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Homo absurdus o el mito de Sísifo: El hombre del siglo XX y la sensibilidad absurda existencialista de Albert Camus




Enviado por Juan Oscar Pérez




    Homo Absurdus o el mito de Sísifo: el hombre del
    siglo XX visto a través de la sensibilidad absurda
    existencialista de Albert CamusMonografias.com

    Homo Absurdus o el mito de
    Sísifo: el hombre del siglo XX visto a través de la
    sensibilidad[1]absurda existencialista de Albert
    Camus

    "Pues, ¿De qué vive el
    hombre? De que siempre atormenta al hombre, le desnuda, le
    estrangula y le devora. Sólo así vive el hombre:
    porque puede olvidarse por completo que es un hombre, pese a
    todo. Señores, no os hagáis ilusiones de nada:
    ¡El hombre vive sólo de ser un criminal! Bertolt
    Brecht. La ópera de los tres
    cuartos
    .[2]

    "Este malestar ante la inhumanidad del
    hombre mismo, esta caída incalculable ante la imagen de lo
    que somos, esta nausea, como la llama un autor de nuestros
    días, es también lo absurdo". Albert Camus. El
    mito de Sísifo
    [3]

    El siglo XX se inaugura en Europa con la
    Primera Guerra Mundial, conflicto que "al cabo de cincuenta y un
    meses de lucha y nueve millones de muertos…se acabó,
    justo antes de la navidad de 1918, y no la de 1914, como
    habían predicho"[4]. Nunca en la historia
    de la humanidad se ve tan claramente el rasgo irracional del
    hombre, el lado animal e instintivo del ser humano, como se le
    puede analizar en la Primera Guerra Mundial o también
    llamada Gran Guerra.

    Los horrores de este conflicto
    bélico corresponden sólo "al preludio de los
    terribles acontecimientos que azotarían a Europa en las
    décadas siguientes"[5], que dan como
    resultado (unidos a múltiples causas y ámbitos) la
    escisión del pensamiento ilustrado y racionalista, a
    través del evolucionismo de Darwin y el positivismo e
    instrumentalismo de Comte.

    Precisamente el presente ensayo apunta a
    describir esta ruptura con el pensamiento del Siglo de las Luces
    como un reflejo del declive del hombre propuesto por la
    razón ilustrada a través de la sensibilidad
    absurda, analizada en El Mito de Sísifo (1949),
    obra del filósofo y literato francés Albert
    Camus[6]quien en su obra proclama lo que Nietzsche
    y Kafka anuncian ya a principios del siglo XX: el nacimiento del
    nuevo hombre, es decir, el Homo Absurdus: "El divorcio
    del hombre y del mundo"[7]

    Con el fin de dar solución a este
    problema, se contextualizará, en primer lugar, el origen
    del pensamiento de Camus, que, según mis hipótesis,
    se puede rastrear en los orígenes de la corriente
    filosófica del existencialismo; para luego analizar los
    planteamientos y postulados con los cuales el autor define al
    Homo Absurdus, es decir, al hombres del siglo XX visto a
    través del Absurdo, concluyendo con la definición
    del Mito del Sísifo como el ejemplo más
    vivo del drama humano del siglo XX.

    Monografias.com[8]

    El siglo de las luces, es decir, el siglo
    que va desde principios del siglo XVIII y termina con la
    Revolución francesa a finales del mismo (1789), proclama
    la entrada a una nueva etapa del pensamiento humano, en la cual
    se tratará de trascender la herencia de un pensamiento
    plagado por la fe y por lo religioso a través del
    tránsito de estas dos antiguas concepciones hacia una
    moderna racionalización del pensamiento: la
    razón.

    La Ilustración surge en el seno de
    esta disputa, la cual se define como un: "movimiento intelectual
    surgido en Francia en el siglo XVIII entre la élite noble
    y burguesa y que posteriormente se extendió por Europa y
    América"[9]. La característica
    principal de este movimiento cultural consiste en la
    proclamación del ideal de la razón como "la clave
    para lograr el progreso y la felicidad que a su vez serían
    las bases del bienestar material"[10]. De
    ahí la importancia del filósofo alemán
    Friedrich Hegel (1770-881), quien sienta las bases del idealismo
    filosófico.

