para muchos hoy es un
privilegio ser explotado por un empresario, pues ello significa
que se tiene empleo. Las necesidades vitales, comida y agua
limpia, están fuera del alcance de cientos de millones de
personas. La existencia humana es más frágil y
problemática. La consigna de los amos de la humanidad
sigue siendo "todo para nosotros, nada para los demás",
como dijo Adam Smith. Visto así, los conflictos parecen
inevitables y podría producirse incluso la
desaparición de nuestra civilización tal como la
conocemos. Ante este negro panorama podemos caer en el pesimismo
y sumirnos en la desesperanza. Sin embargo, en nuestra mano
está poner un pequeño grano de arena para conseguir
un mundo más seguro, más igualitario, más
justo, más verde, más civilizado y más
humano. Ejerzamos nuestros derechos como ciudadanos y digamos a
los políticos como nos sentimos. Puede parecer poco, pero
ese grano puede ser el crucial para que las cosas cambien. Con
esa esperanza nos movilizamos muchos cada día.

 

 

Autor:

Ricardo Lomoro 

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6
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