    La reacción contra este movimiento,
    que surge en el seno de los absolutismos europeos, no se hace
    esperar. El existencialismo surge en este contexto de la primera
    mitad del siglo XIX como una alternativa diferente a la
    racionalidad abstracta hegeliana. La construcción del
    individuo a partir de la existencia actuante, es decir, del
    postulado que anuncia que "¡nada importa, nada tiene
    trascendencia, sino existir!"[11], describe hasta
    qué punto esta reacción representa una ruptura con
    el pensamiento racional de la filosofía ilustrada. Esto se
    evidencia al analizar el punto de partida del existencialismo,
    proclamado por primera vez en Dinamarca: Sum ergo cogito
    (soy por lo tanto pienso) surge como la antítesis al
    planteamiento del filósofo racionalista francés
    Rene Descartes, quien argumenta la existencia del hombre a
    través del pensamiento, es decir, de las ideas, como se
    puede deducir de su célebre postulado, el cual
    tendrá una gran influencia en el pensamiento racionalista
    del siglo XX: Cogito, ergo
    sum
    [12](pienso, por lo tanto
    existo).

    Kierkegaard, filósofo danés
    de la primera mitad del siglo XIX, inaugura esta ruptura con el
    pensamiento dieciochesco, al describir la irreductibilidad de la
    dimensión personal y subjetiva de la vida humana,
    analizada a través de su concepto Exitenz
    (existencia), que no es otra cosa que "integrar al hombre en el
    puro dialogo de la conciencia con el mundo"[13],
    lo cual "suprime lo que podríamos denominar tercera
    morada; esto es, su imaginación (del hombre), su capacidad
    para transfigurar, sublimar y aún enmascarar la doble
    realidad angustiante de su ser y del existir del
    mundo"[14]. De esta manera, la pasión y el
    Angst[15]se constituyen en el eje de la
    vida del hombre, más que el pensamiento y la razón,
    ya que "es imposible existir sin
    pasión"[16].

    En esta misma línea, pero yendo
    más allá, Martín Heidegger explica la
    existencia del ser humano a través del concepto
    Dasein (ser en el mundo), lo que significa que "nuestro
    entendimiento básico del mundo ocurre en términos
    de las categorías que se utilizan en la explicación
    de nuestras acciones, o sea que el pragmatismo existencialista
    definido por el alemán permite ver como la
    percepción dieciochesca del hombre, que define la esencia
    de este como algo fijo y etéreo, no es más que una
    invención idealista, ya que lo único que importa al
    final es la existencia misma[17]

    La exaltación a este ideal
    existencialista que proclama al ser, antes que el pensar, es
    visible en la definición que da Camus de Absurdo,
    descrito como el apego del hombre a la vida, es decir, a la
    existencia. De ahí la importancia de un análisis
    que parta de la degradación de la vida misma, escenificada
    en la muerte, el cual es el verdadero problema filosófico
    de nuestro tiempo, pues "adquirimos la costumbre de vivir antes
    que adquirir la de pensar"[18].

    De este modo, podemos inferir como la
    búsqueda de un sentido a la vida manifiesta dos
    interrogantes, los cuales describen un proceso complejo y lento
    en la construcción del hombre contemporáneo o
    Homo Absurdus, a saber: ¿lo absurdo impone la
    muerte?, y si es así ¿Es que su absurdidad exige
    que se le evada mediante la esperanza o el
    suicidio?[19]

    Para dar solución a estos dos
    interrogantes, se debe analizar en primer lugar, uno de los
    elementos más importantes de esta Absurdidad, es decir, el
    suicidio, definido como "la ausencia de toda razón
    profunda para vivir, el carácter insensato de esta
    agitación cotidiana y la inutilidad del
    sufrimiento"[20], que a su vez, representa la
    solución radical al problema del Absurdo, llegando a ser
    de esta manera "el problema que hay que estudiar antes que los
    otros, al margen de todos los métodos de pensamiento y de
    los juegos del espíritu desinteresado"[21],
    convirtiéndose en el punto de partida del pensamiento
    existencialista Camusiano.

    Monografias.com[22]

    Partiendo de este supuesto fundamental,
    Camus empieza a esbozar al Homo Absurdus, a
    través del cual se perfila la concepción de un
    nuevo hombre, el cual "aspira a convertirse en un
    individuo"[23]. Sin embargo, se debe definir, en
    primer lugar, como surge esta lucha interna del hombre
    contemporáneo llamada Absurdo.

    El nacimiento del Absurdo, o "Absurdidad",
    como lo denomina Camus en varias ocasiones, surge en el mismo
    momento en el cual el hombre empieza a interrogarse acerca de su
    existencia en el mundo y a cuestionar su esfuerzo infructuoso de
    establecer un orden preestablecido en su vida, pues este poder se
    le escapa de las manos.

    Es en este punto donde surge el siguiente
    interrogante, ¿existe una lógica hasta la
    muerte?

    Para responder a esta pregunta, debemos
    conocer el contexto en el cual emerge este Homo Absurdus, el cual
    se caracteriza por ser "una inmensa
    irracionalidad"[24], puesto que "nada está
    claro, todo es un caos"[25]. Este mundo Absurdo,
    lleno de contradicciones y paradojas es el contexto en el cual el
    autor proclama el nacimiento de este nuevo hombre, que en
    realidad no es tan nuevo, pues es la manifestación del
    espíritu más profundo de la humanidad, el cual se
    puede ver a lo largo de la historia: la
    irracionalidad.

    En consecuencia, podemos analizar
    cómo el filósofo francés establece una
    severa crítica al actual sistema de pensamiento
    filosófico, heredero de los postulados de la razón
    ilustrada, a través de la descripción de su
    degradación y declive, los cuales se dan debido al
    desencanto que la humanidad siente ante las contradicciones del
    siglo XX: la existencia de la razón dentro de lo
    irracional:

    "A los pueblos antiguos, y también a
    los más recientes hasta nuestra era maquinal, les era
    posible parangonar las virtudes de la sociedad y del individuo,
    averiguar cuál de ellos debía servir al
    otro…Eso era también posible porque ni la sociedad
    ni el individuo habían mostrado su habilidad (la
    irracionalidad absoluta)…todo el mundo, y el santo mismo,
    está movilizado. Esto es, quizá, lo que he sentido
    más profundamente. Con cada forma abortada en las
    trincheras, con cada rasgo, metáfora o plegaria triturados
    por la metralla. Lo eterno pierde una
    parte"[26]

    Esta visión del proyecto ilustrado y
    el mundo contemporáneo como el resultado de un eterno
    fracaso que se repite una y otra vez, es el resultado de un
    contexto Lleno de atrocidades y horrores, provocados por dos
    temibles guerras mundiales[27]

    Monografias.com[28]

    Es en este punto donde podemos establecer
    la estrecha relación que existe entre el pensamiento
    camusiano y la filosofía existencialista, ya que este
    manifiesto del desencanto del ideal de la razón del siglo
    XX (como defino la presente obra) no es diferente de los
    principales postulados que argumenta el filósofo
    existencialista Kierkegaard en la primera mitad del siglo XIX,
    pues

    "En Kierkegaard, el absurdo significa la
    distancia de la subjetividad a la razón considerada como
    intento de establecer un sistema racional en el
    mundo…puesto que el individuo, como subjetividad, no puede
    ser incluido totalmente en un sistema racional…que descansa
    sobre la creencia en una trascendencia fundamentalmente
    inaccesible"[29]

    A su vez, podemos analizar cómo el
    Homo Absurdus se configura a través de tres
    elementos: la irracionalidad, la nostalgia humana (el deseo de
    razón) y lo absurdo, que en conclusión, resume una
    lucha incesante entre "el espíritu que desea y el mundo
    que decepciona"[30]

    No obstante, cabe preguntarse
    todavía ¿Qué es, en efecto, el hombre
    absurdo? La definición de este complejo agregado de
    contradicciones se puede dilucidar a través del
    análisis de las consecuencias de la lucha entre la
    razón y la irracionalidad, a saber: la libertad (definida
    como la aprehensión de una verdadera liberación del
    estado insatisfactorio actual, el cual se puede manifestar en la
    esperanza o el suicidio), la rebelión (vista como la
    confrontación perpetua del hombre ante su propia
    oscuridad) y la pasión ("confrontación entre el
    llamamiento humano (la búsqueda de Razón) y el
    silencio irrazonable del mundo[31]

    Estos tres aspectos configuran la imagen de
    un individuo que, sin negarlo, no hace nada por lo eterno, es
    decir, por la solución a su problema fundamental (la
    existencia y la irreversible llegada de la muerte), pues "no es
    que le sea extraña la nostalgia (la Razón), sino
    que prefiere a ella su coraje y su razonamiento". De este modo
    vemos como "el primero (el coraje) le enseña a vivir sin
    apelación y a contentarse con lo que tiene; el segundo (el
    razonamiento) le enseña sus
    límites"[32]

    De acuerdo a lo anterior, Sísifo
    representa la personificación del Homo Absurdus,
    "ya que es el héroe Absurdo. Lo es tanto por sus
    posiciones como por su tormento"[33]

    Este héroe del absurdo es mencionado
    por primera vez en las crónicas del poeta griego del siglo
    VIII, Homero, quien narra como Egina, descendiente de Asopo, es
    raptada por el dios Júpiter. Sísifo, quien conoce
    de antemano el crimen cometido por el dios, tiene dos opciones
    para escoger: retar a los dioses o permanecer obediente y
    acallado ante los desmanes divinos. Ante esta situación,
    Sísifo prefiere su libertad e informa del rapto a Asopo.
    Ante este hecho, los dioses del Olimpo deciden condenar a
    Sísifo enviándolo al infierno. No obstante,
    él consigue un permiso del dios Plutón para salir
    del infierno por un breve lapso de tiempo, con el fin de hacer
    cumplir una promesa a su esposa en la tierra, "pero cuando vuelve
    a ver este mundo, a gustar del agua y el sol, de las piedras
    cálidas y el mar ya no quiere volver a la sombra
    infernal"[34], entonces es el mismo dios Mercurio,
    quien debe ir por él a la tierra y conducirlo de nuevo al
    infierno, donde es condenado por los dioses "a la eterna y
    fútil tarea de hacer rodar una roca cuesta arriba por la
    ladera de una montaña"[35], con el fin de
    volver a recogerla y hacerla rodar de nuevo innumerables
    ocasiones. Sin embargo, y lo anuncia Camus con un aire de
    ironía, Sísifo es feliz, pues a pesar de este
    fútil destino, lo acepta y se rebela contra los
    dioses.

    Monografias.com[36]

    Del mismo modo, podemos concluir como
    Sísifo personifica al hombre del siglo XX, quien, al igual
    que Sísifo, vive inútilmente buscando la
    Razón de su existencia, aceptando de esta forma, y siendo
    consciente (que es lo peor, pues él sabe de antemano lo
    que le espera) de su inútil esfuerzo.

    La roca de Sísifo corresponde, de
    esta manera, al Absurdo del hombre del siglo XX, a quien no le
    importa vivir eternamente condenado en buscar la
    destrucción de los indestructible: La muerte, en otras
    palabras, el mito del Sísifo es el drama que aún
    vive en el Homo Absurdus, es decir, en nuestros
    corazones (el Absurdo), ya que al igual que Sísifo, quien
    "lo es tanto por sus pasiones como por su tormento. Su desprecio
    de los dioses (el destino), su odio a la muerte y su
    apasionamiento por la vida le valieron ese suplicio indecible en
    el que todo el ser se dedica a no acabar
    nada."[37], nosotros hacemos parte de ésta
    época: "consciente de que no puedo separarme de mi
    época, he decidido formar cuerpo con
    ella"[38].

    En conclusión, la creación
    del Homo Absurdus o la del hombre del siglo XX, es un
    proceso histórico que coincide con la crisis del
    pensamiento Occidental y que representa, a su vez, la ruptura
    más importante con la concepción del hombre visto a
    través de la Razón, promulgada por el siglo de las
    Luces. En este punto podemos definir como la concepción
    del Absurdo y la definición de nuestro héroe
    (Sísifo), descrita por el filósofo Camus,
    representa el aporte más importante para conocer la
    mentalidad del hombre del siglo XX y de su contexto. En otras
    palabras, "la roca sigue rodando"[39]

    Monografias.com[40]

    BIBLIOGRAFÍA

    Briggs, Assa y Patricia Clavin. "Cap. VI:
    Una guerra civil europea, 1914-1918", Historia
    contemporánea de Europa 1789-1989
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    Grijalbo-Mondadori, 1997.

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    Sísifo.
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    literatura: La literatura moderna.
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    Ricardo Rodrigo (Dir.) Barcelona, Editorial Argos-Vergara,
    1987.

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    mentalidades medievales: un estado de la cuestión sobre la
    historia de la muerte en la Edad Media
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    La Filosofía. Bilbao, Ediciones Mensajero,
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    Prado, Juan Manuel y Ricardo Rodrigo.
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    XIX.
    Barcelona, Editorial Argos-Vergara, 1987.

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    crítica). Madrid, Aguilar, 1957.

    Uribe, Diana. Historia de las
    civilizaciones
    . Bogotá, Aguilar, 2002.

    Valverde, José María.
    Historia de la literatura Universal: Antologias.
    Barcelona, Editorial Planeta, 1971.

     

     

    Autor:

    Juan Oscar Pérez
    Salazar

    UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA

    FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y
    HUMANAS

    DEPARTAMENTO DE HISTORIA

    HISTORIA GENERAL IV

    MEDELLÍN

    2011

    [1] En este caso no se puede hablar de una
    filosofía del absurdo, puesto que se estaría en
    contravía con los mismos postulados del autor, quien
    desde el principio de su texto niega cualquier posibilidad de
    que se le atribuya la creación de una nueva forma de
    pensamiento: “las siguientes páginas tratan de una
    sensibilidad absurda que puede encontrarse dispersa en el
    siglo, y no de una filosofía absurda que nuestra
    época, hablando propiamente, no ha conocido”. Este
    concepto se remite más bien “al divorcio entre el
    hombre y su vida, entre el actor y su decoración, es
    propiamente el sentimiento de lo absurdo”. Véase:
    Camus, Albert. El mito de Sísifo. Buenos Aires,
    Editorial Losada, 1953. P. 11, 16.

    [2] Valverde, José María.
    Historia de la literatura Universal: Antologías.
    Barcelona, Editorial Planeta, 1971. P. 241.

    [3] Camus, Albert. El mito de Sísifo.
    Buenos Aires, Editorial Losada, 1953. P. 25.

    [4] Briggs, Assa y Patricia Clavin.
    “Cap. VI: Una guerra civil europea, 1914-1918”,
    Historia contemporánea de Europa 1789-1989. Barcelona,
    Grijalbo-Mondadori, 1997. P. 137.

    [5] Del Solar, Juan José.
    “Literatura alemana contemporánea (I)”,
    Historia universal de la literatura: La literatura moderna.
    Juan Manuel Prado y Ricardo Rodrigo (Dir.) Barcelona, Editorial
    Argos-Vergara, 1987. P. 105.

    [6] “Albert Camus (1913-1960),
    novelista, dramaturgo y pensador francés, nació
    en Argelia en 1913 en una paupérrima familia de
    emigrantes. Con gran dificultad realizó sus estudios
    primarios y de magisterio. Tras trabajar un tiempo como
    redactor en un diario argelino, se traslada a Paris. Muy pronto
    se sintió comprometido con los acontecimientos
    históricos de que conmovieron Europa antes y
    después de la Segunda Guerra Mundial. Periodista
    combativo, disidente de todas las ortodoxias de su tiempo,
    polemista incansable, escribió libros tan fundamentales
    en nuestra cultura como La Peste, El Extranjero, El Mito de
    Sísifo o Calígula, por los que recibió en
    1957, el Premio Nobel de literatura. Falleció
    prematuramente en 1960, en un accidente automovilístico,
    poco después de declarar a un periodista: Mi obra
    aún no ha empezado” VÉASE: Camus, Albert.
    El primer hombre. Madrid, Tusquets, 1994. Portada.

    [7] Harpin, Nicolas. “Los
    existencialismos”, La Filosofía. Bilbao, Ediciones
    Mensajero, 1974. P. 13.

    [8] En este oleo pintado sobre (canvas), se
    encuentra la esencia del postulado Nietzscheano consignado en
    su magistral obra “así habló
    Zaratustra”: Ea, Arriba, hombre superiores, sólo
    ahora está de parto la montaña del porvenir
    humano. Dios ha muerto; viva el superhombre-tal es nuestra
    voluntad”. Las figuras de hombres, en la parte inferior
    de la pintura, que encuentran su gozo en la muerte de Dios,
    representado por Jesucristo, contrasta con la multitud de
    mujeres y “magdalenas” que acompañan al hijo
    de Dios y se niegan a aceptar la nueva realidad que trae
    consigo el nuevo siglo: la muerte de Dios, es decir, el origen
    del absurdo. Véase: Prado, Juan Manuel y Ricardo
    Rodrigo. Historia Universal de la literatura, la literatura del
    siglo XIX. Barcelona, Editorial Argos-Vergara, 1987. P. 152.
    PINTURA: Edvard Munch. Golgotha. Oil on canvas. 80 x 120 cm.
    1900
    http://www.paintingmania.com/arts/edvard-munch/large/golgotha-16_4042.jpg
    Golgotha, 1900. Oil on canvas. 80 x 120 cm. BÚSQUEDA
    REALIZADA EL 7 DE ABRIL DE 2011.

    [9] Uribe, Diana. Historia de las
    civilizaciones. Bogotá, Aguilar, 2002. P. 121.

    [10] Uribe, Diana. Historia de las
    civilizaciones. Bogotá, Aguilar, 2002. P. 121.

    [11] Sáenz de Robles, Federico Carlos.
    Los movimientos literarios (historia-interpretación y
    crítica). Madrid, Aguilar, 1957. 111.

    [12] “La locución latina
    «cogito ergo sum», que en castellano se traduce
    frecuentemente como «pienso, luego existo», siendo
    más precisa la traducción literal del
    latín «pienso, por lo tanto existo», es un
    planteamiento filosófico de René Descartes, el
    cual se convirtió en el elemento fundamental del
    racionalismo occidental. «Cogito ergo sum» es una
    traducción del planteamiento original de Descartes en
    francés: «Je pense, donc je suis»,
    encontrado en su famoso Discurso del método
    (1637)”. Véase:
    http://es.wikipedia.org/wiki/Cogito_ergo_sum BÚSQUEDA
    REALIZADA EL 8 DE ABRIL DE 2011.

    [13] Sáenz de Robles, Federico Carlos.
    Los movimientos literarios (historia-interpretación y
    crítica). Madrid, Aguilar, 1957. 119.

    [14] Sáenz de Robles, Federico Carlos.
    Los movimientos literarios (historia-interpretación y
    crítica). Madrid, Aguilar, 1957. 119.

    [15] El filosofo alemán Martín
    Heidegger “conecta esta experiencia denominada Angst
    (miedo) con la actitud de uno ante la propia muerte: una
    actitud que es típicamente una reacción de Angst,
    y puesto que una correcta comprensión de la muerte como
    el fin de la existencia de uno nos revela la estructura de
    nuestra propia existencia, la vida auténtica consiste en
    una “apasionada libertad hacia la muerte”. Esta
    apasionada libertad define al absurdo como esa lucha por tratar
    de negar lo innegable: la impermanencia de la vida y la
    irreversible llegada de la muerte. Véase: Honderich, Ted
    (Editor). Enciclopedia Oxford de filosofía. Madrid,
    Editorial Tecnos, 2001. P. 359.

    [16] Honderich, Ted (Editor). Enciclopedia
    Oxford de filosofía. Madrid, Editorial Tecnos, 2001. P.
    358.

    [17] Claro ejemplo de esta actitud en el
    hombre contemporáneo es el miedo a la muerte, la cual
    representa el gran Angst, y una ruptura con la actitud ante la
    muerte que se maneja en la Edad Media. No obstante existen
    permanencias ante esta situación humana, que lo que
    muestra es el cambio del objeto del temor, ya no es a la muerte
    a la que se le teme, sino a la pérdida del ser, de la
    existencia, como lo analiza el historiador Johan Huizinga:
    “La visión macabra de la muerte no conoce ni el
    aspecto elegiaco, ni la ternura y en el fondo es una actitud
    sumamente terrenal y egoísta frente a la muerte. No se
    trata del dolor por la pérdida de personas amadas, sino
    de deplorar la propia muerte que se acerca y solo significa mal
    y espanto”. Véase: Guiance, Ariel. Muertes
    medievales, mentalidades medievales: un estado de la
    cuestión sobre la historia de la muerte en la Edad
    Media. Buenos Aires, UBA, 1989. p.5.

    [18] Camus, Albert. El mito de Sísifo.
    Buenos Aires, Editorial Losada, 1953. P. 25.

    [19] Camus, Albert. El mito de Sísifo.
    Buenos Aires, Editorial Losada, 1953. P. 19.

    [20] Camus, Albert. El mito de Sísifo.
    Buenos Aires, Editorial Losada, 1953. P. 16.

    [21] Camus, Albert. El mito de Sísifo.
    Buenos Aires, Editorial Losada, 1953. P. 16.

    [22] Georges Roualt. Homo homini lupus .
    Óleo sobre papel entelado sobre tabla. 64 x 46 cm. Museo
    Nacional de Arte Moderno. Centre Georges Pompidou.
    París. Francia. 1944 – 1948.
    http://www.aidart.fr/wp-content/uploads/2010/07/Rouault-1.jpg
    BÚSQUEDA REALIZADA EL 7 DE ABRIL DE 2011.

    [23] Honderich, Ted (Editor). Enciclopedia
    Oxford de filosofía. Madrid, Editorial Tecnos, 2001. P.
    359.

    [24] Camus, Albert. El mito de Sísifo.
    Buenos Aires, Editorial Losada, 1953. P. 37.

    [25] Camus, Albert. El mito de Sísifo.
    Buenos Aires, Editorial Losada, 1953. P. 37.

    [26] En esta cita observamos como Camus
    define el autor el contexto en el cual nace el Homo Absurdus,
    el cual de igual forma refleja el entorno en el que él
    mismo vive, pues Camus participa en la Segunda Guerra Mundial
    haciendo parte de la resistencia francesa ante la inminente
    invasión nazi, lo cual le permite ser testigo de las
    atrocidades de una época, llevándole a deducir su
    absurdo de estos acontecimientos. Véase: Camus, Albert.
    El mito de Sísifo. Buenos Aires, Editorial Losada, 1953.
    P. 95.

    [27] Albert Camus “había nacido
    y crecido en una región del Norte de África
    (Argelia) desgarrada por la guerra, y los recuerdos de la
    amarga guerra civil, y sus experiencias bajo la
    ocupación nazi impregnan su filosofía…ante
    el abrumador ambiente de tragedia entonces dominante”.
    Véase: Honderich, Ted (Editor). Enciclopedia Oxford de
    filosofía. Madrid, Editorial Tecnos, 2001. P. 146.

    [28] Otto Dix. Triptychon der Krieg. Dresde.
    1929-1932.
    http://2.bp.blogspot.com/_oGkuRVkXMZs/TLLn-oriu7I/AAAAAAAAAA4/8w-OCIXfbiQ/s1600/dix_wartriptych.jpg
    BÚSQUEDA REALIZADA EL 7 DE ABRIL DE 2011.

    [29] Harpin, Nicolas. “Los
    existencialismos”, La Filosofía. Bilbao, Ediciones
    Mensajero, 1974. P. 13.

    [30] Camus, Albert. El mito de Sísifo.
    Buenos Aires, Editorial Losada, 1953. P. 60.

    [31] Camus, Albert. El mito de Sísifo.
    Buenos Aires, Editorial Losada, 1953. P. 38.

    [32] Camus, Albert. El mito de Sísifo.
    Buenos Aires, Editorial Losada, 1953. P. 77.

    [33] Camus, Albert. El mito de Sísifo.
    Buenos Aires, Editorial Losada, 1953. P. 130.

    [34] Camus, Albert. El mito de Sísifo.
    Buenos Aires, Editorial Losada, 1953. P. 130.

    [35] Honderich, Ted (Editor). Enciclopedia
    Oxford de filosofía. Madrid, Editorial Tecnos, 2001. P.
    146.

    [36] Tiziano. Sísifo. Oleo sobre tela.
    Museo del Prado, Madrid. 1548-1549.
    http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/3/35/Tiziano_-_S%C3%ADsifo.jpg

    [37] Camus, Albert. El mito de Sísifo.
    Buenos Aires, Editorial Losada, 1953. P. 130.

    [38] Camus, Albert. El mito de Sísifo.
    Buenos Aires, Editorial Losada, 1953. P. 95.

    [39] Camus, Albert. El mito de Sísifo.
    Buenos Aires, Editorial Losada, 1953. P. 133.

    [40] Edvard Munch. El Grito. tempera. 83,5 x
    66 cm. Museo Munch, Oslo.
    1893.http://3.bp.blogspot.com/_hCcuOtLF778/SxKr9bOxB_I/AAAAAAAABII/2z3TKSAcmk8/s1600/el-grito-de-edvard-munch.jpg

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